QUIERO AMARTE POR ENCIMA DE TODO
LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXIII TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 4 SETIEMBRE 2016
ORACION COLECTA
Señor, tu que te has dignado
redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de
Padre y haz que cuanto creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad
verdadera y la herencia eterna. Por Nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de la Sabiduría
9,13-18
¿Qué hombre conoce el designio de
Dios?. ¿Quién comprende lo que Dios quiere?. Los pensamientos de los mortales
son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal
es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita. Apenas
conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano:
pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo?. ¿Quién conocerá tu designio, si tú
no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde él cielo?. Sólo así
fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te
agrada, y la sabiduría los salvó.
SALMO
RESPONSORIAL (89)
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en
generación
Tú
reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornen, hijos de Adán.». Mil años en tu
presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna. R.
Los
siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por
la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R.
Enséñanos
a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete,
Señor, ¿hasta cuándo?. Ten compasión de tus siervos. R.
Por
la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y
júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de
nuestras manos. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a Filemón 9b-10.12-17
Yo, Pablo, anciano y
prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he
engendrado en la prisión; te lo envió como algo de mis entrañas. Me hubiera
gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión
que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo;
así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de
ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho
mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer
tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a
él como a mí mismo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,25-33
En
aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si
alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a
sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede
ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo
mío. Así, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se sienta
primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?. No sea que, si
echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que
miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de
acabar." ¿O que rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta
primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le
ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados
para pedir condiciones de paz. Lo mismo ustedes: el que no renuncia a todos sus
bienes no puede ser discípulo mío.».
PLEGARIA UNIVERSAL
Padre, siempre nuestro corazón aspira a ti pero nuestras fuerzas
son pocas y nuestras flaquezas crecen. Danos tu Santo Espíritu que nos ayude a
discernir tu voluntad. Hoy repetimos: R. Señor ilumina nuestro caminar.
1.- Por la Iglesia, para que, centrando su labor
en el anuncio íntegro del Evangelio de Cristo, florezca y se renueve con la
acción del Espíritu y crezca en unidad y amor a Cristo. Señor ilumina nuestro caminar.
2.-
Por los gobiernos de las naciones, para que cumplan su labor en beneficio de
sus pueblos y así los lleven por caminos de prosperidad, paz y armonía. Señor
ilumina nuestro caminar.
3.- Por todos los que viven lejos de sus casas,
los necesitados, los pobres y los enfermos, para que la luz de Cristo les haga
descubrir su impronta de hijos predilectos del Padre y unidos a Él, superen
todas las dificultades. Señor ilumina nuestro caminar.
4.-
Por los jóvenes para que se sientan protegidos en la compañía de Cristo, en el
seno de la Iglesia como ya lo estuvieron sus padres y antepasados. Señor
ilumina nuestro caminar.
5.-
Por todos nosotros que nos hemos reunidos hoy ante el altar de Cristo, para que
el alimento eucarístico nos ayude a progresar en santidad y así, un día,
celebrar la eternidad unidos al Padre. Señor ilumina nuestro caminar.
Padre, no dejes de alimentar a tu pueblo con la ayuda de tu
Espíritu que vaya transformando nuestros corazones según tus designios. Te lo
pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Oh Dios, fuente de la paz y del amor sincero, concédenos
glorificarte por estas ofrendas y unirnos fielmente a ti por la participación
de esta eucaristía. Por Jesucristo nuestro Señor.
12.- ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Con tu palabra, Señor, y con Pan
del Cielo alimentas y vivificas a tus fieles, concédenos que estos dones de tu Hijo nos aprovechen de tal
modo que merezcamos participar siempre de su vida divina. Por Jesucristo
nuestro Señor.
COMENTARIO
Dice
el evangelio que "mucha gente acompañaba a Jesús". El paso del Señor,
con sus milagros admirables, con su enseñanza sorprendente, con su persona
fascinadora, iba arrancando "seguidores", con toda la carga de
entusiasmo y también de ambigüedad. “Si alguno viene a mí y no me ama más que...”.
¿A quién dijo esto Jesús? : “volviéndose a un gran gentío”, Jesús pide que lo
prefieran a él por encima de todo lo demás. El “cristiano” no se define como
una persona que ha optado por una ideología, por unas creencias y unos
principios, ni siquiera por un comportamiento. No, el cristiano es
esencialmente un hombre que un día comprendió que Jesús le pide que lo prefiera
a él a todo lo demás.
Si él ve que esto es una locura, pero que es maravilloso,
es que el amor ha entrado en su vida. No un amor, sino el amor en el cual y por
el cual lo amará todo y lo vivirá todo. Hay que multiplicarse en “todo”, porque
mientras que con Jesús se viva algo parcial, con “peros” y con “condiciones” se
estará dando vuelta en torno a la fe cristiana, pero sin entrar en ella. A esta indispensable reflexión es a la que
aluden las dos parábolas sobre la torre y la batalla. Incluso hay que hacer
notar que para seguir a Jesús uno debe sentarse a calcular, pues seguirlo no
siempre es fácil... Pero quizás sea una tentación insistir demasiado sobre todo
en unas perspectivas desalentadoras: “Llevar la cruz... renunciar a sus
bienes...” No, hay que ir directamente a la declaración de amor: “Jesús, quiero
amarte por encima de todo”. Si nuestra declaración es todavía tímida y
vacilante no nos preocupemos. Se lo decimos a uno que no dejará de seducirnos
mil veces más de lo que nosotros intentaremos amarlo.
Es una escalada absolutamente única del amor que se apoya
en dos seguridades tan firmes como una roca.
La primera es esa invitación a Cristo a amarlo por
encima de todo lo demás. Es él el que ha lanzado la idea. El es más que
todo y está por encima de todo porque lo es todo.
Amarle exige un
corazón inmenso y un ansia enorme de vivir, no una rendición a nuestra tarea de
hombres. Nuestra segunda seguridad: los ejemplos.
Hace dos mil años que muchos hombres y mujeres vienen
diciéndole a Jesús: “Te prefiero a todo lo demás” ¿Ha habido acaso uno solo que
haya quedado decepcionado? ¿Uno solo de los que creyeron realmente en ese amor,
de los que intentaron vivirlo realmente? Algunos de ellos, los santos
canonizados, nos han dado un ejemplo bien visible. Otros, millares y millares,
dirán algún día que hacer esta apuesta por el amor de Cristo no siempre resultó
fácil, pero a qué otra cosa puede verse convidado un hombre en esta tierra que
sea más ambicioso y más plenificante? Jesús el que nos lo aconseja. ¡Su amor
nos va a costar!..
Muchos vacilaremos; no son muchos los que hoy le dicen al
Señor “quiero preferirte a todo lo demás”, al menos por lo que de ordinario se
ve y se escucha. Pero miremos ante todo el amor que podríamos vivir con Jesús y
entonces echemos nuestros cálculos, permaneciendo a la luz de este amor. ¡A qué
renunciar, qué cruz llevar, a qué otro amor habrá que decir que no si no lo
podemos vivir junto a Jesús?
No se podrá seguir a Jesús cargado de maletas, ni tampoco
cantando todo el tiempo. Pero ¡Qué sol es el que nos acompañará en el camino!
Lo ha prometido Jesús con una seguridad
asombrosa: “El que me sigue no anda en la tinieblas”.
PALABRA DE DIOS Y
SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 5: 1Cor. 5, 1-8; Sal 5; Lc. 6, 6-11.
Martes 6: 1Cor. 6, 1-11; Sal 149; Lc. 6, 12-19.
Miércoles 7: 1Cor. 7, 25-31; Sal 44; Lc. 6, 20-26.
Jueves 8: Miq. 5, 1-4ª; Sal 12;
Mt. 1, 1-16.18-23.
Viernes 9: 1Cor. 9, 16-19.22b-27; Sal 83; Lc. 6, 39-42.
Sábado 10: 1Cor. 10, 14-22; Sal 115; Lc. 6, 43-49.
Domingo 11: Ex. 32, 7-11.13-14; Sal 50; Tim. 1, 12-17; Lc. 15, 1-32.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Lc 14, 25-33
1. CAMINO/DISCIPULO/Lc
Una vez más aparece explícita la perspectiva del camino. Un
camino que Lc concibe como reproducción del de Jesús, que es quien va delante
marcándolo. Hacer este camino es ser discípulo de Jesús. Tres veces se repite
la expresión, formando parte de una estructura de frase condicional. Nos
hallamos efectivamente ante un texto en el que Lc recoge tres condiciones para
ser discípulo de Jesús.
En la formulación de las mismas nos encontramos de nuevo
con el lenguaje desconcertante y agresivo, hiriente incluso, de Jesús.
Son formulaciones de choque, necesarias en una cultura cuyo
vehículo prácticamente exclusivo de enseñanza era la palabra hablada. ¿Qué
mejor forma de facilitar la memorización que la frase contundente e hiriente?
"El que no odia a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus
hermanos y a sus hermanas, a su propia vida, no puede ser discípulo mío".
La traducción litúrgica ha tenido miedo y en vez de odiar ha traducido
posponer. No cabe duda que una frase como ésta tenía garantizada la memorización
por lo monstruoso de su formulación. Pero una formulación así no era un fin
sino un medio didáctico para conseguir un fin, que no es otro que el de dar
vueltas y vueltas a la frase hasta dar con su sentido. Y este sentido no es el
de una renuncia voluntaria a los vínculos afectivos de la familia, como ha
escrito un comentarista reciente. Lo que Jesús pide al discípulo no es romper
con la familia lo que le pide es una disponibilidad total y absoluta. Jesús
enuncia incisivamente el principio de la disponibilidad, dejando para sus
oyentes la especificación concreta de las consecuencias.
"El que no lleva su propia cruz no puede ser discípulo
mío". Como formulación no se trata de ninguna metáfora. La crucifixión era
la pena de muerte en la Palestina dominada por Roma. Jesús habla del riesgo de
su camino e invita al discípulo a correr ese riesgo. "El que no renuncia a
todos sus bienes no puede ser discípulo mío". El adiós a los bienes, a
todos los bienes. ¡Ya lo creo que una frase así se le queda grabada a cualquiera!
La formulación es de nuevo realista e hiriente. ¿Qué pasaría si el dinero
dejara de ser el móvil de la actuación humana? Pues esto es ni más ni menos lo
que Jesús pide con esta frase. Una vez más nos hallamos ante un enunciado
incisivo, que deja a los oyentes la especificación concreta de las
consecuencias.
En estas condiciones no cabe duda que ser discípulo de
Jesús no es un camino fácil. Nos lo recuerda Lc cuando introduce en el texto la
parábola de un particular que quiere construir una fortificación para proteger
sus tierras y la parábola de un rey que va a emprender una guerra. La
fortificación a construir es cara; la guerra a emprender, desigual (un ejército
de diez mil contra uno que dobla sus efectivos). Es decir, en ambos casos se
trata de empresas difíciles y problemáticas y que, por ello mismo, no se pueden
afrontar a la ligera. Ser discípulo de Jesús es también una empresa difícil,
que tampoco se puede afrontar a la ligera.
COMENTARIO. Bajo la forma de condiciones del caminar
cristiano lo que en realidad sigue ofreciéndonos Lc son nuevos rasgos de ese
caminar. Estos nuevos rasgos son tres: absoluta disponibilidad, riesgo de
muerte, el dinero no es ya la razón de ser y de actuar. H/3-TENDENCIAS: La sola
enumeración deja entrever su dificultad. Como ya veíamos el domingo pasado,
esta dificultad no es de orden extrínseco sino intrínseco. Los rasgos de hoy
apuntan hacia tendencias muy arraigadas en la sicología de la persona. El
mínimo esfuerzo y el repliegue en uno mismo, el instinto de vivir, la seguridad
del dinero: tres tendencias que parecen muy naturales.
De esto se concluye que el ser cristiano no se ventila en
el orden de la moralidad sino en el de las estructuras personales.
MDTS/SER-CR: Estamos demasiado habituados a pensar que ser cristiano
es cumplir los mandamientos, cuando este cumplimiento es en realidad tarea
común del cristiano y del que no lo es. Ser cristiano presupone, por supuesto,
ese cumplimiento; pero no se agota en él ni mucho menos se especifica por él.
Ser cristiano es una forma diferente de ser persona, una forma que se ventila
en el profundo e invisible ámbito de las estructuras sicológicas, tales como la
necesidad de repliegue, el instinto de vivir y la seguridad.
A. BENITO, DABAR 1989, 45
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2.- Después de escuchar la parábola de los invitados al
banquete, los oyentes de Jesús podían llegar a creer que la entrada en el Reino
de Dios era cosa de chiquillos y que todo consistía en aceptar la invitación
que se hace a todo el mundo. Sin embargo, la cosa no es tan simple y tiene sus
dificultades.
Por eso Mateo precisa el sentido de la parábola hablándonos
seguidamente del vestido apropiado que hay que llevar al banquete de bodas (22.
11-14), y Lucas recoge una serie de palabras de Jesús sobre las exigencias que
hace a cuantos quieran ser discípulos y entrar en el Reino de Dios.
Cuanto se presenta como un obstáculo en el seguimiento de
Cristo debe ser eliminado sin contemplaciones. No importa que se trate de los
vínculos más legítimos o de los más grandes bienes. Todo debe sacrificarse con
tal de seguir a Cristo hasta la muerte, incluso la propia vida.
La intelección de ambas parábolas depende del v. 33, que es
el último de nuestra lectura. Sólo así puede evitarse su aparente ambigüedad.
Pues pudiera parecer que Jesús aconseja que se abandone la voluntad de entrar
en su discipulado cuando, después de pensarlo a fondo, uno se siente incapaz de
cumplir todo cuanto esto exige. Pero en realidad Jesús quiere decir solo, y
nada menos, que para ser su discípulo hace falta una actitud de total
desprendimiento y que esto no debe olvidarlo nadie. A veces esta actitud deberá
traducirse en renuncias efectivas, pero en cualquier caso el discípulo de Jesús
deberá estar a punto de dejarlo todo por la causa del Evangelio. Por otra parte
queda bien claro que lo único necesario para todos los hombres es entrar en el
Reino de los Cielos, y que esto no es posible a cuantos resisten la llamada de
Jesús.
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3. J/ABSOLUTO.
Hay en los versículos de este evangelio una fórmula que
aparece dos veces: ése "no puede ser discípulo mío" (vv. 27 y 33).
Esta doble conclusión, este refrán podemos decir, dirige la interpretación del
texto. Se nos invita a una meditación sobre las condiciones requeridas a cualquiera
que desee ser discípulo de Jesús.
¿Cuáles son estas condiciones? En una primera lectura vemos
ya una característica. Las condiciones exigidas a la candidatura del discípulo
recaen sobre la relación de éste con las diversas y numerosas, muy numerosas realidades,
que llenan su vida. Se trata del padre, de la madre, de la esposa, de los
hijos, de los hermanos, de las hermanas, de la propia vida y, finalmente, de
todos los bienes. La panoplia es abundante; nos preguntaríamos si en la vida
del hombre existe algo que quede fuera de la relación establecida entre Jesús y
el que se hace su discípulo.
Esa relación compromete toda la vida, todo cuanto llena la
existencia humana. Es un punto importante que hay que subrayar.
Nada debe escapar al influjo que Jesús ejerce sobre la vida
de su discípulo y que éste último va a aceptar libremente.
La adhesión a Jesús lleva, pues, a un comportamiento nuevo
de cara a todas las cosas. (...).
Doctrina difícil de entender y que hay que introducir
lealmente en la vida. Se entiende que el autor de la primera lectura hable de
la dificultad de conocer el designio de Dios, la llamada de Dios dirigida a
cada uno. Este conocimiento no puede venir más que de Dios mismo, que comunica
su Sabiduría y su Espíritu.
Ojalá los cristianos de hoy estén atentos a esa Sabiduría,
a este Espíritu, a fin de vivir en verdad la llamada de Jesús a amarle más que
a todo, a seguirle llevando la propia cruz, a renunciar a todos los bienes; en
una palabra, a llevar a cabo las opciones decisivas que hacen de cada uno sal
para el mundo.
LOUIS MONLOUBOU, LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE LUCAS, EDIT.
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 244
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4.- -UNAS PALABRAS DURAS.
El Evangelio de hoy suena duro al oído y al corazón; suena
duro porque es duro. Dos ejemplos claros: "el que no odia (sic el
original) a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a
sus hermanas, a su propia vida, no puede ser discípulo mío" (Lc. 14, 26);
"el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío"
(Lc 14,33). No son afirmaciones fáciles de asimilar; y lo más grave del asunto
es que no se trata de un pasaje aislado, sino de una constante a lo largo de
todo el evangelio de Lucas: seguir a Jesús implica radicalidad. Jesús es un Señor
incompatible con otros señoríos.
Así que estas palabras no acaban de gustarnos (bien lo
demostramos en la práctica nuestra de cada día), y por eso les buscamos la
vuelta, como sea y a cualquier precio: -Para unos la cuestión se resuelve
diciendo que se trata de expresiones simbólicas; es verdad que el estilo
oriental es muy gráfico, chocante, para facilitar la memorización de las
enseñanzas, hiriente incluso, como es el caso que nos ocupa; es cierto que no
podemos tomar al pie de la letra determinadas expresiones (v. gr.: "el que
no odia a su padre y a su madre..."), pero tampoco podemos retorcerlas
hasta el extremo de hacer irreconocible el sentido que esas expresiones
encierran, el sentido, fuerte y duro, de unas frases que, en última instancia,
no son fruto del capricho o de la casualidad sino que son totalmente
intencionadas y buscadas.
DABAR 1989, 45
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5.- Texto. En el primer versículo Lucas retoma el hilo
conductor de la parte central de su obra: el camino hacia Jerusalén. Lo hacen
juntos Jesús y gran cantidad de gente, y Lucas considera que ha llegado el
momento de detenerse para reflexionar sobre el hecho mismo de estar en camino.
Si alguno viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a
sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, incluso a sí mismo, no puede ser
discípulo mío.
Esta traducción refleja un cierto pudor o un cierto reparo.
El texto griego no habla de posponer, sino de odiar. Realmente la frase suena
muy fuerte: Si alguno viene conmigo y no odia a...
Pero, crudeza de forma aparte, el fondo es claro: ser
discípulo mío se repite tres veces (vs. 26,27y 33); es como un estribillo.
Encuadradas por él hay dos pequeñas parábolas explicativas
(vs. 28-32). Antes de construir un edificio, uno se sienta primero a calcular;
antes de emprender una guerra, un rey se sienta primero a deliberar. El
edificio a construir es muy caro (una torre-palacio); la guerra a emprender es
muy desigual (un ejército de diez mil contra otro que dobla esos efectivos). Es
decir, en ambos casos se trata de empresas muy difíciles y problemáticas y, por
ello mismo, hay que afrontarlas con seriedad y no a la ligera. Así es como hay
que afrontar la difícil empresa de ser discípulo de Jesús.
Comentario. Las dos parábolas nos hacen tomar conciencia de
que ser discípulo de Jesús es una empresa muy difícil y los vs. 26,27 y 33 nos
informan de esa dificultad. Pero, de nuevo la información emplea un lenguaje
agresivo y paradójico. Con lo cual nuestra perplejidad ante el texto de hoy es
total y absoluta.
Empecemos por el lenguaje. Es duro e hiriente hasta tal
punto que lo dulcificamos. ¿Es posible que Jesús nos hable de odiar a los seres
más queridos e incluso a nosotros mismos cuando en Lc/06/27 nos ha pedido amar
a nuestros enemigos y hacer el bien a los que nos odien? Y, sin embargo, la
frase de hoy hay que mantenerla tal y como suena, en toda su crudeza. Será la
única manera de que suframos un shock tan fuerte que nos lleve a perder el
conocimiento. Cuando después despertemos y empecemos a resituarnos, lo haremos
desde una disponibilidad hasta entonces insospechada por nosotros. Habremos
empezado a descubrir que este odiar significa estar disponibles a todo y a
todos. La información de Jesús habla después de la cruz: es la pena de muerte
impuesta por los romanos. Por último, el adiós a los bienes, a todos los
bienes. Un nuevo golpe del divino boxeador.
¡A ver cómo despertamos después de encajarlo! Y del
lenguaje al contenido. Vemos que éste no es de corte moral.
Para ser sus discípulos, Jesús no nos pide que cumplamos
los mandamientos, que seamos buenos. Nos pide que seamos absolutamente
disponibles, que contemos con la posibilidad de la agresión y de la muerte
decretada, que no tengamos la obsesión del dinero. Lo específico del hecho cristiano
no es la moral.
Esta es un hecho humano. Ser discípulo (CR/CREATURA-NUEVA
de Jesús no es ser bueno (todos los hombres tienen que serlo, diría Jesús),
sino ser diferente. Desde esta perspectiva de actitud diferente es desde donde
hay que enfocar la dificultad de ser cristiano.
Empleo indistintamente las expresiones ser discípulo y ser
cristiano. Comentando este texto en el año 1622 escribía Maldonado: "¿Es
necesaria tanta reflexión para hacerse cristiano? ¿Ha podido Cristo desanimar
de esta empresa a quienes no se ven capaces de tanto sacrificio? Se ha
respondido distinguiendo entre los discípulos propiamente dichos, llamados a lo
más, y los simples fieles. Pero no hay en el texto huellas de una tal
distinción". Creo, en efecto, que el texto de hoy no distingue entre
discípulos y simples fieles. Discípulo de Jesús se es o no se es, pero no hay
grados o estados de perfección en el hecho de serlo. Distinciones de este tipo
sólo sirven para desvirtuar el hecho cristiano, además de introducir
valoraciones injustas entre cristianos de primera y de segunda.
A. BENITO, DABAR 1986, 46
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6.- Jesús piensa en los que, después de entusiasmarse por
él y dejar sus ambiciones para dedicarse a la obra del evangelio, volverían
atrás, buscando una vida más "normal" y más segura, según las normas
del hombre común. Jesús necesita discípulos que se comprometan de una vez, y
cree que el hombre puede jugarse la vida de una vez por él. Las comparaciones
que Jesús propone quieren evidenciar que hacerse discípulo de Cristo es una
cosa seria: mejor no empezar, si no se está dispuesto a ir hasta el final. ¿Por
qué esta comparación con el rey que va a la guerra? Porque el que se libera
para servir en la labor del evangelio es, en realidad, un rey, al que Dios concederá
unas satisfacciones profundas que nadie podría proporcionarle (cf. Mc 10, 30).
Pero también debe saber que la lucha es contra el "dueño de este
mundo", el demonio, el cual intentará pararlo con mil pruebas y trampas
inesperadas. De no haberse entregado totalmente, el discípulo llegaría con toda
certeza a una quiebra, y sería mucho peor que no haber empezado.
A algunos Jesús les pide alejarse de los suyos y de los
problemas familiares. A todos les muestra que nunca serán libres para responder
a las llamadas de Dios, si se niegan a pensar en forma totalmente nueva los
lazos familiares, el uso de su tiempo y lo que sacrifican a la convivencia con
los de su ambiente.
EUCARISTÍA 1989, 42
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7. CZ/LLEVAR
Este "llevar la cruz" parece hacer referencia a
un momento muy concreto de la vida del condenado: el momento en que el
condenado a muerte abandona la sala del tribunal para salir a la calle con la
cruz ante la multitud hostil que lo abuchea. Lo más terrible no es la ejecución
al final del camino, sino el hondo sentimiento de haber sido expulsado de la
comunidad, de hallarse sin defensa y de ser objeto del desprecio general. De
donde se deduciría que seguir a Jesús significa arriesgarse a llevar un tipo de
vida que es tan difícil como el último camino del condenado a muerte.
Duras pueden parecer estas palabras, pero ahí están.
EUCARISTÍA 1986, 43