miércoles, 31 de julio de 2024

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVIII T.O. CICLO B - 4 AGOSTO 2024

 OTRO PAN PARA OTRO HOMBRE

 

COMENTARIO

 

Jesús acaba de realizar el milagro de la multiplicación de los panes y comienza un largo discurso sobre el pan de vida. A partir del hambre de la gente que acude a escuchar a Jesús, y a partir del pan que ha multiplicado, vamos a progresar hacia otra hambre y otro pan.

Jesús pregunta: ¿Para qué alimento trabajan? Dejémonos interrogar profundamente; nuestras hambres revelan lo que somos. Queremos comer, desde luego, pero queremos mucho más; conocer contemplar cosas hermosas, amar, tener un trabajo interesante., esas son nuestras hambres y los alimentos por los que trabajamos. Jesús se esfuerza en orientar a su auditorio hacia las hambres profundas, hacia el hambre de vivir intensamente y de vivir eternamente: “No se preocupen únicamente de las hambres pasajeras, sientan en lo más íntimo de su ser el hambre de una vida que no pasa”. Le cuesta trabajo sacarles de sus ilusiones en unas provisiones fáciles y maravillosas. Se niega a la propuesta: “Nos has dado pan, Moisés nos dio maná. Son iguales, ¡Has tú un signo mayor!”. ¿Quién sabe si nosotros, en secreto, no estaremos esperando signos mayores? Demuestra, Señor, que existes que eres omnipotente, que la oración es escuchada, que los sacramentos producen su efecto. ¡Demuéstralo! ¡Haz signos! Quizás sea esa nuestra hambre. Hambre de ventajas de la religión, hambre de lo maravilloso. Escuchemos entonces con gusto a Jesús.

El signo es el pan que les he dado, lo mismo que era también signo el maná. Signos de un alimento superior para un hambre mayor; hay un pan de vida que da la vida más intensa que podrían desear, la vida en este mundo y la vida eterna.

¡Danos de ese pan! Soy yo. El pan es el símbolo de la vida. Jesús nuestro pan es Jesús nuestra vida. Dios quiere que tengamos un hambre terrible de lo que él soñó para nosotros y para esa hambre nos da a Jesús. Este es el proyecto de Dios en el que hemos de entrar. Pero ¿cómo?

Entramos en el proyecto de Dios cuando creemos en aquel que él ha enviado. Cuando tenemos no ya unas pequeñas hambres, sino un inmenso deseo y cuando creemos que Jesús es el pan de este hombre.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA Sal 69, 2.6

Dios mío, ven en mi auxilio, Señor, date prisa en socorrerme. Que tú eres mi auxilio y mi liberación.  Señor, no tardes.

 

ORACION COLECTA

Atiende, Señor, a tus siervos y derrama tu bondad imperecedera sobre los que te suplican para que renuevas lo que creaste y conserves lo renovado en estos que te alaban como autor y como guía. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del éxodo 16, 2-4.12-15

En aquellos días, la comunidad de los israelitas protesto contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando no sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Pero ustedes nos han sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad”. El Señor dijo a Moisés: “Yo hare llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: “Hacia el crepúsculo comerán carne, por las mañanas se saciarán de pan; para que sepan que yo soy el Señor, su Dios”.

Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporo la capa de roció, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas se dijeron unos a otros: “¿Maná?”, es decir: “¿Qué es esto?”. Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: “Es el pan que el Señor les da como alimento

 

 SALMO RESPONSORIAL (Sal 77)

 

El Señor les dio un trigo del cielo

 

Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del señor, su poder. R.

 

Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos mana, les dio un trigo del cielo. R.

 

Y el hombre comió pan de ángeles, les mando provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lecturas de san Pablo a los Efesios 4, 17.210-24

Hermanos: Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no vivan ya como los paganos, los cuales proceden conforme a lo vano de sus criterios. Ustedes, en cambio no es eso lo que han aprendido de Cristo, han oído hablar de Él y en El han sido adoctrinados, conforme a la verdad de Jesús. Él les ha enseñado a abandonar su antiguo modo de vivir, ese hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovarse en la mente y en el espíritu y a revestirse de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios; justicia y santidad verdadera.

 

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 4b

Aleluya. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 24-35

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿Cuándo has venido aquí?”. Jesús les comento: “Les aseguro, no me buscan por los signos que vieron, sino porque comieron pan hasta saciarse. Trabajen no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que les dará el Hijo del Hombre; porque es El a quien el Padre Dios lo ha marcado con su sello”. Ellos le preguntaron: “Y, ¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”. Respondió Jesús: “La Obra de Dios es esta:  que crean en quien él ha enviado”. Le replicaron: “¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?. Nuestros padres comieron en maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo”, Jesús les replico: “Les aseguro que no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les contesto: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasara hambre, y el que cree en mí nunca pasara sed”

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Dejemos que el Espíritu renueve nuestra mentalidad y vestidos de su gracia, oremos con confianza al Padre diciendo: R.- Mira a tu Hijo y escúchanos.

 

1.-  Para que a nadie falte el pan de la Palabra de Dios y el alimento de su Cuerpo y Sangre. Oremos con fe. R.

 

2.-  Para que el Pueblo de Dios se vea siempre acompañado por pastores que encarnen la misericordia y la bondad de Dios. Oremos con Fe. R.

 

3.-  Para que todos los esfuerzos por garantizar un orden de justicia, paz y convivencia lleguen a buen fin. Oremos con fe. R.

 

4.- Para que los misioneros, los teólogos, los catequistas y todos que anuncian la Palabra de Dios lo realicen con criterios evangélicos y no hagan aceptación de personas. Oremos con fe. R.

 

5.- Para que los que son esclavos del vicio del pecado se dejen transformar por la gracia y Cristo viva en sus corazones. Oremos con fe. R.

 

6.- Para que Jesús, el pan de vida, sea el alimento de nuestra fe y la fuerza que nos impulse a ser solidarios, generosos y desinteresados. Oremos con fe. R.

 

Mira a tu Hijo, que dio su vida por amor, y escucha las oraciones que en su nombre te hemos dirigido. El que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos, Señor, en tu bondad, santifiques estos dones, aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual y nos transformes en oblación perenne. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION

Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí no tendrá sed jamás, dice el Señor.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

A quienes has renovado con el don del cielo, acompáñalos siempre con tu auxilio, Señor, y ya que no cesas de reconfortarlos, haz que sean dignos de la redención eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 05: Jr 28, 1-17; Sal 118; Mt 14, 13-21

Martes 06: Dn 7, 9-10.13-14; Sal 96; 2P 1, 16-19; Mt 17, 1-9

Miércoles 07: Jr 31, 1-7; Sal_: Mt 15, 21-28

Jueves 08: Jr 31, 31-34; Sal 50; Mt 16, 13-23

Viernes 09: Nahun 2, 1.3; 1-3.6-7; Sal: Dt 32; Mt 16, 24-28

Sábado 10: 2Co 9, 6-10; Sal 111; Jn 12, 24-26

Domingo 11: 1R 19, 4-8; Sal 3; Ef 4, 30-5,2; Jn 6, 41-51

 

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Jn 6, 24-35

 

1.- Cristo acaba de realizar la multiplicación de los panes (Jn 6, 1-15). Con este motivo consigue un éxito entre la muchedumbre bastante considerable (vv. 22-25) El discurso sobre el pan de vida parte de estos dos hechos. Las gentes han comido un alimento perecedero, pero, hay otro alimento que sirve para la vida eterna (vv. 26-27); la muchedumbre ha buscado a un realizador de milagros, pero la personalidad de Jesús es de otro orden (vv. 26-27) y las obras realizadas hasta ese momento por el pueblo no son las que van a poder merecerle la salvación: lo único que cuenta es el seguir a Cristo (vv. 28-29).

Los oyentes se decepcionan evidentemente ante esta argumentación y quieren rebatir las pretensiones de Cristo: su milagro es insignificante, los antiguos vieron cosas mejores (versículos 30-31). Así, pues, si Cristo quiere revelar el misterio de su persona, que dé una señal más inteligible. Jesús responde afirmando que Él es el pan de vida (vv. 32-35).

a) Estos versículos plantean, de manera enigmática, pero excitante, el problema de la persona de Jesús y de la capacidad de la fe para descubrir el misterio que se encierra detrás de los signos que lo manifiestan. Invitan expresamente al oyente a ponerse en estado de búsqueda auténtica para poder descubrir el alcance del discurso que sigue.

b) Choca bastante ver a Cristo presentando este proceso de búsqueda que es, en resumen, la fe (v. 29) con términos como "trabajo" (v. 27) y "obras a realizar" (v. 28). Efectivamente, el trabajo que hay que hacer no es perderse en la multitud de comportamientos que implica la ley, sino comprender que la vida de Cristo es la obra del Padre por excelencia (cf. Jn 5, 17). Que los hombres renuncien a discutir inútilmente sobre las muchas obras que ellos tienen que realizar para salvarse y que reconozcan la necesidad de una sola obra: la que el Padre cumple en su hijo y que está marcada con su sello (v. 27) y se manifiesta especialmente en el signo del pan.

c).- Los signos y obras realizados por Cristo no son solo medios para legitimar su reivindicación o justificar su misión. El problema no está en dar pruebas de tipo intelectual, sino signos que comprometan ya desde ese momento y continúen la obra de salvación que Cristo trae. Con esto no es que Él quiera competir con el maná. No se trata de demostrar que El es superior a Moisés, sino de hacer comprender que tanto el maná del desierto como los panes multiplicados por Jesús son ambos expresión del amor que el Padre ofrece al mundo. Jesús, al ir más allá de la significación material del maná (v. 32), estaba completamente en la línea del Antiguo Testamento que buscó con frecuencia ver la Palabra de Dios detrás de este alimento (Dt 8, 2-3; Sab 16, 26). Jesús deja entender, con esto, que El también, al multiplicar los panes, trasciende la vida material y física por su mensaje y el misterio de su persona simultáneamente (versículo 35). Pero los interlocutores de Cristo no trascienden el plano material (v. 34). En esta situación, a Cristo no le queda otra cosa que hacer que declarar abiertamente que el pan multiplicado va unido a su misión espiritual y a su propia persona hasta el punto de confundirse con ella (v. 45).

d) Cuando Cristo revela su propia persona, emplea una fórmula nueva: pan de vida, que era algo desconocido en el Antiguo Testamento. Juan ha, sin duda, forjado esta fórmula, así como creó las expresiones "luz de vida" (Jn 8, 12), palabra de vida (1 Jn 1, 1), agua de vida (Ap 21, 6; 22, 1). Probablemente pensó en el árbol de la vida del Paraíso, símbolo de la inmortalidad de la cual el hombre quedó privado por el pecado, que el maná del desierto no fue capaz de restituir, pero que Jesús concede como respuesta a la fe (cf. Jn 6, 50, 54). Existe, pues, en el concepto de pan de vida un matiz paradisíaco y escatológico: Jesús es la verdadera vida inmortal a la que el hombre tiende desde el primer momento y que, finalmente, le es accesible por la fe.

Juan relaciona el misterio eucarístico con la encarnación (v. 35): el verdadero pan es el Hijo de Dios que ha venido del cielo. El hambre se sacia recurriendo a Él       . Todo el que cree en Cristo y en su doctrina se está ya alimentando de Él. Pero la dimensión pascual de este pan no puede ser descartada. Es fácil que la proximidad de la Pascua (Jn 6, 4) haya sugerido a Cristo el tema del maná, así como las homilías pronunciadas en las sinagogas con motivo de la proximidad de tal festividad (cf. Jn 6, 59).

La palabra "dar", que se repite tres veces en el pasaje de este día, anuncia ya el don del Calvario y expresa que no existirá pan verdadero más que cuando se haya cumplido totalmente la obra salvífica de Cristo. El pan de vida no puede ser comido solo con la fe; es necesario un pan concreto, que exigirá ser comido realmente y así nos integrará dentro del misterio de la cruz.

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA V - MAROVA MADRID 1969.Pág. 232


 

2.- Texto. Con la marcha de Jesús al final del domingo pasado, el autor dejaba en suspenso el reconocimiento de la realeza de Jesús hasta la hora de la cruz. El texto de hoy restablece la comunicación de la gente con Jesús. La primera pregunta (¿cuándo has venido?) suena casi formal, una forma de iniciar la conversación. Inmediatamente Jesús centra el tema en los vs. 26-27 invitando a la gente a descubrir lo que quería evocar la acción milagrosa realizada el domingo pasado.

La formulación del descubrimiento en términos laborales determina la siguiente pregunta de la gente. ¿Qué tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere? La gente pide a Jesús un aval, una garantía de lo que acaba de decir, a semejanza de lo que hizo Moisés con sus antepasados:

¿Qué signo nos ofreces tú? ¿Cuál es su trabajo? (vs. 30-31). Jesús responde afirmando que el sello de garantía del pan lo pone el Padre (vs. 32-33). Ante un pan que tiene un sello de garantía de tal categoría la gente no tiene más pregunta que una petición: Danos siempre de ese pan (v. 34). Llegamos al momento culminante del diálogo: Yo soy el pan de vida. El que acude a mí no pasará hambre, el que cree en mí no tendrá nunca sed.

Comentario. A propósito de los diálogos del cuarto evangelio será conveniente recordar los criterios de composición que regían en la historiografía antigua. No se trata en ellos de una reproducción material de lo dicho por los personajes, sino de reconstrucciones hechas por el escritor buscando lo más verosímil de acuerdo con la naturaleza del personaje y de la situación.

JN/EVANGELISTA. Refiriéndonos al diálogo de hoy, éste no reproduce palabras textuales de Jesús. Jesús no hablaba como en el cuarto evangelio; Jesús hablaba como aparece en Mateo, Marcos o Lucas, Juan pone en labios de Jesús no lo que Jesús dijo, sino lo que Jesús es; pan de vida, camino, verdad. Las palabras del Jesús de Juan son verbalizaciones de la naturaleza y del significado de Jesús. La verdad de esas palabras no hay que situarla en la forma reproductora sino en el fondo reproducido.

La gente iba en busca de Jesús, pero en realidad no le buscaba a él, buscaba sus dones. Para aquella gente el enviado de Dios era la Ley escrita, interpretada por los maestros. Frente a esta concepción Juan afirmaba que el enviado de Dios es Jesús. Trabajar en lo que Dios quiere no es trabajar en conocer mejor la Ley, sino en conocer mejor a Jesús y en adherirse a él. El sello de garantía de Dios no lo tiene la Ley, lo tiene Jesús. Conocer y adherirse a Jesús en el supuesto anterior es haber encontrado el alimento que saciar el hambre y la bebida que apaga la sed.

ALBERTO BENITO - DABAR 1988, 41


 

3.- Comentario: 

En su Historia de la Guerra del Peloponeso escribe ·Tucídides que los discursos de los personajes de la obra no son reproducciones literales de lo dicho por éstos, sino reconstrucciones hechas por él, buscando lo más verosímil de acuerdo con la naturaleza del personaje y de la situación. Algo similar podría decirse en los diálogo-discursos de Jesús en el cuarto evangelio (cfr. lo escrito el cuarto domingo de cuaresma propósito de Jn 3, 14-21). La situación es la descrita en el v. 24: búsqueda ansiosa de Jesús por la gente. El v. 26 da dos lecturas explicativas de esta búsqueda: Me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido hasta saciaros. La frase está formulada de manera tal que queda suficientemente clara cuál es la lectura válida: hay que buscar a Jesús en cuanto que él es signo que evoca y representa otra realidad. En el vers. siguiente el autor invita a este tipo de búsqueda: Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura dando vida eterna. Estamos de nuevo ante el evangelista de las afirmaciones chocantes de que hablábamos el domingo pasado. Creo que el lector entiende por qué digo esto y que, consecuentemente, no interpretará la frase como una invitación al pietismo. No es éste, sin embargo, el peligro que parece preocuparle al autor en este momento. Lo que aquí le preocupa es el riesgo del alimento espurio o en malas condiciones. Por eso añade: el alimento que os dará el Hijo del Hombre, pues es a él a quien el Padre, Dios, ha autenticado. Cuando más adelante escuchemos "yo soy el pan de la vida", sabremos que el autor quiere decir que sólo Jesús es el alimento que lleva el sello de garantía. En la pluma de Juan ésta es una afirmación que funciona como antítesis de esta otra: la Ley del Señor es el pan de la vida. Esta es la afirmación a la que Juan niega validez. Para él la Ley se ha convertido en un alimento espurio y en malas condiciones, a pesar de afirmaciones como la del salmo 19 (La Ley del Señor es perfecta, devuelve el respiro...) o del Salmo 1 (Dichoso el hombre cuya tarea es la Ley del Señor y medita esta Ley día y noche). Las afirmaciones de los salmos siguen siendo válidas. El problema surge cuando la Ley del Señor deja de ser acequia (cfr. Salmo 1, 2) para convertirse en coto cerrado y asfixiante. Entre hermenéutica y mentalidad anda la cosa. Por extraño o sorprendente que pueda sonarnos, parece que es desde la antítesis Jesús-Ley (cfr. Jn. 1, 17) desde donde cobra el sentido.

FE/DIFICIL. v. 29: El trabajo que Dios quiere que hagáis es el siguiente: que creáis en el que Él ha enviado. Es curiosa la elección de términos laborales en el texto de hoy: trabajo, trabajar. La elección es, sin duda, significativa desde la anterior antítesis. Y es que, cuando se es religioso, creer en Jesús no es un dato tan evidente como suele suponerse. Al menos para Juan no parece que lo fuera. De ahí su presentación del creer en Jesús como trabajo, como esfuerzo. Y si le preguntáramos por qué considera que creer en Jesús supone trabajo, nos respondería algo parecido a esto: la tradición, la mentalidad heredada, las ideas que se tienen, todo este complejo y necesario mundo puede dificultar mucho la fe en Jesús. Nuestros padres comieron el pan que Moisés les dio. No fue Moisés sino el Padre quien les dio el pan (vs. 31-32). Una vez más el autor plantea el problema hermenéutico. ¡Cuántas veces los problemas tienen su origen en lo que se ha enseñado y quiere ser mantenido a ultranza! Pero dificultades aparte, la realidad está ahí para el que haga el esfuerzo de abrirse a ella (¿qué tenemos que hacer?):

Jesús sacia siempre el hambre y la sed. Volvamos ahora al relato del domingo pasado: Jesús tomó los panes, pronunció la acción de gracias, y los repartió a la gente (Jn. 6, 11). ¡El personalmente!, según Juan. Signo evocador de la Pascua, escribía entonces. Hoy puedo añadir: La Pascua es Jesús en persona: el Cordero: la Libertad. No el Templo ni la Ley, empleando el mismo estilo tajante de Juan.

ALBERTO BENITO - DABAR 1985, 40


 

4.- Contexto. 

Estamos en el Evangelio de Juan. El capítulo 6 lo concibe el autor como una celebración paralela de la fiesta de Pascua. Para Juan, la Pascua no se celebra dónde está el Templo, sino allí donde está Jesús. La fiesta al aire libre de comienzos del cap. 6 el autor la presenta como contrarréplica al cuadro deprimente de inválidos en Jerusalén a comienzos del cap. 5. El Templo genera personas inválidas; Jesús, personas libres. Texto. Comienza cuestionando la búsqueda de Jesús por parte de la gente. Se trata de una búsqueda anecdótica, interesada, que no profundiza. Sigue en el v. 27 una invitación a otro tipo de búsqueda, a otro tipo de esfuerzo y de trabajo. ¿Qué trabajo es éste?, se pregunta el v. 28. Respuesta: dar crédito al enviado de Dios (v. 29). Pregunta: danos una señal de credibilidad, como Moisés dio la suya (vs. 30-310. ¿Moisés? No. Dios es quien da la señal de credibilidad (vs. 32-330. Esta señal es Jesús (v. 35).

Sentido del texto. 

La temática del diálogo es típicamente judía. De ahí que pueda resultarnos extraña a nosotros. Sin embargo, el diálogo empezará a perder extrañeza si lo situamos en la clave del cuarto Evangelio. Esta clave ha sido formulada en Jn. 1,17: "La Ley se dio por medio de Moisés; la gracia y la verdad, por medio de Jesucristo".

LEY/ALIMENTO. El diálogo de hoy gira en torno a esta clave. La gente ha sido enseñada en el sentido de que la Ley es el alimento de la persona religiosa. El autor del cuarto Evangelio está en total desacuerdo con esto. Según él, la ley genera inválidos (cfr. 5, 1-7). De ahí la invitación que hace a la gente a que busque otro alimento distinto de la Ley. Y le propone uno: Jesús.

En la dinámica del cuarto Evangelio, presentar a Jesús como alimento significa negar que la Ley lo sea. La dinámica del cuarto Evangelio es siempre antitética: las afirmaciones sólo funcionan como negación de otras. A nosotros puede quizá sorprendernos una cosa: el autor concibe el dar crédito al enviado de Dios como un trabajo costoso y de mucho esfuerzo. ¡Si nos parece tan fácil...! A la vista del texto de hoy, me brota una duda: ¿No será que hemos hecho de Jesús lo que la gente del diálogo había hecho de Moisés?

DABAR 1982, 41


 5.- El discurso en el que se inscribe este fragmento comienza con una pregunta de los judíos: "¿Cuáles son las obras que Dios nos encomienda?". Y Jesús responde: "La obra que Dios pide es creer". El Padre no exige las "obras", o sea, las prácticas de una ley religiosa, sino más bien la fe. En el capítulo anterior, Jesús ha afirmado que su obra es resucitar a los hombres. Aquí indica la obra nuestra: creer en el enviado del Padre.

La palabra clave del discurso es el "pan". Por eso Juan lo repite siete veces en cada sección de este capítulo. Y siete veces aparecerá la expresión: "que ha bajado del cielo". Y ahora se añade que "Jesús se hace nuestro pan cuando creemos en él". Antiguamente Dios facilitó a los israelitas un alimento especial (el maná), cuando les faltó todo en el desierto. Quizá los oyentes esperaban ahora que Dios les solucionara los problemas. Y nosotros hacemos lo mismo pidiéndole constantemente favores. Pero, si Dios se conforma con ser nuestro bienhechor y nosotros aceptamos ser simples limosneros, pronto terminamos por fijarnos solamente en las cosas que Dios nos proporciona; casi no se las agradecemos y, luego, nos volvemos a quejar. Así pasó con esos israelitas que, después de recibir el maná, se rebelaron contra Dios y "murieron en el desierto". Y es que las cosas, aunque vengan del cielo, no nos hacen mejores ni nos confieren la vida eterna.

Por eso, ahora Dios propone algo nuevo. El "pan que baja del cielo" no es alguna cosa, sino alguien, y ése es Cristo. Ese pan verdadero nos comunica la vida eterna, pero, para recibirlo, se necesita dar un paso, o sea, creer en Cristo a raíz de un compromiso personal.

EUCARISTÍA 1988, 37


 

6.- El evangelio sitúa el presente diálogo en la sinagoga de Cafarnaún (cfr. v. 59), inmediatamente después de la multiplicación de los panes en el desierto, que se halla a la otra orilla del lago. Juan entiende los milagros como "palabras visibles", esto es, como hechos significativos y no tanto como hechos ostentosos. Normalmente las enseñanzas de Jesús aclaran el significado de sus obras, de sus milagros. Y por ello Juan enlaza aquellas enseñanzas con estos milagros.

Jesús, sin responder la pregunta que le hacen, echa en cara a sus interlocutores que le buscan porque ha dado de comer, pero no porque hayan entendido el significado de la multiplicación de los panes. Han comido, pero no "han visto signos"; han recibido pan hasta saciarse, pero no han aprendido nada. Ahora bien, lo que alimenta de verdad y lo que da vida es la palabra de Dios. Este es el pan verdadero.

La misión de Jesús, el Hijo del Hombre, no es resolver milagrosamente los problemas humanos, no es multiplicar panes y peces. Y si alguna vez hace también esto, dar de comer, quiere que todos entiendan lo que esto significa, porque se trata de "un signo". El que no cree el signo se queda insatisfecho, se queda sin el verdadero pan que Jesús ha venido a traer al mundo: la palabra de Dios. Este es el alimento que perdura y por el que vale la pena trabajar.

De acuerdo con la mentalidad judía y farisaica estos hombres se interesan ahora por los trabajos que Dios quiere, por las obras que deben hacer para alcanzar la vida eterna; pero Jesús responde diciendo que Dios no quiere otra cosa que ésta: que crean en su enviado. La vida que Jesús ofrece a los que creen en él es gracia, no un salario merecido por los que trabajan haciendo muchas buenas obras; basta con creer, el que cree tiene la vida eterna. No obstante, la fe es siempre una respuesta libre del hombre a la palabra de Dios, y, en este sentido, una obra, la obra que Dios quiere.

Los que escuchan a Jesús comprenden que éste se presenta como enviado de Dios y que pide fe en su persona como única y necesaria condición para alcanzar la vida eterna. Sin embargo, no les parece suficiente lo que ha hecho Jesús en el desierto, exigen milagros mayores para que crean en él. Mientras esto no suceda, ellos se atienen a las enseñanzas de Moisés, pues éste sí que dio pan del cielo.

Jesús responde puntualizando, en primer lugar, no fue Moisés el que dio pan del cielo, sino Dios; en segundo lugar, el verdadero pan del cielo no es el maná. Los que comieron el maná murieron; los que coman ahora el pan que Jesús ofrece, vivirán. Y este pan, el verdadero pan del cielo no es otro que aquél que ha bajado del cielo para dar vida al mundo.

Pensando todavía en el maná, estos hombres creen que Jesús les habla de un pan maravilloso que sacia el hambre corporal de una vez por todas. Es el mismo malentendido de la samaritana cuando pide a Jesús que le dé el "agua viva" para no tener ya más sed y ahorrarse la fatiga de ir todos los días a la fuente (4, 15).

Por fin, Jesús responde con toda claridad: "Yo soy el pan de vida", el que da la verdadera vida. Jesús es la palabra de Dios, y el que la pronuncia, el que cree en él, vive para siempre; pues el hombre vive de la palabra de Dios. El hambre y la sed de vivir que padece el hombre sólo pueden saciarse con el verdadero pan bajado del cielo y con el agua viva que salta hasta la vida eterna. Este pan de vida y esta agua viva es Jesús, la Palabra de Dios.

EUCARISTÍA 1982, 36


 

7.- Después de la multiplicación de los panes, comienza el discurso sobre el pan de vida. El milagro había suscitado un gran entusiasmo: habían intentado proclamarlo rey (v. 15) y, anticipándose a Jesús y los discípulos, habían acudido corriendo a esperarlo en Cafarnaúm. Aparentemente, este "poder de convocatoria" es un éxito pastoral, pero Jesús, con bondadosa paciencia, pero también con agudeza crítica, emprende un discernimiento a fondo de la fe de aquellos hombres. Ellos habían dicho que era "el profeta que tenía que venir al mundo" (v. 14), o sea el Mesías, y han corrido tras de él, pero Jesús se lamenta de que lo hagan sólo por haberse saciado. El día anterior les había dado un pan, pero era para hacerles desear otro tipo de alimento. Lo que deben hacer es creer (en el sentido fuerte que esta palabra tiene en el cuarto evangelio) en aquél que Dios ha enviado (v. 29), o sea aceptar plenamente a Jesús como enviado del Padre.

Sorprende que, como respuesta, la gente le pida un signo, cuando precisamente acaba de realizar uno que tanto les había entusiasmado. Jesús los ha saciado de pan, y ellos le recuerdan el maná del desierto. Hay que tener en cuenta que los judíos distinguían entre signos de la tierra -como la multiplicación de los panes- y signos del cielo, que acreditaban más plenamente a los enviados de Dios, como Elías, que hizo bajar fuego del cielo.

Ellos entienden que el maná es un pan bajado del cielo, y por tanto es superior al pan surgido de la tierra que Jesús les acaba de dar. Jesús acepta situarse en su misma óptica: sí, el pan del cielo vale más que el pan de la tierra, y es mucho más importante que el pan que os acabo de dar. El pan que Moisés os dio, propiamente, no era pan celestial. El Padre, por el contrario, os da un pan que es realmente celestial, porque ha bajado del cielo para dar la vida al mundo. Les está hablando veladamente de su origen celestial. Ellos se interesan por aquel pan que les anuncia, y que les asegura será superior al pan con que el día anterior se han saciado. Le piden que les dé de aquel pan, y no una sola vez, sino siempre (v. 34). Jesús que los ha llevado a donde quería, les dice que aquel pan es él mismo (v. 35). Creer en él es lo que da la vida verdadera. En el fragmento del domingo próximo insistirá en el tema y se presentará no sólo como "pan" sino como "Carne" (maná y codornices).

HILARI RAGUER - MISA DOMINICAL 1976, 15


 

8.- Jn/06/22-29 FE/EGOISMO BUSQUEDA/EGOISMO:

Todas esas gentes buscan al hombre que les ha dado de comer. Búsqueda de un beneficio inmediato, superstición: pero también miedo al mañana. (...) ¡Buscaban a un panadero! Jamás se había visto nada igual: ¡había dado de comer a una muchedumbre! Se podía creer en él; sin duda, se le debería consagrar como rey... Un Dios útil-utilizable: ¡eso es lo que moviliza a las gentes! Un Dios que sirva a nuestros pequeños intereses, un Dios-comerciante que distribuya sus beneficios cuando se ha gritado lo suficientemente fuerte: ¡ése es el Dios admisible en el que se puede creer! ¡Hay una imagen de Dios que es inadmisible! Si, cuando hablamos de Dios, se trata de encontrar una prolongación del hombre, entonces tienen razón los que ya le han enterrado. Están en lo cierto los que encuentran más digno y honroso quedarse solos, sin Dios. Si Dios fuese un déspota que nos hiciera vivir el juego atroz de la espera y la sed, sin nombrar nuestro verdadero deseo, deberíamos denunciarlo y procesarlo. Si Dios no fuese más que el eterno suplidor de las deficiencias humanas, si no pasara de ser un superhombre, si no fuera más que la prolongación infinitamente agrandada de nuestras nostalgias, entonces, sí, deberíamos matar a Dios.

¡Buscaban a un panadero! Decidme, ¿no nos confundimos de punto de partida cuando se trata de Dios? Un Dios al que encontramos en nuestros gemidos, cuando andamos a tientas en nuestros lamentos y en nuestras esperanzas frustradas... Un Dios a nuestra pequeña medida, para satisfacer nuestros pequeños deseos... "¡Me buscáis, no porque hayáis visto signos, sino porque habéis comido pan!".

"Me gustaría hablar de Dios no en los límites, sino en el centro; no en la debilidad, sino en la fuerza; no a propósito de la muerte y de la falta, sino de la vida y la bondad del hombre" (·Bonhoeffer-D, Résistance et Soumission, p. 123). Véanse los signos: Jesús cura, hace andar a los paralíticos, limpia a los leprosos, perdona a los que ya no pueden soportar el peso de su pecado.

Dios no se descubre en la debilidad del hombre, sino en su nobleza. Querían hacer de Jesús un Dios-panadero, y él huyó. El Dios de la fe está siempre en el silencio de la adoración, cuando su rostro se transparenta en las huellas de su presencia. Sólo Dios habla bien de Dios, y sólo Cristo es "el intérprete" del Padre: "Lo que tenéis que hacer es creer en el que Él ha enviado". Jesús se fue de allí e invitó a que le siguieran. Nadie puede manejar a Dios.

Abre nuestro corazón,
ilumina nuestra inteligencia
y aviva nuestro amor, Señor,
para que recibamos tu Reino
como el niño recibe el pan de su padre.
¡Que en el silencio nos sean revelados
el secreto de tu presencia
y la riqueza de tu bendito Nombre! 

DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 155 s.

 

PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B - (04 DE AGOSTO 2024)

 

TEMA: “EL QUE VIENE A MI NO PASARA HAMBRE, Y EL QUE CREE EN MI NUNCA PASARA SED””

 

01.- ALREDEDOR DE TU MESA (Francisco Palazón)

ALREDEDOR DE TU MESA VENIMOS A RECORDAR (BIS)

QUE TU PALABRA ES CAMINO, TU CUERPO FRATERNIDAD,

QUE TU PALABRA ES CAMINO, TU CUERPO FRATERNIDAD.

1.- Hemos venido a tu mesa

a renovar el misterio de tu amor,

con nuestras manos manchadas

arrepentidos buscamos tu perdón.

 

2.- Juntos y a veces sin vernos,

celebramos tu presencia sin sentir

que se interrumpe el camino

si no vamos como hermanos hacia Ti.

 

02.- REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR (Francisco Palazón)

REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR,

QUE NOS HA CONGREGADO ANTE SU ALTAR,

CELEBREMOS EL MISTERIO DE LA FE

BAJO EL SIGNO DEL AMOR Y LA UNIDAD [BIS]

 

1.- Tú, Señor, das sentido a nuestra vida,

tu presencia nos ayuda a caminar,

tu palabra es fuente de agua viva

que nosotros, sedientos, a tu mesa venimos a buscar.

 

2.- Purifica con tu gracia nuestras manos,

ilumina nuestra mente con tu luz,

que la fe se fortalezca en tu palabra,

y tu cuerpo, tomado en alimento, nos traiga la salud

 

03.- DONDE HAY CARIDAD (Joaquín Madurga)

DONDE HAY CARIDAD Y AMOR,

ALLI ESTA EL SEÑOR

ALLI ESTA EL SEÑOR. (BIS)

 

1.- Una sala y una mesa,

una copa, vino y pan,

los hermanos compartiendo

en amor y en unidad.

Nos reúne la presencia

y el recuerdo del Señor,

celebramos su memoria

y la entrega de su amor.

 

2.- Invitados a la mesa

del banquete del Señor,

recordamos su mandato

de vivir en el amor.

Comulgamos en el cuerpo

y en la sangre que Él nos da,

y también en el hermano

si lo amamos de verdad.

 

3.- Este pan que da la vida

y este cáliz de salud

nos reúne a los hermanos

en el nombre de Jesús.

Anunciamos su memoria,

celebramos su pasión,

el misterio de su muerte

y de su resurrección.

 

04.- TRAEMOS A TU ALTAR

TRAEMOS A TU ALTAR CON EL VINO Y EL PAN

NUESTRAS OFRENDAS.

TRAEMOS A TU ALTAR CON LOS HOMBRES

SU AFAN Y SUS PROBLEMAS.

 

1.- Con los hombres que trabajan

el pan con su sudor

ofrecemos nuestro esfuerzo.

Por los hombres que no tienen

trabajo ni pan,

te pedimos el sustento.

 

2.- Con los hombres cuyas vidas

son fruto de bien

ofrecemos nuestra entrega.

Por los hombres cuyas vidas

son pena y dolor:

que sepamos estar cerca.

 

3.- Con los hombres que construyen

un mundo de paz

ofrecemos nuestras manos.

Por los hombres que padecen

la guerra y el mal:

que seamos solidarios.

 

05.- YO SOY EL PAN DE VIDA (S. Toolan)

1.- Yo soy el Pan de Vida

el que viene a Mí no tendrá hambre,

el que cree en Mí no tendrá sed.

Nadie viene a Mí si mi Padre no lo atrae.

 

YO LO RESUCITARÉ, YO LO RESUCITARÉ,

YO LO RESUCITARÉ, EN EL DÍA DE EL.

 

2.- El Pan que Yo daré

es mi Cuerpo, Vida para el mundo.

El que coma de mi Carne, tendrá vida eterna.

tendrá vida eterna.

 

06.- FIESTA DEL BANQUETE (Carmelo Erdozain)

FIESTA DEL BANQUETE, MESA DEL SEÑOR,

PAN DE EUCARISTÍA, SANGRE DE REDENCIÓN.

 

1.- Este Pan que nos das por manjar

es el Pan de unidad y de fraternidad.

 

2.- Hacia Ti vamos hoy, a tu altar

Tú nos das la ilusión en nuestro caminar.

 

3.- Escuché su voz en mi caminar,

conocí al Señor en la fracción del Pan.

 

4.- Pan de vida eterna, Cuerpo del Señor

Cáliz de la Alianza, fuente de Salvación.

 

07.-  YO SOY EL PAN DE VIDA

1.- Yo soy el Pan de Vida

el que viene a Mí no tendrá hambre,

el que cree en Mí no tendrá sed.

Nadie viene a Mí si mi Padre no lo atrae.

 

“YO LO RESU CITARE, YO LO RESUCITARE

YO LO RESUCITAREE, EL DÍA FINAL.” (bis)

 

2.- El pan que yo daré es mi Cuerpo,

vida para el mundo.

El que siempre coma de mi carne

vivirá en Mí como yo vivo en mi Padre.

 

3.- Yo soy esa bebida

que se prueba y no se siente sed.

El que siempre beba de mi sangre

vivirá en Mí y tendrá la vida eterna.

 

4.- Sí, mi Señor, yo creo

que has venido al mundo a redimirnos,

que Tú eres el Hijo de Dios

y que estás aquí, alentando nuestras vidas.

 

08.- DONDE ESTA TU TESORO (Brotes de Olivo)

No atesores en la tierra,

donde la herrumbre corroe,

donde los ladrones roban,

y la polilla carcome.

Atesora en las alturas,

allí la herrumbre no existe,

la polilla no devora

y el ladrón de Dios se viste.

 

CONFIAD EN LA VIDA,

ESPERAD SIEMPRE EN DIOS;

AL CREARTE YA TE AMABA,

Y EN TU VIDA ÉL CONFIÓ.

NO HAY FORTUNA MÁS GRANDE,

QUE ESPERAR SIEMPRE EN DIOS,

Y SI EN DIOS TÚ CONFÍAS,

ÉL VIVE EN TU CORAZÓN.

 

No te preocupe tu vida,

el vestido o alimento,

es más, la vida que el pan,

y que la ropa el cuerpo.

El ave nunca sembró,

ni recogió en graneros,

el Dios Padre lo alimenta:

sois vosotros más que ellos.

 

CONFIAD EN LA VIDA,

ESPERAD SIEMPRE EN DIOS;

AL CREARTE YA TE AMABA,

Y EN TU VIDA ÉL CONFIÓ.

NO HAY FORTUNA MÁS GRANDE,

QUE ESPERAR SIEMPRE EN DIOS,

Y SI EN DIOS TÚ CONFÍAS,

ÉL VIVE EN TU CORAZÓN.

 

Tu tesoro puede estar

en el cielo o en arcón,

y donde está tu tesoro,

allí está tu corazón.

No hay riqueza más grande

que el tesoro de tu amor,

es tesoro que no muere

porque es riqueza de Dios.

 

CONFIAD EN LA VIDA,

ESPERAD SIEMPRE EN DIOS;

AL CREARTE YA TE AMABA,

Y EN TU VIDA ÉL CONFIÓ.

NO HAY FORTUNA MÁS GRANDE,

QUE ESPERAR SIEMPRE EN DIOS,

Y SI EN DIOS TÚ CONFÍAS,

ÉL VIVE EN TU CORAZÓN (BIS)

 

09.-  MARIA, LA MADRE BUENA (Kairoi)

Tantas cosas en la vida nos ofrecen plenitud,

y no son más que mentiras que desgastan la inquietud

Tú has llenado mi existencia al quererme de verdad

yo quisiera Madre Buena amarte más.

 

En silencio escuchabas la palabra de Jesús

y la hacías pan de vida meditando en tu interior,

la semilla que ha caído ya germina y está en flor

con el corazón en fiesta cantaré.

 

Ave María, Ave María                        

Ave María, Ave María

 

Desde que yo era muy niño has estado junto a mi

y guiado de tu mano aprendí a decir si

Al calor de la Palabra nunca se enfrió mi fe

en la noche más oscura fuiste luz.

 

No me dejes Madre mía, ven conmigo a caminar

y quiero compartir mi vida y crear fraternidad

muchas cosas en nosotros son el fruto de tu amor

la plegaría más sencilla cantaré

 

Ave María, ave María

Ave María, ave María

 

010.- TE DEN GRACIAS (E. de Zayas)

TE DEN GRACIAS TODOS LOS PUEBLOS;

QUE TODOS LOS PUEBLOS TE DEN GRACIAS.

TE DEN GRACIAS TODOS LOS PUEBLOS;

QUE TODOS LOS PUEBLOS TE DEN GRACIAS.

 

1.-  Señor, Señor, Señor, gracias te damos

por esta fiesta que hemos celebrado;

tu cuerpo y sangre hemos recibido;

volvemos a la vida renovados.

 

2.- Señor, qué bien se vive en tu casa,

en Cristo siempre unidos como un cuerpo.

Señor, que sea éste un anticipo

del cielo del cual ya participamos.