EL HABÍA DE RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS
COMENTARIO
María Magdalena hace una
constatación en el sepulcro y comunica su interpretación a dos discípulos (vs,
1-2). Los dos discípulos inspeccionan por separado el sepulcro, llegando a
conclusiones distintas (vs, 3-8). Comentario del evangelista explicando el
presupuesto desde el que se había llevado a cabo la inspección (v. 9). Isaías
26, 19-21 nos dice: "¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán,
despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Porque tu rocío es rocío de
luz y la tierra de las sombras parirá. Anda, pueblo mío, entra en los aposentos
y cierra la puerta por dentro: escóndete un breve instante mientras pasa la
cólera. Porque el Señor va a salir de su morada para castigar la culpa de los
habitantes de la tierra: la tierra descubrirá la sangre derramada y no ocultará
más a sus muertos".
Demos sentido del texto. María va al
sepulcro poseída por la falsa concepción de la muerte; cree que la muerte ha
triunfado; busca a Jesús como un cadáver. Su reacción, al llegar, es de alarma
y va a avisar a Simón Pedro (símbolo de la autoridad) y al discípulo a quien
quería Jesús (símbolo de la comunidad). Las dos veces que hasta ahora han
aparecido juntos ambos (cfr. Jn. 13, 23-25; 18, 15-18), el autor ha establecido
una oposición entre ellos dando la ventaja al segundo. Es lo mismo que vuelve a
hacer en este relato y que volverá a hacer en 21, 7. El discípulo amado llega
antes (v. 4) y cree (v. 8); Pedro, en cambio, llega más tarde (v. 6) y de él no
dice que creyera. Correr más de prisa es imagen plástica para significar tener
experiencia del amor de Jesús.
Pedro no concibe aún la muerte como muestra
de amor y fuente de vida. En el atrio del sumo sacerdote había fracasado en su
seguimiento de Jesús (cfr. Jn. 18, 17. 25-27); el otro discípulo, en cambio,
siguió a Jesús (cfr. Jn. 19, 26). De esta manera, puede ahora marcar el camino
a la autoridad en la tarea, común a ambas, de discernir a Jesús y encontrarse
con él; corriendo tras la comunidad es como podrá la autoridad alcanzar su
meta. Ambas, autoridad (Pedro) y la comunidad (discípulo amado) habían partido
de la misma no-inteligencia, de la misma obscuridad, del mismo sepulcro. Ni
Pedro ni el otro discípulo habían entendido, cuando partieron, el texto de Is.
26, 19-21. Pero el otro discípulo, al ver, creyó, captó el sentido del texto:
la muerte física no podía interrumpir la vida de Jesús, cuyo amor hasta el
final ha manifestado la fuerza de Dios.
Otros tantos presentimientos de lo posible,
de un insospechado orden de las cosas. Un sepulcro abierto y unas vendas, una
mujer y dos hombres para interpretar... Todo es ordinario y cotidiano, pero
todo tiene valor de signo. "Vio y creyó"
R.P. Roland Vicente Castro
Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Lc 24, 34; Ap 1, 6
Verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya. El la gloria y el poder
por toda la eternidad, aleluya, aleluya.
ORACION
COLECTA
Oh, Dios que, en este día, vencida la muerte, nos has abierto las
puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede a quienes celebramos
la solemnidad de la resurrección del Señor, que, renovados por tu Espíritu,
resucitemos a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34ª. 37-43.
En aquellos días, Pedro tomo la palabra y dijo:
“Ustedes bien saben lo que paso en el país de judíos, comenzando en Galilea,
después que Juan predijo el Bautismo. Me refiero a Jesús de Nazareth, ungido
por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que paso haciendo el bien y curando
a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con El. Nosotros somos
testigos de lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un
madero. Pero Dios lo resucito al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el
pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos
comido y bebido con El después de su resurrección. Nos encargó predicar al
pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y
muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en El
reciben, por su nombre, el perdón de los pecados”.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 117)
Este es el día en que actuó el
Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Den gracias al Señor porque es
bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su
misericordia. R.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra
del Señor es excelsa no he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R
La piedra que desecharon los arquitectos es
ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente. R
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
colosenses 3, 1-4.
Hermanos. Ya que ustedes han
resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde esta Cristo,
sentado a la derecha de Dios, aspiren a los bienes de arriba, o a los de la
tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes aparecerán
gloriosos con El.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO 1Co 5,
7b-8ª.
Aleluya.
Ha sido inmolada nuestra victima pascual: Cristo. Así, pues, celebramos
la Pascua en el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 20,1-9
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al
amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro
discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro
al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro
discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y,
asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro
detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario
con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino
enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que
había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían
entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Hermanos, el sepulcro está vacío, ¡Jesús está vivo!. Dirijamos nuestras
súplicas al Padre que lo resucito de entre los muertos, diciéndole llenos de
confianza:R.- Padre, escúchanos en Jesús somos hijos tuyos.
1.- Por el Papa y todos los ministros de la Iglesia: para que sigan
proclamando con gozo que en Cristo muerto y resucitado esta nuestra salvación
definitiva. Oremos. R.
2.- Por las comunidades cristianas de nuestro país y del mundo: para
que vivamos la alegría de la resurrección del Señor construyendo la unidad y
cuidando de los hermanos más frágiles y vulnerables. Oremos. R.
3.- Por los que han recibido el sacramento el bautismo: para que se sientan
acogidos por nuestra comunidad y reciban de cada uno de nosotros el testimonio
y el estímulo constante para seguir con alegría el camino trazado por Jesús. Oremos.
R.
4.- Por los enfermos, los más pobres, los que se sienten tristes y
abandonados o están alejados de Dios: para que a través de nuestra cercanía y
acogida solidaria experimenten el amor que Dios les tiene. Oremos. R.
5.- Por todos nosotros, que al participar en la celebración pascual renacemos
con Cristo a una vida nueva para que seamos signos de esperanza y canales de su
amor para quienes se siente debilitados en la fe por el peso del dolor, o nunca
la han tenido. Oremos. R.
Oremos, Padre bueno, nuestras oraciones y haz que sigamos viviendo la
alegría de la resurrección de tu Hijo en todas las circunstancias alegres y
tristes de la vida cotidiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Rebosantes
de gozo pascual, ofrecemos, Señor, este sacrificio en el que tan maravillosamente
renace y se alimenta tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION 1Co 5, 7-8.
Ha sido inmolada nuestra victima pascual: Cristo,
aleluya. Así, pues, celebremos con los panes ázimos de la sinceridad y la
verdad. Aleluya, aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 01: Hch
2, 14.22-33; Sal 15; Mt 28, 8-15
Martes 02: Hch 2, 36-41; Sal 32; Jn 20, 11-18
Miércoles 03: Hch 3, 1-10; Sal 104; Lc 24, 13-55
Jueves 04: Hch 3, 11-26; Sal 8; Lc 24, 35-48.
Viernes 05: Hch 4, 1-12; Sal 117; Jn 21, 1-14
Sábado 06: Hch 4, 13-21; Sal 117; Mc 16, 9-15
Domingo 07: Hch 4, 32-35; Sal 117; 1Jn 5, 1-6; Jn 20,
19-31.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Jn 20. 1-9
1.- "Él había de resucitar de entre los
muertos"
También en los relatos pascuales el evangelio
de Juan presenta notables diferencias respecto a los evangelios sinópticos, si
bien es probable que parta de tradiciones comunes, que, no obstante, han pasado
por la criba de la teología propia del círculo juánico.
En las palabras de María Magdalena resuena
probablemente la controversia con la sinagoga judía, que acusaban a los
discípulos de haber robado el cuerpo de Jesús para así poder afirmar su
resurrección. Los discípulos no se han llevado el cuerpo de Jesús. Más aún, al
encontrar doblados y en su sitio la sábana y el sudario, queda claro que no ha
habido robo.
La carrera de los dos discípulos puede hacer
pensar en un cierto enfrentamiento, en un problema de competencia entre ambos.
De hecho, se nota un cierto tira y afloja: "El otro discípulo" llega
antes que Pedro al sepulcro, pero le cede la prioridad de entrar. Pedro entra y
ve la situación, pero es el otro discípulo quien "ve y cree".
Seguramente que "el otro discípulo"
es "aquel que Jesús amaba", que el evangelio de Juan presenta como
modelo del verdadero creyente. De hecho, este discípulo, contrariamente a lo
que hará Tomás, cree sin haber visto a Jesús. Sólo lo poco que ha visto en el
sepulcro le permite entender lo que anunciaban las Escrituras: que Jesús no sería
vencido por la muerte.
JOSEP Mª GRANÉ MISA DOMINICAL 1993, nº 6
2.- TUMBA-VACIA:
Ninguno de los discípulos se esperaba la
resurrección de Jesús. Puede notarse el simbolismo de la escena del sepulcro
vacío: Jesús se ha "desatado" de los lazos del reino de la muerte; en
cambio, Lázaro tiene que ser "desatado" para poder caminar (para
seguir a Jesús). Esto es lo que "ve", desde la fe, el Discípulo
amado, y con él, la comunidad. Es el hoy del resucitado. –
JAUME FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990, 8
3.- DISCIPULO-ANONIMO:
Algo, sin embargo, me parece importante
destacar a propósito del discípulo a quien Jesús quiere y que nunca tiene
nombre propio.
Esta falta de nombre no parece obedecer a un
recuerdo de modestia del autor para evitar referirse a sí mismo (interpretación
anecdótica), sino a la intención del autor de englobar a todos y cada uno de
los creyentes en Jesús, incluidos los que no han conocido a Jesús según la
carne, como diría Pablo. Por eso este discípulo no puede tener un único nombre
propio. Su nombre es el tuyo y el mío, que este día de Pascua creemos en Jesús
resucitado y experimentamos en nosotros el amor de Jesús resucitado.
A. BENITO - DABAR 1988, 23
4.- María ha visto que el sepulcro está
abierto y corre adonde están los discípulos, pero sólo puede hacer una banal
constatación: "Se han llevado del sepulcro al Señor". María piensa en
ladrones de cadáveres. Es verdad que aún no ha despertado del todo y no es un
modelo de creyente: a pesar de lo cual, para los tiempos venideros será la iniciadora,
la que presintió las secretas promesas del cuerpo sin vida que ella tanto amó.
Pero aún le queda camino por recorrer.
Primero necesita escuchar el testimonio oficial de la Iglesia, el que da Pedro
y para el que el príncipe de los apóstoles reunió todas las pruebas: las vendas
por el suelo, y en un lugar aparte, el sudario cuidadosamente doblado. Son unas
pruebas silenciosas, pero ¿acaso no es el tiempo de recogimiento, en que cada
objeto adquiere el valor de signo visible que remite a lo invisible? La
ausencia del cuerpo no es, ciertamente, la prueba de la resurrección; es el
indicio de que el poder glorificador del Espíritu no ha olvidado el cuerpo.
Juan es el último en llegar al final del
camino. Ve las vendas, pero no las hace caso. En efecto, su mirada se ha vuelto
ya hacia el interior; si revuelve algo, es en sus recuerdos y en su corazón. El
vino de las bodas, el templo purificado, Lázaro...
Otros tantos presentimientos de lo posible,
de un insospechado orden de las cosas. Un sepulcro abierto y unas vendas, una
mujer y dos hombres para interpretar... Todo es ordinario y cotidiano, pero
todo tiene valor de signo. "Vio y creyó"
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO
FERIAL - ADVIENTO-NAVIDAD - SANTORAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 83
s.
5.- CZ/TRONO.
Contexto. Jesús ya ha transmitido el espíritu
(cfr. Jn. 19, 30). De ahí que el que no nazca de arriba no puede ser del Reino
(cfr. Jn. 3, 3). Arriba es la cruz. El espíritu es el amor capaz de dejarse
matar por los demás. En el cuarto evangelio la cruz es trono y gloria: es la
hora del triunfo de Jesús, pues pone de manifiesto quién es Jesús. La cruz
expresa un estilo, un talante de vivir y de ser.
Sentido del texto. Este estilo, este talante,
son una tarea ardua y difícil, pues pasa inevitablemente por la experiencia
aniquiladora del que vive ese espíritu. En el relato de Juan, María Magdalena
adquiere la función de recordar y hacer viva esta experiencia: "Se han
llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo han puesto". En el
relato de Juan no hay ángeles ni mensajes pascuales. Para Juan, el mensaje
pascual y el triunfo de Jesús están en la cruz. La resurrección de Jesús es su
amor a prueba de la propia vida. Es este amor el que ha roto la muerte, porque,
al amar al máximo, Jesús se ha encontrado con la potencia viva del Padre, que
es sólo amor. Esto requiere un gran esfuerzo de credibilidad (fe), porque es un
desafío a las reglas elementales de lo empírico.
De los dos personajes que corren al sepulcro
en el relato, sólo uno rompe el reto de lo empírico. El discípulo amado
"vio y creyó" (v. 9). Una vez más, Pedro no capta la situación. De él
sólo se dice que vio, pero no que creyó. Pedro todavía no ha entendido que
vivir es amar. Pedro todavía no posee el espíritu que Jesús transmite. No lo
poseerá hasta más adelante (cap. 21) y entonces sólo gracias a este discípulo
amado que le ayudará en la ardua y difícil tarea de creer (cfr. Jn. 21, 7). De
ser cierto lo que fundadamente dicen algunos exégetas de que el discípulo amado
simboliza en el cuarto evangelio a la comunidad cristiana, habrá que restituir
hoy para la comunidad cristiana el protagonismo que el autor del cuarto
evangelio quiso darle.
DABAR 1981, 23