¡SETENTA VECES SIETE!
COMENTARIO
A Pedro le interesan mucho estos consejos
sobre la vida fraternal; había oído ciertas discusiones de los rabinos sobre el
tema del perdón: “¿A tu mujer?... Puedes perdonarla una vez… ¿A tu hermano?
Debes perdonarle hasta cinco veces”. ¿Qué es lo que piensan Jesús? ¿Cuántas
veces tendré que perdonar? ¿Siete veces? Siete veces, no; setenta veces siete.
Ante esta respuesta, una de las más locas de todo el evangelio, podemos
encontrarnos en este momento en un estado de drama o de inmensa calma. Drama:
El Señor está pidiéndonos un perdón muy difícil y todo se rebela en nosotros
frente a esta idea. Calma: nuestra vida es tranquila y esta exigencia de Jesús
nos parece fácil: desde luego, siempre habrá que perdonar. Miremos a nuestro
alrededor. ¿Quién perdona? Incluso se piensa que perdonar sería dar más ánimos
a los imperdonables: “Anda, no te preocupes”. Obedecer a Jesús exige un cambio
ya muy conocido.
Jesús me invita al perdón inmediato, sean
cuales fueren mis heridas y mis rebeldías. Matamos en nosotros al evangelio y
matamos nuestra vida cuando contemporizamos, cuando pensamos que no estamos en
estado de hacer lo que Jesús nos pide. A nosotros nos toca permanecer ante la
llamada suplicando a Jesús: quiero, pero no puedo ¡Ayúdame! Si no tengo
problemas, la exigencia de Jesús es una buena medicina preventiva, me sumerge
contra corriente de un mundo orgulloso que rechaza el perdón. El orgullo sabe
tan bien disfrazarse de honor, de sentido común, de justicia, de legítima
defensa, de procurar no favorecer los malvados, que eso es lo primero que hay
que eliminar: “Tú orgullo, no te mezcles en esto”.
Con este aire más limpio se puede entonces
examinar la idea de que hay realmente perdones malos. Cuando acepto sonreír y
tender la mano porque eso me va bien, no perdono, sino que soy un astuto.
Cuando excuso a un tirano que aplasta a los débiles, no perdono, sino que tengo
miedo.
El evangelio nos ofrece un medio de
cultivar en nosotros la aptitud para una pronta reconciliación: situar nuestros
perdones en el perdón de Dios. No somos nunca el justo que otorga su clemencia
a un miserable pecador. Todos, él y nosotros somos perdonados, invitados a
entrar en una misma lógica del perdón. Es lo lógica del Padrenuestro:
“Perdóname como se perdona a un hijo, pues procuro ser tu hijo perdonando”.
Afirmar: “Nunca negaré a nadie el perdón” es decir: “Deseo seguir siendo de la
familia de Dios”.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Eclo 36, 15.
Señor, da la paz a los que esperan en ti, y saca veraces a tus
profetas, escucha la súplica de tus siervos y de tu pueblo Israel.
ORACION
COLECTA
Míranos, oh, Dios creador y guía de todas las cosas, y concédenos
servirte de todo corazón para que percibamos el fruto de tu misericordia. Por
Nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 27,30-28,7
Ira y cólera son despreciables; el pecador
las posee en su interior. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha
cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los
pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la
salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados?
Si él, que es un simple mortal, guarda rencor, ¿quién le obtendrá el perdón de
sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; acuérdate de la corrupción y
de la muerte, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te
enojes con tu prójimo; recuerda la alianza del Altísimo, y perdona el error.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 102)
El Señor es
compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al
Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no
olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus
culpas y cura todas tus enfermedades: Él rescata tu vida de la fosa y te colma
de gracia y de ternura. R.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos
paga según nuestras culpas. R.
Como se levanta el cielo
sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente
del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos 14,79
Hermanos: Ninguno de nosotros vive
para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.
Si vivimos, vivimos para el Señor;
si morimos, morimos para el Señor; así que, ya vivamos ya muramos, somos del
Señor. Pues para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de muertos y
vivos.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34
Aleluya. Les doy un
mandamiento nuevo –dice el Señor-: que se amen unos a otros, como yo los he
amado. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Mateo. Mt 18, 21-35
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le
preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que
perdonarlo?, ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: No te digo hasta siete
veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un
rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le
presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el
señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo".
Se compadeció el señor de aquel criado y lo
dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a
uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo
estrangulaba diciendo: "Págame lo que me debes".
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré".
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel
hasta que pagara lo que debía. Sus
compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su
Señor todo lo sucedido. Entonces el Señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo
malvado!. Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú
también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el
Señor, indignado, lo entrego a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo
mismo hará con ustedes mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a
su hermano”.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Dios es compasivo y misericordioso y siempre está dispuesto a perdonar y
a bendecir a sus hijos; por eso con fe oremos por nosotros y por el mundo
entero. Digamos: R. Escúchanos,
Señor.
1.- Para que la Iglesia sea el lugar de la
misericordia, la acogida y el perdón incondicional para los hombres y mujeres
del mundo. Oremos. R.
2.- Para que países ricos perdonen las deudas
de los países pobres. Oremos. R.
3.- Para que la gracia de Dios y una buena
formación familiar destierren de los corazones el odio, la venganza, la
corrupción los y el resentimiento. Oremos.
R.
4.- Para que los que hoy morirán dejen este
mundo en paz y entren en la gloria del cielo. Oremos. R.
5.- Para que el Señor nos dé un corazón como
el suyo, siempre dispuesto a perdonar. Oremos.
R.
Escucha las súplicas de tus hijos, infúndenos tu misericordia y haz que
unidos a ti demos testimonio del amor verdadero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Sé propicio a
nuestras súplicas, Señor, recibe complacido estas ofrendas de tus siervos, para
que la oblación que ofrece cada uno en honor de tu nombre sirva para la
salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 35, 8
Que inapreciable es tu
misericordia, oh, Dios. Los humanos se acogen a la sombra de tus alas.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Te pedimos, Señor, que el fruto del don del cielo penetre nuestros
cuerpos y almas para que sea su efecto, y no nuestro sentimiento el que
prevalezca siempre en nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA
DÍA
Lunes 18: Sb7, 7-10.15-16 (o
bien 1Co 1, 26-31); Sal 130; Lc 12, 32-34.
Martes 19: 1Tm 3, 1-13; Sal
100; Lc 7, 11-17.
Miércoles 20: 1Tm 3, 14-16; Sal 110; Lc 7, 31-35.
Jueves 21: Ef 4, 1-7.11-13;
Sal 18; Mt 9, 9-13.
Viernes 22: 1Tm 6, 2c-12; Sal 48; Lc 8, 1-3.
Sábado 23: 1Tm 6, 13-16; Sal
99; Lc 8, 4-15
Domingo 24: Is 55, 6-9; Sal
144; Flp 1, 20c-24a; Mt 20, 1-16.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Mt 18, 21-35
1.PERDON. NO ES SOLO DEBER
MORAL SINO EL ECO DE LA CONCIENCIA DE HABER SIDO PERDONADO.
El judaísmo ya conocía el deber del perdón de
las ofensas, pero todavía se trataba de una conquista reciente que no conseguía
imponerse más que por la composición de tarifas precisas. Las escuelas rabinas
exigían que sus discípulos perdonasen tantas o tantas veces a su mujer, a sus
hijos, a sus hermanos, etc..., y estas tarifas variaban según la escuela. Así
se comprende que Pedro preguntase a Jesús cuál era su tarifa, preocupado por
saber si era tan severa como la de la escuela que exigía perdonar siete veces a
su hermano.
Jesús contesta a Pedro con una parábola que
libra al perdón de toda tarifa para hacer de él el signo del perdón recibido de
Dios. (...). Es la característica del perdón cristiano: se perdona como se ha
sido perdonado, uno se apiada de su compañero porque se han apiadado de él (vv.
17 y 33; Os 6. 6; Mt 9. 13; 12. 7).
El perdón ya no es únicamente un deber moral
con tarifa, como en el judaísmo, sino el eco de la conciencia de haber sido
perdonado. Así llega a ser una especie de virtud teologal que prolonga para el
provecho del otro el perdón dado por Dios (Col 3. 13; Mt 6. 14-15; 2 Co 5.
18-20). (...).
La Eucaristía dominical tiene una evidente
dimensión penitencial: en ella proclama y ejerce la Iglesia el perdón de Dios,
puesto que no es otra cosa que la asamblea de los pecadores pendientes de la
iniciativa misericordiosa de Dios. Pero la fraternidad de los cristianos
eucaristiados y perdonados no es real y significante para el mundo sino en la
medida en que colaboran efectivamente en las empresas humanas del perdón, de
manera especial en la edificación de la paz.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII - MAROVA MADRID 1969.Pág.66 y 67
2. GRATUIDAD/MDA:
LA TRADICIÓN BÍBLICA PRESENTA A UN DIOS QUE AMA A UN PUEBLO QUE NO SE LO
MERECE.
Quizá la característica más expresiva que
tiene esta misericordia de Dios, manifestada no sólo en su perdón al mal uso de
nuestra libertad, sino en toda su relación con nosotros, es la imposibilidad de
poder ser pagada de alguna manera por el hombre. Es auténtico amor a fondo
perdido. Dios nada gana con querernos.
La tradición bíblica presenta a un Dios que
ama a un pueblo que no se lo merece ni por su grandeza cultural, ni por su
poderío político, ni por su fidelidad religiosa, ni por ningún otro valor
antecedente. Es un Dios loco de amor por su pueblo. No existe otra razón. A
nosotros se nos invita a actuar en esta dirección de gratuidad, amando a los
enemigos o invitando a quien no nos puede invitar.
Comerciar con el amor y la relación humana
"también lo hacen los publicanos y fariseos". (...) La seguridad del
amor de Dios como gracia inmerecida e impagable aparta de nosotros todo
escrúpulo legalista y potencia nuestra decisión de entrega más allá de
cualquier norma establecida.
En una sociedad utilitarista competitiva y
comercial la gratuidad resulta de difícil comprensión. El creyente se ve
también afectado e incluso contagiado por este entorno que lo rodea. La
búsqueda de influencias sociales, el cultivo interesado de las "relaciones
públicas" el estar a bien con quien nos puede valer, el hacer favores para
poderlos cobrar son tentaciones de cada día. Desde el utilitarismo habitual,
preguntarse para qué me puede servir o perdonar a quien no me puede pagar en la
misma moneda suele ser un interrogante que brota de forma espontánea.
La referencia a un Dios que se nos da como
pura gracia, de manera gratuita, ha de servirnos no sólo para organizar
evangélicamente nuestro corazón, sino también para purificar las acciones de
nuestra comunidad y no confundir el proselitismo con el verdadero servicio.
EUCARISTÍA 1987/44
3. A-DEO/A-H.
NOSOTROS CREEMOS Y VIVIMOS COMO SI FUERAN DOS RELACIONES DISTINTAS. LO
CONTRARIO ES LA VERDAD: AMBAS RELACIONES NO CONSTITUYEN MAS QUE UNA: /Mt/25/31-46.
Esta parábola está construida sobre una doble
relación. La relación del siervo con el rey y la de los siervos entre sí. El
siervo malo debía de pensar que estas dos relaciones son distintas, que su
comportamiento para con los demás siervos no tendría importancia por lo que
hace a su relación con el rey. Lo contrario es la verdad: ambas relaciones no
constituyen más que una. Si el rey está dispuesto a comportarse en relación a
los siervos exactamente lo mismo que ellos se comportan entre sí, es que, en
definitiva, hay un único juego de relación, único aun siendo complejo, de los
hombres entre sí y de los hombres con Dios.
Los hombres no pueden negar el perdón a los
demás porque a todos y cada uno Dios les ha perdonado muchísimo más. Y además,
esos mismos hombres no pueden ignorar que su actitud en lo referente a sus hermanos
compromete su propia situación ante Dios. Si su relación con el prójimo es
vivida bajo el signo de la maldad, no hay razón para que su propia relación con
Dios se viva de otra manera; pero entonces son ellos las víctimas.
LOUIS MONLOUBOU - LEER Y PREDICAR EL
EVANGELIO DE MATEO - EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1981.Pág. 234
4.- Texto: Continúa con la temática del
perdón introducida el domingo pasado. Pedro, la piedra-cimiento del edificio
comunitario, pregunta por los límites del perdón de las ofensas entre hermanos.
Preguntar es propio del discípulo, deseoso de aprender. En un claro indicio del
carácter didáctico de su evangelio, Mateo prodiga las preguntas de los
discípulos, y en concreto de Pedro, al Maestro.
- La pregunta y la respuesta barajan las mismas
cifras que baraja Génesis 4, 24 para hablar de la venganza como base de
actuación: "Si la venganza de Caín valía por siete, la de Lamec valdrá por
setenta y siete". Las cifras barajadas convierten el perdón en la base de
actuación superadora de la venganza. El sentido de la respuesta es que no se
pueden poner límites al perdón: hay que hacerlo siempre.
-La respuesta tiene un desarrollo gráfico en
la parábola posterior. No se trata de una parábola pura, pues el versículo
final ofrece la explicación: Lo mismo hará mi Padre celestial con aquel de
vosotros que no perdona de corazón a su hermano (v. 35).
-Partiendo de esta explicación nos
encontramos con la siguiente equiparación dinámica: aquél de vosotros que no
perdona a su hermano se comporta igual que el empleado incapaz de perdonar una
pequeña deuda a un compañero suyo, después de que a él le han perdonado una
enorme deuda. El perdonado no sabe perdonar; los perdonados por Dios no saben
perdonar al hermano.
-En el conjunto del texto la parábola aporta,
pues, un elemento nuevo a la respuesta inicial dada por Pedro. El discípulo de
Jesús no debe poner límites al perdón, porque él sabe con creces lo que
significa ser perdonado. El discípulo de Jesús tiene motivo para perdonar. El
motivo es el perdón que Dios le otorga a él.
Comentario: El único comentario adecuado a
este texto es su puesta en práctica. Pero ¡atención!
-La venganza de la que se habla en el Génesis
4, 24 era el instrumento jurídico del que se servían las sociedades primitivas
para regular la conducta en casos de lesión o perjuicio. La venganza trataba de
evitar y cortar excesos a la hora de exigir compensaciones por el daño sufrido.
Su concreción era la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente. Es decir,
por un ojo, un ojo y no los dos; por un diente, un diente y no los demás.
-El perdón del que se habla en este texto es
la renuncia incluso a la compensación justa por daños y perjuicios.
- Vistas, así las cosas, resulta cada vez más
claro lo tantas veces escrito en estos comentarios: ser discípulo de Jesús es
ser diferente, pues equivale a poner en marcha la utopía.
-El discípulo tiene una buena razón para
poder hacerlo pues se sabe perdonado por Dios y vive desde la experiencia de
ese perdón. El discípulo se sabe envuelto en gracia. Por eso, lo que brota del
discípulo nunca serán exigencias, sino donación, perdón y gracia.
A. BENITO - DABAR 1990/46
5.- El perdón es una misión de la Iglesia.
Esta podría ser la conclusión de la parábola de este evangelio. Pedro, como
tantas otras veces dentro del evangelio de Mateo, se dirige a Jesús
formulándole una cuestión referente al perdón del hermano. El tema sigue al que
empezó el domingo anterior: "Si tu hermano peca..." (v. 15). Pedro lo
plantea todavía dentro de una óptica típicamente de casuística judía aferrada
fuertemente al legalismo. La generosidad de la ley es grande, pero tiene un
límite. Perdonando "siete veces" Pedro pensó probablemente haber dado
un paso decisivo hacia las exigentes metas propuestas por Jesús. La respuesta
de Jesús hunde las medidas calculadas por una visión legalista.
La parábola que sigue, propia también de san
Mateo, no hace más que insistir en el punto central de reflexión propuesto por
la primera lectura en términos de perdón y cantado en el versículo aleluyático
en términos de amor: "que os améis mutuamente como yo os he amado"
(Jn 13, 34).
No hay que perder el sentido global del
evangelio dentro del marco de este capítulo 18, porque es muy importante.
Dentro de la Iglesia el pecado sigue siendo una realidad con la que hay que
contar. Jesús y el evangelista son realistas. Luego, si el objeto del plan de
Dios es que nadie se pierda, son inútiles todos los escándalos y el
"parece imposible". Estas son actitudes farisaicas, sobre todo porque
denotan no haber asimilado todavía que la deuda que nunca puede llegar a
pagarse es la que todo hombre tiene para con Dios. En este sentido, la perícopa
resalta la importancia que tiene el perdón entre los hermanos que forman la
comunidad; los "pequeños", empleando la terminología del evangelista.
Sin esta firme voluntad de acoger, de proteger, de salvar lo que quizá pueda
perderse, la iglesia, cualquier iglesia, corre siempre el riesgo de la propia
destrucción.
ANTON RAMON SASTRE - MISA DOMINICAL 1978/16
6.- La primera parte del discurso (18,1-14)
nos ha demostrado con claridad que en la comunidad cristiana existen aún
rivalidades, escándalos y pecados. ¿Cómo conducirse frente a todo esto? La
actitud fundamental que hay que adoptar es el perdón sin límites, porque
únicamente el perdón sin límites ("No hasta siete veces, sino hasta
setenta veces siete") se parece al perdón de Dios. La parábola (18,23-25)
-todo es inverosímil en esta parábola, pero justamente por ello está claro su
significado- enseña que el perdón de Dios es el motivo y la medida del perdón
fraterno.
Debemos perdonar a los otros porque sería
inconcebible retener para sí un don inmenso gratuitamente recibido. Debemos
perdonar sin medida, porque Dios nos ha hecho objeto de un perdón sin medida.
Del sentido de la gratuidad del don de Dios
es de donde nace el perdón. El versículo final de la parábola (18,35) considera
el amor fraterno como una condición para obtener el perdón de Dios.
El amor dispone al hombre al perdón. La idea
está indudablemente presente; además, se la afirma también en otros pasajes del
evangelio (cfr. /Lc/07/47). Mas no es ésta la perspectiva más profunda. El
perdón fraterno es más bien consecuencia del perdón de Dios, no respuesta; es
someterse completamente a la acción misericordiosa de Dios de suerte que pueda
desarrollarse en toda su vitalidad y difundirse. En este sentido, perdonar a
los hermanos es signo de la plenitud de la eficacia del perdón de Dios ya
recibido. De hecho, el contraste entre los dos cuadros de la parábola no tiene
como fin principal hacer ver la diversidad del comportamiento divino para con
el hombre que sabe perdonar y para con el hombre incapaz de perdonar. Intenta
más bien hacer ver lo digno que es de condena el siervo que no perdona cuando
él ha sido primero objeto del perdón divino. El siervo es condenado porque
retiene el perdón para sí y no permite que su perdón se convierta en alegría y
perdón también para los hermanos. Es preciso, por el contrario, imitar el
comportamiento de Dios (Mt 5,43-48).
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MATEO - EDIC.
PAULINAS/MADRID 1982.Pág. 193
7. PERDÓN/TALIÓN:
Primitivamente, una ofensa merecía una
venganza "setenta veces siete" mayor (Gn 4. 24). La ley del talión
(Ex 21. 24) redujo la tarifa a la medida de la falta. Sólo con posterioridad se
descubre la noción del perdón. Y Pedro pregunta por los límites (la constante
tentación de la ley) de este perdón. Para Jesús se ha de perdonar a los demás
indefinidamente, porque todos hemos de tener conciencia de haber sido, nosotros
mismos, perdonados sin medida por Dios: así proclamamos la Buena Nueva del
perdón de Dios.
MISA DOMINICAL 1990/06
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO XXIV CICLO A
- (17 SETIEMBRE 2023)
TEMA:
PERDONAR HASTA 70 VECES SIETE
01.- ALEGRIA DE VIVIR (Manuel
de Terry)
CANTANDO LA ALEGRÍA DE VIVIR,
LLEGUEMOS A LA CASA DEL SEÑOR;
MARCHANDO TODOS JUNTOS COMO HERMANOS,
ANDEMOS LOS CAMINOS HACIA DIOS.
Venid entremos todos dando gracias;
venid, cantemos todos al Señor,
gritemos a la Roca que nos salva,
cantemos la alabanza a nuestro Dios.
La paz del Señor sea con vosotros:
la paz que llena sola el corazón,
la paz de estar unidos como hermanos,
la paz que nos promete nuestro Dios.
Entremos por las puertas dando gracias,
podamos al Señor también perdón,
perdón por nuestra falta a los
hermanos,
perdón por nuestro pobre corazón.
Sabed que Dios nos hizo y somos suyos;
sabed que el Señor es nuestro Dios.
Nosotros somos pueblo y las ovejas,
ovejas del rebaño del Señor.
02.- UNIDOS EN LA FIESTA
(Joaquín Madurga)
Unidos en la fiesta,
la alegría se hace canción.
Unidos en la fe,
la alegría se hace oración.
Cantaremos al Señor
aleluyas con himnos y salmos,
porque grande es el amor
que en nosotros por siempre mostró.
CANTAD, (CANTAD)
CANTAD, (CANTAD)
CANTAD. (CANTAD)
Cantaremos la bondad
del Señor que nos sienta a su mesa,
y nos llama a comulgar
como hermanos su vino y su pan.
Nuestras voces cantarán
el amor de su misericordia,
porque sabe perdonar
y nos llena de eterna bondad.
Cantaremos al Señor
aleluyas al son de instrumentos
y será nuestra canción
la alabanza que ensalza su amor.
03.- SEÑOR, MIRAME (Brotes de Olivo)
Dios espera en el altar, vamos todos
hasta él,
llevemos nuestras sonrisas, la
inquietud, nuestra hambre y nuestra sed.
Dios, sobre todo, es amor, quiere
nuestra salvación,
que juntos nos salvemos para ir de la
mano hasta Dios.
Al entrar en la casa de Dios, libre de
rencores he de entrar,
llevar el alma tranquila y pensar que
al salir más he de amar.
Ése es Cristo, ese es Dios; ése es
Cristo, nuestro Dios. (BIS)
Vengo a tu altar porque tengo sed de
ti, porque tu mirar a mi alma da la fe.
Mírame, Señor, no dejes de mirar y mi
alma contigo irá, se salvará.
04.- ESTE ES EL MOMENTO
(Marco López)
Este es el momento de alegrar la mesa
Con el vino y con el pan
Que consagraremos y que ofreceremos
Y que hemos de comulgar
Este es el momento de llegar confiados
A la mesa del altar
Porque tu palabra dignifícadora
Nos acaba de llamar.
Padre de Jesús bendice lo que te
ofrecemos hoy
Y que al preparar tu mesa
Se renueve el gozo de saber tu amor (bis)
Pan de nuestras vidas pan de nuestras
manos Pan de nuestra
juventud Pan que te entregamos juntos
como hermanos En
señal de gratitud
Vino de la tierra bueno y generoso Vino
que ofrecemos hoy
Lleva nuestras luchas lleva nuestras
penas Lleva nuestra sed de
Amor
05.- ACEPTA SEÑOR EL VINO Y EL PAN (Joaquín Madurga)
ACEPTA SEÑOR EL VINO Y EL PAN
CON ELLOS TRAEMOS TU OFRENDA A TU
ALTAR.
1. Sobre tu altar Señor va nuestra
ofrenda
el abrazo sincero al hermano
perdonándonos nuestras ofensas.
2.Sobre el Altar, Señor, va nuestra
ofrenda:
trabajar por un mundo más justo de
igualdad
y concordia fraterna.
3. Sobre el Altar, Señor, va nuestra
ofrenda:
convertir nuestra vida pasada
al mensaje de tu Buena Nueva.
06.- NADIE TE AMA COMO YO
(Martin Valverde)
Cuánto he esperado este momento
Cuánto he esperado que estuvieras así
Cuánto he esperado que me hablaras
Cuánto he esperado que vinieras a mí
Yo sé bien lo que has vivido
Sé bien por qué has llorado
Yo sé bien lo que has sufrido
Pues de Tu lado no me he ido
Pues nadie Te ama como yo
Pues nadie Te ama como yo
Mira la cruz
Esa es mi más grande prueba
Nadie Te ama como yo
Pues nadie Te ama como yo
Pues nadie Te ama como yo
Mira la cruz
Fue por Ti, fue porque Te amo
Nadie Te ama como yo
Yo sé bien lo que me dices
Aunque a veces no me hables
Sé bien lo que en Ti sientes
Aunque nunca lo compartes
A Tu lado, he caminado
Junto a Ti, yo siempre he ido
Aún, a veces, Te he cargado
Yo he sido Tu mejor amigo
Pues nadie Te ama como yo
Pues nadie Te ama como yo
Mira la cruz
Esa es mi más grande prueba
Nadie Te ama como yo
Pues nadie Te ama como yo
Pues nadie Te ama como yo
Mira la cruz
Fue por Ti, fue porque Te amo
Nadie Te ama, no
Nadie Te ama, ni Te amará
Nadie Te ama como yo
Como yo
Como yo
Como yo
Como yo
07.- OH BUEN JESUS
¡Oh, buen Jesús! yo creo firmemente
que por mi bien estás en el Altar,
que das tu Cuerpo y Sangre juntamente,
al alma fiel en celestial manjar,
al alma fiel en celestial manjar.
Indigno soy, confieso avergonzado,
de recibir la Santa Comunión.
Jesús, que ves mi nada y mi pecado,
prepara Tú mi pobre corazón,
prepara Tú mi pobre corazón.
Dulce maná y celestial comida,
gozo y salud de quien Te come bien.
Ven sin tardar, mi Dios, mi luz, mi
vida,
desciende a mí, hasta mi pecho ven,
desciende a mí, hasta mi pecho ven.
08.- SEÑOR NO SOY DIGNO (J.A.
Espinoza)
SEÑOR NO SOY DIGNO
DE QUE ENTRES EN MI CASA
PERO UNA PALABRA TUYA
BASTARÁ PARA SANARME.
1. Eres el Pan de Vida
a todos das la paz;
quien come de tu carne
por siempre vivirá.
2. Somos el nuevo pueblo
que Cristo congregó,
vivamos siempre unidos
testigos del amor.
3. Vamos por esta vida
buscando la verdad
la paz y la justicia
un mundo que vendrá.
09.- SI ME FALTA EL AMOR
1. Aunque yo dominara las lenguas
arcanas
y el lenguaje del cielo supiera expresar,
solamente sería una hueca campana
si me falta el amor.
SI ME FALTA EL AMOR
NO ME SIRVE DE NADA
SI ME FALTA EL AMOR
NADA SOY (BIS TODO)
2. Aunque todos mis bienes dejase a los
pobres
y mi cuerpo en el fuego quisiera
inmolar,
todo aquello sería una inútil hazaña
si me falta el amor.
3. Aunque yo desvelase los grandes
misterios
y mi fe las montañas pudiera mover,
no tendría valor, no me sirve de nada
si me falta el amor.
10.- MADRE NUESTRA (Francisco Palazón)
Madre nuestra que en medio de la noche
diste al mundo la luz del redentor
danos hoy otra vez al esperado
que andamos como ovejas sin pastor.
Aquel a quien adoran el sol y las
estrellas
el que viste las flores y amansa el
fiero mar
El Dios que a todos ama con toda su
grandeza
al seno de una virgen bajó para
habitar.
María se llamaba mujer era del pueblo
y cerrando los ojos un Sí rotundo dio
en esa hermana nuestra el que hizo
tierra y cielos
El Dios omnipotente un día se encarnó.
11.- MARIA, MADRE BUENA
(Kairoi)
Tantas cosas en la vida,
nos ofrecen plenitud;
y no son más que mentiras
que desgastan la inquietud.
Tú has llenado mi existencia
al quererme de verdad,
yo quisiera Madre buena
amarte más.
En silencio escuchabas
las palabras de Jesús,
y lo hacías pan de vida
meditando en tu interior.
La semilla que ha caído
ya germina y está en flor.
Con el corazón en fiesta cantaré:
AVE MARÍA. AVE MARÍA. AVE MARÍA. AVE
MARÍA
Desde que yo era muy niño
has estado junto a mí
y guiado de tu mano
aprendí a decir "sí".
Al calor de la esperanza,
nunca se enfrió mi fe,
y en la noche más oscura,
fuiste luz.
No me dejes Madre mía,
ven conmigo a caminar.
Quiero compartir mi vida
y crear fraternidad;
tantas cosas en nosotros
son el fruto de tu amor,
la plegaria más sencilla cantaré: