jueves, 24 de junio de 2021

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XIII T,O, CICLO B - 27 JUNIO 2021

 

CONTIGO HABLO, NIÑA ¡LEVANTATE!”

 



COMENTARIO

 

“La cogió de la mano y le dijo: niña levántate”. Pensemos en la mano de Dios leamos en el texto de Isaías: “Yo Yahvé, soy tu Dios, yo te cogí por la mano derecha  y te dije: No temas, vengo en tu ayuda”. Cariñoso poder de Dios, cariñoso poder de Jesús. Conmovido, Marcos nos hace mirar la pequeña que de nuevo está viva: “Tenía doce años y les dijo que le dieran de comer”. Todo vino de la plegaria de su padre, lleno de confianza: “¡Ven para que viva!”. Cuando la gente avisó brutalmente al padre  que era inútil, que ya todo había acabado, Jesús se apoyó en su reacción más importante: “No temas, ten fe y basta”.

En el otro milagro que nos narra al mismo tiempo, Marcos repite incansablemente lo que desea inculcarnos, esas dos cosas tan sencillas  que hacen al cristiano: el poder de Jesús y que había salido fuerza de  él... le dijo, tu fe te ha curado. Vete en paz”. ¿Cómo hacernos comprender mejor lo que hemos de intentar vivir con él: tener confianza en su poder? Pero los enfermos siguen enfermando, los niños que mueren no vuelven a vivir, esas historias de milagros diciendo que salva: “Vete, no tengas miedo; tu fe te ha salvado”. Pero ¿qué pasos hay que dar, que repetir sin cesar, para llegar a esa fe en la fuerza de resurrección que emana tan poderosamente de Jesús?.

No se trataba solamente en de la muerte Y te iluminará el Mesías.

Esos milagros no deben detener nuestra atención en ellos mismos, si no, surgirá inevitablemente la queja: ¿por qué Jesús no curó a todos?. ¿Por qué Dios deja que los niños sufran y mueran?. Hay que tener inmediatamente resurrección final, definitiva. Cristo nos coge de la mano, o mejor dicho es nuestra fe que se agarra a su mano para que nos mantenga en pie en medio de las dificultades y de los sufrimientos actuales. El que no despierta su fe hasta el máximo no puede experimentar el poder de resurrección de Cristo que está ya en acto y que triunfará por completo cuando nos haga levantar de entre los muertos. Antes un niño muerto, no digo nada (¿qué podría decir?) pero pienso como piensan los padres creyentes: “En donde tú acabas de llegar, Cristo te está despertando a la vida bienaventuradas).

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA     Sal 46, 2

Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos de júbilo.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios que por la gracia de la adopción has querido hacernos hijos de la luz, concédenos que no nos veamos envueltos por las tinieblas del error, sino que nos mantengamos siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24

Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes.

Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal.

Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella.

 

SALMO RESPONSORIAL (29)

 

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

 

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

 

Toquen para el Señor, fieles suyos, den gracias a su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo. R.

 

Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo los Corintios 8, 7. 9. 13-15

Hermanos: Ya que sobresalen en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tienen, distinguíos también ahora por su generosidad.

Porque ya saben lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por ustedes para enriquecerse con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando ustedes estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, su abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará su falta; así habrá igualdad.

Es lo que dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.».

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

Aleluya. Nuestro Salvador Jesucristo destruyo la muerte y saco a la luz la vida, por medio del evangelio. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 21-43

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.».

Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría.

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?».

Los discípulos le contestaron: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"».

Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.».

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.». No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta está dormida.».

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate).

La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Confiados en que Dios ama y cuida la vida de todos sus hijos, dirijámosle con confianza nuestras suplicas, diciendo:  R. Padre de la vida, escúchanos.

 

1.- Por el Papa Francisco. Para que, fortalecido y sostenido por el Espíritu Santo, siga defendiendo y promoviendo el amor y el respeto a la vida de todos. Oremos. R.

 

2.- Por los gobernantes: para que, compadecidos por el pueblo que sufre duramente los efectos de la pandemia, promuevan proyectos que favorezcan la vida y la salud de todos, especialmente de los menos favorecidos. Oremos. R.

 

3.- Por las mujeres de nuestro país y del mundo: para que en el hogar y en la sociedad sean valoradas, respetadas y protegidas como dadoras y protectoras de la vida, así como Jesús nos ha enseñado. Oremos. R.

 

4.- Por los educadores y padres de familia: para que, con la palabra y el ejemplo, formen a las nuevas generaciones en el amor,  el cuidado y el respeto por la vida de cada ser humano.  Oremos. R.

 

5.- Por los que en este tiempo de prueba han perdido a sus seres  queridos: para que, por nuestra cercanía fraterna, sean fortalecidos y consolados con la certeza de que la muerte no es el final, sino el comienzo de la vida verdadera. Oremos. R.

 

6.- Por los que participamos en la celebración: para que la vida nuestra que nos viene  de la Eucaristía reavive nuestra esperanza y ensanche nuestro corazón para acoger con amor a toda persona sin distinción de raza, género o condición social. Oremos. R.

 

Padre bueno, que has creado al ser humano varón y mujer a tu imagen y semejanza, acoge nuestras suplicas e infundenos tu Espíritu para que recuperemos la esperanza y alegría de vivir como hijos tuyos y hermanos entre todos. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Oh Dios, que actúas con la eficacia de tus sacramentos, concédenos que nuestro ministerio sea digno de estos dones sagrados. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION   Sal 102, 1

Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser a su santo nombre.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

La ofrenda divina que hemos presentando y recibido nos vivifique. Señor para que, unidos a ti en amor continuo, demos frutos que siempre permanezcan. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

 

Lunes 28: Gn 18, 16-33; Sal 102; Mt 8, 18-22.

Martes 29: Hch 3, 1-10; Sal 18; Ga 1, 11-20; Jn 21, 15-19.

Miércoles 30: Hch 12, 1-11; Sal 33; 2Tm 4, 6-8.17-18; Mt 16, 13-19.

Jueves 01: Gn 22, 1-19; Sal 114; Mt 9, 1-8.

Viernes 02: Gn 23, 1-4. 19; 24, 1-8.62-67; Sal  105; Mt 9, 9-13.

Sábado 03: Ef 2, 19-22; Sal 116; Jn 20, 24-29.

Domingo 04: Ez 2, 2-5; Sal 122; 2Co 12, 12, 7b-10; Mc 6, 1-6.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Mc 5, 21-43

 

1. Texto.

En la perspectiva de un Reino de Dios abierto a todos, Marcos introducía el domingo pasado el tema de la fe en Jesús. El texto de hoy nos sitúa de nuevo en la orilla judía del lago de Genesaret, en medio de la habitual aglomeración de gente en torno a Jesús. El hilo narrativo lo configura el desplazamiento hasta la casa de Jairo, un encargado del orden en la sinagoga, cuya hija está mortalmente enferma. Entre partida de la orilla y llegada a la casa, Marcos intercala en los vs. 25-34 un episodio con una mujer. Se trata de la misma técnica narrativa que encontrábamos hace tres domingos en Mc. 3, 20-35. el episodio le sirve a Marcos para profundizar en el tema de la fe en Jesús.

Veamos. La mujer acude a Jesús como a último y único remedio a sus trastornos corporales. Pero lo hace anónimamente, mágicamente. La propia situación multitudinaria parece aconsejar un acercamiento así. En estas circunstancias resuena firme la pregunta de Jesús. "¿Quién me ha tocado el manto?" Con esta pregunta Marcos parece querer indicarnos que el ámbito de la fe en Jesús no es el del anonimato, sino el de la intercomunicación personal. La mujer, en efecto, se ve impelida a salir del anonimato. Viene con temor y temblor, y se prosterna ante Jesús.

En este contexto no puede interpretarse el temor y temblor desde planteamientos psicológicos. Representan más bien la reacción humana a la manifestación o epifanía divina. Se pone con ello de manifiesto que la mujer no había actuado por magia, sino por fe: ella había creído sencillamente en Jesús, había visto en él al enviado de Dios. Esto es lo que Marcos quiere resaltar y así lo sigue haciendo en la continuación del relato, ahora ya con Jairo.

También éste se ha prosternado ante Jesús reconociendo en él soberanía y majestad. El propio Jesús le invita a tener fe en él.

A partir de este momento el relato se hace íntimo, personal. Con la exclusión de gentío y plañideras se pone de nuevo de manifiesto que el ámbito de la fe en Jesús no puede ser otro que el de la relación personalizada. Es en un ámbito así en el que lo insospechado puede hacerse realidad. El relato termina con el sorprendente encargo, característico en el Evangelio de Marcos, de no divulgar el hecho.

Comentario.
Desde el capítulo 4 de las parábolas, Marcos se está moviendo en el supuesto de un Reino de Dios abierto a todos y en la perspectiva del presente del lector creyente, judío y no judío. En este sentido a Marcos le interesa menos un Jesús sujeto activo de su propio pasado que un Jesús objeto de profundización y de reflexión por parte del creyente. Aplicando esto al texto de hoy, resulta más exacto definirlo como relato acerca de la recta comprensión de la fe en Jesús que como relato de milagros de Jesús.

Esto supuesto, el texto de hoy es una buena ocasión para preguntarnos por los móviles de nuestra fe en Jesús. ¿Por qué creemos en él? ¿Qué intereses nos mueven? ¿Buscamos obtener algo de Jesús o buscamos sencillamente entablar una relación con él? Esta podría ser la pregunta clave.

Hemos visto que el relato termina con el sorprendente encargo de no divulgar el hecho de que la niña de doce años no está muerta, sino que vive. ¿Es que acaso era posible ocultar esto? Como ya sucedía el domingo pasado, la razón del encargo no hay que buscarla en el pasado del hecho, sino en el presente del lector.

Una vez más, Marcos nos invita a situarnos en la realidad del Jesús ausente, muerto-resucitado. Esto significa que creer en Jesús pasa por un creer en Jesús muerto y resucitado. Ahora bien, una fe así invalida toda relación con Jesús basada prioritariamente en el milagro, un milagro que ni siquiera Jesús pudo hacerse a sí mismo. Creer en Jesús es andar con él un camino que termina, cierto, en la vida, pero que antes pasa por la muerte. Creemos en Jesús, no buscando el milagro de la salud, sino corriendo con él la maravillosa aventura de morir y vivir.

ALBERTO BENITO - DABAR 1988, 36

 


 

 2. Jesús regresa con sus discípulos a la orilla occidental del lago de Genezaret, sirviéndose del mismo bote desde el que había predicado a las gentes (5, 1) y con el que había hecho la travesía cuando ocurrió lo de la tempestad calmada (4, 36). Mateo nos dice que el desembarco fue en Cafarnaún, la "ciudad de Jesús" (esto es, la que había elegido como plataforma de su actividad evangelizadora; Mt 9, 1; cfr. 4, 13).

Apenas desembarcaron, se presentó delante de Jesús el jefe de la sinagoga de Cafarnaún, llamado Jairo. Este hombre importante no sabe a quien acudir para obtener la salud de su hija.

Posiblemente ha visto cómo Jesús curaba a los enfermos imponiéndoles las manos. Ahora espera que le acompañe a su casa y haga otro tanto con su hija enferma. La multitud, siempre hambrienta de sensaciones fuertes y de milagros, se apiña en torno a Jesús. En el camino ocurre otro milagro en beneficio de una pobre mujer que padece una enfermedad vergonzosa (es la hemorroísa). Ella sabía muy bien que, según la Ley (Lev 15, 25-27), debía evitar todo contacto con las personas, pues era una mujer "impura". Sin embargo, no perderá la ocasión de acercarse sigilosamente a Jesús y de tocar la orla de su manto. Es su última esperanza, pues ha gastado ya toda su hacienda con los médicos sin alcanzar remedio. Ahora espera quedar sana de pronto con solo tocar el manto de Jesús.

En el comportamiento de esta mujer se manifiesta una mentalidad primitiva, una concepción mágica. Lo cual no tiene nada de extraño en aquellos tiempos. Pero sí es extraño que Jesús condescendiera con esa mentalidad. Es claro que Jesús no cree que su cuerpo sea una especie de talismán que emita unas fuerzas misteriosas que ni él mismo puede controlar; pues Jesús actúa siempre sabiendo lo que hace y cura a los enfermos que creen en él. Por lo tanto, sus milagros no acontecen por debajo de la conciencia y de las disposiciones personales. Así que habrá que pensar que este milagro haya sido relatada por Marcos tal y como fue interpretado por los testigos según su mentalidad y no según lo que pensaba Jesús.

v. 37: El Maestro toma consigo únicamente a los tres discípulos que serían también los testigos de su transfiguración (9, 2) y de su agonía en Getsemaní (14, 33).

v. 38: Se trata de las plañideras que lloran por oficio y que para eso han sido contratadas. Esto explica que se rían después al oír a Jesús que la niña estaba dormida. La resurrección de la niña acontece por el poder de la palabra de Jesús que Marcos ha conservado en original arameo. Jesús se manifiesta como señor de la vida y de la muerte.

Todos los milagros que se refieren a resurrecciones no son más que la proclamación de que en Jesús y por Jesús la vida triunfa sobre la muerte.

Con frecuencia vemos como Jesús impone silencio a los testigos de sus milagros. Tanto que se ha hablado de la "ley del silencio".

Si Jesús establece esa ley es para evitar que sus paisanos confundan el sentido de su mesianismo y caigan en falsos triunfalismos.

EUCARISTÍA 1985, 30

 


 

 

 3. Mc/05/28  Mt/09/21 "¡Si alcanzara a tocar tan sólo su vestido!" pensaba la pobre mujer del evangelio llena de fe. ¡Si yo alcanzase a recibir su palabra -la palabra de la Sagrada Escritura, que es la voz del Señor presente en la celebración litúrgica- con un corazón creyente, si yo fuese digno de comulgar su sagrado cuerpo sacrificado!...: ésto deberíamos pensar ahora. ¿Será menor el cuerpo que el vestido? ¡No está la salud más cerca de aquel que forma con el Señor un solo espíritu, una sola vida, un solo cuerpo, que de aquel que le toca únicamente por el exterior?

EMILIANA LÖHR - EL AÑO DEL SEÑOR - EL MISTERIO DE CRISTO EN EL AÑO LITURGICO II - EDIC.GUADARRAMA MADRID 1962. Pág. 363

 


 

 4. FE/MILAGRO

Los milagros están siempre ligados a la fe. ¿Por qué? ¿Qué tipo de fe? Aunque Jesús haya dicho: "tu fe te ha sanado", en realidad no es la fe del hombre lo que cura, sino el poder de Dios. La fe es la condición. De hecho, la mujer se curó, precisa Mateo, en aquel instante (9,22b); es decir, no cuando tuvo fe, ni siquiera cuando tocó el manto de Jesús, sino cuando el Señor le dirigió la palabra. Es la palabra de Cristo la que salva. La fe es la condición para que Dios obre milagros. Mas ¿por qué? Porque tener confianza significa en sustancia confesar nuestra impotencia y proclamar al mismo tiempo nuestra confianza en el poder de Dios.

Fe es negarse a contar con nosotros para contar únicamente con Dios. El grito de los enfermos que invocan a Cristo expresa siempre esta doble actitud. Tal es el espacio necesario para que Dios pueda actuar.

BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MATEO -  EDIC. PAULINAS/MADRID 1982. Pág. 99

  

                                          

5. Jesús hace resaltar que a la mujer la ha curado                           gjh5s  su fe. La fe, siempre continúa siendo la condición y el fundamento de la acción salvadora de Dios en el hombre. La fe puede revestirse de distintas formas, ya sean primitivas sin desarrollar, ya sean refinadamente espirituales. Siempre está en camino y en proceso de evolución "partiendo de fe hasta consumarse en fe" (Rm/01/17); es decir, desde la fe existente y arraigada hasta la fe conocida más profundamente y vivida de forma más radical.


 6. Jesús llega a la casa y nota con disgusto el ruido de las plañideras, de los flautistas y de una muchedumbre que, según la costumbre oriental, lloran por la muerte en voz alta y gritando. Este ruido desenfrenado contradice por completo la índole sencilla de Jesús y de su ayuda. El Señor invita a la multitud a que salga de la casa, lo cual evidentemente no lo hace sin la ayuda de otros ("cuando echaron a la gente"). La multitud se burla de él, sobre todo, por la razón que da: "la niña sólo está durmiendo".

Jesús quiere decir que para él y para el poder de Dios esta muerte no significa más que un sueño ligero. Así lo dice también hablando de Lázaro: "Nuestro amigo Lázaro está dormido, pero voy a despertarlo" (Jn 11, 11).

La muerte para Dios no es un poder insuperable. Es delgada la pared que separa la muerte de la vida. Eso la gente no lo entiende, y se burlan neciamente de él. Las cosas tienen un aspecto muy distinto ante la mirada de Dios y ante la experiencia del hombre.

Sólo si nos ejercitamos en ver con la mirada de Dios, nos formamos el verdadero concepto. Entonces la muerte también pierde su carácter horripilante. 


 

 7. Contigo hablo, niña, levántate.

Saltándonos la escena (deliciosa) del endemoniado de Gerasa, la lectura continua de Marcos nos lleva al doble milagro de la resurrección de la hija de Jairo y de la curación de la mujer que padecía flujos de sangre. Un doble milagro entrelazado, que aparece de la misma manera en los tres sinópticos (muy resumido en Mateo, y no tanto en Lucas), y que invita a ser imaginado como un conjunto de escenas que desfilan ante los ojos, "como si presente me hallase".

Entre aquella multitud, se acerca un personaje de una cierta importancia, que confía en las capacidades sanadoras de Jesús: es muy clara y simple la expresión de confianza y de petición que hace Jairo, y es muy simple también la respuesta de Jesús, que se va con él sin más preámbulos.

Después, en medio del gentío, aparece la mujer de los flujos de sangre, una enfermedad que deja impuro al que la padece y al que se pone en contacto con ella: como en el caso de los leprosos, la mujer se acerca a Jesús y lo toca, convencida de que Jesús no hace caso de estos tabús. La reacción de Jesús, que en primer lugar deja atemorizada a la mujer, rompe la imagen de que en él hay una especie de fuerza mágica: es la fe y la confianza de la mujer las que han conseguido la curación.

A continuación recuperamos la escena de Jairo. La niña ha muerto. Y Jairo tiene que pasar a un nuevo nivel de fe-confianza: creer que por Jesús puede recuperar a la hija muerta.

La escena adquiere tintes de solemnidad: sólo están los tres discípulos que participan de los grandes momentos (transfiguraci6n, Getsemaní); Jesús entra en la casa transmitiendo seguridad y dominio de la situación; el evangelista conserva las palabras en arameo, dándoles, por tanto, un fuerte valor simbólico; Jesús actúa con gran sencillez (habla como si aquello no tuviera importancia: "La niña no está muerta..."; se limita a dar la mano a la niña y a decir una palabra nada retórica...), signo de su fuerza y su poder. Y todo el conjunto se convierte en afirmación de la fuerza salvadora de Jesús que libera al hombre sin ninguna barrera, y llama a la confianza en esta liberación.

JOSEP LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1994, 9

 

 

viernes, 18 de junio de 2021

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XII T.O. CICLO B – 20 JUNIO 2021

 

Y  ÉL DORMIA 

 


COMENTARIO

 

Hay algunas palabras muy elocuentes en este relato: la otra orilla el mar, el miedo, la calma. Con  todas  ellas se puede describir un hecho distinto muy concreto, evocando la tempestad del viernes santo, las tempestades que sacuden a la iglesia, las tempestades de nuestra vida.

“Pasar a la otra orilla” Allí comienza la angustia que va a impregnar este texto. Se  había hecho una vida quizás algo difícil pero familiar y de pronto tienen que enfrentarse con la otra orilla, con otro sitio. A pesar de la hostilidad que se iba notando alrededor de Jesús, los días habían acabado tomando el aspecto de una rutina tranquilizadora. Y de pronto, la noche de Getsemaní arrojó a Jesús y a sus discípulos  “a la otra orilla”. Quizá en estos momentos necesitamos toda nuestra fe para aceptar desprendernos de las seguridades y ponernos a vivir “otra cosa”.

“El mar” : Marcos no intenta hinchar aquel pequeño lago, sino hacer que se levanten los grandes temores del agua. La Biblia empieza con la lucha del creador contra las aguas y acaba con el grito de consuelo “Ya no hay mar” (Ap 21, 1). Pero  entretanto es preciso arrostrar las tempestades del sufrimiento, de la angustia del fracaso. En la tarde del viernes santo se podrá pensar que las aguas malas se han tragado el amor y la esperanza. “Habíamos esperado tanto!. Dicen los peregrinos de Emaús.

“Y el dormía” : los salmos están llenos de esta misma indignación “Despiértate”. ¡Qué despierte tu poder!. ¿No ves dónde estamos?. ¿Dónde estoy?. Dios no puede desoír estas llamadas, si le dicen nuestra confianza. “Se despertó e hizo algo inaudito: “Dijo al lago, ¡Silencio, cállate!. Y el viento amainó”. Es posible hace toda una oración, en plena tempestad interior o exterior, repitiendo solamente “El viento amainó”.

Mandar al viento y a las aguas es una señal del poder creador. Este relato es una teofanía (manifestación de Dios), que vuelve a plantear la cuestión esencial de Marcos:¿Quién es éste?. Y la respuesta:”El poderoso”. “¿Cómo es que no tienen fe?”. El poder de Jesús exige nuestra confianza, necesita de ella:”Todo lo puedo, pero solamente para aquel que no duda”. El evangelio entero nos invita  a creer antes de hacer cualquier cosa y mientras la hacemos pero es muy difícil, por lo visto, adquirir ese reflejo: ante todo y siempre movilizar nuestra fe. “Espíritus sin inteligencia”, suspirará Jesús el día de pascua: “¡Tan lentos en creer!”

El misterio cristiano es ése, con la fe todo se pone en pie, todo puede ocurrir. Sin ella, nada; demos que entonces Dios duerme. “Cuando se dice que Dios duerme, dice san Agustín, somos nosotros los que dormimos. La barca es tu corazón, si te acuerdas de tu fe, tu corazón no se agita: si te olvidas de tu fe, Cristo duerme y corres el peligro de naufragar.

Pbro. Roland Vicente Castro Juárez

 NASPLEDA - MISA DOMINICAL 1988/13

ANTIFONA DE ENTRADA     Sal 27, 8-9.

El Señor es fuerza  para su pueblo, apoyo y salvación para su Ungido. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad, se su pastor por siempre.

 

ORACION COLECTA

Concédenos tener siempre, Señor, respeto ya mor a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Job 38, 1. 8-11

El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le  puse  nubes  por  mantillas  y nieblas por  pañales,   cuando  le  impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas"?».

 

SALMO RESPONSORIAL (106)

 

Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

 

Entraron en naves por el mar, comerciando por las aguas inmensas. Contemplaron las obras de Dios, sus maravillas en el océano. R.

 

Él habló y levantó un viento tormentoso, que alzaba las olas a lo alto; subían al cielo, bajaban al abismo, el estómago revuelto por el mareo. R.

 

Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Apaciguó la tormenta en suave brisa, y enmudecieron las olas del mar. R.

 

Se alegraron de aquella bonanza, y él los condujo al  ansiado puerto.  Den  gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas   que  hace  con los  hombres. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-17.

Hermanos: Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.

Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.

El que es de Cristo es una criatura nueva.

Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

Aleluya. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblos. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 35-40

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.».

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?».

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!».

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aun no tenéis fe?». Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!».

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Como Job, recojamos las inquietudes, problemas y necesidades de la  humanidad y confiémoslas a la bondad de nuestro Dios, diciendo: R.- Te rogamos,  óyenos.

 

1.-  Para que el Papa y los ministros de la Iglesia, movidos por el amor de Cristo, permanezcan firmes y constantes en el servicio al Evangelio y a todos los pueblos. Roguemos al Señor. R.

 

2.- Para que la comunidad de esperanza animada por el Espíritu Santo, sea testimonio vivo de esperanza en medio de nuestra sociedad abrumada por la incertidumbre y la confusión en este tiempo de prueba.  Roguemos al Señor. R.

 

3.-  Para que el Señor consuele con su amorosa ternura y fortaleza en la enfermedad a las que están agobiados por la pobreza extrema, la enfermedad y la muerte de sus seres queridos. Roguemos al Señor. R.

 

4.-  Para que los ancianos y los niños abandonados encuentren en nosotros acogida, protección y tierna cercanía. Roguemos al Señor. R.

 

5.- Para que los que han fallecido en este tiempo de pandemia disfruten ya de las alegrías eternas que Dios en su bondad nos tiene preparadas. Roguemos al Señor. R.

 

6.- Para que los que participamos hoy en la celebración eucarística podamos seguir afrontando con esperanza y valor las dificultades y sufrimientos que en este tiempo todos soportamos. Roguemos al Señor. R.

 

Padre bueno, acoge con bondad las suplicas que te hemos dirigido con confianza filial y Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y  concédenos que, purificados por su eficacia, te ofrezcamos el obsequio agradable de nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION    Jn 10, 11.15.

Yo soy el buen Pastor, yo doy mi vida por las ovejas, dice el Señor.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Renovados por la recepción del Cuerpo santo y de la Sangre preciosa, imploramos tu bondad, Señor, para obtener con segura clemencia lo que celebramos con fidelidad constante. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

 

Lunes 21: Gn 12, 1-9; Sal 32; Mt 7, 1-5.

Martes 22: Gn 13, 2.5-18; Sal 14; Mt 7, 6.12-14.

Miércoles 23: Gn 15, 1-12.17-18; Sal 104; Mt 7, 15-20.

Jueves 24: Is 49, 1-6; Sal 138; Hch 13, 22-26; Lc 1, 57-66.80.

Viernes 25: Gn 17, 1.9-10.15-22; Sal 127; Mt 8, 1-4.

Sábado 26: Gn 18, 1-15; Sal: Lc 1; Mt 8, 5-17.

Domingo 27: Sb 1, 13-15; 2, 23-24; Sal 29; 2Co 8, 7.9.13-15; Mc 5, 21-43.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Mc 4, 35-40

Par: Mt 8, 23-27    Lc 8, 22-25

 

1.- Texto. Sigue inmediatamente al texto del domingo pasado. Recordemos: el reino de Dios es una realidad abierta a todos. Estos todos configuran una nueva familia: los discípulos de Jesús. El texto de hoy comienza con una iniciativa de Jesús a esta nueva familia. Esta familia está simbolizada en la pluralidad de barcas. Esta pluralidad queda concentrada narrativamente en una sola: la barca en la que va Jesús.

Barca-arquetipo de los demás barcas. Una tormenta de aire coloca a la barca al borde del naufragio. Primera sorpresa del relato: Jesús está durmiendo. Los discípulos lo despiertan haciéndole saber el peligro que corren. Jesús calma primero la tormenta y recrimina después a los discípulos preguntándose por la identidad de Jesús. Es el mismo tipo de preguntas que se hacía la gente en la sinagoga de Cafarnaún con ocasión de la enseñanza de Jesús y de su poder sobre las fuerzas del mal. "Estas fuerzas están personalizadas tanto en el relato de la sinagoga como en el de hoy. A la tormenta, en efecto, se le habla como si se tratara de un ser viviente malo. Compara Mc. 4, 39-41 con Mc. 1, 25-27.

Comentario. La principal dificultad para la comprensión de este texto son tal vez las comprensiones que de él tenemos: la barca de la iglesia surcando el mar de este mundo entre peligros (interpretación eclesiológica); el Cristo que como hombre duerme, somete como Dios al mar embravecido (interpretación cristológica); el cristiano es tentado y probado en las tempestades de la vida (interpretación exhortativo-moralizante).

En su variedad todas estas comprensiones coinciden en hacer una lectura simbólica del texto. Su debilidad radica en que los simbolismos que manejan no tienen su origen en el texto ni en la globalidad de la obra o macrotexto de Marcos. Con esto no quiero decir que estos simbolismos no sean verdaderos; lo que digo es que no tienen su origen en el texto de Marcos y, consiguientemente, no son explicaciones adecuadas del mismo.

El texto parte de la realidad de un Reino de Dios plural, es decir, abierto a todos. Se mueve pues en una perspectiva de situación pospacual y de andadura universal. Lo chocante de un Jesús dormido en medio de la tormenta deja de ser chocante si se lee en su función de símbolo de Jesús ausente, muerto-resucitado.

En esta situación la pluralidad de creyentes es invitada por Marcos a hacerse la misma pregunta que en el pasado de la sinagoga de Cafarnaún se habían hecho los judíos: ¿Quién es Jesús? De otra manera no tiene mucho sentido el reproche de Jesús a sus discípulos. ¿No es acaso lógico pedir ayuda en caso de extrema y urgente necesidad? Pero lo chocante del reproche deja de serlo si se lee como un reproche a unos cristianos que ya se han habituado a un Jesús muerto y resucitado.

¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Todavía no tenemos fe en él? ¿Nos hemos habituado a él hasta el punto de que ya no nos convulsiona, ni nos cuestiona, ni nos dice nada? ¿Nos hemos habituado a él hasta el punto de que ha dejado de ser una fuente de confianza y de esperanza?

A.-  BENITO - DABAR/88/35


 

MUERTE/TEMPESTAD.

Como afirma el P. Lamarche, "seguir con fe a Cristo en la tempestad, trátese de ayer o de hoy, es siempre seguirle a través de la muerte", avenirse a encontrarle "dormido" (4, 38) con el último sueño, cercado por el oleaje de la muerte y sin embargo creerle capaz de ponerse en pie, "habiéndose despertado", para vencer a las fuerzas del mal y conducir a sus amigos "a la otra orilla", a esa orilla de paz de la que nadie retorna.

MONLOUBOU-B.Pág. 73


 

3.- El relato de la tempestad apaciguada figura en los tres sinópticos con variantes bastante significativas. Reclama un estudio propiamente sinóptico en el que Marcos parece primitivo, y un estudio redaccional en el que se revela el genio propio de Marcos.

a) Marcos y los demás sinópticos introducen el relato de la tempestad calmada antes que el del exorcismo del geraseno (Mc 5, 1-20). La tradición ha unido estas dos perícopas por razones doctrinales: presentar en Jesús el poder que domina las fuerzas perversas en la naturaleza y en los corazones. Marcos trae, además ( 1, 23-27), un relato de exorcismo montado exactamente sobre el esquema de la tempestad calmada (comparar con Mc 1, 25 y Mc 4, 39: Mc 1, 24 y Mc 4, 38: reproches a Cristo de venir a perdernos; Mc 1, 27b y Mc 4, 41: obediencia de los elementos y de los espíritus a Cristo; Mc 1, 27a y Mc 4, 41: el temor). Parece, pues, que el milagro de la tempestad calmada es el signo de la manifestación de Aquel que toma en sus manos la obra creadora comprometida por las potencias perversas (cf. Job 38, 1-11). Se trata, pues, de una cristología: en Cristo, Dios termina la cosmogonía con una victoria decisiva sobre el mal, y los hombres depositan sobre Jesús el temor y la admiración reservadas a Dios-Creador (v. 41; cf. Sal 64/65, 8-9; 88/89, 10; 106/107, 28-30).

b) Pero Marcos está preocupado, a lo largo de todo su Evangelio, por hacer ver que antes de la resurrección los apóstoles no podían tener verdadera fe. Por eso añade al relato el v. 40, que hay que leer conforme a una versión especial: "¿No tenéis todavía la fe?" Los apóstoles no podrán tener la fe hasta después de Pascua, porque no existe una verdadera fe, sino en Cristo resucitado. Para Marcos, el apaciguamiento de la tempestad no tiene sentido, sino en cuanto incluye ya la resurrección. A ese fin, Marcos asocia la tempestad calmada con la que padeció Jonás (comparar, sobre todo, el v. 38, específico de Marcos, con Jon 1, 5-6; v. 41a con Jon 1, 16, etc.). Cabe preguntarse si Marcos no habrá querido buscar en su relato el famoso signo de Jonás (Mt 12, 38-40). En efecto, al igual que Jonás, Cristo triunfa de las "aguas inferiores" en virtud de su poder sobre la tempestad.

c) Marcos, que desarrolla a lo largo de todo su Evangelio el tema del secreto mesiánico, es particularmente sensible, en el relato de la tempestad, al silencio de Cristo. Dios se calla, no se deja apenas reconocer y parece dormir, cuando no se le cree muerto..., y, sin embargo, hay que vivir y tomar partido.

CREER/QUÉ-ES: Es demasiado fácil confiarse a la omnipotencia de Dios e invocar su trascendencia. No es a esta clase de fe a la que nos llama el Evangelio. Creer es, ciertamente, remitirse a un Dios vencedor, pero ausente y silencioso; es saber a Dios "muerto" e "inútil", y, sin embargo, vivir en comunión con EL. Es remar sin saber adónde se va y aceptar el perecer en el camino sin haber alcanzado personalmente el fin de sus empresas, pero convencido de que Dios no nos ha abandonado en todo lo largo del viaje. Es luchar en la prueba guardando la certeza de que Jesús ha resucitado de la prueba.

MAERTENS-FRISQUE 5.Pág. 93


 

4.- -La fe del discípulo

Una lectura atenta del milagro de la tempestad (4, 35-41) descubre ciertas cosas extrañas y alguna evidente exageración. Por ejemplo: ¿por qué indicar que "lo acompañaban otras barcas", si luego no se dice nada de lo que pasó con ellas? ¿Y cómo es posible que uno pueda dormir tranquilamente a popa, mientras arrecian las olas y el agua inunda casi por completo la barca? Evidentemente Marcos no nos ofrece un relato exacto de aquel suceso. No le interesa el acontecimiento histórico de cómo fueron salvados los discípulos; es un hecho del pasado que ya no puede repetirse. Le interesa más bien el motivo central del hecho (motivo que, para ser válido, supone evidentemente que aquel episodio haya acaecido sustancialmente) y su actualización.

¿Cuál es este motivo? Repasemos el relato. Es bastante probable que el versículo 40 ("¿Por qué sois tan miedosos? ¿Todavía no tenéis fe?") sea un versículo redaccional, añadido por el mismo Marcos a una narración preexistente para configurarlo con su propia finalidad.

Efectivamente el versículo 40 no está perfectamente de acuerdo con el resto de la narración. Y si prescindiéramos de él, tendríamos un relato coherente, orientado por completo hacia la persona de Jesús: Jesús es poderoso, a sus órdenes se calma la furia del mar; ¿quién es este hombre? Con esta pequeña añadidura Marcos ha cambiado notablemente el significado del episodio: la atención no se dirige ya al poder de Jesús, sino a la fe de los discípulos. El discípulo, que llegó a tener la fe suficiente para separarse de los demás y seguir a Jesús, no debe -ahora que lo está siguiendo- pretender una presencia divina constantemente activa y victoriosa; la fe madura sabe dar la tranquilidad en medio de las dificultades y la serenidad en medio de las persecuciones. Probablemente el evangelista quiso ofrecer un mensaje de esperanza a la Iglesia perseguida y desanimada quizás frente al silencio de Cristo resucitado. Así pues, la lectura nos lleva a la conclusión de que el evangelista Marcos utilizó un relato ya existente, desarrollándolo y orientándolo en la perspectiva de la fe.

Así pues, los tres relatos desarrollan el motivo de la fe (y en el trasfondo el acostumbrado discurso sobre la presencia "desconcertante" del Reino en medio de nosotros). Nos indican que es posible ser hombres de poca fe de dos maneras: está la poca fe del que no tiene el coraje de dejarlo todo por Cristo y está la poca fe del que, después de haberlo dejado todo por Cristo, pretende sin embargo, en los momentos difíciles, una presencia clara del Señor, consoladora, acompañada de frecuentes verificaciones. Esta es todavía una fe inmadura, porque confunde el "silencio" con la ausencia del Señor, confunde la persistencia de las oposiciones con la derrota del Reino.

BRUNO MAGGIONI-B.Pág. 81


 

5.- Comentario. Aquel día, al atardecer, nos remite al comienzo del cap. 4, cuando Jesús se puso a enseñar con parábolas desde una barca. Indudablemente el dato no se aviene bien con Mc. 4, 10, pero responde al esfuerzo del autor por relatar relacionando tradiciones y materiales que se le presentaban sueltos e independientes. La iniciativa corre a cargo de Jesús: "Vamos a la otra orilla". La propuesta suena escueta, desnuda de intencionalidad. Es la voluntad de estilo de Marcos. Y sin más, sin desembarcar, tal y como están, inicia la travesía del lago de Genesaret. La peculiar configuración de la zona, con las alturas de Haurán, los llanos de la Traconítide y el monte Hermón, facilita la formación de repentinas corrientes de fuerte viento que se precipitan en el lago. Una situación de éstas es la descrita escueta y vívidamente por Marcos en el v. 37, para añadir inmediatamente, en evidente contraste: "Jesús estaba a popa, dormido sobre un almohadón". Por un lado, la tempestad; por otro, la calma.

Llegados a este punto, conviene hacer un paréntesis. La imagen de la tormenta o de las aguas turbulentas era una metáfora frecuente para designar los poderes hostiles y demoníacos (cfr. Sal. 69, 1-2, 14-15; 18, 16). Es bien conocida la concepción según la cual estos poderes se desatarían con especial virulencia en la recta final de la historia (cfr. descripciones apocalípticas en los propios evangelios). El sueño, sereno y tranquilo, era signo de confianza en el poder sustentador y protector de Dios (cfr. Proverbios 3, 23-24; Salmo 3, 6; 4, 8-9; Job 11. 18-19; Levítico 26, 6). A esto hay que añadir que Marcos ha presentado a Jesús como el personaje que nos introduce en los últimos tiempos (cfr. Mc. 1, 7-8. 12-15 en los comentarios al Bautismo de Jesús y al primer domingo de Cuaresma).

Contando con todo este trasfondo, volvamos ahora al texto.

Tempestad y sueño de Jesús son vehículo plástico de dos situaciones contrapuestas, hostil y benéfica, respectivamente.

Los poderes adversos no pueden nada con Jesús, porque su apertura a Dios y confianza en El son reales y totales. Pero no sucede lo mismo con los que están con Jesús. "¿Por qué sois cobardes? ¿Aún no tenéis fe?". Son incapaces de serenidad y de calma, porque en realidad no están abiertos a Dios ni saben confiar en El. Pero Marcos parece ir todavía más allá, interpretando la falta de fe en Dios como falta de fe en Jesús. Los compañeros de barca no captan ni entienden a Jesús, no acaban de descubrir en él al vencedor sobre los poderes hostiles que posibilita un mundo de serenidad y de paz, el mundo de la utopía, la realidad fantástica de una historia renovada, de un espacio y un tiempo maravillosos.

Con trazo de artista Marcos esboza ese mundo nuevo en la gran calma tras la palabra creadora de Jesús, que imperceptiblemente nos remonta a la palabra creadora de Dios en los comienzos de la creación (cfr. Gén. 1-2, 4). La gran calma sugiere una atmósfera de completa paz tras el fragor de la tormenta. ¡Maravilloso! De los compañeros de barca se apodera el temor reverencial ante lo divino, imponente y misterioso. "¿Quién es éste?". En la experiencia religiosa de los acompañantes, lo benéfico deja paso a lo tremendo. Una dimensión esta última que en la pluma de Marcos tiene especial relevancia.

A.-  BENITO

DABAR/85/34


 

6.- La tarde de aquel día en que Jesús enseñaba desde una barca hablando en parábolas al pueblo (4, 1s), al terminar, Jesús mandó a sus discípulos que navegaran aguas adentro hacia la orilla oriental del lago de Genezaret. Y sin bajar él de las barca, "como estaba", pudieron huir de las multitudes y burlar su curiosidad, aunque los que pudieron se embarcaron en otros botes para seguirle. Sin embargo, no se dice nada de la suerte que corrieron estas otras embarcaciones durante la tormenta.

Marcos dice concretamente que se produjo un "torbellino". Ese tipo de tormentas suelen ser frecuentes hoy día justamente en la parte norte del lago; vienen de improviso y, aunque duran poco tiempo, son muy peligrosas para las pequeñas barcas de pescadores. Se dice que Jesús dormía, y Marcos añade que estaba a popa, descansando sobre un almohadón; éste era el lugar más tranquilo y el de mayor honor. Los gritos de los discípulos y sus quejas despiertan a Jesús y éste, antes de increparlos por su falta de confianza, se dirige al mar con las mismas palabras que pronunció en otra ocasión refiriéndose a un endemoniado (cf 1, 25): "¡Silencio, calla!". Este milagro supuso para los discípulos un notable progreso en el conocimiento de Jesús, al que ya habían visto expulsando demonios y curando enfermedades. Ahora Jesús les manifiesta su señorío sobre las fuerzas de la naturaleza.

Desde Tertuliano y Agustín se interpreta este milagro en relación con la Iglesia, a la que se compara a la barca de Pedro que va superando las tempestades porque Cristo va con ella. La fe es aquí algo más que creer unas verdades, es confianza en la persona de Cristo, que no puede fallarnos y que va con nosotros en el mismo barco. Esta fe no es fe para quedarse en la orilla, en la tranquilidad, sino fe para navegar en medio de los peligros, es una fe combativa.

EUCARISTÍA 1988/30


 

7.- -"Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: Vamos a la otra orilla": Se acerca la oscuridad de la noche y Jesús determina cruzar el lago en barca. El es quien tiene la iniciativa y llama a los discípulos a embarcarse.

-"Se levantó un fuerte huracán... El estaba a popa, dormido": En medio del lago se encuentran con una tormenta que pone en peligro la seguridad de la barca, pero contrastando con la situación, Jesús duerme. Es la parte más elevada de la barca y queda más protegida de las olas. La tranquilidad de Jesús queda rota por los gritos de miedo y la expresión de reproche de los discípulos: "Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?"

-"Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: ¡Silencio, cállate!": Sin responder a los discípulos, Jesús se dirige al viento y al lago, a los elementos de la naturaleza desatados, como si se trataran de seres vivos. Como en las palabras de exorcismo con los poseídos, también en este milagro Jesús pide silencio. Las aguas son vistas como un poder maléfico y caótico; hay que tener en cuenta la concepción contemporánea, que consideraba la presencia de poderes maléficos en las realidades naturales; espíritu del agua, del viento o del aire. Los elementos -viento, agua y oscuridad de la noche- se reúnen en un cuadro simbólicamente sugestivo. A imagen de la lucha de Yavhé contra el caos en el AT, ahora también Jesús manifiesta su dominio sobre estos poderes.

-"¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?": Después del milagro viene el reproche a los discípulos: de cobardía y de incredulidad. El reproche podría parecer fuera de lugar, dado que precisamente parecía como si en medio del peligro se hubiera dirigido a Jesús para que los salvara. Quizá se les podría acusar de miedo, ¿pero de falta de fe? Jesús les reprocha que sólo han pensado en huir del peligro, pero no han sido capaces de pasar el peligro con Jesús. Igual que en el momento de la cruz que también huyen de él. El reproche de Jesús será válido para aquel momento fundamental y también vale ahora para la comunidad que lee el evangelio. La incredulidad empieza cuando el discípulo no está dispuesto a seguir a Jesús en la oscuridad y en la tormenta de la cruz.

-"¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!": La narración concluye con la pregunta sobre el misterio de Jesús. Ahora la falta de fe todavía les incapacita para responderla; más tarde Pedro hará la primicia de la respuesta, pero la respuesta definitiva deberá ser dada después de la cruz.