viernes, 1 de febrero de 2019

LECTURAS Y COMENTARIO IV DOMINGO T.O. CICLO C - 3 FEBRERO 2019


¿RECHAZAR A JESÚS?

  
ORACION COLECTA

Señor, Dios nuestro, concédenos adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo,

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 1, 4-5. 17-19

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.
Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.

SALMO RESPONSORIAL (70)

Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Se tu mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 13, 4-13

Hermanos: El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 21-30

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír.».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían: «¿No es éste el hijo de José?».
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaste aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Les aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Les garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

COMENTARIO

La lectura de este domingo es complemento de la semana anterior. Comienza con una reacción más bien llena de simpatía: “Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios”. Pero acaba con unas palabras de violencia: “Se pusieron furiosos y lo empujaron fuera del pueblo”. ¡Rechazar a Jesús!. ¡Rechazar a aquel que era el abrazo de Dios abierto para acoger a todos los hombres!
Es tremendo, pero puede pasarnos también a nosotros. Y aunque no lleguemos a rechazarlos, el evangelio debe ponernos siempre en estado de alerta. ¿Por qué la gente de Nazareth pasa de la admiración al odio? Jesús debió sentir ironías mucho más fuertes que las que nos dice el texto y no vacila en sacar las consecuencias: las gracias de salvación que venía a ofrecerles las recibirán otros, como ocurrió con la viuda fenicia y con el leproso sirio, que fueron escuchados a pesar de no ser judíos.
Esta apertura a los paganos les molesta; no pueden creer en ese hombre. A lo largo de los siglos, se rechazará a Jesús por otras razones, pero en la base de todas las repulsas estará el mismo rechazo fundamental que se nos sugiere aquí con la perplejidad de su auditorio: “No es más que el hijo de José”. Los que piensan que Jesús es sólo un hombre, aun cuando lo admiren mucho, no pueden darle en sus pensamientos y en su vida el lugar enorme que exige. Aceptan al hombre, pero rechazan al Hijo de Dios.
Esto quizás no sea nuestro caso, pero buscamos acomodar a Jesús a nuestras ideas o a nuestro ambiente que equivale a rechazar su espíritu y por tanto a rechazarlo a él. Ante las aperturas de la Iglesia, de un obispo o sacerdote pueden aparecer nuestras precauciones y enfado: “¿Por qué no se dedica mejor a atender a sus fieles devotos?” Cada vez que estrechamos el ofrecimiento de la salvación, rechazamos a Jesús. También podemos aceptar a Jesús de buena gana con tal de que le deje vivir tranquilos. Pero un acontecimiento que los pone ante una exigencia evangélica y les parece tan inadmisible hace que acuda la repulsa de nuestra parte: “¡No puedes pedirme eso!”. Empujan a Jesús “fuera de su pueblo”, fuera de su vida.
No hay nada tan desolador como ver tanta fe y hasta una vida tan larga de fidelidad, transformarse en desconocimiento, en abandono, en odio. Muchos cristianos tienen el gran peligro de escoger del evangelio lo que les conviene y aquello que les fastidia lo deja de lado.
“Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó”. Jesús pasa, con sus llamadas con sus ofrecimientos. Generalmente es fácil decirle que sí; el evangelio no está hecho para hombres excepcionales, sino para los pequeños. Pero cuando eso resulta más duro, no olvidemos que sólo él tiene “palabras de vida eterna”, seguirá su camino al encuentro de otros que tengan más fe y más coraje

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos a Dios que desde nuestro bautismo nos ha consagrado como profetas de su reino y pidámosle que nos conceda predicar con nuestras vidas el mandamiento del amor. Digamos: Te rogamos, Óyenos.

1.- Para que el mensaje y el testimonio del papa Francisco y los pastores de la Iglesia que como el, trasparentan a Cristo vivo sean escuchados y aceptados por todos. Roguemos al Señor.

2.- Para que Cristo Jesús, que por el Espíritu Santo nos injerto en su cuerpo glorioso, fortalezca en todos los creyentes los vínculos de comunión y unidad. Roguemos al Señor.

3.- Para que todas las personas de cualquier raza y condición tomen conciencia de su dignidad de hijos de Dios y acojan el llamado a la fraternidad universal. Roguemos al Señor.

4.- Para que los gobernantes de las naciones favorezcan por encima de cualquier otro interés, el bienestar de todos los ciudadanos y promuevan la justicia y la paz. Roguemos al Señor.

 5.- Para que nuestras comunidades superemos toda tentación de protagonismo y luchas de poder y vivamos relaciones más sinceras y fraternas.. Roguemos al Señor.

6.- Para que todos nosotros, fortalecidos por la fe, abramos nuestro corazón a las necesidades y sufrimientos de nuestros hermanos más cercanos. Roguemos al Señor.

Padre nuestro, que nos invitas a vivir en la caridad hasta las últimas consecuencias, atiende nuestros ruegos y haz que en todo y por encima de todo,  busquemos hacer tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Presentamos, Señor estas ofrendas en tú altar como signo de nuestro reconocimiento, concédenos al aceptarlas con bondad transfórmalas en sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Alimentados por estos dones, te suplicamos de nuestra redención te suplicamos Señor, que con este auxilio de salvación eterna, crezca continuamente la fe verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 04: Hb. 11, 32-40; Sal 30; Mc. 5, 1-20.
Martes 05: Hb. 12, 1-4; Sal 21; Mc. 5, 21-43.
Miércoles 06: Hb. 12, 4-7; 11-15; Sal 102; Mc. 6, 1-6.
Jueves 07:   Hb. 12, 18-19; 22-24; Sal 47; Mc. 6, -13.
Viernes 08: Hb. 13, 1-8; Sal 26; Mc. 6, 14-29.
Sábado 09: Hb. 13, 15-17; 20-21; Sal 22; Mc. 6, 30-34.
Domingo 10:   Is. 6, 1-2ª; 3-8; Sal 137; 1Cor. 15, 1-11; Lc. 5, 1-11

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 4, 21-30

1.- Texto. Retoma del domingo pasado el comentario de Jesús a la lectura que él mismo había hecho de Is. 61,1-2 en la sinagoga de Nazaret. Hoy se cumple este pasaje que acabáis de oír. Recordemos que el pasaje en cuestión habla de gracia para los judíos y de desquite para el opresor extranjero, y que Jesús ha suprimido lo del desquite.
Los asistentes no pueden dar crédito al corte operado por Jesús en el pasaje de Isaías y así se lo testimonian todos a una. Están extrañados de que sólo haya mencionado lo del año de gracia suprimiendo lo del día de desquite. La traducción litúrgica no ha entendido así la reacción de los asistentes. Es cierto que el texto griego habla de admiración. ¡Pero la admiración puede ser también negativa! Por ejemplo, si me admiro de una barbaridad, no quiero indicar con ello que la apruebe sino que me causa estupor y extrañeza. Por esta razón me permito corregir la traducción del v.22 de la siguiente manera: Todos a una le testimoniaban extrañeza por las hermosas palabras que había pronunciado y se decían: ¿No es éste el hijo de José? Les parece sencillamente monstruoso que uno a quien ellos conocían bien pudiera tomarse tales licencias y libertades con la intocable sagrada Escritura.
¡Hasta esto podríamos llegar! La respuesta de Jesús a esta reacción de sus paisanos se centra en hacerles ver que la lectura que él ha hecho tiene su origen y razón de ser en la propia sagrada Escritura que ellos parecen conocer tan bien. Les invita a que recuerden el capítulo 17 del primer libro de los reyes y el capítulo 5 del segundo libro de los Reyes. En el primer caso la beneficiaria de la acción es una mujer libanesa; en el segundo, un general sirio. ¡Líbano y Siria! ¡Casi nada, entonces y hoy! El desenlace es brutal. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.
Resumiendo: Estamos en los comienzos de la actividad de Jesús en versión de Lucas. El autor nos presenta a un Jesús sintetizando y llevando a cumplimiento el mensaje de gracia acumulado a lo largo del Antiguo Testamento, mensaje que, sin embargo, el Pueblo de Dios parece haber olvidado e incluso manipulado en beneficio exclusivo suyo. Comentario. El viento del Espíritu sopla fuerte en la obra de Lucas ya desde los comienzos de ésta. En el interior del Pueblo de Dios hay malestar y rabia por los aires del Espíritu.
Estaríamos desenfocados si aplicáramos al texto de hoy una lente étnica. No nos hallamos ante un incidente del pueblo judío, sino ante un incidente de pueblo de Dios, de personas que creen en Dios y viven y se organizan como tales. No es cuestión de raza, sino de armazón mental humano y religioso.
Armazón mental hecho de conciencia de superioridad, méritos y derechos adquiridos y esgrimidos. Su resultado o consecuencias son la miopía, la cerrazón y el exclusivismo. En un armazón así la apertura a todos, sin distinción, tiene que resultar por fuerza molesta y poco deseada.
A.- Benito, Dabar 1989, 11




2.- Continúa la homilía de Jesús sobre Is 51,1-2. Su interpretación del profeta no parece haber interesado mucho a los oyentes. Estos están más bien preocupados por la omisión de la frase del texto de Isaías sobre la venganza de Dios. Esta omisión la consideran una manipulación del texto sagrado. De ahí su protesta (v.22): "¿Quién se cree que es?". En la base de esta reacción se halla una concepción nacionalista.
El tiempo de Jesús se caracteriza, en efecto, por una tensa conciencia nacional, llena de odio y de rechazo de todo lo que no fuera judío. Para una psicología política de estas características, cualquier toma de posición exenta de venganza aparece como sospechosa de antipatriotismo. Esta es, en el fondo, la acusación que le hacen a Jesús sus paisanos: es un traidor. En realidad, Jesús no hace más que desmontar el supuesto privilegio de Israel, a base de datos tomados de la propia historia judía.
Pone las cosas en su punto, haciéndoles ver a sus paisanos que Dios no excluye a los demás pueblos, los cuales pueden incluso ser más dignos que Israel. Jesús hace una lectura apatriótica de la historia de Israel.
Después viene lo de siempre. Los patrocinadores del nacionalismo pasan de la palabra a los hechos. y éstos son, inevitablemente, violentos.
Eucaristía 1989, 6




3.- Jesús se presenta a sus paisanos para anunciarles el año de gracia, para proclamar que con su venida al mundo se inaugura ya la salvación que profetizara Isaías. Este es el contenido de la explicación que hizo Jesús en la sinagoga de Nazaret sobre el texto profético.
Aunque Lucas advierte que las palabras de Jesús eran palabras de gracia, esto es, palabras inspiradas, no hallaron fácil acceso al corazón de sus paisanos. En cierto modo el conocimiento que tenían de él y de su familia era un inconveniente para escucharle y aceptar su mensaje. 
La vida cotidiana no se deja inquietar por lo extraordinario, ve incluso una amenaza en lo que se sale de lo corriente. Como si los hombres pensaran que lo verdaderamente grande y divino debe ser lo más distante. Como si los hombres se resistieran a admitir la cercanía de Dios y su encarnación entre los hombres. 
Por eso, los vecinos de Nazaret no podían comprender que su carpintero fuera un enviado de Dios, mucho menos el Mesías, y no digamos ya el mismo Hijo de Dios hecho hombre. Además, ¿por qué no hacía en su pueblo lo que se decía que había hecho en Cafarnaúm? 
Jesús conoce las cavilaciones de sus paisanos y las pone al descubierto con un refrán: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo", y responde con otro refrán: "Nadie es profeta en su tierra". Para mayor abundancia aclara el sentido de su respuesta con algunos ejemplos bíblicos. Ya los profetas Elías y su discípulo Eliseo tuvieron que abandonar a un pueblo recalcitrante que les rechazaba, y dirigirse a los gentiles, a los extranjeros. 
En todos estos casos se muestra la soberanía de Dios, que puede dar a los gentiles lo que no merecen, por su incredulidad, los hijos de Israel. Escandalizados por las palabras de Jesús, y heridos en su amor propio, los nazaretanos atentan contra la vida del que se ha presentado ante ellos como enviado de Dios. Esta anécdota de Nazaret se radicalizará y se universalizará en el rechazo del que será objeto Jesús al ser entregado por los judíos y morir fuera de los muros de la ciudad santa bajo el poder de los romanos.
Porque "vino a los suyos, y los suyos no le recibieron".
Eucaristía 1986, 7




El año «santo» AÑO-SANTO/HEBREO 
Lucas sugiere que Jesús se sirvió de un acontecimiento religioso para dar resonancia a su llamada pública. La cosa sucedió en Nazaret. Jesús propuso un modo nuevo de leer un texto de Isaías: no verle como un sueño del pasado, sino ponerle en práctica hoy mismo. Estableció un vehículo de relación entre un año «santo» que debía estarse celebrando por entonces y la palabra del profeta que anunciaba un año «de gracia, de favor» del Señor, un año de renovación,
La celebración del año «santo» estaba integrada en la Ley de Moisés y tenía sus normas bien determinadas: en él había que dar la libertad a los esclavos, perdonar las deudas, facilitar que todo el mundo pudiera recobrar su capital inicial vinculado a una parcela de tierra. El núcleo de esta idea era que cada 50 años todo el mundo tuviera la posibilidad de volver a comenzar sobre bases nuevas; quedaba claro, de esta forma, que las relaciones humanas no deben ser ocasión de explotación, sino de desarrollarse comunitariamente. Así unos y otros recobraban su libertad: el pobre porque había sido reducido a la esclavitud; el rico porque se ahogaba bajo el peso de la acumulación de bienes.
Normalmente cada 50 años el sumo sacerdote debía decretar en Jerusalén un año «santo» y proponer a todos la renovación que exigía la Ley de Moisés pero de hecho tomaban buenas precauciones para no llevarlo a la práctica. Por eso se comprende perfectamente que la llamada de Jesús a entrar en un verdadero año «santo» era, simultáneamente, una interpelación a todo el pueblo (la Biblia les concernía a todos), la propuesta de una transformación social y un desafío a la autoridad religiosa. Con toda justicia podía Jesús comenzar su predicación con este anuncio: «Felices los que sois pobres, vuestro es el Reino de Dios; felices los que ahora tenéis hambre, seréis saciados felices los que ahora lloráis, reiréis. Sí. Si todos respondían a la llamada del Reino, si todos cambiaban su manera de vivir, los pobres conocerían la felicidad; muerto el egoísmo, todos podrían vivir como hermanos. Nada extraño que ya desde el comienzo Jesús inquietara a los mantenedores del orden establecido: el Reino de Dios amenazaba con desestabilizar a muchas gentes muy bien establecidas.
Alain Patin, Santander-1979.Págs. 49-50