VIENE UNO MÁS FUERTE
COMENTARIO
Juan Bautista, un profeta muy grande, bisagra entre el A.T. y el
Nuevo, anuncia a “uno más fuerte que él”. Un poco contra corriente de ciertas
tendencias que no quieren ver en Jesús más que su debilidad de hombre y su
abajamiento, creo que hay que meditar también en esta proclamación de sus
fuerzas y su poder. El evangelio nos llama a vivir una aventura con Jesús. Todo
lo que se nos puede decir a propósito de Jesús tiene que ayudarnos a
profundizar en la primera palabra sobre él, la que pronunció Juan Bautista:
“Viene uno más fuerte que yo”.
Nuestra aventura con Jesús comienza cuando, para nosotros, ese Jesús
al que escuchamos en el evangelio, humano, amigo, que dice cosas tan hermosas,
se convierte en el centro de la historia, en el centro del mundo actual y del
mundo futuro, en el salvador de todos los hombres, en el amor supremo. Era
quizás el amigo, nuestro amigo. Se convierte a partir de entonces en una
inmensidad amigable: no podemos tratar ya con él sin sentirnos con él y como
él, hijos del Padre, hermanos universales que lo reciben todo y lo vencen todo:
¿Cómo es posible que, con su Hijo, Dios no nos regale todo?... Pero todo eso lo
superamos de sobra gracias al que nos amó” (Rm 8, 32 y 37).
Mientras no hayamos realizado esa experiencia del “más fuerte, podemos
hojear el evangelio en busca del consejo, pero lo cierto es que esas páginas
nos esperan para darnos la “presencia”, para ponernos en contacto con Jesús y
hacernos entrar en su irradiación de poder.
Uno
de los primeros sermones sobre Jesús, el de Pedro en casa del centurión
Cornelio, nos hace oír esta nota de poder y de fuerza: “Me refiero a Jesús de
Nazareth, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo” (Hch 10, 38). Y
cuando Jesús, preso y llevado ante el Sanedrín, vio cómo le planteaban la
cuestión que resume todo el evangelio de Marcos: ¿Eres tú el Mesías, elijo de
Dios bendito?”, respondió: “Van a ver al Hijo del hombre sentado a la derecha
del todopoderoso”. “Van a ver” …. Si todo depende de Jesús, todo depende en
primer lugar de nuestra mirada sobre él. El segundo recorrido por el evangelio
que vamos a hacer será, más que los otros, un esfuerzo por ver. Este esfuerzo
tiene que conducirnos hasta una fe en Jesús que nos haga comprender hasta qué
punto aquél a quien Juan bautista veía como “más fuerte que él” es “la fuerza
misma de Dios” (1Cor 1, 25). Cuando se presenten las horas difíciles, este
pensamiento puede llevarnos hacia Jesús con una confianza ilimitada,
incondicional.
R.P.
Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Is 30, 19,30
Pueblo de Sion: el
Señor vendrá a salvar a los pueblos y hará resonar la majestad de su voz, con
alegría en su corazón.
ORACION
COLECTA
Dios todopoderoso, rico en misericordia no permitas que, cuando
salimos animosos al encuentro de tu Hijo, lo impidan los afanes terrenales,
para que, aprendiendo la sabiduría celestial, podamos participar plenamente de
su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 40, 1-5.9-11
“Consuelen, consuelen a mi pueblo – dice su
Dios-, háblenle al corazón de Jerusalén, grítenle que se ha cumplido su condena
y que esta perdonada su culpa, pues de la mano del Señor ha recibido doble
castigo por sus pecados”. Una voz grita: “En el desierto prepárenle un camino
al Señor, tracen en la llanura una senda para nuestro Dios, que los valles se
levanten, que los montes y colinas se abajen, que lo torcido se endurece y lo
escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor y la verán todos los
hombres juntos – ha hablado la boca del Señor –“. Súbete a un monte elevado, tu
que llevas buenas noticias a Sion: alza fuerte la voz, alegre mensajero de
Jerusalén, álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: “Aquí está el Dios de
ustedes. El Señor Dios llega con poder, y su brazo le asegura el dominio, viene
con el su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el
rebaño, toma en sus brazos a los corderos y hace recostar a las madres”.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 84)
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu
salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor “Dios
anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos”. La salvación esta ya cerca de sus
fieles, y la gloria habitara en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan: la fidelidad brota de la tierra, y la justicia
mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia y nuestra tierra
dará su fruto. La justicia marchará ante El, la salvación seguirá sus pasos. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14.
Queridos hermanos: No pierdan de
vista una cosa: para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.
El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es
que tiene mucha paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino
que todos se conviertan. El día del Señor llegara como un ladrón. Entonces el
cielo desaparecerá con gran estrepito, los elementos serán destruidos por el
fuego y la tierra con todas sus obras se consumirá., si todas las cosas se van
a desintegrar de este modo, ¡que santa y piadosa ha de ser la vida de ustedes,
mientras esperan y apresuran la venida del día de Dios!. Ese día en que se
desintegrarán los cielos consumidos por el fuego, y se derretirán los elemento.
Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y
una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos,
mientras esperan estos acontecimientos, procuren que Dios los encuentre en paz
con El, inmaculados e irreprochables,
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Lc 3, 4.6
Preparen el
camino del Señor, allanen sus senderos. Todos verán la salvación de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo
evangelio según San Marcos 1, 1-8.
Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de
Dios. Como está escrito en el profeta
Isaías: “Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una
voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”.
Apareció Juan el Bautista en el desierto, predicando un bautismo de conversión
para el perdón de los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban
sus pecados y el los bautizaba en el Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la
cintura se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: “Detrás de
mi viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las
sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua. Pero El los bautizara con
Espíritu Santo.
PLEGARIA
UNIVERSAL
La Liberación está
cerca y Dios viene a consolar a su pueblo y a borrar su pecado, por eso, con
alegría serena y confianza filial, presentemos al Padre las necesidades,
angustias y esperanzas de los hombres y digamos: R.- Muéstranos tu
misericordia y escúchanos.
1.-
Por la Iglesia, para que no deje de anunciar con audacia el Reino de los
Cielos que nos trae Jesús, el Salvador del mundo. Oremos al Dios que nos salva. R.
2.-
Por los que gobiernan las naciones de la tierra: para que, como Juan,
modelo de auténtico servicio, ejerzan sus responsabilidades custodiando el bien
común y la dignidad de la persona, y promoviendo por todos los medios una
sociedad justa, solidaria y pacífica.
Oremos al Dios de la paz. R.
3.-
Por los que, con su vida y predicación, alzan proféticamente su voz para
anunciar la llegada de la salvación y denunciar cuantos escándalos, atropellos
y corrupciones imperan a su alrededor para experimenten la fortaleza del
Espíritu y sean valientes a pesar de las incomprensiones, persecuciones e
injusticias. Oremos al Dios del amor.
R.
4.-
Por los que sufren a causa de la enfermedad, la perdida de sus seres queridos,
el hambre, la guerra o la marginación; para que descubran en el anuncio de la
Palabra al Dios que lo salva, y en El encuentren un motivo para seguir
esperando. Oremos al Dios de la vida.
R.
5.- Por los que son llamados a allanar en los
corazones el camino del salvador; para que, con generosidad, lo sigan y gasten
su vida con el solo fin de que Cristo sea anunciado, conocido y amado. Oremos a Dios que nos llama. R.
6.-
Por los que celebrando este banquete eucarístico nos disponemos a
recibir al Señor para que lo hagamos con fe y alegría, sirviendo y buscando
siempre el bien de los que nos rodean. Oremos
al Señor, nuestro hermano. R.
Oh Dios, que nos
tardaras en venir, escucha las plegarias de tu Iglesia reunida en oración,
convierte nuestros corazones a ti y haz que preparamos el camino de tu enviado
con esperanza y expectación. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Que los ruegos y
ofrendas de nuestra pobreza te conmuevan, Señor, y al vernos desvalidos y sin
méritos propios acude, compasivo, en nuestra vida. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Ba 5, 5; 4, 36.
En pie, Jerusalén, sube a
la altura, contempla la alegría que Dios te envía.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Saciados con el alimento espiritual te pedimos, Señor, que, por la
participación en este sacramento, nos enseñes a sopesar con sabiduría los
bienes de la tierra y amar intensamente los del cielo. Por Jesucristo nuestro
Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 11: Is
35, 1-10; Sal 84; Lc 5, 17-26
Martes 12: Eclo 24, 17-22 (o bien Rm 8, 28-30) Sal: Lc
1, 46-55; Lc 1, 39-48.
Miércoles 13: Is 40, 25-31; Sal 102¨; Mt 11, 28-30
Jueves 14: Is 41, 13-20; Sal 144; Mt 11, 11-15.
Viernes 15: Is 48, 17-19; Sal 1; Mt 1, 16-19
Sábado 16: Eclo 48, 1-4. 9-11; Sal 79; Mt 17, 10-13.
Domingo 17: Is 61, 1-2a.10-11; Sal: Lc 1, 46-54; 1Ts 5,
16-24; J 1, 6-8.19-28.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Mc 1, 1-8
1. J/MESIAS: J/HIJO-DE-D: EV/QUÉ-ES:
Palabra "evangelio" y su
significado. El helenismo consideraba como "alegre noticia" el
nacimiento de un príncipe, de un heredero del trono. El día del nacimiento del
divino Augusto significó para el mundo el comienzo de la alegre noticia, se lee
en una famosa inscripción de aquella época.
Pero no es así como piensa Marcos. Para él el
evangelio -o sea, la alegre noticia que nos llena de gozo y de esperanza- es
Jesús, su persona, su historia, su predicación. Podemos entonces traducir de
este modo: comienzo de la alegre noticia que consiste en el hecho de que Jesús
de Nazaret (ese Jesús que llevó una vida humilde, que escogió el servicio y la
cruz) es el Mesías, es el Hijo de Dios.
Así, pues, Marcos pone al comienzo de su
narración dos profesiones de fe, en torno a las cuales se desarrollará toda su
meditación sucesiva: Jesús es el Mesías (este título lo explicará en su sentido
exacto en 8, 29) y Jesús es el Hijo de Dios (para comprender su significado
profundo y sorprendente hay que leer 15, 39). Al leer 8, 29 (y su contexto) nos
vemos invitados a pasar del Mesías al hijo del hombre: Jesús es Mesías, pero no
en la línea política y nacionalista, sino de la cruz. Al leer 15, 39, llegamos
a comprender que Jesús es verdaderamente un Hijo de Dios para nosotros, un Dios
que ama al hombre y que se revela en el amor (así es como lo comprende el
centurión, ejemplo de catecúmeno que ha logrado captar el misterio).
Pero insistamos un poco más. El título de
Hijo de Dios tiene claramente el sentido teológico tan denso que le atribuía la
comunidad postpascual del tiempo de Marcos. Es un título que Marcos utiliza con
cierta sobriedad. Lo utiliza sobre todo en tres textos importantes: en el
bautismo (1, 11), en la trasfiguración (9, 7) y en la profesión de fe del
centurión al pie de la cruz (15, 39). Hay diversas maneras de pensar en el Hijo
de Dios. Parecería lógico, por ejemplo, concebirlo únicamente en la línea de la
gloria y del poder. Pero Marcos nos cuenta más bien unos hechos que nos obligan
a concebirlo en la línea de la pobreza y del sufrimiento. Esta es la tesis
central de su evangelio, como veremos. Pero ya los tres textos citados
-bautismo, trasfiguración, la cruz- son, a este propósito, muy significativos.
El bautismo coloca la vocación mesiánica de Jesús en la línea del Siervo de
Dios, de quien habló Isaías: un proyecto de salvación que pasa a través del
servicio y de la muerte por los demás. La trasfiguración se coloca después del
anuncio de la pasión y tiene la finalidad de revelar de antemano a los
discípulos que la cruz encierra la resurrección.
Finalmente, es precisamente ante Jesús moribundo donde se convierte el
primer pagano: el centurión reconoce en Jesús al Hijo de Dios no porque vea
algún prodigio, sino porque lo ve morir. El título programático del evangelio
de Marcos no se limita a presentar a Jesús como Hijo de Dios. Quiere demostrar
que el hecho de que Jesús sea Hijo de Dios es evangelio para nosotros, es una
buena noticia esperada y sorprendente a la vez. Jesús no es un Hijo de Dios
para él, sino para nosotros. La prerrogativa de ser hijos de Dios no se refiere
sólo a él, sino también a nosotros. En el hecho de que Jesús sea Hijo de Dios
está encerrada nuestra liberación.
En definitiva, la "alegre noticia"
consiste precisamente en la continuidad entre el Jesús de Nazaret y el Señor
resucitado; consiste en el hecho de que el Hijo de Dios y su salvación se han
manifestado en Jesús y en lo que ocurrió con él (en su solidaridad con los
hombres, con los más humildes; en su amor obstinado, derrotado, pero
victorioso). Si el Hijo de Dios se hubiera manifestado en las formas espléndidas
del emperador, no habría sido una "alegre noticia": no habría sido
ninguna novedad, ninguna liberación ni esperanza. Y si la historia de Jesús de
Nazaret (su amor, sus opciones, su anuncio) se hubiera detenido en la cruz,
tampoco habría sido una alegre noticia: habría sido una prueba más de que el
amor es derrotado, de que la esperanza de los humildes y de los mártires es
inútil. La "alegre noticia" está en el hecho de que Jesús de Nazaret,
el crucificado, ha resucitado (16, 6), es el Hijo de Dios, es el Señor.
Es importante mantener unidos estos dos
aspectos de Jesús: hombre y Dios, crucificado y resucitado, Jesús de Nazaret y
Señor. En esta unión es donde está la buena noticia. Es tarea de la Iglesia (y
esto es lo que Marcos quiere explicar) no solamente hablar de Dios, sino del
Dios que se ha revelado en Jesús de Nazaret, en el amor, en la solidaridad, en
el gesto del hermano que se siente tan afectado por nosotros que llega a dar su
vida por rescatarnos. Es que a Dios se le puede proclamar de diversas maneras.
Pero tampoco es tarea de la Iglesia el hacer simplemente comunión, solidaridad
y fraternidad; es preciso indicar en la comunión la presencia de Dios, como lo
hizo el centurión, cuando "al ver cómo había expirado, dijo:
Verdaderamente era Hijo de Dios".
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág.15 s
2.- Leemos el principio del evangelio de
Marcos, que es el único de los cuatro que empieza directamente por la
presentación de aquel que abre el camino a Jesús: Juan Bautista. Marcos es
también el único que utiliza la palabra "evangelio" para iniciar su
escrito. "Evangelio" (=buena nueva, gran noticia) no quiere decir tan
sólo unos relatos sobre Jesús, sino más bien una proclamación de lo que Jesús
es y significa. Por eso indica el evangelista los tres títulos que resumen
quién es el personaje que será proclamado a lo largo de las páginas siguientes:
Jesús (persona concreta), Cristo (realizador de las promesas), Hijo de Dios
(punto de referencia universal, presencia de Dios para todo hombre, como se
verá en la profesión de fe del centurión al pie de la cruz).
Juan Bautista es quien invita a mirar hacia
este Jesús. La primitiva tradición cristiana aplicó a él el texto de Isaías que
hoy leemos en la primera lectura: aquella presencia del Señor que el profeta
veía realizada en el retorno del exilio, ahora se realizará plenamente en Jesús
(el texto, sin embargo, no es solamente de Isaías: se le ha añadido un
versículo de Mal 3,1).
Juan es un profeta probablemente relacionado
con los monjes ascetas de Qumrán, que presiente cercana la irrupci6n de Dios
para transformar el mundo, y llama a la conversión y a prepararse. Lo hace con
tonos duros y su misma imagen ascética personal tiene también este tono. Es
posible que este personaje "más poderoso" que anuncia, lo imaginase
él como una reaparición de Elías (sin embargo, Jesús dirá que Elías es Juan: Mt
11,14; cfr. todo 11,1-19).
Lo importante es el anuncio final: Juan
invita a prepararse, y el agua es la señal de la conversión-preparación; Jesús,
en cambio, vendrá a transformarlo todo y a todos con la fuerza del Espíritu de
Dios.
JOSEP LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1993/15
3-
Resulta sorprendente que el «evangelio de Jesucristo» comience con las
obras y palabras del Precursor. La razón es que en el Bautista han ido a parar
todas las palabras y promesas del AT, que ahora alcanzarán en Jesucristo su
última expresión y su cumplimiento. Hay una coherencia entre lo que dice Juan y
lo que hace, entre su mensaje y su vida. Aparece en el desierto llevando una
vida nada convencional; aparece solo frente a todo el pueblo. Así es el
profeta. Y los que le escuchan deberán abandonar antes las ciudades y la tierra
cultivada. Juan llama a penitencia, que quiere decir cambio de la mente y del
corazón, del hombre y de su contorno cultural. El que hace penitencia se
sumerge en el futuro de Dios, que esta viniendo, y deja atrás un hombre viejo y
un mundo viejo. Esto es lo que simbolizaba el bautismo de Juan.
EUCARISTÍA 1993/55
4.- La traducción del primer versículo y la
articulación del mismo con el segundo distan mucho de gozar de unanimidad entre
los traductores y los exegetas. Las ofrecidas en el texto litúrgico no me
parecen las más adecuadas.
Propongo el siguiente texto: Comienzo de la
buena noticia traída por Jesús, Mesías e Hijo de Dios, según está escrito...
La buena noticia a la que aquí se refiere
Marcos no es la obra o evangelio que él se dispone a escribir, sino el breve
mensaje proclamado solemnemente por Jesús en Mc. 1,15. La buena noticia es la llegada
del Reino de Dios. Jesús no forma parte del contenido de la buena noticia, sino
que es portador o comunicador de la misma, el portador o comunicador autorizado
por cuanto que es el Mesías y el Hijo de Dios.
El comienzo de la buena noticia es Juan, presentado
o releído por Marcos a la luz de un texto del profeta Malaquías y de otro del
profeta Isaías. Dos viejos textos proféticos agrupados por Marcos bajo el único
nombre de Isaías.
Basándose en estos textos Marcos presenta a
Juan como mensajero y voz preparatoria de Jesús. Esta función la realiza a
través de su actividad bautismal, pero sobre todo a través de su actividad oral
de los dos últimos versículos del texto, con referencia explícita a Jesús.
Jesús es anunciado como más poderoso que
Juan, a quien Juan no merece desatar las sandalias. Esta imagen gráfica no está
tomada del mundo de la esclavitud, como habitualmente se dice, sino que
pertenece al ámbito del derecho.
Desatar las sandalias tenía alcance jurídico
y designaba el reconocimiento de la primacía o del derecho del desatante sobre
el desatado. Con su afirmación de que no merece desatar a Jesús las sandalias,
Juan está reconociendo el poderío, la primacía, el derecho de Jesús sobre él.
Un poderío que el propio Juan aclara por la diferencia existente entre el agua
y el Espíritu Santo. Es bastante probable que el verbo bautizar del último
versículo haya que entenderlo en su sentido básico y primario de sumergir. Yo
os sumerjo en agua, pero El os sumergirá en Espíritu Santo.
Si le preguntáramos al mensajero Juan qué
entiende él por conversión, su probable respuesta sería la siguiente: la
transformación moral por medio del arrepentimiento, una revolución espiritual
mediante la renuncia, el abandono de la sociedad y el exilio al desierto.
Juan mismo, en calidad de convertido, daba
ejemplo de lo que pedía, viviendo fuera de la sociedad y reeditando el antiguo
inconformista que fue Elías, a quien imitaba en reciedumbre y forma de vestir.
En Juan y en Elías, los dos modelos
convertidos que el texto de hoy nos propone, hay un denominador común, un mismo
arquetipo: salida.
¿Será hoy necesario realizar esa salida,
entendida como abandono de la sociedad y marcha al desierto? Todos los fines de
semana se produce algo de esto, aunque no por conversión.
Sí, la salida es necesaria. Entendida, sin
embargo, como arquetipo de conversión, la salida no implica necesariamente un
cambio de lugar geográfico. Basta con estar en la sociedad sin vivir como vive
la sociedad.
A. BENITO - DABAR 1993/02
5.-
ACI DIGITAL 2003
2. Véase Malaquías 3, 1; Isaías 40, 3; Mateo
3, 1 ss.; Lucas 3, 2 ss. La voz de Juan es como el trueno que conmueve los
desiertos (S. Ambrosio); y sin embargo, Israel no escuchó su mensaje ni preparó
el camino. De ahí lo que dice Jesús en Mateo 17, 11 - 13: Él les respondió y
dijo: "Ciertamente, Elías vendrá y restaurará todo. Os declaro, empero,
que Elías ya vino, pero no lo conocieron, sino que hicieron con él cuanto
quisieron. Y así el mismo Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos".
Entonces los discípulos cayeron en la cuenta que les hablaba con relación a
Juan el Bautista.
4. El desierto en que San Juan predicaba y
bautizaba se hallaba a tres o cuatro leguas al este de Jerusalén, entre esta
ciudad y el Mar Muerto. Su nombre geográfico es "desierto de Judea".
Acerca del carácter del bautismo de Juan véase Mat. 3, 6 y nota: "Y se
hacían bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados". Este
bautismo no era sino una preparación de Israel para recibir al Mesías. Tampoco
era un sacramento la confesión que los pecadores hacían, pero sí una
manifestación del dolor interior, un medio eficaz para conseguir la gracia de
arrepentimiento, condición del perdón.
Confrontado en el versículo 3; Mateo 3, 1:
" En aquel tiempo apareció Juan el Bautista, predicando en el desierto de
Judea" y Lucas 3, 2: "Bajo el pontificado de Anás y Caifás, la
palabra de Dios vino sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto".
7. La conmoción que el Bautista con su
predicación de penitencia y su modo de vivir produjo, fue tan grande, que
muchos creyeron que él fuese el "Mesías" prometido. Para evitar este
engaño, Juan acentúa su misión de "precursor" señalando con su dedo
hacia Jesús: En pos de mí, viene uno... "Así como la aurora es el fin de
la noche y el principio del día, Juan Bautista es la aurora del día del
Evangelio, y el término de la noche de la Ley" (Tertuliano).
Véase Juan 3, 30 y nota: "Es necesario
que El crezca y que yo disminuya". Como el lucero de la mañana palidece
ante el sol, así el Precursor del Señor quiere eclipsarse ante el que es la
Sabiduría encarnada. Esta es la lección que nos deja el Bautista a cuantos
queremos predicar al Salvador: desaparecer. "¡Ay, cuando digan bien de
vosotros!".
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO II DE
ADVIENTO CICLO B - (10 DICIEMBRE 2023)
TEMA: “ALLANEN LOS SENDEROS DEL SEÑOR”
01.- ALLANADA LOS CAMINOS
Allanad, allanad los caminos, que viene el Señor.
Pasará, pasará por tu lado sediento de amor.
Allanad, allanad los caminos, que viene el Señor.
Pasará, pasará por tu lado sediento de amor.
Él camina con vosotros, no le conocéis,
te acompaña en tu camino, vives tú con él.
Es el pobre que se acerca buscando tu comprensión,
es el triste que deambula sediento de paz y amor.
Tú has de ser quien pondrá la sonrisa en su
corazón,
sembrarás una flor en su campo falto de Dios.
Tú has de ser quien pondrá la sonrisa en su
corazón,
sembrarás una flor en su campo falto de Dios.
Caminad,
caminad los senderos que marca el Señor.
Y
quitad, y quitad las espinas de su corazón.
Él te busca, él te llama, quiere tu lealtad,
entre rejas, en las guerras, esperando está.
Vive enfermo en las cabañas con hambre de luz y
pan,
es el rico de dinero que harto de todo está.
Allanad y quitad los pedriscos que hay al andar,
descansadle los pies al descalzo que andando va.
Allanad y quitad los pedriscos que hay al andar,
descansadle los pies al descalzo que andando va.
02.- VAMOS A PREPARAR LOS CAMINOS
VAMOS A PREPARAR EL CAMINO DEL SEÑOR,
VAMOS A CONSTRUIR LA CIUDAD DE NUESTRO DIOS.
VENDRÁ EL SEÑOR CON LA AURORA,
ÉL BRILLARÁ EN LA MAÑANA,
PREGONARÁ LA VERDAD.
VENDRÁ EL SEÑOR CON SU FUERZA,
ÉL ROMPERÁ LAS CADENAS,
ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.
1. Él estará a nuestro lado,
Él guiará nuestros pasos,
ÉL NOS DARÁ LA SALVACIÓN.
Nos limpiará del pecado,
ya no seremos esclavos,
ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.
2. Visitará nuestras casas,
nos llenará de esperanzas,
ÉL NOS DARÁ LA SALVACIÓN.
Compartirá nuestros cantos,
todos seremos hermanos,
ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.
3. Caminará con nosotros,
nunca estaremos ya solos,
ÉL NOS DARÁ LA SALVACIÓN.
Él cumplirá la promesa,
y llevará nuestras penas,
ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.
03.- CANTA JERUSALEN (Kairoi)
CANTA, JERUSALÉN.
CANTA, JERUSALÉN,
CANTA, JERUSALÉN.
Eres pueblo santo escogido
por la gracia del Señor.
Juntos caminamos en la fe
que nos conduce a nuestro Dios.
Eres tú la tierra que promete
a los hombres, el Señor.
Eres la promesa de los siglos
donde nace el Salvador.
Vives en confianza esperando
que algún día sea mejor.
Pero tu esperanza se sostiene
en el Cristo Redentor.
Vives la alegría de la vida
si contigo va el Señor.
Sufres en tu cuerpo,
y en tu alma está escrito el amor.
Canta tu alabanza con el canto
que te ofrezca el corazón.
Oh Jerusalén, Él es tu fuerza,
tu verdad y tu perdón.
04.- NOS PRESENTAMOS ANTE EL
ALTAR (Néstor Jaén)
1.- Nos presentamos ante al altar,
para ofrecer y compartir,
lo que tenemos lo que esperamos,
pedazos del vivir.
A ti pedimos pueblos hermanos,
que el egoísmo, desunión,
para encontrarnos en el esfuerzo,
hacia la comunión.
A LOS GRANOS
DEL PAN,
Y A LAS UVAS DEL VINO,
QUEREMOS ASOCIARNOS,
AL ANDAR EL CAMINO.
PARA QUE NOS TRANSFORMES,
EN TI SEÑOR JESÚS,
Y SEAMOS PARA EL MUNDO,
REFLEJOS DE TU LUZ.
2.- Te
presentamos nuestras familias,
las que nos dieron el amor,
y las que viven para ser signos,
de vida y comunión.
Te presentamos nuestras culturas,
notas de un inmenso cantar,
que, desde el fondo de sus riquezas,
luchan por la unidad.
3.- Te
presentamos nuestros contritos,
sed de justicia y libertad,
pueblos heridos de sus derechos,
en busca de la paz.
Te presentamos nuestras iglesias,
con sus carismas para amar,
con sus opciones y sus proyectos,
nueva a evangelizar.
05.- LEVANTATE PUEBLO MIO (Carmelo Erdozain)
1.- Levántate, pueblo mío,
pueblo mío, levántate, viene el Señor.
Él brilla ya en tus calles, en tus plazas
y en los hombres donde hay amor.
LEVÁNTATE, PUEBLO MÍO,
DESPIERTA PORQUE SALE EL SOL,
SU FUEGO BRILLA EN LA MAÑANA,
EL VIENTO CANTA CON SU VOZ.
2.- Su reino es de justicia,
de esperanza, su reino es de salvación.
SU REINO ES DE JUSTICIA,
DE ESPERANZA, SU REINO ES DE SALVACIÓN.
3.- Alégrate, pueblo mío,
ya llega nuestro salvador;
Su luz nos llena de esperanza,
su fuego alegra el corazón.
06.- ABRE TU TIENDA AL SEÑOR
(Carmelo Erdozaín)
ABRE TU TIENDA AL SEÑOR
RECÍBELE DENTRO, ESCUCHA SU VOZ.
ABRE TU TIENDA AL SEÑOR
PREPARA TU FUEGO QUE LLEGA EL AMOR.
1.- El Adviento es esperanza
la esperanza, salvación
ya se acerca el Señor
preparemos los caminos
los caminos del amor
escuchemos su voz.
2.- Que se rompan las cadenas
que se cante libertad
el Señor nos va a salvar
sanará nuestras heridas
nuestro miedo y soledad
Él será nuestra paz.
3.- Por la ruta de los pobres
va María, va José
van camino de Belén
en sus ojos mil estrellas
en su seno Emmanuel
Él será nuestro Rey.
07.- VEN SALVADOR (Carmelo Erdozain)
VEN, SALVADOR, VEN SIN TARDAR:
DANOS TU GRACIA Y TU PAZ.
VEN, SALVADOR, VEN SIN TARDAR:
DANOS TU FUERZA Y VERDAD.
1.- Nos diste tu palabra,
es firme nuestra espera,
iremos tras tus huellas,
sabemos que vendrás.
VEN, VEN, SEÑOR JESÚS.
2.- Los hombres de mi pueblo
esperan que Tú vengas,
que se abran horizontes
por donde caminar.
VEN, VEN, SEÑOR JESÚS.
3.- Vendrás con los que luchan
por una tierra nueva,
vendrás con los que cantan
justicia y hermandad.
VEN, VEN, SEÑOR JESÚS.
08.- ARRIESGATE
Todos unidos en la vida,
Vamos buscando un horizonte
Arriésgate, arriésgate,
Arriésgate hay algo más.
Arriésgate, arriésgate,
Arriésgate sin vacilar.
Ningún camino es largo, para emprender,
ningún esfuerzo es grande para el que ama.
ninguna cruz vacía para el que lucha
La paz que construimos con nuestra lucha,
si estamos siempre unidos, si triunfaremos,
traigamos la esperanza a todo el mundo.
Cambiemos las promesas en realidades.
Luchemos como hermanos por la justicia.
Sembremos hoy la aurora a nuestras vidas.
El pan que trabajamos con nuestras manos
el cáliz que llevamos con alegría
traerán la primavera a nuestra vida
09.- MADRE NUESTRA (Francisco Palazón)
MADRE NUESTRA QUE EN MEDIO DE LA NOCHE
DISTE AL MUNDO LA LUZ DEL REDENTOR
DANOS HOY OTRA VEZ AL ESPERADO
QUE ANDAMOS COMO OVEJAS SIN PASTOR
1. Aquel a quien adoran el sol y las estrellas
el que viste las flores y amansa el fiero mar
El Dios que a todos ama con toda su grandeza
al seno de una virgen bajó para habitar.
2. María se
llamaba mujer era del pueblo
y cerrando los ojos un SÍ rotundo dio
en esa hermana nuestra el que hizo tierra y cielos
El Dios omnipotente un día se encarnó.