domingo, 28 de noviembre de 2021

CELEBRACIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO ANALIZANDO LA PRESENCIA DE JESUCRISTO Y SUS ENSEÑANZAS EN LA VIDA FAMILIAR.

 PARROQUIA SANTISIMA TRINIDAD DE SULLANA

 

 

ADVIENTO 2021: 28 NOVIEMBRE A 24 DICIEMBRE

 

LA CORONA DE ADVIENTO

 


 La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios Sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno.

Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica.

 

La corona está formada por una gran variedad de símbolos:


La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.


Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.


Las cuatro velas: Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.


Se acostumbra usar diferentes colores: una morada, una roja, una rosa y una blanca. Hay quienes acostumbran poner tres velas moradas y una rosa o blanca. Se prenden primero las moradas que nos recuerdan que es tiempo de penitencia, de conversión. La blanca o rosa significa la alegría de la llegada de Jesucristo.


Las manzanas rojas que adornan la corona: Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.


El listón rojo: Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.


Sugerencias para elaborar una Corona de Adviento



a) La Corona de Adviento se puede comprar en algún almacén o elaborar en familia, aprovechando este momento para motivar a los niños platicándoles acerca de esta costumbre y su significado.

Muchas de las que venden en las tiendas suelen estar cargadas de muchos colores. Mejor es entre la misma familia armar la corona de adviento e irla adornando con el paso de las semanas marcando la alegría de la cercanía del Señor a medida que pasan las semanas del adviento.


b) Se deberá poner en un sitio especial en la casa, un lugar fijo donde se quedará todo el adviento y donde la puedan ver los niños para que constantemente recuerden la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.


c) Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y comprendan que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia.


d) Es conveniente también distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia:

·  un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona antes de comenzar con esta tradición navideña.

·  un encargado de apagar las luces al inicio y encenderlas al final.

·  un encargado de dirigir el canto o de poner una grabadora o equipo de sonido con algún villancico.

·  un encargado de dirigir las oraciones para ponerse en presencia de Dios.

·  un encargado de leer las lecturas.

·  un encargado de encender las velas.


e) Esta tradición se puede llevar a cabo en familia o con otras familias y ofrecer una merienda sencilla después de encender las velas.


Ceremonia de Bendición de la Corona de Adviento:


En algunas parroquias se organiza la bendición de las coronas de Adviento. Si no se pudo asistir a esta celebración, la puede llevar a cabo el papá o la mamá con la siguiente oración:


Señor Dios, bendice con tu poder

nuestra Corona de Adviento para que, al encenderla,

despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo

practicando las buenas obras,

y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.

 

La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús.

Se puede cantar o poner la canción La corona del Adviento

 

La corona del Adviento

Letra: Bernardo Velado

Música: Antonio Alcalde

 

VIGILANTES ENCENDEMOS

LA CORONA DEL ADVIENTO.

EN LOS CIRIOS OFRECEMOS

CUATRO ETAPAS DE UN ENCUENTRO.

 

Nos evoca ya el primero

el Antiguo Testamento:

los profetas, voz del Verbo,

lo anunciaron desde lejos.

ESTRIBILLO.

 

El segundo trae el eco

del Bautista pregonero,

su mensaje del desierto:

“Allanadle los senderos”.

ESTRIBILLO.

 

Los tres cirios van tejiendo

la esperanza del misterio,

de la Virgen en el seno,

el rocío de los cielos.

ESTRIBILLO.

 

Cuatro cirios encendemos

ya en la cumbre del Adviento.

Todo es gracia, luz y fuego

a la hora del encuentro.

 

// (Música igual que estribillo)

 

ALEGRAOS, HOMBRES NUEVOS;

SED TESTIGOS DE EVANGELIO.

ID AL MUNDO, MENSAJEROS,

LUZ EN MEDIO DE LOS PUEBLOS. //

 

// (Música distinta a la del estribillo y a la de las estrofas)

 

CUATRO CIRIOS CUAL LUCEROS

QUE JALONAN NUESTRO ADVIENTO

EXPECTANTES SON ANHELOS

CON SUS LLAMAS CONTRA EL VIENTO. //

 

CELEBRACIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO ANALIZANDO LA PRESENCIA DE JESUCRISTO Y SUS ENSEÑANZAS EN LA VIDA FAMILIAR.


PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO (EL AMOR FAMILIAR)

 

Para comenzar:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se apagan las luces y se lee el texto de San Juan 3, 7-11:
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo único. A Dios nadie lo ha visto nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros.

Palabra del Señor.

Gloria a Ti Señor Jesús

 

Oración:
Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad.

Vela:
Encender la primera vela recordando qué significa penitencia, conversión de corazón.

Para reflexionar:
Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos amado este año en nuestra familia? El que desee responder en alto, lo puede hacer.

Propósitos:
Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia dirá cuáles serán sus propósitos para mejorar y hará un compromiso para cumplirlos durante la semana.

Oración:
Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que comienza el adviento, en nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Para terminar:
Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.

Para cantar: LLEGARA LA LIBERTAD

Caminamos hacia el sol

Esperando la verdad,

La mentira, la opresión

Cuando vengas, cesarán

 

LLEGARÁ CON LA LUZ

LA ESPERADA LIBERTAD (BIS).

 

Construimos hoy la paz

En la lucha y el dolor;

Nuestro mundo surge ya

En la espera del Señor.

 

Te esperamos, tú vendrás

A librarnos del temor;

La alegría, la amistad

Son ya signos de tu amor.

 

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO (LA SERVICIALIDAD EN LA FAMILIA)

 

Para empezar:

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se enciende la vela del domingo anterior, se apagan las luces y se lee el Evangelio de san Marcos 10, 43.45:
No ha de ser así entre ustedes; antes, si alguno de ustedes quiere ser grande, sea su servidor; y el quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.
Palabra del Señor.

Gloria a Ti Señor Jesús


Vela:
Se enciende la segunda vela de Adviento.

Para reflexionar:
Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: En nuestro hogar ¿cómo nos ayudamos unos a otros diariamente? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede responder en voz alta la respuesta.

Propósitos:
Después de la reflexión anterior, cada quien dirá cual será su propósito a cumplir en la semana.

Para orar:
Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro hogar. Amén.

Para terminar:
Todos los miembros de la familia se toman de las manos y rezan juntos un padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.

Para cantar: UN PUEBLO QUE CAMINA (J. A. Espinosa)

 

UN PUEBLO QUE CAMINA POR EL MUNDO

GRITANDO: “VEN, SEÑOR”.

UN PUEBLO QUE BUSCA EN ESTA VIDA

LA GRAN LIBERACIÓN

 

Los pobres siempre esperan el amanecer

de un día más justo y sin opresión.

Los pobres hemos puesto

la esperanza en Ti, Libertador.

 

Salvaste nuestra vida de la esclavitud,

esclavos de la ley,

sirviendo en el temor.

Nosotros hemos puesto la esperanza en Ti,

Dios del Amor.

 

El mundo por la guerra sangra sin razón, 

familias destrozadas buscan un hogar.

El mundo tiene puesta su esperanza en Ti,

Dios de la Paz.

  

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (SER MEJOR EN FAMILIA)

 Para empezar:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se encienden las dos velas de los domingos anteriores, se apagan las luces y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 5, 13-16:

Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad asentada sobre un monte, ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa. Alumbre así la luz de ustedes ante los hombres, para que, viendo nuestras buenas obras, glorifiquen al Padre, que está en los cielos.

Palabra del Señor.

Gloria a Ti Señor Jesús


Vela:
Se enciende la tercera vela de Adviento.

Para reflexionar:
Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? Cada miembro de la familia puede responder en voz alta si desea.

Propósitos:
Cada miembro de la familia puede decir cuál es su propósito durante la semana y se comprometerá a cumplirlo.

Para orar:
Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día. Amén.

Para terminar:
Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.

Para cantar: VAMOS A PREPARAR LOS CAMINOS

VAMOS A PREPARAR

EL CAMINO DEL SEÑOR.

VAMOS A CONSTRUIR

LA CIUDAD DE NUESTRO DIOS.

VENDRÁ EL SEÑOR CON LA AURORA,

EL BRILLARÁ EN LA MAÑANA,

PREGONARÁ LA VERDAD.

VENDRÁ EL SEÑOR CON SU FUERZA,

ÉL ROMPERA LAS CADENAS,

ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.

 

El estará a nuestro lado,

El guiará nuestros pasos.

Él nos dará la salvación.

Nos limpiará del pecado,

ya no seremos esclavos.

Él nos dará la libertad.

 

Visitará nuestra casa,

nos llenará de esperanza.

Él nos dará la salvación.

Compartirán nuestros cantos,

todos seremos hermanos.

Él nos dará la libertad.

 

Caminará con nosotros,

nunca estaremos ya solos.

El nos dará la salvación.

El cumplirá la promesa

y llevará nuestras penas.

El nos dará la libertad.

  

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO (LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRA FAMILIA)

 Para empezar:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se encienden las tres velas de los domingos anteriores y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 7, 24-25:
Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca.
Palabra del Señor.

Gloria a Ti Señor Jesús


Vela:
Encender la última vela del Adviento.

Para reflexionar:
Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: ¿De qué manera se ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año? ¿Lo hemos dejado actuar o le hemos estorbado? Cada uno podrá responder si desea.

Propósitos:
Después de la lectura anterior, cada uno de los miembros de la familia, dirá cuál es su propósito para la semana y se comprometerá a cumplirlo.

Para orar:
Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias. Amén.

Para terminar:
Todos los miembros de la familia se toman de las manos para rezar juntos un Padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.

Para cantar: LA VIRGEN SUEÑA CAMINOS

La Virgen sueña caminos, está a la espera;

la Virgen sabe que el niño está muy cerca.

De Nazaret a Belén hay una senda;

por ella van los que creen en las promesas.

 

LOS QUE SOÑÁIS Y ESPERÁIS

LA BUENA NUEVA,

ABRID LAS PUERTAS AL NIÑO

QUE ESTÁ MUY CERCA,

EL SEÑOR CERCA ESTÁ

EL VIENE CON LA PAZ.

EL SEÑOR CERCA ESTÁ,

EL TRAE LA VERDAD.

 

En estos días del año, el pueblo espera

que venga pronto el Mesías a nuestra tierra.

En la ciudad de Belén llama a las puertas,

pregunta en las posadas, y… no hay respuesta.

 

La tarde ya lo sospecha, está alerta.

El sol le dice a la luna que no se duerma.

A la ciudad de Belén vendrá una estrella,

vendrá  con todo el que quiera cruzar fronteras.

  



 

jueves, 25 de noviembre de 2021

TIEMPO DE ADVIENTO

 TIEMPO DE ADVIENTO

NDL

 

SUMARIO: I. Historia y significado del adviento - II. Estructura litúrgica del adviento en el misal de Pablo VI - III. Teología del adviento - IV. Espiritualidad del adviento - V. Pastoral del adviento.

 

I. Historia y significado del adviento [Año litúrgico, II]

 

Son dudosos los verdaderos orígenes del adviento y escasos los conocimientos sobre el mismo. Habrá que distinguir entre elementos relativos a prácticas ascéticas y otros de carácter propiamente litúrgico; entre un adviento como preparación para la navidad y otro que celebra la venida gloriosa de Cristo (adviento escatológico). El adviento es un tiempo litúrgico típico de Occidente; Oriente cuenta sólo con una corta preparación de algunos días para la navidad.

 

Los datos sobre el adviento se remontan al s. IV, caracterizándose este tiempo tanto por su sentido escatológico como por ser preparación a la navidad; como consecuencia, se ha discutido no poco sobre el significado originario del adviento: unos han optado por la tesis del adviento orientado a la navidad y otros por la tesis del adviento escatológico. La reforma litúrgica del Vat. II intencionadamente ha querido salvar uno y otro carácter: el de preparación para la navidad y el de espera de la segunda venida de Cristo (cf Normas universales sobre el año litúrgico y sobre el calendario [texto en la edición oficial del Misal Romano Castellano] n. 39).

 

II. Estructura litúrgica del adviento en el Misal de Pablo VI

 

El adviento consta de cuatro domingos (en la liturgia ambrosiana, en cambio, de seis). Aun manteniendo su unidad, como lo prueban los textos litúrgicos y sobre todo la casi diaria lectura del profeta Isaías, este tiempo está prácticamente integrado por dos períodos:

1) desde el primer domingo de adviento hasta el 16 de diciembre se resalta más el aspecto escatológico, orientando el espíritu hacia la espera de la gloriosa venida de Cristo;

2) del 17 al 24 de diciembre, tanto en la misa como en la liturgia de las horas, todos los textos se orientan más directamente a preparar la navidad. Los dos prefacios de adviento expresan acertadamente las características de una y otra fase. En este tiempo litúrgico destacan de modo característico tres figuras bíblicas: el profeta Isaías, Juan Bautista y María.

 

Una antiquísima y universal tradición ha asignado al adviento la lectura del profeta Isaías, ya que en él, más que en los restantes profetas, resuena el eco de la gran esperanza que confortara al pueblo elegido durante los difíciles y trascendentales siglos de su historia. Durante el adviento se proclaman las páginas más significativas del libro de Isaías, que constituyen un anuncio de esperanza perenne para los hombres de todos los tiempos.

 

Juan Bautista es el último de los profetas, resumiendo en su persona y en su palabra toda la historia anterior en el momento en que ésta alcanza su cumplimiento. Encarna perfectamente el espíritu del adviento. Él es el signo de la intervención de Dios en su pueblo; como precursor del Mesías tiene la misión de preparar los caminos del Señor (cf ls 40,3), de anunciar a Israel el "conocimiento de la salvación" (cf Lc 1,77-78) y, sobre todo, de señalar a Cristo ya presente en medio de su pueblo (cf Jn 1,29-34).

 

El adviento, finalmente, es el tiempo litúrgico en el que (a diferencia de los restantes, en los que por desgracia está ausente) se pone felizmente de relieve la relación y cooperación de María en el misterio de la redención. Ello brota como desde dentro de la celebración misma y no por superposición ni por añadidura devocional. Con todo, no sería acertado llamar al adviento el mejor mes mariano, ya que este tiempo litúrgico es por esencia celebración del misterio de la venida del Señor, misterio al que está especialmente vinculada la cooperación de María.

 

La solemnidad de la Inmaculada Concepción, celebrada al comienzo del adviento (8 diciembre), no es un paréntesis o una ruptura de la unidad de este tiempo litúrgico, sino parte del misterio. María inmaculada es el prototipo de la humanidad redimida, el fruto más espléndido de la venida redentora de Cristo. Ella, como canta el prefacio de la solemnidad, quiso Dios que "fuese... comienzo e imagen de la iglesia, esposa de Cristo llena de juventud y de limpia hermosura".

 

III. Teología del adviento

 

El adviento encierra un rico contenido teológico; considera, efectivamente, todo el misterio desde la entrada del Señor en la historia hasta su final. Los diferentes aspectos del misterio se remiten unos a otros y se fusionan en una admirable unidad.

 

El adviento evoca ante todo la dimensión histórico-sacramental de la salvación. El Dios del adviento es el Dios de la historia, el Dios que vino en plenitud para salvar al hombre en Jesús de Nazaret, en quien se revela el rostro del Padre (cf Jn 14,9). La dimensión histórica de la revelación recuerda la concretes de la plena salvación del hombre, de todo el hombre, de todos los hombres y, por tanto, la relación intrínseca entre  -evangelización y  promoción humana.

 

El adviento es el tiempo litúrgico en el que se evidencia con fuerza la dimensión escatológica del misterio cristiano. Dios nos ha destinado a la salvación (cf 1 Tes 5,9), si bien se trata de una herencia que se revelará sólo al final de los tiempos (cf 1 Pe 1,5). La historia es el lugar donde se actúan las promesas de Dios y está orientada hacia el día del Señor (cf 1 Cor 1,8; 5,5). Cristo vino en nuestra carne, se manifestó y reveló resucitado después de la muerte a los apóstoles y a los testigos escogidos por Dios (cf He 10,40-42) y aparecerá gloriosamente al final de los tiempos (He 1,11). Durante su peregrinación terrena, la iglesia vive incesantemente la tensión del ya sí de la salvación plenamente cumplida en Cristo y el todavía no de su actuación en nosotros y de su total manifestación con el retorno glorioso del Señor como juez y como salvador.

 

El adviento, finalmente, revelándonos las verdaderas, profundas y misteriosas dimensiones de la venida de Dios, nos recuerda al mismo tiempo el compromiso misionero de la iglesia y de todo cristiano por el advenimiento del reino de Dios. La misión de la iglesia de anunciar el evangelio a todas las gentes se funda esencialmente en el misterio de la venida de Cristo, enviado por el Padre, y en la venida del Espíritu Santo, enviado del Padre y del (o por el) Hijo.

 

IV. Espiritualidad del adviento

 

Con la liturgia del adviento, la comunidad cristiana está llamada a vivir determinadas actitudes esenciales a la expresión evangélica de la vida: la vigilante y gozosa espera, la esperanza, la conversión.

 

La actitud de espera caracteriza a la iglesia y al cristiano, ya que el Dios de la revelación es el Dios de la promesa, que en Cristo ha mostrado su absoluta fidelidad al hombre (cf 2 Cor 1,20). Durante el adviento la iglesia no se pone al lado de los hebreos que esperaban al Mesías prometido, sino que vive la espera de Israel en niveles de realidad y de definitiva manifestación de esta realidad, que es Cristo. Ahora vemos "como en un espejo", pero llegará el día en que "veremos cara a cara" (1 Cor 13,12). La iglesia vive esta espera en actitud vigilante y gozosa. Por eso clama: "Maranatha: Ven, Señor Jesús" (Ap 22,17.20).

 

El adviento celebra, pues, al "Dios de la esperanza" (Rom 15,13) y vive la gozosa esperanza (cf Rom 8,24-25). El cántico que desde el primer domingo caracteriza al adviento es el del salmo 24: "A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío: no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti no quedan defraudados".

 

Entrando en la historia, Dios interpela al hombre. La venida de Dios en Cristo exige conversión continua; la novedad del evangelio es una luz que reclama un pronto y decidido despertar del sueño (cf Rom 13,11-14). El tiempo de adviento, sobre todo a través de la predicación del Bautista, es una llamada a la conversión en orden a preparar los caminos del Señor y acoger al Señor que viene. El adviento, enseña a vivir esa actitud de los pobres de Yavé, de los mansos, los humildes, los disponibles, a quienes Jesús proclamó bienaventurados (cf Mt 5,3-12).

 

V. Pastoral del adviento

 

Sabiendo que, en nuestra sociedad industrial y consumista, este período coincide con el lanzamiento comercial de la campaña navideña, la pastoral del adviento debe por ello comprometerse a transmitir los valores y actitudes que mejor expresan la visión escatológica y trascendente de la vida. El adviento, con su mensaje de espera y esperanza en la venida del Señor, debe mover a las comunidades cristianas y a los fieles a afirmarse como signo alternativo de una sociedad en la que las áreas de la desesperación parecen más extensas que las del hambre y del subdesarrollo. La auténtica toma de conciencia de la dimensión escatológico-trascendente de la vida cristiana no debe mermar, sino incrementar, el compromiso de redimir la historia y de preparar, mediante el servicio a los hombres sobre la tierra, algo así como la materia para el reino de los cielos. En efecto, Cristo con el poder de su Espíritu actúa en el corazón de los hombres no sólo para despertar el anhelo del mundo futuro, sino también para inspirar, purificar y robustecer el compromiso, a fin de hacer más humana la vida terrena (cf GS 38). Si la pastoral se deja guiar e iluminar por estas profundas y estimulantes perspectivas teológicas, encontrará en la liturgia del tiempo de adviento un medio y una oportunidad para crear cristianos y comunidades que sepan ser alma del mundo.

A. Bergamini

 

BIBLIOGRAFIA: AA.VV., Tiempo de Adviento, en Asambleas del Señor 2, Marova, Madrid 1965; AA.VV., Adviento, Dossiers del CPL 2, Barcelona 1978; Barth K., Adviento, Ed. Estudio, Madrid 1970; Farnes P., Las lecturas bíblicas en Adviento, en "Oración de las Horas" 12 (1983) 325-331; Ferro Calvo M., La celebración de la venida del Señor en el oficio hispánico, Instituto S. de Pastoral, Madrid 1972; González R., El Adviento en Galicia, en "Phase" 113 (1979) 377-385; Maertens Th., Pastoral litúrgica de Adviento y Cuaresma, Marova, Madrid 1965; Nocent A., Contemplar su gloria: 'Adviento, Navidad. Epifanía, Estela, Barcelona 1963; Celebrar a Jesucristo, 1. Introducción. Adviento, Sal Terrae, Santander 1979; Raquez O., Preparación para la fiesta de Navidad en la Liturgia Bizantina, en Asambleas del Señor 8, Marova, Madrid 1965, 7-20; Roche A., Adviento, Navidad, Epifanía. Esperanza y vigilancia, en "Phase" 48 (1968) 543-554; Ruiz de la Peña J.L., Tiempo de Adviento, tiempo de esperanza, en "Phase" 136 (1983), 291-298; Tena P., Pastoral de Adviento, Navidad y Epifanía, Estela, Barcelona 1964; El leccionario ferial de Adviento, en "Phase" 113 (1979), 387-395. '

 

Voz “Adviento”, A. Bergamini, Tomado de Nuevo Diccionario de Liturgia, Madrid, San Pablo 1989, Directores: Sartore, D, Triacca, A. M., Canals, J. M., Págs. 50-53

martes, 23 de noviembre de 2021

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO CICLO C – 28 NOVIEMBRE 2021

DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO CICLO C – 28 NOVIEMBRE 2021


LA VIDA DESPIERTA



COMENTARIO

 

Comenzamos hoy un nuevo año litúrgico y Jesús abre nuestro adviento con una serie de imperativos: ¡Pónganse en pie!, ¡Levanten la cabeza!, ¡Estén sobre aviso!, ¡Manténganse despiertos!, ¡Oren!

Casi diríamos que se trata de un despertar muscular; hay que desterrar la imagen de unos cristianos que caminan cansados o asustadizos por la vida. Van con la cabeza erguida, hacia la fantástica aventura de un mundo nuevo: “Verán al hijo del hombre venir en la plenitud de su poder y de su gloria”.

Evidentemente, para los cristianos la vida es tan difícil como para los demás: la misma mezcla de esperanza y decepciones, de trabajos logrados y de fracasos. La enorme diferencia está en que nosotros sabemos que todo esto tiene un sentido global, aunque en detalle las cosas nos parezcan oscuras. Sabemos de dónde venimos y adónde vamos: nacidos del amor, vivimos bajo una mirada de amor y vamos hacia el amor. A veces nos dicen: ¿Qué cambios producen la fe en ustedes?”. ¡Lo cambia todo! Como el sol, vivimos las mismas cosas, pero en la luz. “El que me sigue, dice Jesús no camina en la noche” Caminamos bajo el sol de la primera venida de Cristo: navidad. Y avanzamos hacia el esplendor de su última venida.

Vivir tan luminosamente, mantenerse en el amor y en la esperanza, eso es el despertar cristiano. “¡Permanezcan despiertos!”.¿Por qué no tomar esto como una invitación a nuestro propio despertar de cristianos? ¡Sentir ganas de vivir a fondo nuestra fe!

¿Es posible describir esta vida despierta? Cada mañana es un hallazgo de Jesucristo y de su evangelio. Volvemos a tomar, mediante una pequeña lectura, una oración rápida o una meditación más larga, la resolución de estar atentos a Dios, a nuestra tarea a las personas con las que hemos de tratar. Pero habrá que vigilar constantemente la “pesadez de nuestro corazón”. “Cuidado, nos dice crudamente Jesús no se les embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida”.

Y nos muestra además dónde podemos encontrar esta voluntad de despertar; “¡Oren!”. Los que descuidan este imperativo deberían dejarse penetrar hoy por la grave advertencia final: “Pidan fuerza en todo momento para escapar de todo lo que va a venir y poder así manteneros en pie delante de mí”.

R.P. Roland Vicente Castro Juarez

 

ANTIFONA DE ENTRADA  Sal 24, 1-3.

A ti levanto mi alma, Dios mío, en ti confío; no quede yo defraudado, que no triunfen de mi mis enemigos, pues lo que esperan en ti no quedan defraudados.

 

ORACION COLECTA

Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir acompañados de buenas obras al encuentro d Cristo que vi9ene, para que, colocados a su derecha, merezcan poseer el Reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 33, 14-16

«Miren que llegan días —oráculo del Señor— en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.

En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra.

En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: "Señor—nuestra—justicia".».

 

SALMO RESPONSORIAL (24)

 

A ti, Señor, levanto mi alma.

 

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

 

El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.

 

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 12—4, 2

Hermanos: Que el Señor los colme y los haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros los amamos.

Y que así los fortalezca internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus santos, los presenten santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre.

En fin, hermanos, por Cristo Jesús les rogamos y exhortamos: Han aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues procedan así y sigan adelante.

Ya conocen las instrucciones que les dimos, en nombre del Señor Jesús.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Sal 84, 8.                  

Aleluya. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 25-28. 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedaran sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.

Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación.

Tengan cuidado: no se les embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estén siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.».

 

PLEGARIA UNIVERSAL

El Señor, el Hijo de Dios, viene a instaurar la justicia y a revelar el misterio infinito del amor del Padre. Por eso, abiertos a su mensaje y llenos de esperanza pidámosle que nos visite con su salvación y libere a su pueblo de sus esclavitudes, angustias y sufrimientos. Digamos: R.- Esperamos tu venida, Señor.

 

1.-  Para que, en este tiempo de Adviento, que inicia hoy, la Iglesia aliente la esperanza de los que viven sin saberse amados y salvados por Dios que quiso hacerse hombre. Oremos al Señor. R.

 

2.- Para que el Papa Francisco, los Obispos y cuantos sirven a la Iglesia con el ministerio pastoral manifiesten a toda la humanidad, la comprensión, el amor y la cercanía misericordiosa de Dios que viene a salvarnos. Oremos al Señor. R.

 

3.- Para que los responsables de la paz y la justicia entre los pueblos, naciones y tribus vuelvan su mirada al Príncipe de la Paz y la construyan defendiendo la dignidad de todas las personas, desde su concepción hasta su muerte natural. Oremos al Señor. R.

 

4.- Para que cuantos anuncian con su vida y palabras la llegada de los cielos nuevos y la tierra nueva experimenten la fuerza del amor de Dios, que los hace testigos y profetas de su amor en medio de sus hermanos. Oremos al Señor. R.

 

5.- Para que todos los que han pasado por esta vida anhelando ver el rostro de Dios lo contemplen con gozo eternamente y desde el intercedan por todos los que aun esperamos su manifestación gloriosa. Oremos al Señor. R.

 

6.- Para que este tiempo de Adviento, no obstante, la pandemia y sus consecuencias, sea vivido como un tiempo de espera activa del Señor, que nos abra para acoger su venida entre nosotros, con fe y con gozo. Oremos al Señor. R.

 

Bendice Señor cuanto por medio de tu Hijo amado hemos confiado a tu misericordia y concédenos mientras aguardamos su venida, la conversión de nuestro corazón a ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor los dones que te ofrecemos, escogidos de los bienes que hemos recibido de ti; y lo que nos concedes celebrar con devoción durante nuestra vida mortal, sea para nosotros precio de tu redención eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION   Sal 84, 13.

El Señor nos dara la lluvia y nuestra tierra dara su fruto.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Fructifique en nosotros, Señor, la celebración de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa, a descubrir el valor de los bienes del cielo y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 29: Is 2, 1-5; Sal 121; Mt 8, 5-11.

Martes 30: Rm 10, 9-18; Sal 18; Mt 4, 18-22.

Miércoles 01: Is 25, 6-10ª; Sal 22; Mt 15, 29-37.

Jueves 02: Is 26, 1-6; Sal 117; Mt 7, 21.24-27.

Viernes 03: Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31.

Sábado 04: Is 30, 19-21.23-26; Sal 146; Mt 9, 35-10. 1.6-8.

Domingo 05: Ba 5 1-9; Sal 125, 1-2ab.2cd.4-5.6; Flp 1, 4-6. 8-11; Lc 3, 1-6.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Lc 21, 25-28. 34-36

 

1. Texto. El ciclo litúrgico que hoy comienza nos va a familiarizar con Lucas, autor de un evangelio diferente de los de Mateo, Marcos o Juan, a pesar de contar con bastante material común.

El texto de hoy se sitúa dentro del recinto del templo. A la observación hecha por algunos sobre la belleza de este templo, Jesús contrapone el futuro de destrucción que le amenaza. Esta destrucción, sin embargo, no debe confundirse con la implantación definitiva y feliz del Reino de Dios, la cual estará precedida por un tiempo de protagonismo religioso no judío. En este punto entronca el texto de hoy.

Los dos primeros versículos describen un gigantesco cataclismo cósmico y el consiguiente pavor de la humanidad. El cataclismo es calificado como temblor de las potencias celestiales. Sigue a continuación la descripción grandiosa, pero escueta, de la llegada del Hijo del Hombre, que pondrá fin a las dificultades y sufrimientos de los cristianos comprometidos. "Se acerca vuestra liberación". La descripción de la llegada del Hijo del Hombre está tomada también de un libro apocalíptico como es el libro de Daniel. Por último, el texto se hace interpelativo: tened cuidado, estad siempre despiertos. La traducción litúrgica añade inexactamente una tercera interpelación: manteneos en pie. El texto original dice más bien lo siguiente: "Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y poder así manteneros en pie ante el Hijo del Hombre".

Lo que está por venir no se refiere al cataclismo cósmico, sino al futuro de dificultad y de sufrimiento que le espera al cristiano comprometido. Las dos interpelaciones van dirigidas a estos cristianos y quieren ser una invitación a vivir con la atención puesta en el reino de Dios por llegar y a no desfallecer a causa de las dificultades.

Comentario. Es conveniente recordar lo dicho hace un par de domingos a propósito de Marcos. También el texto de Lucas recoge situaciones e imágenes tomadas de la literatura profética y apocalíptica. Se trata de un lenguaje gráfico y metafórico, cuya verdad, por tanto, no hay que buscarla en lo que se describe, sino en lo que se trasluce y sugiere. No estamos ante la crónica de un futuro anunciado, sino ante la magia de un futuro mejor. Evocación y sugerencia no de fin de mundo, sino de fin de un mundo como el que hacemos.

El elemento central del texto es el pronombre personal plural "vosotros". Su referente son los discípulos, término que en Lucas es inequívocamente sinónimo de creyente o cristiano comprometido en la causa del Reino de Dios. Como le pasó a Jesús, también el creyente experimenta la incomprensión y la amenaza de los de dentro y de los de fuera. En una situación así es muy humana la tentación a desentenderse de todo, mandar todo a paseo y refugiarse en agentes inhibidores, llámense diversión, bebida o afán de dinero. El texto de hoy quiere ser una llamada de atención y una invitación al cristianismo comprometido. Una invitación a mirar en perspectiva de utopía. O quizá más exactamente: una palabra de ánimo y una confirmación de la esperanza que él ha depositado en el Hijo del Hombre.

DABAR 19


 

2.Lc/LIBRO:

Comentario: Con el nuevo ciclo litúrgico estrenamos también autor. Ya tendremos tiempo de ir familiarizándonos con Lucas, de descubrir su tacto exquisito, su interés por lo cotidiano y el detalle personal, su atención a los insignificantes y marginados. El ciclo litúrgico quiere que comencemos la andadura con la mirada puesta en el horizonte, hay una coincidencia de fondo y forma entre la descripción de este horizonte por parte de Lucas y de la de Marcos de hace dos domingos. Ambos se sirven del lenguaje figurativo, común en los profetas. Grandes cataclismos y angustias. A propósito de estas imágenes conviene recordar que sobre el origen y el final del mundo la Biblia no hace ninguna descripción científica sino que manifiesta lo que es importante para la salvación del hombre. Y lo que es importante para el hombre (éste es el fondo de las imágenes) es que la historia que éste construye no es buena, pero que no por ello es abocada a la fatalidad. Y no lo está gracias al empeño de Dios. ¿Qué mejor forma de expresar que caminamos hacia un mundo nuevo que hace saltar en añicos el mundo viejo? 

La Biblia es cualquier cosa menos un libro pesimista en lo referente al futuro del hombre. Lo que ocurre es que la salvación no espera del hombre, de ese hombre histórico con sus fracasos, mil veces puestos de manifiesto y siempre presentes, sino de Dios, o por lo menos del hombre que se apoya en Dios y le escucha. Expresión perfecta de este tipo de hombre es el Hijo del Hombre. El título mismo es evocador del alcance universal que Lucas le confiere al futuro. Cuando habla de las gentes se está refiriendo a la totalidad de la humanidad. Toda ella está llamada a la plena manifestación de su anhelo. Será la gran liberación. Anclado en lo humano y en lo divino el Hijo del hombre hace posible el ansia de liberación de la humanidad toda.

Cuando se camina es primordial saber que el camino conduce a alguna parte. Gracias al hijo del Hombre sabemos esa parte a la que el camino de la historia humana conduce. Pero así como la maleza del camino puede entorpecer o incluso ocultar la meta, así también las preocupaciones, agobios y crápulas (mejor traducción que vicios). Lucas, el evangelista del camino, dedica la segunda parte del texto de hoy a hacer una llamada a vivir conscientemente con la mirada puesta en la meta. No para tener miedo aquel día, sino para infundirnos ánimo y confianza en medio de las dificultades del camino. ¿No es acaso verdad que muchas veces vivimos como si la historia no tuviera rumbo ni sentido? Surge entonces la mentalidad del "carpe diem": aferrarse al presente porque no hay futuro o éste es problemático. ¡Manteneos en pie ante el Hijo del Hombre!, nos grita hoy Lucas. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra gran liberación¡ Luchad por ella. ¡Qué gran necesidad de este grito tenemos en nuestros días!

ALBERTO BENITO - DABAR 1985, 1


 

3.- Contexto. Jesús está enseñando en el Templo de Jerusalén. En Lc.21, 5-24 su enseñanza ha versado sobre la relatividad de la historia judía. A partir del v. 25 la enseñanza versa sobre la relatividad de la historia no judía. Tengamos en cuenta que las expresiones gentil, gente, designan a toda persona no judía.

Comentario. Se distinguen dos partes. La primera es expositiva.

Se presentan unos hechos (vs. 25-27). A la vista de estos hechos se invita a adoptar una actitud. Segunda parte exhortativa (vs. 28. 34-36). Los hechos expuestos son: conmoción cósmica, angustia humana, presencia majestuosa del Hijo del Hombre. No se habla de desaparición sino de cataclismos. Se pinta una situación caótica de la que cabe esperar lo peor. Y, sin embargo, lo que aparece es una figura majestuosa. Habitualmente se interpretan estos hechos como fin del mundo en el sentido más literal del término. Creo que una tal interpretación no hace justicia a un texto en el que lo verdaderamente importante es la presencia majestuosa del Hijo del Hombre cuando toda esperanza humana parece haber desaparecido. No hay ni una sola página en la Biblia que trate del cosmos, de su origen o su final. La Biblia no es un libro de ciencia. Y sí, en cambio, no hay una sola página en ella que no trate del hombre, de sus esperanzas y desesperanzas. Esta es una de ellas. Frente a la desesperanza, la presencia gloriosa del Hijo del Hombre que devuelve lo que parecía imposible: la ilusión, la certeza de nuestros mejores sueños, es decir, de los sueños utópicos. Alzad la mirada. Estad atentos. No os encerréis y empobrezcáis en las cuatro paredes de una vida sin horizontes.

Huid de una vida miope, rastrera. Se trata de todo un programa, de toda una actitud que debe caracterizar a quien se diga cristiano.

DABAR 1982, 1


 

4. - Lc. 21, 25-28 se mueve en el mismo ámbito de realidades que Mc.13, 24-27, comentado hace dos domingos. Vistos comparativamente ambos, el montaje de Lucas tiene un poder de sugestión y una fuerza dramática superiores al de Marcos. La angustia y miedo de unas gentes que corren enloquecidas, el estruendo ensordecedor del mar: nada de esto se encuentra en el relato visionario de Marcos.

El caos fantástico del final de la historia, nos remite al caos fantástico de los comienzos (Gen. 1,2), cuando la Palabra de Dios introdujo armonía, belleza y bondad. Al final de las historia volverá a resonar esa misma Palabra poderosa, pero entonces será la Palabra encarnada, Jesús de Nazaret. Y se producirá armonía y bondad; lo que Lucas llama liberación (v. 28). La humanidad dejará de caminar bajo el yugo de sus propias creaciones injustas, esclavizantes y angustiadoras. Será la nueva creación. Hablando con propiedad, no se tratará de un final, sino de la manifestación desvelada de la verdadera finalidad de toda la existencia humana.

Esta esperanza liberadora no es pasiva. Al contrario, está hecha de esperas activas, de vigilancia, de preparación. Este es el punto que desarrolla Lucas en los vs. 34-36 y que constituye la novedad del evangelio de hoy respecto al de hace dos domingos. La esperanza final debe nutrirse de esperas activas; de ahí la necesidad de evitar todo modo de existencia que impida la visibilidad del horizonte. Hay que vivir con la mirada alta y los brazos ágiles, y no encerrarse en el cuarto oscuro de la propia problemática sin perspectivas, un cuarto en el que cada uno va dando tumbos con ramplonería por falta de amplitud de miras.

DABAR 1976, 1


 

5.- En el anuncio original de Jesús, el acontecimiento del último día se concentró totalmente en el retorno del Señor. Ahora bien, en la primera comunidad, esta misma espera se fue clarificando en el sentido de que era precisamente su Señor glorificado el que había de retornar como administrador de la causa de Dios, para llevar a cabo un juicio de purificación y liberación de la creación, y, después, devolver a Dios el dominio sobre el mundo (cf. 1Co/15/25-28).

Así se resume, pues, la expectativa escatológica en la confiada figura del Señor. Los bautizados reconocerán al Hijo del Hombre, que vendrá sobre la nube (v. 27), revestido de la gloria del Señor, la cual -al contrario que las mismas nubes(v. 25s)- no producirá temor: ese temor natural que sobrecoja a las bautizados será vencido de inmediato por el amable (inspirador de confianza) acercamiento del Señor. Aquellos se pondrán en pie y levantarán su cabeza a la vista del poder salvador (v. 28).

Desde esa presentación hace el evangelio una llamada a la firmeza de la fe de los discípulos. Se exige, por tanto, que se atrevan a salir al encuentro de la gloria de Cristo y que, en unión a él, se mantengan firmes ante la magnificencia del suceso, es decir, ante la tremenda magnitud que cobra una confrontación con la poderosa actuación de Dios al descubierto (no oculta ya). El mantenerse firme y levantar la cabeza exige, a su vez, haber crecido y haberse fortalecido, lo cual se aprende precisamente en la "escuela del evangelio".

Adviento significa, por tanto, iluminar los "últimos acontecimientos" en la actual existencia de la iglesia y del individuo. Navidad no es más que un signo de promesa, una bondadosa predicción de lo que está por acontecer. Quien madure para comprender aquellas circunstancias, puede celebrar hasta infantilmente (con la sencillez que exige Jesús a sus discípulos) la fiesta de Belén. Por lo demás, oración y actitud de espera confiada (esperanza) preparan al discípulo para recibir "de pie" al Señor.

EUCA 1988, 56


 

6.- Este pasaje pertenece al "apocalipsis sinóptico" según la versión de Lucas. Para comprenderlo mejor, conviene recordar las características comunes a las tres versiones sinópticas.

De acuerdo con el género literario apocalíptico, utilizado ya frecuentemente en el A.T., se habla aquí de cataclismos en la tierra y en el cielo como señales que anteceden a la venida del "día del Señor" (cfr. Is 24, 17-23; 34,4) y a la manifestación sobre las nubes del "Hijo del Hombre". Las "potencias del cielo' son las estrellas, que los antiguos pensaban sólidamente clavadas en el firmamento.

El autor comparte la opinión extendida entre los primeros cristianos sobre la inminente venida del Señor. Con todo, distingue claramente entre la destrucción de Jerusalén y el fin del mundo. Todos estos fenómenos en la tierra y en el cielo son señales del fin del mundo; pero, hasta que llegue este fin y después de la destrucción de Jerusalén, hay un tiempo indefinido, que el autor llama "tiempo de los gentiles": "Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles' (v. 24). Lucas piensa, lo mismo que Pablo (Rom 11, 11-32), que los gentiles reemplazarán al pueblo de Israel hasta que éste se convierta masivamente. Y sólo entonces será el fin.

El fin del mundo no es para los cristianos motivo de espanto, sino de una gran esperanza, pues entonces serán liberados definitivamente. Mientras la destrucción de Jerusalén se anuncia como un suceso previsible que dará tiempo a la huida (vv. 29-32), "aquel día" (o "Día del Señor") vendrá de pronto sobre todos los hombres y nadie podrá escapar. De manera que sólo se salvarán los que estén preparados, pues para ellos será un día de liberación. Para destacar el carácter repentino de este magno acontecimiento, Lucas lo compara a un "lazo" o trampa de cazador; más exactamente, a la losa que cae sobre los pájaros cuando están comiendo tranquilamente el cebo. Otro símil utilizado por Mateo (24, 42-44) es el del ladrón que horada el muro de barro y entra en la casa cuando sus habitantes están dormidos. También Lucas, en otro lugar, nos dice que "el Hijo del Hombre vendrá cuando nadie lo espere", como un ladrón en la noche (Lc 12, 39s). Por esta razón Jesús exhorta a sus discípulos para que vigilen y estén preparados.

VICIA/QUÉ-ES:Que el objetivo del "apocalipsis sinóptico" no sea otro que llamar a la vigilancia y, consiguientemente, a la oración, está claro. De ahí que Mateo se extienda después con una serie de parábolas alusivas a la vigilancia (como aquella tan conocida de las vírgenes fatuas y las prudentes). Vigilar es estar atentos a lo verdaderamente importante y decisivo, cuando todos nos empuja al despiste y al aturdimiento, al sueño. Vigilar es tener los ojos muy abiertos en medio de la noche. El que vigila está en pie, siempre "de puntillas" por la esperanza, a la expectativa de lo sorprendente, de la sorprendente venida del Señor. Esto es también fijarse en las señales o signos de los tiempos, responder en cada momento y situación a las concretas exigencias del evangelio. La esperanza cristiana no es simplemente estar a la espera, no es aguardar, sino preparar los caminos para la pronta venida del Señor.  ESPERA/ESPERANZA

EUCARISTÍA 1982, 54


 

7.- Jesús se expresó en las imágenes de la apocalíptica judía. Lo mismo hizo la comunidad primitiva. En los sinópticos hay una evidente evolución en el contenido de las afirmaciones escatológicas.

En Marcos se siente el entusiasmo escatológico de la primera comunidad. En Mateo la época de la Iglesia es ya más larga y en Lucas el fin se traslada a una época lejana porque la etapa de la Iglesia apenas ha empezado. Los sinópticos no intentan descubrir el fin del mundo, sino exhortar a la perseverancia. Lucas insiste en la vigilancia para no dejarse absorber por las preocupaciones terrenas.

El discurso sobre la parusía, en Lucas, tiene un carácter mucho más parenético que en Marcos. En el centro del discurso hay una apremiante invitación a la constancia sobria y vigilante. Lucas no elimina la parusía, pero insiste en la disponibilidad. En este pasaje no se trata de apocalíptica sino de escatología. MUNDO/FIN:Las imágenes apocalípticas se usan para afirmaciones escatológicas. La escatología significa simplemente espera y estructuración del futuro sobre la base del pasado. Es inexacto hablar del fin del mundo, sino el inicio del mundo tal como lo quiso y lo programó Dios. En lenguaje bíblico lo que llamamos fin del mundo habría que llamarlo "el futuro del mundo". Es la transformación del mundo, no su aniquilación. El mundo es el lugar de la encarnación de Dios. Es evidente que la creación y la redención no actúan la una contra la otra, sino la una en la otra... Hay que tomarse este mundo en serio. Dios se lo ha tomado tan en serio que le dio a su propio Hijo (Jn 3,16).

PERE FRANQUESA - MISA DOMINICAL 1985, 23


 

8.- Este pasaje hay que situarlo, lo mismo que los dos evangelios anteriores (ciclos A y B), dentro de ese difícil contexto del anuncio de la ruina de Jerusalén. Sirviéndose de los términos habituales de la apocalíptica y de la escatología judías para describir esa caída, el Señor atribuía a ese acontecimiento la amplitud misma de cumplimiento de los últimos tiempos.

a) El pasaje de este día sigue inmediatamente a la descripción del asedio de Jerusalén (vv. 20-24). Todo sucede como si se tratara de una catástrofe cósmica que trastorna incluso los astros y sume a los hombres en la mayor confusión (vv.25-26). Era un procedimiento clásico de los apocalipsis judíos describir la ruina de una ciudad como un "Día de Yahveh" que llevaba consigo catástrofes de orden cósmico (Is 24, 10-23; 13, 6-10; Jer 4, 23-26). Así, después de Babilonia, Samaria, Gomorra y otras muchas ciudades paganas, Jerusalén va a experimentar a su vez el "Día de Yahvé". Al comentar (más discretamente por lo demás, que el texto paralelo de Mateo) la descripción de la destrucción de Jerusalén mediante ciertas imágenes de orden cósmico, Lucas no pretende necesariamente anunciar el fin del mundo, no hace más que amoldarse al género literario de los apocalipsis para decir, tan sólo, que la caída de Jerusalén será una etapa decisiva en la implantación del reino de Yahvé en el mundo. La intervención de toda la naturaleza en el momento de la caída de Jerusalén sigue siendo un reflejo de una concepción bíblica que presenta el reino mesiánico como una nueva creación que pone en entredicho los fundamentos de la antigua (Jl 3, 1-5; Ag 2, 6; Is 65, 17). La caída de Jerusalén es, así, la aurora de una creación de nuevo cuño.

b) Después de haber subrayado la repercusión cósmica del hundimiento de Jerusalén, Lucas anuncia la "venida del Hijo del hombre entre nubes" (v. 27). Se trata, evidentemente, del misterioso personaje anunciado por Daniel (7, 13-14) y a quien se confiará el juicio de las naciones. Para Lucas, esta manifestación del Hijo del hombre-Señor de los pueblos coincide con la caída de Jerusalén. Se comprende mejor esta sustitución si se tiene presente que el templo era considerado precisamente como el punto de la gran concentración de las naciones bajo el imperio de Yahvé (Is 60) y que Cristo tuvo especial cuidado en atribuir esa prerrogativa a "aquel que viene" o a "aquel que viene sobre la nube" (Mt 21, 61-64; 23, 37-39). "Venir sobre la nube" designa un personaje aureolado por la gloria divina: los cristianos aplicarán, pues, sin dificultad, esta expresión a Cristo resucitado. Cristo "viene sobre la nube" desde el momento de su resurrección, y todo acontecimiento que sirve para establecer su soberanía sobre el mundo es una nueva "venida sobre la nube" de aquel que ha adquirido todo imperio sobre el mundo, para ser siempre y hasta el fin de los tiempos "El que viene" (Ap 1, 7; cf. Ap 14, 14). Se puede, pues, decir que el tiempo de la Iglesia, inaugurada con la resurrección, y, más concretamente, el día en que la Iglesia se liberó totalmente del judaísmo, constituye la "venida del Hijo del hombre".

c) Después de haber hecho de la caída de Sión el acontecimiento inaugural de la nueva creación y que constituye una etapa importante en la "venida del Señor", San Lucas pasa a las aplicaciones morales. Se dirige en particular a la "generación" de sus contemporáneos (vv. 31-32) para enseñarla a ver en la caída de Sión un "signo" de la "proximidad" del Reino (vv. 27-31). Por lo demás, esa proximidad no es esencialmente de orden temporal, como si el fin del mundo fuera a producirse de inmediato; se trata más bien de una proximidad ontológica: en cada acontecimiento de la historia de la salvación y de la historia de los hombres, el Reino futuro está presente y se trata de aprender a descubrirlo. La vigilancia es precisamente la virtud de aquel que está bastante preocupado por la extensión de la soberanía del Hijo del hombre para descubrirla en germen en cada uno y "en todo". La caída de Jerusalén ha sido un jalón en la venida del Señor sobre la nube porque ha obligado a la Iglesia a abrirse decididamente a las naciones y a establecer un culto espiritual, liberado del particularismo del templo. Pero cada etapa de la evangelización del mundo, vinculada, por lo demás, a cada etapa de humanización del planeta, es también un jalón de esa venida del Hijo del hombre. Cada conversión del corazón, mediante la que el hombre se abre más y más a la acción del Espíritu del Resucitado y cuenta un poco menos con la "carne", es una nueva manifestación de esa venida. Cada asamblea eucarística, reunida precisamente "hasta que El vuelva" y beneficiaria de esa gloria y de ese poder del Hijo del hombre sobre la nube, es, finalmente, el jalón por excelencia de ese acontecimiento.

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 30


 

9.- Esta es una parte del Apocalipsis sinóptico. Parece que aquí también se inspiran algunos de los mensajes que ayer u hoy nos llegan del cielo. Pero si lo traducimos en anuncio profético o evangélico, veríamos que el acento no se pone en la angustia, sino en la liberación; no en las potencias del cielo, sino en el Hijo del hombre, que está en el cielo. No es un mensaje de terror, sino de vigilancia y esperanza. Nuestro problema ahora no es el miedo, sino el conformismo, la despreocupación, el aturdimiento: «mente embotada» por el consumo de cada día.

El mundo no es bueno; por eso no podemos dormir hasta que no venga el Hijo del hombre, o sea, hasta que no se construya un mundo nuevo, hasta que todos los hijos de los hombres no se traten como hermanos.

CARITAS - UN DIOS PARA TU HERMANO - ADVIENTO Y NAVIDAD 1991.Págs. 24 s.


 

10. ACI DIGITAL 2003

34. Lo único que sabemos acerca de la fecha del "último día", es que vendrá de improviso. (Mat. 24, 39:"Y no conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la Parusía del Hijo del Hombre"; I Tes. 5, 2 y 4: "Vosotros mismos sabéis perfectamente que, como ladrón de noche, así viene el día del Señor. Mas vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón" y II Pedro 3,10: "Quien quiere amar la vida y ver días felices, aparte su lengua del mal y sus labios de palabras engañosas").

Por lo cual los cálculos de la ciencia acerca de la catástrofe universal valen tan poco con ciertas profecías particulares. Velad, pues, orando en todo tiempo (v. 36).


PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO ADVIENTO


ENTRADA: LLLEGARA LA LIBERTAD

Caminamos hacia el sol

Esperando la verdad,

La mentira, la opresión

Cuando vengas, cesarán

 

LLEGARÁ CON LA LUZ

LA ESPERADA LIBERTAD (BIS).

 

Construimos hoy la paz

En la lucha y el dolor;

Nuestro mundo surge ya

En la espera del Señor.

 

Te esperamos, tú vendrás

A librarnos del temor;

La alegría, la amistad

Son ya signos de tu amor.

 

CERCA ESTA EL SEÑOR

CERCA ESTÁ EL SEÑOR,

CERCA ESTÁ EL SEÑOR,

CERCA DE MI PUEBLO,

CERCA DEL QUE LUCHA

CON AMOR.

CERCA ESTÁ EL SEÑOR,

CERCA ESTÁ EL SEÑOR,

ES EL PEREGRINO

QUE COMPARTE MI DOLOR.

 

También está el Señor, le conoceréis  en el que lucha por la igualdad.

También está el Señor, le conoceréis en el que canta la libertad.

También está el Señor, no olvidéis su voz,  sufre el gran dolor del oprimido.

 

También está el Señor, le conoceréis en el obrero en su taller.

También está el Señor, le conoceréis en el anciano en su vejez.

También está el Señor, no olvidéis su voz, en el hospital, junto al enfermo.

 

Jesús es el Señor, le conoceréis,

Él es la vida, es la verdad.

Jesús es el Señor, le conoceréis,

es el camino de libertad.

Jesús es el Señor, no olvidéis su voz, 

es el Redentor de nuestro pueblo.

 

DONES: SABER QUE VENDRAS

En este mundo que Cristo nos da,

hacemos la ofrenda del pan,

el pan de nuestro trabajo sin fin,

y el vino de nuestro cantar.

Traigo ante Ti nuestra justa inquietud:

«Amar la justicia y la paz».

 

SABER QUE VENDRÁS, SABER QUE ESTARÁS

PARTIENDO A LOS POBRES TU PAN. / (2)

 

La sed de todos los hombres sin luz,

la pena y el triste llorar,

el odio de los que mueren sin fe,

cansados de tanto luchar.

En la patena de nuestra oblación,

acepta la vida, Señor.

 

COMUNION:  LIBERTADOR DE NAZARETH

LIBERTADOR DE NAZARETH,

VEN JUNTO A MÍ, VEN JUNTO A MÍ.

LIBERTADOR DE NAZARETH.

¿QUÉ PUEDO HACER SIN TI?. (2v).

 

Yo sé que eres camino, que eres la vida y la verdad, yo sé que el que te sigue, sabe a dónde va, quiero vivir  tu vida, seguir tus huellas tener tu luz,  quiero beber tu cáliz, quiero llevar tu cruz...

 

Quiero encender mi fuego, alumbrar mi vida y seguirte a ti, quiero escucharte siempre, quiero luchar por ti. Busco un mensaje nuevo, te necesito libertador,

 

no puedo estar sin rumbo, no puedo estar sin Dios.

 

SALIDA:  UN PUEBLO QUE CAMINA

UN PUEBLO QUE CAMINA POR EL MUNDO GRITANDO: “VEN, SEÑOR”.

UN PUEBLO QUE BUSCA EN ESTA VIDA LA GRAN LIBERACIÓN

 

Los pobres siempre esperan el amanecer 

de un día más justo y sin opresión.

Los pobres hemos puesto

la esperanza en Ti,

Libertador.

 

Salvaste nuestra vida de la esclavitud,

esclavos de la ley, sirviendo en el temor.

Nosotros hemos puesto la esperanza en Ti, 

Dios del Amor.

 

El mundo por la guerra sangra sin razón,  

familias destrozadas buscan un hogar.

El mundo tiene puesta su esperanza en Ti, 

Dios de la Paz.