ES
POSIBLE CONVERTIRSE
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso concédenos que por la
práctica anual de la Cuaresma, progresemos en el conocimiento del misterio de
Cristo y vivamos en conformidad con él. Por el nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. Y es Dios, por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro del Génesis 9, 8-15.
Dios dijo a Noé y a sus hijos: Yo
hago un pacto con ustedes y con sus descendientes, con todos los animales que
os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y
ahora viven en la tierra. Hago un pacto con ustedes: El diluvio no volverá a
destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.
Y Dios añadió: Esta es la señal
del pacto que hago con ustedes y con todo lo que vive con ustedes, para todas
las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra.
Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré
mi pacto con ustedes y con todos los animales, y el diluvio no volverá a
destruir los vivientes.
SALMO
RESPONSORIAL (24)
Tus sendas, Señor, son misericordia y
lealtad.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son
eternas. Acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R
El Señor es bueno, es recto, y enseña el camino a los
pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los
humildes. R
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol
San Pedro 3, 18-22.
Queridos hermanos: Cristo murió por los
pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a
Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero como
poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu fue a proclamar
su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes,
cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía
el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente
los salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar
de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro,
que está a la derecha de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San
Marcos 1, 12-15.
En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús
al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por
Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó
a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo,
está cerca el Reino de Dios. Conviértanse y crean la Buena Noticia.
COMENTARIO
Marcos
cuenta de forma muy concreta la tentación presentándonos cuatro personajes (el
Espíritu, Jesús, Satanás, los ángeles) y tres acciones: el Espíritu empuja a
Jesús al desierto, Satanás lo tienta, los ángeles le sirven en medio de los
animales salvajes que han vuelto a amansarse.
Entre
el Espíritu y los ángeles, Satanás, se ve casi acorralado: el Espíritu no
impulsa más que hacia una victoria que convierte a la tierra en lo que era al
comienzo: un paraíso en el que todo es armonía y bondad: “Habitará el lobo con
el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el ovillo y el león pacerán
juntos: un muchacho pequeño los pastorea”.
Pero la idea de la tentación recobra su fuerza desde
la primera predicación de Jesús: “¡Conviértanse!”.
La vida del hombre sobre la tierra será siempre un
combate en contra de la tentación, esfuerzo continuo por convertirse. Jesús ha
venido “para que vivamos” y esto supone luchas continuas contra el orgullo,
contra las preocupaciones paganas y contra la sexualidad anárquica. Estas
luchas sólo se acabarán cuando exhalemos el último suspiro.
¡No habría gustado tanto que las cosas fueran
diferentes! Una hermosa conversión aplastante que hiciera de nosotros seres
maravillosamente transformados, avanzando desde entonces con la cabeza bien
alta por un camino de amor fraternal y de obediencia a Dios. Si soñamos con
eso, no nos convertiremos nunca. La conversión, en sentido evangélico es más
modesta más realista y continua. Tiene, ante todo el aspecto de una franca
transformación.
Algo nos toca en nuestra vida y nos decidimos
realmente a cambiar. La vida de algunos convertidos simbolizan por la enormidad
del cambio, lo que nos ocurre a nosotros en un nivel más pequeño: finalmente,
se le dice sí a Dios. Pero lo que viene a continuación es desalentador.
En los verdaderos convertidos el camino sigue en pie,
ellos van subiendo cada vez más. Nosotros caemos una y otra vez en la
mediocridad e incluso en el mal.
Nuestra conversión no era en el fondo más que una
pequeña fiebre de santidad. ¿Dónde está el fallo?, ¿Es que somos incurablemente
gente mediocre y cobarde? Somos más bien personas que escuchan mal el evangelio,
sobre todo cuando el texto es corto, como el de hoy, y corre el peligro de
quedar mutilado. Jesús dice: “Conviértanse.
Y crean en la buena nueva”. Tomar solamente la mitad
es estropearlo todo; seguiremos viviendo soñando con la conversión y nada más.
Quizás fuera necesario cambiar una palabra para marcar con energía la relación
necesaria entre las dos ideas: “Conviértanse creyendo en la buena nueva”.
PLEGARIA UNIVERSAL
Hemos
visto claramente en el Evangelio que tras el ayuno y superar las tentaciones,
Cristo se marcha a anunciar la Buena Noticia. Hoy pedimos al Padre que nos abra
los oídos y el entendimiento a la Palabra para vencer nuestras tentaciones y
salir a anunciarlo. R.- Padre abre nuestro corazón a tu Palabra.
1.- Por la
Iglesia, para que sepa anunciar con claridad la verdad del Evangelio que pasa
por acoger el amor de Dios y convertir nuestra vida. Roguemos al Señor.
2.- Por
los pueblos del mundo para que se abran con alegría al mensaje de esta cuaresma
y se dejen interpelar por el Evangelio de Jesucristo. Roguemos al Señor.
3.- Por
los que viven en la necesidad, material o espiritual, para que unido a Cristo sean
fuertes en estos momentos y pronto vean resueltos sus problemas. Roguemos
al Señor.
4.- Por
todos los que se preparan en esta cuaresma para entrar en la Iglesia, para que
sean perseverantes en la oración y busquen de corazón a Cristo Salvador. Roguemos al Señor.
5.- Por
todos los hogares cristianos, para que en este tiempo cuaresmal, se avive la llama
de la fe y crezca entre ellos el amor que nace del encuentro con Dios. Roguemos
al Señor.
6.- Por
los que celebramos esta Eucaristía para que los sacramentos nos ayuden y nos iluminen
en la conversión que nos pide Cristo. Roguemos al Señor.
Oremos,
Padre toca nuestro corazón y oriéntalo hacia el Amor que nos tienes para que
nosotros lo llevemos a los hermanos, para que llegue a todos la conversión que
nos pide Jesucristo. Por el que contigo vive y reina por lo siglos de los
siglos.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos que nos dispongas, Señor, para ofrecer convenientemente
estos dones con los que iniciamos el camino cuaresmal. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Después de recibir el pan del cielo que alimenta la fe,
consolida la Esperanza y fortalece el amor, te rogamos, Dios nuestro que nos
has sentir hambre de Cristo, pan vivo y verdadero, y nos enseñes a vivir
constantemente de toda palabra que sale de tu boca. Por Jesucristo nuestro
Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes
19: Lv 19, 1-2.22-18; Sal 18; Mt 25, 31-46.
Martes
20:
IS 55, 10-11; Sal 33; Mt 6, 7-15.
Miércoles
21: Jon 3, 1-10; Sal 50; Lc 11, 29-32.
Jueves
22: 1P 5, 1-4; Sal 22; Mt 16, 13-19.
Viernes
23: Ez 18, 21-28; Sal 129; Mt 5, 20-26.
Sábado
24: Dt 26, 16-19; Sal 118; Mt 5, 43-48.
Domingo
25:
Gn 22, 1-2.9-13.15-18; Sal 115; Rm 8, 31b-34; Mc 9, 2-10.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mc 1, 12-15
Par.: Mt 4,
1-11 Lc 4, 1-13
1.- La escena inicial en los vv. 12-13 está en estrecha relación
con la anterior en la que Jesús ve rasgarse el cielo y al Espíritu descender
sobre Él. Es este Espíritu el que ahora toma la iniciativa impulsando a Jesús
al desierto. Aquí y durante cuarenta días Jesús es tentado, convive con
animales salvajes y es servido por ángeles. En el escueto relato de Mc la
tentación no se produce al final de la estancia en el desierto, sino que se
extiende a lo largo de toda ella.
Cediendo a escrúpulos teológicos, la traducción litúrgica presenta
la tentación desde la óptica permisiva de Jesús. "Dejándose tentar por
Satanás" es incorrecto. El original está escrito desde la óptica del
narrador, quien habla de una permanencia de Jesús en el desierto durante
cuarenta días, "tentado por Satanás". De igual manera que la
tentación, el servicio que prestan los ángeles no se sitúa al final de los
cuarenta días, sino que tiene lugar durante todo ese tiempo, durante el cual
los ángeles suministran alimentos a Jesús. En el relato de Mc no hay, pues,
ayuno de Jesús, sino, al contrario, alimento milagroso continuado.
La escena siguiente en los vv. 14-15 se desarrolla en Galilea
después del arresto de Juan. Aquí el sujeto de la acción es Jesús lanzando a
los cuatro vientos "la Buena Noticia de Dios". La primera parte del
v. 15 especifica en qué consiste esa buena noticia: "Se ha cumplido el
plazo, está cerca el Reino de Dios" La segunda parte del c. 15 formula las
actitudes a adoptar de cara a la Buena Noticia: cambiar la
mentalidad-comportamiento y dar crédito a la Buena Noticia.
Comentario.
Con la primera escena del texto de hoy concluye Mc el primer bloque de su Evangelio. Es un final fascinante, situado en un espacio (el desierto) y en un tiempo (cuarenta días) con resonancias de recuerdos y de experiencias ideales para el hombre de la Biblia. Se trata del mismo espacio y del mismo tiempo de los comienzos, cuando, en medio de la dificultad y de la prueba, todo era, sin embargo, esperanza.
Con la primera escena del texto de hoy concluye Mc el primer bloque de su Evangelio. Es un final fascinante, situado en un espacio (el desierto) y en un tiempo (cuarenta días) con resonancias de recuerdos y de experiencias ideales para el hombre de la Biblia. Se trata del mismo espacio y del mismo tiempo de los comienzos, cuando, en medio de la dificultad y de la prueba, todo era, sin embargo, esperanza.
Era la opinión generalizada entre los contemporáneos de Jesús que
el final de los tiempos se correspondería con el comienzo, con el de la esperanza
de la Humanidad (paraíso) y con el de la esperanza del Pueblo de Dios
(desierto). Comienzos sujetos siempre a la prueba, a la tentación (serpiente,
becerro de oro). Pero comienzos armónicos y prodigiosos, cuando las fieras no
hacían daño y el alimento no faltaba. Todo esto se da cita en la construcción
de Mc. Para decirnos qué, para significar qué. Es muy sencillo. Basta tener un
poco de sensibilidad. En la llegada de Jesús ve Mc la llegada del tiempo final.
No es un tiempo irreal, no es una quimera. Es un tiempo de prueba y de
tentación. Pero es también un tiempo armónico y prodigioso, el tiempo de la
esperanza de una tierra por estrenar, el tiempo del Reino de Dios que llega.
Eso sí, deberemos cambiar de mentalidad y de comportamientos, deberemos dar
crédito a la Buena Noticia, creer en ella.
No me cabe la menor duda de que nos hallamos ante uno de los
textos más sugerentes y grandiosos de todo el Nuevo Testamento y, a la vez, uno
de los más comprometedores. Marcos es un autor muy parco en palabras; por ello
las que emplea son de las que hacen mella. De nuestro cambio y de nuestro
asentimiento a la buena noticia depende el que el lobo habite con el cordero,
el león coma paja con el buey y el niño juegue en el escondrijo de la
serpiente. A buen seguro, querido lector, que has caído en la cuenta de que
estoy citando con Isaías. Lee, en efecto, el capítulo 11, 1-9 de este profeta.
Los dos primeros versículos del texto de Marcos tienen mucho de este texto de
Isaías.
Alberto Benito, Dabar 1988,
Nº 16
El mismo Espíritu que descendió sobre Jesús en el bautismo, es el
que lo conduce al desierto para que sea tentado (Mt 4. 1).
Marcos no se entretiene en darnos a conocer un número preciso de
tentaciones y de victorias de Jesús en el desierto, pues entiende que se trata
del comienzo de una lucha, de lo que se ocupará a lo largo de todo su
evangelio. En efecto, la expulsión de los demonios, tan frecuente en su relato,
no es otra cosa que la constante demostración de que Jesús es, frente a satanás,
"el más fuerte" (3. 27). Por lo demás, las tentaciones en el
desierto, tal como las relatan los otros sinópticos, no son otra cosa que una
composición literaria para expresar de una vez la lucha decisiva de Jesús
contra los poderes del mal.
En este pasaje de Mc hay un contraste muy marcado: Jesús durante
estos cuarenta días es tentado por satanás; pero vive pacíficamente entre
alimañas y servido por los ángeles. Es posible que se refleje aquí, antes de
comenzar la vida pública, aquella situación originaria del éxodo, en el que,
durante cuarenta años, Israel fue sometido a todas las tentaciones y a la vez
fue objeto de los beneficios de Dios.
Por otra parte, la pacificación de las fieras viene a ser el
restablecimiento de un orden paradisíaco (Gn 2. 19s) que Isaías había anunciado
como una señal mesiánica (Is 11. 6-9; 65. 25). Además, el servicio de los
ángeles significa el trato familiar que mantiene con el Padre el que ha sido
llamado y es en verdad su "Hijo amado". Todo ello indica que va a
comenzar una nueva creación y que en Jesús va a ponerse en marcha el nuevo
pueblo de Dios.
Unos meses más tarde, al comenzar el verano del año 28 y después
de ser apresado Juan Bta, comienza la predicación de Jesús en Galilea. Y así,
reducido al silencio el último de los profetas, Jesús, que es la misma Palabra,
se alza en medio del pueblo anunciando la Buena Noticia. También ahora, en el
principio, está la Palabra.
El contenido del mensaje de Jesús se expresa programáticamente en
estas palabras: Pasó el tiempo de la espera, se acerca el reinado de Dios; los
que deseen participar de los bienes del reino, han de convertirse y creer la
Buena Noticia.
El advenimiento del reinado de Dios pone al hombre ante la
decisión, pues ha de cambiar de mente y de corazón; que esto es hacer
penitencia. Sin embargo se trata de un anuncio gozoso, de una buena noticia. La
respuesta del hombre ha de ser un cambio gozoso, una salida al encuentro de
Dios, que viene en JC, a liberarnos.
Eucaristía 1985/09
3. J/ADAN/PARAISO TENTACION/ADAN/J. EL MISMO PARAÍSO: ADÁN CAE Y
JESÚS TRIUNFA. EL HOMBRE DEL PRINCIPIO Y EL HOMBRE DEFINITIVO.
Marcos no presenta a Jesús en el desierto en una situación de
peligro y de ayuno, sino todo lo contrario: vive en paz con los animales del
desierto pues con él ha empezado el tiempo mesiánico, y recibe el alimento
providencialmente de los ángeles. Existe un cierto paralelismo con Adán: en una
misma situación paradisíaca, Adán cae en la tentación, mientras Jesús triunfa.
El hombre del principio y el hombre definitivo.
J. Naspleda, Misa Dominical
1988/05
4. J/EV/MC
Marcos es el único evangelista que ha titulado
"evangelio" su libro sobre Jesús. Pero es Pablo quien utiliza con más
frecuencia este término: evangelio de Jesucristo. La obra de Marcos hay que
colocarla en el ámbito de la predicación interna de la comunidad. Es ante todo
el anuncio de Jesús. La idea clave es el misterio de Jesús-Mesías.
Los contemporáneos de Jesús no podían comprender lo que era ya
claro para los lectores del evangelio: la persona de Jesús es el evangelio,
pero también el escrito de Marcos es evangelio.
De la lucha contra las fuerzas demoníacas se deduce que Jesús
constituye el momento de la transformación del mundo. Las continuas disputas
con los adversarios manifiesta que el reino de Dios está presente y que se
desarrolla a través de obstáculos. La etapa entre la resurrección y el retorno
comporta para los discípulos sufrimientos y servicio.
El Mesías es una persona que debe sufrir la tentación, superar
peligros y correr riesgos. El sujeto y el objeto de la predicación es Jesús. La
palabra es la presencia escondida que pronto se manifestará. El desierto y la
presencia de las fieras es la tierra de Satanás pero es también el lugar donde
se encuentra a Dios.
Galilea y no Jerusalén es el lugar del evangelio. El inciso
"cuando arrestaron a Juan" es una indicación teológica más que
temporal. Juan debía preparar el camino. Jesús lleva a término el reino de
Dios. Este reino es una realidad que trasciende el mundo de los hombres. De ahí
la invitación a convertirse y a creer en la Buena Noticia.
La fuerza del Espíritu, el bautismo y la tentación constituyen una
realidad única. Vocación y prueba coinciden. El inicio del reino de Dios exige
que se pase a través del desierto. En momentos de pesimismo el texto de Marcos
es una invitación a la fe y a la penitencia que proviene del gozo de haber sido
llamados al evangelio.
P. Franquesa, Misa Dominical
1985/05
5. J/BAU/MISION.
Marcos relata de forma muy sumaria la estancia de Cristo en el
desierto (vv. 12-13), pero no carece de interés el ver que hace de este
episodio el eje sobre el que giran el bautismo (vv. 9-11) y la inauguración del
ministerio de Jesús (vv. 14-15).
Marcos es, en efecto, el único evangelista que ha conservado el
bautismo de Jesús como el hecho inaugural del Evangelio, fiel en esto a la
predicación apostólica primitiva (Act. 10, 37). El rito se desarrolla en una
serie de acontecimientos que hay que analizar en sí mismos: la abertura de los
cielos (v.10), la bajada del Espíritu (v. 10) y la voz celestial (v.11).
CIELO-ABIERTO. a) Los profetas relatan muchas veces sus
visiones presentando, como circunstancia previa, los cielos que se desgarran
para dejar paso a sus miradas (Ez. 1, 1; Ap. 4, 1). Se trata, pues, de una
imagen poética perteneciente a un género literario apocalíptico. La apertura de
los cielos, por lo demás, no está hecha tan solo para dar acceso a los secretos
de Dios, sino también, como en Is. 63, 19 y Jn. 1, 51, para dar paso a Dios: en
adelante ya no habrá más oclusión entre el cielo y la tierra (en el mismo
sentido: el desgarramiento del velo del Templo: Mc. 15, 38), y el predicador
del Reino (vv. 14-15) se verá realmente habilitado, como el profeta antiguo,
para hablar de Dios a los hombres.
J/MOISES. b) La oración de Is. 63-64 que ha inspirado el tema de
los cielos que se desgarran (/Is/63/19) suscita igualmente otra idea: el
recuerdo del gesto de Yahvé retirando de las aguas del mar al pastor de su
pueblo (Is. 63, 11) y desparramando el Espíritu sobre ese rebaño (Is. 63, 14).
¿No es esa la fuente de inspiración inevitable de la bajada del Espíritu sobre
el nuevo Moisés justamente en el momento en que sale del agua? (v. 10). El
nuevo Éxodo anunciado por el Segundo Isaías va a producirse y Jesús aparece
como el instaurador y el pastor del nuevo pueblo.
J/EX: c) Si el bautismo de Jesús es presentado ante todo como
una respuesta a la oración de /Is/63/11-12 en la que pedía al Padre que sacara
del agua un nuevo pastor que conduciría a su pueblo en el nuevo Éxodo, la
estancia de Jesús en el desierto adquiere una significación particular: el
Éxodo es realmente una realidad en marcha: Jesús pasa cuarenta días en el
desierto, lo mismo que el pueblo anduvo por él cuarenta años; es conducido a él
por el Espíritu, lo mismo que el pueblo era conducido por la nube; es tentado
en el desierto, lo mismo que lo fue el pueblo (Dt. 8, 1-4; Sal. 94/95). Pero,
como es el Mesías, Jesús es igualmente servido en él por los ángeles (Sal.
90/91, 10-12) y victorioso de las bestias salvajes (Dt.8, 15; Sal. 90/91, 13),
tal como una interpretación mesiánica del Sal. 90/91 lo requería.
Estar bautizado significa fundamentalmente dejarse sumergir en el
agua y, sobre todo, en la condición humana (con la muerte) representada en el
agua. Cuando Cristo se hace bautizar, acepta su condición humana con sus
ambigüedades y sus sufrimientos, con la muerte como final. Si se le ha elegido
como predicador del Reino, ha sido precisamente a costa de la aceptación de esa
condición. Mas la tentación vino inmediatamente a atacar a Cristo con el fin de
ayudarle a comprobar si su decisión era firme y profundamente incorporada a su
vida. Significaba también que estaba capacitado para predicar el Reino de Dios;
un reino que no se instaura sino justamente en la fidelidad del hombre a sí
mismo hasta la muerte.
Maertens-Frisque, Nueva Guía
De La Asamblea Cristiana III, Marova Madrid 1969.Pág. 24-25
6.- Texto. El espíritu que empuja ahora a Jesús al desierto es el
mismo que en la escena anterior de Mc. 1, 9-11 se ha posado sobre él. Hay,
pues, una insistencia deliberada por parte de Marcos en presentar a Jesús
invadido por el Espíritu de Dios.
La frase inicial es, por lo demás, urgente y lacónica. El sentido
que tiene el desierto en ella es objeto de discusión.
El tenor escatológico tanto de la escena precedente (Mc. 1, 9-11)
como la de la de hoy, aconsejan ver en el desierto el lugar de procedencia del
profeta del tiempo final. Según la tradición judía, en efecto, este profeta
hace su aparición en el desierto. Por la escena anterior sabemos que este Jesús
no es sólo el profeta del tiempo final; es, además, el hijo de Dios.
El v. 13 no nos ofrece una sucesión temporal de escenas sino una
simultaneidad de tres cuadros. Todo acontece a la vez y prolongado durante
cuarenta días: tentación-animales salvajes-ángeles. Una única gran escena,
fantástica y paradójica. Toda ella nos introduce de nuevo en el imaginativo
mundo de la tradición judía sobre el final de los tiempos. Una escena
paradisíaca del tiempo final. Un recurso expresivo de la fe en Jesús y de que
con él se ha inaugurado el Reino de Dios.
De hecho, éste es el tenor de los dos versículos finales, ya
comentados más en detalle el tercer domingo ordinario. Jesús trae la buena
noticia (el evangelio de la traducción litúrgica) de que ya ha llegado el reino
de Dios y que, por consiguiente, el tiempo de espera del mismo ha concluido.
Jesús pone dos condiciones para que este reino de Dios sea
efectivo en nuestro mundo: cambio de estructuras en las personas y asentimiento
a la buena noticia.
Comentario. El texto de hoy es un ejemplo perfecto de lo
importante que es no mezclar unos evangelios con otros. Marcos no es un
evangelista didáctico, como lo son en este texto Mateo y Lucas; Marcos es un
evangelista de impacto. Con el texto de Marcos en la mano hay que hablar hoy de
la buena noticia de la llegada a nuestro mundo del reino de Dios, de la
necesidad de un cambio de estructuras en nosotros y de lo importante que es el
que de verdad nos creamos la buena noticia que Jesús nos ha traído.
Marcos no nos confronta con un Jesús tentado, sino con un Jesús
profeta y Mesías; no nos propone un modelo a imitar, sino una realidad (la del
reino de Dios) que pide de nosotros una conversión radical.
No me cabe la menor duda de que nos hallamos ante uno de los
textos más sugerentes y grandiosos de todo el Nuevo Testamento y, a la vez, uno
de los más comprometedores. Marcos es un autor muy parco en palabras; por ello
las que emplea son de las que hacen mella. De nuestro cambio y de nuestro
asentimiento a la buena noticia depende el que el lobo habite con el cordero,
el león coma paja con el buey y el niño juegue en el escondrijo de la
serpiente. A buen seguro, querido lector, que has caído en la cuenta de que
estoy citando con Isaías. Lee, en efecto, el capítulo 11, 1-9 de este profeta.
Los dos primeros versículos del texto de Marcos tienen mucho de este texto de
Isaías.
A. Benito, Dabar/91/14
7. /Mc/01/12-13.
Marcos construye el relato de las tentaciones de Jesús en torno a
tres elementos, que sitúa uno al lado del otro sin una vinculación aparente: el
Espíritu "empuja" a Jesús al desierto; Jesús permanece cuarenta días
en el desierto tentado por Satanás; vivía entre los animales salvajes y los
ángeles le servían.
Antes de señalar con claridad las líneas de fondo convendrá
analizar, aunque sea brevemente cada uno de estos elementos.
"Enseguida el Espíritu lo empujó al desierto": el
Espíritu empuja a Jesús al lugar de la tentación, pero no se dice que tentase
él a Jesús (en el A. T. era Dios el que sometía al hombre a la prueba) ni que
ayudase a Jesús a superar la tentación (como ocurrirá luego con la experiencia
de la comunidad postpascual).
DESIERTO/SENTIDO: Se recuerda por dos veces con énfasis al
desierto: Jesús vive allí durante cuarenta días, recorriéndolo. El desierto
puede significar soledad y encuentro con Dios, pero también el sitio donde
reside el mal (este segundo sentido forma parte de la mentalidad judía en
tiempos de Jesús); en el evangelio de Marcos el desierto es el lugar de la
oración solitaria (1, 35), del refugio que aísla de la gente (1, 45), del
descanso (6, 31-32), de la multiplicación de los panes (6, 35).
También la expresión "cuarenta días"
está llena de evocaciones bíblicas: "cuarenta" es un número simbólico
para indicar el tiempo de la opresión y el tiempo del camino hacia la
salvación: los cuarenta días del diluvio (Gén 7, 12), los cuarenta años de
Israel por el desierto (Sal 95, 10), los cuarenta días de Moisés en el Sinaí
(Ex 34, 28; Mt 9, 18), los cuarenta años de dominio de los filisteos sobre
Israel (Jdt 13, 1), los cuarenta días de la marcha de Elías por el desierto (1
Re 19, 8).
"Tentado por Satanás": según Marcos la tentación no
tiene lugar al final de los cuarenta días (como resulta en Mateo y en Lucas),
sino que parece acompañar a Jesús a lo largo de todos ellos.
El verbo "tentar" (peirazein) indica, en sentido
religioso, la forma con que el hombre pone a prueba al hombre, para medir su
valor: el ejemplo que acude enseguida a la memoria es el de Abraham (Gén 22).
Hay otras tres ocasiones en que se usa el verbo "tentar" en el
evangelio de Marcos (8, 11; 10, 2; 12, 15): en todos estos casos se trata de
los fariseos que ponen a prueba a Jesús en alguno de los temas de su
predicación, o le piden un signo mesiánico. La discusión es siempre la misma:
¿es bueno el camino mesiánico que ha emprendido Jesús? "Vivía entre los
animales salvajes y los ángeles le servían": para algunos la presencia de
los animales subraya la soledad y las molestias del desierto, mientras que para
otros (quizás más acertadamente) evoca un tema paradisíaco, la vuelta a la paz
entre el hombre y los animales, tal como soñaba Isaías (11, 6-9) y como se
pensaba de Adán en el Edén (Gén 2, 9). También el servicio de los ángeles es
probablemente un símbolo de la comunión que se ha restaurado entre el hombre y
Dios.
Pero el análisis de cada uno de los elementos del relato no basta
para poner de manifiesto el sentido profundo del episodio.
Hemos de acudir a dos observaciones más globales.
Primero: observemos que a Marcos le interesa que fue tentado
Jesús, pero no le interesa en qué consistía concretamente la tentación. Es una
perspectiva muy distinta de la de Mateo y Lucas. Marcos no pretende ofrecer a
la Iglesia una catequesis sobre la tentación (advirtiendo a la comunidad sobre
las posibles tentaciones con que puede encontrarse), ni tampoco intenta
describir aquí las dificultades mesiánicas a las que se vio sometido Jesús.
Considera más importante subrayar que Jesús, después del bautismo, fue tentado
por Satanás. El vínculo entre el bautismo y la tentación (ese
"enseguida") es estrecho e intencional, rico en sugerencias. El
Espíritu, que se da en el bautismo, no separa a Jesús de la historia y de la
ambigüedad; al contrario, coloca a Jesús dentro de la historia y en el interior
de la lucha que en ella se desarrolla.
BAUTISMO/LUCHA. Como respuesta al bautismo, Jesús
comienza la vuelta al desierto, o sea, una existencia en la que se experimenta
el enfrentamiento con Satanás y al mismo tiempo la ayuda de Dios (los ángeles);
se vive en la lucha y al mismo tiempo en la paz. En definitiva, se trata del
acostumbrado misterio de Cristo: Hijo de Dios, pero tentado. Y es también el
misterio del bautizado: la vida en la que lo introduce el bautismo está hecha
de luchas pero está bajo el signo de la victoria y de la paz.
Segundo: a pesar del análisis de cada uno de los elementos, la
narración, como hemos dicho, sigue siendo oscura. No sólo no nos dice mucho
sobre la naturaleza de la tentación, sino tampoco de su desarrollo y de su resultado.
El relato queda como incompleto, casi como un interrogante. La respuesta nos la
dará todo el evangelio; la historia sucesiva es la que indicará la naturaleza
de la tentación, sus peripecias y su resultado. Toda la vida de Jesús es un
enfrentamiento entre el "fuerte" (Satanás) y el "más
fuerte" (Jesús: cf. la discusión de /Mc/03/21-30) un rechazo de las ideas
mesiánicas ambiguas y finalmente una victoria de la fidelidad de Dios sobre la
lógica de Satanás.
Bruno Maggioni, El Relato De
Marcos, Edic. Paulinas/Madrid 1981.Pág. 24 S.
8. ACI DIGITAL 2003
13. Entre las fieras del desierto de Judea: chacales, lobos,
zorras, etc. Detalle exclusivo de Marcos.
15. Arrepentíos y creed: Esta expresión sintetiza todo el mensaje de Jesucristo. Todo hombre debe confesarse pecador y creer en la buena nueva de que Dios es un Padre que perdona (I Juan 1, 8 ss.; Luc. 13, 1 ss. y nota). El rechazo de este mensaje por parte del pueblo llevó a Jesús a la Cruz.