sábado, 30 de marzo de 2024

LECTURA Y COMENTARIO DOMINGO I DE PASCUA CICLO B - 31 MARZO 2024

 EL HABÍA DE RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS 


COMENTARIO

 

María Magdalena hace una constatación en el sepulcro y comunica su interpretación a dos discípulos (vs, 1-2). Los dos discípulos inspeccionan por separado el sepulcro, llegando a conclusiones distintas (vs, 3-8). Comentario del evangelista explicando el presupuesto desde el que se había llevado a cabo la inspección (v. 9). Isaías 26, 19-21 nos dice: "¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Porque tu rocío es rocío de luz y la tierra de las sombras parirá. Anda, pueblo mío, entra en los aposentos y cierra la puerta por dentro: escóndete un breve instante mientras pasa la cólera. Porque el Señor va a salir de su morada para castigar la culpa de los habitantes de la tierra: la tierra descubrirá la sangre derramada y no ocultará más a sus muertos".

Demos sentido del texto. María va al sepulcro poseída por la falsa concepción de la muerte; cree que la muerte ha triunfado; busca a Jesús como un cadáver. Su reacción, al llegar, es de alarma y va a avisar a Simón Pedro (símbolo de la autoridad) y al discípulo a quien quería Jesús (símbolo de la comunidad). Las dos veces que hasta ahora han aparecido juntos ambos (cfr. Jn. 13, 23-25; 18, 15-18), el autor ha establecido una oposición entre ellos dando la ventaja al segundo. Es lo mismo que vuelve a hacer en este relato y que volverá a hacer en 21, 7. El discípulo amado llega antes (v. 4) y cree (v. 8); Pedro, en cambio, llega más tarde (v. 6) y de él no dice que creyera. Correr más de prisa es imagen plástica para significar tener experiencia del amor de Jesús.

Pedro no concibe aún la muerte como muestra de amor y fuente de vida. En el atrio del sumo sacerdote había fracasado en su seguimiento de Jesús (cfr. Jn. 18, 17. 25-27); el otro discípulo, en cambio, siguió a Jesús (cfr. Jn. 19, 26). De esta manera, puede ahora marcar el camino a la autoridad en la tarea, común a ambas, de discernir a Jesús y encontrarse con él; corriendo tras la comunidad es como podrá la autoridad alcanzar su meta. Ambas, autoridad (Pedro) y la comunidad (discípulo amado) habían partido de la misma no-inteligencia, de la misma obscuridad, del mismo sepulcro. Ni Pedro ni el otro discípulo habían entendido, cuando partieron, el texto de Is. 26, 19-21. Pero el otro discípulo, al ver, creyó, captó el sentido del texto: la muerte física no podía interrumpir la vida de Jesús, cuyo amor hasta el final ha manifestado la fuerza de Dios.

Otros tantos presentimientos de lo posible, de un insospechado orden de las cosas. Un sepulcro abierto y unas vendas, una mujer y dos hombres para interpretar... Todo es ordinario y cotidiano, pero todo tiene valor de signo. "Vio y creyó"

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA Lc 24, 34; Ap 1, 6

Verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya. El la gloria y el poder por toda la eternidad, aleluya, aleluya.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios que, en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34ª. 37-43.

En aquellos días, Pedro tomo la palabra y dijo: “Ustedes bien saben lo que paso en el país de judíos, comenzando en Galilea, después que Juan predijo el Bautismo. Me refiero a Jesús de Nazareth, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que paso haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con El. Nosotros somos testigos de lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucito al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con El después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en El reciben, por su nombre, el perdón de los pecados”.

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 117)

 

 Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

 

Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R.

 

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa no he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R

 

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 3, 1-4.

Hermanos. Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde esta Cristo, sentado a la derecha de Dios, aspiren a los bienes de arriba, o a los de la tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes aparecerán gloriosos con El.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO   1Co 5, 7b-8ª.

Aleluya.  Ha sido inmolada nuestra victima pascual: Cristo. Así, pues, celebramos la Pascua en el Señor. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 20,1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro.  Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos, el sepulcro está vacío, ¡Jesús está vivo!. Dirijamos nuestras súplicas al Padre que lo resucito de entre los muertos, diciéndole llenos de confianza:R.- Padre, escúchanos en Jesús somos hijos tuyos.

 

1.- Por el Papa y todos los ministros de la Iglesia: para que sigan proclamando con gozo que en Cristo muerto y resucitado esta nuestra salvación definitiva. Oremos. R.

 

2.- Por las comunidades cristianas de nuestro país y del mundo: para que vivamos la alegría de la resurrección del Señor construyendo la unidad y cuidando de los hermanos más frágiles y vulnerables. Oremos. R.

 

3.- Por los que han recibido el sacramento el bautismo: para que se sientan acogidos por nuestra comunidad y reciban de cada uno de nosotros el testimonio y el estímulo constante para seguir con alegría el camino trazado por Jesús. Oremos. R.

 

4.- Por los enfermos, los más pobres, los que se sienten tristes y abandonados o están alejados de Dios: para que a través de nuestra cercanía y acogida solidaria experimenten el amor que Dios les tiene. Oremos. R.

 

5.- Por todos nosotros, que al participar en la celebración pascual renacemos con Cristo a una vida nueva para que seamos signos de esperanza y canales de su amor para quienes se siente debilitados en la fe por el peso del dolor, o nunca la han tenido. Oremos. R.

 

Oremos, Padre bueno, nuestras oraciones y haz que sigamos viviendo la alegría de la resurrección de tu Hijo en todas las circunstancias alegres y tristes de la vida cotidiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Rebosantes de gozo pascual, ofrecemos, Señor, este sacrificio en el que tan maravillosamente renace y se alimenta tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION   1Co 5, 7-8.

Ha sido inmolada nuestra victima pascual: Cristo, aleluya. Así, pues, celebremos con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya, aleluya.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 01:  Hch 2, 14.22-33; Sal 15; Mt 28, 8-15

Martes 02: Hch 2, 36-41; Sal 32; Jn 20, 11-18

Miércoles 03: Hch 3, 1-10; Sal 104; Lc 24, 13-55

Jueves 04: Hch 3, 11-26; Sal 8; Lc 24, 35-48.

Viernes 05: Hch 4, 1-12; Sal 117; Jn 21, 1-14

Sábado 06: Hch 4, 13-21; Sal 117; Mc 16, 9-15

Domingo 07: Hch 4, 32-35; Sal 117; 1Jn 5, 1-6; Jn 20, 19-31.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Jn 20. 1-9

 

1.- "Él había de resucitar de entre los muertos"

También en los relatos pascuales el evangelio de Juan presenta notables diferencias respecto a los evangelios sinópticos, si bien es probable que parta de tradiciones comunes, que, no obstante, han pasado por la criba de la teología propia del círculo juánico.

En las palabras de María Magdalena resuena probablemente la controversia con la sinagoga judía, que acusaban a los discípulos de haber robado el cuerpo de Jesús para así poder afirmar su resurrección. Los discípulos no se han llevado el cuerpo de Jesús. Más aún, al encontrar doblados y en su sitio la sábana y el sudario, queda claro que no ha habido robo.

La carrera de los dos discípulos puede hacer pensar en un cierto enfrentamiento, en un problema de competencia entre ambos. De hecho, se nota un cierto tira y afloja: "El otro discípulo" llega antes que Pedro al sepulcro, pero le cede la prioridad de entrar. Pedro entra y ve la situación, pero es el otro discípulo quien "ve y cree".

Seguramente que "el otro discípulo" es "aquel que Jesús amaba", que el evangelio de Juan presenta como modelo del verdadero creyente. De hecho, este discípulo, contrariamente a lo que hará Tomás, cree sin haber visto a Jesús. Sólo lo poco que ha visto en el sepulcro le permite entender lo que anunciaban las Escrituras: que Jesús no sería vencido por la muerte.

JOSEP Mª GRANÉ MISA DOMINICAL 1993, nº 6


 

2.- TUMBA-VACIA:

Ninguno de los discípulos se esperaba la resurrección de Jesús. Puede notarse el simbolismo de la escena del sepulcro vacío: Jesús se ha "desatado" de los lazos del reino de la muerte; en cambio, Lázaro tiene que ser "desatado" para poder caminar (para seguir a Jesús). Esto es lo que "ve", desde la fe, el Discípulo amado, y con él, la comunidad. Es el hoy del resucitado. –

JAUME FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990, 8


 

3.- DISCIPULO-ANONIMO:

Algo, sin embargo, me parece importante destacar a propósito del discípulo a quien Jesús quiere y que nunca tiene nombre propio.

Esta falta de nombre no parece obedecer a un recuerdo de modestia del autor para evitar referirse a sí mismo (interpretación anecdótica), sino a la intención del autor de englobar a todos y cada uno de los creyentes en Jesús, incluidos los que no han conocido a Jesús según la carne, como diría Pablo. Por eso este discípulo no puede tener un único nombre propio. Su nombre es el tuyo y el mío, que este día de Pascua creemos en Jesús resucitado y experimentamos en nosotros el amor de Jesús resucitado.

A. BENITO - DABAR 1988, 23

 


 

4.- María ha visto que el sepulcro está abierto y corre adonde están los discípulos, pero sólo puede hacer una banal constatación: "Se han llevado del sepulcro al Señor". María piensa en ladrones de cadáveres. Es verdad que aún no ha despertado del todo y no es un modelo de creyente: a pesar de lo cual, para los tiempos venideros será la iniciadora, la que presintió las secretas promesas del cuerpo sin vida que ella tanto amó.

Pero aún le queda camino por recorrer. Primero necesita escuchar el testimonio oficial de la Iglesia, el que da Pedro y para el que el príncipe de los apóstoles reunió todas las pruebas: las vendas por el suelo, y en un lugar aparte, el sudario cuidadosamente doblado. Son unas pruebas silenciosas, pero ¿acaso no es el tiempo de recogimiento, en que cada objeto adquiere el valor de signo visible que remite a lo invisible? La ausencia del cuerpo no es, ciertamente, la prueba de la resurrección; es el indicio de que el poder glorificador del Espíritu no ha olvidado el cuerpo.

Juan es el último en llegar al final del camino. Ve las vendas, pero no las hace caso. En efecto, su mirada se ha vuelto ya hacia el interior; si revuelve algo, es en sus recuerdos y en su corazón. El vino de las bodas, el templo purificado, Lázaro...

Otros tantos presentimientos de lo posible, de un insospechado orden de las cosas. Un sepulcro abierto y unas vendas, una mujer y dos hombres para interpretar... Todo es ordinario y cotidiano, pero todo tiene valor de signo. "Vio y creyó"

DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL - ADVIENTO-NAVIDAD  -  SANTORAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 83 s.

 


 

5.-  CZ/TRONO.

Contexto. Jesús ya ha transmitido el espíritu (cfr. Jn. 19, 30). De ahí que el que no nazca de arriba no puede ser del Reino (cfr. Jn. 3, 3). Arriba es la cruz. El espíritu es el amor capaz de dejarse matar por los demás. En el cuarto evangelio la cruz es trono y gloria: es la hora del triunfo de Jesús, pues pone de manifiesto quién es Jesús. La cruz expresa un estilo, un talante de vivir y de ser.

Sentido del texto. Este estilo, este talante, son una tarea ardua y difícil, pues pasa inevitablemente por la experiencia aniquiladora del que vive ese espíritu. En el relato de Juan, María Magdalena adquiere la función de recordar y hacer viva esta experiencia: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo han puesto". En el relato de Juan no hay ángeles ni mensajes pascuales. Para Juan, el mensaje pascual y el triunfo de Jesús están en la cruz. La resurrección de Jesús es su amor a prueba de la propia vida. Es este amor el que ha roto la muerte, porque, al amar al máximo, Jesús se ha encontrado con la potencia viva del Padre, que es sólo amor. Esto requiere un gran esfuerzo de credibilidad (fe), porque es un desafío a las reglas elementales de lo empírico.

De los dos personajes que corren al sepulcro en el relato, sólo uno rompe el reto de lo empírico. El discípulo amado "vio y creyó" (v. 9). Una vez más, Pedro no capta la situación. De él sólo se dice que vio, pero no que creyó. Pedro todavía no ha entendido que vivir es amar. Pedro todavía no posee el espíritu que Jesús transmite. No lo poseerá hasta más adelante (cap. 21) y entonces sólo gracias a este discípulo amado que le ayudará en la ardua y difícil tarea de creer (cfr. Jn. 21, 7). De ser cierto lo que fundadamente dicen algunos exégetas de que el discípulo amado simboliza en el cuarto evangelio a la comunidad cristiana, habrá que restituir hoy para la comunidad cristiana el protagonismo que el autor del cuarto evangelio quiso darle.

DABAR 1981, 23



viernes, 22 de marzo de 2024

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO DE RAMOS CICLO B - 24 MARZO 2024

  DOMINGO DE RAMOS


LA PASION SEGÚN MARCOS

 

El Domingo de Ramos es el comienzo solemne de la Semana Santa: Cada año recordamos los grandes misterios de nuestra salvación. El Hijo de Dios asumió nuestra condición humana para hacerse solidario con nosotros. Y ofreció su vida para que nosotros pudiéramos reconciliarnos con el Padre. Hemos observado domingo a domingo cómo fue aumentando el odio de los enemigos de Jesús. Cada uno de sus gestos en favor de los enfermos y excluidos fue interpretado de manera negativa; cada una de sus palabras fue sacada de contexto y manipulada. Sus enemigos ya habían decidido liquidarlo; solamente esperaban el momento propicio para echarle mano pues temían desafiar la furia de sus seguidores.

Analicemos cuáles fueron las circunstancias que acompañaron la entrada de Jesús en Jerusalén: Jesús se dirige a la capital religiosa e histórica de Israel para llevar a término la misión que le había sido confiada. Cada año los judíos se reunían en la ciudad santa para celebrar la Pascua, que era la conmemoración de la liberación de Egipto. A la alegría de la fiesta religiosa y del reencuentro con los familiares y amigos, se unía un clima de tensión política, pues los judíos se encontraban sometidos al poder romano. Y era apenas natural que las celebraciones de la liberación de la esclavitud de Egipto alimentaran los sentimientos nacionalistas y el anhelo de independencia. Jesús, que conocía profundamente el alma popular, escogió precisamente este momento para entrar en Jerusalén. Es el Mesías, descendiente de David, que entra en su capital. Pero ¡de qué manera lo hace! El pueblo esperaba que el Mesías entrara en Jerusalén como un nuevo David, con la solemnidad propia de los grandes desfiles militares: uniformes de gala, música marcial, hermosos caballos. En verdad, Jesús entra triunfalmente en Jerusalén. El texto evangélico lo corrobora: muchos alfombraban el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas de los árboles, la gente gritaba. Pero se trata de una entrada triunfal al revés: Jesús no entra haciendo alarde de poder; entra humildemente en un burro, que es un animal sin pretensiones. Con este estilo quiere corregir los imaginarios sobre el Mesías y da un giro radical a las expectativas sobre el nuevo orden que ha anunciado en su predicación por los pueblos y campos, y que va a sellar con la sangre que derramará en la cruz. La gente sencilla, libre de prejuicios, es capaz de ver en ese personaje que entra en un burro al descendiente del rey David. Por el contrario, los fariseos, enceguecidos por el odio, ven en él a un peligroso subversivo al que hay que eliminar. Las pasiones políticas y religiosas, así como los prejuicios sociales, ciegan nuestra capacidad de juzgar y nos llevan a decisiones equivocadas.

Al iniciar la Semana Santa los invito a no ser simples espectadores de estos acontecimientos que cambiaron la historia del mundo y el sentido de nuestras vidas: Que nuestra actitud interior sea la de participantes activos, coprotagonistas de los misterios que celebramos.

Que en esta Semana Santa no nos comportemos como despreocupados espectadores, sino que nos involucremos activamente en las celebraciones, degustemos los textos bíblicos, dejémonos interpelar por ese Jesús, Hijo de Dios, que firmó con su sangre un pacto de amor que nunca caducará.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

BENDICION DE LOS RAMOS

Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo Rey aclamándolo con cantos, concédenos, por medio de él, entrar en la Jerusalén del cielo. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

EVANGELIO DE LA ENTRADA DEL SEÑOR

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 1-10

Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús mando a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan a la aldea de enfrente y, en cuanto entren, encontraran un pollino atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta porque lo hacen, contéstenle: “El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto”.

Fueron y encontraron el pollino en la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes preguntaron: “¿Qué hacen desatando el pollino?”. Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el pollino, le echaron encima los mantos, y Jesús les monto. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás, gritaban: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre de Señor! ¡Bendito el Reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!

 

ANTIFONA DE ENTRADA Mt 21, 9

Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo.

 

ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que hiciste que nuestro Salvador se encarnase y soportara la cruz para que imitemos su ejemplo de humildad, concédenos, propicio, aprender las enseñanzas de la pasión y participar de la resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 50, 4-7.

Mi Señor me ha dado una lengua de discípulo, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me despierta el oído, para que escuche como los discípulos.

El Señor me abrió el oído y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que tiraban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes: por eso endurecí el rostro como roca, sabiendo, que no quedaría defraudado.

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 21)

 

Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?

 

Al verme, se burlan de mí, hacen muecas, menean la cabeza: “Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere”. R

 

Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores: me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R

 

Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R

 

Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo témanlo, linaje de Israel. R

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11.

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despejó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame; Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO   Flp 2, 8-9

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso, Dios lo levanto, sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”.

 

EVANGELIO

Escuchemos atentamente la Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 14—23, 56.

 

PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14,1-15,47.

 

Pretendían prender a Jesús traición y darle muerte.

 

C.- Faltaban. dos días para la Pascua y de los Panes Ácimos. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando el modo de arrestar a con engaños y darle muerte. Pero decían:

 

S. -No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.

 

Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura

 

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:

 

S. -¿A qué viene este derroche de perfume?. Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres.

 

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

 

+ -Déjenla, ¿por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran; pero a mí no me tienen siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Les aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta mujer.

 

Prometieron dinero a Judas Iscariote

 

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. A1 oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. El andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

 

¡Donde está la habitación en la que voy a celebrar la Pascua!

 

C.- El primer día de los ácimos, cuando se sacrificaba el Cordero Pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

S. - ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

 

C. -Él envió a dos discípulos diciéndoles:

 

+ Vayan a la ciudad, encontraran un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo, y en la casa en que entre, díganle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?».  Él les mostrara en el piso de arriba una sala grande y bien alfombra. Prepárennos allí la cena”.

 

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

 

Uno de ustedes me va a entregar

 

C.-  Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo dijo Jesús:

 

+ -Les aseguro, que uno de ustedes me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.

 

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

 

S. -¿Seré yo?

 

C. Respondió:

 

+ -Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del Hombre se va, como está escrito, pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!”.

 

Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre, sangre de la alianza.

 

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:

 

+ -Tomen, esto es mi cuerpo.

 

C. Y tomando en sus manos una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.  Y les dijo:

 

+ -Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Les aseguro, que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.

 

Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres

 

C. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo:

 

+ -Todos ustedes se van a escandalizar, como está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.». Pero cuando resucite, iré antes que ustedes a Galilea.

 

C. Pedro replicó:

 

S. -Aunque todos te abandonen, yo no.

 

C. Jesús le contestó:

 

+ -Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.

 

C. Pero él insistía:

 

S. -Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.

 

C. -Y los demás decían lo mismo.

 

Empezó a sentir terror y angustia

 

C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

 

+ -Siéntense aquí mientras voy a orar.

 

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

 

+ “Me muero de tristeza: quédense aquí velando”.

 

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

 

+ -¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.

 

C. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

 

+ -Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velen y oren, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.

 

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, pues sus ojos se cerraban de sueño. Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:

 

+ “Todavía están dormidos y descansando? ¡Basta ya! Ha llegado la hora; miren que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense, vamos! Ya está cerca el que me va a entrega.

 

Arréstenlo y llévenlo bien custodiado

 

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los doce, y con él gente con espadas y 'palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

 

S. -Al que yo bese, ese es: arréstenlo y llévenlo bien custodiado.

 

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

 

S. -¡Maestro!

 

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo arrestaron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

 

+ -¿Han salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un bandido?. A diario estaba enseñando en el templo, y no me detuvieron. Pero, que se cumplan las Escrituras.

 

C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

 

¿Eres tú, el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

 

C.- Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes los escribas y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose de pie, daban testimonio contra él diciendo:

 

S. -Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres.».

 

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:

 

S. - ¿No tienes nada que responder?, ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?

 

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo preguntándole:

 

S. -¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

 

C. Jesús contestó:

 

+ -Sí lo soy. Y verán que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.

 

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:

 

S. -¿Qué necesidad tenemos ya testigos?. Han oído la blasfemia. ¿Qué dicen?

 

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirlo, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

 

S. –“Adivina quien fue”

 

C. Y los criados le daban bofetadas.

 

No conozco a ese hombre de quien ustedes hablan.

 

C.- Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y dijo:

 

S. -También tu andabas con Jesús el Nazareno.

 

C. Él lo negó diciendo:

 

S. -Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.

 

C. Salió fuera, a la entrada, y un gallo canto. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

 

S. -Este es uno de ellos.

 

C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:

 

S. -Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.

 

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

 

S. -No conozco a ese hombre de quien ustedes hablan.

 

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar”.

 

¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?

 

C.- Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el sanedrín en pleno, se reunieron y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilatos.  Pilato le preguntó:

 

S. -¿Eres tú el rey de los judíos?

 

C. El respondió:

 

+ -Tú lo dices.

 

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:

 

S. -¿No contestas nada?. Mira de cuántos cargos presentan contra ti.

 

C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:

 

S. -¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?.

 

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes alborotaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

 

S. -¿Qué hago con el que llaman rey de los judíos

 

C. Ellos gritaron de nuevo:

 

S. -Crucifícalo.

 

C. Pilato les dijo:

 

S. -Pues ¿qué mal ha hecho?

 

C. Ellos gritaron más fuerte:

 

S. –“¡Crucifícalo!”.

 

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

 

Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado.

 

C.- Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la tropa. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

 

S. – “¡Salve, rey de los judíos!”

 

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron el manto de color púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.

 

Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron

 

C.- Y a un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que al regresar de campo pasaba por allí, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «La Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero estaba escrita la causa de su condena: EL REY DE LOS JUDIOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: - «Lo consideraron como un malhechor.»

 

A otros ha salvado, y a si mismo no se puede salvar

 

C.- Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

 

S. -¡Eh, tú que destruías el tempo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.

 

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él diciendo:

 

S. -A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.

 

C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

 

Jesús, dando un fuerte grito, expiro.

 

C.- Al llegar el mediodía toda La región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

 

+ -Eloí, Eloí, lamá sabaktaní.

 

C.- Que significa:

 

+ Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

 

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

 

S. -Mira, está llamando a Elías.

 

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:

 

S. -Déjenlo, a ver si viene Elías a bajarlo.

 

C. Y Jesús, dando un fuerte grito expiró.

 

Todos se arrodillan y se hace una pausa

 

C.- El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

 

S. –Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.

 

C.- Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

 

José rodo una piedra a la entrada del sepulcro

 

C.- Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble magistrado, que también aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Acudamos a Jesús, nuestro Rey y Mesías, nuestro único Salvador, y sabiendo que sube a Jerusalén para continuar nuestra liberación, definitiva, salgamos a su paso diciendo: R.- Bendito el que viene en nombre del Señor.

 

1.- Porque das a tu iglesia el privilegio de vivir y contemplar los misterios de tu amor. R.

 

2.- Porque, consumando tu obra redentora, borraste los pecados del mundo. R.

 

3.- Porque, haciéndote hombre, hiciste de nuestra historia una historia de salvación universal. R.

 

4.- Porque fuiste capaz de padecer hasta el extremo y de aceptar con confianza la voluntad de Dios, tu Padre. R.

 

5.- Porque visitas a los agonizantes, das la vida eterna a los difuntos, y nos regalas el don de la esperanza que no falla. R.

 

6.- Porque no permites acompañarte en tu sacrificio, en tu banquete y en tu victoria pascual. R

 

Adéntranos, Señor, en el misterio de tu amor, haz que te descubramos presente en nuestras vidas como el enviado de Dios, escucha nuestras oraciones de alabanza, suplica y acción de gracias. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que por la pasión de tu unigénito se extienda sobre nosotros tu misericordia y aunque no la merecen nuestras obras, que con la ayuda de tu compasión recibirla en este sacrificio único. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION Mt 26, 42

Padre mío, si este cáliz no puede para sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Saciados con los dones santos, te pedimos, Señor, que, así como nos has hecho esperar lo que creemos por la muerte de tu Hijo, podamos alcanzar, por su resurrección, la plena posesión de lo que anhelamos. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 25: Is 42, 1-7; Sal 26; Jn 12, 1-11

Martes 26: Is 49, 1-6; Sal 70; Jn 13, 21-33.36-38.

Miércoles 27: Is 50, 4-9ª; Sal 68; Mt 26, 14-25.

Jueves 28: Misa Crismal: Is 61, 1-3a.6a.8b-9; Sal 88; Ap 1, 5-8; Lc 4, 16-21.

Celebración de la Cena del Señor: Ex 12, 1.8.11-14; Sal 115; 1Co 11, 23-26; Jn 13, 1-15.

 Viernes 29: Pasión de Cristo: Is 52, 13-53, 12; Hb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1—19, 42.

Sábado 30: Gn 1, 1-2, 2; Sal 103; Gn 22, 1-18; Mc 16, 1-7.

Domingo 31: Hch 10, 34ª.37-43; Sal 117; Col 3, 1-4.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 14, 01-15, 47

Par: /Mt/26/01-13 /Lc/22/01-02 /Jn/12/02-11

 

1. /Mc/15/01-39J/PASION.

El relato de la pasión y muerte de Jesús, que constituye, al parecer, la parte más antigua de la tradición evangélica, fue contado primero y escrito después, desde la fe de los testigos y para la fe de la iglesia. Por lo cual no debemos leerlo como un informe de los hechos desnudos, sino más bien como la interpretación de estos hechos a la luz de la experiencia pascual y del anuncio de los profetas del AT. Ni la tradición formulada ya sustancialmente en la predicación apostólica, ni los evangelistas que la recibieron, pretenden hacer una llamada al sentimiento o a la admiración, presentando patéticamente al "héroe" de la tragedia que sufre en silencio. No; hacen, eso sí, una apelación a la fe, a nuestra fe. Su interés, eminentemente teológico, se centra en el significado de la pasión de Jesús como acto supremo de la historia de salvación. Si la cruz es para los "griegos" una necesidad y un escándalo para los "judíos", es para los creyentes la revelación de la misma sabiduría y de la fuerza de Dios.

V.1.- El sanedrín, tribunal supremo de los judíos, tenía varias razones para entregar a Jesús a los romanos: En primer lugar, el sanedrín, aunque podía sentenciar la pena de muerte, no podía ejecutarla sin que fuera confirmada por el procurador romano, y esto era evidentemente lo que deseaba. En segundo lugar, si conseguía implicar a los romanos en el proceso, podría contar también con su guarnición militar para hacer frente a la eventual oposición del pueblo. Por último, si Jesús moría ajusticiado por los romanos, sería clavado en una cruz; esto contribuiría en gran manera a desfigurar la imagen del Nazareno: todos verían en el crucificado a un hombre que había sido antes arrojado de la comunidad de Israel y ahora padecía, bajo el poder de los romanos, la muerte que éstos solían dar a los esclavos. Por estas razones, apenas despuntó el día, cuando comenzaba, según el derecho romano, el tiempo hábil para administrar justicia, el sanedrín llevó a Jesús ante Pilato.

V.3.- Los mismos jueces que habían condenado a Jesús por blasfemo, según ordenaba que se hiciera la Ley de Moisés, lo denuncian ahora ante Pilato por hacerse llamar "Rey de los judíos". La pregunta de Pilato supone tal acusación. Conociendo la proverbial liberalidad de los romanos en cuestión religiosa y el desprecio que Pilato sentía por las convicciones judías, era de esperar la maniobra del sanedrín. Y si éste le había condenado ya por blasfemo, también era de esperar que Pilato lo condenara por ir contra el César. Y aunque Jesús no era ni blasfemo ni agitador político, lo cierto es que murió por ambas causas. Por eso y porque era inocente, la muerte de Jesús en la cruz es la denuncia y la condena tanto de la institución religiosa como del poder político.

V.5.- Jesús no se defiende. Jesús calla porque sabe que ha llegado su "hora" y que tiene que morir para que se cumpla la voluntad del Padre. Jesús calla para que todo suceda conforme a lo que habían anunciado los profetas del Siervo de Yavé (Is 53, 7). Pero Pilato, que no conoce ni la "hora" ni la voluntad de Dios, se extraña.

V.8.- Pilato quiere desembarazarse de todo este asunto, pero elige un mal camino: abandona el terreno de la estricta justicia y entra en el de las negociaciones con la gente soliviantada y manipulada por la mala voluntad de los sumos sacerdotes. Marcos supone que un grupo de zelotes, aprovechando el indulto que solía concederse con ocasión de la pascua, había acudido al pretorio para pedir la libertad de Barrabás. Este no era un vulgar ladrón, sino un preso político, un zelote o nacionalista exaltado que había matado a un hombre en una revuelta contra los romanos. Los otros dos "ladrones" que serían crucificados con Jesús eran también probablemente zelotes, pues sabemos que el historiador judío Flavio Josefo llama así a todos los zelotes. "Barrabás" quiere decir "hijo del padre", y su nombre completo era Jesús Barrabás. Pilato propone a Jesús de Nazaret como candidato para el indulto pascual, pero el pueblo elige al otro Jesús. Sustitución significativa: Jesús, el hijo amado del Padre, muere en lugar de Barrabás. Por otra parte, Jesús, que era inocente, no hubiera aceptado un indulto; pero es que además convenía que el Inocente muriera por todos los culpables y en solidaridad con todos aquellos que padecen persecución por su amor a la justicia.

Vemos cómo el proceso de Jesús, quizás indebida pero inevitablemente, se politiza. Hasta el punto que el título o la causa de su condena será: "Jesús Nazareno, Rey de los judíos".

v.19.- Después de haber azotado a Jesús, la soldadesca se divierte con él haciendo gala de su corto ingenio y de su gran brutalidad. El gobernador romano lo había presentado al pueblo como Rey de los judíos: los soldados encuentran en ello un buen motivo para mofarse de Jesús y de los judíos. Los excesos de estos mercenarios en un rincón del pretorio están en la misma línea que las torturas que se perpetran en tantas comisarias contra todos los derechos humanos.

V.21.- El único que ayudó a Jesús a llevar la cruz fue un hombre que venía del campo, un campesino que se llamaba Simón. Este era padre de Alejandro y Rufo. Aunque este dato no añade para nosotros nada importante, tiene sentido si pensamos que Marcos escribió su evangelio en Roma y para los fieles romanos, entre los cuales vivía Rufo con su madre (Rm. 16, 13). El encuentro de Simón con Jesús, camino del Calvario, fue para él y toda su familia una hora de gracia.

V.23.- La mezcla de vino con mirra se daba a los ajusticiados, y era una especie de analgésico. Jesús, que estaba dispuesto a beber hasta la última gota del cáliz que el Padre le había preparado, no quiere disminuir en nada su conciencia en aquella hora suprema. Por eso rechaza el vino mezclado con mirra.

V.32.- Cuando levantaron a Jesús, clavaron en la cabecera de la cruz el letrero de la acusación, que hasta ese momento había llevado colgado al cuello. Entonces empezaron a desfilar sus enemigos en son de triunfo y, meneando la cabeza, unos le recordaban su amenaza al templo y otros lo denunciaban como falso Mesías. Se repite, pues, la doble acusación: de blasfemo y de sedicioso político.

V.33.- Los profetas ven en el oscurecimiento del sol una señal que acompaña siempre al juicio de Dios (Am 8, 9; Is 13, 10; 50,3; Jer 15, 9; Jl 2, 10; 3, 4; 4, 15). Según esto se trataría aquí de la manifestación de la ira de Dios contra la ciudad y el pueblo que asesina al Mesías que le ha sido enviado.

V.34.- Con estas palabras comienza el salmo 22 (21), que tiene un sentido mesiánico. En su contexto original no implican ninguna duda, ni hay porqué suponerla en la situación de Jesús. Pero son aquí la expresión de aquella inmensa soledad, en la que sólo puede encontrarse el que se ha hecho responsable de todo y en favor de todos delante de Dios. V.36.- Uno de los soldados tiene un gesto de condolencia, le ofrece a Jesús una esponja empapada con agua y vinagre. Las palabras con las que acompaña su gesto son desconcertantes. Mateo las pone en boca de los otros soldados (27, 49).

V.37.- Según Lucas no se trataría de un grito inarticulado, sino de estas palabras: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46; cfr. Sal 31, 6).

V.38.- El sentido salvador de la muerte de Jesús se muestra inmediata- mente, y el que parecía vencido comienza a dar señales de victoria: el velo del templo se rasga. Se acabó el viejo culto y los privilegios de los sacerdotes; ahora todos tienen acceso a la presencia de Dios en Jesucristo (cfr. Jn 4, 21-24; Heb 5, 19s; 9, 8; 10, 19s).

V.39.- Durante cuatro horas, este capitán que comanda el piquete de cuatro soldados que custodian a los reos, ha podido ver el comportamiento de Jesús durante su agonía. Ha visto también lo que ha sucedido en el momento de su muerte, cuando se ha oscurecido el sol. Y aunque este fenómeno pudo ser causado naturalmente por el viento siroco, el capitán, valorando todos los hechos y acordándose del proceso y de lo que en él se dijo, confiesa: "Realmente este hombre era Hijo de Dios". Con ello quiere decir que el ajusticiado era inocente y que no era un embaucador, también que no era sin más un hombre cualquiera. El grano de trigo ha caído en tierra, ha muerto, y ahora comienza a brotar la espiga. La muerte no acaba con Jesús ni con la causa de Jesús.

EUCARISTÍA 1985/15


 

2.-  RASGOS PECULIARES DE LA PASIÓN SEGÚN SAN MARCOS. J/PASION/Mc

Literariamente tiene un carácter netamente descriptivo en el que resalta la simplicidad y concreción de la catequesis primitiva.

Es una narración de una crudeza a veces desconcertante. No fue un interés biográfico, histórico o edificante el que motivó este relato. Sin embargo, Marcos aporta gran cantidad de precisiones históricas. Para él la pasión y la muerte de Jesús no son un mito. Han dejado su huella en la historia, en el tiempo y en un lugar real: el joven que sigue a Jesús después del arresto en Getsemaní (14, 51-52); José de Arimatea (15, 43); Pilato que manda comprobar la muerte de Jesús (15, 44-45).

Los hechos se suceden en un estilo descarnado, se acentúa el carácter dramático y se detiene en pormenores que los otros evangelistas o atenúan u omiten. Así en Getsemaní el miedo, la angustia, la triple petición al Padre para que le libere, el abandono en la cruz. La narración de Marcos extrema la emoción y la tensión. Utiliza las palabras que indican el grado extremo de horror y sufrimiento. Pero esto no le es obstáculo para que, al mismo tiempo, Jesús se dirija al Padre con palabras de ternura y confianza incondicionales: Abbá, Padre.

En el relato de Marcos hay una progresiva acentuación de los títulos mesiánicos: Hijo del hombre, Mesías, Rey de los judíos.

Progresión que culmina en la profesión de fe de un pagano, el centurión: "Realmente este hombre era Hijo de Dios" (15, 19).

El evangelio de Marcos se caracteriza por el secreto y el silencio acerca de Jesús Mesías. Pide secreto e impone silencio a los demonios y a los enfermos curados. Este silencio durante la vida, se convierta en la pasión en soledad total. Nadie le acompaña. Todos le abandonan. Pero a medida que llega la muerte, el silencio y la soledad terminan y es proclamado Hijo de Dios y Mesías. Jesús, ante el sanedrín, se proclama por primera vez Mesías (14, 62) y por ello es condenado a muerte. Al morir se rasga el velo del templo. Es el judaísmo que, a su manera, reconoce la divinidad de Jesús. La tradición sobre el velo que se rasga ve en este hecho la execración del templo.

Esta imagen de Jesús en su pasión que nos ofrece Marcos, quizá esté más cerca de la sensibilidad y gusto del hombre de hoy. El libro de los Hechos y las Cartas presentan la pasión y la resurrección con fórmulas fijas y esquematizadas. De ellas deducen las enseñanzas soteriológicas y parenéticas. En cambio, los evangelios presentan los hechos como relatos biográficos variados y complejos, aunque en orden a una doctrina.

El relato de la pasión según Marcos tiene una finalidad claramente teológica. Proclama el acontecimiento central de la redención en orden a creer en la divinidad de Cristo. Nos invita a reflexionar sobre los sentimientos y actitudes de los actores del drama. La actitud de Jesús es de obediencia. Se siente como el realizador de las expectativas mesiánicas mediante el sufrimiento y la muerte como siervo de Yavhé. Esta realidad, tan difícil de comprender para los discípulos durante la vida de Jesús, a la luz de la Pascua pierde su oscuridad. La comunidad primitiva ve en ella el elemento central del misterio de la salvación e hizo de ella, junto con la resurrección, el tema central de la predicación. El relato de la pasión y resurrección que hoy figura al final de las narraciones evangélicas, en realidad constituyó la base y el punto de partida de la primera enseñanza apostólica.

La actitud de los fariseos es una actitud de obstinación. A la auto-presentación de Jesús, como príncipes de paz, se contrapone la dureza extrema de los sacerdotes y fariseos que no sólo no acogen al enviado, sino que traman su muerte. El juez-Pilato quiere salvar a Jesús desde una actitud política y sin comprometerse. No consigue su propósito. El pueblo pide la muerte de Jesús. Barrabás queda libre porque en su lugar se crucifica a Jesús. Se concede la vida a Barrabás porque Jesús muere en su lugar. Así nosotros somos llamados a la vida por la muerte de Cristo.

PERE FRANQUESA - MISA DOMINICAL 1985/07


 

3.- Claramente más breve que los relatos paralelos, el Evangelio de la Pasión en San Marcos se limita a la estructura esencial de los acontecimientos. Eso no obstante, está compuesto por diversos elementos: puede distinguirse, en efecto, una fuente no semítica (14, 1-2, 10-11, 17-21, 26-31, 43-46, 53; 15, 1, 3-5, 15a, 21-24, 26, 29-30, 34-37, 39, 42-46) y una fuente de inspiración semítica y de origen probablemente petrino (14, 3-9, 12-16, 22-25, 32-42, 45-52; 15, 2, 6-14, 15b-20, 25, 27-28, 31-33, 38, 40-41). Las preocupaciones doctrinales de estas dos fuentes afloran con mucha frecuencia. La segunda, por ejemplo, refleja la preocupación por subrayar el aislamiento de Cristo y las burlas y los sarcasmos a los que Cristo corresponde con el silencio.

* * * *

a) En esta línea subraya el aislamiento cada vez más completo del Señor, quien ha perdido ya la aceptación de que había sido objeto por parte de las multitudes y de sus allegados, y la Pasión le acarreará el abandono de sus propios discípulos. Cada vez que Mateo nos presenta a Jesús "con" los suyos (Mt. 26, 36; 26, 40; 26, 51), puede afirmarse que Marcos no repite esa fórmula. En Getsemaní, quienes hubieran debido velar con El se duermen (Mc.14, 50), y, para ridiculizar esa huida, Marcos atribuye un interés particular al episodio el joven que huye completamente desnudo (Mc. 14, 51-52). El aislamiento de Cristo se trasluce a lo largo de toda la sesión del sanedrín: mientras que se encuentran falsos testigos contra El (Mc. 14, 56-60), mientras que Pedro proclama su contratestimonio (Mc. 14, 62-71), no queda más que un solo testigo para atestiguar "por dos veces" (Mc. 14, 72, exclusivo de Marcos), como requería la ley judía, en favor de Jesús: el pobre gallo. El aislamiento de Jesús es, por tanto, absoluto. Hasta su mismo Padre le abandonará (Mc. 15, 34-35), mientras sus discípulos se mantendrán "a distancia" (Mc. 15, 40).

b) El evangelista subraya igualmente el silencio de Cristo durante su proceso (Mc. 14, 61; 15, 3-4). Al contrario que Lucas y Juan, no recogerá más que una palabra de Cristo en la cruz, fiel en esto a su plan de subrayar el "secreto mesiánico" (Mc. 5, 43; 7, 24; 9, 30). Con ese silencio, Jesús quiere significar la distancia que separa su misión real de lo que las gentes entienden por ella, y el misterio de su persona de los títulos que se le atribuyen. Marcos se detiene en la descripción de las burlas y sarcasmos de que Cristo es objeto (Mc. 15, 16-20, 29-32; cf. también 5, 40; 6, 2). Siempre ha sido sensible a la oposición de los jefes (Mc. 3, 6, 22), y especifica cómo esa oposición ha llevado a Cristo a la muerte (14, 53-64).

* * * *

El tema del aislamiento silencioso de Cristo es el eco de la forma en que Marcos defiende la dignidad mesiánica de Jesús en medio de los ultrajes más escandalosos. La contraposición entre el rey de los judíos y un revoltoso homicida, la burlesca entronización real de Jesús en la sala del cuerpo de guardia, las burlas alrededor de la cruz aíslan a Jesús en sus pretensiones mesiánicas. Pero justamente cuando ha llegado al colmo de ese aislamiento hasta en la muerte es reconocido por "Hijo de Dios" (15, 39) en una profesión de fe que, por sí sola, anula todas las mofas de la multitud y favorece que se constituya un grupo de discípulos (15, 40-43); estos últimos no estarán distantes de Cristo y muy pronto formarán su Iglesia.

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III - MAROVA MADRID 1969.Pág. 234 s.


 

4.-  J/ABANDONADO

La pasión según Marcos es la pasión del abandonado. Todos lo abandonan: la gente alegre del día de ramos, los discípulos, Pedro... ¡y hasta el Padre! Nunca se sintió Jesús tan incomprendido y tan solo, entregado a la soldadesca (¡el Hijo de Dios cubierto de esputos y abofeteado!) y tratado como culpable por los jefes religiosos.

Desciende hasta lo más profundo de la soledad humana. El, que hablaba, que había venido para hablarnos, se calla. Son impresionantes dos observaciones de Marcos: "¿No contestas nada?", dice el sumo sacerdote; "¿No respondes?", le dice Pilato. Silencio de Jesús. Hay momentos en los que Jesús no tiene nada que decir, nada que decirnos. Indicó lo que era, señaló el camino por donde le podemos seguir. Si no lo seguimos, ¿qué puede decirnos ya? - ¿No me respondes? - No. Estás demasiado lejos. Sólo se está cerca de mí por medio de actos de amor y de coraje.

Si no seguimos a Jesús más que escuchando religiosamente sus palabras o predicándolas con elocuencia, sin ponerlas en práctica, somos de los que lo abandonan. Es una verdad muy dura que nos negamos a aceptar. La meditación de esta pasión tiene que ponernos ante la exigencia fundamental del evangelio: sólo se "sigue" a Jesús haciendo lo que él pide.

Pasión de los abandonos y del terrible silencio de Jesús. Pero también pasión de los tres gritos:

- ¿Eres tú el mesías, el hijo del bendito? - ¡Lo soy!, grita Jesús, rompiendo el secreto sobre su mesianidad y su gloria.

Encadenado, humillado, revela finalmente lo inaudito: "Vais a ver cómo el hijo del hombre toma asiento a la derecha del todopoderoso, y cómo viene entre las nubes del cielo". Aquello no podía aceptarse, en aquel lugar y ante aquellos sacerdotes, más que como una blasfemia. Pero ¿y nosotros? ¿Con qué fe lo miramos nosotros, en este momento? Jesús grita en la cruz su confianza: "¡Dios mío, Dios mío!".

Y lo hace luchando contra el sentimiento más terrible de abandono: "¿Por qué me has abandonado?". Palabra preciosa que ofrece a los que bajan a esos abismos. Si no hubiera llegado hasta allá, ¿sería el Enmanuel prometido, el Dios con nosotros? Jesús, contigo puedo gritar en medio del abandono, pero contigo quiero decir también: "¡Dios mío!" donde creía que ya no podía decirlo.

El tercer grito de esta pasión es aquél al que nos conduce Marcos desde el comienzo de su evangelio. Decir: "¡Tú eres Dios!" no a aquel que electrizaba a la gente, al que fue transfigurado, sino al condenado en la cruz. Una muerte tal que el centurión gritó: "Realmente este hombre era Hijo de Dios". Es el lector del evangelio el que dice esto al final de esta pasión. Pero una vez más: es inútil decirlo, si esto no nos cambia.

ANDRE SEVE - EL EVANG. DE LOS DOMINGOS - EDIT. VERBO DIVINO ESTELLA 1984.Pág. 111


 

5.-  Mc/PASION:

Los relatos de la pasión no son simple crónica o página histórica, son catequesis de la comunidad, meditación e interpretación teológica de los sufrimientos y la muerte de Cristo. Se busca justificación y sentido a estos hechos, que serán iluminados desde la Escritura y la experiencia pascual.

No se trata para nada de un fracaso y de un engaño. Era un camino marcado y aceptado, un camino que, en conjunto, era querido por Dios y que terminó siendo salvación para el mismo Cristo y para todos. El relato es más llamado a la fe que a la compasión.

El evangelio de Marcos que hoy leemos, es el más cercano a los hechos, el más realista. Marcos nos hace sentir más intensamente el abandono y el desgarro de Jesús. La cruz termina en «un fuerte grito». Subraya más la angustia de Jesús, su soledad, el miedo y el abandono de sus discípulos, la burla de los testigos. Se nota más todo el fracaso de la cruz, que no se ve iluminada ni por la gloria de Juan o la misericordia de Lucas o las Escrituras de Mateo. Hay incluso más desconcierto e incredulidad ante las primeras noticias de la Resurrección.

Pero Marcos también ve en la muerte de Cristo la confirmación de toda su vida y es el centurión quien repite el gran mensaje de todo el evangelio: «Realmente este hombre era el Hijo de Dios». - UN AMOR ASI DE GRANDE - CUARESMA Y PASCUA 1991.Págs. 129


 

6.-  Mc/15/01-41

En el relato de la pasión tenemos la pieza literaria más antigua del evangelio. «Acta del martirio» de Jesús. Hay que leerla en sintonía de corazón y pensamiento con la comunidad apostólica que la releía como si se hallase presente en torno a la mesa de la fracción del pan. Los hechos se contemplan con realismo detallado, objetivo. La Iglesia los veía aureolados de gloria a través de la experiencia pascual. Marcos y los demás evangelistas prepararon la historia de la pasión con las tres solemnes predicciones, para hacernos comprender que Jesús la aceptó consciente y libremente. Obediente al Padre. En acto de servicio por la liberación o «rescate» de los hombres.

Todos y cada uno de los hechos son transparencia de doctrina. La pasión es una cristología. Revelación del Hijo de Dios. Marcos titula su libro: «Principio del evangelio de Jesús, Mesías, Hijo de Dios» (1,1). Pero mantiene este título en una gran reserva a lo largo de toda la obra. Hasta que, ante la cruz, sentimos la fe de la Iglesia proclamada por boca del centurión: «Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios» (15,39). La Iglesia apostólica, habitualmente perseguida, se veía en la pasión del Maestro como en un espejo. Muchas circunstancias están redactadas o matizadas con intención de ejemplaridad. Con especial atención las injurias, menosprecios, humillaciones, expolio y abandono. El desprecio social y las vejaciones, más que el derramamiento de sangre, eran la cruz diaria de los cristianos.

El velo del templo se partió en dos (38). El hombre ya puede comunicar con Dios sin trabas. Acceso directo al Padre (Heb 10,19s). Sellada con la sangre que es vida, ha comenzado la Nueva Alianza (Mc 14,24).

La cruz redentora y voluntaria es donación de sí mismo por los demás hasta el límite. Epifanía de un amor infinito (Jn 13,1). Manifestación, realmente, del Hijo de Dios. Ser cristiano es compromiso de seguirlo por el mismo camino. La pasión ilumina el misterio que sólo comprenden los que aman: que la perfección del hombre se realiza plenamente en el amor-hecho- dolor. San Pablo lo vivió y enseñó (Gál 6,14): «Lo que es a mí, jamás me gloriaré más que de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo quedó crucificado para mí y yo para el mundo».

I. GOMA - LA BIBLIA DIA A DIA - Comentario exegético a las lecturas de la Liturgia de las Horas - Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981. Pág. 900 s.


 

7.-  /Mc/15/42-47

Sepultura de Jesús. La menciona explícitamente el más antiguo kerigma o proclamación apostólica (1 Cor 15,4), como lo hacemos nosotros cuando profesamos la fe: "fue crucificado, muerto y sepultado...". Ultimo paso en la vertiente dolorosa de los hechos pascuales. Complemento, testimonio y memoria de la muerte. El relato evangélico de la pasión tiene una estructura redaccional de tres fases, como muchas «actas de mártires»: arresto, proceso judicial, muerte violenta. El cadáver del mártir es sagrado. Parientes, amigos o discípulos cumplen la «buena obra» (Mc 14,6-9), quizá arriesgada, de enterrarlo con honor y con piedad. El Nuevo Testamento nos ofrece los casos de Juan Bautista (Mc 6,29) y de Esteban (Hch 8,2).

Maldito según la ley (Dt 21,23 y Gál 3,13), habrían echado el cuerpo de Jesús a una fosa común. La atrevida decisión de José de Arimatea, figura muy apreciada por los primeros cristianos, consigue rescatarlo. Cede generosamente su propio sepulcro. Los que analizan a fondo el relato evangélico de la pasión ven que, en el momento en que fue redactado, algunos de los "lugares" en que tuvieron lugar los acontecimientos ya eran objeto de veneración y centro de celebraciones litúrgicas para la comunidad cristiana de Jerusalén. Esta hipótesis vale sobre todo para el Santo Sepulcro. El Santo Sepulcro es «monumento» o memorial de la continuidad indisociable entre el Jesús de la cruz y el de la gloria. Templo, a la vez, de la muerte y de la vida. Tres siglos más tarde, una gran construcción basilical albergó sepulcro y calvario dentro de un mismo recinto. Tuvieron el acierto de dar a todo el conjunto el nombre de "anástasis": resurrección. La resurrección es muerte liberadora que ha germinado en vida. Vida humana-y-divina: trascendente, eterna. La sepultura de Jesús fue la espera silenciosa de un re-nacimiento universal.

La comprensión profunda del bautismo en la escuela de san Pablo (Rom 6,4; Col 2,I2) contempla en el gesto significativo de sumergirse y resurgir del agua el misterio de la asociación personal de cada uno de los creyentes a la sepultura-y-resurrección de Cristo. Audacia de morir con él en la misma cruz (Gál 2,19s) y caer en tierra como el grano de trigo (Jn 12,24), seguros por la fe de que el Redentor ha transfigurado su muerte y la nuestra en un divino nacimiento.

I. GOMA - LA BIBLIA DIA A DIA - Comentario exegético a las lecturas de la Liturgia de las Horas - Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981. Pág. 903 s.


 

8.-  /Mc/14/01-31.

Para comprender esta sección, que tiene como centro la última cena y que nos introduce en el relato de la pasión, es preciso que reconstruyamos un trasfondo triple. En primer lugar, la vida entera de Jesús, cuya cima y cuya revelación al mismo tiempo es la última cena. Efectivamente, la cena no es un gesto aislado e imprevisto, sino que está fuertemente arraigado en el contexto evangélico: pone profundamente de manifiesto el significado del "camino" de Cristo, permitiéndonos captar la tensión interior que lo dirigió desde el comienzo. En segundo lugar hemos de tener presente el trasfondo vetero- testamentario (especialmente Is 53 y Ex 24, dos textos con los que hemos de encontrarnos) y la liturgia judía de la celebración de la pascua.

Y finalmente hemos de tener ante la vista el marco litúrgico de la comunidad cristiana, en nuestro caso la comunidad de Marcos. En este trozo del evangelio no nos encontramos solamente con las palabras y los gestos de Jesús, sino que vemos esos mismos gestos y palabras encuadrados dentro de la liturgia comunitaria, que es precisamente donde son recordados y propuestos a la reflexión de los fieles; así pues, palabras del Señor y reflexiones comunitarias, recuerdo y meditación. Más concretamente podríamos decir que los gestos y las palabras del Señor se nos han transmitido dentro de un contexto litúrgico y homilético. Todo esto es ya de suyo significativo: para las comunidades cristianas el gesto eucarístico no era simplemente algo que bastaba recibir de la tradición, conservarlo y transmitirlo con la fidelidad; era más bien un gesto del que había que deducir un juicio sobre la comunidad.

Por eso mismo el gesto del Señor quedó inserto dentro de un contexto que llaman homilético, o sea, dentro de un contexto atento a sacar de él consecuencias para la vida.

-El marco

El marco en que nuestro evangelista (lo mismo que harán luego Mateo y Lucas) coloca la cena del Señor no es un simple cuadro exterior, una descripción externa, sino un cuadro que nos encamina ya a la comprensión del significado interior de aquel acontecimiento.

PAS/JUDIA: Está cerca la pascua de los judíos (14, 1) y Jesús desea celebrar la cena pascual con los discípulos (14, 14); he aquí la primera indicación. Con toda probabilidad la pascua fue en su origen la forma israelita de celebrar las fiestas de primavera, comunes a todos los semitas nómadas del desierto. Pero un texto del Éxodo (12, ss) relaciona esta fiesta de pascua con el gesto de Dios que liberó a los hijos de Israel de manos del faraón, haciendo morir al propio tiempo a los primogénitos de los egipcios. De esta manera, la fiesta quedó insertada en la historia de la salvación (en su origen, como hemos dicho, era una fiesta de pastores) y su celebración se vio enriquecida con gestos altamente evocadores. Un texto del Deuteronomio (16, 1-8) subraya más fuertemente todavía la idea de memoria: "Así te acordarás del día en que saliste del país de Egipto por todo el tiempo de tu vida." La fiesta estuvo siempre acompañada de un marco festivo. En tiempos de Jesús la preparación y el adorno de la sala, el vino y el cordero caracterizaban a la cena pascual como un banquete de alegría. Se celebraba con gozo la salida de Egipto y la consecución de la libertad. Pero no se trataba simplemente de una alegría que tenía su origen en un recuerdo; la fiesta asumió también un carácter de esperanza. La celebración del gesto liberador de Dios no es solamente recuerdo del pasado ni es solamente alegría por la libertad que se posee; es también anticipación de la liberación escatológica. En tiempos de Jesús era muy viva esta dimensión escatológica. La cena pascual presentaba un doble aspecto, uno dirigido al pasado y otro al futuro. Pero esta dimensión escatológica quedaba fácilmente contaminada por las ambiguas esperanzas mesiánicas del pueblo. Y es aquí precisamente -una vez más- donde radica la novedad de Cristo: el futuro liberador se anticipa y se significa en una cena que recuerda la cruz y la ofrenda de amor que en ella se encierra. El camino mesiánico es el de la cruz. Precisamente en este marco festivo, tan cargado de esperanzas, es donde llega a su cumplimiento el drama de Jesús. Es un contraste muy fuerte.

Por eso Marcos no dice solamente que estaba cerca la pascua: dice además que los fariseos habían decidido "darle muerte" (14, 1-2), pero andaban buscando la manera de hacerlo sin suscitar la indignación de la gente. Más adelante Marcos señala una segunda repulsa, la de Judas (14, 10-11): también Judas aguardaba el momento oportuno para entregarlo. Así pues, el gesto liberador de Dios tiene lugar en un contexto de repulsa: Jesús está solo en su gesto de entrega, rechazado. Entre estos dos episodios de repulsa tiene lugar una escena con los discípulos: el relato de la mujer que derrama un frasco de perfume precioso sobre la cabeza de Jesús. Pero también es "discutido" este gesto y Marcos nos recuerda tres interpretaciones. Algunos ven en este gesto un "derroche": ¡podía servir para los pobres! ¡Como si Cristo, que va a morir, solo y abandonado de todos, no fuera un pobre! ¡Como si no fuera justo "derrochar" un poco de nuestra amistad con él! La mujer, por su parte, ve en aquel gesto -y por eso lo realiza- un signo de amor y de respeto, quizás de gratitud, probablemente un reconocimiento mesiánico (mesías quiere decir precisamente ungido, perfumado). Pero ¿qué mesías? La interpretación de Jesús es la que revela el significado último, verdadero, del gesto de la mujer (un significado que aquella mujer no había comprendido): es un anticipo de sepultura. Jesús es un mesías que va a morir. Este es el pensamiento que domina a Cristo y que los discípulos sin embargo no saben interpretar.

-Una entrega por muchos

Después de haber contemplado este marco, concentremos ahora nuestra atención en los gestos y en las palabras de Cristo. Los gestos de Jesús -incluso prescindiendo de las palabras que les acompañan- están por sí mismos cargados de significados: el pan partido, el vino rojo, el pan y el vino repartidos. Todo esto indica la muerte cercana y el don que allí se encierra: una vida entregada, ése es su significado. Y las palabras que los comentan no pueden hacer más que aclarar esta idea.

Las palabras de Cristo sobre la copa se relacionan con la alianza: "La sangre de la alianza". En el libro de /Ex/24/08, leemos: "Después Moisés tomó sangre, roció con ella al pueblo y dijo: Esta es la sangre de la alianza". La alianza (ALIANZA/QUE-ES) es, en su aspecto más profundo, el gesto con que Dios libera a su pueblo y lo elige para sí; también podríamos decir al revés (las dos formulaciones son equivalentes) que la alianza es el gesto con que Dios se entrega a su pueblo, dejándose comprometer por él y convirtiéndose en su liberador y aliado.

Y las palabras que siguen ("derramada por mucha gente") nos recuerdan a Is 53, en donde el Siervo de Dios entrega su vida por los muchos que lo rechazan.

Para comprender ese "por muchos" debemos recurrir además a otra frase de /Mc/10/45, donde el término "rescate" (que ya hemos tenido ocasión de comentar expresaba la solidaridad más radical: "solidario con", "en lugar de". Así pues, todos los elementos (recuerdo de la alianza, referencia a Is 53, el paralelismo con Mc 10, 45) convergen en la definición del "camino" de Cristo como un hecho de "comunión"; una vida entregada.

Finalmente, después de la referencia al Antiguo Testamento y al contexto más amplio, el "por" nosotros (conservado por todas las tradiciones, incluso por Juan) se comprende en toda su profundidad únicamente si lo colocamos dentro del contexto de repulsa que hemos descrito anteriormente: rechazado por nosotros, muere por nosotros. Y conviene observar que el rechazo no viene solamente de parte de los "suyos": la traición de Judas y más tarde la negación de Pedro (14, 29-31).

Así pues, la cena es verdaderamente la revelación de la tensión que ha guiado toda la vida de Cristo (una vida entregada), es una explicación del ministerio de la encarnación y, en definitiva, una clave de lectura de la historia de salvación como historia de comunión. Por eso precisamente decíamos que la cena no es un gesto aislado. No basta con afirmar que Cristo está presente en el pan y en el vino; es preciso descubrir allí una vida entregada. Y es preciso tomar parte en ella. Obsérvese entonces cómo el texto habla de sangre bebida, compartida. De la primera comunión (la de Dios con nosotros) brota la segunda (la comunión entre nosotros mismos): el camino de Cristo (una vida entregada) define cuál ha de ser nuestro seguimiento.

Una última indicación: "No volveré a beber del jugo de la vid hasta el día en que beba vino nuevo en el Reino de Dios" (14, 25). Se trata de la dimensión escatológica del gesto de Jesús (y de la celebración cristiana), que en Lucas es todavía más explícita. El gesto de Jesús señala un "camino" que tiende, no a la cruz, sino -más allá de la cruz- a la comunión definitiva con Dios. El don es anticipado, pero tiende a una plenitud. Por eso precisamente "la misma celebración eucarística no se vive, en la festividad cristiana, como una simple participación en la presencia de Cristo; está siempre impregnada de la melancolía del ausente o de aquel que se hace presente sólo a través de una materia simbólica.

-La traición

En el relato de Marcos es muy vivo el sentimiento de la traición.

Repitamos que se trata de la traición de Judas, de la negación de Pedro y del escándalo de todos los discípulos. Jesús lo expresa de un modo solemne, como si se tratase de una realidad profunda, que no es posible olvidar: "Os aseguro" (en el texto original: "en verdad, os digo a vosotros": /Mc/14/18). Y se refiere además al salmo 41, 10, la plegaria de un hombre abandonado y traicionado.

Realmente parece descubrirse en Marcos una insistencia: "uno de vosotros, uno que comparte mi pan", "uno de los doce"; se trata de una traición de la amistad y de la elección. Es verdad que esta traición entra dentro de la historia de Dios (y por tanto no debe escandalizar), pero se debe igualmente a la responsabilidad del hombre: "¡Sería mucho mejor que no hubiera nacido!"; quizás no sea éste un juicio de condenación, sino más bien una lamentación y una advertencia.

Pero el recuerdo de la traición -que nos conservan todas las tradiciones, incluso la fórmula catequista de 1 Cor 15- ¿qué significado tiene para nosotros? La comunidad cristiana descubre ante el gesto de Cristo sus propias divisiones, pero al mismo tiempo descubre que la fidelidad de Dios es más fuerte que estas divisiones. Por eso la memoria de Cristo es al mismo tiempo juicio y consuelo.

Precisamente en el contraste entre la traición y la entrega es donde la comunidad ha captado la grandeza del amor de Dios, su gratitud, su obstinación. Pero ha captado también una doble advertencia. La comunidad se siente invitada a no escandalizarse, ya que descubre en su propio seno la traición y el pecado: es una experiencia que vivió el mismo Jesús y que previó para su Iglesia; la traición acompaña a la comunidad desde sus orígenes. Y se ve también invitada a no mecerse en una falsa seguridad y a no presumir de sí misma (como Pedro): siempre es posible el pecado y no podemos fiarnos de nuestras propias fuerzas.

BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 193


 

9.-  /Mc/14/32-15/47. J/Mz/PASION J/SOLEDAD

No no es posible analizar detalladamente el largo relato de la pasión (14, 32- 15, 47). Nos contentaremos con unas cuantas observaciones generales, útiles para indicar la perspectiva de Marcos y los temas predilectos de su largo relato. Haremos además algunas observaciones más detalladas a propósito de la agonía de Getsemaní, con la que se abre la pasión, y a propósito de la crucifixión, con la que termina.

Marcos es consciente, sobre todo, de que la pasión no es sólo la conclusión exterior, temporal, de la vida de Jesús: en ese caso habría bastado con yuxtaponer la narración de la pasión al relato anterior de su ministerio público. Se trata más bien de la conclusión interior de la vida de Cristo, de su cumplimiento, de la manifestación de aquella lógica tan íntima que la movió desde el principio. Esto quiere decir que Marcos lee la historia de Cristo a partir de la muerte-resurrección, esto es, de aquel centro que ilumina todo lo que precede y que permite captarlo en su verdadero significado. Por eso precisamente Marcos prolonga hacia atrás el tema de la pasión. Están las tres predicciones que desde el capítulo 8 en adelante van midiendo la narración; estas predicciones no se limitan a prever la pasión, sino que demuestran que Cristo era consciente de ella y señalan su significado: una vida entregada, en sustitución, por todos. Pero ya en el capítulo 3,6 se habla con claridad de la muerte: "Los fariseos fueron a ver a los partidarios de Herodes y buscaron con ellos la forma de terminar con Jesús".

Todavía con mayor frecuencia de como lo había hecho en las páginas anteriores, Marcos recurre aquí a las Escrituras (sobre todo a Is 53). Esto se explica por dos motivos: el recurso a las Escrituras, particularmente intenso en el caso de la pasión, existía ya en la tradición, esto es, en el relato que Marcos ha encontrado y que utiliza en su narración de los hechos.

Pero además es cierto que el mismo Marcos parece haber advertido la importancia de esa referencia y que no sólo recogió, sino que desarrolló la perspectiva que le había ofrecido la tradición. Efectivamente, la conformidad de la pasión con las Escrituras estaba en el centro del debate sobre Jesús.

-El camino de Cristo y del discípulo

Así pues, la pasión está inscrita en el plan de Dios, está prevista en las Escrituras y hay que leerla a la luz de las mismas. No se trata de un incidente, sino que es el cumplimiento de una lógica que ha guiado desde siempre la historia de la salvación. Aquí está la razón profunda de las desilusiones que han experimentado todos los que esperaban a un Dios que aplicase una lógica distinta, resolutoria y victoriosa. Pero aquí está también la novedad y la originalidad del amor de Dios que se manifestó en Jesús. Las fuerzas hostiles parecen anular la fuerza del amor de Dios. La historia del amor aparece en toda su debilidad, en toda su inutilidad: Cristo está solo y abandonado. Esta experiencia se proseguirá en la Iglesia; y la Iglesia debe recordar que -como Cristo- también ella tiene que acudir a la oración, al consuelo de Dios y a la certidumbre de la resurrección.

La pasión nos revela los rasgos más íntimos de Cristo, esos rasgos que se manifestaron durante toda su vida, pero que ahora se perciben con mayor claridad todavía: la inocencia de Jesús, su incondicionada obediencia al Padre, su dignidad frente a las acusaciones, su bondad, su solidaridad con los pecadores, su abandono sin reservas al amor. Lo decimos una vez más: el peso de las tinieblas parece anular la luz del amor de Dios; el amor parece inútil. Pero Jesús sigue fiándose del amor; no cede a la tentación de los zelotes, no cede a la impaciencia de los que querrían hacer triunfar el amor recorriendo unos caminos distintos del amor mismo (por ejemplo, el recurso al poder o a la violencia para imponer el amor). Su reproche a los discípulos que se empeñan en recurrir a la espada supera todas las ambigüedades. En la cruz Jesús experimenta, hasta las heces, toda la debilidad del amor, pero no huye de ningún modo frente a esa debilidad; se abandona por entero al amor. Los hombres lo crucifican, pero él muere por ellos.

Pero la pasión revela además, en toda su dramaticidad, la debilidad del discípulo: la incomprensión, el abandono y la traición. Las expresiones que Marcos utiliza son muy reveladoras: traicionar, dormirse, huir, abandonar...

Sin embargo, por encima de todo, está el amor de Cristo, que es más obstinado todavía que la incomprensión del discípulo y su traición.

-Getsemaní

Es típico de Marcos narrar la pasión de Jesús (14, 32-42) con toda su crudeza, sin atenuar nada. Así aparece con toda claridad el contraste del misterio de Cristo: Hijo de Dios, pero abandonado al sufrimiento.

En la agonía de Getsemaní, Marcos pone de relieve la "debilidad" de Jesús, su miedo ante el sufrimiento, su angustia frente a la muerte; Mateo y Lucas se esforzarán más bien en atenuar todo esto. Los tres verbos que describen la actitud de Jesús (versículos 33-34) indican desconcierto, angustia, tristeza, casi una desorientación. Por lo demás, las palabras de Jesús son muy claras: mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos conmigo y velad (versículo 34). Estas expresiones nos remiten al salmo 42, 6 (la oración de un desterrado que se siente lejos de Señor y abandonado) y a Jon 4, 9 (la amargura del profeta Jonás que no acaba de comprender los planes de Dios); por muy paradójico que pueda parecer, hay que decir entonces que la angustia de Cristo no es sólo la reacción de la "carne débil" (versículo 38) ante la muerte, sino la desorientación del que se siente abandonado de Dios (a pesar de que sigue confiando en él) de que choca contra un plan de salvación que parece estar en contradicción con la fuerza del amor. En esta situación (el evangelio sabe que es una situación que se repetirá en la Iglesia y en el discípulo) es como nace la oración. Es una oración que expresa, por encima de todo, confianza, conciencia de las propias relaciones filiales: "Abba, padre" (versículo 36). Es reconocimiento del amor del Padre y de su poder, y precisamente por eso se convierte en súplica: "Para ti todo es posible, aparta de mí esta copa". Y después del desconcierto y del intento de sustraerse al propio camino, se renueva otra vez la confianza, el abandono sin reservas, la aceptación incondicionada: "Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieras tú" (versículo 36). Pero no se trata sólo de la oración; están también los amigos y Jesús acude a ellos en busca de aliento, de compasión; mas el discípulo no sabe compartir sus sentimientos y no entiende. La soledad de Cristo es profunda.

De todas formas, también el discípulo la vivirá más tarde y tendrá que velar y orar también él: dos actitudes indispensables para superar la prueba (versículo 38).

-La crucifixión. J/SILENCIO.  Marcos organiza el relato de la crucifixión (15, 24-39) de forma que resalte la "soledad" de Cristo en el momento de morir; él es el Justo abandonado. Se trata de un rasgo que se subrayó ya anteriormente: 14, 50-54. 56-72, etcétera.

Como Getsemaní, la soledad es tan profunda que en la boca de Cristo vuelve a brotar la oración del justo que sufre (Salmo 21), que tropieza con el "silencio" de Dios: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" En la cruz vuelve sobre Jesús aquella tentación que le acompañó durante toda su vida, desde el desierto en adelante. Pero esta vez no la provoca Satanás, sino el pueblo indiferente, los jefes que se burlan de él, los soldados. Si eres el elegido de Dios, ¿por qué no te ayuda Dios? ¿No es su "silencio" la prueba de tu error? El fracaso del camino del amor ¿no es la señal de que la prudencia está en otra parte? Pero Jesús se abandona hasta el fondo de esta "debilidad" del amor y precisamente por eso la muerte de Cristo se convierte en el lugar en donde se revela la fuerza de Dios, ¡la fuerza del amor! Marcos está profundamente convencido de ello. Por eso termina su relato con dos textos de un alcance simbólico: la cortina desgarrada del templo y la conversión del centurión.

La fe nace de Jesús moribundo. El centurión reconoce al Hijo de Dios en la muerte, no sólo en los milagros. En el amor que se entrega sin reservas es donde el discípulo debe descubrir el rostro del verdadero Dios y el camino de la verdadera salvación.

BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 207


 

10.-  Un político ( /Mc/15/01-15)

Al comenzar el episodio, el lector no sabe quién es Pilato. No es presentado de antemano. Se deducirá de sus palabras y sus acciones. Se deducirá de su encuentro con Jesús. El contraste de este encuentro es vivo: Jesús atado, conducido por las autoridades religiosas; un prisionero peligroso, puesto que así es conducido. Pilato, el gobernador, el político, toma la iniciativa y pregunta. Está en su terreno. Jesús sólo puede ser peligroso para él si es verdad que tiene pretensiones reales. No le pregunta si se cree que es rey, sino si lo es, es decir, si actúa como rey. La escena tiene algo de ridículo. Nada en el relato muestra animosidad por parte de Pilato contra Jesús. Éste responde con una inteligente ambigüedad: tú lo dices. De nuevo, es preciso interpretar. El lector debe interpretar: ¿es Jesús rey? Para responder deberá tener en cuenta todo el itinerario de Jesús, todo el evangelio, buscando sobre todo su focalización. La nueva pregunta de Pilato es más provocativa: se escuda en las acusaciones de las autoridades judías. Jesús no entra en su juego y guarda silencio. Pilato se sorprende y, como una nueva táctica, trata de implicar a la gente en una elección política y religiosa a un tiempo. Que sea el pueblo el que decida. Y el pueblo decide. Pilato elude públicamente toda implicación en el caso. Ya no dice que Jesús es rey, sino «al que llamáis rey». Y, sin embargo, dice el narrador que Pilato sabe la razón por la que lo entregan las autoridades judías: por envidia. Se desvela así la trama política. A Pilato no le importa Jesús, sino sus propias relaciones con los Sumos Sacerdotes. Al final, el narrador añade una anotación: Pilato quiere complacer al pueblo y entrega a Jesús a la muerte. Pilato se descubre en el encuentro con Jesús. Jesús, en una nueva ironía situacional, revela su identidad divina ante alguien que le considera como algo que se puede usar y tirar.

MERCEDES NAVARRO - SAL TERRAE 1997/04. Pág. 319


 

11.-  ACI DIGITAL 2003

1. Dos días: la unción de Jesús, referida en los vv. 3 ss., tuvo lugar seis días antes de la Pascua (Juan 12, 1). 3. Sobre su cabeza: el Señor se dignó aceptarle esto en concepto de unción para la sepultura (v. 8) y limosna hecha a El como pobre (v. 6 s.). Véase sobre esto Juan 20, 7 y nota: "Y el sudario, que había estado sobre su cabeza, puesto no con las fajas, sino en lugar aparte, enrollado". Es de notar la reverencia especial para con la sagrada Cabeza de Jesús que demuestran los ángeles. No quiso Dios que el sudario que envolvió la Cabeza de su Hijo muy amado quedase confundido con las demás vendas.

En Juan 12, 3 se habla de los pies, como en Luc. 7, 38.

5. Trescientos denarios: más o menos, el salario anual de un empleado de entonces.

8. Cada vez más a menudo alude el Señor a su muerte, para preparar a sus discípulos a los tristes acontecimientos que se acercan.

9. Este Evangelio: expresión singular y profética, pues sabemos que los santos Evangelios fueron escritos mucho más tarde.

Confrontado en San Juan 16, 12: "Tengo todavía mucho que deciros, pero no podéis soportarlo ahora".

10. Véase Mat. 26, 14 - 16; Luc. 22, 3 - 6.

14. Comer la Pascua, es decir, el cordero pascual prescrito por la Ley. (Ex. 12, 3 ss.). Jesús, que no había venido a derogarla (Mat. 5, 17), no ve inconveniente en observarla, como lo hizo con la circuncisión (cf. Rom. 15, 8), aunque El había de ser, por su Pasión y Muerte en la Cruz, la suma Realidad en quien se cumplirían aquellas figuras; el Cordero divino que se entregó "en manos de los hombres" (9, 31) sin abrir su boca (Is. 53, 7); el que San Juan nos presenta como inmolado junto al trono de Dios (Apoc. 5, 6), y que S. Pablo nos muestra como eterno Sacerdote y eterna Víctima. Cf. Hebr. caps. 5 - 10; S. 109, 4.

21. Judas el traidor es expresamente condenado por el Señor y entregado a la maldición. Por eso es imposible creer que se haya salvado. Véase Juan 17, 12; Hech. 1, 16; S. 40, 10.
Cf. en I Rey. 31, 13.

24. Léase en Mateo 20, 28 y nota: "Así como el Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos". Al saber esto los que, siendo hombres miserables, tenemos quienes nos sirvan ¿no trataremos de hacérnoslo perdonar con la caridad hacia nuestros subordinados, usando ruegos en vez de órdenes y viendo en ellos, como en los pobres, la imagen envidiable del divino Sirviente?. Nótese que esto, y sólo esto, es el remedio contra los odios que carcomen a la sociedad. En rescate por muchos, esto es, por todos. "Muchos" se usa a veces en este sentido más amplio.


No significa aquí: derramada "por obra de" muchos (aunque esto también sea verdad en el sentido de que todos somos pecadores), sino que se derrama como un bautismo de redención sobre todos los que lo aprovechen, según la palabra del Apocalipsis 22, 14 (Vulgata) coincidente con Ef. 1, 7; Col. 1, 14 y 20; Hebr. 9, 12 ss.; 13, 12; I Pedro 1, 19; I Juan 5, 6; Apoc. 12, 11.

27. Véase Zac. 13, 7.

28. Véase Mat. 26, 30 ss.; Marc. 14, 68 - 72; Luc. 22, 31 ss.; Juan 13, 36 ss.; 16, 32.

32. Una iglesia, construida recientemente, conmemora el lugar de la agonía del Redentor en el huerto de Getsemaní, situado al este de Jerusalén, entre la ciudad y el Monte de los Olivos.

36. Véase Mateo 26, 42; Lucas 22, 42. El cáliz significa la pasión. Cf. 10, 38; Lucas 12, 50.

41. Estas palabras coinciden con las que el Señor había dicho a Pedro en el v. 37, y nos muestran, como una lección para nuestra humildad, el grado de inconsciencia de aquellos hombres en semejantes momentos. La versión que pone los verbos en imperativo resulta inexplicable ante la palabra que Jesús agrega inmediatamente: ¡basta!".

43. Véase Mat. 26, 47 ss.; Juan 18, 3 ss.

50. Esta huida general, que nos enseña la miseria sin límites de que todos somos capaces, es también inexcusable falta de fe en la bondad y el poder del Salvador, pues Él había mostrado con sus palabras (Juan 17, 12) y con su actitud (Juan 18, 8 s. y 19 s.) que no permitiría que ellos fuesen sacrificados con Él.

Véase Mat. 26, 56 y nota: "Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas". Entonces los discípulos todos, abandonándole a Él, huyeron.
¡Todos!. Es muy digno de observar el contraste entre esta fuga y la escena precedente. Allí vemos que se intenta una defensa armada de Jesús, es decir, que si El la hubiese aceptado, obrando como los que buscan su propia gloria (Juan 5, 43), los discípulos se habrían sin duda jugado la vida por su caudillo (Juan 11, 16; 13, 37). Pero cuando Jesús se muestra tal cual es, como divina Víctima de la salvación, en nuestro propio favor, entonces todos se escandalizan de Él, como Él se lo tenía anunciado (v. 31 ss.), y como solemos hacer muchos cuando se trata de compartir las humillaciones de Cristo y la persecución por su Palabra (13, 21). Algo análogo había de suceder a Pablo y Bernabé en Listra, donde aquél fue lapidado después de rechazar la adoración que se les ofrecía creyéndolos Júpiter y Mercurio (Hech. 14, 10 - 18).

53. La casa de Caifás estaba en la parte sudoeste de la ciudad. Había que andar hasta allí unos dos kilómetros. Según una tradición piadosa, Jesús en este largo trayecto cayó en tierra, a consecuencia de los malos tratamientos, muchas veces más que las tres caídas del Vía Crucis. Cf. S. 109, 7.

58. Véase Juan 2, 19: "Jesús les respondió: "Destruid este Templo, y en tres días Yo lo volveré a levantar".
Gramática recuerda también aquí el templo celestial de Hebr. 9, 11 y 24.

62. "El nombre de Hijo del hombre, que Jesús mismo se dio, expresa su calidad de hombre, y por alusión a la profecía de Daniel, insinúa su dignidad mesiánica" (P. d'Ales). Véase Dan. 7, 13; Mat. 24, 30; 26, 64; S. 79, 16.

64. Es condenado por blasfemia el Santo de los santos, el inmaculado Cordero de Dios, el único Ser en quien el Padre tenía puestas todas sus complacencias (Mat. 3, 17; 17, 5). Su "blasfemia" consistió en decir la doble verdad de que El era el anunciado por los profetas como Hijo de Dios y Rey de Israel (Luc. 23, 3; Juan 18, 37).

64. Es condenado por blasfemia el Santo de los santos, el inmaculado Cordero de Dios, el único Ser en quien el Padre tenía puestas todas sus complacencias (Mat. 3, 17; 17, 5). Su "blasfemia" consistió en decir la doble verdad de que El era el anunciado por los profetas como Hijo de Dios y Rey de Israel (Luc. 23, 3; Juan 18, 37).

66. Véase Mat. 26, 69 ss.; Luc. 22, 55 ss.; Juan 18, 16 ss.

72. La caída de Pedro fue profunda, pero no menos profundo fue luego su dolor. Muchos seguimos a Pedro negando al Señor; sigamos también la preciosa lección del arrepentimiento, ya que, como enseña Jesús, el más perdonado es el que más ama (Luc. 7, 47).

1. Pilato era gobernador y representante del emperador romano, de cuyo imperio formaba parte la Judea. Sin el permiso del gobernador los judíos no podían condenar a muerte (Juan 18, 31; 19, 6 s.)

10. Véase la nota a Mateo 27, 18: "Porque sabía que lo habían entregado por envidia". Por envidia: se refiere a los sacerdotes (Marc. 15, 10), contra cuya maldad apelaba Pilato ante el pueblo. Marcos (15, 11) reitera lo que aquí vemos en el v. 20 sobre la influencia pérfida con que aquellos decidieron al pueblo, que tantas veces había mostrado su adhesión a Jesús, a servirles de instrumento para saciar su odio contra el Hijo de Dios, hasta el punto de persuadirlo a que lo pospusiese a un criminal (Luc. 23, 18; Juan 18, 40). San Pedro recuerda al pueblo esta circunstancia en Hech. 3, 14 - 17.

15. Pilato había preguntado a Cristo qué verdad era aquella de que Él daba testimonio y no aguardó siquiera la respuesta (Juan 18, 38), que le habría revelado las maravillas de los profetas (cf. Rom. 15, 8). De esta despreocupación por conocer la verdad nacen todos los extravíos del corazón. Pilato ha quedado para el mundo - que lo reprueba sin perjuicio de imitarlo frecuentemente - como el prototipo del juez que pospone la justicia a los intereses o al miedo. Véase en el S. 81 y sus notas las tremendas maldiciones con que Dios fulmina a cuantos abusan del poder.

16. Véase Mateo 27, 27 ss.; Juan 19, 2 s.

21. Marcos no sólo menciona a Simón, sino también a sus hijos Alejandro y Rufo, conocidos en Roma, donde el Evangelista escribió su Evangelio (Rom. 16, 13). Esto demuestra que Simón con su familia se convirtió a la religión cristiana, sin duda como una gracia que Jesús concedió al que llevaba con Él la Cruz, aunque no lo hubiese aliviado mucho. Véase Luc. 23, 26 y nota: "Cuando lo llevaban, echaron mano a un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, obligándole a ir sustentando la cruz detrás de Jesús". Del texto deducen algunos que la ayuda del Cireneo no hacía sino aumentar el peso de la Cruz sobre el hombro del divino Cordero, al levantar detrás de El la extremidad inferior.

22. Véase Mateo 27, 33; Lucas 23, 32 ss.; Juan 19, 17 ss.

28. Véase Is. 53, 12; S. 21, 8; 108, 25.

29. Cf. 14, 58; Juan 2, 19.

34. Jesús no padeció a la manera de los santos mártires, que sufrían confortados por la gracia. Su alma estaba oprimida por el peso de los pecados que había tomado sobre sí (cf. Ez. 4, 4 ss.), pues su divinidad permitió que su naturaleza humana fuera sumergida en un abismo insondable de sufrimientos. Las palabras del S. 21, que Jesús repite en alta voz, muestran que el divino Cordero toma sobre sí todos nuestros pecados.

36. Sobre el misterio de Elías, véase 9, 12 s. y nota: Respondióles: "Elías, en efecto, vendrá primero y lo restaurará todo. Pero ¿cómo está escrito del Hijo del hombre, que debe padecer mucho y ser vilipendiado? 13 Pues bien, Yo os declaro: en realidad Elías ya vino e hicieron con él cuanto les plugo, como está escrito en él". En espíritu S. Juan era Elías, mas no en persona" (S. Gregorio Magno). Véase Mat. 17, 11 s. ; Mal. 4, 5; Is. 53, 3.

37. El Hijo de Dios muere emitiendo una gran voz para mostrar que no le quitan la vida sino porque Él lo quiere, y que en un instante habría podido bajar de la cruz y sanar de sus heridas, si no hubiera tenido la voluntad de inmolarse hasta la muerte para glorificar al Padre con nuestra redención (Juan 17, 2; cf. Mat. 26, 42). Los evangelistas relatan que Jesús murió en viernes y, según los tres más antiguos, cerca de la hora nona, es decir, a las tres de la tarde.
39. Véase Mateo 27, 54 ss.; Lucas 23, 47 ss.; Juan 19, 38 ss.

42. Preparación: Los judíos llamaban así el viernes, pues se preparaba en este día todo lo necesario para el sábado, en que estaba prohibido todo trabajo.

43. El heroísmo de José de Arimatea no tiene paralelo. Intrépido, confiesa pública y resueltamente ser partidario del Crucificado, confirmando las palabras con sus obras, mientras los apóstoles y amigos del Señor están desalentados y fugitivos. El Evangelio hace notar expresamente que José esperaba el reino de Dios, en lo cual vemos que esa esperanza era común entre los discípulos. Véase 10, 35; 11, 10; Mat. 23, 39; Luc. 19, 11; Hech. 1, 6; II Tim. 4, 1; Hebr. 2, 8; 10, 37, etc.

 

 

PROPUESTA DE CANTOS DE DOMINGO DE RAMOS - CICLO B - (24 DE MARZO 2024)

 

TEMA: “JESUS, DANDO UN FUERTE GRITO, EXPIR”

 

01.- NIÑOS HEBREOS (Francisco Palazón)

 

LOS NIÑOS HEBREOS, LLEVANDO RAMOS DE OLIVO
SALIERON AL ENCUENTRO DEL SEÑOR ACLAMARLO
HOSANNA EN EL CIELO, HOSANNA EN EL CIELO,
HOSANNA EN EL CIELO.

Portones abrir los dinteles,
que se alcen las puertas eternas.
Va a entrar el rey de la gloria,
el valeroso y Dios de Israel.

02.- TU REINARAS

 

Tu reinarás este es el grito, que ardiente exhala nuestra Fe.

Tú reinarás, Oh Rey bendito, pues tu dijiste “Reinaré”

 

REINE JESÚS POR SIEMPRE, REINE SU CORAZÓN.

EN NUESTRA PATRIA EN NUESTRO SUELO,

QUE ES DE MARÍA LA NACIÓN (BIS)

 

Tu reinarás, dulce esperanza que el alma llena de placer,

habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier.

 

Tu reinarás, dichosa era, dichoso pueblo con tal Rey,

será tu cruz nuestra bandera, tu amor será la única ley.

 

¡Tu reinarás! toda la vida, trabajaremos con gran Fe,

en realizar y ver cumplida la gran promesa. ¡Reinaré!.

 

03.-  GLORIA HOSSANA (Kairoi)

 

1.- No preguntéis por qué

os lo pide el Señor,

vamos hacia Jerusalén,

esta es tu razón:

Porque debéis saber

que es el tiempo de Amor,

así nos lo ha dicho Él:

¡Alabad a Dios!

 

HOSANNA, HOSANNA

GLORIA AL QUE VIENE

EN NOMBRE DEL SEÑOR. (2V)

 

2.- Hoy me has hecho llorar,

pobre Jerusalén

no pierdas la oportunidad

que te da tu Dios.

 

3.- Ya no temas, Sión,

mira, tu Rey está aquí,

y su llanto convertirá

en sonrisa y perdón.

Cómo hacerlos callar,

si es un canto de amor.

Hasta las piedras gritarán:

¡Alabad a Dios!

 

04.- TRAEMOS A TU ALTAR

 

TRAEMOS A TU ALTAR CON EL VINO Y EL PAN

NUESTRAS OFRENDAS.

TRAEMOS A TU ALTAR CON LOS HOMBRES

SU AFÁN Y SUS PROBLEMAS.

 

 Con los hombres que trabajan el pan con sudor,

Ofrecemos nuestro esfuerzo;

por los hombres que no tienen trabajo ni pan,

te pedimos el sustento.

 

Con los hombres cuyas vidas son fruto de bien,

ofrecemos nuestra entrega;

por los hombres cuyas vidas son pena y dolor,

que sepamos estar cerca.

 

Con los hombres que construyen un mundo de Paz,

ofrecemos nuestras manos;

por los hombres que padecen la guerra y el mal,

que seamos solidarios.

 

05.- PRESENTAMOS NUESTROS DONES (Mariano Fuertes)

 

1.- Presentamos nuestros dones,

este vino y este pan;

frutos que nos dan los campos,

frutos son de tu bondad.

 

Presentamos las ofrendas,

de nuestra comunidad;

destinadas a los pobres,

a la Iglesia y al altar.

 

TOMA ESTE PAN, HAZLO TU PAN,

TOMA ESTE VINO, HAZLO TU VINO;

TRANSFÓRMALOS,

EN TUS MANOS, SEÑOR. (BIS)

 

2.- Este pan y este vino,

frutos de nuestra labor;

es la ofrenda que te hacemos

en respuesta a tu amor.

 

Toma nuestros pobres dones,

tan humildes como son;

bendecidos por tu mano,

multiplícalos, Señor.

 

06.- YO SOY EL PAN DE VIDA

 

1.- Yo soy el Pan de vida,

el que viene a Mí no tendrá hambre,

el que cree en Mí no tendrá sed.

Nadie viene a Mí si mi Padre no lo atrae.

 

YO LO RESUCITARÉ, YO LO RESUCITARÉ,

YO LO RESUCITARÉ EN EL DÍA FINAL. (2V)

 

2. - El pan que yo daré es mi Cuerpo,

vida para el mundo.

El que siempre coma de mi carne

vivirá en Mí como yo vivo en mi Padre.

 

3.-  Yo soy esa bebida

que se prueba y no se siente sed.

El que siempre beba de mi sangre

vivirá en Mí y tendrá la vida eterna.

 

4.- Sí, mi Señor, yo creo

que has venido al mundo a redimirnos,

que Tú eres el Hijo de Dios

y que estás aquí, alentando nuestras vidas.

 

07.- CRISTO LIBERTADOR (Carmelo Erdozaín)

 

CRISTO NOS DA LA LIBERTAD.

CRISTO NOS DA LA SALVACIÓN.

CRISTO NOS DA LA ESPERANZA.

CRISTO NOS DA EL AMOR. (2V)

 

Cuando luche por la paz

y la verdad, la encontraré

Cuando cargue con la cruz

de los demás, me salvaré.

Dame, Señor, tu Palabra.

Oye, Señor, mi oración.

 

Cuando sepa perdonar

de corazón, tendré perdón.

Cuando siga los caminos

del amor, veré al Señor.

Dame, Señor, tu Palabra.

Oye, Señor, mi oración.

 

Cuando siembre la alegría

y la amistad, vendrá el amor.

Cuando viva en comunión

con los demás, seré de Dios.

Dame, Señor, tu Palabra.

Oye, Señor, mi oración.

 

08.- DIOS CON NOSOTROS

 

Cuando el pobre nada tiene y aún reparte,

Cuando un hombre pasa sed y agua nos da,

Cuando el débil a su hermano fortalece.

 

VA DIOS MISMO EN NUESTRO MISMO CAMINAR. (2V.)

 

Cuando un hombre sufre y logra su Consuelo,

cuando espera y no se cansa de esperar.

Cuando amamos aunque el odio nos rodee.

 

Cuando crece la alegría y nos inunda,

cuando dicen nuestros labios la verdad,

cuando amamos el sentir de los sencillos.

 

 Cuando abunda el bien y llena los hogares,

Cuando un hombre donde hay guerra pone Paz,

cuando hermano le llamamos al extraño.

 

09.- CANTICO DE LA CARIDAD

BENDIGAMOS AL SEÑOR, QUE NOS UNE EN CARIDAD,

Y NOS NUTRE CON SU AMOR, EN EL PAN DE LA UNIDAD,

¡OH PADRE NUESTRO!

 

Conservemos la unidad, que el Maestro nos mandó.

Donde hay guerra que haya paz,

donde hay odio que haya amor,

oh Padre nuestro.

 

El Señor nos ordenó devolver el bien por mal,

ser testigos de su amor, perdonando de verdad.

Oh Padre nuestro.

 

Al que vive en el dolor y al que sufre soledad,

entreguemos nuestro amor y consuelo fraternal.

Oh Padre nuestro.

 

El Señor que nos llamó a vivir en unidad,

nos congregue con su amor en feliz eternidad.

Oh Padre Nuestro.

 

10.- HOY QUISIERA LLORAR IGUAL QUE PEDRO (Joaquín Madurga)

 

PEDRO TE NEGÓ TRES VECES, MIL VECES YO TE NEGUÉ,

SI PEDRO LLORÓ SU CULPA, MI CULPA YO LLORARÉ,

SI PEDRO LLORÓ SU CULPA, MI CULPA YO LLORARÉ.

 

Hoy quisiera llorar igual que Pedro,

porque al igual que Pedro te he negado.

Hoy te vengo a decir que me arrepiento

y que soy de los tuyos, y que sigo a tu lado.

Hoy quisiera llorar igual que Pedro,

porque al igual que Pedro te he negado.

 

Te he negado Señor, y fui cobarde,

 porque no quise dar por ti la cara.

Tuve miedo y fingí no conocerte

y al pasar Tú a mi lado yo te he dado la espalda.

Hoy quisiera llorar igual que Pedro,

porque no quise dar por ti la cara.

 

11.-  TU REINO ES VIDA (Miguel Manzano)

 

TU REINO ES VIDA, TU REINO ES VERDAD,

TU REINO ES JUSTICIA, TU REINO ES PAZ.

TU REINO ES GRACIA, TU REINO ES AMOR,

VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.

VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.

 

1.- Dios mío, da tú juicio al rey,

tu Justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud.

Para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud.

 

2.- Que los montes traigan la paz,

que los collados traigan la justicia;

que Él defienda a los humildes del pueblo,

que socorra a los hijos del pobre.

Que Él defienda a los humildes del pueblo,

y quebrante al explotador.

 

3.- Que dure tanto como el sol,

como la luna de edad en edad;

que baje como lluvia sobre el césped,

como rocío que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna.

 

4.- Librará al pobre que suplica,

al afligido que no tiene protector;

se apiadará del humilde e indigente

y salvará la vida de los pobres;

salvará de la violencia sus vidas

pues su sangre es preciosa ante sus ojos.

 

12.- DOLOROSA (J.A. Espinoza)

 

DOLOROSA DE PIE JUNTO A LA CRUZ,

TÚ CONOCESNUESTRAS PENAS,

PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE (BIS).

 

Dolor de los cuerpos que sufren enfermos,

el hambre de gentes que no tienen pan,

silencio de aquellos que callan por miedo,

la pena del triste que está en soledad.

 

El drama del hombre que fue marginado,

tragedia de niños que ignoran reír,

la burda comedia de huecas promesas,

la farsa de muertos que deben vivir.

 

Dolor de los hombros sin tregua oprimidos,

cansancio de brazos en lucha sin fin,

cerebros lavados a base de slogans,

el rictus amargo del pobre infeliz.