viernes, 24 de marzo de 2023

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO V CUARESMA CICLO A - 26 MARZO 2023

 

“YO SOY TU RESURRECCIÓN”

COMENTARIO

 

En su diálogo con Martha, Jesús pide un sí que es capital para nuestras relaciones con él: “Yo soy la resurrección y la vida. El que tiene fe en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no morirá nunca. ¿Crees esto?”. Como es lógico, nos apresuramos a responder: ¡Tú eres la vida”! Pero. ¿Qué clase de vida? Nosotros somos seres vivos. ¿Qué añade él a nuestra vida? En realidad, somos pequeños vivientes, bajo la asechanza de la muerte. Jesús quiere hacer de nosotros vencedores de la muerte. En el largo y dramático relato de la resurrección de Lázaro, se evocan y se entremezclan tres tipos de muerte: la de Lázaro, la de Jesús y la nuestra. Cuando emprende su ida a casa de Lázaro, Jesús sabe que la muerte planea también sobre él: “Hace nada querían apedrearte los judíos, ¿y vas a ir allí otra vez?”.

Cuando ve la enorme pena de María, Jesús también se siente conmovido y apenado. Siente profundamente toda la miseria de la condición humana, llora al amigo, comulga con la pena de sus hermanas y piensa en su muerte que está ya cercana. Nunca había estado tan sumergido en nuestras tristezas. Los que estaban a su lado se dijeron: “Vean cuanto quería a su amigo”. Pero también se extrañan, lo mismo que nosotros: “¿Es este aquel hombre tan poderoso que decía: “Vengo a traerles la vida? “Yo soy la resurrección y la vida?”. No está al margen de nuestras penas, de nuestros dramas ni hasta de la muerte como quiere Jesús hacernos vivir en plenitud. En lo más profundo de esta miseria que él soporta con nosotros, va a dar una señal esplendorosa de la vida que vence a la muerte. Se pone en pie y grita: “¡Sal fuera!”.

Como siempre, ante un signo hemos de comprender que se trata de un signo, es decir de una invitación a ir más lejos. La resurrección de Lázaro es una victoria sobre la muerte, pero una victoria provisional. Jesús no resucitará como Lázaro. ¡Es algo muy distinto! Esta vez se tratará de una victoria total sobre la muerte. La entrada en una vida “eterna”, no solamente en el sentido de ilimitada sino de vida distinta. Humana, desde luego, pero con características y dimensiones diferentes. Esta vida distinta es la que nos ofrece: ¡Enseguida! De ahí precisamente aquel: “he venido para que vivan”. Y también aquella afirmación extraordinaria porque está en presente: “Quién oye mi mensaje, posee vida eterna, ya ha pasado de la muerte a la vida” (Jn 5, 24). Jesús fue “resurrección” para él y será “resurrección” para nosotros. Acto de fe difícil, pero que todos hacemos. O que no acabamos de ver bien es como Jesús es ya resurrección.

No son cosas fáciles de concebir. Creemos que María, los santos pasaron de este modo inmediatamente de una pura y luminosa vida de amor aquí abajo a la plenitud eterna, pero nosotros probablemente arrastraremos hasta el final una vida mezclada de muerte, porque no abrimos suficientemente nuestras compuertas a la vida de Cristo.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

ANTIFONA DE ENTRADA    Sal 42, 1-2

Hazme justicia, oh, Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad; sálvame del hombre traidor y malvado, porque tú eres mi Dios y mi fortaleza.

 

ORACION COLECTA

Te pedimos, Señor Dios nuestro, que, con tu ayuda, avancemos animosamente hacia aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 12-14

Así dice el Señor: «Yo mismo abriré los sepulcros de ustedes, y los haré salir de ellos, pueblo mío, y los llevaré de nuevo a la tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, sabrán que yo soy el Señor. Les infundiré mi espíritu, y vivirán; los estableceré en su propia tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago».

 

SALMO RESPONSORIAL (129)

 

Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R.

 

Mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. R.

 

Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y Él redimirá a Israel de todos sus delitos. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 8-11

Hermanos: Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, el espíritu vive por la fuerza salvadora de Dios. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús dará nueva vida a sus

cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en ustedes.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25a.26

Yo soy la resurrección y la vida — dice el Señor —; el que cree en mí no morirá para siempre.                             

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 11, 1-45

En aquel tiempo, había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.

Las hermanas mandaron a Jesús este mensaje: «Señor, tu amigo está enfermo». Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró que este se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea».

Los discípulos le replicaron: «Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?». Jesús contestó: «¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz». Dicho esto, añadió: «Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo».

Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se salvará ». Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de que no hayamos estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su casa». Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos también nosotros y muramos con Él». Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún

ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».

Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo». Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: «El Maestro está ahí y te llama». Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba Él; porque Jesús no había entrado todavía en el pueblo, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado.

Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano». Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió

profundamente y se estremeció. Después preguntó: «¿Dónde lo han enterrado?». Le contestaron: «Señor, ven a verlo». Y Jesús lloró. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!». Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera este?».

Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cueva tapada con una piedra. Dijo Jesús: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del muerto, le dijo: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días». Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?». Entonces quitaron la piedra. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».

Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera». El muerto salió, con los pies y las manos atados con vendas, y la

cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo ir». Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo

que había hecho Jesús, creyeron en Él.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Al único Señor del que viene la misericordia y la vida, la redención copiosa, oremos diciendo: R. Padre, escúchanos.

 

1.- Para que Cristo, que dio su Espíritu a la Iglesia, haga de cada uno de los cristianos testigo de su presencia salvadora en nuestra historia. Oremos al Señor. R.

 

2.- Para que el Papa, nuestro obispo y todos los sacerdotes y misioneros transmitan la certeza de que Jesús es la resurrección y la vida. Oremos al Señor. R.

 

3.- Para que los gobiernos que están dominados por la corrupción, la deslealtad, el fraude y la injusticia abandonen los intereses partidistas y no traicionen la confianza que los ciudadanos depositaron en ellos. Oremos al Señor. R.

 

4.- Para que los enfermos y vulnerables, miembros más débiles de nuestra sociedad, descubran en sus vidas la presencia de Jesús, médico de las almas y de los cuerpos. Oremos al Señor. R.

 

5.- Para que Dios sea el consuelo de los que lloran la muerte de sus seres queridos, les dé la paz y los haga esperar con fe en la resurrección definitiva. Oremos al Señor. R.

 

6.- Para que Dios nos ayude a recuperar el valor y sentido de la trascendencia y la fe en la resurrección, y se traduzca en alegría y gozo. Oremos al Señor. R.

 

Dios de la vida y de la historia, mira con piedad las oraciones de tu pueblo, y haz que los que esperamos en ti, nunca nos veamos defraudados. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Escúchanos, Dios todopoderoso, y, por la acción de este sacrificio, purifica a tus siervos, a quienes has iluminado con las enseñanzas de la fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION    Jn 11, 26

El que está vivo y cree en mí no morirá para siempre, dice el Señor.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos cuentes siempre entre los miembros de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre hemos recibido. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 27: Dn 13, 1-9.15-17.19-30.33-62; Sal 22; Jn 8, 1-11.

Martes 28: Nm 21, 4-9; Sal 101; Jn 8, 21-30.

Miércoles 29:  Dn 3, 14-20.91-92.95; Sal de Dn 3, 52-56; Jn 8, 31-42.

Jueves 30: Gn 17, 3-9; Sal 104; Jn 8, 51-59.

Viernes 31: Jr 20, 10-13; Sal 17; Jn 10, 31-42.

Sábado 01: Ez 37, 21-28; Sal: Jr 31; Jn 11, 45-57.

Domingo 02: Procesión de las Palmas: Mt 21, 1-11.

Is 50, 4-7; Sal 21; Flo 2, 6-11; Mt 26, 14-27; 66

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Jn 11. 1-45

 

1. /Jn/EV MU/GLORIFICACION 

A la hora de interpretar un texto del cuarto evangelio hay que tener en cuenta la peculiar técnica de composición empleada por su autor: yuxtaposición de un doble plano, de superficie y profundo. El plano de superficie es el de la dimensión empírica de los acontecimientos: es el plano de los interlocutores de Jesús. El plano profundo es el del significado que los acontecimientos encierran dentro de sí. El significado nunca es empírico ni verbal; hay que descubrirlo y hacerlo palabra y esto es obra del intérprete. En el cuarto evangelio Jesús se mueve habitualmente en este plano profundo; sus palabras representan la labor interpretativa y verbalizadora de Juan del significado de la persona de Jesús. No son, pues, una reproducción del lenguaje materialmente empleado por Jesús, ni deben situarse al mismo nivel que las palabras de los interlocutores; en otras palabras: Jesús nunca habló como lo hace en el cuarto evangelio y, sin embargo, es profundamente verdad todo lo que el "dice" en el cuarto evangelio.

Una buena metodología para entender un texto de Juan será, pues, separar los dos niveles de lenguaje que en él se entremezclan. En el texto de hoy tendríamos las siguientes secuencias. Nivel de superficie: vs. 1-3. 5-8. 12-13. 16-22. 24. 28-39. 41a. 43-45. Nivel de significado: vs. 4. 9-11. 14-15. 23. 25-27. 40. 41b-42.

v. 4: El sentido de estas palabras no es inmediatamente evidente. Se esclarecerá más adelante a través de la siguiente afirmación: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos" (Jn 15.13). Juan puede poner legítimamente esta afirmación en labios de Jesús, porque responde a algo concreto vivido por Jesús. En efecto, la muerte de Lázaro va a ser el motivo determinante de que Jesús vaya a Judea (Betania dista unos tres kilómetros de Jerusalén, v. 18). Ahora bien, dadas las circunstancias (cf. vv. 8 y 16), Jesús no puede ir a Judea sin grave riesgo para su vida.

La demora de dos días en ir a visitar al amigo (v. 6) no obedece a una conciencia sabedora de su poder; sería un juego sádico por parte de Jesús y no explicaría adecuadamente su llanto posterior.

La demora tiene otra explicación: el cerco mortal que los adversarios de Jesús han montado en torno a Él. Por eso nos estremece tanto el llanto de Jesús por su amigo muerto: expresión dramática de amor y confesión impotente de una forzada tardanza (v. 35; cf. vv. 21 y 32). Pero el amor por su amigo puede más que el cerco y al fin Jesús consigue burlarlo; aunque sólo momentáneamente, porque la visita la terminará pagando con su propia vida (cf. Jn 11. 49-50/53). Para Jesús es más importante un amigo que la propia vida. Esto lo demuestra prácticamente: desafía a la muerte yendo a ver a Lázaro.

Ahora bien, para Juan el amor constituye la esencia misma de Dios (cf. 1 Jn 4. 8); el amor es la gloria de Dios. El desafío a la muerte que supone el ir a ver a Lázaro es el timbre de gloria que manifiesta quién es Jesús. Ahora podemos entender el v. 4. La enfermedad de Lázaro no es para muerte, sino para manifestar palpablemente la gloria de Dios, es decir, el amor que Dios tiene, revelado a través de su Hijo (cf. v. 42). La visita a Lázaro es la ocasión de la glorificación de Jesús, es decir, la ocasión que va a propiciar la posibilidad de amar desafiando a la muerte. De ahí que en el cuarto evangelio la glorificación vaya unida a la muerte; más aún, en la muerte consiste precisamente la glorificación (cf. Jn 12. 24/27-28/32-33; 13. 31-32; 17. 1-2).

De esta manera, el relato de la muerte y resurrección de Lázaro, Juan lo ha compuesto en clave simbólica: Lázaro es símbolo de Jesús. Y lo que es más importante para el hombre: Lázaro es símbolo de la destrucción del destino inexorable y de la fatalidad. El hombre no es ya un ser para la muerte. El símbolo es una realidad en Jesús: Él es la resurrección y la vida (v. 25). ¡Qué fantástico sería si a la pregunta "¿Crees esto?", respondiéramos como Marta: "¡Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo!" (v. 27).

DABAR 1978/18


 

2.- MU/RS 

Jesús inicia la subida a Jerusalén que, sus discípulos ya lo saben, es una marcha hacia la muerte (cf. Jn 7.1/8). Y no sin reticencia ni humor negro aceptan los discípulos el seguir a Jesús en ese viaje (vv. 8/12/16) Pero Jesús quiere hacer comprender de entrada a sus apóstoles incrédulos que esa subida a Jerusalén se terminará con la victoria de la vida sobre la muerte y el don de la vida a través de la muerte misma.

a) El relato de la resurrección de Lázaro está pensado todo él como la más adecuada ilustración de esa paradoja entre la vida y la muerte. Jesús espera a que su amigo enfermo haya muerto realmente (vv. 5/17/39): quiere revelar así su imperio sobre la muerte en el momento en que la muerte se va a apoderar de él. Otra paradoja es el hecho de que el haber devuelto la vida a un muerto precipite su propia muerte (v. 47).

b) Como sucede siempre en san Juan, la obra realizada por Jesús está destinada sobre todo a revelar su personalidad divina (tema de la gloria en el v. 40). El relato de la resurrección de Lázaro no se sustrae a esa ley. Mientras que Marta cree sólo en una resurrección al final de los tiempos (v. 24), Jesús revela que es Él mismo esa resurrección (Yo soy: v. 25): no sólo ahora, sino sobre todo más tarde, en el momento de su propia victoria sobre la muerte a la que, para Juan, le prepara su divinidad.

c)El relato que Juan hace de la reanimación de Lázaro está evidentemente compuesto con la intención de prefigurar el drama pascual: en el deceso de su amigo Lázaro es la muerte la que se presenta ante Jesús y este se "turba" ya como en Getsemaní (v. 33). Pero los signos de la resurrección de Jesús están ya reunidos en el relato de Lázaro: las lágrimas de María ante la tumba (v.33; cf. Jn 20. 11), el sepulcro y la pesada piedra (vv. 38-40; cf. Jn 20. 1), las vendas (v. 43; cf. Jn 20. 5), y sobre todo el hecho de que se hubiera "dejado" a Lázaro irse (v. 44; cf. Jn 20. 17). S. Juan, que creyó ante el sepulcro vacío de Pascua, descifra ya en la muerte y la reanimación de Lázaro la Pascua de Jesús. Juan no nos ofrece el menor detalle sobre las impresiones de Lázaro resucitado, sobre lo que ha podido ver en la muerte, sobre lo que experimenta al ser devuelto (provisionalmente por lo demás) a la vida terrestre. Esto no tiene para él interés alguno: no piensa en absoluto que la vida cristiana sea una especie de estado paradisíaco prematuro concedido al hombre por simple arbitrariedad de un Señor todopoderoso e independientemente de toda decisión del hombre mismo.

Para Juan, las "vueltas a la vida" operadas por Jesús son ante todo "signos" de la actividad misma de Dios, que es vida, en el seno de todas las actividades humanas, comprendida la muerte. La lectura del milagro de la resurrección no tiene, pues, sentido, si no es animada por la intencionalidad religiosa de la fe.

Dentro de esta perspectiva interesa más saber quién es Jesús que lo que fue de Lázaro; interesa más saber que en Jesús ha encontrado Lázaro un medio de comulgar con la vida en el seno mismo de la muerte: en eso radica la fe y ese conocimiento es muy distinto del que manifiestan Marta y María cuando afirman su creencia en una resurrección escatológica.

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III - MAROVA MADRID 1969.Pág. 199

 


 

3.- D/V.

El relato nos presenta la acción significativa de un Dios que se manifiesta partidario de la vida. Jesús se expresa como alguien tremendamente humano a quien un profundo dolor le hace llorar.

Dios se duele por la muerte de los hombres. Sin embargo, es frecuente que el hombre mate, física o moralmente, en nombre de Dios. Las mismas personas que leían en la sinagoga lo escrito por el profeta: "No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva", mataban a pedradas a ciertos predicadores y, sobre todo, a pecadoras. Al grito de ¡Dios lo quiere!, los cruzados de todos los tiempos han practicado algo tan sin sentido como matar "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" a quienes llamaban infieles. Así, el mártir Santiago se convierte en modélico "matamoros". Aún hoy, podemos encontrarnos pidiéndole a Dios que baje cierto fuego del cielo para castigar a sus enemigos, sin pensar que él no tiene enemigos, sino hijos. Todavía seguimos usándolo como instrumento de dominio sobre los hijos o los inferiores: el niño Jesús no haría eso, la voz del superior es la voz de Dios...

EUCARISTÍA 1990/16


 

4.- NU/000002-DIAS MU/LIMITE.

La distancia y el riesgo puede ser razón explicativa de la tardanza de Jesús en acudir a ver a su amigo, pero no son razón para esperar "dos días", como se afirma en el v. 6. Este v. es un caso concreto de formulación no empírica, sino interpretativa.

Hace dos domingos veíamos que Jesús se quedaba también "dos días" en el pueblo de los samaritanos (Jn 4. 40). A continuación de esos dos días el autor presenta a Jesús curando a una persona que está a punto de morir (Jn 4. 46-54). Los dos días son un recurso del autor para poner a Jesús a las puertas del tercer día y de lo que esta expresión significaba en la tradición cristiana cuando él escribía su Evangelio. Jesús es lo que significa el tercer día, es decir, resurrección, vida. Los dos días de espera no obedecen a la crónica de los hechos, sino al quehacer teológico del autor.

-Gloria no tiene en esta frase el sentido sociológico de la fama y honor resultantes del hecho de resucitar a Lázaro, sino el sentido esencial de lo que son Dios y su Hijo. El término castellano gloria está usado en el sentido etimológico del término hebreo correspondiente y significa peso, consistencia. El autor quiere que leamos este relato como una manifestación de lo que son en sí mismos Dios y Jesús, una manifestación de lo que es su esencia de personas y que como tal les caracteriza. En otras palabras, el relato quiere poner de manifiesto que Dios y Jesús son vida.

El diálogo de Jesús con sus discípulos en los vs. 7-16 es el primer acto de la manifestación. Un acto en el que coexisten, sin invalidarse mutuamente, los dos niveles de la realidad: el empírico (Lázaro ha muerto) y el profundo (Lázaro está dormido). Crudeza y dulzura. Un acto en el que, decidiendo acudir a donde está Lázaro, el portador de vida sume la posibilidad de su propia muerte. El segundo acto es el diálogo de Marta y de Jesús (vs. 17-27). El acto se abre con la crudeza de lo empírico. Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Y con la muerte, la tristeza y la solidaridad humanas ante lo inevitable. En este contexto Marta representa lo máximo a lo que un creyente judío podía llegar: la fe en una resurrección al final de los tiempos.

Marta cree, en definitiva, que lo inevitable no es definitivo, pero su perspectiva es a largo plazo, en el futuro. Es en estas coordenadas cuando suena nítida la frase: Yo soy la resurrección y la vida. En esta frase nada es futuro: todo es presente, con la presencia empírica y constatable de la persona que la pronuncia. El futuro del que habla Marta se adelanta y se acerca al presente hasta hacerse uno con él. Yo soy la resurrección y la vida. Aquí no hay ya espera, sólo hay acontecimiento. ¿Crees esto? Es la pregunta crucial del relato. El tercer y definitivo acto es la realización de lo formulado verbalmente en los dos anteriores, la verificación de las palabras de Jesús. Retorna al esquema narrativo de salir de algo para acudir a donde está Jesús, que veíamos hace dos domingos. Retorna el caso del invidente del domingo pasado. Da la sensación que el autor quiere hacer confluir aquí todo lo escrito con anterioridad. Aquí están efectivamente los judíos y los discípulos, es decir, dos personajes clave en la obra. Aquí están, sobre todo, Jesús y el Padre. Es el momento culminante en lo que llevamos de Evangelio. La reiterada conmoción de Jesús así lo resalta. Es la única vez que aparece este dato en todo el cuarto evangelio. La crudeza de lo empírico es tan total que se hace llanto en el portador de vida. Pero con el mismo realismo de lo empírico emerge lo que Jesús y el Padre son y transmiten: Lázaro vive. Comentario: No nos hallamos ante un texto prepotente, sino ante un texto indefenso, con la indefensión de quien pregunta. ¿Crees esto? El texto nos dice que Dios es vida en el sentido más literal del término y que esta vida la hace creíble Jesús. ¿Crees esto? El texto es fundamentalmente una invitación a ir al encuentro de Jesús y a descubrir la realidad plena de su persona. Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Tres facetas diferentes de la persona de Jesús.

Sólo después del encuentro con Jesús podremos entender una frase tan inaudita como la siguiente: no morirnos nunca. Entenderla y tener certeza de ella. ¿Crees esto? El texto no niega nada de la realidad; sencillamente ahonda en ella y amplía su alcance allí donde éste parece tener un límite: la muerte. El texto no niega la muerte: sencillamente afirma que la muerte no es el límite de la realidad humana. ¿Crees esto? Sal al encuentro de Jesús y descubrirás que todo es real y verdadero.

DABAR 1990/21


 

5.- FE/RS.

Como a Marta, me queda una etapa por franquear. Sé muy bien por todo lo que he aprendido, que resucitaremos en el último día. Ante el sufrimiento y la muerte, puedo apoyarme en el dogma; puedo recitar mi catecismo, como lo recita Marta: "Le dice Jesús: Tu hermano resucitará. Le respondió Marta: Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día", pero el dogma no me aporta nada si no descubro que la resurrección no es un momento en el tiempo, sino que es alguien. "Jesús le respondió: Yo soy la resurrección". Comprendo entonces que puedo sobrevivir más allá de la muerte si existe otro, eterno, que me ame con un amor tan grande que me acoja en él. Sólo puedo ser inmortal en Dios porque Dios es amor. "El que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás, ¿crees esto?".

ALAIN GRZYBOWSKI - BAJO EL SIGNO DE LA ALIANZA - NARCEA/MADRID 1988.Pág. 95


 

6.- J/V.- Sería desconocer lo más elemental del cuarto evangelio quedarse en la simple consideración de la escena como tal. El evangelista ha seleccionado este gesto de Jesús para acentuar lo que en el signo se halla significado. No se trata simplemente de afirmar el poder de Jesús sobre la muerte. La enseñanza va en la dirección siguiente: los discípulos, los creyentes, se hallan tan íntimamente unidos a Cristo que ni la muerte puede separarlos. Dicho con las palabras del evangelista: el creyente no morirá para siempre. Esta enseñanza se halla concentrada en la conversación entre Marta y Jesús cuando dice: Yo soy la resurrección y la vida. Precisamente por eso, la resurrección de Lázaro no puede ser considerada simplemente como un milagro realizado por Jesús, sino como un signo que demuestra el poder eficaz de la fe: el resultado de la fe es la posesión de la vida eterna ya en el momento presente, por parte del creyente. No es necesario esperar hasta el "último día" para la posesión de la vida eterna, como lo pensaba Marta participando de la creencia del judaísmo.

El significado que acabamos de apuntar no se halla condicionado por la historicidad de lo ocurrido en aquel pequeño pueblo llamado Betania. Pero, por otra parte, es imprescindible remitir a las resurrecciones enumeradas por los Sinópticos (Mc 5. 15ss; Lc 7. 11ss.). Más aún, Juan no hubiese recordado la historia si no hubiese creído que había tenido lugar. Y ello porque su convicción más profunda es que el Verbo se hizo hombre y manifestó su gloria en sucesos históricos. No se trata, por tanto, de una simple alegoría inventada en función de una enseñanza.

En esta historia, como es habitual en el cuarto evangelio, se recurre con frecuencia a la ambigüedad de las afirmaciones. Por ejemplo: esta enfermedad no es para la muerte. Lázaro, sin embargo, murió. Pero se halla latente otro pensamiento: la muerte no tendrá poder sobre él, cuando Jesús haga acto de presencia en Betania. Jesús se presenta como la vida desafiando la muerte y venciéndola en su terreno, en un hombre del que ya se había adueñado.

El pensamiento del evangelista no se agota ahí. La resurrección de Lázaro provoca en los enemigos de Jesús el deseo y la decisión de darle muerte. Matar al que es capaz de dar la vida a un muerto arrancándolo del sepulcro. Otra ambigüedad tenemos en el uso que se hace de la palabra "sueño" (vv. 11ss.). Los discípulos no entienden este lenguaje ambiguo: el sueño significaba la muerte; el despertarlo, significaba la resurrección. Notemos, finalmente, la aparición de las dos clases de escatologías: la futurista, representada en las palabras de Marta, "resucitará en el último día", y la realizada, aunque no final, que se halla provocada por la presencia de Jesús y su fe en él.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1512


 

7.- Marta y María anuncian a Jesús que su amigo Lázaro está enfermo. Jesús responde que esta enfermedad no es para la muerte, sino para que en ella se manifieste la gloria de Dios. Con estas palabras alimentaba en las dos hermanas la esperanza de una posible curación milagrosa. Además, revela el propósito de querer dar una prueba ostensible de su misión divina. Marta cree que Jesús puede curar a los enfermos sólo con su presencia, por eso se lamenta ahora de que llegue después de haber enterrado a su hermano. Cree también en general que Dios escucha siempre la oración de Jesús y que Dios puede resucitar a los muertos. Con todo, la respuesta de Jesús es tan sorprendente que Marta piensa que Jesús se refiere a la resurrección de los muertos al fin de los tiempos. En esa resurrección creían todos los judíos con la sola excepción de los saduceos (Mt 22, 23).

Jesús dice que él mismo es "la resurrección y la vida"; es decir, que tiene poder para resucitar y dar la vida a cuantos crean en él. Los que creen en Jesús viven ya ahora la "vida eterna", y no morirán para siempre. Esta vida es un don que no puede arrebatar al creyente la muerte corporal. Por lo que la muerte, toda muerte, ya ha sido vencida y ha perdido su virulencia. La muerte de los que creen en Jesús es el paso necesario para que se manifieste plenamente en ellos la vida que ya han recibido.

Marta no puede comprender todo lo que escucha, pero cree que Jesús es el mesías. Esto le basta para aceptar cuanto le dice.

Esta oración de acción de gracias presupone otra de petición. Jesús oró de las dos maneras, pidiendo y dando gracias al Padre. Pero la oración de Jesús difiere en un punto esencial de la que nosotros hacemos: Jesús tiene conciencia de su íntima y singularísima unión con el Padre (cf. 10, 30) y sabe que su oración es, por ello mismo, escuchada; además, Jesús pide siempre que se haga la voluntad del Padre, es para que todos cuantos vean después el milagro crean que él es el enviado del Padre.

El milagro es siempre milagro para la fe, para que los hombres crean y tengan vida creyendo. Pero no todos los que vieron creyeron. Algunos de los testigos fueron enseguida a contar lo sucedido a los fariseos, los enemigos de Jesús. Y éstos decidieron acabar con él.

En la dura lucha que Jesús mantuvo contra la incredulidad de los judíos su última palabra fue ésta: "Yo soy la resurrección y la vida". En torno a esta palabra se cuenta la resurrección de Lázaro, la señal más portentosa y la explicación visible de lo que Jesús es para todos los que creen en él. Cualquiera que sea la fuente de esta narración, Juan la sitúa en su evangelio dentro de un contexto polémico. Por eso no se trata simplemente de un milagro para socorrer la necesidad de una vida abandonada (como en Naím) o atender las súplicas de un padre afligido (Jairo), sino de una demostración pública y solemne de la verdad de Jesús y en un momento crítico y definitivo. No es casual que en el mismo instante en el que el Hijo de Dios manifiesta de forma suprema su poder como autor de la vida, los incrédulos decidan su muerte y tomen las medidas necesarias para realizar su crimen.

EUCARISTÍA 1981/17


 

8.- Lázaro era el pobre, el desposeído de todo, privado de la gracia, privado de la vida, privado del Padre celestial. Se hallaba en el pecado, en la muerte, en la sepultura. No era sólo el leproso, no era sólo el hambriento; era, incluso, el alimento de los gusanos; se encontraba en el reino de la muerte y de la corrupción, en el hedor de la putrefacción. Lázaro, el desposeído de todo, el hombre en el pecado. Adán después de la caída, el género humano que suspira por la redención.

EMILIANA LÖHR - EL AÑO DEL SEÑOR - EL MISTERIO DE CRISTO EN EL AÑO LITURGICO I EDIC.GUADARRAMA MADRID 1962.Pág. 402


 

9.- Cristo convierte en realidad la metáfora de Ezequiel. Cristo pasó por la vida abriendo sepulcros y resucitando muertos. Todo tipo de muertos. El es la Resurrección. Un cuadro plástico inmortal: Vida y Muerte enfrentados en el sepulcro de Lázaro. Un signo concentrado de esa interminable partida de ajedrez entre la muerte y la vida. ¿Qué hay que destacar más en Jesús: sus gestos humanos o su poder divino? Jesús es el que llora por un amigo y es el "Yo soy". ¿Quieres ser amigo de Jesús, el que abre los sepulcros? Pues sólo te pide una cosa: creer.

CARITAS - LA MAS URGENTE RECONVERSION - CUARESMA 1984.Pág. 59


 

10.- Cristo convierte en realidad la metáfora de Ezequiel. «Yo mismo abriré tu sepulcro», amigo mío; yo te rescataré del lugar de los muertos; yo te llenaré de espíritu de vida; yo venceré tu muerte; yo derrotaré toda muerte. En un cuadro plástico de gran belleza, se nos pinta la Vida y la Muerte enfrentados en el sepulcro de Lázaro. La resurrección del amigo es parábola y profecía de futuras victorias sobre todo tipo de muertes: Cristo ha venido para que «tengamos vida y la tengamos en abundancia» y la tengamos para siempre. Él nos repite: «Amigo mío, pueblo mío, yo abriré vuestros sepulcros»; yo abriré todos los sepulcros. En la narración evangélica no sabemos qué admirar más en Jesús: sus sentimientos humanos o su poder divino, al Jesús que llora o al que se proclama «resurrección y vida». Ambas dimensiones nos convencen de su verdad.

CARITAS - LA MANO AMIGA DE DIOS - CUARESMA Y PASCUA 1990.Pág. 100.

 

PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO V CUARESMA CICLO A 2023


01.- HACIA TI MORADA SANTA (Kiko Arguello).

HACIA TI, MORADA SANTA,

HACIA TI TIERRA DEL SALVADOR,

PEREGRINOS, CAMINANTES,

VAMOS HACIA TI.

 

Venimos a tu mesa, sellaremos tu pacto,

comeremos tu carne, tu sangre nos limpiará.

Reinaremos contigo en tu morada santa,

beberemos tu sangre, tu fe nos salvará.

 

Somos tu pueblo santo, que hoy camina unido,

Tú vas entre nosotros tu amor nos guiará.

Tú eres el camino, Tú eres la esperanza,

hermano de los pobres, Amén. Aleluya.

 

02.- PAN Y VINO DE AMOR (Autor: Brotes de Olivo)

En la tierra la sembró el sembrador,

la semilla de tu pan, Señor.

Y después el viñador trabajó en buena lid,

y las tierras ven crecer las espigas y la vid (2)

 

El trigo se molió en el molino

rompiendo su cuerpo como tú.

La uva la pisó el hombre en el lagar,

igual que tú te dejaste pisar.

 

Y ahora, convertido en pan y vino,

tu pueblo lo ofrece en tu altar.

Conviértelos, oh, Dios, son frutos de tu amor,

en tu Cuerpo y Sangre, Señor (2v).

 

03.- DIOS ES FIEL (Autor: Alberto Taule).

Dios es fiel, guarda siempre su Alianza,

libra al pueblo de toda esclavitud.

Su Palabra resuena en los profetas

reclamando el bien y la virtud.

 

Pueblo en marcha por el desierto ardiente:

horizontes de paz y libertad.

Asamblea de Dios eterna fiesta;

tierra nueva perenne heredad.

 

Si al mirar hacia atrás somos tentados

de volver a Egipto seductor,

el Espíritu empuja con su fuerza

a avanzar por la vía del amor.

 

El maná es un don que el cielo envía,

pero el pan hoy se cuece con sudor.

Leche y miel nos dará la tierra nueva

si el trabajo es fecundo y redentor.

 

Y Jesús nos dará en el Calvario

su lección: «Hágase tu voluntad».

Y su sangre, vertida por nosotros,

será el precio de nuestra libertad.

 

04.- YO SOY EL PAN DE VIDA

Yo soy el Pan de vida

El que viene a mí no tendrá hambre

El que cree en mí no tendrá sed

Nadie viene a mí, si el Padre no lo llama.

 

“YO LO RESUCITARE, YO LO RESUCITARE

YO LO RESUCITAREE, EL DÍA DE EL.”.

 

El Pan que yo daré,

es mi Cuerpo, vida del mundo.

El que coma de mi carne tendrá vida eterna,

tendrá vida eterna.

 

Mientras no comas

el Cuerpo del hijo del hombre,

y bebas de su sangre, y bebas de su sangre,

no tendrás vida en ti.

 

Yo soy la resurrección. Yo soy la vida.

El que crea en mi aunque muriera

Tendrá vida eterna tendrá vida eterna.

 

05.- TU NOS DARAS LA VIDA

1.- Si de Ti me alejé

sin luz y sin fe:

Señor, ten piedad.

 

TU SERAS NUESTRA LUZ,

TU NOS SALVARAS,

TU NOS DARAS LA VIDA.

 

2.- Si al hermano negué

la paz que nos das:

Señor, ten piedad.

 

3.Si no fui el testigo

fiel de tu voz:

Señor ten piedad.

 

06.- LLAGA

Busco yo no sé qué busco creo que es un rostro que una vez perdí,

siento, siento una nostalgia de algo que me falta desde que nací.

 

LLAGA, LLAGA SIEMPRE ABIERTA LLENO DE VACÍO ESTOY.

 

Llaga soy todo una llaga que tan sólo al verte cicatrizará.

 

Nombre yo no sé tu nombre, pero sé que rondas muy cerca de mí.

Llaga......

 

Río, soy un río turbio y tú, mar inmenso Guíame hacia Ti

 

07.- DOLOROSA

DOLOROSA, DE PIE JUNTO A LA CRUZ, TU CONOCES NUESTRAS PENAS, PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE (2).

 

Dolor de los cuerpos que sufren enfermos, el hambre de gentes que no tienen pan, silencio de aquellos que callan por miedo, la pena del triste que está en soledad.

 

El drama del hombre que fue marginado, tragedia de niños que ignoran reír, la burda comedia que huecas promesas, la farsa de muertos que deben vivir.

 

A TI LEVANTO MIS OJOS (Autor: Miguel Manzano)

A TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO.

A TI LEVANTO MIS OJOS, POR QUE ESPERO TU MISERICORDIA (2V)

 

Como están los ojos de los esclavos, fijos en las

manos de sus señores, así están nuestros ojos en

el Señor, esperando su misericordia.

 

Misericordia Señor, misericordia, que estamos

saciados de burlas; misericordia Señor, misericordia

que estamos saciados de desprecios.

 

Nuestra alma esta saciada del sarcasmo de los satisfechos;

nuestra alma esta saciada del desprecio de los orgullosos.

 

SI ME FALTA EL AMOR

Aunque yo dominara las lenguas cercanas

 y el lenguaje del cielo supiera expresar

solamente sería una hueca campaña

sí me falta el amor.

 

SI ME FALTA EL AMOR, NO ME SIRVE DE NADA

SI ME FALTA DEL AMOR NADA SOY. (2V).

 

Aunque todos mis bienes dejara a los pobres

y mi cuerpo en el fuego quisiera inmolar,

todo aquello sería una inútil hazaña 

sí me falta el amor nada soy.

 

Aunque yo desvelase los grandes misterios, 

y mi fe las montañas pudiera mover,

no tendría valor ni me sirve de nada

sí me falta el amor.