HEMOS
SIDO LLAMADOS TODOS
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, ordena nuestra
vida según tu voluntad para que, en el nombre de tu Hijo amado, podamos dar con
abundancia frutos de buenas obras. Que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-5. 10
En aquellos di as, vino la
palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y
predícale el mensaje que te digo.».
Se levantó Jonás y fue a Nínive,
como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para
recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día,
proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!».
Creyeron en Dios los ninivitas;
proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su
conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe
con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
SALMO
RESPONSORIAL (24)
Señor, enséñame tus caminos.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son
eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los
pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los
humildes. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29-31
Digo esto, hermanos: que el
momento es apremiante.
Queda como solución que los
que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no
lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran,
como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de
él: porque la representación de este mundo se termina.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14-20
Cuando
arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y
creed en el Evangelio.»
Pasando
junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran
pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús
les dijo: «Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.».
Inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de
Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes.
Los
llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon
con él.
COMENTARIO
Vio
a Simón y a su hermano Andrés y les dijo: Síganme y los haré pescadores de
hombres. Inmediatamente le siguieron. Imposible leer esto sin imaginarlo. Las
orillas de lago, la mirada de Jesús, su llamada, y aquel inmediatamente tantas
veces repetido en Marcos y que hace de su evangelio una invitación urgente,
casi ansiosa: Jesús te llama. Me dan tantas ganas de rezar para que muchos
hombres y mujeres respondan a esta llamada tan misteriosa: Ven, tú, vas a ser
sacerdote; ven, tú, serás religioso o religiosa. Este texto está hecho para
suscitar vocaciones especiales. Hoy se nos invita a reflexionar sobre nuestras
palabras y nuestros actos respecto a las “vocaciones”. Pero sería una pena no
ver también en ello la llamada de Jesús a todos los cristianos.
Primera
señal: Marcos concede a la llamada de los discípulos al comienzo mismo de su
evangelio para demostrar que el acto inicial de Jesús fue reunir a unos hombres
a su alrededor y lanzar de este modo el gran movimiento que se convertiría en la Iglesia , el nuevo pueblo
de Dios. Esa misma llamada continúa y nos llega hoy a nosotros. Segunda Señal:
la forma esquemática de este relato de vocación. Jesús mira, llama e
inmediatamente le siguen. Es válido para cualquier caso. Cuando nos cuentan en
detalle la vocación de Francisco de Asís. De Teresa de Jesús, de Francisco
Javier o simplemente la de un sacerdote, la admiramos desde lejos: no es para
nosotros. Pero aquí sí que es para nosotros. Estamos ante el esquema típico de
la llamada de Cristo y de la repuesta que debe darle cualquier cristiano.
Quizás
no hayamos comprobado todavía debidamente que ser cristiano no es solamente
rezar el credo, ir a misa y vivir una moral; es seguir a Cristo.
¿Vuelve
usted a hablar de “vocación”?. Se trata de personas que lo dejan todo, el
negocio, la casa, la familia. Yo no puedo hacerlo. “Seguir a Jesús” Tiene
también otro sentido. Lo vemos cuando Jesús se dirige a toda la gente para
pedirle que tenga fe en él. Seguirle es eso; sobre todo, eso.
Cuando
me dice: “¡Sígueme!”, sé lo que esto significa: “¡Ama como yo he amado!”.
Entonces, si quiero vivir realmente esto, tengo la obligación de “dejarlo todo”
especialmente mis pensamientos ordinarios, las formas ordinarias de obrar, las
que no corresponden al evangelio. Hacerlo conocer a mí alrededor, “pescar” hombres
para él. ¡Comienza aquí la aventura!.
Lo
mismo que para Simón, Andrés, Santiago y Juan.
Aventura
intensa y luminosa: “Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en
tinieblas, tendrá la luz de la vida” (Juan 8, 12).
PLEGARIA UNIVERSAL
La
bondad del Padre nos ha insertado, por el bautismo en el grande proyecto de la
salvación. Supliquémosle ahora para que también nos ayude a leer los
acontecimientos de cada día a la luz de su providencia.
1.- Por el
Papa Francisco y todo el pueblo de Dios: para que sea para todo la humanidad
primicia de la redención, germen fecundo de unidad y de esperanza. Roguemos
al Señor.
2.- Por
los pastores de la Iglesia: para que sepan reunir en torno al Señor a toda la
familia de los hijos de Dios y la sirvan humildemente con la palabra y el
ejemplo. Roguemos al Señor.
3.- Por
los responsables de las naciones de los organismos internacionales: para que
busquen con conciencia recta lo que favorece más al progreso y no se dejen
dominar por el afán del dinero y del poder. Roguemos al Señor.
4.- Por
los que consagran su tiempo a aliviar los sufrimientos de los hermanos: para
que en cada uno de ellos sepan reconocer
la presencia y el rostro de Cristo. Roguemos al Señor.
5.- Por
nosotros, reunidos en torno al altar: para que seamos constructores del reino
de Dios, según los dones que cada uno haya recibido. Roguemos al Señor.
Tu
sabiduría oh Padre, nos ayude a seguir tus caminos para que, en toda situación
de la historia y del mundo, estemos firmemente anclamos en la esperanza que
resplandece en Cristo, el Señor. Que vive contigo por los siglos de los siglos.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe con bondad nuestros dones, Señor y al santificarlos, se
conviertan en causa de salvación para nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Dios
todopoderoso concédenos, a los que somos vivificados por tu gracia, alegrarnos
siempre con el don recibido. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL
DE CADA DÍA
Lunes 22: 1S 5,
1-7.10; Sal 88; Mc 3, 22-30.
Martes 23: 2S 6,
12b-15; 17-19; Sal 23; Mc 3,31-35.
Miércoles 24: 2S 7,
4-17; Sal 88; Mc 4, 1-20
Jueves 25: Hch 22,
3-16 (o bien: Hch 9, 1-22) Sal 116; Mc 16, 15-18.
Viernes 26: 2Tim 1,
1-8 (o bien Tt 1, 1-5) Sal 95; Lc 10, 1-9.
Sábado 27: 2S 12,
1-7ª.10-17; Sal 50; Mc 4, 35-41.
Domingo 28: Dt 18,
15-20; Sal 94, 1Co 7, 32-35; Mc 1, 21-28.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 1, 14-20
Par.: Mt 4, 18-22
SOLIDARIDAD: SOLIDARIO
Y SEPARADO. SGTO/CARACTERISTICAS. DISCIPULO/CR-JUDIO: DISCÍPULO CRISTIANO Y
DISCIPULADO RABÍNICO.
Ya sabemos que Marcos, 1, 2-20, tiene que ser considerado como un
prólogo de todo el evangelio. Su finalidad no es la de indicarnos cuáles fueron
los primeros episodios de Jesús, sino la de señalarnos las perspectivas
generales dentro de las cuales hay que leer toda la historia de Jesús. ¿Cuáles
son los elementos fundamentales de esta perspectiva? Aunque simplifiquemos un
poco las cosas, podemos reducirlos a tres.
Primero: con Jesús ha llegado el Reino de Dios; hay que tomar
conciencia de ello y convertirse. Este motivo comienza con el anuncio de Juan y
se concreta en el anuncio de Jesús en Galilea; es éste, sobre todo, el tema del
trozo que vamos a comentar.
Segundo: el Mesías no se coloca fuera de la historia de los
hombres; se hace solidario de los hombres y la asume. Entra, por ejemplo, en el
movimiento penitencial de su pueblo (bautismo). Se deja envolver por la lucha
entre el bien y el mal que caracteriza a la historia humana (tentación).
"Entrando en el dinamismo de nuestra historia, se hace solidario de
nuestra humanidad" (Duquoc. Cristología 1: El hombre Jesús. Sígueme.
Salamanca 1971). Esta solidaridad encuentra su cima en la muerte de cruz, pero
es la ley de toda la existencia de Cristo, ya desde el principio. La historia
que comienza en el bautismo es una historia que no constituye sólo un viaje
hacia la cruz-resurrección, sino que saca de la cruz-resurrección toda la
lógica de su desarrollo.
SOLIDARIDAD/TENTACIONES: Tercero: entre Cristo y Satán, entre el
reino de Dios y el reino del mundo, existe un contraste irreductible. El Mesías
es solidario con la historia, pero no con la lógica de Satanás que con
frecuencia le sirve de guía: precisamente, puesto que está de parte del hombre,
no acepta el pecado. Así el Mesías aparece al mismo tiempo SOLIDARIO y
SEPARADO. Siempre es difícil para el cristiano encontrar la medida justa en su
manera de situarse dentro de la historia. Para ello hay dos modos muy fáciles
(por eso mismo su facilidad y claridad se convierten en tentaciones): el
conformismo y la fuga. Pero la historia del Hijo de Dios no permite ni una cosa
ni la otra: el discípulo no puede aceptar el conformismo (de esa manera ya no
sería el portador de la "novedad" del reino), y tampoco puede salvar
su diversidad en la fuga, evitando el conflicto (no sería ya signo de la
"solidaridad" de Dios), más bien debe manifestarse a sí mismo en un
esfuerzo -bastante incómodo- de "participación crítica". (...)
...................
CV/QUE-ES:¿Qué es lo que significa convertirse? La
conversión nace ante todo como RESPUESTA a un acontecimiento (supone por tanto
la fe), a esa alegre noticia que debería ensancharnos el corazón: en Jesús ha
aparecido, en toda su profundidad, el amor increíble y sorprendente de Dios al
hombre, a cada uno de los hombres, a todos nosotros. Ese es el acontecimiento
que tengo que ACEPTAR, del que tengo que FIARME, y por el que tengo que dejarme
MODELAR ("creed en la buena nueva"): eso es la conversión. No se
trata de un cambio parcial, sino de una verdadera y auténtica transformación
total, de un PASO (sin calcular sus consecuencias) del egoísmo al amor, de la
defensa de mis privilegios a la solidaridad más radical. Es un cambio que ES
IMPOSIBLE CONTENER EN LAS VIEJAS ESTRUCTURAS (personales, mentales, sociales);
las rompe. Las viejas estructuras fueron creadas para servir a otro tipo de
Dios y para otra visión del hombre.
...................
SGTO/QUE-ES: El seguimiento La breve narración que Mc
pone detrás del anuncio del Reino -la llamada de los primeros discípulos (1,
16-20)- quiere ser un ejemplo concreto de conversión. No se trata de una
conversión que se les proponga a los especialistas del Reino de Dios, sino
simplemente de la conversión necesaria para ser cristianos. Se señalan
enseguida unas cuantas estructuras fundamentales -las estructuras que definen
el seguimiento- y que se pueden observar como elementos constantes en todos los
textos siguientes relativos al seguimiento de Jesús.
La INICIATIVA parte de Jesús: en su invitación gratuita e
inesperada, resuena la llamada de Dios frente a la que no es posible vacilar:
tienes que decidirte. La existencia cristiana, más que decisión, es una
respuesta. Este concepto de gratuidad no está sólo en el término
"llamar" ni en la narración en sí misma, sino que aparece todavía con
mayor claridad si pensamos en el contexto ambiental. Los rabinos de la época
-como todos los profesores ilustres- no iban en busca de discípulos; eran los
discípulos los que buscaban al maestro. En tiempos de Jesús había algunos
grupos -por ejemplo, los monjes esenios- que se reunían y se alejaban del mundo
para aguardar al Mesías y estar dispuestos a recibirlo; Jesús, por el
contrario, llama sólo a una gente que vivía y trabajaba como los demás. La
llamada de Cristo tiene una nota de URGENCIA: es la llamada del tiempo
favorable (el "kairós"), el tiempo de la salvación, el plazo final. A
la llamada hay que contestar enseguida; es la gran ocasión que hay que saber
aprovechar.
La llamada de Cristo exige una SEPARACIÓN; este tema se irá
concretando sucesivamente. De todas formas se ve ya que se trata de una
separación radical. No se trata de dejar las redes o un trabajo, sino más a
fondo -como irá aclarando luego el evangelio- se trata de dejar las riquezas
(Mc 10, 21), de abandonar el camino del dominio y del poder, de desmantelar esa
idea que nos hemos forjado nosotros mismos de Dios para defender nuestros
privilegios (Mc 8, 34). Pero la llamada de Cristo, más bien que a una
separación, se dirige a un SEGUIMIENTO. Esa es la razón de la separación: una
libertad para un nuevo proyecto que se presenta como un proyecto a
"compartir".
Y esto es lo que importa: seguir significa recorrer el camino del
maestro, realizar sus gestos preferidos (preferir a quienes los hombres
marginan, pero a los que Dios ama: preferirlos no porque importen sólo ellos,
sino precisamente porque los hemos marginado nosotros). Podría parecer éste un
proyecto de muerte, pero es de vida, es el ciento por uno. Podría parecer un
proyecto imposible, pero todo es posible para el milagro de Dios (10, 27).
Podría parecer un proyecto para unos pocos, para gente selecta, pero es para
todos, para justos y para pecadores: Jesús no se encuentra con el hombre (para
dirigirle su invitación) en una esfera particularmente religiosa o privilegiada
de algún modo, sino en la orilla del lago, en donde vive verdaderamente el
hombre, en la vida cotidiana.
Y sobre todo quedará claro que seguir significa
"servir", dar la vida "en rendición", lo mismo que el Hijo
de Dios, que se solidariza con los hombres y asume todas nuestras
responsabilidades. No tomó distancia frente a nosotros, sino que se sintió
afectado por todo lo nuestro, como el pariente que paga la fianza para obtener
la libertad de sus hermanos. Así pues, es el término "seguir" el que
caracteriza al discípulo, no el término "aprender".
Esto es significativo: en primer plano no está la doctrina, sino
una persona y un proyecto de existencia. Podremos captar con más precisión esta
originalidad del seguimiento evangélico si comparamos al alumnado de Jesús con
el alumnado de los rabinos. En el seguimiento evangélico el hecho esencial es
la persona de Jesús; únicamente él es el que da forma y contenido a la relación
con los discípulos. En el alumnado rabínico es la doctrina lo que ocupa el
primer puesto: el discípulo se une al rabino porque busca su doctrina, quiere
posesionarse de ella y convertirse también él en maestro: renuncia a muchas
cosas para hacer vida común con el rabino, pero en último análisis es siempre
para aprender la ley. El discípulo evangélico, por su parte, renuncia para
seguir a Jesús y compartir su destino; ser discípulo es una condición
permanente.
En conclusión: el tema del seguimiento nos lleva al centro de la
fe cristiana (así al menos lo pensaban las primeras comunidades) y esto nos
invita a una comprobación.
Hay quienes creen en Dios y en una doctrina religiosa, pero muchas
veces no se trata, en substancia, del Dios que se ha revelado en JC; puede
incluso tratarse de un Dios mágico, construido para que resuelva nuestros
conflictos y nuestras ansiedades. De todas formas es una fe que no se mide en
concreto según el proyecto mesiánico del evangelio; también los fariseos eran
creyentes y adoraban a Dios, pero rechazaron el camino de Jesús; se imaginaban
que Dios iba por caminos distintos.
Hay quienes viven en la lógica de la cruz sin ver en ella el
rostro de Dios. No son aún los hombres del seguimiento. Hoy se habla de
discípulos "anónimos". Esto es verdad, pero a Marcos le gustaría que
se llegara más allá.
Finalmente, hay quienes viven la lógica de la cruz y descubren en
ella el rostro de Dios. Esos son los hombres del seguimiento de Jesús.
Bruno Maggioni, El Relato de Marcos, Edic. Paulinas/Madrid
198.Págs. 29-36
2. - No comentaremos aquí los primeros versículos (14-15) de
este pasaje: son un resumen de Mt 4, 12-17 (primer ciclo de este domingo), en
donde Jesús aparece a la vez como continuador del Bta y como renovador: se
convierte en rabino itinerante sin esperar a que las multitudes vengan hasta
El.
Será la segunda parte del relato la que merezca nuestra atención,
a)Mateo (4, 18-22) y Marcos (1, 16-20) coinciden al referir la vocación de los
primeros discípulos, mientras que Lc la asocia con el relato de una pesca
milagrosa (Lc 5, 1-11). Los dos primeros evangelistas, en efecto, se interesan
más por la calidad de las personas llamadas por Jesús, mientras que Lc se
atiene más a su función apostólica y a su impacto escatológico. Hay que
subrayar en primer término el contexto humano de la "vocación" de los
discípulos: son hermanos, conciudadanos, relacionados entre sí por intereses
comunes en el plano profesional (cf. Lc 5, 1-11) y originarios de la misma
región que Jesús. La vocación no es tan sólo sobrenatural: el llamamiento de
Dios se puede leer también en el plano terrestre.
Pero no por eso deja de ser la vocación fundamentalmente iniciativa
del Maestro: los pescadores serán los mensajeros del juicio de Dios (Jr 16, 16;
cf Am 4, 2; Ha 1, 14-15). El llamamiento de Jesús es imperativo, como para
subrayar su poder, y los discípulos corresponden a él sin dilación, porque el
reino es tan inminente que cualquier retraso sería mortal.
Por otra parte, los evangelistas han dispuesto los textos de tal
forma que a la instantaneidad del llamamiento corresponde la inmediatez de la
correspondencia de los discípulos. En realidad, estuvieron mucho tiempo
titubeando y no abandonaron definitivamente su profesión hasta después de la
resurrección (Jn 21, 1). Agrupando así los acontecimientos en un solo episodio,
los evangelistas reflejan lo esencial de su contenido, es decir, la capacidad
del llamamiento de Dios, una vez que se le ha conocido, para movilizar todas
las energías del hombre y la autoridad con que Jesús elige a los suyos.
La forma en que Jesús llama "tras ÉL" a sus discípulos
(v. 17) es característica del nuevo estilo que el joven rabí quiere imponer a
los suyos. No convoca a su alrededor, como lo hacían los rabinos y los jefes de
la escuela de su tiempo, sino tras Él. No es, pues, un Maestro que haga pensar,
sentado en su cátedra y reuniendo auditores fervientes a sus pies, sino un
rabino caminante que marcha incesantemente para ir al más pobre y al más
alejado y que exige a sus discípulos no tanto oídos ávidos y miradas
entusiastas como aliento para andar y fuerza para encontrar al otro, con todo
lo que puede tener de irreducible. La evangelización no se trata de círculos
más o menos cerrados, construidos sobre un pensamiento común en torno a un
maestro común; ha salido de ella misma en busca del otro, precisamente de ese
otro al que no se le ocurriría participar en un círculo y compartir las concepciones
de un maestro.
c)La última parte del evangelio (vv. 21-22) describe la forma en
que el joven rabino procede para dar a conocer su mensaje.
Penetra en la sinagoga y se sirve de la homilía sobre la segunda
lectura del culto (cf. Lc 4, 16-37) para transmitir sus ideas. Mc por su parte,
subraya ante todo en esta forma de predicación el sentido de
"autoridad" que de ella se desprende (cf. Mt 7, 29; Mc 1, 27). Al
comienzo de su ministerio, esta autoridad de Jesús no es todavía la del "Señor",
a la que se refiere con respeto S. Pablo en 1 Co 7, 10, ni siquiera la del Hijo
del hombre que se sabe a Sí mismo "vice-gerens" de Dios, como en Mc
2, 3-12, sino la del rabino que, en lugar de hacer referencia a textos de la
ley o a tradiciones de escuela, como hacían los escribas, acude directamente a
su juicio y a su conciencia.
Esta fidelidad de Jesús a Sí mismo en su manera de enseñar es el
primer paso hacia una fidelidad más profunda: la del Hijo del hombre a quien le
envía, la del Hijo de Dios a su propio Padre. Y será la fidelidad de la palabra
al pensamiento que la transmite. Los apóstoles elegidos para llevar el mensaje
al mundo deberán observar una fidelidad idéntica, puesto que son portadores de
una palabra cuya iniciativa no les pertenece. Su autoridad se fundamenta, por
tanto, en su fidelidad. Por eso, hablar de autoridad es hablar en estilo
"creador" (auctor, augere). Se trata, pues, de una enseñanza dinámica
que no dice necesariamente lo que hay que hacer o, sobre todo, lo que no hay
que hacer, sino que invita a la creatividad y a la responsabilidad. Si se
hablara más de "autoridad" en la Iglesia, los cristianos, en lugar de
acogerse a textos preestablecidos, descubrirían sectores nuevos de la ética y
formularían sin duda una moral que el mundo espera de ellos: la de los
problemas nuevos que plantea la vida moderna: problema de la revolución de los
pobres, de la no violencia, de la paz, etc.
Maertens-Frisque, Nueva Guia de la Asamblea Cristiana II, Marova
Madrid 1969.Págs. 85-87
3.- Muy pocos se creyeron entonces esta noticia y muy pocos se la
creen hoy. Y siempre en base a la misma constatación: todos ven que el Reino de
Dios no ha llegado, porque, de lo contrario, todo sería diferente.
Efectivamente, todo sería diferente si se diera un cambio de
estructuras en las personas. El cambio, ciertamente, tiene que ser de
estructuras, pero de estructuras o arquetipos EN la persona. Sin él, y los
acontecimientos actuales así lo demuestran, no será jamás viable el NECESARIO
cambio de estructuras externas. Tenemos el marco o mundo que nosotros
construimos. No nos engañemos: este mundo no la hace Dios; lo hacemos nosotros.
Y, sin embargo, el reino de Dios ha llegado ya, por más que no lo
parezca. En la segunda de sus condiciones, Jesús así nos pide que lo creamos solicitando
de nosotros crédito y asentimiento a su noticia. Jesús no era un iluso ni un
chiflado; Jesús es el Hijo de Dios y sabe, por tanto lo que dice y por qué lo
dice.
Ahí están, para confirmarlo, Simón y Andrés, Santiago y Juan.
Ellos son personas concretas; pero son, sobre todo, prototipos del cambio de
estructuras en las personas y del asentimiento a la noticia de Jesús. No
proyectemos en ellos estructuras eclesiásticas posteriores. Representan,
sencillamente lo que Jesús propone a TODOS: ser seguidores de él en el cambio y
en el asentimiento. Si TODOS lo fuéramos, no existiría duda alguna de que,
efectivamente, el Reino de Dios ha llegado ya.
A. Benito, Dabar 1991/11
4.- Marcos da entrada a la actuación del más fuerte anunciado por
Juan una vez que éste abandona la escena violentamente. El verbo empleado en el
original griego para referir la suerte de Juan es el mismo que se empleará más
adelante para referir la suerte de Jesús. La actuación se inicia en Galilea con
la proclamación de la Buena Noticia de Dios. Esta buena noticia se concreta
luego en los siguientes términos: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino
de Dios. La palabra "plazo" designa el tiempo señalado para la
realización de un acontecimiento. "Cumplirse el plazo" pertenece al
lenguaje profético y expresa una concepción religiosa de la historia. El
acontecimiento cuyo plazo se ha fijado es el reino de Dios. "Está cerca el
reino de Dios".
RD/REINADO-D:¿Proximidad inmediata? ¿Realidad
presente? Hoy se interpreta la frase en el sentido de una realidad que ya ha
llegado pero cuya realización plena está reservada al futuro. En este sentido
se prefiere emplear la expresión "reinado de Dios" para designar la
situación presente inaugurada con Jesús, reservando la expresión "reino de
Dios" para la culminación de esta situación en el futuro.
El reinado de Dios que ha irrumpido y que empuja hacia el reino de
Dios va a determinar las posteriores palabras de Jesús: "Convertíos y
creed la buena noticia". Convertirse pertenece también a la tradición
profética y designa un cambio de mentalidad y de actuación. Creer la buena
noticia significa darle crédito, hacerla algo propio.
Sin pausa alguna Marcos pasa de las palabras del más fuerte a la
narración de sus acciones. "Pasando... vio... les dijo". Jesús es la
figura dominante, el fuerte. En tono imperioso se dirige a personas
desconocidas, que obedecen al punto.
-Comentario.-Hace dos domingos el mensajero Juan nos anunciaba la
llegada de uno más fuerte que él que nos introduciría en una situación nueva.
En el texto de hoy vemos al fuerte proclamando esa situación nueva. El tiempo
está ya maduro. Con Jesús ha hecho irrupción el tiempo final de la utopía. Un
tiempo en el que son posibles un nuevo modo de ser y de vivir. Lo viejo ha
terminado, ha comenzado lo nuevo. Lentamente, progresivamente: porque la
mentalidad y la actuación no se cambian de la noche a la mañana.
Hay hábitos demasiado arraigados, costumbres demasiado
inveteradas, tanto que parecen fuerzas necesarias y naturales. De ahí la continúa
necesidad de conversión en las personas.
A. Benito, Dabar 1988/12
5. EV/BN.
En su calidad de preparador del camino, Juan proclamaba un
bautismo de conversión (cf. Mc 1, 4). Proclamar la buena noticia es tarea que
Mc, a diferencia de Mt, reserva exclusivamente a Jesús (cf. en cambio Mt 3, 2 y
4, 17: Juan y Jesús proclaman el mismo mensaje). Empieza así Mc a poner de
manifiesto en qué sentido es Jesús más poderoso que Juan y tiene un derecho que
éste no tenía (cf. Mc 1, 7). LA BUENA NOTICIA DE DIOS (mejor traducción que la
litúrgica EL EVANGELIO DE DIOS). Es decir, Dios como buena noticia. La
expresión es tanto más llamativa cuanto que es la única vez que la emplea Mc en
toda la obra. El v. 15 explica el sentido de la expresión. Dios es buena
noticia porque, en la formulación de Pablo, va a ser todo en todos. Por fin,
Dios va a ser reconocido y querido. Su soberanía va a ser aceptada y se va a
hacer su voluntad. Dios es al fin rey del mundo (cf. Sal 047, 6-10). De Él es
la tierra y cuanto la llena (cf. Sal 024, 1). Así es como el A.T. concebía el
final de los tiempos. Jesús, a quien Mc ha presentado como el que está para
llegar a inaugurar el final de los tiempos, este Jesús nos introduce en este
final.
Por eso, convertíos y dad crédito a esta buena noticia, continúa
Mc. La eterna tensión entre el ya y el todavía no.
A. Benito, Dabar 1988/11
La palabra de Dios resuena después de que Juan Bta. ha sido
detenido. Juan ha sido el portavoz-preparador de la buena noticia. Su detención
¿no es ya un presagio de la suerte de Jesús? Pero la proclamación de la buena
noticia no puede sufrir dilaciones y Jesús la proclama: "el reinado de
Dios está ya cerca". No es ninguna institución, ningún ordenamiento
jurídico, ni siquiera un concepto. Es una vida, la vida de Dios. Por eso la
venida del Reino de Dios no depende en modo alguno de la actuación del hombre.
Este puede esperar, buscar, recibir el Reino de Dios, pero nunca crearlo. La
espera, la búsqueda, la aceptación reciben el nombre de conversión o
arrepentimiento.
Esto es lo primero que Jesús pide al hombre. Lo segundo que le
pide es que mantenga siempre viva la ilusión por Dios, que no deje nunca de ver
el Reino de Dios como buena noticia: "creed la buena noticia". Y
tercero: Jesús pide la creación de una comunidad de discípulos; pide que la
vida de Dios sea vivida por los hombres en fraternidad con los demás. La
conversión tiene que materializarse en la formación de comunidades cristianas.
A la creación de estas comunidades dedicó Jesús todos sus esfuerzos y su
actividad. La llamada de Pedro, Andrés, Santiago y Juan no es al sacerdocio,
diríamos hoy (esto vendrá más tarde, Mc 3, 13-19), sino a ser comunidad
cristiana que testimonie una forma de existencia tal que extraiga a los hombres
del mar del egoísmo individual: "veníos conmigo y os haré pescadores de
hombres". Mc 1, 16-20 no pinta una escena sociológica-psicológica, sino
una escena teológica ideal. Jesús pide al cristiano radicalidad de entrega.
Dabar 1976/13
7. DISCIPULADO/SGTO.
Al narrar la llamada de los primeros discípulos, Marcos no
justifica, como hace Lucas (cap 5), la decisión de éstos de seguir a Jesús con
el episodio de la pesca milagrosa. Ni siquiera alude al hecho de que, según
Juan (1, 35ss), Simón y Andrés, desde el tiempo del Bautista, habrían
acompañado a Jesús, de suerte que aquí se trataría, por así decirlo, de una
segunda llamada. Nuestro evangelista quiere decir solamente cómo deben
desarrollarse las cosas cuando Jesús llama a los hombres para ser discípulos:
ellos tiene que obedecer sin más.
Se comprende así cómo han sido dados de lado todos los
particulares relativos al tiempo, al lugar, a las circunstancias.
Sólo incidentalmente nos enteramos de que Simón y Andrés eran
modestos pescadores. Los "llamados" no están de ninguna manera
preparados; aún más, Jesús no busca a los hombres en una esfera particularmente
religiosa, sino allá donde viven la vida de cada día. El no actúa como un
rabino, ya que el rabino era, por así decirlo, escogido por el discípulo. Es él
quien llama y quien crea la decisión de seguirlo, como la palabra creadora de
Dios (Sal 33, 9; Is 55, 10 s). Precisamente por esto, la decisión de seguirlo
es relatada como una cosa obvia, sin ninguna referencia a las objeciones que
los pecadores habrían podido oponer o las dificultades que tenían que superar.
Lo que se realiza, pues, es el acontecimiento de la gracia, sin que de ello se
hable siquiera. Seguir a Jesús no es una decisión ética autónoma, ni una
adhesión intelectual a una doctrina. Es una acción y un pensamiento nuevo que
nace del acontecimiento de la gracia.
Por su parte, Jesús no discute con los discípulos como haría un
rabino; y así el verbo "seguir" adquiere en sus labios un significado
particular, quizá vinculado a aquellos textos del Antiguo Testamento, donde el
"seguir" a Yahveh se contrapone al "seguir" a los falsos
dioses (Deut 8, 19; 1 Re 18,21).
Por consiguiente, el evangelista presupone con mucha naturalidad
la condición divina de Jesús. Solamente se "sigue" ciegamente a Dios.
A los hombres, incluso a los inevitables responsables de la propia comunidad
cristiana, no se les "sigue": son ellos los que tienen que atender a
un servicio, en alguna forma postulado por la propia comunidad. Una cierta
"obediencia ciega", exigida a veces por ciertos pastores, tiene en el
fondo algo de sacrílega, ya que implica una rivalidad con Dios. Y es Jesús el
único que es Dios: los demás responsables de la comunidad son
"ministros", servidores de los demás.
En todo caso, el evangelista subraya algo que va a presentar
frecuentemente su evangelio: la resurrección de Jesús supone primariamente su
presencia en medio de la comunidad. Es él el único que puede seguir llamando.
Los responsables de la comunidad no pueden convertirse en sucedáneos del
Resucitado, relegándolo al puro honor de los altares.
Comentarios a la Biblia Liturgica Nt, Edic Marova/Madrid 1976.Pág.
1115
8.- Herodes Antipas (año 4 a.C. -39 d. C), uno de los tres hijos
de Herodes el Grande, hizo arrojar en la cárcel a Juan el Bautista (cfr.: 6,
17-29). De esta manera se prometía una mayor tranquilidad entre el pueblo
judío, pero pronto se quedó perplejo, pues apareció Jesús en público.
Naturalmente, Jesús no se limitó a seguir la actividad del Bautista, sino que
entre uno y otro se dio una ruptura. Y no sólo por un cambio de escenario.
Por supuesto, la actividad de Jesús cambia de lugar, cambia
exteriormente, Juan había desarrollado su labor en un desierto de Judea -en un
lugar fijo y determinado, al que la gente tuvo que acudir-; Jesús, sin embargo,
se hizo al camino en Galilea -al camino hacia los hombres-, en una comarca, de
la que el historiador Flavio Josefo dijo que era una tierra, a lo largo del
lago de Genesaret, llena de belleza, de naturaleza admirable. No es el desierto
con su sequedad y sus temperaturas extremas lo que constituye el medio vital de
Jesús, sino una fructífera tierra habitada, con sus aguas, su hierba (Mc 6, 39)
y sus lugares sombreados.
Aún hubo otra cosa que en Jesús fue diferente; no dejó que los
hombres fueran a él, sino que fue él quien se dirigió a ellos; se puso en
camino hacia ellos para anunciarles el Evangelio, es decir, la buena noticia de
Dios: "El tiempo se ha cumplido; el reino de Dios está cerca".
KAIROS/CRONOS: "Se ha cumplido el plazo",
"ha sonado la hora", "ha llegado el tiempo"... La lengua
griega tiene dos palabras para el término "tiempo"; por un lado,
CRONOS; por el otro, KAIROS. El primero es el tiempo que pasa; el segundo es el
momento, el instante (por ejemplo, el momento de la cosecha -12,20 o de la
recogida de los higos -11,13-). Este segundo es el que emplea Marcos aquí. Por
tanto, lo que Jesús anuncia es: Ha llegado el momento decisivo; no hay motivo
para esperar a otro momento, porque el reinado de Dios ha comenzado ya (el
reinado de Dios está aquí). Esta llamada tenía para los contemporáneos de Jesús
un eco bíblico: eran conocidas las palabras de Isaías (52, 7-9). Y desde
entonces, además, el deseo del pueblo judío de que Dios sea su rey nunca se
había apagado. Aún más, se obviaría siempre todo aquello que pudiera impedir al
creyente reconocer a Dios como su único rey (Sof 3, 14 s): Si viniera Dios de
una vez y nos hiciera experimentar su reinado... En el marco de esta esperanza
anuncia Jesús que el reino de Dios está ahí.
El resto de lo que Jesús hizo por Galilea no le interesó a Marcos.
Sólo le preocupó lo importante. Y puesto que por mucho tiempo los cristianos
fueron una "cosa pequeña" y una excepción (no se trató de una
expansión como la de otras grandes religiones), a Marcos le preocupa constatar
la vida, la existencia de los creyentes, de las comunidades (que, por otra
parte, incluso en el año 70 d. C son también algo excepcional).
Las comunidades de discípulos de Jesús comienzan a existir en el
preciso momento, en ese mismo momento, en que llama a las dos parejas de
hermanos Simón y Andrés, Santiago y Juan. Las primeras comunidades cristianas
tienen en definitiva un solo motivo de existencia: la palabra de Jesús.
Eucaristía 1988/06
9.- Aproximadamente al empezar el verano del año 28, cuando Juan Bautista
había sido reducido al silencio de la cárcel, Jesús levanta la voz para
anunciar la buena Noticia. También Jesús, lo mismo que su precursor, hace una
llamada a la penitencia, tanto más apremiante cuanto más inminente era ya el
reino de Dios; en realidad, este reino comienza con la venida de Jesús al
mundo, pues no es otra cosa que el cumplimiento de toda la voluntad de Dios por
Jesucristo, su enviado.
La proclamación del reinado de Dios pone al hombre en
responsabilidad, le sitúa ante la decisión; el que quiera entrar en este
reinado ha de cambiar la mente y el corazón, ha de escuchar a Jesucristo y
creer lo que él anuncia. Esto es hacer penitencia. El que no hace penitencia no
puede entrar en el reino de Dios.
La llamada de Jesús es urgente y exige una respuesta sin
componendas, un seguimiento sin condiciones. Habrá que dejarlo todo si es
preciso.
Simón, Andrés y Juan procedían del círculo de los discípulos del
Bautista y habían reconocido a Jesús como Mesías (Jn 1, 35-42).
Así que la llamada de Jesús y la invitación a seguirle no pudo
sorprenderles demasiado. En realidad ya le habían acompañado y habían sido
testigos de su primer milagro, de su primera "señal", en unas bodas
celebradas en Caná de Galilea. Después volverían a sus ocupaciones habituales
hasta este momento en el que Jesús los llama de nuevo para que le sigan a todas
partes de un modo permanente y como discípulos suyos.
Estos discípulos no han sido llamados solamente al reino de Dios,
sino también a ser los testigos privilegiados de la vida pública de Jesús y a
anunciarlo después por todo el mundo. Ellos serán los heraldos del reino, los
pregoneros. Conviene que los heraldos tengan los pies ligeros y estén
dispuestos a dejarlo todo: la casa, los parientes, el propio oficio..., pues
han de ir a todas partes y han de ir de prisa. Deberán acostumbrarse ya desde
ahora a la vida de Jesús, que no tiene donde reposar su cabeza. Sólo cuando el
"pregón" sea escuchado y aparezcan las comunidades cristianas, será
preciso profundizar en él, será necesario la enseñanza. Entonces, los que
sirvan a la palabra de Dios en estas comunidades adoptarán otros géneros de
vida.
Eucaristía 1985/05
10.- Comenzamos hoy la lectura continua del evangelio de Marcos. Y
la comenzamos con los primeros pasos de la predicación de Jesús, después de los
acontecimientos introductorios (predicación de Juan, bautismo, tentaciones).
Los relatos de Marcos que vamos a leer en estos domingos hasta la
Cuaresma son un continuo fluir de hechos que caen uno sobre otro pisándose los
talones, en los que, con un frescor y una inmediatez que sólo se hallan en este
evangelista, vemos a Jesús lanzado a actuar, "haciendo el bien y curando a
todos los vejados por el diablo: por cuanto Dios estaba con él" (Hch
10,38): Marcos muestra cómo la aparición de JC representa la destrucción del
diablo, del mal, de todo lo que oprime la vida concreta de los hombres. Y toda
esta actividad de Jesús será la proclamación "en acto" de las
palabras de síntesis que hoy encabezan el evangelio: "Se ha cumplido el
plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia".
RD/EV/BN: En esta frase-resumen de la predicación de Jesús está
concentrado un gran sentido que vale la pena recordar. "El Reino de
Dios" es la expresión que había llegado a formular la esperanza del
judaísmo: la esperanza del momento en que Dios mismo tomaría en sus manos la
dirección del pueblo y de toda la historia, sin intermediarios, y que esto
sería el único medio de asegurar que ningún mal podría tocar a los fieles; por
eso, la gran proclamación de júbilo de los profetas y de los salmos de después
del exilio consistía en anunciar "Yahvé reina!". Y la otra palabra
clave es "Buena Nueva" (en griego "Evangelio"): esta
expresión aparece por primera vez en el segundo Isaías, para indicar la
"gran noticia" del retorno de los exiliados a Jerusalén, precedidos
por Dios, que reinará en medio de ellos (Is 52,7); el retorno del exilio fue
una experiencia de esto: la gran noticia de que Dios reina, la gran noticia de
que el mal desaparece.
Y es esto lo que viene anunciar JC: que, definitivamente, la gran
noticia de Dios presente en medio de los hombres para liberarlos ya es una
realidad; y que por tanto hay que cambiar de manera de pensar y de vivir
(=tener ganas de ser liberado; y vivir de acuerdo con esta liberación). Y
Jesucristo, para proclamar todo esto, empieza reuniendo un grupo de gente que
quiera ir con él y empaparse de esta doctrina (segunda parte del evangelio de
hoy).
Y acto seguido (próximos domingos) empieza a realizar lo que anunciaba:
primero liberando del mal concreto, del diablo concreto; después, en la cruz,
venciendo definitivamente el mal y el diablo.
J. Lligadas, Misa Dominical 1979/02