sábado, 18 de marzo de 2023

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO IV CUARESMA CICLO A -19 MARZO 2023

 

DAME OJOS PARA VERTE


COMENTARIO

 

Juan pone el milagro en un par de versículos de los 41 del relato. Narra despacio el proceso de la fe. Al principio, todos ciegos. Al final, uno curado y muchos ciegos. Tenemos una cita con unas noches y con Jesús-luz. Noches del mal y del pecado. Tenemos una cita con unas noches y con Jesús-luz.

¿Cómo es posible ser ciego desde que uno nace?  ¿Qué pecado ha cometido?. Jesús elimina una falsa manera de ver las cosas: establecer un vínculo entre las personas inválida y el pecado. Pero nos propone otra explicación; quiere ser solamente luz para que podamos vivir lo que hay que vivir. El mal más terrible, la noche más terrible, es carecer de luz: “Llega la noche y yo soy luz”.

El milagro será ese gran signo: Jesús da ojos. Pero, a partir de ese mismo signo, el ciego tendrá un éxito completo en su cita con Jesús-luz. Mientras que los “judíos” (los adversarios) fracasará. El ciego sale de la noche: “¡Creo en ti, Señor!”. Los judíos se sumergen en la noche: “Es Jesús es un pecador”.

¡Un ciego maravilloso! Patrono de los que buscan la luz. Sube obstinadamente hacia el misterio de Jesús, sin dejarse de asustar por los que “saben”, y bromeando con ellos cuando los demás tiemblan. Juan escribe aquí su página más viva, salpicada de preguntas y sobresaltos: ¿Quién es ese? ¿Qué ha hecho? ¿Dónde está? ¿Quién es? Y tú, ¿qué dices de él? ¿Eres tú discípulo de ese hombre? ¡Desde el nacimiento eres pecador!

Ellos dicen: “nosotros sabemos”, y se ciegan a sí mismos. El responde “yo no sé nada” y ve surgir poco a poco la luz; dice: “El hombre”, luego, “viene de Dios; y finalmente “¡Señor!”. Puede leerse una mil veces el evangelio sin ver a Jesús. Desde el comienzo, Juan no deja de repetirlo: “La Luz brilla en la noche, pero la noche no capta la luz” (Jn 1 5). Ante el ciego que lo “ve” y los fariseos que lo miran sin verlo, Jesús se siente obligado a constatar lo que ocurre cuando él aparece: “Los ciegos ven y los que ven se hacen ciegos”.

¡Pero yo sé! ¡Yo veo! No; “intentamos” ver. En cada página, día tras día. Somos ese ciego a quien Jesús da ojos dos veces: primero para mirarlo y luego para verlo. Hasta el último momento de nuestra vida, no dejemos de repetir la misma oración: “Jesús, dame ojos para verte”.

Hagamos una anotación: La saliva se consideraba una medicina. Jesús la utiliza alguna vez como signo de sus curaciones (cf. Mc 7. 33; 8. 23). El Talmud prohibía expresamente curar con saliva en día de sábado. También se prohibía expresamente hacer barro en día de sábado. Ambos detalles son necesarios para que surja la controversia en la que va a mostrarse la pertinaz obcecación de los judíos y la progresiva lucidez del ciego de nacimiento. Jesús, al untar con el barro los ojos del ciego, resalta su ceguera y despierta también su esperanza de curación.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

ANTIFONA DE ENTRADA    Is 66, 10-11

Alégrate, Jerusalén, reúnanse todos los que la aman, regocíjense los que estuvieron tristes para que exulten; mamarán a sus pechos y se saciarán de sus consuelos.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios, que, por tu Verbo, realizas de modo admirable la reconciliación del género humano, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de Samuel 16, 1b.6-7.10-13ª.

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena de aceite tu cuerno y ponte en camino; yo te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he elegido como rey a uno de sus hijos». Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguramente, este es el ungido del Señor». Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón». Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a estos los ha elegido el Señor». Luego preguntó a Jesé: «¿Son estos todos tus muchachos?». Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas». Samuel dijo: «Manda a buscarlo, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue».

Jesé mandó a que lo trajeran y lo hizo entrar: era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel:

«Levántate, úngelo, porque es este». Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento,

invadió a David el espíritu del Señor, y permaneció con él en adelante.

 

SALMO RESPONSORIAL (22)

 

El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.

 

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

 

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.

 

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14

Hermanos: En otro tiempo, ustedes eran tinieblas, ahora son luz en el Señor. Caminen como hijos de la luz —toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz—, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denúncienlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero al ser denunciadas salen a la luz, porque todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz».

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo —dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. 

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 9, 1-41

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para que naciera ciego?». Jesús contestó: «Ni este pecó ni sus padres; ha sucedido para que se manifiesten

en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)». Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ese el que se sentaba a pedir?». Unos decían: «Sí, es el mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». Él respondía: «Soy yo». Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?».

Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver». Le preguntaron: «¿Dónde está Él?». Contestó: «No lo sé». Llevaron ante los fariseos al que

había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo».

Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?». Y estaban divididos.

Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?». Él contestó: «Que es un profeta». Pero los judíos no se creyeron que aquel había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es este su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?». Sus padres contestaron: «Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego; pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúntenselo a él, que es mayor y él mismo puede darles razón».

Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado expulsar de la sinagoga a quien reconociera que Jesús era el Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, pregúntenselo a él».

Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; solo sé que yo era ciego y ahora veo». Le preguntan de nuevo: «¿Qué te hizo?, ¿cómo te abrió los ojos?». Les contestó: «Lo he dicho ya, y no me han hecho caso; ¿para qué quieren oírlo otra vez?; ¿también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?». Ellos lo insultaron y le dijeron: «Discípulo de ese lo serás tú; nosotros somos discípulos

de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene». Replicó él: «Pues eso es lo raro: que ustedes no saben de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que da culto a Dios y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si este no viniera de Dios, no tendría ningún poder».

Le replicaron: «Tú que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros?». Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?». Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en Él?».

Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es.» Él dijo: «Creo, Señor». Y se postró delante de Él. Jesús añadió: «Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos». Los fariseos que estaban con Él oyeron esto y le preguntaron: «¿También nosotros estamos ciegos?». Jesús les contestó: «Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen que ven, su pecado persiste».

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos, al acercarse las festividades pascuales, con confianza filial y con sencillez de corazón acudamos a nuestro Padre del cielo, y en nombre de la humanidad supliquémosle diciendo: R. Bendícenos y santifícanos, Señor.

 

1.- Para que Cristo, nuestro redentor y luz de las naciones, ilumine la labor evangelizadora de la Iglesia y fecunde su misión en el mundo. Oremos. R.

 

2.- Para que Cristo, el Buen Pastor que dio su vida por sus ovejas, sea el inspirador y modelo del Papa, obispos y ministros, para que se entreguen con celo pastoral al pueblo a ellos confiado. Oremos. R.

 

3.- Para que los gobernantes de las naciones, ciudades y pueblos busquen la verdad y se comprometan en alcanzar la justicia para todos. Oremos. R.

 

4.- Para que los jóvenes, esperanza de nuestra sociedad, descubran a Jesucristo y siguiendo sus huellas puedan contribuir

en la transformación de una sociedad más justa. Oremos. R.

 

5.- Para que cuantos han dejado este mundo gocen de la luz y de la felicidad que no conoce ocaso, e intercedan por los que lloran su partida. Oremos. R.

 

6-. Para que, celebrando el banquete de la Palabra y el Cuerpo de Jesús, en la preparación a las fiestas pascuales sepamos descubrir que Él está en nosotros y nos llama a vivir su amor en plenitud. Oremos. R.

 

Gracias, Señor, por escuchar nuestras oraciones; danos tu gracia para construir una sociedad nueva, y haz que tu amor sea el móvil de nuestro obrar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, al ofrecerte alegres los dones de la eterna salvación, te rogamos nos ayudes a celebrarlos con fe verdadera y a saber ofrecértelos de modo adecuado por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION    Jn 9, 11.38

El Señor untó mis ojos: fui, me lavé, vi y creí en Dios.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Oh, Dios, luz que alumbras a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con la claridad de tu gracia, para que seamos capaces de pensar siempre, y de amar con sinceridad, lo que es digno y grato a tu grandeza. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 20: 2Sam 7, 4-5a.12-14a.16; Sal 88; Rm 4, 13.16-18.22; Mt 1, 16.18-21.24a.

Martes 21: Ez 47, 1-9.12; Sal 45; Jn 5, 1-3.5-16.

Miércoles   22: Is 49, 8-15; Sal 144; Jn 5, 17-30.

Jueves 23:  Ex 32, 7-14; Sal 105; Jn 5, 31-47.

Viernes 24: Sb 2, 1ª.12-22; Sal 33; Jn 7, 1-2.10.25-30.

Sábado 25: Is 7, 10-14; 8, 10; Sal 39; Hb 10, 4-10; Lc 1, 26-38.

Domingo 26: Ez 37, 12-.14; Sal 129; Rm 8, 8-11; Jn 11, 1-45.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Jn 11. 1-45

 

1. /Jn/EV MU/GLORIFICACION.

A la hora de interpretar un texto del cuarto evangelio hay que tener en cuenta la peculiar técnica de composición empleada por su autor: yuxtaposición de un doble plano, de superficie y profundo. El plano de superficie es el de la dimensión empírica de los acontecimientos: es el plano de los interlocutores de Jesús. El plano profundo es el del significado que los acontecimientos encierran dentro de sí. El significado nunca es empírico ni verbal; hay que descubrirlo y hacerlo palabra y esto es obra del intérprete. En el cuarto evangelio Jesús se mueve habitualmente en este plano profundo; sus palabras representan la labor interpretativa y verbalizadora de Juan del significado de la persona de Jesús. No son, pues, una reproducción del lenguaje materialmente empleado por Jesús, ni deben situarse al mismo nivel que las palabras de los interlocutores; en otras palabras: Jesús nunca habló como lo hace en el cuarto evangelio y, sin embargo, es profundamente verdad todo lo que el "dice" en el cuarto evangelio.

Una buena metodología para entender un texto de Juan será, pues, separar los dos niveles de lenguaje que en él se entremezclan. En el texto de hoy tendríamos las siguientes secuencias. Nivel de superficie: vs. 1-3. 5-8. 12-13. 16-22. 24. 28-39. 41a. 43-45. Nivel de significado: vs. 4. 9-11. 14-15. 23. 25-27. 40. 41b-42.

v. 4: El sentido de estas palabras no es inmediatamente evidente. Se esclarecerá más adelante a través de la siguiente afirmación: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos" (Jn 15.13). Juan puede poner legítimamente esta afirmación en labios de Jesús, porque responde a algo concreto vivido por Jesús. En efecto, la muerte de Lázaro va a ser el motivo determinante de que Jesús vaya a Judea (Betania dista unos tres kilómetros de Jerusalén, v. 18). Ahora bien, dadas las circunstancias (cf. vv. 8 y 16), Jesús no puede ir a Judea sin grave riesgo para su vida.

La demora de dos días en ir a visitar al amigo (v. 6) no obedece a una conciencia sabedora de su poder; sería un juego sádico por parte de Jesús y no explicaría adecuadamente su llanto posterior.

La demora tiene otra explicación: el cerco mortal que los adversarios de Jesús han montado en torno a Él. Por eso nos estremece tanto el llanto de Jesús por su amigo muerto: expresión dramática de amor y confesión impotente de una forzada tardanza (v. 35; cf. vv. 21 y 32). Pero el amor por su amigo puede más que el cerco y al fin Jesús consigue burlarlo; aunque sólo momentáneamente, porque la visita la terminará pagando con su propia vida (cf. Jn 11. 49-50/53). Para Jesús es más importante un amigo que la propia vida. Esto lo demuestra prácticamente: desafía a la muerte yendo a ver a Lázaro.

Ahora bien, para Juan el amor constituye la esencia misma de Dios (cf. 1 Jn 4. 8); el amor es la gloria de Dios. El desafío a la muerte que supone el ir a ver a Lázaro es el timbre de gloria que manifiesta quién es Jesús. Ahora podemos entender el v. 4. La enfermedad de Lázaro no es para muerte, sino para manifestar palpablemente la gloria de Dios, es decir, el amor que Dios tiene, revelado a través de su Hijo (cf. v. 42). La visita a Lázaro es la ocasión de la glorificación de Jesús, es decir, la ocasión que va a propiciar la posibilidad de amar desafiando a la muerte. De ahí que en el cuarto evangelio la glorificación vaya unida a la muerte; más aún, en la muerte consiste precisamente la glorificación (cf. Jn 12. 24/27-28/32-33; 13. 31-32; 17. 1-2).

De esta manera, el relato de la muerte y resurrección de Lázaro, Juan lo ha compuesto en clave simbólica: Lázaro es símbolo de Jesús. Y lo que es más importante para el hombre: Lázaro es símbolo de la destrucción del destino inexorable y de la fatalidad. El hombre no es ya un ser para la muerte. El símbolo es una realidad en Jesús: El es la resurrección y la vida (v. 25). ¡Qué fantástico sería si a la pregunta "¿Crees esto?", respondiéramos como Marta: "¡Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo!" (v. 27).

DABAR 1978/18

 


 

2.-  MU/RS 

Jesús inicia la subida a Jerusalén que, sus discípulos ya lo saben, es una marcha hacia la muerte (cf. Jn 7.1/8). Y no sin reticencia ni humor negro aceptan los discípulos el seguir a Jesús en ese viaje (vv. 8/12/16) Pero Jesús quiere hacer comprender de entrada a sus apóstoles incrédulos que esa subida a Jerusalén se terminará con la victoria de la vida sobre la muerte y el don de la vida a través de la muerte misma.

a)El relato de la resurrección de Lázaro está pensado todo él como la más adecuada ilustración de esa paradoja entre la vida y la muerte. Jesús espera a que su amigo enfermo haya muerto realmente (vv. 5/17/39): quiere revelar así su imperio sobre la muerte en el momento en que la muerte se va a apoderar de él. Otra paradoja es el hecho de que el haber devuelto la vida a un muerto precipite su propia muerte (v. 47).

b) Como sucede siempre en san Juan, la obra realizada por Jesús está destinada sobre todo a revelar su personalidad divina (tema de la gloria en el v. 40). El relato de la resurrección de Lázaro no se sustrae a esa ley. Mientras que Marta cree sólo en una resurrección al final de los tiempos (v. 24), Jesús revela que es Él mismo esa resurrección (Yo soy: v. 25): no sólo ahora, sino sobre todo más tarde, en el momento de su propia victoria sobre la muerte a la que, para Juan, le prepara su divinidad.

c)El relato que Juan hace de la reanimación de Lázaro está evidentemente compuesto con la intención de prefigurar el drama pascual: en el deceso de su amigo Lázaro es la muerte la que se presenta ante Jesús y este se "turba" ya como en Getsemaní (v. 33). Pero los signos de la resurrección de Jesús están ya reunidos en el relato de Lázaro: las lágrimas de María ante la tumba (v.33; cf. Jn 20. 11), el sepulcro y la pesada piedra (vv. 38-40; cf. Jn 20. 1), las vendas (v. 43; cf. Jn 20. 5), y sobre todo el hecho de que se hubiera "dejado" a Lázaro irse (v. 44; cf. Jn 20. 17). S. Juan, que creyó ante el sepulcro vacío de Pascua, descifra ya en la muerte y la reanimación de Lázaro la Pascua de Jesús. Juan no nos ofrece el menor detalle sobre las impresiones de Lázaro resucitado, sobre lo que ha podido ver en la muerte, sobre lo que experimenta al ser devuelto (provisionalmente por lo demás) a la vida terrestre. Esto no tiene para él interés alguno: no piensa en absoluto que la vida cristiana sea una especie de estado paradisíaco prematuro concedido al hombre por simple arbitrariedad de un Señor todopoderoso e independientemente de toda decisión del hombre mismo.

Para Juan, las "vueltas a la vida" operadas por Jesús son ante todo "signos" de la actividad misma de Dios, que es vida, en el seno de todas las actividades humanas, comprendida la muerte. La lectura del milagro de la resurrección no tiene, pues, sentido, si no es animada por la intencionalidad religiosa de la fe.

Dentro de esta perspectiva interesa más saber quién es Jesús que lo que fue de Lázaro; interesa más saber que en Jesús ha encontrado Lázaro un medio de comulgar con la vida en el seno mismo de la muerte: en eso radica la fe y ese conocimiento es muy distinto del que manifiestan Marta y María cuando afirman su creencia en una resurrección escatológica.

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III - MAROVA MADRID 1969.Pág. 199

 


 

3.- D/V.

El relato nos presenta la acción significativa de un Dios que se manifiesta partidario de la vida. Jesús se expresa como alguien tremendamente humano a quien un profundo dolor le hace llorar.

Dios se duele por la muerte de los hombres. Sin embargo, es frecuente que el hombre mate, física o moralmente, en nombre de Dios. Las mismas personas que leían en la sinagoga lo escrito por el profeta: "No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva", mataban a pedradas a ciertos predicadores y, sobre todo, a pecadoras. Al grito de ¡Dios lo quiere!, los cruzados de todos los tiempos han practicado algo tan sin sentido como matar "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" a quienes llamaban infieles. Así, el mártir Santiago se convierte en modélico "matamoros". Aún hoy, podemos encontrarnos pidiéndole a Dios que baje cierto fuego del cielo para castigar a sus enemigos, sin pensar que él no tiene enemigos, sino hijos. Todavía seguimos usándolo como instrumento de dominio sobre los hijos o los inferiores: el niño Jesús no haría eso, la voz del superior es la voz de Dios...

EUCARISTÍA 1990/16

 


 

4.- NU/000002-DIAS MU/LIMITE.

La distancia y el riesgo puede ser razón explicativa de la tardanza de Jesús en acudir a ver a su amigo, pero no son razón para esperar "dos días", como se afirma en el v. 6. Este v. es un caso concreto de formulación no empírica, sino interpretativa.

Hace dos domingos veíamos que Jesús se quedaba también "dos días" en el pueblo de los samaritanos (Jn 4. 40). A continuación de esos dos días el autor presenta a Jesús curando a una persona que está a punto de morir (Jn 4. 46-54). Los dos días son un recurso del autor para poner a Jesús a las puertas del tercer día y de lo que esta expresión significaba en la tradición cristiana cuando él escribía su Evangelio. Jesús es lo que significa el tercer día, es decir, resurrección, vida. Los dos días de espera no obedecen a la crónica de los hechos, sino al quehacer teológico del autor.

-Gloria no tiene en esta frase el sentido sociológico de la fama y honor resultantes del hecho de resucitar a Lázaro, sino el sentido esencial de lo que son Dios y su Hijo. El término castellano gloria está usado en el sentido etimológico del término hebreo correspondiente y significa peso, consistencia. El autor quiere que leamos este relato como una manifestación de lo que son en sí mismos Dios y Jesús, una manifestación de lo que es su esencia de personas y que como tal les caracteriza. En otras palabras, el relato quiere poner de manifiesto que Dios y Jesús son vida.

El diálogo de Jesús con sus discípulos en los vs. 7-16 es el primer acto de la manifestación. Un acto en el que coexisten, sin invalidarse mutuamente, los dos niveles de la realidad: el empírico (Lázaro ha muerto) y el profundo (Lázaro está dormido). Crudeza y dulzura. Un acto en el que, decidiendo acudir a donde está Lázaro, el portador de vida sume la posibilidad de su propia muerte.

El segundo acto es el diálogo de Marta y de Jesús (vs. 17-27). El acto se abre con la crudeza de lo empírico. Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Y con la muerte, la tristeza y la solidaridad humanas ante lo inevitable. En este contexto Marta representa lo máximo a lo que un creyente judío podía llegar: la fe en una resurrección al final de los tiempos.

Marta cree, en definitiva, que lo inevitable no es definitivo, pero su perspectiva es a largo plazo, en el futuro. Es en estas coordenadas cuando suena nítida la frase: Yo soy la resurrección y la vida. En esta frase nada es futuro: todo es presente, con la presencia empírica y constatable de la persona que la pronuncia.

El futuro del que habla Marta se adelanta y se acerca al presente hasta hacerse uno con él. Yo soy la resurrección y la vida. Aquí no hay ya espera, sólo hay acontecimiento. ¿Crees esto? Es la pregunta crucial del relato.

El tercer y definitivo acto es la realización de lo formulado verbalmente en los dos anteriores, la verificación de las palabras de Jesús. Retorna al esquema narrativo de salir de algo para acudir a donde está Jesús, que veíamos hace dos domingos. Retorna el caso del invidente del domingo pasado. Da la sensación que el autor quiere hacer confluir aquí todo lo escrito con anterioridad. Aquí están efectivamente los judíos y los discípulos, es decir, dos personajes clave en la obra. Aquí están, sobre todo, Jesús y el Padre. Es el momento culminante en lo que llevamos de Evangelio. La reiterada conmoción de Jesús así lo resalta. Es la única vez que aparece este dato en todo el cuarto evangelio. La crudeza de lo empírico es tan total que se hace llanto en el portador de vida. Pero con el mismo realismo de lo empírico emerge lo que Jesús y el Padre son y transmiten: Lázaro vive.

Comentario: No nos hallamos ante un texto prepotente, sino ante un texto indefenso, con la indefensión de quien pregunta. ¿Crees esto? El texto nos dice que Dios es vida en el sentido más literal del término y que esta vida la hace creíble Jesús. ¿Crees esto? El texto es fundamentalmente una invitación a ir al encuentro de Jesús y a descubrir la realidad plena de su persona. Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Tres facetas diferentes de la persona de Jesús.

Sólo después del encuentro con Jesús podremos entender una frase tan inaudita como la siguiente: no morirnos nunca. Entenderla y tener certeza de ella. ¿Crees esto? El texto no niega nada de la realidad; sencillamente ahonda en ella y amplía su alcance allí donde éste parece tener un límite: la muerte. El texto no niega la muerte: sencillamente afirma que la muerte no es el límite de la realidad humana. ¿Crees esto? Sal al encuentro de Jesús y descubrirás que todo es real y verdadero.

DABAR 1990/21

 


 

5. FE/RS.

Como a Marta, me queda una etapa por franquear. Sé muy bien por todo lo que he aprendido, que resucitaremos en el último día. Ante el sufrimiento y la muerte, puedo apoyarme en el dogma; puedo recitar mi catecismo, como lo recita Marta: "Le dice Jesús: Tu hermano resucitará. Le respondió Marta: Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día", pero el dogma no me aporta nada si no descubro que la resurrección no es un momento en el tiempo sino que es alguien. "Jesús le respondió: Yo soy la resurrección". Comprendo entonces que puedo sobrevivir más allá de la muerte si existe otro, eterno, que me ame con un amor tan grande que me acoja en él. Sólo puedo ser inmortal en Dios porque Dios es amor. "El que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás, ¿crees esto?".

ALAIN – GRZYBOWSKI - BAJO EL SIGNO DE LA ALIANZA - NARCEA/MADRID 1988.Pág. 95

 


 

6.- J/V   

Sería desconocer lo más elemental del cuarto evangelio quedarse en la simple consideración de la escena como tal. El evangelista ha seleccionado este gesto de Jesús para acentuar lo que en el signo se halla significado. No se trata simplemente de afirmar el poder de Jesús sobre la muerte. La enseñanza va en la dirección siguiente: los discípulos, los creyentes, se hallan tan íntimamente unidos a Cristo que ni la muerte puede separarlos. Dicho con las palabras del evangelista: el creyente no morirá para siempre. Esta enseñanza se halla concentrada en la conversación entre Marta y Jesús cuando dice: Yo soy la resurrección y la vida.

Precisamente por eso, la resurrección de Lázaro no puede ser considerada simplemente como un milagro realizado por Jesús, sino como un signo que demuestra el poder eficaz de la fe: el resultado de la fe es la posesión de la vida eterna ya en el momento presente, por parte del creyente. No es necesario esperar hasta el "último día" para la posesión de la vida eterna, como lo pensaba Marta participando de la creencia del judaísmo.

El significado que acabamos de apuntar no se halla condicionado por la historicidad de lo ocurrido en aquel pequeño pueblo llamado Betania. Pero, por otra parte, es imprescindible remitir a las resurrecciones enumeradas por los Sinópticos (Mc 5. 15ss; Lc 7. 11ss.). Más aún, Juan no hubiese recordado la historia si no hubiese creído que había tenido lugar. Y ello porque su convicción más profunda es que el Verbo se hizo hombre y manifestó su gloria en sucesos históricos. No se trata, por tanto, de una simple alegoría inventada en función de una enseñanza.

En esta historia, como es habitual en el cuarto evangelio, se recurre con frecuencia a la ambigüedad de las afirmaciones. Por ejemplo: esta enfermedad no es para la muerte. Lázaro, sin embargo, murió. Pero se halla latente otro pensamiento: la muerte no tendrá poder sobre él, cuando Jesús haga acto de presencia en Betania. Jesús se presenta como la vida desafiando la muerte y venciéndola en su terreno, en un hombre del que ya se había adueñado.

El pensamiento del evangelista no se agota ahí. La resurrección de Lázaro provoca en los enemigos de Jesús el deseo y la decisión de darle muerte. Matar al que es capaz de dar la vida a un muerto arrancándolo del sepulcro.

Otra ambigüedad tenemos en el uso que se hace de la palabra "sueño" (vv. 11ss.). Los discípulos no entienden este lenguaje ambiguo: el sueño significaba la muerte; el despertarlo, significaba la resurrección. Notemos, finalmente, la aparición de las dos clases de escatologías: la futurista, representada en las palabras de Marta, "resucitará en el último día", y la realizada, aunque no final, que se halla provocada por la presencia de Jesús y su fe en él.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1512

 


 

7.- Marta y María anuncian a Jesús que su amigo Lázaro está enfermo. Jesús responde que esta enfermedad no es para la muerte, sino para que en ella se manifieste la gloria de Dios. Con estas palabras alimentaba en las dos hermanas la esperanza de una posible curación milagrosa. Además, revela el propósito de querer dar una prueba ostensible de su misión divina. Marta cree que Jesús puede curar a los enfermos sólo con su presencia, por eso se lamenta ahora de que llegue después de haber enterrado a su hermano. Cree también en general que Dios escucha siempre la oración de Jesús y que Dios puede resucitar a los muertos. Con todo, la respuesta de Jesús es tan sorprendente que Marta piensa que Jesús se refiere a la resurrección de los muertos al fin de los tiempos. En esa resurrección creían todos los judíos con la sola excepción de los saduceos (Mt 22, 23).

Jesús dice que él mismo es "la resurrección y la vida"; es decir, que tiene poder para resucitar y dar la vida a cuantos crean en él. Los que creen en Jesús viven ya ahora la "vida eterna", y no morirán para siempre. Esta vida es un don que no puede arrebatar al creyente la muerte corporal. Por lo que la muerte, toda muerte, ya ha sido vencida y ha perdido su virulencia. La muerte de los que creen en Jesús es el paso necesario para que se manifieste plenamente en ellos la vida que ya han recibido.

Marta no puede comprender todo lo que escucha, pero cree que Jesús es el mesías. Esto le basta para aceptar cuanto le dice.

Esta oración de acción de gracias presupone otra de petición. Jesús oró de las dos maneras, pidiendo y dando gracias al Padre. Pero la oración de Jesús difiere en un punto esencial de la que nosotros hacemos: Jesús tiene conciencia de su íntima y singularísima unión con el Padre (cf. 10, 30) y sabe que su oración es, por ello mismo, escuchada; además, Jesús pide siempre que se haga la voluntad del Padre, es para que todos cuantos vean después el milagro crean que él es el enviado del Padre.

El milagro es siempre milagro para la fe, para que los hombres crean y tengan vida creyendo. Pero no todos los que vieron creyeron. Algunos de los testigos fueron enseguida a contar lo sucedido a los fariseos, los enemigos de Jesús. Y éstos decidieron acabar con él.

En la dura lucha que Jesús mantuvo contra la incredulidad de los judíos su última palabra fue ésta: "Yo soy la resurrección y la vida". En torno a esta palabra se cuenta la resurrección de Lázaro, la señal más portentosa y la explicación visible de lo que Jesús es para todos los que creen en él. Cualquiera que sea la fuente de esta narración, Juan la sitúa en su evangelio dentro de un contexto polémico. Por eso no se trata simplemente de un milagro para socorrer la necesidad de una vida abandonada (como en Naím) o atender las súplicas de un padre afligido (Jairo), sino de una demostración pública y solemne de la verdad de Jesús y en un momento crítico y definitivo. No es casual que en el mismo instante en el que el Hijo de Dios manifiesta de forma suprema su poder como autor de la vida, los incrédulos decidan su muerte y tomen las medidas necesarias para realizar su crimen.

EUCARISTÍA 1981/17

 


 

8.- Lázaro era el pobre, el desposeído de todo, privado de la gracia, privado de la vida, privado del Padre celestial. Se hallaba en el pecado, en la muerte, en la sepultura. No era sólo el leproso, no era sólo el hambriento; era, incluso, el alimento de los gusanos; se encontraba en el reino de la muerte y de la corrupción, en el hedor de la putrefacción. Lázaro, el desposeído de todo, el hombre en el pecado. Adán después de la caída, el género humano que suspira por la redención.

EMILIANA LÖHR - EL AÑO DEL SEÑOR - EL MISTERIO DE CRISTO EN EL AÑO LITURGICO I EDIC.GUADARRAMA MADRID 1962.Pág. 402

 


 

9.- Cristo convierte en realidad la metáfora de Ezequiel. Cristo pasó por la vida abriendo sepulcros y resucitando muertos. Todo tipo de muertos. Él es la Resurrección. Un cuadro plástico inmortal: Vida y Muerte enfrentados en el sepulcro de Lázaro. Un signo concentrado de esa interminable partida de ajedrez entre la muerte y la vida. ¿Qué hay que destacar más en Jesús: sus gestos humanos o su poder divino? Jesús es el que llora por un amigo y es el "Yo soy". ¿Quieres ser amigo de Jesús, el que abre los sepulcros? Pues sólo te pide una cosa: creer.

CARITAS - LA MAS URGENTE RECONVERSION - CUARESMA 1984.Pág. 59

 


 

10.- Cristo convierte en realidad la metáfora de Ezequiel. «Yo mismo abriré tu sepulcro», amigo mío; yo te rescataré del lugar de los muertos; yo te llenaré de espíritu de vida; yo venceré tu muerte; yo derrotaré toda muerte. En un cuadro plástico de gran belleza, se nos pinta la Vida y la Muerte enfrentados en el sepulcro de Lázaro. La resurrección del amigo es parábola y profecía de futuras victorias sobre todo tipo de muertes: Cristo ha venido para que «tengamos vida y la tengamos en abundancia» y la tengamos para siempre. Él nos repite: «Amigo mío, pueblo mío, yo abriré vuestros sepulcros»; yo abriré todos los sepulcros. En la narración evangélica no sabemos qué admirar más en Jesús: sus sentimientos humanos o su poder divino, al Jesús que llora o al que se proclama «resurrección y vida». Ambas dimensiones nos convencen de su verdad.

CARITAS - LA MANO AMIGA DE DIOS - CUARESMA Y PASCUA 1990.Pág. 100

 

PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO IV DE CUARESMA CICLO A 2023


01.- EN LA NOCHE MIRANOS (Autor: J.A. Espinoza)

EN LA NOCHE MIRANOS. 

DANOS TU MANO SEÑOR. (2V)

 

Libra mis ojos de la muerte;

dales la luz que es su destino.

Yo como el ciego del camino

pido un milagro para verte.

 

Haz que mi pie vaya ligero.

Da de tu pan y de tu vaso

al que te sigue paso a paso

por lo más duro del sendero.

 

Que yo comprenda Señor mío

al que se queja y retrocede;

que el corazón no se me quede

desentendidamente frío.

 

02.- UNIDOS EN LA CARIDAD (Autor:  Cesareo Garabain)

Unidos, Señor, en caridad,
cantamos ante tu altar,
cantamos ante tu altar.
Concédenos, Señor, tu paz,
tu luz, tu gracia perdón.
Infúndenos tu amor.

Viniste a encender un fuego de amor,
que nunca se apagará,
que nunca se apagará.
Concédenos, Señor, tu paz,
tu luz, tu gracia perdón.
Infúndenos tu amor.

Tu aliento nos dio más fuerza y valor,
venciendo muerte y dolor,
venciendo muerte y dolor.
Concédenos, Señor, tu paz,
tu luz, tu gracia perdón.
Infúndenos tu amor.
 

 

03.- RECIBE OH DIOS

Recibe, ¡oh Dios!, el pan que te ofrecemos,

luego será el Cuerpo de Jesús.

También acepta nuestros sacrificios,

nuestra oración y nuestro corazón.

 

Recibe, ¡oh Dios!, el vino que ofrecemos,

luego será la Sangre de Jesús.

También acepta nuestros sacrificios,

nuestra oración y nuestro corazón.

 

Recíbelos, Señor, por nuestras faltas,

por los que están aquí, junto al altar,

cristianos, vivos y difuntos,

por todo el mundo, por su salvación.

 

04.- LIBRA MIS OJOS DE LA MUERTE (Autor:  P. Josico)

Libra mis ojos de la muerte

dales la luz que es su destino.

Yo, como el ciego del camino,

pido un milagro para verte.

 

Haz de esta piedra de mis manos

una herramienta constructiva;

cura su fiebre posesiva

y ábrela al bien de mis hermanos.

 

Que yo comprenda, Señor mío,

al que se queja y retrocede;

que el corazón no se me quede

desentendidamente frío.

 

Guarda mi fe del enemigo

(¡tantos me dicen que estás muerto…!)

Tú que conoces el desierto,

dame tu mano y ven conmigo.

Amén.

 

05.- BENDITO SEAS SEÑOR (Autor:  Palazón)

BENDITO SEAS, SEÑOR,

POR ESTE PAN Y ESTE VINO

QUE GENEROSO NOS DISTE

PARA CAMINAR CONTIGO,

Y SERÁN PARA NOSOTROS

ALIMENTO EN EL CAMINO.

 

1. Te ofrecemos el trabajo,

las penas y la alegría,

el pan que nos alimenta

y el afán de cada día.

 

2. Te ofrecemos nuestro barro

que oscurece nuestras vidas

y el vino que no empleamos

para curar las heridas.

 

06.- TE OFRECEMOS PADRE ETERNO (Autor: Néstor Jaén)

Te ofrecemos Padre eterno de la tierra nuestro don,

para que nos lo conviertas en tu Hijo el Salvador.

 

VINO Y PAN DAMOS HOY, SE TRANSFORMARÁN EN DIOS.

Toda el alma de este pueblo la ponemos con amor,

junto al cáliz y las hostias en señal de adoración.

 

Presentamos nuestras culpas ante el ara del perdón,

las ofrendas hechas Cristo nos darán la salvación.

 

Te ofrecemos nuestras luchas por la nueva humanidad,

pon tu amor en medio de ellas y el pueblo verá la paz.

 

07.- JESUS, ¡QUIEN ERES TU (Autor:  Brotes de Olivo)

Jesús, quién eres Tú, tan pobre al nacer que mueres en cruz.

Tú das, paz al ladrón, inquietas al fiel, prodigas perdón.

 

TÚ, SIENDO CREADOR, ME QUIERES A MÍ, QUE SOY PECADOR.

TÚ, DUEÑO Y SEÑOR, ME PIDES A MÍ, SALVAR LA CREACIÓN.

 

Jesús, quién eres Tú, tan pobre al nacer que mueres en cruz.

Tú das, paz al ladrón, inquietas al fiel, prodigas perdón.

 

TÚ, SIENDO CREADOR, ME QUIERES A MÍ, QUE SOY PECADOR.

TÚ, DUEÑO Y SEÑOR, ME PIDES A MÍ, SALVAR LA CREACIÓN.

 

Jesús, ya sé de ti, algo de tu ser, que quieres de mí.

Más yo quiero saber, que rumbo seguir, que debo de hacer.

 

DÍ, QUE HE DE ESPERAR, QUE SENDA ELEGIR,

PORQUE HE DE LUCHAR. 

TÚ, AYÚDAME, PUES NO QUIERO MÁS, DUDAR NI TEMER.

 

Jesús, ya sé de ti, algo de tu ser, que quieres de mí.

Más yo quiero saber, que rumbo seguir, que debo de hacer.

 

DÍ, QUE HE DE ESPERAR, QUE SENDA ELEGIR,

PORQUE HE DE LUCHAR.

TÚ, AYÚDAME, PUES NO QUIERO MÁS, DUDAR NI TEMER.

 

Cristo es, sal en la vida, luz en tinieblas, es todo amor.

Cristo es, sal en la vida, luz en tinieblas, es todo amor.

 

ES FE AL DUDAR, ESPERA AL CRECER, AMOR AL VIVIR;

ES PAZ AL LUCHAR, BONDAD AL VENCER Y GOZO AL SERVIR.

 

Cristo es, sal en la vida, luz en tinieblas, es todo amor.

Cristo, es sal en la vida, luz en tinieblas, es todo amor.

 

ES FE AL DUDAR, ESPERA AL CRECER, AMOR AL VIVIR;

ES PAZ AL LUCHAR, BONDAD AL VENCER Y GOZO AL SERVIR.

 

Cristo es trigo molido, uva pisada, ¡Ese es Jesús!.

Cristo es trigo molido, uva pisada, ¡Ese es Jesús!.

 

08.- COMO NO CREER EN DIOS (Autor:  Wilkins)

Yo te llevo desde niño, muy adentro,

te encontraba en el pájaro, la flor, 

en la lluvia, en la tierra y el silencio,

y en mis sueños cada noche estabas tú.

Desde entonces quiero darte siempre gracias,

porque puedo darme cuenta de tu amor,

Beberé de tu cuerpo y de tu sangre

y por siempre te daré mi corazón.

 

COMO NO CREER EN DIOS 

Si me ha dado los hijos y la vida.

COMO NO CREER EN DIOS,

Si me ha dado la mujer querida

COMO NO CREER EN DIOS

Si lo siento en mi pecho cada instante,

en la risa de un niño por la calle,

en la tierna caricia de una madre. Como no.

COMO NO CREER EN DIOS

Si está en la viña y en el manso trigo

COMO NO CREER EN DIOS

Si me dio la mano abierta de un amigo,

COMO NO CREER EN DIOS

si me ha dado la tristeza y la alegría

de saber que hay un mañana cada día

por la fe, la esperanza y el amor

COMO NO, CREER EN DIOS.

 

09.- MARIA, MADRE BUENA (Autor:  Karoi)

Tantas cosas en la vida

nos ofrecen plenitud,

y no son más que mentiras

que desgastan la inquietud.

Tú has llenado mi existencia

al quererme de verdad,

yo quisiera Madre buena amarte más.

 

En silencio escuchabas

la palabra de Jesús,

y la hacías pan de vida

meditando en tu interior.

La semilla que ha caído

ya germina y está en flor,

con el corazón en fiesta cantaré.

 

AVE MARÍA, AVE MARÍA,

AVE MARÍA, AVE MARÍA.

 

Desde que yo era muy niño

has estado junto a mí,

y guiado de tu mano

aprendí a decir sí.

Al calor de la esperanza

nunca se enfrió mi Fe,

y en la noche más oscura fuiste luz.

 

No me dejes Madre mía

ven conmigo al caminar,

quiero compartir mi vida

y crear fraternidad.

Muchas cosas en nosotros

son el fruto de tu amor,

la plegaria más sencilla cantaré.

ESTRIBILLO.

 

10.- TE PEDIMOS PERDON (M. Verde)

TE PEDIMOS PERDÓN, SEÑOR.

POR EL BIEN QUE NO HEMOS HECHO

POR LO QUE HEMOS HECHO MAL,

SEÑOR, PIEDAD.

 

Perdón por haber vivido

Sin fijarme en los demás,

Perdón por no haber querido

En mi hermano confiar.

 

Perdón por que he permitido

No acusarme y acusar,

Perdón por no haber vivido

En pobreza y humildad.

 

Perdón por haber herido

Sentimientos de igualdad,

perdón por no no haber seguido

Los deseos de bondad.