GRATUIDAD: VIVE ASOMBRADO DE LO QUE ES. AGRADECE SERLO
COMENTARIO
Para la comprensión de
este texto es absolutamente indispensable tener en cuenta el contexto
precedente. Al joven que quería saber lo que tendría que hacer para alcanzar la
vida eterna, Jesús le ha propuesto repartir sus posesiones entre los pobres y
seguirle. Oída la propuesta, es Pedro una vez más quien pregunta: "Tú
sabes que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte; ¿qué recibiremos por
ello?" Respuesta de Jesús: "Todos los que hayan dejado esposa... por
causa mía, recibirán la herencia de la vida eterna. Ahora bien, muchos que son
primeros, serán últimos y muchos que son últimos, serán primeros". La
respuesta va dirigida exclusivamente a los discípulos y tiene una doble vertiente:
promesas y llamada de atención. Por haber dejado todo, los discípulos son
primeros, pero pueden ser últimos.
El texto de hoy empalma
con esta respuesta de Jesús, explicando y dando razón a los discípulos de la
llamada de atención que se les ha hecho. De ahí que, al final, se vuelva a
repetir la inversión propuesta: "Así es como los últimos serán los
primeros y los primeros los últimos" (v. 16). El sentido general del texto
es, pues, el de hacer ver a los discípulos que ellos pueden ser los últimos.
Centrándonos ya en el
texto, éste es una parábola. Por estar dirigida a los discípulos no se trata de
una parábola pura. El versículo final, en efecto, ofrece la pauta para su
interpretación.
Las horas de contratación
manejadas en la parábola son las siguientes: 6 de la mañana (amanecer, hora
primera, prima), 9 (media mañana, hora tercera, tercia), 12 (mediodía, hora
sexta), 3 de la tarde (media tarde, hora novena, nona), 5 de la tarde (caer de
la tarde, hora undécima). Los judíos computaban las horas diurnas de 6 de la
mañana a 6 de la tarde. Por consiguiente, los primeros jornaleros contratados
trabajan doce horas frente a una que trabajan los últimos. El contraste entre
los primeros y últimos no puede ser más gráfico y cortante.
El pago comienza por los
últimos y termina por los primeros. Comienzo de la inversión: los últimos pasan
a primeros y los primeros a últimos. Al ser el mismo el pago para todos, la
inversión disgusta a los últimos en cobrar: éstos comparan y exigen. Se consuma
así la inversión. Los últimos en cobrar no tienen altura ni categoría. Son,
efectivamente, últimos, no porque sean malos sino porque no dan la talla en el
Reino de Dios.
Presumo que muchos
pensamos como los jornaleros de las 6 de la mañana. Lo siento. Somos buenos y
muy trabajadores, pero no somos discípulos de Jesús. ¿Va quedando ya claro que
ser discípulo de Jesús no es ser mejor sino ser diferente? El discípulo de
Jesús no pasa la cuenta ni la hoja de servicios prestados; no exige; no
establece comparaciones.
El discípulo de Jesús es;
está; todo lo experimenta como don; vive asombrado de lo que es; agradece ser
discípulo el mayor tiempo posible, sin preocuparle "el peso del día y el
bochorno"; no se entiende a sí mismo ni actúa desde lo que está mandado ni
desde el raquitismo de la ley del mínimo esfuerzo. He aquí algunos de los
rasgos que conforman la talla de persona del Reino de los Cielos.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA
Yo soy la salvación
del pueblo, dice el Señor. Cuando me invoquen en la tribulación, los escucharé
y seré para siempre su Señor.
ORACION
COLECTA
Oh, Dios que has puesto la plenitud de la ley divina en el amor a ti y
al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos, para que merezcamos llegar a
la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 55, 6-9.
Busquen al Señor mientras se deja encontrar,
invóquenlo mientras este cerca, que el malvado abandone su camino, y el
criminal sus planes; que regrese al Señor, y El tendrá piedad a nuestro Dios,
que es rico en perdón. “Mis pensamientos
no son los pensamientos de ustedes, ni mis caminos son los caminos de ustedes
- oráculo del Señor -. Como el cielo
está por encima de la tierra, mis caminos están por encima de los de ustedes,
mis pensamientos, de sus pensamientos”.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 144)
Cerca está el
Señor de los que lo invocan.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda
alabanza, es incalculable su grandeza. R.
El Señor es clemente y misericordiosos,
lento a la cólera y rico en piedad: el Señor es bueno con todos, es cariñoso
con todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos
sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones. Cerca está el Señor de los que
lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Filipenses 1, 20c-24.27ª.
Hermanos: Cristo será glorificado
abiertamente en mi cuerpo, tanto si vivo como si muero. Pero, si el vivir esta
vida mortal me supone trabajo fructífero, o sé que escoger. Me encuentro en ese
dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, y eso es mucho mejor;
pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para ustedes. Lo
importante es que ustedes lleven una vida digna del Evangelio de Cristo.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Hch 16, 14b.
Aleluya. Ábrenos el
corazón, Señor, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos
esta parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al
amanecer salió a contratar trabajadores para su viña. Después de contratar a
los trabajadores por un denario al día, los mando a su viña. Salió otra vez a
media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y le dijo:
“Vayan también ustedes a mi viña, y les pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió
de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde
y encontró a otros, sin trabajo y les dijo: “¿Por qué están aquí el día entro
sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Vayan
también ustedes a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al
capataz: “Llama a los trabajadores y págales el jornal, empezando por los
últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron
un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, penaban que
recibían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se
pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora,
y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y
el bochorno”. El replico a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia.
¿No quedamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último
igual que a ti. ¡Es que no tengo
libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tu envidia
porque yo soy bueno?”. Así los últimos serán los primeros y los primeros los
últimos”.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Hermanos, cerca
está el Señor de los que le invocan -
repetimos hoy en el salmo -; por eso presentémosle nuestras oraciones y
pidámosle por nosotros y por el mundo entero. Invoquémosle diciendo: R.-
Escucha y ten piedad.
1.- Para que la vida de Cristo, y su acogida
incondicional al ser humano, se haga presente en la vida de su Iglesia. Oremos. R.
2.-
Para que la justicia y el amor de Dios muevan los corazones de nuestros
gobernantes a la construcción de una sociedad más justa y más humana. Oremos. R.
3.- Para que los países que viven en
situación de pobreza reciban la ayuda que les corresponde de las naciones más
ricas y poderosas. Oremos al Señor. R.
4.-Para que los que obran el mal abandonen su
camino y el Señor los colme de su misericordia. Oremos. R.
5.- Para que los que han dejado este mundo
gocen con Cristo de la dicha plena de la gloria. Oremos. R.
6.- Para que, alimentados del Cuerpo de
Cristo y de su Palabra, trabajemos con ilusión en su viña. Oremos. R.
Escucha, Padre, las
oraciones de tus hijos, concédenos trabajar con entrega por el Reino, y haz que
un día el cielo sea nuestra morada. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, en tu bondad las ofrendas de tu pueblo, para que cuanto
creemos por la fe lo alcancemos por el sacramento celestial. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 118, 4-5
Tú, Señor, promulgas tus
decretos para que se observen exactamente; ojalá este firme mi camino por
cumplir tus consignas.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Señor, apoya bondadoso con tu ayuda continua a los que alimentas con
tus sacramentos, para que consigamos el fruto de la salvación en los
sacramentos y en la vida diaria. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 25: Esd 1, 1-6; Sal 125; Lc 8, 16-18.
Martes 26: Esd 6, 7-8.12b.14-20; Sal 121; Lc 8, 19-21.
Miércoles 27: Esd 9, 5-9; Sal: Tb 13, 2-8; Lc 9, 1-6.
Jueves 28: Ag 1, 1-8; Sal 149; Lc 9, 7-9.
Viernes 29: Dn 7, 9-10. 13.14 (o bie4n: Ap 12, 7, 12ª);
Sal 137; Jn 1, 47-51.
Sábado 30: Za 2, 5-9.14-15ª; Sal: Jr 31, 10-13; Lc 9,
43b-45.
Domingo 01: Ez 18, 25-28; Sal 24; Flp 2, 1-11; Mt 21,
28-32.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Mt 20, 1-16
1. D/JUSTICIA.
EL AGRAVIO FUNDAMENTAL QUE SE HACE A DIOS ES SU FALTA DE JUSTICIA /Ez/18/25-29/
Lc/15/29-30/Jon/04/02
ALIANZA/GRATUIDAD: LA ALIANZA ES UNA GRACIA DEL
AMOR GRATUITO DE DIOS. NO TIENE NADA QUE VER CON EL CONTRATO DO UT DES: Dt 7.
7-10; 4. 7.
La consecuencia que Jesús quiso se dedujera
de esta parábola está expresada en el v. 15. El agravio fundamental que acaba
de hacerse al dueño de la viña (Dios) es su falta de "justicia".
Esta misma queja fue formulada por el hijo
mayor al padre del hijo pródigo (Lc 15. 29-30), agravio de los
"buenos" judíos a la audición de la doctrina de la retribución (Ez
18. 25-29), reproche de Jonás ante el perdón otorgado por Dios a Nínive, la
ciudad pagana (Jon 4. 2). En cada uno de estos casos, los textos oponen la
justicia de Dios, tal como los hombres la conciben, y su comportamiento
misericordioso, no esperado por los hombres (Lc 15. 1-2).
Cristo sale al paso de esta objeción con un
argumento "ad hominem": el amo de la viña es "justo" (según
el modo humano de concebir la justicia) con los primeros, ya que les da el
sueldo convenido; de igual modo es justo con los últimos de una manera divina,
ya que entre el dueño y éstos no se había establecido ninguna clase de convenio
condicionante del trabajo y salario. Este argumento es, no obstante, de poco
valor, pues la injusticia que en este caso se le reprocha a Dios no reside en
el trato dispersado a cada uno de estos grupos de jornaleros tomados
separadamente de los otros, sino en la comparación entre las dos maneras de
actuar. Además, Cristo pasa de un punto a otro, afirmando la primacía de la
bondad de Dios. No es que su forma de actuar se oponga a la justicia humana,
sino que la trasciende totalmente en el amor. Según esto, el pacto establecido
entre el amo de la viña y los jornaleros se nos muestra como una imagen de la
alianza entre Dios y los suyos, alianza que, por otra parte, no tiene nada que
ver con el contrato "do ut des" que los judíos trataban de encontrar
en ella, sino que es un acto gratuito de Dios (Dt/07/07-10; 4. 7). La alianza
es, según el texto antes citado, una gracia del amor gratuito del Padre, gracia
que descansa totalmente en la libertad de Dios y que supone la nuestra (Ga 3.
16-22; 4. 21-31). Al aplicar una justicia a los primeros y otra distinta a los
segundos, Dios trata de poner de manifiesto su amor a unos y a otros, teniendo
siempre en cuenta las situaciones en que cada uno se encuentra.
En esta perícopa, Cristo pretende dar a
entender a los oyentes de su Palabra el comportamiento misericordioso de Dios,
al margen de los cauces excesivamente estrechos y de las concepciones en que le
darían cabida la visión humana de la justicia y los contratos bilaterales que
rigen exclusivamente las relaciones entre los hombres.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII - MAROVA
MADRID 1969. Pág.91 s.
2. TEXTO. INTERPRETACIONES DIVERSAS.
Ya sabemos a estas alturas que Mt sigue
fielmente el cap. 10 de Mc. Pero, después de la pregunta de Pedro y de la
respuesta de Jesús ("Todo el que dejare casa o hermanos o hermanas o padre
o madre o hijos o campos por mi nombre, recibirá el céntuplo y tendrá como
herencia la vida eterna": 19. 29), interrumpe de improviso el hilo de Mc e
introduce la parábola de los obreros llamados a trabajar a lo largo de todas
las horas.
No es una interpretación al azar;
efectivamente, la parábola, según veremos, le sugiere al discípulo preocupado
de su recompensa ("Lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué
obtendremos?: 19. 27) que no plantee la cuestión en términos fiscales: dar
tanto y recibir tanto. El Reino de Dios se rige por otras leyes.
Se trata de una parábola difícil, que
requiere mucha atención. El propietario de una viña ajusta a unos braceros para
una jornada de trabajo. Recluta a algunos en la primera hora del día, siendo el
salario ajustado por una jornada completa de un denario. Hasta aquí todo es
normal; la escena era muy familiar para los aldeanos del tiempo de Jesús. Pero
luego el amo llama también a otros obreros a lo largo de las horas del día,
incluso hasta una hora antes del término de la jornada. Con los nuevos
llamados, el señor no ajusta una paga precisa, sino que les dice simplemente:
"Os daré lo que es justo". Hábilmente la parábola encamina al oyente
a preguntarse: ¿Cómo se conducirá el amo con estos últimos? La respuesta es
desconcertante y completamente inesperada: el amo da a toda la misma paga,
incluso a los últimos. No es justo, dicen los obreros de la primera hora. Y,
evidentemente, lo mismo piensan los otros oyentes: una sola hora de trabajo no
merece la misma paga que una jornada entera.
-INTERPRETACIONES INSUFICIENTES. Se diría,
pues, que el amo no respeta las normas más elementales de justicia. ¿Acaso
quiere Jesús enseñarnos que lo que a nosotros nos parece injusto es justo para
Dios, el cual está por encima de nuestros criterios y es sobradamente libre en
su manera de obrar? ¿Quiere quizás Jesús mostrar a los fariseos que Dios supera
la justicia del mérito (del tanto cuanto), y que salva por pura bondad y
gracia? Muchos así lo piensan. Sin embargo, esta conclusión es demasiado
apresurada y no puede menos de ser provisional. Conviene examinar otras
interpretaciones propuestas por los estudiosos, antiguos y modernos.
Para algunos antiguos, el motivo central de
la parábola lo constituye la "llamada". Dios llama a todas las horas,
cuando y como le parece. El momento en que llegue, pronto o tarde, no tiene
importancia. Lo importante es estar preparados para responder a la llamada
cuando llegue y aferrar la ocasión única que se nos ofrece. El motivo de la
llamada a cualquier hora -nunca es tarde y cada uno tiene su hora- es, indudablemente,
evangélico. Sin embargo, no puede ser éste el punto central de la parábola. El
acento no cae en la llamada, sino en el comportamiento del amo, que por la
tarde da a todos los mismos salarios.
Otros, apoyándose en algunos códices del
evangelio de Mt que añaden el versículo final ("Muchos son los llamados,
pero pocos los elegidos"), ven en la parábola el tema del juicio. Existe
siempre la posibilidad del rechazo, incluso para el que ha sido llamado a
primera hora y ha trabajado toda la jornada. "Toma lo que te corresponde y
vete", dice el amo. Luego se puede perder neciamente la salvación a causa
de murmuraciones, de autosuficiencia, de rebeldía. Se puede perder el Reino
incluso en la última hora después de haber trabajado todo el día.
El evangelista Mt da su propia interpretación
de la parábola, según puede verse por la afirmación que abre (19. 30) y cierra
(20. 16) la parábola misma: "Los primeros serán los últimos y los últimos
los primeros". El Reino invierte las posiciones alterando las jerarquías de
valores que el hombre ha construido. Dios tiene un módulo diverso; posee una
justicia distinta; por ejemplo, prefiere los pobres a los ricos, los pecadores
a los fariseos.
Exactamente como Jesús, que predica el Reino
a multitudes innumerables, a los enfermos, a los pobres, a los publicanos, y no
concede privilegios a los fariseos y a los escribas. Mas tampoco esta lectura
de Mt (surgida quizás a la luz del conocido problema: ¿Por qué ha transferido
Dios el Reino a los paganos?), aun sin ser enteramente extraña a la parábola,
da en su punto central. Se apoya en un particular secundario: el amo comenzó
por los últimos en lugar de los primeros. La verdadera razón de las quejas de
los primeros obreros no es por haber sido pagados los últimos, sino porque han
sido pagados "con el mismo salario que los últimos".
El sentido de la parábola, si olvidamos por
un instante los vv. 19. 30 y 20. 16, estriba todo él en la paradoja de la
injusticia del amo: ¿Por qué da a todos, incluidos los obreros de la última
hora, el mismo salario que a los primeros? Este es el punto.
Volvemos a encontrarnos con una pregunta que
ya hemos formulado: ¿Injusticia? Conocemos también la respuesta. Es la
proclamación de la misericordia de Dios, la proclamación de la gracia. En esto
consiste la novedad desconcertante del evangelio. Dios da su Reino a los
pecadores, lo da a los paganos, lo da incluso a quienes, a nuestro entender, no
lo merecerían (luego también a nosotros).
Pero si el discurso fuese solamente esto,
habría que esperar que la parábola estuviera dirigida a los pecadores y a los
pobres para consolarlos, para abrirles a la esperanza, para anunciarles la
alegre nueva. En lugar de ello, la parábola va dirigida a los llamados justos,
a los fariseos, que sienten envidia e irritación por la bondad de Dios con los
otros, con lo que ellos condenaban.
Esto significa que el razonamiento de la
parábola es distinto; significa, por lo menos, que hay un matiz importante que
no se puede descuidar.
-La envidia del justo
El centro de la parábola lo constituye el v.
10 ("Cuando llegaron los primeros creyeron que recibirían más, pero
también ellos recibieron un denario cada uno"), y así lo aclaran las
críticas que los obreros formulan contra el amo (vv. 11-12) y la respuesta de
éste (vv. 13-15). Bien mirado, los obreros de la primera hora no se quejan de
haber padecido una injusticia (ajustaron un denario y lo recibieron), sino más
bien de la ventaja concedida a los otros. No pretenden recibir más, sino que se
muestran envidiosos de que los otros hayan sido tratados como ellos.
Quieren defender una diferencia. Eso es lo
que les irrita: la falta de distinción. La injusticia de que creen ser víctima
no consiste en recibir una paga insuficiente, sino en ver que el amo es bueno
con los otros. Es la envidia del justo frente a un Dios que perdona a los
pecadores.
Así leída, la parábola no quiere enseñarnos
en primer lugar cómo se conduce Dios, sino más bien cómo han de conducirse los
justos ante la misericordia de Dios; concretamente ante la manera de obrar de Jesús
y ante un Reino que se abre a los paganos. "El problema no es el de los
derechos y los deberes de un amo, sino el de la solidaridad que debe unir a los
obreros entre sí" (J. Dupont), a los afortunados con los desafortunados, a
los justos con los pecadores. Los justos no deben sentir envidia, sino
alegrarse ante un Padre que perdona a los hermanos pecadores.
De esta manera hemos llegado con toda
probabilidad a la situación histórica concreta de la predicación de Jesús; en
otras palabras, al ambiente en que nació la parábola. Con la parábola Jesús
intenta justificar, frente a los fariseos celosos, su comportamiento, su
familiaridad y su preferencia con los pecadores. Él no establece diferencias
entre justos y pecadores, y por ello se sienten ofendidos los justos; él no
parece reconocer su situación privilegiada delante de Dios. Y, además de la
situación histórica, hemos llegado a la pretensión más profunda de Jesús: la de
ser el revelador del Padre, la de señalar con su venida la llegada de una hora
excepcional de gracia.
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MATEO - EDIC. PAULINAS/MADRID 1982. Pág.208
ss.
3. MERITO/FARISEO:
EL PROBLEMA DE LOS "JUSTOS" ARRANCA PRECISAMENTE DE SU
"JUSTICIA"/DE SU OBLIGACIÓN CUMPLIDA/COMO DERECHO ADQUIRIDO/EXIGENCIA
/SUPERIORIDAD. FARISEÍSMO/JUSTOS.
¿Qué te parece? Los de las 5 de la tarde son
primeros y los de las 6 de la mañana últimos. Insisto: ¿Qué te parece?
Formulémoslo de otra manera, tomando como base a Mt 19. 29: los que no han
dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, son primeros,
y los que han dejado todo esto por Jesús, son últimos. Y de nuevo te pregunto:
¿Qué te parece? Queda descartado que se trate de un problema de injusticia.
"Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario?
Toma lo tuyo y vete". Indudablemente la parábola dibuja un perfil que
rompe esquemas basados en conceptos tales como justicia-injusticia,
obligación-derecho, cumplimiento-exigencia.
Un domingo más caemos en la cuenta, y son ya
cinco, que Mt nos está introduciendo en un talante de vida que tiene poco que
ver con esquemas y criterios habituales, incluso exquisitamente justos. Un
talante de vida que tiene poco que ver con estos esquemas porque va más allá de
ellos, los sobrepasa. A este talante se refiere ya Mt en 5. 20 con las
siguientes palabras: "Si vuestra justicia no sobrepasa la de los letrados
y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos". Varias veces, a lo
largo de este ciclo, he escrito que el problema de los letrados y fariseos no
es de maldad, de incumplimiento, de injusticia o de falta de prestación. Al
contrario: ellos son primeros, de las 6 de la mañana, de los trabajadores que
han aguantado el peso del día y el bochorno.
El problema de los primeros, de los de las 6
de la mañana, arranca precisamente de su justicia, de su obligación cumplida,
de su prestación, de su cumplimiento. Todo esto lo vivencian como derecho
adquirido, como exigencia, como superioridad. ¡Este es el problema! La novela
de Bruce Marshall, "A cada uno un denario" podría ser un animado
comentario al texto de hoy.
A. BENITO - DABAR 1987/47
4.- La parábola parte de la existencia de
obreros parados que se presentaban en la plaza pública a la libre contratación
de un propietario que necesitase de su trabajo. El tiempo de la jornada de
trabajo está limitado por la luz del día: "desde la salida del sol hasta
la aparición de las estrellas". El jornal diario normal era un denario.
Exactamente lo convenido con los trabajadores de primera hora. Junto a ellos
hay otros que han trabajado en la viña desde las nueve, las tres y las cinco de
la tarde respectivamente. Esta diversidad en la duración del trabajo tiende a
poner de relieve la enseñanza principal de la parábola.
Según las prescripciones del Antiguo
Testamento el salario debía pagarse el mismo día en que había sido realizado el
trabajo (Lev 19, 13; Deut 24, 15). El dueño de la viña manda a su mayordomo que
pague a los obreros en orden inverso a como habían sido contratados. Y que
todos reciban la misma cantidad. Estos dos detalles tienen también importancia
para la enseñanza de la parábola. Las protestas de los obreros de primera hora
no estarían justificadas en la parábola si no hubiesen visto que los de última
hora recibían un denario. Es entonces cuando se acusa de injusticia al señor de
la viña. Este, sin embargo, atribuye la protesta a que "tu ojo es
malo", es decir, a la envidia y animosidad contra los favorecidos.
La parábola podía haberse titulado
"recompensa igual para un trabajo desigual". La parábola pretende únicamente
acentuar la diversidad en el trabajo. No hace referencia ni a los diversos
períodos en la historia de la salvación o de la humanidad ni a la diferente
edad en que el hombre atiende la invitación que se le hace para formar parte
del reino. Precisamente por eso resulta ilegítimo concluir que los últimos
recibieron la misma recompensa que los primeros por su mayor aplicación y
rendimiento en el trabajo. Esta interpretación destruiría la intención primera
de la enseñanza parabólica.
El centro de interés lo tenemos en el v. 15:
"¿No puedo hacer lo que quiero de mis bienes? ¿O has de ver con mal ojo
que yo sea bueno?", y también en la recompensa, que es igual para todos.
Como el dueño de la viña es Dios, la parábola
pone todo su acento en la liberalidad soberana de su actuación independiente.
Actuación divina que, juzgada con criterio
humano, resulta incomprensible, pero lógica. ¿Quién puede pedir cuentas a Dios
por su conducta? El hombre es su siervo (Lc 17,7-10). No puede presentarse ante
su Señor con pretendidos derechos. La recompensa que Dios otorga al hombre será
siempre pura gracia. El hombre nunca tiene derecho a pasar la factura a Dios.
Cierto que Pablo espera la recompensa que le es debida en justicia (2 Tim 4,7).
Pero este premio tiene su último fundamento
en la gracia previamente concedida por el Señor.
La conclusión de la parábola es, pues, la
siguiente: Dios obra como el dueño de la viña en cuestión, que, por su bondad,
se compadeció de aquellos hombres e hizo que, sin merecerlo, también llegase a
ellos un salario desproporcionado a su trabajo. Pura gracia del Señor. ¡Así es
Dios, así de bueno con los hombres! La sentencia final de los últimos y los
primeros se halla en la misma línea de la parábola: los primeros son, en este
caso, los fariseos y, en general, el pueblo elegido, que se creía con
peculiares privilegios ante Dios y con el derecho de pasarle la factura. Jesús,
con la parábola en cuestión y la sentencia final, dio el golpe de gracia a este
concepto de Dios y de su retribución. Porque el escándalo por el proceder de
Dios no estaba justificado desde el terreno de la justicia. ¡Lo había provocado
su bondad! Pero, ¿la bondad para con el prójimo justifica esta clase de
escándalos?
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1058
5. EGOISMO/SERVICIO:
QUEREMOS COMERCIAR CON DIOS Y QUE NOS PAGUE PUNTUALMENTE EL TIEMPO QUE LE
DEDICAMOS. MERITO/GRACIA.
El Talmud de Jerusalén contiene un relato
parecido en la forma a la parábola que hemos escuchado. Se trata del discurso
funerario que pronuncia un rabino al sepultar a un joven maestro de 28 años. En
él se cuenta cómo un rey contrató obreros para su viña y también pagó a todos
lo mismo. Pero, ante las protestas, su contestación fue: éste ha trabajado en
dos horas más que vosotros en todo el día. El joven rabino difunto había hecho
más en 28 años que muchos doctores en cien. Se le premiaba la cantidad de
trabajo que fue capaz de realizar en poco tiempo. La forma narrativa, como se
ve, es bien similar, pero el fondo es muy distinto: mientras el discurso
rabínico habla de mérito, la parábola de Jesús se refiere a la gracia. En el
primer caso, la causa del premio está en el trabajo de quien lo recibe; en el
segundo, en la bondad del que lo otorga. En alguna ocasión, la liturgia de la
misa recoge en sus oraciones: no por nuestros méritos sino conforme a tu
bondad.
Nos cuesta entender que los caminos del Señor
son distintos a los nuestros. Dios se presenta como un amo generoso que no
funciona por rentabilidad, sino por amor gratuito e inmerecido. Esta es la
buena noticia del evangelio. Pero nosotros insistimos en atribuirle el metro
siempre injusto de nuestra humana justicia.
En vez de parecernos a él intentamos que él
se parezca a nosotros con salarios, tarifas, comisiones y porcentajes. Queremos
comerciar con él y que nos pague puntualmente el tiempo que le dedicamos y que
prácticamente se reduce al empleado en unos ritos sin compromiso y unas
oraciones sin corazón.
Con una mentalidad utilitarista, muy propia
de nuestro tiempo, preguntamos: ¿Para qué sirve ir a misa, si Dios nos va a
querer igual? Así evidenciamos que no hemos tenido la experiencia de que Dios
nos quiere y no reaccionamos en consecuencia amándole también más por encima de
leyes y medidas. Dios es gratuito.
Nuestra tendencia farisea (para enfado de
Pablo) surge exigiendo normas cuyo cumplimiento diferencie a los buenos de los
malos.
Vemos absurdo y hasta injusto ser queridos
todos por igual. ¡A cada uno lo suyo!, decimos como quien da un argumento
incontestable con tono de protesta sindical ante Dios. Tardamos en comprender
que la traducción no es: "Paz a los hombres de buena voluntad", sino:
"Paz a los hombres que Dios ama". Tampoco hay conexión entre culpa y
desgracia. Olvidamos que la gracia ha sustituido a la ley. Necesitamos que
existan los malos para podernos calificar de buenos. De esta forma, el amor al
hermano se torna imposible.
EUCARISTÍA 1990/24
6. ACEPTACION-DE-SI/VD:
El hombre no puede pedirle cuentas a Dios. Pero esta verdad de que todo está
comprendido dentro de la libre misericordia y de la incalculable disposición de
Dios, es también una verdad que nos consuela y levanta, una verdad que nos
libera de una opresión.
Lo que Dios dispone, aquello sobre lo que no
podemos entrar en cuentas ni pleitos con él, somos en último término nosotros
mismos. Tal como somos: con nuestra vida, con nuestro temperamento, con nuestro
destino, con nuestra circunstancia, con nuestras taras hereditarias, con
nuestros parientes, con nuestra estirpe, con todo lo que concreta y claramente
somos, sin que lo podamos cambiar. Y, si entramos a menudo en el coro y en el
corro de los que murmuran, de los que apuntan con el dedo a otros, en que Dios
lo ha hecho de otro modo, somos en el fondo de los que no quieren aceptarse a
sí mismos de manos de Dios. Y ahora podría decir que la parábola nos dice que
somos nosotros los que recibimos el denario, y los que, a la vez, somos el
denario. Y es así que nos recibimos a nosotros mismos con nuestro destino, con
nuestra libertad, desde luego, con lo que hacemos con esta libertad; pero, a la
postre, lo que recibimos somos nosotros mismos. Y hemos de recibirlo, no sólo
sin murmurar; no sólo sin protestar interiormente, sino con verdadero gusto,
pues ello es lo que Dios nos da al mismo tiempo que nos dice: ¿Es que no puedo
yo ser bueno? De ahí que la gran hazaña de nuestra vida sea aceptarnos como un
regalo incomprendido, sólo lentamente descubierto, de la eterna bondad de Dios.
Porque saber que todo lo que somos y tenemos, aún lo amargo e incomprendido, es
don de la bondad de Dios; sobre la que no murmuramos, sino que la aceptamos,
sabiendo que si lo hacemos -y aquí vamos, una vez más, más allá de la parábola-
Dios mismo se nos da juntamente con su don, y que así se nos da todo lo que
podemos recibir; he ahí la sabiduría y la gran hazaña de nuestra vida
cristiana.
K. RAHNER - HOMILIARIO BIBLICO - BARCELONA 1967/Pág. 24-26
7. TIEMPO/PLAN-DE-D:
Siguiendo a Ireneo y Orígenes, los Padres de
la Iglesia mostraron su interés por la función que desempeña el tiempo en esta
historieta. En los sucesivos envíos de obreros vieron las grandes etapas de la
historia bíblica durante las cuales Dios llama a hombres que "cuiden -dice
Orígenes- la viña del culto de Dios": una primera vez, con Adán, cuando la
creación del mundo; una segunda, con Noé, cuando la conclusión de una alianza
universal; una tercera, con Abrahán y los Patriarcas; una cuarta, con Moisés, a
quien se comunica la Ley, y una quinta, que corresponde a la undécima hora, con
JC. O vieron también los principales momentos de la vida humana: algunos son
llamados a trabajar en los asuntos del Reino desde la infancia o la más
temprana edad; otros, al salir de la adolescencia; otros, en la edad adulta;
otros todavía a una "determinada edad"; y otros, por fin, y es lo
equivalente a la hora undécima, acogiendo la palabra de Dios en el momento de
la muerte...
LOUIS MONLOUBOU - LEER Y PREDICAR
EL EVANGELIO DE MATEO - EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1981. Pág.238
8.- Esta parábola de Jesús hace resaltar ya
desde el comienzo la regia y soberana actitud del dueño de la viña. Dios es
misericordioso porque puede serlo, porque todo le pertenece.
Reconocer esa soberanía generosa de Dios es
el primer paso. Sin embargo, el autor presenta a los jornaleros contratados
como con cierta exigencia, al menos de tipo laboral, para con el amo. El
desarrollo ulterior de la parábola dejará en claro la imposibilidad de
comprender a Dios cuando se le va con "exigencias" del tipo que sean.
Solamente una actitud de contemplación es la que podría introducirnos en el
núcleo del asunto.
Todo el acento de la parábola recae sobre
estos obreros de la hora undécima, los que no tienen nada que exigir, los que
llegan tarde y se acogen al amparo de cualquiera que les pueda echar una mano.
Aquí tenemos la interpretación de la parábola. No se trata de la idea del
llamamiento o de la vocación, no se trata del juicio o de la retribución
después de la muerte, ni siquiera de la igualdad de los hombres ante Dios
soberano; sino que lo que se pretende afirmar es la bondad soberana de Dios que
acoge, por Jesucristo, a los que han llegado tarde al reino de Dios, es decir a
todos nosotros.
Situada en el contexto religioso del tiempo
de Jesús esta parábola presenta un fuerte carácter polémico. Para el judío, el
pagano no tiene posibilidad de salvación. Está condenado por ser pagano. Jesús
indica, por el contrario, que esos son precisamente los sujetos del reino. No
es de extrañar que "murmuraran", que se opusieran a esta concepción
de las relaciones del hombre con Dios. El que está seguro de sí mismo, el que
tiene la certeza de poseer algo entre manos y abriga la solapada intención de
"comprar" el cielo no ha entendido de qué se trata en el evangelio.
En el tiempo en que se escribe el evangelio
de Mt afluían a la Iglesia numerosos paganos convertidos con gran escándalo de
parte de la mentalidad judía. Esta situación solamente puede ser comprendida
por un corazón que haya hecho él mismo la prueba de su propia experiencia de
pecado. Quien se sabe pecador quiere que la gracia de la muerte de Cristo caiga
bien profundamente sobre todos. Ante una situación así ¿quién puede hablar de
grupos y privilegios?
EUCARISTÍA 1978/44
9.- Hemos dejado Galilea. Entramos en la
parte que precede a la pasión y muerte de Jesús en Jerusalén, Mt 19, 1-25, 46,
donde destacan Jesús e Israel: conflicto y juicio. De las siete parábolas que
incluye, leemos seis. Hoy empezamos por la primera que, además, es la primera
de las tres inspiradas en la imagen de la viña.
La parábola de hoy, la del dueño de la viña,
se inicia con la fórmula fija, v. 1a. La acción transcurre en dos fases,
alrededor de la iniciativa del dueño: 1) Contrato de los trabajadores, vv.
1b-7: cuatro salidas, trabajo con contrato; última salida, trabajo sin
contrato, es cuando el dueño establece un breve diálogo con los que todavía
están en la plaza esperando a ser contratados (6-7). 2) Pago a los trabajadores
y discusión, vv. 8-15: orden de pago (8-11); protesta de los
"primeros" (12); respuesta del dueño (13-15) y sentencia conclusiva-aplicación,
v.16 (cf. Mt 19, 30).
En su contexto original, invita a los
oyentes, primero, a identificarse con los que protestan y, después, a tomar
partido.
Sorprende el orden del dueño que alimenta la
ilusión de los "primeros". Sorprende, todavía más el sistema de pago:
los trabajadores que han realizado toda la jornada son tratados igual que
aquellos que sólo han hecho una hora y en el momento más favorable; eso,
ciertamente, ¡no es justo! Este es el punto de vista de los primeros, pero no
el de los últimos que tienen todo derecho a vivir aunque el dueño les haya
contratado a última hora. Sorprende, pues, la libertad y la generosidad del
dueño: v. 15.
En su contexto histórico, el de Jesús,
expresa simbólicamente una situación conflictiva o polémica: las opciones de
Jesús, a favor de los que no contaban para nada en el mundo socio-religioso de
entonces, hacen explotar las críticas de los observantes y comprometidos
(fariseos y escribas). Jesús, con esta parábola, se remite al estilo de Dios
Padre. El actuar de Jesús revela y hace presente esta libertad del amor de Dios
Padre, que ya tiene sus precedentes en la historia bíblica.
Mt, colocándola aquí, hace notar un aspecto
del debate en el interior de la comunidad y del conflicto con el judaísmo:
"Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos". Los
paganos, los últimos, toman el lugar de Israel, llamado en primer lugar. Y
aquellos que en la comunidad son considerados últimos, los más pequeños de
entre los hermanos, en la perspectiva del Reino y del juicio de Dios serán
primeros. Hay que decir que este texto ha sufrido diversas interpretaciones y
que son legítimas en la medida en que no contradicen su sentido global
originario, ligado al contexto histórico de Jesús.
JAUME FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990/17
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO XXV CICLO A -
(24 SETIEMBRE 2023)
TEMA: ¿VAS A TENER TU ENVIDIA PORQUE SOY BUENO?
01..-HORA DE LA TARDE (Juan Antonio Espinoza)
HORA DE LA TARDE, FIN DE LAS LABORES.
AMO DE LAS VIÑAS, PAGA LOS TRABAJOS DE TUS VIÑADORES.
Al romper el día nos apalabraste.
Cuidamos tu viña del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas, nos lo das de balde,
que a jornal de gloria no hay trabajo grande.
HORA DE LA TARDE, FIN DE LAS LABORES.
AMO DE LAS VIÑAS, PAGA LOS TRABAJOS DE TUS
VIÑADORES.
Das al vespertino lo que al mañanero.
Son tuyas las horas y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos dale crecimiento.
Eres Tú la viña, cuida los sarmientos.
02.- VIENEN CON ALEGRIA (Cesáreo Garabaín)
VIENEN CON ALEGRÍA, SEÑOR,
CANTANDO VIENEN CON ALEGRIA, SEÑOR,
LOS QUE CAMINAN POR LA VIDA, SEÑOR,
SEMBRANDO TU PAZ Y AMOR. (2)
Vienen trayendo la esperanza
a un mundo cargado de ansiedad,
un mundo que busca y que no alcanza
caminos de amor y de amistad.
Vienen trayendo entre sus manos
esfuerzos de hermanos por la paz,
deseos de un mundo más humano
que nacen del bien y la verdad.
Cuando el odio y la violencia
aniden en nuestro corazón,
el mundo sabrá que por herencia
le aguardan tristezas y dolor.
03 EL SEÑOR NOS LLAMA (Alberto Taule)
EL SEÑOR NOS LLAMA Y NOS REÚNE,
SOMOS SU PUEBLO, SIGNO DE UNIDAD.
ÉL ESTÁ EN MEDIO DE NOSOTROS,
SIRVE A LA MESA, NOS REPARTE EL PAN.
1.- Por todos los caminos nos sales al encuentro,
por todos hemos visto señales de tu amor.
Tu pueblo se reúne Señor a bendecirte,
a celebrar con gozo tu paso salvador.
2.- Convocas a tus fieles, nacidos de las aguas,
a festejar unidos la nueva creación.
La sala del banquete se llena de invitados;
estamos reunidos y en medio está el Señor.
3.- Revélanos al Padre oh Cristo, nuestra fiesta,
aumenta la esperanza de nuestro caminar.
Tu Espíritu divino nos dé la fortaleza,
los bienes que esperamos nos haga pregustar.
04.- TE PRESENTAMOS EL VINO Y EL PAN (Juan Antonio Espinoza)
TE PRESENTAMOS EL VINO Y EL PAN,
BENDITO SEAS POR SIEMPRE SEÑOR (bis).
Bendito seas, Señor,
por este pan que nos diste,
fruto de la tierra
y del trabajo de los hombres.
Bendito seas, Señor,
el vino Tú nos lo diste,
fruto de la tierra
y del trabajo de los hombres.
05.- PAN Y VINO DE AMOR (Brotes de Olivo)
En la tierra,
la sembró el sembrador,
la semilla de Tu pan, Señor.
Y después el viñador,
trabajó en buena lid,
y las tierras ven crecer,
las espigas y la vid.
(bis).
El trigo se molió en el molino,
rompiendo su cuerpo como Tú.
La uva la pisó el hombre en el lagar,
igual que Tú te dejaste pisar.
Y ahora convertido en Pan y Vino,
Tu pueblo lo ofrece en Tu altar.
Conviértelos, ¡oh Dios!
son frutos de Tu amor,
en Tu Cuerpo y Sangre, Señor.
(2 veces).
06.- BENDITO SEAS SEÑOR (Francisco Palazón)
BENDITO SEAS, SEÑOR,
POR ESTE PAN Y ESTE VINO
QUE GENEROSO NOS DISTE
PARA CAMINAR CONTIGO,
Y SERÁN PARA NOSOTROS
ALIMENTO EN EL CAMINO.
1. Te ofrecemos el trabajo,
las penas y la alegría,
el pan que nos alimenta
y el afán de cada día.
2. Te ofrecemos nuestro barro
que oscurece nuestras vidas
y el vino que no empleamos
para curar las heridas.
07.- EL PAN DE VIDA (Brotes de Olivo)
TÚ ERES, SEÑOR, EL PAN DE VIDA,
MI VIDA SIN TI NO SERÁ VIDA.
1. El pan que yo os daré
ha de ser mi propia carne.
Contigo viviré
cuando coma de tu pan.
2. Aquel que cree en ti
tiene ya la vida eterna.
Si como de tu pan,
de tu vida gozaré.
3. Mi Padre es quien os da
verdadero pan del cielo,
y a la tierra bajó
para el mundo alimentar.
4. Quien come de tu pan
no padecerá más hambre.
Quien bebe de tu sangre
ya no tendrá sed jamás
08.- HOMBRES NUEVOS (Juan Antonio Espinoza)
DANOS UN CORAZÓN, GRANDE PARA AMAR,
DANOS UN CORAZÓN, FUERTE PARA LUCHAR.
Hombres nuevos creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad,
hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
Hombres nuevos luchando en esperanza,
caminantes sedientos de verdad,
hombres nuevos sin frenos ni cadenas,
hombres libres que exigen libertad.
Hombres nuevos amando sin fronteras,
por encima de razas y lugar,
hombres nuevos al lado de los pobres,
compartiendo con ellos techo y pan.
09.- PADRE BUENO, DIOS HERMANO (Cesáreo Garabaín)
1. Tú, Señor,
que enciendes las estrellas,
Tú que al sol
le das su resplandor,
Tú que cuidas
del pájaro perdido
que va buscando un nido
guiado por tu amor.
Tú que siembras
rosas y trigales,
Tú que al lirio
vistes de esplendor,
nos proteges,
Señor, con más cariño,
pues quieres más a un niño
que al pájaro y la flor.
PADRE BUENO, DIOS ALEGRE,
PRIMAVERA Y MANANTIAL,
DIOS HERMANO, DIOS AMIGO,
PADRE NUESTRO, CELESTIAL.
2. Tú, Señor,
que velas por el pobre,
y al humilde
das tu protección,
al que amas
le ofreces un tesoro
que vale más que el oro
le das tu corazón.
Tú, Señor,
que alumbras mi camino,
Tú que escuchas
siempre mi oración,
en tu amor
pongo yo mi confianza,
renace mi esperanza,
se acuna mi canción.
10.- HIMNO VIRGEN DE LAS
MERCEDES
MADRE DE LAS
MERCEDES, BENDITA SIEMPRE BENDITA,
ENTRE TODAS LAS
MUJERES, EN LOS DESIGNIOS DE DIOS (BIS)
Te contemplamos
gozosos, vestida de blanco lino,
Engalanada en tu
trono, llena de Luz en tu altar,
Admiramos
humildes, tu rostro de Madre hermosa,
con la herida en
tu cuello, con cetro de majestad. (2)
Estrella del Evangelio, por Juan Pablo proclamada,
Paita, Oh Madre Santa, siempre te alabará.
Madre De las Mercedes, como hijos peregrinos,
venimos desde muy lejos, a compartir tu bondad (2)
11.- EN EL TRABAJO (Cesáreo Garabaín)
EN EL TRABAJO DE CADA DÍA,
COMO VIVÍAS Y AMABAS TÚ.
QUEREMOS MADRE SERVIR AMANDO,
VIVIENDO SIEMPRE JUNTO A JESÚS. (2)
En el silencio de aquella que era
la casa humilde de Nazareth,
se va empapando de tu ternura,
de tu trabajo, de amor y fe.
Tú te afanabas como mi madre,
en mil trabajos que da el hogar,
mujer humilde de hermosas manos
encallecidas de trabajar.
Dios quiso honrarte como a ninguna,
con mil encantos enriquecer.
Te hizo humilde de gracia llena,
trabajadora te quiso hacer.
10.- MADRE DE LOS POBRES (Cesáreo Garabaín)
MADRE DE LOS POBRES,
LOS HUMILDES Y SENCILLOS,
DE LOS TRISTES Y LOS NIÑOS
QUE CONFÍAN SIEMPRE EN DIOS.
1. Tú, la más pobre, porque nada ambicionaste;
Tú, perseguida, vas huyendo de Belén.
Tú, que un pesebre ofreciste al rey del cielo,
toda tu riqueza fue tenerlo sólo a Él.
2. Tú, que en sus manos sin temor te abandonaste,
Tú, que aceptaste ser la esclava del Señor,
vas entonando un poema de alegría;
Canta alma mía, porque Dios me engrandeció.
3. Tú, que has vivido el dolor y la pobreza,
Tú, que has sufrido en las noches sin hogar,
Tú, que eres la madre de los pobres y olvidados,
eres el consuelo del que reza en su llorar.