viernes, 25 de noviembre de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO I DOMINGO DE ADVIENTO CICLO A - 27 NOVIEMBRE 2016

LA ANTIRUTINA


ORACION COLECTA

El Señor viene «Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor.».

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 2,1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.». Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

SALMO RESPONSORIAL (121)

Vamos alegres a la casa del Señor

Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor
según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros,  seguridad en tus palacios». R.

Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 13,11-14

Daos cuenta del momento en que viven; ya es hora de despertarse del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vístanse del Señor Jesucristo.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 24,37-44

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por lo tanto, estén en vela, porque no saben qué día vendrá su Señor. Comprendan que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estén también ustedes preparados, porque a la hora que menos piensen viene el Hijo del hombre.».

COMENTARIO
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El ciclo litúrgico que hoy comienza va a tener a Mateo como evangelista base. “Hermanos, ¡Despierten de su sueño!”. Nuestro sueño es la rutina. La rutina nos oculta el transcurrir inexorable de los días.
Jesús describe esta rutina: “En tiempos de Noé, la gente comía, bebía, se casaba…”. Un hombre supo ver las cosas a tiempo: “Noé entró en el arca”.
Pero los demás siguieron viviendo hasta que, “cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio y se los llevó a todos”. La rutina nos traga a todos. Piensen en esos “debería reaccionar…, es preciso que actúe… ¡es tremendo cómo pasan los años!..., si pudiera volver…, si los jóvenes supieran”.
Nosotros lo sabemos. Basta con escuchar a Jesús: “Dos hombres estarán en el campo, al uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una mismas tareas, unos duermen y otros viven.
Unos no se preparan para nada y otros están dispuestos. ¿Despiertos a qué?. La llamada a la vigilancia, lo repite Jesús, es a una vigilancia de buena calidad. Puede tomar el aspecto de una angustia paralizante, o convertirse en un “¿para qué?” que suponga un desprecio del mundo y de las taras terrenas. No, la vigilancia evangélica es por el contrario una vida actual poderosa, ya que en ella se verifica constantemente la calidad de interés y de atención de lo que uno está haciendo.
Nuestra costumbre (comer-.tele-auto), nuestras preocupaciones (ganar más; acaba esta tarea) nuestros proyectos de ocio (el fin de semana, las vacaciones).
¿Hacer todo esto     de   nosotros   unos     hombres   que  utilizamos la vida a fondo?. ¿O es el amor, es decir la vida al cien por ciento? ¿Dónde está el servicio fraternal, los afanes misioneros, la oración?
“No tengo tiempo” es a veces el grito de la vida intensa. Pero a menudo es la canción de la rutina, porque la rutina canta muy bien.
La vigilancia cristiana no es más que la vida ante Dios, la vida con Dios. Se hacen exactamente las mismas cosas, pero esas cosas tienen un interés más, una  densidad.  “A uno se lo llevarán y al otro lo dejarán”.
Los vigilantes se arraigan ya en lo eterno, los rutinarios se quedan en la superficie de las coas y en cada momento corren el peligro de verse barridos.
La verdadera vigilancia, lejos de quitar el gusto por las coas de la vida, les da el sabor de las iniciaciones de los aprendizajes apasionantes. ¡Qué maravilla convertirse  a través de todo lo que uno vive en una persona que se construye para la eternidad y que construye una parte de la humanidad eterna!. ¿La anti-rutina?. Reflexionar recuperarse, no dejar que sea el reloj lo único que dicta nuestra vida, no dejarse atar por la agenda, por los automatismos, por el “siempre he hecho esto”.
El cristiano “que está preparado” es aquel que vive lo ordinario tan libremente tan conscientemente que esto lo mantiene despierto para lo inesperado incluida la hora extraordinaria la última quizás traicionera: “Estad vigilantes para que no os sorprenda”.

PLEGARIA UNIVERSAL

Como dice San Pablo, es hora de despabilarse y dejar aquellas actividades que nos alejan de Dios. Pidámosle al Dios que viene: R.- Señor, escúchanos.

1.- Por el Papa Francisco, los Obispos y los sacerdotes para que con sus palabras, gestos, estímulos y ejemplos nos hagan  despertar a la vida que Cristo viene a traernos. Señor, escúchanos.

2.- Por el fin de las guerras y las hostilidades por un profundo cambio en los corazones para que todos aceptemos a Dios como juez supremo y junto construyamos la paz. Señor, escúchanos.

3.- Por los niños, para que puedan celebrar una Navidad llena de amor, fiel reflejo del inmenso Amor que Dios nos demostró con la Encarnación de su Hijo. Señor, escúchanos.

4.- Por los que sufren, los que viven solos, los que tienen necesidad, para que encuentren a su alrededor la comprensión y solidaridad necesaria para seguir adelante. Señor, escúchanos.

Padre celestial, al iniciar al Adviento te pedimos que acojas estas suplicas y nos ayudes a preparar la venida de tu Hijo. Por  Jesucristo  nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, este pan y este vino, escogidos de entre los bienes que hemos recibido de ti, y concédenos que esta eucaristía que nos permites celebrar ahora en  nuestra vida mortal, sea para nosotros prenda de salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos con los que tú nos enseñas ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 28: Is 4, 2-6; Sal 121; Mt 8, 5-11.
Martes 29: Is 11, 1-10; Sal 71; Lc 10, 21-24.
Miércoles 30: San Andrés, apóstol (F) Rom 10, 9-18; Sal 18; Mt 4, 18-22.
Jueves 01:  Is 26, 1-6;  Sal 117; Mt 7, 21.24-27.
Viernes 02 : Is 29,  17-24;  Sal 26;  Mt 9, 27-31.
Sábado  03: San Francisco Javier, Presbítero (MO) Is 30, 18-21.23-26; Sal 146; Mt 9, 35-10, 1.6-8.
Domingo  04:  II De Adviento Is 11, 1-10; Sal 71; Rom 15, 4-9; Mt 3,, 1-12.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 24, 37-44
Par: Mc/13/33-37   Lc/21/34-36

1.- -"Viene el Hijo del Hombre". Ciertamente. Velar es estar despierto, permanecer atento en un tiempo en que lo más normal sería estar durmiendo o vivir despreocupado. Y debemos acogerlo "con buenas obras" (colecta). La vida no es una rueda que da vueltas sin ton ni son. Tiene profundidad y sentido, que se abrirán con la venida del Hijo del Hombre. Este pensamiento (que novenarios y sermones aprovechaban para provocar miedo) es esperanzador. No nos encontraremos frente a un azar ciego y sin rostro o con un juez arbitrario y colérico. Le conocemos a Jesús y sabemos con quién nos la jugamos: ¿quién mejor que él para poner de manifiesto, simplemente qué es nuestra vida y cuál es nuestro corazón?
J. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1980/22

El Evangelio se hace historia en el curso litúrgico que hoy inauguramos: estarán dos chicas en la oficina: una creerá y otra seguirá en las tinieblas exteriores; estarán dos hombres en el taller: uno asumirá la salvación de Dios, y otro seguirá renegando de la vida; estarán dos pecadores crucificados por la vida: uno volverá sus ojos a la Cruz de Jesús, otro seguirá blasfemando. Sucederá como en los días de Noé: vendrá el diluvio en forma de cáncer, de muerte del hijo, de desgracia familiar o social, y se los llevará la desesperación. Estad en vela, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor. Pero, en el año que comienza, unas personas concretas se encontrarán con el Hijo del Hombre que viene: será una predicación, el matrimonio que van a contraer, un testimonio, un fracaso, una enfermedad... Incluso alguien que nunca tropezó con JC, lo encontrará cara a cara en la muerte. "Estad siempre preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre".
MIGUEL FLAMARIQUE VALERDI
ESCRUTAD LAS ESCRITURAS
REFLEXIONES SOBRE EL CICLO A
DESCLÉE DE BROUWER/BILBAO 1989 .Pág. 17

3.- Invitación a la vigilancia. El futuro del hombre no está escrito ni programado. Tampoco hay horóscopos para el futuro del mundo. Y Dios no se somete a los conjuros del mago o a las visiones apocalípticas. El Espíritu sopla donde y cuando quiere. El Hijo del Hombre es imprevisible y sorprendente, aunque siempre debe ser lo más querido y esperado. Viene como el ladrón, pero no para robar, sino para regalar. Si acaso, ladrón de corazones. Hay que vigilar pues, pero no para defenderse, sino para quitar defensas; no para esconderse, sino para salir al encuentro, preparando los caminos. La venida del Hijo del Hombre no será un diluvio devastador, sino una lluvia refrigeradora y saciante. "Esta vigilancia no es una "obsesión tensa" por la salvación personal, sino una "atención serena" para ser fieles a la misión de cada uno.
CARITAS
LA MAS URGENTE RECONVERSION
ADVIENTO Y NAVIDAD 1983.Pág. 12

En tiempo de Noé, refiere el Libro del Génesis (6,6-12), "toda la tierra estaba llena de iniquidad; la tierra estaba corrompida, porque todo mortal había corrompido su camino sobre ella". El texto evangélico no parece subrayar de manera particular la maldad de los hombres y el hecho de la violencia, sino más bien su vivir despreocupado. Como en tiempo de Noé, los hombres se preocupan poco de la cuestión fundamental, es decir, de su relación con Dios, enteramente zambullidos en las preocupaciones cotidianas. Viven tranquilos, sin tener idea del juicio de Dios que les amenaza. Porque en la vuelta del Señor habrá precisamente un "discernimiento": salvación para los que han vigilado y condenación para los que no se han preocupado de nada (24,40-41; 24,51; 25,12). Ahora podemos comprender ya algún aspecto de la vigilancia. Es la negativa a indagar curiosamente sobre el cómo y el cuándo. Es la actitud del que constantemente permanece alerta y atento; lo contrario es la actitud del que no se entera de nada. Contiene también un aspecto de "sobriedad". En un pasaje paralelo, pero colocado en otro contexto, Lucas (/Lc/17/25-33:CZ/VIGILANCIA) va más allá: la vigilancia es el camino de la cruz, el camino de la donación, y no de la conservación: "Acordaos de la mujer de Lot". El que intente salvar su vida la perderá, y el que la pierda la conservará.
BRUNO MAGGIONI
EL RELATO DE MATEO
EDIC. PAULINAS/MADRID 1982.Pág. 256

5.- Jesús compara la venida del Hijo del Hombre a lo que sucedió cuando el diluvio. Pero la venida del Hijo del Hombre no será un diluvio devastador, sino una lluvia pacífica y fecunda. Lo que pasa es que no avisa. Y la gente ni está preparada ni se da cuenta. Los grandes acontecimientos no suelen anunciarse al son de trompetas. El ladrón tampoco avisa, ni la muerte, ni los cambios culturales, ni las reformas religiosas. Cuando nos damos cuenta, están ahí.
Pues de eso se trata, de darse cuenta. No es que hayamos de vivir temerosos, como si en cualquier esquina nos alcanzara la goma-2 asesina o la navaja ladrona. Temerosos no, porque es falta de fe; pero tampoco inconscientes o dormidos. La consigna es «vigilad». Vigilad porque el Hijo del Hombre viene en cada momento; porque la verdad y la justicia necesitan ser defendidas en cada instante; porque la solidaridad, como el amor, no descansa; porque la libertad hay que ejercitarla en cada hora. Vigilad, para que no os perdáis la gracia del encuentro.
La gente, como en tiempos de Noé, come, bebe, se casa, trabaja, se divierte, pero está insatisfecha y vacía y no se da cuenta de nada. La gente no ve más allá de su cartera o del plato de comida.
CARITAS
LA MANO AMIGA DE DIOS
ADVIENTO Y NAVIDAD 1989.Págs. 19

6.- Texto. El ciclo litúrgico que hoy comienza va a tener a Mateo como evangelista base. Al igual que en la apertura de los restantes ciclos, el texto está tomado de la parte final del Evangelio. Un verbo domina en él: venir. Venida del Hijo del Hombre, del diluvio, de un ladrón. De estas venidas, dos, la del diluvio y la del ladrón, sirven de referencia aclaratoria de la tercera, la del Hijo del Hombre, expresión cuyos orígenes literarios controlables se remontan al singular libro de Daniel.
Las tres venidas tienen un dato en común: su imprevisibilidad y, consiguientemente, el desconocimiento del momento exacto de las mismas. A la luz de este dato, el interés del texto se centra en despertar en los lectores una actitud vigilante a fin de que no les coja desprevenidos la venida del Hijo del Hombre. Comentario. La venida del Hijo del Hombre es un acontecimiento de índole histórica universal que no se debe identificar ni confundir con la muerte de las personas. La vigilancia y preparación para ese acontecimiento es una actitud consciente y tampoco se debe identificar ni confundir con el estado de gracia de Dios.
El texto refleja una concepción de la historia que da respuesta a una pregunta existencial y no a una pregunta moral. La pregunta existencial indaga por el sentido de la historia humana: ¿hacia dónde camina el ser humano?
El texto responde a esta pregunta afirmando que la historia humana termina en una peripecia, cuyo protagonista es Dios. El ser humano vive bajo el polo de atracción de Dios, quien en un momento humanamente imprevisible, pero cierto, obrará una mudanza repentina de la actual situación o condición humana.
El texto inculca la conciencia de esta peripecia universal, invitando a evitar la actitud inconsciente de que nada muda ni puede mudar.
Resulta enormemente evocadora la expresión misma "Hijo del Hombre". En el libro de Daniel, a donde, como hemos dicho, la expresión se remonta, la figura del Hijo del Hombre está a mitad de camino entre lo divino y lo humano, lo individual y lo colectivo. En el Hijo del Hombre se conjugan armónicamente Dios y Hombre, incluyéndose ambos sin confundirse. El texto de Mateo nos habla de esta fusión inconfundible. La historia, por fin, aparece como abrazo de sus dos protagonistas Dios y Hombre. Es natural que, tras el abrazo, todo tenga que ser diferente.
A. BENITO
DABAR 1992/01

7.- Texto. Presenta el siguiente desarrollo: el versículo inicial establece una comparación entre la venida del Hijo del Hombre y la época de Noé. Los versículos siguientes 38-41 explican el sentido de esa comparación. Por último, los versículos 42-44 extraen la consecuencia.
En la explicación del sentido de la comparación el aspecto clave es que, por lo imprevisible del diluvio, éste cogió a todos por sorpresa. Con la venida del Hijo del Hombre puede pasar lo mismo: que, dado su carácter imprevisible, coja a todos por sorpresa. Este factor sorpresa es lo que expresan los dos ejemplos gráficos de los dos hombres y las dos mujeres.
Toda la dinámica del texto está encaminada a contrarrestar el factor sorpresa. De ahí la formulación de la consecuencia en términos de invitación a estar en vela y estar preparados, dos expresiones equivalentes, pertenecientes al campo de la atención y cuyo opuesto es la despreocupación. Entre ambas invitaciones en imperativo (estad) hay una constatación en indicativo, a pesar de que la traducción litúrgica emplee también en este caso el imperativo (comprended). Más bien se trata de la constatación de algo en lo que los interlocutores están de acuerdo para después, en base a ese acuerdo, avanzar con un tipo de argumentación a fortiori. Comprendéis perfectamente que un dueño esté en vela en caso de conocer la hora en que su casa va a ser asaltada. Pues con mucha más razón habrá que estarlo en caso de desconocimiento de la hora, cosa que sucede precisamente con la venida del Hijo del Hombre.
Comentario. Habría que tener la mentalidad y la psicología reinantes en los ambientes religiosos judíos contemporáneos de Jesús para comprender este texto en todo su significado. En esos ambientes se vivía la espera inminente de un ser divino que pusiera fin al estado de cosas existente. En este sentido se hacían las más variadas especulaciones sin renunciar, sin embargo, a una actitud de espera. Hablar de la imprevisibilidad de la venida, cortar con todo tipo de especulaciones sobre ella, era un auténtico mazazo. Pero su contrapartida podría resultar igualmente peligrosa y contraproducente: de la espera podía caerse en una despreocupación apática.
Es precisamente esta despreocupación la que el texto de hoy quiere combatir con su referencia a los acontecimientos de los que hablan los capítulos 6 y 7 del Génesis y con su apremio a estar en vela y preparados. Se trata, en definitiva, de hacer despertar de la despreocupación, de reavivar un sentido de la historia que podía perderse o que, caso de nuestros días, casi se ha perdido.
Una cosa debe quedar clara: el texto de hoy es una reflexión y una forma de postura sobre la historia y no una referencia a la muerte de las personas y a la preparación moral para afrontar adecuadamente esa muerte. Es urgente liberar a este texto de toda referencia a la muerte y a la preparación al bien morir. La interpretación que fuera por esta línea estaría absolutamente fuera de lugar y contribuiría, además, a atormentar y traumatizar la gente.
Esto supuesto, hay que reconocer que el texto está escrito desde un modelo cultural y literario de no fácil comprensión para nosotros. Pero lo importante y duradero no es el modelo, sino lo que en él subyace. Y lo que subyace es una visión gozosa de la historia, porque la desbloquea y la abre al futuro de Dios. El texto nos invita a vivir sabiendo que Dios es más Dios de lo que le dejamos ser ahora. Hasta el momento las condiciones de nuestro mundo no son las más idóneas para que Dios pueda manifestarse como realmente es. Pero estamos invitados a vivir desde la íntima certeza de que no va a ser siempre así. La razón de la esperanza es ese futuro del Dios que aún desconocemos. Vivir así en la vida es lo que significa estar en vela y preparados.
ALBERTO BENITO
DABAR 1989/01

8.- Percatarse de que la historia (la particular y la general) tiene un sentido. Vivir sabiendo que tiene sentido: he aquí el significado de la invitación del texto de hoy. Conciencia de perspectiva, percepción del horizonte. ¡Que existen! ¡Porque existen! He aquí la vigilancia y la preparación de las que el texto de hoy nos habla. No habla de la muerte ni del estado de gracia en el momento de la muerte. Es muy posible que, al leer este texto, alguien piense en ello o hable de ello. ¡Que no lo haga, por favor! Ni el Hijo del Hombre es la muerte ni el estar preparado es el estado de gracia. El Hijo del Hombre es el sentido mismo de la historia, que no es otro que Dios (una buena ocasión para recomendar la lectura de San Agustín). El estar preparado es ser consciente de ese sentido, estar abierto a las inquietudes de la trascendencia. Estar en vela es mirar en lontananza. El texto de hoy es todo lo contrario de una escuela de terrores y de miedos. Dicho más llanamente: es una invitación a la perspectiva y al optimismo. Invitación tanto más necesaria cuanto que con más frecuencia de lo deseable nos encerramos dentro de las cuatro paredes de un universo impremeditado y sin sentido.
ALBERTO BENITO
DABAR 1986/01

9.- 1.- La alusión a los días de Noé antes del diluvio se hace para explicarnos cómo la venida del Señor será repentina y sin previo aviso. A diferencia de lo ocurrido cuando la destrucción de Jerusalén, no hay señales claras que determinen el momento del fin del mundo. Por eso los hombres harán su vida como si tal cosa y serán sorprendidos como lo fueron en tiempos del diluvio.
2.- La venida del Hijo del Hombre, la parusía, sorprenderá a los hombres en medio de sus faenas y diversiones. No todos serán elegidos y congregados de los cuatro vientos de la tierra por los ángeles (v. 31). Uno será tomado y otro dejado. Los hombres, que han crecido juntos, como la cizaña y el trigo, serán separados en aquel día del juicio. Para los justos será un juicio de salvación (cfr. Lc 21. 28); para los impíos, de condenación.
3. La incertidumbre del fin es una advertencia para que vivamos vigilantes en todo momento, pues cualquiera puede ser el decisivo. Vigilar es estar abierto por la esperanza hacia el futuro del Señor que viene, es también estar dispuesto a reconocerle en los pobres y necesitados y a cumplir en cada caso el mandamiento del amor. Es también orar. Sólo el que vigila está preparado para el encuentro con Dios en Cristo. La expresión "vuestro señor" no es original de Jesús, sino del evangelista.
La breve parábola del dueño de la casa que no puede dormir despreocupado porque no conoce la hora en que el ladrón puede robarle, señala claramente cuál debe ser la actitud del cristiano. Así que la espera de la venida del Señor, que vendrá repentinamente como un ladrón que no anuncia la hora de su visita, lejos de ser una buena excusa para evadirse de todos los problemas, es una severa advertencia para vivir atentos la hora de nuestra responsabilidad. Los cristianos deben demostrar que esperan al Señor preparando los caminos de su advenimiento, deben ser los más activos de los hombres en la construcción del mundo. Nuestra sociedad parece cada vez más estúpida e insensible a la verdad y a la justicia. Sin embargo, la justicia vendrá en su día. ¿No es hora ya de despertar del sueño?
EUCARISTÍA 1980/55


jueves, 17 de noviembre de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO CRISTO REY CICLO C - 20 NOVIEMBRE 2016

¿PUEDE JESÙS SER NUESTRO REY?.


ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, rey del universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del segundo libro de Samuel 5,1-3

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel."».
Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.

SALMO RESPONSORIAL (121)

Vamos alegres a la casa del Señor

Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1,12-20

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 23,35-43

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.».
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.».
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.».
Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.».  Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.».  Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.».

COMENTARIO

Con esta celebración terminamos el ciclo litúrgico C y que mejor que celebrando a Jesucristo, Rey del universo. La realeza de Cristo es un dato del evangelio, pero no es fácil ver qué es lo que aporta a nuestras vidas de hoy. ¿En qué sentido puede Jesús ser nuestro Rey?.
Partamos  de la noción de realeza: se caracteriza por su relación con la realidad política, o sea con un poder en la ida colectiva. Un rey era la felicidad o la desdicha de sus  súbditos por su buena o mala política. ¿Tiene una política Jesús rey?
Algunos creen que en el evangelio pueden encontrarse todos los elementos para ella. Aplicándolos, tendríamos a Jesús como rey. En la práctica las cosas no han ido muy bien.  A lo largo de toda la historia de la Iglesia a Jesucristo se le ha vinculado con regímenes conservadores o ideologías de izquierda. Pero para la mayoría de los cristianos, el evangelio no tiene nada que ver con la política ¿Jesús es rey? ¡Perfectamente!.
No se trata más que de los “corazones”, de una relación muy especial y muy privada con Jesús. Dejemos para “los otros” la política sucia y villana.
Si las estructuras colectivas hacen desgraciados a muchos hermanos nuestros, nosotros cantaremos cánticos y haremos magníficas plegarias por la paz y el bienestar del mundo.  Como vemos, esquematizando las cosas en su más alto grado, se trata de dos tentaciones opuestas: vincular a Jesús a una política o llevarlo muy lejos de toda política. ¿Es  posible salir de este dilema?. Creo que si, en la medida en que nos dejemos empapar de las bienaventuranzas, que son la carta magna de la “política”  de Jesús: “Más vale ser pobre que egoístamente rico y explotador de los pobres”.
Los políticos se reirán de eso. Lógico. Pero también nos reímos nosotros cuando los políticos nos dicen que es posible que muchos hombres vivan juntos de una forma justa y feliz (tal es la definición de la política) sin cambiar los corazones.
Así es como Jesús será realmente nuestro rey. No sólo reinando en los corazones, sino en unos corazones cambiados. Es preciso que los cristianos tomen más conciencia de la importancia de las realidades colectivas, y por tanto de la política, para la felicidad de muchos, sobre todo de los pobres, de los indefensos.
Entonces es cuando el evangelio revela su fuerza social. No ofrece un régimen político ideal, pero critica sin cansancio todos los regímenes concretos. Forma hombres capaces de concebir mejores regímenes y sobre todo capaces de comprometerse.
Cuando los hombres superan sus problemas personales para intentar construir sobre las bienaventuranzas un mundo más fraternal, allí reina  Jesucristo.

PLEGARIA UNIVERSAL
En el Evangelio hemos visto que Cristo aun en la Cruz, abre su Reino a todo el que quiera participar en él. Elevamos nuestras peticiones al Padre repitiendo con gran fe. R. Venga a nosotros tu Reino.

1.- por la Iglesia, para que todas sus obras y actuaciones estén encaminadas a extender el Reino de Dios a toda la tierra. Venga a nosotros tu Reino.

2.- Por los dirigentes de las naciones, para que descubran en la propuesta de Cristo el verdadero Reino de Amor, Paz y Justicia. Venga a nosotros tu Reino.

3. Por todos los llamados ídolos del espectáculo, la música y el deporte, etc.., para que descubran que solo Cristo es el verdadero Rey. Venga a nosotros tu Reino.

4.- Por todos los enfermos y los necesitados para que en su situación apuesten por Cristo como garantía para superar sus dificultades. Venga a nosotros tu Reino.

Padre, sin tu ayuda es imposible extender el Reino de Cristo. Atiende nuestras suplicas y haz que Cristo sea el Rey de nuestra vida. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de la reconciliación de los hombres, pidiéndote humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos el don de la paz y la unidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Después de recibir el alimento de la inmortalidad te pedimos, Señor, que quienes nos gloriamos de obedecer los mandatos de Cristo, Rey del Universo, podamos vivir eternamente con El, en el Reino de los Cielos. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 21: La Presentación de la Santísima Virgen María (MO) Ap 10, 8-11; Sal 118; Lc 19, 45-48; (o bien: Za 2, 14-17; Sal: Lc, 1, 46-47; Mt 12, 46-50).
Martes 22: Santa Cecilia, Virgen y Mártir (MO) Ap 14, 14-19; Sal 95; Lc 21, 5-11.
Miércoles 23:  Ap 15, 1-4; Sal 97; Lc 21, 12-19.
Jueves 24:   Santos Andrés Dung-Lac, presbítero y Compañeros, mártires (MO)
Ap 18, 1-2.21-23; 19, 1-3.9ª; Sal 99; Lc 21, 20-28.
Viernes 25:  Ap 20, 1-4.11-21; Sal 83; Lc 21, 29-33.
Sábado 26: Ap 22, 1-7; Sal 94; Lc 21, 34-36.
Domingo 27: I de Adviento. Is  2, 1-5; Sal 121; Rom 13,  11-14;  Mt 24, 37-44.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 23, 35-43

1.- Texto. Presupone una escena: tres malhechores ajusticiados. La cruz del centro es la de Jesús. El texto lo ha trabajado Lucas como una observación de la escena por distintos grupos de personas. Es una secuencia de actitudes ante Jesús sacrificado. En primer lugar está el pueblo (v. 35a). La traducción litúrgica ha unido erróneamente la actitud del pueblo a la de las autoridades. El texto original dice escuetamente: "El pueblo, en pie, presenciaba la escena". Siguen las autoridades religiosas (v. 35b). Su actitud es calificada de comentario con sorna. Cuestionan a Jesús como el Enviado de Dios. En tercer lugar Lucas hace pasar a los soldados romanos encargados de la ejecución (vv. 36-37). Su actitud es descrita como actuación burlona. Cuestionan a Jesús como rey. Lucas aprovecha este momento para dar cuenta del delito por el que Jesús ha sido condenado a muerte: "Este es el rey de los judíos" (v.38). Por última y cerrando la serie de presencias, Lucas se fija en los propios malhechores que flanquean desde sus cruces a Jesús (vs. 39-43). Es la secuencia más larga. Inicialmente corre paralela a la de las autoridades y los soldados. La actitud del primero de los malhechores es calificada de insultante. Como las autoridades, también él cuestiona a Jesús como Mesías. Pero el signo de las actitudes se rompe con el segundo de los malhechores. Tras reconocer la justicia de su castigo y la injusticia del de Jesús, se dirige a éste solicitando un recuerdo cuando llegue a su reino. Las palabras de Jesús cierran el texto: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Comentario. Estas palabras cierran no sólo el texto de hoy, sino un ciclo litúrgico que ha tenido en Lucas al guía y al escritor. Lucas, en efecto, nos ha ido llevando y haciendo descubrir a lo largo del año valores y actitudes del Reino de Dios. Lo ha hecho en gran parte desde los marginados, los etiquetados, los desechados. Pastores, mujeres, hijos pródigos, publicanos, prostitutas, samaritanos. Ellos han sido artífices de los hechos que se han verificado entre nosotros (cfr. Lc. 1, 1). Un día cualquiera de su vida se encontraban con Jesús. Este no los enjuiciaba ni los sermoneaba. Sencillamente estaba al lado de ellos. Pero algo descubrían en él que los impulsaba al cambio. Y por propia iniciativa salían de su desafortunada vida para vivir la de Jesús, la de su reino.
Hoy volvemos a encontrar a uno de ellos, probablemente el caso más clamoroso de marginación por lo legal de la misma. ¡También en esta ocasión se encuentra Jesús al lado de él! El encuentro lo ha patrocinado y hecho posible la Ley del Estado, la misma para ambos malhechores. Pero el malhechor junto a Jesús grita lo injusto de esa ley en el caso de Jesús: "Este no ha hecho nada censurable". Pero es sólo el grito de un malhechor. ¿Qué había descubierto realmente en Jesús? Tampoco esta vez nos lo dice Lucas, pues, no es él un escritor de interioridades o de estudios psicológicos. Simplemente señala una situación que es una constante en su Evangelio: un desechado descubre a Jesús, algo en él que le impone, le impresiona, le cambia.
En la disparatada sucesión de presencias que Lucas ha descrito nadie se ha tomado en serio que Jesús sea rey. Sólo este marginado lo hace. Y Jesús, el increíble Jesús de Lucas, le sorprende con lo único que tiene: el paraíso, es decir, ese reino que la Ley del Estado, sus poderosos y fuertes con la pasividad del pueblo, no han permitido que fuera ya una realidad aquí. Pero tampoco a éstos le enjuicia Jesús (de nuevo el increíble Jesús de Lucas): "Padre, perdónalos, que no saben lo que se hacen".
Y así, entre poderosos y humildes (empleando los mismos términos de Lucas en el Magnificat, al comienzo de su obra), sigue esta historia nuestra de cristianos. Pero yo no sabría decir quién es poderoso y quién humilde, porque, en imagen de Papini, cada uno somos mitad ángel y mitad bestia. Si la fiesta de hoy confiere alas a este ángel nuestro, efectivamente es Cristo Rey.
ÁNGEL BENITO, DABAR 1986/57



2.- Texto. Pertenece a la meta del camino de Jesús. La escena se desarrolla en el lugar llamado la Calavera, donde Jesús y dos criminales han sido crucificados. En la descripción de la escena Lucas procede por acumulación de datos: el pueblo; a él se añaden las autoridades; a éstas, los soldados, y a éstos, por último, un letrero sobre la cabeza de Jesús. La traducción litúrgica no ha reflejado adecuadamente esta acumulación y gradación de datos. El conjunto resultante es un inmenso sarcasmo. ¡Valiente Mesías y Rey! La segunda parte del texto se desarrolla arriba, en las cruces. Tampoco allí reina el silencio, aunque en esta ocasión las palabras no sean irónicas, pues los dos criminales gritan desde su situación de condenados. Los dos, sin embargo, la vivencian de diferente manera: con despecho y amargura uno, con reconocimiento y esperanza el otro. Y así, en medio del griterío abajo y arriba, surge el único diálogo del texto sobre un malhechor y un rey. Por enésima vez en el Evangelio de Lucas un marginado (nadie lo es más que un condenado) se convierte en vehículo de enseñanza para el caminante cristiano.
Comentario. Manejada por el autor, la ironía que recorre toda la primera parte del texto expresa la pura verdad. Jesús es, en efecto, el Mesías y el Rey. Pero lo es en cuanto que está en la cruz. Es sin duda una verdad inesperada y, por eso mismo, escandalosa. El camino y los títulos de Jesús tienen estas cosas, a la vez que rompen esquemas y expectativas. Nos lo ha ido mostrando Lucas en los sucesivos domingos del tiempo ordinario; nos lo confirma en este solemne domingo regio.
Porque Jesús es rey no es tiempo ya de triunfalismo ni de discursos. Nos sigue costando entender esto. No seamos hipócritas: nos sigue costando. La cruz no son los sacrificios que uno se impone a sí mismo. Si así fuera, la cruz podría convertirse en el momento más refinado de orgullo. La cruz no se autoimpone.
La realeza de Jesús es de difícil asimilación. Por su rudeza y crudeza, por un lado; por su sensibilidad para el otro y por su sencillez, por otro. De hecho, Lucas no parece hacerse muchas ilusiones sobre la asimilación de esta realeza, pues una vez más recurre a un marginado para darnos la gran lección. Hay últimos que son primeros, y primeros que son últimos. Son cosas de la realeza de Jesús.
ALBERTO BENITO, DABAR/89/57



3.- Texto. Observación textual: la traducción litúrgica ha unido a pueblo y autoridades en las burlas a Jesús, siguiendo a los manuscritos de la familia koiné en contra de manuscritos más autorizados. En base a estos últimos hay que separar a pueblo y autoridades. El texto quedaría así: El pueblo lo presenciaba. Las autoridades, por su parte, hacían muecas... Jesús en la cruz, visto desde el pueblo, las autoridades judías, los soldados romanos, el letrero de la cruz, los otros dos ajusticiados. Todos dan su opinión sobre el hecho: el pueblo, desde el silencio; autoridades, soldados y letrero, desde la ironía; un ajusticiado, desde la rabia; el otro ajusticiado, desde la comprensión. Las intervenciones responden a esta pregunta: ¿Es Jesús Mesias-Rey?
Pre-texto. Salmo 21 (22) como modelo de inspiración literaria. En concreto, los vs. 7-8 del salmo para los vs. 35-36. A la luz de este salmo la presencia silenciosa del pueblo equivale a una valoración negativa sobre Jesús en la cruz.
Mesías de Dios y Elegido: títulos de la cultura judía. Su equivalente en la cultura romana es Rey. Los tres títulos designan la misma realidad.
Sentido del texto. Hay una pregunta de fondo a la que, sin aparecer formulada explícitamente, van respondiendo todos, cada uno según la cultura de que proviene: ¿Es Jesús Mesias-Rey? Seis intervenciones. Las cinco primeras: respuesta negativa. ¿Es que un ajusticiado puede ser el Mesías espectacular que añoraban los judíos o el Rey revolucionario que temían los romanos? Su final en la cruz muestra que Jesús había sido un pobre iluso. Cristo Rey, ¡que ironía! Sólo la última intervención se decanta por el sí. Uno de los ajusticiados hace justicia al ajusticiado Jesús y descubre quién es. Cinco contra uno. Desalentador balance para el único verdadero reino. ¡Lástima que la insensatez humana haya desplazado el "jardín delicioso" (esto es lo que significa "paraíso") más allá de la muerte!
DABAR 1980/59



4.- -"A otros ha salvado; que se salve a sí mismo...": Al pie de la cruz, la ironía sarcástica de las autoridades y de la gente cae sobre el sufrimiento de Jesús. Y en medio de estos reproches insultantes, el evangelista tiene el coraje de colocar las proclamaciones de su realeza: "el Mesías de Dios, el Elegido", gritan; también los soldados: "Si eres tú el rey de los judíos"; y finalmente, el mismo letrero de la cruz: "Este es el rey de los judíos". Pero son proclamaciones desde la burla y la increencia. También se sitúa en este contexto la intervención de uno de los malhechores crucificados.
-"Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino": En contraste con los gritos de burla, Lucas aporta la actitud de uno de los condenados a la cruz juntamente con Jesús, "el buen ladrón". Este proclama la realeza de Jesús desde la fe. Y notemos que ya no lo hace desde los términos del A.T. con el grito de "rey de los judíos" o de "Mesías", sino viendo en Jesús al portador del Reino.
/Lc/23/43.-"Hoy estarás conmigo en el paraíso": El condenado ha confesado su culpa, ha aceptado el castigo y ha proclamado la fe. Recibe, ahora, el anuncio de su salvación. No es aquella salvación que esperaban las voces burlescas, una salvación terrenal, un milagro extravagante; se trata de una salvación muy distinta. Vale la pena recordar aquí el comentario de ·Bossuet: "Hoy, ¡qué rapidez; conmigo, ¡qué compañía!, en el paraíso, ¡qué descanso!". Es en Jesús en quien se realiza el hoy definitivo, el día de la salvación.
JOAN NASPLEDA, MISA DOMINICAL 1989/22



viernes, 11 de noviembre de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXXIII TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 13 NOVIEMBRE 2016

CON SU PERSEVERANCIA SALVARÁN SUS ALMAS


ORACION COLECTA

Señor Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Malaquías 3,19-20a

Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir –dice el Señor de los ejércitos–, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

SALMO RESPONSORIAL (97)

El Señor llega para regir los pueblos con rectitud

Tañed la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. R.

Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra. R.

Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3,7-12

Ya saben cómo tienen que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre ustedes sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con ustedes se lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-19

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: «Esto que contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él contestó: «Cuidado con que nadie les engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayan tras ellos. Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.».
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso se echarán mano, los perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía.
Así tendrán ocasión de dar testimonio. Hagan propósito de no preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario suyo.
Y hasta sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos los traicionarán, y matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvaran sus almas.».

COMENTARIO

El templo de Jerusalén era una de las maravillas del mundo antiguo. En torno  a Jesús, las gentes lo contemplan, se sienten a gusto ante aquel formidable esplendor.
Dios está allí, en su casa. Y ellos son realmente el pueblo elegido. De todo eso que están viendo, dice Jesús, no quedará piedra sobre piedra.
La reacción es inmediata, todo judío sabe muy bien que la destrucción del templo anunciará el final de los tiempos. Maestro ¿cuál será la señal? ¿Cuándo ocurrirá eso? Como siempre Jesús, desecha la curiosidad un tanto inútil y va derecho a lo que hay que hacer para reaccionar debidamente en las circunstancias angustiosas. Sobre todo responde, no crean demasiado pronto en el fin del mundo. Habrá seguramente más de un parto dramático, pero de tal o cual destrucción surgirá una vida más grande. Los discípulos no han de esperar que se les dé una fecha próxima y definitiva de la parusía (La Segunda Venida de Cristo en gloria): pese a la caída de Jerusalén y a la destrucción del Templo en el año 70, pese a las persecuciones contemporáneas, deben seguir esperando y habituarse a mantener  su firmeza en la espera.Por tanto, hay que tener muy en cuenta que no hay ninguna descripción del fin del mundo. El centro del relato se encuentra  en  una  frase  a mitad el texto: "Pero antes de todo eso..." Lucas quiere explicar que no se sabe cuándo ocurrirá el fin del mundo, y al preguntar los discípulos a Jesús cuando vendrá el día, la respuesta consiste en decir que deben suceder muchas cosas que parecerán el fin sin serlo.  Lo que importa, pues, no es conocer la fecha de la parusía, sino tener claro que "antes de todo eso" los discípulos serán perseguidos. No serán unas persecuciones reservadas al tiempo final, sino que la persecución se convertirá en característica fundamental de la vida del cristiano mientras dure la historia del mundo.
El optimismo y la confianza empapan las palabras de Jesús: "yo les daré palabras y sabiduría...", "ni un cabello de su cabeza perecerá", "salvarán sus almas".
Al tiempo que Lc. escribe su evangelio es testigo de que esta Buena Nueva está llegando "a los confines de la tierra" (Hch. 1.9) entre odios y cárceles, pero sobre todo, con la fuerza de la presencia del Señor, que hace mantener constantes a los discípulos.
Testimonio, fe en la asistencia del Señor a sus testigos y perseverancia en la lucha y los sufrimientos son algunos de los puntos a subrayar en estas últimas palabras que Jesús dirige a todo el pueblo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Hemos leído esta semana que a los que honran el nombre de Dios les iluminará un sol de justicia. Con esta confianza elevamos nuestra oración a nuestro Padre celestial, diciendo: R. Te lo pedimos, Señor.

1.- Por la Iglesia, para que permanezca fiel a Cristo, su Cabeza, y sea así faro que ilumine y guie los pasos de la humanidad. Te lo pedimos, Señor.

2.- Por los dirigentes de las naciones y lo que legislan o imparten justicia, para que sus decisiones sean acordes a la luz de la verdad. Te lo pedimos, Señor.

3.- Por todos aquellos que se alejaron de la Iglesia o viven alguna crisis de fe, para que el Señor les conceda la Luz para encontrar de nuevo el camino de la salvación. Te lo pedimos, Señor.

4.- Por todos los que sufren -  enfermos, necesitados, pobres y ancianos -  para que encuentren en los más cercanos una ayuda eficaz para salir de su situación. Te lo pedimos, Señor.

Padre, sabemos que sin tu ayuda no podemos nada. Atiende con generosidad estas necesidades que te hemos presentado. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que eta ofrenda sea agradable a tus ojos, nos alcance la gracia de servirte con amor y nos consiga los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Ahora que hemos recibido el don sagrado de tu sacramento, humildemente te pedimos, Señor, que el memorial que tu Hijo nos mandó celebrar aumente la caridad en todos nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 14: Ap 1, 1-4; 2, 1-5ª; Sal 1; Lc 18, 35-43.
Martes 15: Ap 3, 1-6.14-22; Sal 14; Lc. 19, 1-10.
Miércoles 16: Ap 4, 1-11; Sal 150; Lc 19, 11-28.
Jueves 17: Santa Isabel de Hungría (MO) Ap 5, 1-10; Sal 149; Lc 19, 41-44.
Viernes 18: Ap 10, 8-11; Sal 118; Lc 19, 45-48.
Sábado 19:  Ap 11, 4-12; Sal 143; Lc 20, 27-40.
Domingo 20: Jesucristo Rey del Universo. 2Sam 5, 1-3; Sal 121; Col 1, 12-20; Lc 23, 35-43.



COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 21, 5-19

La expectación de una parusía cercana puede estar teñida de engaño. No existe una fecha fijada en el curso de la historia. El "tiempo" (en la traducción se habla de "momento") se sitúa más allá de todas las crisis y los conflictos humanos (guerras, revoluciones, terremotos, hambre, peste, espantos y grandes signos en el cielo...). Todo esto pertenece al antes, y los cristianos se han de preparar para vivir el largo tiempo de la historia. En ese "antes" largo y conflictivo, los cristianos vivirán una etapa llena de persecuciones. Se trata de rehacer ahora en su historia el mismo camino de Jesús hacia la cruz ("os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre"): serán acusados de herejía por la sinagoga y de traición por los tribunales del Estado. Su fuerza radicará en la paciencia mientras se espera la nueva vida que viene de la resurrección.
J. Naspleda, Misa Dominical 1989/22



2.- A)Jesús amonesta a sus discípulos acerca de su retorno. Todo lo humano, aun los frutos del fervor religioso, como el templo, es caduco. Todo perecerá. Las guerras, las catástrofes son herencia de la condición humana. No deben tomarse nunca como presagios de que el fin está inmediato. Aunque recuerden constantemente al hombre la condición caduca en que se encuentra, le recuerden la urgencia de la conversión, y le inspiren el anhelo de transformación de esta triste condición en la cual se desenvuelve su existencia. No debe seguirse a los falsos profetas que en todo ello ven señales del fin del mundo (cf. Mt 24. 4-14; Mc 13. 5=13).
B)El discípulo de Jesús tiene como herencia, en el tiempo inmediato, la persecución. No debe extrañarse de ello. Ni debe extrañarse aunque la traición le rodee, aun la traición de los de su misma casa. La opción por Jesús es tan radical que rompe aun los lazos más íntimos entre los hombres (cf. 14. 25-27; 12. 51-53). Pero el cristiano perseguido está en manos de Dios. Él le salvará. A su estilo. Por sus caminos. Hará incluso que la persecución sea ocasión de un testimonio más glorioso, irresistible, en favor de Jesús, el primer perseguido, el perseguido en sus discípulos. La sangre de los mártires es semilla de cristianos. Y esta persecución es siempre signo de las realidades futuras y últimas.
Comentarios Biblicos-5. Pág. 571-572



3.- Jesús no vino a destruir directamente el judaísmo. Por eso, ha confesado, con los fariseos y los apocalípticos, que los muertos de Israel (Abraham, Isaac, Jacob...) han encontrado en Dios la hondura de su vida (20. 27-40). Sin embargo, cuando Israel se encierra en sus fronteras y no admite la purificación que Jesús le ha transmitido (cf. 19. 45-48), su templo (su presente religioso) se ha venido a convertir en una pura realidad del mundo. Pertenece a las funciones de la tierra que no tiene más ley que el perecer y que por tanto se dirige hacia su ruina (21. 5-6). Con toda su belleza y con su antigua hondura de señal de Dios sobre la tierra el templo de Sión lleva en sí mismo los rasgos de la muerte. ¿Cuándo? Precisamente Jesús habla en el templo (19. 47-48; 21. 37-38); desde allí supera lo que es sólo realidad que pasa y nos dirige hacia la auténtica verdad definitiva. Por eso, los discípulos preguntan: ¿Cuándo? En vez de responder directamente, Jesús dirige nuestros ojos hacia el destino universal del cosmos y la historia. Con eso entramos en ambiente apocalíptico.
Ante todo este problema, la pregunta que formula la inquietud humana sigue siendo: ¿Cuándo? Quisiéramos saber cómo adivinar el sentido del futuro, las fechas del final, la forma de vencer su angustia. En el fondo, esa actitud responde al miedo; es miedo ante la vida y falta de confianza ante el destino que, para nosotros, viene a recibir los rasgos de Dios Padre. Frente a todo esa pregunta el Evangelio no presenta soluciones hechas; lo que importa es arriesgarse en la verdad del Cristo.
Aunque vivamos apoyados en el Cristo, escucharemos voces que nos dicen "yo soy" y "el momento está cercano". Sentiremos la dureza de la guerra, el odio en la familia y la dureza de una vida que parece convertirse en sin-sentido. Todo eso implica que estamos sosteniendo la batalla decisiva, la agonía de los tiempos que se acaban. Pues bien, Jesús nos dice: "estad tranquilos"; por muy terrible que parezca el rumbo de las cosas de la tierra, nunca puede convertirse en destrucción o ruina decisiva. Decisivo sólo es Cristo (21.8-9). Sobre el fondo de la inseguridad cósmica, sobre el riesgo de la inquietud política que enloquece decisivamente por momentos, los discípulos de Cristo pueden mantenerse siempre firmes. Su firmeza está basada en la asistencia de Jesús, el Cristo; por eso pueden conservarla en medio de las persecuciones de la historia, en el centro de unas condiciones que parecen plenamente adversas (21. 10-19).
Esta firmeza de la iglesia (los discípulos) en medio de la inseguridad de un mundo que vacila, en el interior de una sociedad que se rebela contra todos los valores de lo justo y de lo santo, es testimonio y consecuencia de la verdad de Jesucristo. Nos acecha la tentación de prescindir de la exigencia de Jesús y convertirnos simplemente a los valores de este mundo (violencia, compromiso con el poder, riqueza, propaganda...).
Pues bien, en medio de la duda, el evangelio nos promete que sólo en JC encontraremos la firmeza sólida (y la victoria) de la vida.
VICTORIA/FRACASO  Lc/21/18: Esa victoria de Jesús no se confunde con el fin feliz de una novela. Desde una perspectiva de la tierra, el fin será un fracaso; supondrá probablemente soledad respecto a los antiguos amigos y a los miembros del grupo familiar que busca el éxito o progreso en esta vida; supondrá dificultades con respecto a los poderes de este mundo, que siempre desconfían del que anuncia otras verdades y exigencias; parecerá que las leyes de la naturaleza y de la historia se ríen de la ilusión y de la utopía del cristiano. Pues bien, cuando todo se haya unido para señalar la vanidad de la vida del cristiano, Jesús se ha permitido añadir una palabra: "No se perderá un cabello de vuestra cabeza" (21.18). Nada de Jesús está perdido con la Pascua; nada del cristiano puede perderse en el camino de su cruz y su fracaso, pues la vida de la Pascua lo devuelve todo victorioso y transformado.
COMENTARIOS A La BIBLIA LITURGICA NT, Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 1398ss.



4.- Hemos llegado a la última etapa de la predicación de Jesús, que tiene lugar en Jerusalén y especialmente en el templo. Jesús anuncia la destrucción del templo porque Israel, como pueblo, ha rechazado al enviado de Dios.
La gente que le está escuchando le pregunta cuándo sucederá y cuáles serán los signos que permitan adivinar que la destrucción ya es inminente. La respuesta va mucho más allá que la pregunta: habla no sólo de la destrucción del templo, sino de la segunda venida del Hijo del Hombre, pero sin confundir ni poner en relación directa lo primero con lo segundo, insistiendo en que los discípulos no se dejen engañar por quienes se presentan como mesías atribuyéndose la autoridad de Jesús y diciendo que han llegado ya los últimos tiempos. El evangelista tiene claro que el final no vendrá en seguida.
Las luchas entre los pueblos, las epidemias, el hambre y las catástrofes cósmicas pueden verse como presagios del fin de los tiempos, pero este fin no tiene por qué venir inmediatamente después de estos hechos. Más bien se subraya y se prepara a los oyentes de Jesús para los tiempos de "antes de todo eso", es decir, para los tiempos en que los cristianos deben dar testimonio. Seguramente es Lucas quien más subraya este testimonio que los cristianos deben dar y que consiste, en definitiva, en seguir el mismo camino de Jesús: también ellos serán perseguidos de diversos modos por el hecho de pertenecer al grupo de sus discípulos ("os echarán mano, os perseguirán... os harán comparecer ante reyes... os traicionarán"), aunque aquí no se insiste demasiado en la muerte violenta como coronación del testimonio ("matarán a algunos de vosotros"), puesto que no es éste el testimonio normal para la mayoría de creyentes.
El optimismo y la confianza empapan las palabras de Jesús: "yo os daré palabras y sabiduría...", "ni un cabello de vuestra cabeza perecerá", "salvaréis vuestras almas". Al tiempo que Lc escribe su evangelio es testigo de que esta Buena Nueva está llegando "a los confines de la tierra" (Hch 1.9) entre odios y cárceles, pero sobre todo, con la fuerza de la presencia del Señor, que hace mantener constantes a los discípulos.
Testimonio, fe en la asistencia del Señor a sus testigos y perseverancia en la lucha y los sufrimientos son algunos de los puntos a subrayar en estas últimas palabras que Jesús dirige a todo el pueblo.
J. Roca, Misa Dominical 1980/21



5.- Llegamos ya al término de la vida pública de JC, cuando ya todo está centrado en los acontecimientos centrales que se aproximan.
JC pasa estos últimos días enseñando en el Templo, centro de la vida religiosa de Israel, indicando así la seguridad con que lleva a cabo su misión y la autoridad de la que se siente investido. Leemos hoy la mitad del discurso sobre la caída de Jerusalén.
Lucas dirige el discurso (modificando cuando le parece oportuno el texto original de Mc) a señalar que los cristianos deben disponerse a una larga etapa de espera y de persecución. Los discípulos no han de esperar que se les dé una fecha próxima y definitiva de la parusía: pese a la caída de Jerusalén y a la destrucción del Templo en el año 70, pese a las persecuciones contemporáneas, deben seguir esperando y habituarse a mantener su firmeza en la espera.
Por tanto, hay que tener muy en cuenta que nuestro texto no es ninguna descripción del fin del mundo. El centro del relato se encuentra en una frase a mitad del texto: "Pero antes de todo eso..." Lucas quiere explicar que no se sabe cuando ocurrirá el fin del mundo, y al preguntar los discípulos a JC cuando vendrá el día, la respuesta consiste en decir que deben suceder muchas cosas que parecerán el fin sin serlo. Lo que importa, pues, no es conocer la fecha de la parusía, sino tener claro que "antes de todo eso" los discípulos serán perseguidos. No serán unas persecuciones reservadas al tiempo final, sino que la persecución se convertirá en característica fundamental de la vida del cristiano mientras dure la historia del mundo.
J. Lligadas, Misa Dominical 1974/3b



6.- "Cuidado con dejarse extraviar... porque muchos dirán: 'Ha llegado el momento'. No los sigáis..." Todas las doctrinas de tipo "adventistas" fundadas sobre una susodicha profecía precisa del retorno de Cristo, quedan destruidas por esa palabra de Jesús. Hay que vivir, día tras día, sin saber la fecha... sin dejarse seducir por los falsos-mesías, sin dejarse amedrentar por los hechos aterradores de la historia.
Palabra de Dios para cada dia 2, Evang. de Pentecostes a Adviento, Edit. Claret/Barcelona 1983.Pág. 299



Lucas hace una lectura de la historia desde el futuro, desde el fin. Es sabido que los griegos hacían una lectura cíclica de la historia bajo la categoría del eterno retorno. Todo es igual, todo vuelve a empezar, todo retorna. Para Lucas, en cambio, hay un punto final al que converge la historia y todas las cosas bajo la providencia de Dios. "Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá". La historia es una representación bajo la atenta mirada de Dios. La ciudad de Dios camina mezclada, y con frecuencia confundida, con la ciudad terrena en el escenario de la historia. Hay que leer la historia con los ojos de Dios y saber esperar.
Martínez De Vadillo, Dabar 1989/56



8.- Texto. En su línea habitual Lucas no se detiene en mayores detalles para enmarcar el punto de vista de Jesús sobre el futuro del Templo de Jerusalén. A su vez, este futuro le sirve sólo de ocasión para hablar sobre el futuro de los creyentes en Jesús. A ellos se refiere la expresión "por causa de mi nombre" que resuena dos veces en el texto, vs. 12 y 17.
El texto trata, pues, del futuro de los creyentes y no del fin del mundo. Así se afirma expresamente en el v. 9: el final no vendrá en seguida. Es cierto que, dado el significado y valor absolutos que tenía el Templo de Jerusalén para cualquier judío, hablar de su destrucción podía interpretarse en sentido de fin de mundo, como de hecho así habría de hacerse. Pero el texto de Lucas es tajante al respecto: "Cuidado con que nadie os engañe..., no vayáis tras ellos".
A partir del v. 10 emerge en toda su fuerza la perspectiva de futuro para el creyente de Jesús. Es una perspectiva histórica y realista. El escenario es el mundo, este mundo nuestro, con sus leyes naturales dolorosas y, lo que es peor, con sus enfrentamientos y odios mortales, incluso entre personas por cuyas venas corre una misma sangre. Es, sin embargo, aquí, en medio de este escenario y panorama, cuando resuenan con fuerza las dos frases rituales: "Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Vuestra perseverancia os salvará" (prefiero esta traducción a la formulada por la traducción litúrgica). Estas frases constituyen el culmen y el dato central de todo el texto. Ambas tienen algo de proverbial y mucho de paradójico. Son de las frases chocantes, en las que Jesús era un consumado maestro. El sentido de las mismas está en su capacidad de generar certeza y confianza. En cualquier caso, ambas frases abren al creyente a la perspectiva que tiene su origen en la realidad de Dios.
Comentario. En la vida de los individuos y de los grupos existen a veces desastres con los que el mundo parece acabarse. Esto es lo que los judíos experimentaron a raíz de la destrucción de su Templo en el 70 d.C. Este Templo era su referencia y su razón de ser, algo demasiado importante y entrañable como para no afectar y trastocar sus vidas en caso de desaparición.
En la perspectiva de Lucas, sin embargo, el desastre del Templo queda relativizado y enmarcado dentro del devenir de la historia humana de los territorios del Imperio Romano durante el siglo I de nuestra era.
La perspectiva de Lucas es conscientemente histórica, una conciencia que puede parecer pesimista y negativa y que, sin embargo, no lo es. El cuadro histórico del texto refleja las condiciones reales que se daban en el siglo I d. C. No hay en ello una valoración pesimista de la historia, sino la constatación realista de lo que sucedía y que, lamentablemente, seguiría sucediendo. El mundo era y es así.
En un mundo así es donde vive el creyente en Jesús. El texto de hoy es una invitación a tomar conciencia de las dificultades y de los riesgos. La historia es inevitablemente compleja, hoy más que nunca, tal vez, porque los hilos de la historia contemporánea son probablemente más numerosos y más complejos que nunca. El creyente en Jesús no es un iluso al respecto. Pero el creyente es alguien con una paz y una confianza especiales, derivadas de su trato y familiaridad con Dios. Le pase lo que le pase, el creyente no se vive a sí mismo desde el desamparo y la indefensión. El texto de hoy es, en primera instancia, una invitación a la paz interior y a la confianza. Jesús lo formula mucho mejor y más gráficamente: "Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá".
A. Benito, Dabar/89/56



9. - Texto. Lucas lo sitúa en el templo y van a ser precisamente unos comentarios anónimos sobre la belleza y riquezas del templo los que van a motivar el tajante comentario de Jesús sobre su destrucción en un futuro que no precisa (vs. 5-6). Es el detonante para la pregunta sobre el cuándo preciso y las señales premonitorias de esa destrucción (v. 7). Lo que sigue pone de manifiesto que Jesús no entra en la dinámica de la pregunta. A lo largo de los domingos de este año hemos tenido ocasión de constatar cómo en sus respuestas el Jesús de Lucas corrige a menudo los planteamientos de sus interlocutores. Hoy nos hallamos ante un nuevo caso. Jesús comienza haciendo unas recomendaciones: "Cuidado con que nadie os engañe" a propósito del cuándo o de las señales; "no vayáis tras ellos; no tengáis pánico". Cierra estas recomendaciones una afirmación rotunda: "El final no vendrá en seguida". En otras palabras: Jesús desautoriza toda especulación sobre el cuándo y las señales. Más aún: guerras y desórdenes no son señal alguna de fin de mundo. Los que hablan en este sentido son simples embaucadores. Guerras y desórdenes son, desgraciada y lamentablemente, una necesidad. ¡Es impresionante el realismo de Jesús! Lo mismo pasa con los terremotos, epidemias y fenómenos cósmicos. Nada de esto es señal de fin de mundo. Esto supuesto a partir del v. 12 y ya hasta el final, Jesús aborda lo que sí tiene importancia según él. Y aquí sí que prevé un tiempo no lejano: "Antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán... por causa de mi nombre". Aunque no lo diga explícitamente, Lucas presupone que son los discípulos (léase cristianos) los interlocutores-destinatarios de las palabras de Jesús. De nuevo el acoso, la acusación, la comparecencia ante los tribunales. Las mismas situaciones con que nos encontrábamos hace cuatro domingos. Y aún prevé otra: la muerte. ¡La muerte a manos de quien menos se podía esperar! El odio total por causa del estilo de vida de Jesús, que no es otro sino el compromiso con los valores del Reino. Este es el cuadro que Jesús pinta ante los suyos, el futuro que les espera. Este es el futuro que interesa y no el de las especulaciones sobre el fin del mundo. Y de cara a ese futuro dos nuevas recomendaciones: espontaneidad y tesón. El versículo final tiene dos posibles acepciones; con vuestra perseverancia ganaréis vuestra vida o ganad vuestra vida con vuestra perseverancia.
Comentario. Lo que hace cuatro domingos era sólo un presupuesto, hoy es un dato explícito: Lucas no espera un final inminente de esta historia nuestra. Perspectiva de futuro y perspectiva final no se mezclan ni se confunden, como puede ser el caso, por ejemplo, en Marcos. La destrucción del templo no es el final; las guerras y cataclismos no son el final. Son otra cosa, pertenecen a otra dinámica, misteriosa, realística, pero no premonitoria de fin de mundo. Lucas da un mentís a los profetas de fin del mundo. Son agoreros embaucadores. "No vayáis tras ellos". Lo que hay que hacer a cambio es asumir esta historia en toda su crudeza.
Apostar en ella desde los valores del Reino y caminar. Sin discursos retóricos de autodefensa. Con la espontaneidad y el frescor del espíritu de Jesús. Dando cabida a su lenguaje, a su sabiduría, a lo imprevisible divino, en la sencilla e imponderable certeza de que, a pesar de perder la vida en el empeño, ésta se gana. Porque todo es gracia con el Dios de Jesús.
A. Benito, Dabar 1986/56



10.- Texto. La admiración de la belleza del templo por parte de algunos (v. 5) provoca la llamada de atención de Jesús acerca del futuro de ese templo (v. 6). Pregunta por el cuándo y las señales admonitorias de ese futuro (v. 7). Jesús comienza su respuesta invitando a los oyentes a ponerse en guardia ante determinadas personas y determinados acontecimientos (vs. 8-9). Continúa luego hablando de cataclismos y convulsiones (vs. 10-11), para centrarse en las dificultades y riesgos mortales que los oyentes tendrán que afrontar previamente (vs. 12-13). Jesús concluye su respuesta con una invitación a la confianza y a la esperanza (vs. 14-19).
Pre-texto. Lenguaje profético y apocalíptico, consistente en expresar un juicio de valor negativo sirviéndose del vehículo simbólico de imágenes y situaciones dantescas y truculentas. Este lenguaje enjuicia negativamente la realidad social tal y como ésta es construida en la práctica. No tiene valor de crónica futurista de sucesos.
El templo como centro neurálgico del universo (cfr. Is. 60; Ageo 2, 6-9). Tocar el templo era tocar la tierra toda.
FUTURO/ALIENACION: Sentido del texto. "Llegará un día" es expresión típicamente profética para desplazar la atención de los oyentes hacia el futuro, despertando en ellos el ansia de un tiempo mejor del que ahora están viviendo. Para este desplazamiento fue surgiendo toda una literatura tremendista, morbosa en ocasiones y tras de la que en muchos casos se escondían personalidades frustradas e incapaces de vivir el presente (agoreros, predicadores de desastres, etc.). Son estas personalidades y esta literatura lo que Jesús descalifica en los vs. 8-9. Para Jesús, el futuro no puede ser una válvula de escape a las frustraciones y a la incapacidad de vivir el presente.
Y, sin embargo, tampoco Jesús renuncia al futuro como tiempo cualitativamente nuevo respecto al presente. Lo que pasa es que Jesús entiende ese futuro como un espacio abierto desde el compromiso en la realidad cotidiana presente. De ahí que sus palabras se centren fundamentalmente en esa realidad cotidiana, tejida de dificultades y riesgos, los cuales tienen su origen en los círculos mismos de relaciones del discípulo. Por eso es importante que el discípulo mantega su ilusión y su esperanza contra toda esperanza. A esto es invitado por Jesús. De esta manera Lucas entiende el discurso sobre el fin del mundo como una invitación a comprometerse esperanzadoramente en el presente.
Dabar/80/58



11.- Este texto pertenece al llamado "apocalipsis sinóptico", que en Lucas se prolonga hasta el v. 36. Respecto a dicho "apocalipsis" es preciso notar lo siguiente: a) los tres textos reúnen a su modo diferentes frases de Jesús sobre el mismo tema, pero la redacción se ha hecho bajo el influjo de la vida de la primitiva comunidad y su catequesis; b) especialmente en Marcos y en Mateo se adivina la persuasión de que la venida del Señor es inminente; c) sin embargo, el motivo dominante es en los tres una llamada a la vigilancia y a la oración ante un acontecimiento que, a pesar de todas las señales, acaecerá repentinamente y cuando menos se espere.
Aunque Lucas sigue fundamentalmente a Marcos, en este caso se aparta de él más de lo común. A diferencia de Marcos, Lucas distingue entre lo que se refiere a la ruina de Jerusalén (que es el tipo o la imagen profética del fin del mundo, con las catástrofes y tribulaciones que le han de preceder) y lo que tiene un sentido escatológico directo. Parece indudable que el discurso de Lucas tiene un carácter más histórico, debido a que escribió su evangelio después de la destrucción de Jerusalén y pudo referirse a este suceso con mayor riqueza de detalles (vv. 20 y 21).
Jesús no responde exactamente a la pregunta que le han hecho sus discípulos. Se refiere ciertamente al futuro, pero no para descubrirlo en todos sus detalles, sino únicamente para indicar los peligros que se avecinan y advertir a sus discípulos que estén preparados. Les dice, en primer lugar, que no hagan caso de los falsos mesías. Pues estos hombres se levantarán para proclamar el advenimiento de los tiempos mesiánicos, pero no anunciarán el reinado de Dios tal y como Jesús lo entiende (10, 9), sino como una reivindicación política de Israel. En segundo lugar, dice que estas revoluciones que han de venir no son aún la señal del fin, pero no dice de qué fin se trata. Posiblemente se refiere al último fin, al fin del mundo. Antes del fin, los discípulos de Jesús serán perseguidos por judíos y gentiles. Y sus padecimientos durante el tiempo de persecución serán un buen "testimonio" en su favor cuando llegue el juicio final. La traducción que aparece en el texto no es correcta, pues no se trata aquí del testimonio de los apóstoles ante los tribunales humanos. Jesús quiere ahora inspirar confianza y dar ánimo a sus discípulos. Si ellos han de ser llevados ante los tribunales por su causa es lógico que Jesús no los abandone en esta ocasión. Por eso les promete ser él mismo su abogado y darles aquella sabiduría que van a necesitar (según Mt 10, 20: "el Espíritu de vuestro Padre", y según Mc 13, 11 y Lc 12, 12: "el Espíritu Santo"). Esto no quiere decir que saldrán ilesos de los tribunales humanos; pero sí que su causa, que es la misma causa de Jesús, reportará una victoria moral y el Evangelio se propagará por el mundo. También Jesús fue llevado ante los tribunales y padeció y murió bajo Poncio Pilato, pero resucitó y sus apóstoles predicaron el Evangelio por la fuerza de la Resurrección.
De nuevo se afirma que la persecución y el odio se cebarán en sus personas. Incluso que serán traicionados por parientes y amigos. Se dice también que algunos de ellos morirán en estas persecuciones, aunque la mayoría escapará con vida. Los pocos que pierdan la vida terrena morirán con la esperanza de alcanzar así la verdadera vida. Todos se salvarán si perseveran hasta el fin: "Salvar el alma" significa lo mismo que "salvar la vida", toda la vida, incluyendo la del cuerpo: "ni un cabello de vuestra cabeza perecerá".
Eucaristía 1986/54



12.- - "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?..": Aunque Lucas se inspira en el evangelio de Marcos, no obstante pone el acento en algunos elementos que presentan su concepción de los acontecimientos finales. Cuando se escribe este evangelio, Jerusalén ya ha sido destruida y el interrogante que planea sobre la primera comunidad es el de descifrar si estos signos manifiestan ya la proximidad del fin.
- "Cuidado con que nadie os engañe...": La expectación de una Parusía cercana puede estar teñida de engaño. No existe una fecha fijada en el curso de la historia. El "tiempo" (en la traducción se habla de "momento") se sitúa más allá de todas las crisis y los conflictos humanos (guerras, revoluciones, terremotos, hambre, peste, espantos y grandes signos en el cielo...). Todo eso pertenece al antes, y los cristianos se han de preparar para vivir el largo tiempo de la historia.
- "Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales...": En ese "antes" largo y conflictivo, los cristianos vivirán una etapa llena de persecuciones. Se trata de rehacer ahora en su historia el mismo camino de Jesús hacia la cruz ("os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre"): serán acusados de herejía por la sinagoga y de traición por los tribunales del Estado. Su fuerza radicará en la paciencia mientras se espera la nueva vida que viene de la resurrección. Pero fijémonos como Lucas acentúa la lejanía del fin poniendo de relieve la duración de los sufrimientos de los creyentes en medio de la historia.
J. Naspleda, Misa Dominical 1989/22