SI EL GRANO NO MUERE
COMENTARIO
El versículo 12, 24 del evangelio de san Juan “si el grano no muere, queda infecundo” nos presenta la idea al mismo tiempo grandiosa y angustiosa que Jesús se hace de su muerte. Nos dice: “Desde la cruz atraeré a todos hacia mí”. Es una perspectiva inmensa: todos los hombres. Todos salvados por Jesús, por su muerte y su resurrección. Pero en contraste él mismo nos grita su angustia: “Ahora me siento agitado; ¿le pido al Padre que me saque de esta hora?”. Luego se impone la visión de la gran obra de salvación: “Para esto he venido para esta hora. ¡Padre manifiesta la gloria tuya!”. Si Jesús no hubiera muerto tan trágicamente habría sido en la historia un hombre excepcional y hasta único, pero en definitiva un hombre solitario. Aceptando esta muerte que le angustia, va a producir un fruto inmenso: se hará el salvador de todos, el imán que los atrae, a todos. Es lo que se nos ha enseñado. Pero ¿podemos saber por qué esa muerte de uno sólo nos salva a todos? Difícilmente. Como Jesús está entretejido de humanidad y de divinidad, todo lo que le concierne está marcado por lo divino que se escapa de nuestras manos. Vislumbramos dos cosas. Esa muerte es “totalizante”. En Jesús, grano de trigo humano-divino están misteriosamente incluidos todos los hombres de todos los tiempos. Su muerte podrá alcanzar a todos, así como su resurrección. Ahí es donde radica la fecundidad de esta muerte: “Si muero, daré mucho fruto”. Pero ¿cuál es esa salvación que va a pasar del grano único a la cosecha inmensa? ¿Por qué es “salvadora” esa muerte? Estamos aquí, al parecer ante una victoria prodigiosa, imposible por otra parte de evaluar antes del fin del mundo. Una victoria del amor sobre el odio y el egoísmo.
Habíamos sido creados para
amar y no lo conseguimos. Ese hombre único, el hijo del hombre va a realizar un
acto de tal categoría que supondrá nuestro desbloqueo, nuestro paso, nuestra
pascua. Después de la muerte y la resurrección de Jesús se les ofrecerá a todos
la posibilidad de amar, de triunfar del pecado que es siempre el no-amor. Jesús
no muere para obedecer una especie de decreto del Padre que se quede en la
exterioridad de su ser más profundo. Jesús no muere aplastado por una coalición
de fuerzas perversas. La segunda plegaria eucarística nos dice: “En cual cuando
iba a ser entregado a su Pasión voluntariamente aceptada”. Es verdad, Jesús fue
entregado por el Padre, pero entregado a una libre misión de amor, con todos
los riegos que esto suponía en aquella enorme prisión de odio que era el mundo
y que el hijo del hombre iba a abrir a la libertad. Y la abriría por el acto más pleno, el más
fecundo el más salvador que ningún hombre habría podido realizar. El único
grano sepultado va a dar origen a una cosecha gigantesca.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 42, 1-2
Hazme justicia, oh
Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y
malvado, porque tú eres mi Dios y mi fortaleza.
ORACION
COLECTA
Te pedimos, Señor Dios nuestro que, con tu ayuda, avancemos
animosamente hacia aquel mismo amor que movió a tu hijo a entregarse a la
muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro
de Jeremías 31, 31-34
“Miren ustedes que llegan días –oráculo del
Señor- en que haré con la descendencia de Israel y de Judá una alianza nueva.
No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para
sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –
oráculo del Señor-. Sino que así será la alianza que hare con ellos, después de
aquellos días- oráculo del Señor- pondré mi ley dentro de ellos, la escribiré
en sus corazones, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que
enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: “Reconoce al Señor”.
Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande – oráculo del Señor-,
cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados”.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 50)
Oh, Dios, crea en mi un corazón puro.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu
inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.
Oh, Dios crea en mi un corazón uro, renuévame
por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites
tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso. Enséñame a los malvados tus caminos, los
pecadores volverán a ti. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9
Cristo, en los días de su vida mortal,
a gritos y con lágrimas, presento oraciones y suplicas al que podía salvarlo de
la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. El, a pesar de ser Hijo,
aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido
para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 12,
26
El que
quiera servirme, que se siga – dice el Señor-, y donde este yo, allí también
estará mi servidor.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 20-33.
En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la
fiesta había algunos griegos, estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de
Galilea, le rogaban: “Señor, quisiéramos ver a Jesús”. Felipe fue a decírselo a
Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contesto. “Ha
llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Les aseguro que, si
el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da
mucho fruto. El que se ama a si mismo se pierde, y el que se desprecia a sim
ismo en este mundo se guardara para la vida eterna. El que quiera servirme, que
me siga; y donde este yo, allí también estará mi servidor. A quien me sirva, el
Padre lo premiara. Ahora mi alma esta agitada, y ¿Qué diré?: Padre, líbrame de
esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu
nombre”. Entonces vino una voz del cielo: “Lo he glorificado y volveré a
glorificarlo”. La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un
trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomo la palabra y
dijo: “Esta voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Ahora va a ser juzgado
el mundo: ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo
sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí”. Esto lo decía dando a
entender la muerte de que iba a morir.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Presentamos
nuestras intenciones a Dios que puede salvarnos de la angustia y de la muerte
eterna, y pidámosle que mire con amor a su pueblo que le suplica. Digamos: R.-Escucha, Señor, nuestra oración.
1.- Por la Iglesia: que, como María, sea madre de todos los que buscan
a Dios con sinceridad. Oremos. R.
2.- Por nuestro país, especialmente por los que sufren el desempleo, la
explotación y la marginación: que todos vivamos como hermanos y construyamos un
mundo más justo, fraterno y solidario. Oremos. R.
3.- Por los que anuncian el Evangelio: que su entrega de fruto de
santidad y conversión en los que los escucha. Oremos. R.
4.- Por todos los hombres y mujeres: que, en Jesús, que dio su vida por
amor, encuentren consuelo, esperanza y fortaleza. Oremos. R.
5.- Por los que son perseguidos a causa de la verdad: que no claudiquen
de sus convicciones y den testimonio de los valores auténticos. Oremos.
R.
Escucha, Padre,
nuestras oraciones, crea en nosotros un corazón puro, renuévanos por la fuerza
de la cruz de Cristo, y haz que Él nos transforme en testigos de tu amor. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Escúchanos, Dios todopoderoso
y por la acción de este sacrificio, purifica a tus siervos, a quienes has
iluminado con las enseñanzas de la fe cristiana. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 12, 24
En
verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda infecundo; pero si muere da mucho fruto.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Te pedimos, Dios todopoderoso que nos cuentes
siempre entre los miembros de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre hemos recibido. El,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 18: Dn 13, 1-9.15-17.19-30.33-62; Sal 22; Jn 8,
1-11
Martes 19: 2Sam 7, 4-5ª.12-14ª.16; Sal 88; Rm 4,
13.16-18.22; Mt 1, 16.18-21. 24ª (o bien: Lc 2, 41-51ª)
Miércoles 20: Dn 3, 14-20.91-92.95; Sal de Dn 3, 52-56; Jn
8, 31-42.
Jueves 21: Gn 17, 3-9; Sal 104; Jn 8, 51-59
Viernes 22: Jr 20, 10-13; Sal 17; Jn 10, 31-42.
Sábado 23: Ez 37, 21-28; Sal: Jr 31; Jn 11, 45-57.
Domingo 24: Is 50, 4-7; Sal 21; Flp 2, 6-11; Mc 14,
1-15.47.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 12, 20-33
1.- Texto. Comienza con una nota
universalista. Con ella cierra el autor una temática que abría el domingo
pasado en 3,16-17 y que, pasando por 7,35-36 y 10,16, culmina en estos gentiles
que quieren ver a Jesús: a ellos se referiría Jesús cuando en 10,16 hablaba de
otras ovejas que no son de este aprisco. Y es en este momento cuando resuena
solemne la afirmación acerca de la llegada de la hora. Para Pascua acudían a
Jerusalén gentes de todos los rincones de la tierra. Se trata de una hora en la
que se conjugan universalidad y sacrificio del cordero: "cuando yo sea
elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí" (v. 32). Está llegando,
pues, a su cumplimiento la presentación que hace de Jesús el cuarto evangelio:
éste es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn. 1,29).
Universalidad y cruz, por un lado, configuran
la gloria de Jesús y la obra que el Padre le ha encomendado llevar a cabo y,
por otro, son la contrapartida de un mundo hecho de particularismos y de
glorias fáciles. A este mundo se refiere la afirmación del v.31: "ahora va
a ser juzgado el mundo".
Un texto tan importante como el de hoy no
podía olvidar el valor de ejemplaridad para el discípulo, toda vez que en el
cuarto evangelio Jesús se ofrece al discípulo como "el camino, la verdad y
la vida" (cfr. Jn. 14,6). "El que quiera servirme, que me siga y
donde esté yo, allí también estará mi servidor" (v. 26).
Comentario: El texto es un compendio denso de
la cristología soteriológica y eclesiológica del cuarto evangelio. Son, pues,
muchas las reflexiones que se pueden hacer a partir de él, aunque tal vez deba
predominar la eclesiológica: "Esta voz no ha venido por mí, sino por
vosotros" (v. 30).
CZ/JUICIO: Aun sin negar las formas de organización
eclesial, el cuarto evangelio no está interesado en ellas. Para Juan, la
iglesia es constitutivamente la comunidad de los creyentes que aman hasta dar
la vida por los demás. El lugar de Jesús es el amor y éste tiene su expresión
más contundente en la cruz. Es en ella donde quedan hechas añicos las barreras
de todo tipo entre judío y gentil, donde se pone de manifiesto la existencia de
un único rebaño, de una única humanidad. El amor no sabe de barreras. Es en la
cruz donde tiene lugar el juicio y la condena de cualquier tipo de mundo que no
sea el del amor. Es en la cruz donde el Padre reconoce inequívocamente al Hijo
y a los hijos. El Padre, que es amor, sólo se reconoce en el amor.
¿Hora difícil? Ciertamente. Pero es la única
que hace de verdad creyentes, es decir, iglesia.
A. BENITO - DABAR 1991/18
2.- Texto. Como también pasaba los dos
domingos anteriores, el texto de hoy se sitúa en el marco de la Pascua, la
fiesta judía por excelencia, que congregaba a gentes de los más variados
países. El autor deja constancia de este hecho introduciendo a unos griegos (la
traducción litúrgica ha empleado el término genérico de gentil). Pero al hacer
esto, el autor nos remite a Jn. 7, 35, donde los judíos han hablado de griegos:
"¿Querrá irse a la diáspora griega y enseñar a los griegos?" De la
mano de esta referencia llegamos a esta otra en Jn. 10, 16: "Tengo otras
ovejas que no son de este recinto; también a ésas tengo que conducirlas;
escucharán mi voz y se hará un solo rebaño con un solo pastor".
Los intermediarios son Felipe y Andrés,
exactamente los mismos de los que se ha servido el autor para constatar la
dificultad de dar de comer a la gran cantidad de gente que acudía a Jesús (Jn.
6, 5-9). La llegada de griegos para ver a Jesús es identificada con la hora de
la glorificación del Hijo del Hombre.
El domingo pasado escuchábamos que "lo
mismo que Moisés elevó la serpiente, así tiene que ser elevado el HIjo del
Hombre".
Esta imagen es recogida explícitamente al
final del texto de hoy: "Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a
todos hacia mí" (v. 32). El comentario final del autor disipa toda duda
sobre el sentido de la imagen: "Esto lo decía significando (dando a
entender) la muerte de que iba a morir" (v. 33). El autor emplea el verbo
"significar". La referencia al signo por el que los judíos
preguntaban a Jesús hace dos domingos es indudable: "¿Qué signo nos
muestras para obrar así?" (Jn. 2, 18). El signo era el siguiente: "Destruid
este templo, y en tres días lo levantaré" (Jn. 2, 19). También entonces el
comentario del autor disipaba toda duda sobre el sentido del signo: "El
hablaba del templo de su cuerpo" (Jn.2, 21).
La muerte de Jesús en cruz es, pues, el punto
de mira del texto de hoy. De ella se habla empleando un símbolo espacial:
elevación sobre la tierra. Y de ella se habla también empleando un símbolo
agrícola: proceso de germinación de la simiente. Esta muerte es interpretada
como triunfo, como glorificación de Jesús y del Padre que lo ha enviado. Una
vez más aflora espontánea la referencia intertextual: "Cuando elevéis al
Hijo del Hombre, entonces comprenderéis que yo soy y que no hago nada por mí,
sino que esto que digo me lo ha enseñado el Padre. Además, el que me envió está
conmigo; nunca me ha dejado solo" (Jn. 8, 28-29). El texto de hoy quiere
ser también reflejo de la comunión Hijo-Padre. Esta comunión puede, sin
embargo, pasar desapercibida dentro del recinto (v.29). Desde fuera del
recinto, en cambio, unos griegos han venido a ver a Jesús. Ellos son las otras
ovejas que vienen a escuchar la voz del pastor Jesús. Desde este momento la
muerte de Jesús en cruz es el triunfo, la glorificación del Hijo y del Padre.
Un orden de cosas tan viejo como el mundo está siendo juzgado y condenado. El
diablo, separador de hermanos (Caín contra Abel), "homicida desde el
principio" (Jn. 8, 44), no tiene ya nada que hacer. Con Jesús levantado en
alto empieza a dominar el sentido humano de la fraternidad.
Comentario. El texto adquiere su plena
riqueza de sentido cuando es leído desde las múltiples referencias
intertextuales con que está tejido. El autor concibe la muerte de Jesús en la
cruz como generadora de la fraternidad rota desde que el mundo es mundo. El
recinto no es sólo Israel, sino el mundo todo, de forma que ya no existe más
que un solo rebaño con un solo pastor. Los griegos, pudiendo ver a Jesús,
funcionan en calidad de símbolo de este nuevo orden de cosas que nace de la
cruz. Por eso la cruz puede ser presentada por el autor del cuarto Evangelio
como triunfo y glorificación.
Otra línea importante del texto es la del
seguimiento de Jesús. El autor la desarrolla a partir del símbolo agrícola de
la simiente: sólo si ésta muere puede producir después fruto. Trasposición del
símbolo: sólo si el seguidor de Jesús muere podrá generar fraternidad. En esta
muerte puede haber muchos niveles o grados. El texto se sitúa en el último y
más radical: la privación violenta de la vida. Pero esta privación irradia luz
a los otros niveles o grados. Si Jesús está en la cruz es porque no ha vivido
aislado en sí mismo, sino que ha vivido para los demás. Este es el tipo de vida
al que Jesús nos invita.
A. BENITO - DABAR 1988/20
3.- Comentario. El hecho es que hoy estamos
en el capítulo doce de una obra en la que el domingo pasado leíamos el capítulo
tres.
Si entre semana no hemos leído los capítulos
intermedios nos será más difícil entender la situación de la que parte el texto
de hoy. Esta ha sido preparada en Jn. 7, 35 (los judíos comentaban: ¿adonde
querrá irse éste que no podamos nosotros encontrarlo? ¿Querrá irse con los
emigrados a países griegos para enseñar a los griegos?) y en Jn. 10, 16 (Tengo
otras ovejas que no son de este recinto; también a éstas tengo que conducirlas;
escucharán mi voz y se hará un solo rebaño con un solo pastor). Los emigrados a
países griegos, las otras ovejas están hoy aquí. Han venido a Jerusalén a
celebrar la Pascua. Pero la Pascua no se celebra ya en el Templo sino donde
está Jesús. El autor ha operado la eliminación-sustitución del Templo de la que
hablaba hace dos domingos (cfr. Jn. 2, 13-25). Jesús es ahora el Templo.
"Queremos ver a Jesús" lleva como contrapartida no querer ver el
Templo. Esta situación provoca el comentario de Jesús, que comienza así:
"Ha llegado la hora". En Jn/02/04 leemos: "Todavía no ha llegado
mi hora".
En /Jn/04/23 leemos: "Pero se acerca la
hora, o mejor dicho, ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al
Padre en espíritu y verdad". El verbo adorar de este último texto es el
mismo que aparece en el versículo inicial de hoy, aunque la traducción
litúrgica no lo refleje. Estamos, pues, ante una fiesta. Esta tiene un templo:
Jesús. A él acuden las gentes, sean o no judíos. Un único rebaño con un solo
pastor. En esta fiesta ya no corre el agua ritual, sino el vino del banquete
(cfr. bodas de Caná). Es una exaltación, una glorificación.
Pero es una fiesta paradójica. Y aquí la
visión interpretativa de Juan adquiere cotas grandiosas. "Cuando yo sea
elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí". Retorna el tema y el
poder curativo de la serpiente levantada en alto del domingo pasado. "Si
el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto". La imagen médica
deja paso ahora a la imagen agrícola. Pero ambas expresan la misma realidad salvadora,
simbolizada en el grupo de griegos reunidos para ver a Jesús, es decir, para
festejar a Jesús. Ellos son el fruto, ellos son los atraídos, los verdaderos
adoradores.
En la pluma de Juan, el momento adquiere
contornos fantásticos, como de escena cósmica. Es una construcción grandiosa,
que sin embargo no niega ni escamotea el realismo y la crudeza de la situación:
la muerte de Jesús. Por eso se trata de una fiesta paradójica. ¿Cómo puede ser
festiva la crucifixión de un condenado? CZ/FT: Y, sin embargo, la construcción
de Juan no es una broma sádica. Al contrario. Es un maravilloso canto épico,
con la diferencia respecto a la épica clásica de que en Juan el canto nace del
realismo de la situación, realismo que el autor promete a todos los seguidores
del héroe: "El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí
también estará mi servidor". Pero este mismo realismo da consciencia a la
construcción. Por eso la esperanza que genera es tanto más segura: "Ahora
el príncipe de este mundo va a ser echado fuera". La muerte y todo poder
mortal van a dejar de tener la última palabra.
A. BENITO - DABAR 1985/19
4.- Se llamaba "prosélitos de la
puerta" o "temerosos de Dios" (cfr. Hech 10, 2; 13, 16; 16, 14;
etc) a los gentiles que aceptaban la fe de Israel, pero no habían sido
circuncidados. Podemos presumir que muchos de estos prosélitos se encontraban
en Jerusalén con ocasión de la Pascua y que algunos, impresionados por lo que
habían visto y oído del Nazareno, quisieron conocer más de cerca al famoso
Maestro. Estos gentiles piensan que lo mejor para conseguir lo que desean es
acudir primero a los discípulos de Jesús, concretamente a los que estuvieran
familiarizados con su lenguaje o costumbres helenas. Felipe y Andrés (ambos
llevan nombres griegos y el primero es de Betsaida, en la Decápolis, que era
una región helenizada) parecen ser los más indicados.
Este episodio, que no tiene conexión alguna
con lo que sigue en el relato sirve como explicación del enfado de los
fariseos, que, llenos de envidia, cuchichean entre sí ante el éxito de Jesús:
"Todo el mundo va detrás de él" (v. 19). Por otra parte, es como un
anticipo de la propagación que tendría el evangelio entre los gentiles gracias
a la misión de los Apóstoles.
Todo el clamor de la multitud y el triunfo
que le acompaña no puede impedir que Jesús vaya en su interior profundamente
preocupado; pues ha llegado la "hora" de su "exaltación",
de su muerte y también de su verdadera glorificación en la cruz.
Es la hora señalada por el Padre para
realizar la siembra necesaria, sin la que no es posible la cosecha. Y Jesús es
el grano. Es preciso que muera para que se extienda por todo el mundo su obra
de salvación. La cosecha que Jesús espera no es otra que la salvación del mundo
por la fe en su evangelio.
J/MU/EFICAZ: Juan utiliza siempre la expresión "dar
fruto" en este sentido misionero. La eficacia de la muerte de Jesús para
la extensión del reino de Dios entre los hombres y los pueblos no es una
eficacia automática: por lo tanto no ahorra a nadie la opción libre por el evangelio.
Por eso Jesús, que ha cumplido en su vida y en su muerte la ley de la siembra,
de la generosidad y la entrega, nos advierte que todos debemos hacer lo mismo
que él si queremos entrar con él en la vida eterna. Pues el que sólo se cuida
de sí mismo y no tiene más preocupaciones que la de salvar su vida, la pierde;
en cambio, gana la vida eterna el que vive y muere por los demás.
Jesús obedeció al Padre cuando llegó su
"hora". Jesús recuerda a sus discípulos que deben servirle y servir
al evangelio siguiendo su camino hasta el final. Entonces también ellos
llegarán al Padre, como Jesús, y el Padre les recompensará con la vida eterna.
El corazón humano de Jesús se espanta y atemoriza ante la muerte: ¿qué puede
hacer?, ¿acaso pedir al Padre que le libre de esa "hora" y aparte el
cáliz amargo que le da a beber? Jesús pide tan sólo que se cumpla la voluntad
del Padre, pues para eso ha venido al mundo. Pide que sea glorificado el nombre
de Dios; es decir, que se manifieste a los hombres lo que Dios es y quiere ser
para todos: el Amor. Pero esto no es posible sin la última prueba: "En
esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios entregó al mundo a su
Hijo único para que vivamos por medio de él" (1 Jn 4, 9); "pues tanto
amó Dios al mundo que entregó a la muerte a su Unigénito" (Jn 3, 16). Es
voluntad de Dios darnos la última prueba para que creamos que es Amor, para que
glorifiquemos su nombre y alcancemos la vida por Jesucristo, el Señor.
Jesús sabe que el Padre siempre le escucha,
pero es preciso que los hombres sepan que el Padre está siempre con él. Por eso
vino la voz del cielo.
Todo este pasaje (versillos 25-30) recuerda
la agonía de Jesús en Getsemaní y su transfiguración en el Tabor. Juan, uno de
los tres testigos en ambos casos, no dice nada expresamente al respecto; pero
aquí recoge veladamente la misma experiencia.
J/HORA/CZ: La "hora de Jesús" es también la
hora del mundo. En ella se manifiesta que Dios es Amor, pero también queda al
descubierto el pecado del mundo. Es la hora de la exaltación de Jesús, de su
muerte y de su gloria. Es la hora del juicio contra Satanás y su ralea, pero
también la hora del perdón para cuantos creen en él. Es la hora en la que Dios
convoca a todos los elegidos en torno al que es "exaltado". Pues todo
lo que podemos esperar y temer es fruto y consecuencia de la victoria y del
juicio que acontece en la cruz de Cristo.
EUCARISTÍA 1988/15
5.- El evangelio comienza con la noticia de
que unos griegos quieren ver a Jesús. Se trata, sin duda, de unos prosélitos,
pero en la intención del evangelista estos griegos representan la vanguardia de
la humanidad que acude a Jesús, nueva pascua.
Empieza a cumplirse lo que los fariseos han
dicho comentando la entrada triunfal en Jerusalén: todo el mundo se ha ido
detrás de El (/Jn/12/19). En Jn. 7, 35 los judíos habían comentado: ¿Querrá
irse con los emigrados a países griegos para enseñar a los griegos? En 12,
20-22 Juan da la respuesta (no exenta de ironía) a estos comentarios.
Evidentemente se trata de un artificio
literario de Juan, pero un artificio justificado porque recoge un hecho real en
la experiencia cristiana postpascual.
En los vs. 23-33 se nos da el significado del
hecho: es la hora de la glorificación de Jesús, es decir, Jesús es reconocido
como el salvador del mundo (cfr. Jn. 4,42). Los griegos, símbolo de una
humanidad que acude a Jesús, son el fruto abundante. Este fruto es el resultado
de la misión de Jesús. Pero por cumplir su misión Jesús tiene que enfrentarse
con la muerte, provocada desde fuera. Es la prueba de fuego. Si la acepta habrá
cumplido su misión y habrá fruto abundante.
Por eso, la muerte de Jesús es, en último
análisis, su propia glorificación. Juan recuerda de paso que éste es el camino
de todo el que quiera ser discípulo de Jesús (v. 26) y que este camino es el
que da la medida de la auténtica personalidad (v. 25).
J/MU/REPUGNA: El hombre, que es Jesús, no podía menor de
sentir horror ante la provocación de una injusta muerte. Y el Hijo, que es
Jesús, así se lo manifiesta a su Padre en diálogo intenso. Ambos datos
responden a experiencias reales en la vida de Jesús.
Juan recoge esas experiencias y elabora un
cuadro majestuoso en el que se refleja el genio personalísimo del artista que
él es. En síntesis doctrinal sobre los vs. 27-33 quieren decir lo siguiente:
Jesús acepta su propia muerte con la confianza y la fuerza que le da el
sentirse Hijo de Dios (vs. 27-28) y, a pesar de que la gente la va a considerar
un fracaso (v. 29), El se enfrenta a ella con el íntimo convencimiento de que
el amor puede más que el odio y el egoísmo. Este es el juicio que tiene lugar
en la muerte de Jesús (vs. 31-33).
DABAR 1976/24
6.- El que ama su propia vida la perderá
(evangelio). Es la paradoja: una existencia cerrada en ella misma, centrada
totalmente en ella misma, se va vaciando paulatinamente de sentido y acaba
perdiéndose. Una existencia que acepta salir de ella misma y de sus intereses,
que se va gastando y consumiendo en beneficio de los demás, se va enriqueciendo
y se va salvando. Lo vemos en los padres en relación con los hijos y lo vemos
con los esposos. El amor es fuente de riqueza y de construcción interior; el
egoísmo conduce al vacío. Jesús es este grano de trigo que muere. ¿Por qué?
Porque ha ido siguiendo su camino sin pensar en sí mismo, sino respondiendo a
la llamada del Padre que le enviaba a anunciar la Buena Nueva del Reino de
Dios, que es la salvación ofrecida a todos, especialmente de los pobres y
marginados. Su palabra y su acción han topado con los poderes constituidos.
Pero Jesús no ha abdicado de su camino para salvar su vida, sino que lo ha
seguido con fidelidad. Esta vida, segada por la muerte, da mucho fruto. Como el
grano de trigo.
J. TOTOSAUS - MISA DOMINICAL 1991/05
7.- Este texto está entre la entrada triunfal
en Jerusalén y el lavatorio de los pies a los discípulos. Jesús habla de la
crucifixión. Juan la interpreta como "ser levantado", glorificado,
vv. 23, 24, 32. La crucifixión es al mismo tiempo la manifestación suprema del
amor de Dios y el juicio que cae sobre el príncipe de este mundo (v. 31). No
hay otro texto evangélico que en tan poco espacio contenga tanta variedad de
temas. Su forma literaria es el contraste o paradoja.
La petición de los griegos que quieren ver a
Jesús motiva la respuesta que puede servir de título a la perícopa: Ha llegado
la "hora". Todo converge hacia la "hora". Se alude a la
pasión como la hora de la glorificación. El texto es una expresión clara de la
teología de Juan sobre la glorificación.
Es el momento de la decisión, de la crisis
del mundo. El mundo quiere vivir de sí mismo y para sí mismo. Busca en sí el
sentido de la existencia. Así se autoexcluye de la salvación, porque es Jesús
quien con su muerte da la vida.
Para los discípulos la pasión, como
glorificación, comporta que quien quiere conservar la vida la pierda. En este
contexto hace Juan una referencia teológica a Getsemaní.
Al discípulo no se le dispensa del
sufrimiento ni de la decisión personal. El apóstol acepta una ley fundamental:
la unidad con Cristo crea un problema vital. El discípulo no puede
ahorrar-guardarse la vida. El no es norma para sí.
Conserva la vida si la entrega. Jesús lo
afirma a través de tres sentencias: el grano que muere para dar fruto, el
siervo que debe seguir a su señor, la turbación de Jesús que anuncia la inminencia
de su exaltación.
Este texto es un momento clave en el proceso
de autorevelación de Jesús al mundo. La hora de la glorificación está cerca
pero ha de pasar por la cruz. Esto provoca una crisis en muchos de los
discípulos que rehúsan seguirle por este camino. Y el evangelio, de los judíos
pasa a los gentiles representados aquí por los griegos.
P. FRANQUESA - MISA DOMINICAL 1985/07
8.- PREDICACIÓN CENTRADA EN EL EVANGELIO
La idea central se halla en la presentaci6n
de la fecundidad de los sufrimientos y de la cruz de Cristo. El evangelio dice:
"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si
muere, da mucho fruto". Y el fragmento de la carta a los Hebreos afirma:
"El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la
consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de
salvación eterna". El misterio pascual, que nos disponemos a celebrar
solemnemente la semana pr6xima, consta de tres momentos o aspectos: la muerte,
la sepultura y la resurrección de Jesucristo. Hoy nos fijamos de una manera
especial en el primer aspecto, el de la muerte de Cristo, que nos indica que el
cristianismo supone siempre la destrucción de algo para llegar a la plenitud de
la vida. El mismo fragmento evangélico de hoy dice: "El que se ama a sí
mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará
para la vida eterna". Es imposible, pues, una llegada a la victoria sin
pasar por la derrota.
Al hombre de hoy, eso le cuesta admitirlo,
porque rehuye espontáneamente todo lo que comporte sufrimiento, privación,
muerte, y busca con afán el goce, el confort, la vida. Pero, por otro lado, el
hombre actual está más capacitado que nunca para vivir con lucidez su radical
caducidad y su destino para la muerte. De hecho, las filosofías originales de
nuestra época se complacen en esta mirada fija a la muerte. Y la experiencia de
cada día nos enseña que, a pesar de todos los esfuerzos, el sufrimiento, la
enfermedad y la muerte continúan siendo el patrimonio común de la humanidad. Es
bueno aprovechar esta lucidez, pero el mensaje cristiano debe insistir en que
el paso por la muerte es sólo la condición para llegar a la vida, y no el
término final de la existencia.
JOAN LLOPIS - MISA DOMINICAL 1994/04
9.- /Jn/12/24:
Ahora es el tiempo de la cosecha, de la
plenitud, de la abundancia. El tiempo de recoger todo ese fruto que ha
producido el grano de trigo enterrado: Jesús muerto por la vida del mundo.
Jesús es la primera gavilla que en la fiesta
de los Ácimos es ofrecida a Dios.
Pentecostés es la plenitud de la cosecha.
PROPUESTA DE CANTOS IV DOMINGO DE
CUARESMA - CICLO B - (17 DE MARZO 2024)
TEMA: “SI EL GRANO DE TRIGO CAE EN TIERRA
Y MUERE, DA MUCHO FRUTO”
01.- A TI
LEVANTO MIS OJOS (Miguel Manzano)
A
TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO.
A
TI LEVANTO MIS OJOS, POR QUE ESPERO TU MISERICORDIA.
Como
están los ojos de los esclavos,
fijos
en las manos de sus señores,
así
están nuestros ojos en el Señor,
esperando
su misericordia.
A
TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO.
A
TI LEVANTO MIS OJOS, POR QUE ESPERO TU MISERICORDIA.
Como
están los ojos de los esclavos,
fijos
en las manos de sus señores,
así
están nuestros ojos en el Señor,
esperando
su misericordia.
Misericordia
Señor, misericordia, que estamos
saciados
de burlas; misericordia Señor, misericordia
que
estamos saciados de desprecios.
A
TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO.
A
TI LEVANTO MIS OJOS, POR QUE ESPERO TU MISERICORDIA.
Nuestra
alma esta saciada del sarcasmo de los satisfechos;
nuestra
alma esta saciada del desprecio
de
los orgullosos
02.- NUEVA
CREACION (Cesareo Garabain)
CAMINA,
PUEBLO DE DIOS.
CAMINA,
PUEBLO DE DIOS.
NUEVA
LEY, NUEVA ALIANZA
EN
LA NUEVA CREACIÓN.
CAMINA,
PUEBLO DE DIOS.
CAMINA,
PUEBLO DE DIOS.
Mira
allá, en el Calvario:
en
la roca hay una Cruz,
muerte
que engendra la vida,
nuevos
hombres, nueva luz.
Cristo
nos ha salvado
con
su muerte y resurrección.
Todas
las cosas renacen
en
la Nueva Creación.
Cristo
toma en su cuerpo
el
pecado, la esclavitud.
Al
destruirlos, nos trae
una
nueva plenitud.
Pone
en paz a los hombres,
a
las cosas y al Creador.
Todo
renace a la vida
en
la Nueva Creación.
Cielo
y tierra se abrazan,
nuestra
alma halla el perdón.
Vuelven
a abrirse los cielos
para
el hombre pecador.
Israel
peregrino,
vive
y canta tu redención.
Hay
nuevos mundos abiertos
en
la Nueva Creación.
03.- UNIDOS
EN LA VIDA (Joaquin Madurga)
UNIDOS
EN LA VIDA
EN
UN MISMO TRABAJAR,
NOS
UNIMOS EN LA FIESTA,
COMPARTIENDO
EL MISMO PAN.
La semana nos ha unido
en
el trabajo y sudor,
la
Eucaristía nos una
con
Cristo en el amor.
Los esfuerzos de los hombres
buscando
un mundo mejor
son
los esfuerzos de Cristo
que
trae la salvación.
Los que abrís surco en la vida
a
golpe de trabajar
sois
invitados por Cristo
a
repartiros el pan.
04.- TE
OFRECEMOS PADRE ETERNO
Te
ofrecemos Padre eterno de la tierra nuestro don,
para
que nos lo conviertas en tu Hijo el Salvador.
(2v)
VINO
Y PAN DAMOS HOY, SE TRANSFORMARÁN EN DIOS.
Todo el alma de este pueblo la ponemos con
amor,
junto
al cáliz y las hostias en señal de adoración (2v)
Presentamos nuestras culpas ante el ara del
perdón,
las
ofrendas hechas Cristo nos darán la salvación (2v)
Te
ofrecemos nuestras luchas por la nueva humanidad,
pon
tu amor en medio de ellas y el pueblo verá la paz. (2v)
05.- CON AMOR
TE PRESENTO SEÑOR (Carmelo Erdozain)
1.-
Con amor te presento, Señor,
lo
mejor de mi vida,
te
presento, Señor, mi amistad.
Con
amor te presento, Señor,
para
ser mi manjar.
La
viña, el racimo, el trigal,
el
pan de mi hogar
te
presento con amor.
2.-
Con mis manos abiertas a Ti,
contemplando
tu lámpara,
te
presento, Señor, mi esperanza.
Hacia
Ti se dirige mi barca,
hacia
el cielo se va.
Es
largo el camino, el remar,
ruta
pascual,
Dios
me guía al caminar.
3.-
Con mi ofrenda también yo te doy
lo
mejor de mis lágrimas.
Te
presento, Señor, mi dolor.
Te
presento, Señor, mi oración,
ofertorio
de amor.
El
grano enterrado ya es flor,
la
espiga oblación,
la
semilla redención.
06.- ENTRE
TUS MANOS
ENTRE
TUS MANOS ESTÁ MI VIDA SEÑOR,
ENTRE
TUS MANOS PONGO MI EXISTIR.
HAY
QUE MORIR PARA VIVIR,
ENTRE
TUS MANOS CONFÍO MI SER.
1.-
Si el grano de trigo no muere,
si
no muere sólo quedará,
pero
si muere en abundancia dará
un
fruto eterno que no morirá.
2.-
Es mi anhelo, mi anhelo creciente
en
el surco, contigo morir;
y
fecunda será la simiente, Señor,
revestida
de eterno vivir.
3.-
Y si vivimos, para él vivimos;
y
si morimos, para él morimos.
Sea
que vivamos o que muramos,
somos
del Señor, somos del Señor.
07.-
ACERQUEMONOS TODOS AL ALTAR (F. Palazon; E. Pascual)
ACERQUÉMONOS
TODOS AL ALTAR
QUE
ES LA MESA FRATERNA DEL AMOR,
PUES
SIEMPRE QUE COMEMOS DE ESTE PAN
RECORDAMOS
LA PASCUA DEL SEÑOR.
1.-
Los hebreos, en medio del desierto, comieron el maná,
nosotros,
peregrinos de la vida, comemos este pan;
Los
primeros cristianos ofrecieron su cuerpo como trigo;
nosotros,
acosados por la muerte, bebemos este vino.
2.-
Como Cristo hecho pan de cada día, se ofrece en el altar
nosotros
entregados al hermano comemos de este pan;
Como
el cuerpo de Cristo es uno solo por todos ofrecidos
nosotros
olvidando divisiones bebemos este vino.
3.-
Como ciegos en busca de la aurora, dolientes tras la paz
buscando
tierra nueva y cielos nuevos, comamos este pan.
Acerquémonos
todos los cansados, porque Él es nuestro alivio
y
siempre que el desierto nos agobie, bebamos este vino.
08.- EN SU MESA HAY AMOR (Kairoi)
EL
SEÑOR NOS HA REUNIDO JUNTO A EL
EL
SEÑOR NOS HA INVITADO A ESTAR CON EL
EN
SU MESA HAY AMOR
LA
PROMESA DEL PERDÓN
Y
EN EL VINO Y PAN SU CORAZÓN (BIS)
Cuando,
señor, tu voz
llega
en silencio a mi
y
mis hermanos me hablan de ti
sé
que a mi lado estas
te
sientas junto a mi
acoges
mi vida y mi oración.
EL
SEÑOR NOS HA REUNIDO JUNTO A EL
EL
SEÑOR NOS HA INVITADO A ESTAR CON EL
EN
SU MESA HAY AMOR
LA
PROMESA DEL PERDÓN
Y
EN EL VINO Y PAN SU CORAZÓN (BIS)
El
señor nos ha reunido junto a él.
09.- JESUS
¿Quién ERES TU? (Brotes de Olivo)
1.-
Jesús, ¿quién eres tú?
tan
pobre al nacer, que mueres en cruz.
Tú
das paz al ladrón,
inquietas
al fiel, prodigas perdón.
Tú,
siendo creador,
me
quieres a mí que soy pecador.
Tú,
dueño y señor,
me
pides a mí, salvar la creación.
2.-
Jesús, ya se de ti,
algo
de tu ser, ¿qué quieres de mí?
más
yo, quiero saber
qué
rumbo seguir, qué debo hacer.
Di
que he de esperar
qué
senda elegir, ¿por qué he de luchar?
Tú,
ayúdame,
pues
no quiero más dudar ni temer.
Jesús, ya se de ti,
algo
de tu ser, ¿qué quieres de mí?
más
yo, quiero saber
qué
rumbo seguir, qué debo hacer.
Di
que he de esperar
qué
senda elegir, ¿por qué he de luchar?
Tú,
ayúdame,
pues
no quiero más dudar ni temer.
Cristo
es sal de la vida, luz en tinieblas, es todo amor. (2v)
Es
fe al dudar, espera el crecer, amor al vivir;
es
paz al luchar, bondad al vencer y gozo al servir.
Cristo
es sal en la vida, luz en tinieblas, es todo amor. (2v)
Es
fe al dudar, espera el crecer, amor al vivir;
es
paz al luchar, bondad al vencer y gozo al servir.
Cristo
es trigo molido, uva pisada, ese es Jesús.
10.- BUSCO TU ROSTRO
Caminando
por la vida
busco
tu rostro, Señor.
¡BUSCO
TU ROSTRO!.
MUÉSTRAME
TU VIDA,
MUÉSTRAME
TU ESPÍRITU,
TENGO
SED DE TI,
TENGO
SED DE TI. (BIS)
Con
tu gracia y con mi nada
hoy
me acerco a Ti.
¡BUSCO
TU ROSTRO!.
MUÉSTRAME
TU VIDA,
MUÉSTRAME
TU ESPÍRITU,
TENGO
SED DE TI,
TENGO
SED DE TI. (BIS)
Con
la fuerza de tu Espíritu
y
el impulso de tu amor.
11.- GRACIAS
MADRE (Kairoi)
GRACIAS,
MADRE, POR TU PRESENCIA,
TÚ
NOS LLEVAS A JESÚS.
GRACIAS,
MADRE, POR TU SILENCIO,
TÚ
ESTIMULAS NUESTRA FE.
1.-
Gracias porque eres muy sencilla,
gracias
porque eres llena de gracia.
Gracias,
Madre, gracias.
Gracias
por tu vida tan callada,
gracias
porque vives la palabra.
Gracias,
Madre, gracias.
2.-
Gracias por tu corazón abierto,
gracias
por vivir un sí constante.
Gracias,
Madre, gracias.
Porque
te abandonas en sus manos,
porque
siempre vives la esperanza.
Gracias,
Madre, gracias.
3.-
Gracias porque tú sigues amando,
gracias
porque tú vas actuando.
Gracias,
Madre, gracias.
Porque
lo haces todo entre nosotros,
porque
tú nos quieres como a hijos.
Gracias,
Madre, gracias.