MI CARNE ES VERDADERA COMIDA Y MI SANGRE ES VERDADERA BEBIDA
COMENTARIO
El
evangelio de este domingo continúa con el discurso del pan de vida. Hasta ahora
había hablado Jesús del pan de vida que baja del cielo, del pan con el que regala
el Padre a los hombres enviándole a su propio Hijo. Este es el pan de vida (v.
35, 48-51 a), de la misma manera que es también la luz del mundo (8, 12), y da
vida a los que creen en él. Pero ahora habla Jesús del pan que él mismo les
dará y se refiere expresamente a su carne y sangre, los dones eucarísticos.
El
lugar paralelo a estas palabras "vida del mundo" lo encontramos en
las que pronuncia Cristo sobre el pan en la Cena y precisamente en la forma que
recoge la tradición paulina en 1Cor 11, 24. La expresión "para la vida del
mundo" significa lo mismo que "entregada para la vida del mundo"
y es una alusión clara al sacrificio de su muerte en la cruz. Por lo tanto, el
pan que da la vida es precisamente el cuerpo de Cristo entregado a la muerte
para salvar al mundo. (cfr. Lc. 22, 19).
El v.
54 dice literalmente: "el que mastica mi carne". Juan utiliza un
vocabulario particularmente realista para caracterizar la participación en la
eucaristía. Según la costumbre judía, los alimentos de la comida pascual tenían
que ser cuidadosamente masticados. Por ello los judíos entienden estas palabras
literalmente, como verdadera comida de la carne de Jesús. Pero les parece una
locura. No obstante, Jesús no mitiga el escándalo que han producido sus
palabras. Ahora, confirmando de nuevo el sentido, realista, añade que es
también preciso beber su sangre, lo cual resultaba especialmente escandaloso
para los judíos, a quienes les estaba prohibido el alimentarse de sangre (Lev
17, 10 s.; Hch, 15, 20).
De la
misma suerte que el alimento natural se une orgánicamente al hombre, así
también el que come la carne y bebe la sangre de Cristo entra en una unión de
vida con él. Esta unión es comparada a la que Jesús tiene con el Padre que le
ha enviado al mundo. Así como el Hijo tiene vida por el Padre (cfr. 5, 26), así
también el que coma la carne de Cristo tendrá vida por el Hijo, esto es,
participará en aquella misma vida que el Hijo recibe del Padre.
Las
palabras "vivirá por mí" son equivalentes a "vivirá por mi carne
y sangre"; por lo tanto, esta última expresión debe entenderse de todo lo
que Jesús es. El verdadero pan de vida bajado del cielo no es el
"maná", sino el que da Cristo. Porque éste sí que viene
verdaderamente del Padre y conduce a la vida eterna a todos los que lo reciben
con fe y se unen de este modo a Cristo que se entrega para vida del mundo.
Comulgar es entrar en unión de vida con Cristo para entregarse con él a todos
los hombres y alcanzar así vida eterna y así Cristo cumple las expectativas del
Antiguo Testamento: es el verdadero Moisés que nos nutre con el maná de la
Eucaristía, es la verdadera Sabiduría que nos ofrece el pan y el vino de su
Palabra y de su Persona presente en el Sacramento. Esa vida de Cristo nos
compromete a ponerla en obra en nuestra vida de cada día, como nos indicaba
Pablo.
R.P. Roland Vicente Castro
Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 83, 10-11
Fíjate, oh, Dios, escudo nuestro; mira el
rostro de tu Ungido, porque vale más un día en tus atrios que mil en mi casa.
ORACION
COLECTA
Oh, Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman,
infunde la ternura de tu amor en nuestros corazones, para que, amándote en todo
y sobre todas las cosas, consigamos alcanzar tus promesas, que superan todo
deseo. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro
de los Proverbios 9, 1-6
La sabiduría ha construido su casa, ha tallado
sus columnas, ha preparado el banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa;
ha mandado a sus criadas para que lo anuncien en los puntos que dominan la
ciudad: «Los inexpertos, que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio:
“Vengan a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejen la
inexperiencia y vivirán, sigan el camino de la prudencia”».
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 33)
Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza
está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo
escuchen y se alegren. R.
Todos sus santos teman al Señor, porque nada
les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que
buscan al Señor no carecen de nada. R.
Vengan, hijos, escúchenme, los instruiré en
el temor del Señor; ¿hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad. R.
Guarda tu lengua del mal, tus labios de la
falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Efesios 5, 15-20
Hermanos: Observen atentamente cómo
están procediendo ustedes; no sean necios, sino sabios, aprovechando el tiempo
presente, porque los días son malos. Por eso, no sean irreflexivos; antes bien,
traten de descubrir cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino,
que lleva al libertinaje, sino déjense llenar del Espíritu. Reciten,
alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; canten y toquen para el Señor
de todo corazón. Y den siempre gracias a
Dios Padre, por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 6,56
Aleluya. El que come mi carne y
bebe mi sangre habita en mí, y yo en él —dice el Señor—. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy
el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Los judíos
discutían entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». Entonces Jesús
les dijo: «Les aseguro que, si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben
su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera
comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre
habita en mí, y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el
Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha
bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron, y murieron; el que
come este pan vivirá para siempre».
PLEGARIA
UNIVERSAL
Oremos a Dios, que nos invita a su banquete eterno, y digámosle con
confianza:
R. Escúchanos, Señor.
1.- Para que la sabiduría guíe las decisiones de los obispos y
superiores de las comunidades de la Iglesia. Oremos con fe. R.
2.- Para que, con sensatez y prudencia, los cristianos nos dejemos
guiar por el Espíritu del Evangelio. Oremos con fe. R.
3.- Para que, movidos por el Espíritu del Señor, cada día sean más los
que se comprometen a hacer el bien, a ayudar a los débiles y a consolar a los
tristes. Oremos con fe. R.
4.- Para que haya justicia en el mundo y la paz sea una realidad
estable entre los cristianos. Oremos con fe. R.
5.- Para que el Pan de la Eucaristía sea el consuelo y la fortaleza de
los enfermos. Oremos con fe. R.
6.- Para que, al alimentarnos del Cuerpo y la Sangre de Cristo, dejemos
que Él viva en nosotros y guíe nuestras acciones. Oremos con fe. R.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, danos tu sabiduría y haz que, al
alimentarnos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, experimentemos la fuerza de
tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, nuestras
ofrendas en las que vas a realizar un admirable intercambio, para que, al
ofrecerte lo que tú nos diste, merezcamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 129, 7
Del
Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Después de haber
participado de Cristo por estos sacramentos, imploramos humildemente tu
misericordia, Señor, para que, configurados en la tierra a su imagen,
merezcamos participar de su gloria en el cielo. Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 19: Ez 24; 15-24; Sal: Dt 32;
Mt 19, 16-22
Martes 20: Ez 28, 1-10; Sal: Dt 32; Mt 19, 23-30
Miércoles 21: Ez 34, 1-11; Sal 22; Mt 20, 1-16
Jueves 22:
Ez 36, 23-28; Sal 50; >Mt 22, 1-14
Viernes 23: Ez 37, 1-14; Sal 106; Mt 22, 34-40
Sábado 24:
Ap 21, 9b-14; Sal 144; Jn 1, 45-51
Domingo 25: Jos 24, 1-2ª.15-17; Sal 33;
Ef 5, 21—32; Jn 6, 60-69
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn
6, 51-59
También Evangelio de la Fiesta del Corpus en el Ciclo
A
1.-PAN/SENTIDO.
El pan eucarístico sigue las leyes de todo pan
ofrecido por el padre de familia a los suyos. El pan, en efecto, no tiene
significado especial en sí mismo; ha tenido que haber alguien que lo ganara y
que lo fabricara, y no tiene sentido sino en cuanto que alguien lo va a comer.
Al hacer entrega del pan, que representa su vida y su trabajo, el padre y la
madre de familia pueden decir en cierto modo: "este pan es mi carne
entregada para mis hijos" (v. 51), mientras que los comensales, al
participar de ese pan, comparten en cierto modo la vida misma de quien se lo ha
dado (v. 54). Si los padres y los hijos pueden cargar de un significado
profundo al pan cada vez que lo comparten, ¿por qué Jesús, que es el hombre más
perfecto que haya existido, no habría de poder dar al pan una significación
completamente nueva, al nivel de la profundidad del ser del que vive, y hacer
de él la participación de su vida con el Padre (v. 57) y el elemento
constitutivo de un nuevo tipo de humanidad impregnado de vida eterna? (v. 54).
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA
CRISTIANA V - MAROVA MADRID 1969.Pág. 279
2.- Como en el cap. 5 tenemos aquí un duplicado del
discurso del pan de vida que pretende lanzar aún más lejos la reflexión del
tema anterior, es decir: Jesús como revelación y como eucaristía dentro del
simbolismo del pan. Parece como si el autor quisiera terminar su discusión
sobre la contraposición maná/Cristo, volviendo a sacar jugo de Dt 8, 3: el maná
no era más que una profecía de la que ahora se saca la lectura y lección
definitiva. Los judíos no han comprendido esta lectura y siguen aferrados a la
perspectiva del alimento material. Esto va a dar pie a una nueva explicación,
aún más en la línea dura de la presentación de la persona de Jesús. Se va yendo
hacia posturas de aceptación o de no aceptación: de amor, en definitiva.
Esta palabra "carne" va a ser en adelante
la palabra clave en torno a la cual se desarrollará la profundización sobre el
misterio revelador. La palabra "carne" designa todo lo que constituye
la realidad del hombre con sus posibilidades y debilidades (cf. 1, 14; 3, 16;
8, 15). Jn tal vez ha conservado una tradición litúrgica independiente, que
traducía literalmente la palabra aramea bisra (carne) que Jesús había podido
emplear en la Cena. Jn insiste sobre todo en el valor salvífico de la
encarnación. No hay posibilidad de fe más que a partir de Jesús. De un modo u
otro hay que llegar a "comprender", a amar a este Jesús que
posibilita el acceso a Dios.
v. 54: Lit.: "el que mastica mi carne".
Jn utiliza un vocabulario particularmente realista para caracterizar la
participación en la eucaristía. Según la costumbre judía, los alimentos de la
comida pascual tenían que ser cuidadosamente masticados. En el fondo el
escándalo nace de la comprensión a dos niveles que se da en un diálogo de
sordos ya que los puntos de partida son diferentes: Jesús habla del todo de su
persona, mientras que los judíos lo están comprendiendo en sentido material.
Sin embargo, Jn quiere decir que los judíos no están dispuestos a aceptar al
todo Jesús, al Jesús de la historia como revelador del Hijo. Por eso se aferran
a un diálogo ficticiamente paralelo. En el fondo y de nuevo, la figura del
Jesús evangélico es la piedra de discernimiento.
Vivir es entrar en comunión con el Hijo y desde
entonces con el Padre. Este intercambio hecho de conocimiento y de amor mutuos
queda asegurado por el hecho "Jesús" de una forma estable y
definitiva. Esto es lo que celebra el creyente cada domingo: la vida de Jesús
y, por la aceptación de ese Jesús, la vida del creyente como lugar único del
encuentro con Dios. Huir en la vida es no creer, mientras que amar la vida y
defenderla es comenzar el camino de la comprensión última del amor de ese Dios
que tiene por Hijo al Jesús de la historia.
EUCARISTÍA 1985, 39
Texto. Su comienzo recoge las afirmaciones finales
del domingo pasado para cuestionarlas. El cuestionamiento lo hacen también los
maestros responsables de la formación del pueblo. Seguimos pues en el debate
iniciado el domingo pasado. Los maestros insisten en cómo una persona física
puede tener capacidad de ser alimento para los demás.
En su respuesta reafirma Jesús que él es el
alimento de vida eterna en su calidad de Hijo del Hombre enviado por el Padre.
Entre el Padre y él hay una comunión de vida que le constituye a él en el
alimento y bebida verdaderos. En esa misma comunión de vida entra todo el que
se alimenta de Jesús.
Comentario. Puesto que la Ley procede y deriva de
Dios, los maestros de Israel podían atribuirle las cualidades y virtualidades
que se reflejan, por ejemplo, en el Salmo 19, 8-11: es perfecta, genera
sosiego, instruye, ilumina, es más preciosa que el oro, más dulce que la miel.
La consideraban fuente de libertad, bienestar y vida. Era sinónimo de sabiduría
y amor.
El texto de hoy fundamenta la supremacía de Jesús
sobre la Ley en algo que ésta no podía en absoluto poseer: la capacidad de
comunión personal. Jesús es alguien, no algo. Alguien distinto del Padre y en
comunión con El. Alguien que vive la misma vida del Padre y que por vivirla la
puede transmitir a otros, haciéndoles capaces de ser hijos del Padre. A una
persona no es una Ley, por divina que ésta sea, lo que de verdad puede saciar
sus aspiraciones. Como personas creyentes vivimos la increíble sorpresa de
poder comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre, entrenándonos para la vida
de Dios.
ALBERTO BENITO - DABAR 1988, 43
5.- Texto. Comienza con las afirmaciones finales
del domingo pasado, siendo la última de ellas la que va a concentrar la
atención: "el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo".
El término "carne" designa aquí al ser
humano, considerado bajo el aspecto de ser material, sensible y perceptible y,
en consecuencia, perecedero y corruptible. En los vs. 51 y 52 se emplea sólo
carne; en el resto de versículos se emplea en combinación-distinción con
sangre. Son dos modalidades para expresar en definitiva lo mismo: Jesús como
ser humano. De ahí que carne o carne-sangre puedan ser sustituidas por el
pronombre personal en el v. 57.
Hay, sin embargo, una diferencia de matiz en el
empleo de carne sólo o en combinación-distinción con sangre. Carne, sin más,
designa al ser humano en estado o situación normales; carne-sangre designan al
ser humano en estado o situación violentados.
La diferencia es significativa e importante y
retoma lo que un lector del cuarto evangelio sabe desde Jn. 1, 29-36 y a lo que
ya se hizo referencia hace tres domingos: Jesús es el cordero de pascua. La
pregunta de los judíos tiene como finalidad introducir la reflexión sobre Jesús
alimento en cuanto cordero sacrificado. No es una pregunta sobre el hecho de
comer a Jesús, sino sobre la modalidad de comida ofrecida.
De esta manera, la dificultad formulada el domingo
pasado de cómo un ser humano puede ser fuente de vida adquiere en el texto de
hoy dimensiones mayores si cabe: Jesús es fuente universal de vida en cuanto
carne (es decir, ser humano perecedero y corruptible) y, además, carne
violentada, sacrificada.
En el fondo de la invitación a comer a Jesús (¡qué
realismo de lenguaje!) empieza a vislumbrarse la presencia de la muerte
violenta también en el discípulo. ¿Muerte? Resulta inevitable emplear este
término, pero la realidad profunda nos dice que hay que hablar más bien de
vida. De ahí que el texto siga insistiendo en la resurrección y en la vida.
Comentario. Quedar perplejos ante el texto, ante lo
que dice y cómo lo dice, es probablemente la actitud inicial espontánea ante
él. NI el fondo ni la forma son aquí convencionales. No lo es el fondo, porque
choca con la razón; no lo es la forma, porque el lenguaje realista y crudo raya
con la antropofagia. Todo es aquí provocativo y escandaloso.
Pero, superada la inicial perplejidad, descubrimos
en este texto a un Jesús que vivió la historia, que quedó marcado por ella,
pero que no fue vencido por ella. Es un Jesús con cicatrices, señal inequívoca
de su paso por esta tierra nuestra; pero lleno de la vida cuyo hontanar está en
el Padre. El alimento que se nos ofrece no es un ser etéreo e irreal, sino el
hijo del hombre, no es alguien incapaz de compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno probado en todo igual que nosotros excluido el pecado (Heb. 4, 15).
Por eso es un alimento que satisface realmente.
ALBERTO BENITO - DABAR 1991, 41
6.- Continuamos con el discurso del pan de vida. El
fragmento de este domingo entra de lleno en la clave eucarística, tal como era
entendida y vivida por la comunidad joánica. "Mi carne para la vida del
mundo", en el fondo de esta expresión hay una fórmula aramea en la que
"carne" sustituye a "cuerpo" para designar la realidad
creatural de la persona humana. "Para la vida" traduce la preposición
griega "Hyper"., que en el cuarto Cántico del Siervo y en los relatos
de la institución de la eucaristía denota el carácter sacrificial y expiatorio
de la muerte de Cristo. "Mundo" acentúa el sentido universalista de
la salvación. Las murmuraciones de los judíos del v. 42 nos recuerdan las de
sus antepasados ante Moisés en la travesía del desierto del Sinaí.
La Eucaristía proporciona una comunión real de vida
y de destino con la persona de Jesús. Lo acentúa nuestro texto de varias
maneras: el cuerpo de Jesús nos hace participar en la resurrección, nos hace
vivir "por Cristo", que es vida "para siempre". Ello hay
que entenderlo no de una manera mágica, sino como una comunión auténticamente
personal. La clave de comunión es, además, típica de la teología joánica:
comunión de Cristo con el Padre (cf. 10, 38; 14, 10-11), del discípulo con
Cristo (cf. 15, 4-10), y del creyente con el Padre y con Cristo (cf. 17,
21-23).
Cristo cumple las expectativas del Antiguo
Testamento: es el verdadero Moisés que nos nutre con el maná de la Eucaristía,
es la verdadera Sabiduría que nos ofrece el pan y el vino de su Palabra y de su
Persona presente en el Sacramento. Esa vida de Cristo nos compromete a ponerla
en obra en nuestra vida de cada día, como nos indicaba Pablo.
JORDI LATORRE - MISA DOMINICAL 1991, 12
Es un verdadero escándalo: los judíos están
indignados ante lo que escuchan. "¿Cómo puede éste darnos a comer su
carne?". Nosotros ya no nos extrañamos apenas: ¡estamos tan habituados a
estas palabras...! Sin embargo, el realismo de las palabras de Jesús tiene
motivos para desconcertar. Se trata de pan, de carne dada como comida, de
sangre vertida para apagar la sed. Se trata de comer e incluso, en el texto
original, de "masticar". Nos hallamos muy lejos de ese alimento
espiritual que no se podía tocar con los dientes, so pena de sacrilegio. Para
nosotros ya no existe el escándalo, porque hemos des-encarnado la Eucaristía:
una hostia inmaculada muy distinta del grosero pan de cada día.
Pero nuestras asambleas eucarísticas deberían
constituir verdaderos escándalos públicos. "¿Cómo puede ser eso?".
Sí: los hombres deberían extrañarse al vernos tomar el grosero pan de nuestras
vidas, la vida de todos los hombres, con sus miserias y sus esperanzas, y
atrevernos a pronunciar sobre esas humildes realidades las palabras del Señor:
"Esto es mi cuerpo". Porque ahí está el escándalo: Dios toma sobre sí
la vida del mundo y, si nosotros hemos hecho del "símbolo" del pan el
símbolo del símbolo, es porque ¡hemos deshumanizado a Dios! "¿Cómo puede
ser eso?". No tenemos más testimonio que dar que el desconcertante anuncio
de un Dios que ha dejado su casa para habitar el mundo de los hombres...
Comer es incorporarse, fusionar. "¡Te comería
a besos!", dice la madre mientras estrecha en sus brazos a su hijo. Tomar
el cuerpo y la sangre de Cristo es entrar en comunión de amor y de destino.
Tomar el cuerpo y la sangre es, además, reconocer
la vida del Espíritu en la carne y en la sangre de la humanidad de hoy. La
humanidad que sufre, que busca, que da a luz al mundo con dolor; la humanidad
que se regocija, que canta y que baila. Humanidad de ricos y de pobres,
humanidad de pecadores y de santos.
Tenían razón para escandalizarse, porque en lo
sucesivo, cuando unos hombres y mujeres, reunidos en el nombre del Señor,
compartan el pan dando gracias, se producirá una y otra vez el advenimiento de
la sorprendente novedad de Dios que toma carne viva, la carne de la existencia
entera de los hombres.
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL CUARESMA
Y TIEMPO PASCUAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 164
8.-/Jn/06/53-60
La palabra de Jesús es tajante en tres afirmaciones
fundamentales: mi carne es verdadera comida, yo doy mi carne para vida del
mundo, el que no come este pan no tendrá vida, mientras que quien lo come
vivirá eternamente.
Para desempeñar un oficio, para pertenecer a
ciertas sociedades, para poder tener acceso a ciertas profesiones, para poder
realizar ciertos planes... se requieren ciertas condiciones de edad,
preparación, títulos académicos, etc.
La condición que Jesús pone para permanecer en él y
para tener vida eterna es la de comer su pan y beber su sangre, comer de este
pan que Jesús ofrece es una condición decisiva, comerlo es vivir eternamente,
no comerlo es aceptar no tener vida. Desde nuestra experiencia vital esto es
clarísimo. El que no come muere de hambre, y el que come poco está desnutrido,
débil, sin fuerzas para el trabajo que otros bien nutridos, cumplen con
relativa facilidad.
La vida del Espíritu, la vida de Dios, necesita su
adecuado alimento que es el cuerpo de Cristo. No comerlo es resignarse o morir.
Hacerlo con poca frecuencia o de manera inadecuada es condenarse a estar débil,
desnutrido, sin fuerzas para las dificultades morales de la vida y los
compromisos cristianos. No hay cristianos de distinta naturaleza. Aquí radica
la diferente fortaleza o debilidad entre los cristianos. En la distinta manera
de alimentarse de Cristo.
El alimento es el cuerpo de Cristo, a condición de
que se reciba de manera adecuada: con reflexión y no por rutina, con debidas
disposiciones y preparación, con voluntad de aceptar los compromisos que de
ello se derivan.
"¿Esto os escandaliza?" Les dice Jesús
"pues si vierais subir al Hijo del hombre donde estaba antes", esto
sí que os terminaría de escandalizar.
Habla del Hijo del hombre que volverá a subir donde
estaba antes. Dicho en otras palabras. Jesús no es un hombre cualquiera. No se
trata de que se escandalicen más sino de dar la razón del mismo; el escándalo
se produce sencillamente porque no se reconoce quién es Jesús. Los que lo
reconocen como el Hijo del hombre saben que puede hacer lo que dice y aceptan
su palabra.
"¿Y si vierais al Hijo del hombre subir a
donde estaba antes? El Espíritu Santo es quien da vida; la carne no sirve de
nada". El discurso sobre el pan de vida y el pan de la eucaristía alcanza
su lugar exacto hablando de la "ascensión" y del Espíritu Santo. La
carne en cuanto carne pertenece al ámbito del pan "perecedero". El
Espíritu es el que da vida. Ahora bien, Jesús, en cuanto Hijo del hombre,
pertenece a esa esfera de arriba, del Espíritu. Y solamente cuando esté dominado
por el Espíritu, que lo resucitó de entre los muertos, podrá entregar la carne
y la sangre, animadas del mismo Espíritu como principio de vida eterna.
El evangelista ha querido precisar al final del
relato, algunos datos importantes relacionados con la eucaristía. Da
importancia fundamentalmente a dos cosas: una relacionada a la ascensión del
Hijo del hombre y otra relacionada con el Espíritu con mayúscula.
Sólo después de la ascensión del Hijo del hombre
será posible recibir el pan vivo de la eucaristía. La mención del Espíritu
alude, sobre todo, a la fe como medio absolutamente necesario para ver la
eucaristía como la carne y la sangre del Hijo del hombre. O, dicho de otro
modo, que sólo puede recibirse fructuosamente la Eucaristía cuando se está en
posesión del Espíritu. Se trata por tanto de rechazar una interpretación
mecánica o mágica de la eucaristía. Tal vez está en la mente del evangelista
afirmar que no es el cuerpo terreno o muerto de Jesús, sino el cuerpo
resucitado, lleno, penetrado por el Espíritu de vida, el que aprovecha en la
eucaristía.
La fe es, por tanto, indispensable para comer el
nuevo pan. Los discípulos que ese día abandonan al Maestro han renunciado a su
fe: han preferido juzgar por su cuenta, han intentado comprender lo incomprensible.
Pedro, por el contrario, en nombre de los doce, a la pregunta de Jesús sobre si
ellos también quieren marcharse, contesta arrebatado. "Señor ¿a quién
vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y sabemos
que tú eres el Santo de Dios".
Al hablar así, Pedro no demuestra haber comprendido
-¿cómo iba a comprender nadie el misterio eucarístico?- lo que hace es una acto
de inmensa fe, una protesta de adhesión incondicional, a pesar de la gran
oscuridad que envolvía aquellas declaraciones de su Maestro.
Emplea S. Juan la misma palabra "carne"
cuando habla de la encarnación: "el Verbo se hizo carne". Viene a
decir que la realidad del cuerpo de Jesús en la comunión eucarística es la
misma realidad que la del cuerpo de Jesús. Niega, por tanto, que exista
solamente una unión espiritual por la fe con la persona de Jesús, y por eso
repite machaconamente intentado poner de relieve que la carne y la sangre de
Jesús son verdadera comida y verdadera bebida. Que no se trata simplemente de
una comida y bebida simbólicas, sino de una comida real en la cual se participa
realmente de la carne y de la sangre de Cristo.
Tres efectos de la recepción sacramental del cuerpo
de Cristo: -vida eterna y resurrección.
-inmanencia recíproca de Cristo y del cristiano. -consagración del cristiano a
Cristo.
9.- El cuarto evangelio no relata la institución de
la eucaristía. Al describir la última cena no se menciona la eucaristía para
nada. Es algo realmente sorprendente. Probablemente la razón de esa ausencia está
en que Juan traspasa la narración de la última cena, por lo que a la eucaristía
se refiere, a este momento. Hay comentaristas que dicen que los vv. 51-59 no
fueron pronunciados en Cafarnaún sino en el cenáculo.
A veces se oye hablar de la Eucaristía como si
fuese sólo una cena de hermandad donde los cristianos hacen memoria de Jesús y
de su muerte, casi de la misma manera como se podría recordar a cualquier otra
persona querida. Es evidente que esta manera de hablar resulta totalmente
insuficiente y ajena a la gran tradición de la Iglesia, que desde sus comienzos
celebró la Eucaristía como el misterio absolutamente singular de la presencia
viva y real de Jesús.
Cumpliendo este encargo de Cristo, en las
celebraciones eucarísticas de la Iglesia primitiva recibían siempre todos los
participantes el cuerpo del Señor, todos recibían la comunión. Después, frente
al arrianismo se hizo especial hincapié en la divinidad de Cristo, mientras que
su humanidad pasó a segundo plano en la conciencia de los fieles. Y esa actitud
de amor y confianza para con la eucaristía fue sustituida por la de reverencia
y temor.
Hasta el v. 51 todo el discurso del pan de vida se
viene refiriendo a la persona de Jesús, recibida por la fe. Medio por el cual
es dada la vida eterna. Ahora afirma Jesús, y pudiéramos decir de una manera
descarada, que es su misma carne la que es el pan de vida. Se nos dice que la
vida eterna es el efecto, no de "creer" en Jesús, sino de
"comer" su carne. El protagonista ya no es el Padre, que da el
verdadero pan del cielo, sino Jesús, que da su carne y su sangre.
Hay un crudo realismo -probablemente intentado por
el evangelista- en estas expresiones: comer la carne y beber la sangre. Cuando
Juan escribe estas palabras lleva más de 60 años celebrando la Eucaristía y han
surgido -como aparecen en todos los tiempos- esos hombres tan espirituales que
niegan la materialidad del cuerpo.
10.- Juan 6,51-59. Mi carne es verdadera comida y
mi sangre es verdadera bebida
Continuamos con el discurso del pan de vida. El fragmento
de este domingo entra de lleno en la clave eucarística, tal como era entendida
y vivida por la comunidad de Juan.
"Mi carne para la vida del mundo": en el
fondo de esta expresión hay una fórmula aramea en la cual "carne"
sustituye a "cuerpo" para designar la realidad criatural de la
persona humana. "Para la vida" traduce la preposición griega
"hyper", que en cuarto Cántico del Siervo y en los relatos de la
institución de la eucaristía denota el carácter sacrificial y expiatorio de la
muerte de Cristo. "Mundo" acentúa el sentido universalista de la
salvación.
Las murmuraciones de los judíos del v. 52 nos
recuerdan las de sus antepasados ante Moisés al atravesar el desierto del
Sinaí.
La Eucaristía proporciona una comunión real de vida
y de destino con la persona de jesús. Nuestro texto lo acentúa de diversas
maneras: el cuerpo de Jesús nos hace participar en la resurrección, nos hace
vivir "por Cristo", que es vida "para siempre". Lo cual se
ha de entender no de forma mágica,-fino como una comunión auténticamente
personal. La clave de comunión es, demás, típica de la teología juánica:
comunión de Cristo con el Padre (c£10,38;14,10-11), del discípulo con Cristo
(cf. 15,4-10), y del creyente con el Padre y con Cristo (cf. 17,21-23).
Cristo cumple las expectativas del Antiguo
Testamento: es el verdadero Moisés que nos alimenta con el maná de la
Eucaristía, es la verdadera Sabiduría que nos ofrece el pan y el vino de su
Palabra y de su Persona presente en el Sacramento. Esta vida de Cristo nos
compromete a ponerla en práctica en nuestra vida de cada día, como nos indicaba
san Pablo.
JORDI LATORRE - MISA DOMINICAL 2000, 11, 8
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B - (18
DE AGOSTO 2024)
TEMA: “MI CARNE ES VERDADERA COMIDA Y MI SANGRE ES VERDADERA BEBIDA”
01.- POR UNA
HUMANIDAD NUEVA
Busco
un hombre sin doctrina, ni dinero, ni poder,
cuya
fuerza sea sólo el respeto y el amor.
Busco
un hombre sin violencia, que sonría al pasar,
sin
más norma que pobreza; sin más ley que libertad.
CRISTO, NECESITAMOS DE TI,
CRISTO, CAMINAS CON
NOSOTROS,
CRISTO, NECESITAMOS DE TI,
SÓLO DE TI....
QUIERO ANDAR POR TUS
SENDEROS.
QUIERO PISAR TUS MISMAS
HUELLAS.
QUIERO SEMBRAR UN HOMBRE
NUEVO,
CRISTO, HOY ESPERAMOS EN
TI.
Yo
te canto Jesucristo, hombre bueno mi Señor.
En
Ti crece mi esperanza de ser hombre de verdad.
YO
TE CANTO Jesucristo, tierno brote de amor.
Todo
es nuevo y Evangelio; si nos mueves tu Señor.
02.- CON
ALEGRÍA EN EL CORAZÓN. Autor: Joaquín Madurga
Autor:
Joaquín Madurga
Con
alegría en el corazón
queremos
cantarte, Señor.
Con
esperanza, con fe y con amor
queremos
llegar a tu mesa, Señor.
1.
Con alegría de amistad
compartida
en una comida;
con
esperanza de escuchar
tu
Palabra, que da la vida.
2.
Con alegría de fiesta
de
hermanos en la Eucaristía;
con
la fe y el amor que exige
juntarnos
en tu comida.
3.
Con alegría los primeros cristianos
sus
amores compartían;
con
esperanza seguiremos
sus
huellas y ejemplo de vida.
03.- BENDITO
SEAS SEÑOR (F. Palazón)
BENDITO
SEAS SEÑOR
POR
ESTE PAN Y ESTE VINO
QUE
GENEROSO NOS DISTE PARA CAMINAR CONTIGO
Y
SERÁN PARA NOSOTROS, ALIMENTO EN EL CAMINO.
Te
ofrecemos, el trabajo las penas y alegrías
Pan
que nos alimenta y el afán de cada día.
Te
ofrecemos nuestro barro que oscurece nuestras vidas
Y
el vino que no empleamos para curar las heridas.
04.- HOY TE
OFRECEMOS SEÑOR
Hoy
te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan
Para
que conviertas tú nuestros dones en manjar
-También
te damos señor la alegría de cantar (2)
Hoy
te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan
Para
que conviertas tú nuestros dones en manjar
-También
te damos señor la alegría de soñar (2)
Hoy
te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan
Para
que conviertas tú nuestros dones en manjar
-También
te damos señor la alegría de jugar (2)
Hoy
te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan
Para
que conviertas tú nuestros dones en maná
05.- EUCARISTIA, MISTERIO
DE AMOR
Eucaristía,
misterio de amor,
eucaristía,
comida de pan.
Hoy
le comemos en esta mesa,
hoy
nos unimos al comulgar.
CRISTO
ESTA AQUÍ, CRISTO AL ALTAR
DIOS
ES COMIDA QUE EL NOS DA (2v)
Eucaristía, es su regalo,
eucaristía es su gran don;
en esta mesa lo celebramos
todos unidos en comunión.
CRISTO
ESTA AQUÍ, CRISTO AL ALTAR
DIOS
ES COMIDA QUE EL NOS DA (2v).
Tu vida toda, tiene sentido
cuando te acercas a comulgar;
en esta fiesta Cristo te invita;
Dios es comida, comparte tu pan.
06.- VIVE DIOS (Leonardo Caro)
Cuando sientas que se queman, tus entrañas por amor,
y te entregas al llamado sin temor,
cuando están en armonía voluntad y corazón
te iluminas y en tu cuerpo vive Dios.
VIVE DIOS, POR SIEMPRE VIVE DIOS,
EN TU VIDA Y EN TU HISTORIA VIVE DIOS.
VIVE DIOS POR SIEMPRE VIVE DIOS,
POR TU MUERTE Y POR TU GLORIA VIVE DIOS.
Cuando estás en la penumbra aguardando lo peor
y desprecias la existencia y su valor,
si no encuentras un sentido, anda y busca en tu interior
y verás que aún en tu cuerpo vive Dios.
En la pena y la alegría, en el llanto y la canción,
en lo malo y en lo bueno del dolor,
en la duda o la confianza, con la lluvia o con el sol,
en el centro de tu cuerpo vive Dios.
07.- YO LO
RESUCITARÉ
SOL MIm SIm
Yo
soy el Pan de vida
DO RE RE7
El
que viene a mi no tendrá hambre
SOL SIm DO
El
que viene a mi no tendrá sed
SOL SIm DO LAm RE
RE7
Nadie
viene a mi, si mi Padre no lo llama.
SOL SIm DO RE7
YO
LO RESUCITARE, YO LO RESUCITARE
SOL DO RE7 SOL
YO
LO RESUCITARE, EN EL DÍA FINAL.
El
Pan que yo le daré
es
mi Cuerpo, vida del mundo.
El
que coma de mi carne
tendrá
vida eterna, tendrá vida eterna.
Mientras
Tu no coma
el
Cuerpo del hijo del hombre
y
bebas de su sangre
y
bebas de su sangre, no tendrá él en Ti.
Yo
soy la resurrección.
Yo
soy la vida.
El
que crea en mi,
aunque
muriera, tendrá vida eterna.
Si
Señor yo creo
que
Tu eres el Cristo
el
hijo de Dios
que
vino al mundo para salvarnos.
08.- FIESTA
DEL BANQUETE
FIESTA
DEL BANQUETE, MESA DEL SEÑOR,
PAN
DE EUCARISTÍA, SANGRE DE REDENCIÓN.
1.
Este Pan que nos das por manjar
es
el Pan de unidad y de fraternidad.
2.
Hacia Ti vamos hoy, a tu altar
Tú
nos das la ilusión en nuestro caminar.
3.
Escuché su voz en mi caminar,
conocí
al Señor en la fracción del Pan.
4.
Pan de vida eterna, Cuerpo del Señor
Cáliz
de la Alianza, fuente de Salvación.
09.- TÚ ERES,
SEÑOR, EL PAN DE VIDA (Brotes de Olivo)
TÚ
ERES, SEÑOR, EL PAN DE VIDA.
MI
VIDA SIN TI NO SERÁ VIDA.
El
pan que yo os daré
ha
de ser mi propia carne.
Contigo
viviré
cuando
coma de tu pan.
Aquel
que cree en Ti,
tiene
ya la vida eterna.
Si
como de tu pan,
de
tu vida gozaré.
Mi
Padre es quien os da
verdadero
pan del cielo.
Y
a la tierra bajó
para
el mundo alimentar.
Quien
come de tu pan
no
padecerá más hambre.
Quien
bebe de tu sangre
ya
no tendrá sed jamás.
010.- MARIA
MÚSICA DE DIOS
Me
quede sin voz, con que cantar
y
mi alma vacía dormida se quedaba
Y
pensé para mi me pondré en sus manos,
manos
de madre
Me
dejare en su amor
Y
TU MARÍA HAZME MÚSICA DE DIOS
Y
TU MARÍA ANIMA TÚ LAS CUERDAS DE MI ALMA
ALELUYA…
AMEN… (BIS)
Maria
acompaña tu mi caminar
yo
solo no puedo ayúdame andar
Y
pensé para mi me pondré en sus manos,
manos
de madre me dejare en su amor
Y
TU MARÍA HAZME MÚSICA DE DIOS
Y
TU MARÍA ANIMA TÚ LAS CUERDAS DE MI ALMA
ALELUYA…
AMEN… (BIS)
011.- AMÉMONOS
DE CORAZÓN
AMÉMONOS
DE CORAZÓN
NO
DE LABIOS, NI DE OÍDOS
AMÉMONOS
DE CORAZÓN
NO
DE LABIOS, NI DE OÍDOS
PARA
CUANDO CRISTO VENGA
PARA
CUANDO CRISTO VENGA
NOS
ENCUENTRE PREPARADOS
NOS
ENCUENTRE PREPARADOS
¿Cómo
puedes tu orar
Enojado
con tu hermano?
¿Cómo
puedes tu orar
Enojado
con tu hermano?
Dios
no oye la oración
Dios
no oye la oración
Si
no estás reconciliado
Si
no estás reconciliado (2)
Un
mandamiento nuevo soy
Os
améis unos a otros
Un
mandamiento nuevo soy
Os
améis unos a otros
Como
yo os he amado, como yo os he amado
Os
améis también vosotros
Como
yo os he amado, como yo os he amado
Os
améis también vosotros
¿Qué
recompensa tendrá?
Cristo
te lo ha preguntado
¿Qué
recompensa tendrá?
Cristo
te lo ha preguntado
Si
te decides amar, si te decides amar
Solo
para ser amado
Si
te decides amar, si te decides amar
Solo
para ser amado