jueves, 15 de agosto de 2024

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XX T.O. CICLO B - 18 AGOSTO 2024

 MI CARNE ES VERDADERA COMIDA Y MI SANGRE ES VERDADERA BEBIDA

COMENTARIO

 

El evangelio de este domingo continúa con el discurso del pan de vida. Hasta ahora había hablado Jesús del pan de vida que baja del cielo, del pan con el que regala el Padre a los hombres enviándole a su propio Hijo. Este es el pan de vida (v. 35, 48-51 a), de la misma manera que es también la luz del mundo (8, 12), y da vida a los que creen en él. Pero ahora habla Jesús del pan que él mismo les dará y se refiere expresamente a su carne y sangre, los dones eucarísticos.

El lugar paralelo a estas palabras "vida del mundo" lo encontramos en las que pronuncia Cristo sobre el pan en la Cena y precisamente en la forma que recoge la tradición paulina en 1Cor 11, 24. La expresión "para la vida del mundo" significa lo mismo que "entregada para la vida del mundo" y es una alusión clara al sacrificio de su muerte en la cruz. Por lo tanto, el pan que da la vida es precisamente el cuerpo de Cristo entregado a la muerte para salvar al mundo. (cfr. Lc. 22, 19).

El v. 54 dice literalmente: "el que mastica mi carne". Juan utiliza un vocabulario particularmente realista para caracterizar la participación en la eucaristía. Según la costumbre judía, los alimentos de la comida pascual tenían que ser cuidadosamente masticados. Por ello los judíos entienden estas palabras literalmente, como verdadera comida de la carne de Jesús. Pero les parece una locura. No obstante, Jesús no mitiga el escándalo que han producido sus palabras. Ahora, confirmando de nuevo el sentido, realista, añade que es también preciso beber su sangre, lo cual resultaba especialmente escandaloso para los judíos, a quienes les estaba prohibido el alimentarse de sangre (Lev 17, 10 s.; Hch, 15, 20).

De la misma suerte que el alimento natural se une orgánicamente al hombre, así también el que come la carne y bebe la sangre de Cristo entra en una unión de vida con él. Esta unión es comparada a la que Jesús tiene con el Padre que le ha enviado al mundo. Así como el Hijo tiene vida por el Padre (cfr. 5, 26), así también el que coma la carne de Cristo tendrá vida por el Hijo, esto es, participará en aquella misma vida que el Hijo recibe del Padre.

Las palabras "vivirá por mí" son equivalentes a "vivirá por mi carne y sangre"; por lo tanto, esta última expresión debe entenderse de todo lo que Jesús es. El verdadero pan de vida bajado del cielo no es el "maná", sino el que da Cristo. Porque éste sí que viene verdaderamente del Padre y conduce a la vida eterna a todos los que lo reciben con fe y se unen de este modo a Cristo que se entrega para vida del mundo. Comulgar es entrar en unión de vida con Cristo para entregarse con él a todos los hombres y alcanzar así vida eterna y así Cristo cumple las expectativas del Antiguo Testamento: es el verdadero Moisés que nos nutre con el maná de la Eucaristía, es la verdadera Sabiduría que nos ofrece el pan y el vino de su Palabra y de su Persona presente en el Sacramento. Esa vida de Cristo nos compromete a ponerla en obra en nuestra vida de cada día, como nos indicaba Pablo.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA Sal 83, 10-11

Fíjate, oh, Dios, escudo nuestro; mira el rostro de tu Ungido, porque vale más un día en tus atrios que mil en mi casa.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde la ternura de tu amor en nuestros corazones, para que, amándote en todo y sobre todas las cosas, consigamos alcanzar tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Proverbios 9, 1-6

La sabiduría ha construido su casa, ha tallado sus columnas, ha preparado el banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa; ha mandado a sus criadas para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: «Los inexpertos, que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: “Vengan a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejen la inexperiencia y vivirán, sigan el camino de la prudencia”».

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 33)

 

Gusten y vean qué bueno es el Señor.

 

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

 

Todos sus santos teman al Señor, porque nada les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

 

Vengan, hijos, escúchenme, los instruiré en el temor del Señor; ¿hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad. R.

 

Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 15-20

Hermanos: Observen atentamente cómo están procediendo ustedes; no sean necios, sino sabios, aprovechando el tiempo presente, porque los días son malos. Por eso, no sean irreflexivos; antes bien, traten de descubrir cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al libertinaje, sino déjense llenar del Espíritu. Reciten, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; canten y toquen para el Señor de todo corazón.  Y den siempre gracias a Dios Padre, por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 6,56

Aleluya. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí, y yo en él —dice el Señor—. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Los judíos discutían entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «Les aseguro que, si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí, y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos a Dios, que nos invita a su banquete eterno, y digámosle con confianza:

R. Escúchanos, Señor.

 

1.- Para que la sabiduría guíe las decisiones de los obispos y superiores de las comunidades de la Iglesia. Oremos con fe. R.

 

2.- Para que, con sensatez y prudencia, los cristianos nos dejemos guiar por el Espíritu del Evangelio. Oremos con fe. R.

 

3.- Para que, movidos por el Espíritu del Señor, cada día sean más los que se comprometen a hacer el bien, a ayudar a los débiles y a consolar a los tristes. Oremos con fe. R.

 

4.- Para que haya justicia en el mundo y la paz sea una realidad estable entre los cristianos. Oremos con fe. R.

 

5.- Para que el Pan de la Eucaristía sea el consuelo y la fortaleza de los enfermos. Oremos con fe. R.

 

6.- Para que, al alimentarnos del Cuerpo y la Sangre de Cristo, dejemos que Él viva en nosotros y guíe nuestras acciones.  Oremos con fe. R.

 

Escucha, Señor, nuestras súplicas, danos tu sabiduría y haz que, al alimentarnos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, experimentemos la fuerza de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, nuestras ofrendas en las que vas a realizar un admirable intercambio, para que, al ofrecerte lo que tú nos diste, merezcamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION Sal 129, 7

Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Después de haber participado de Cristo por estos sacramentos, imploramos humildemente tu misericordia, Señor, para que, configurados en la tierra a su imagen, merezcamos participar de su gloria en el cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 19: Ez 24; 15-24; Sal: Dt 32; Mt 19, 16-22

Martes 20: Ez 28, 1-10; Sal:  Dt 32; Mt 19, 23-30

Miércoles 21: Ez 34, 1-11; Sal 22; Mt 20, 1-16

Jueves 22: Ez 36, 23-28; Sal 50; >Mt 22, 1-14

Viernes 23: Ez 37, 1-14; Sal 106; Mt 22, 34-40

Sábado 24: Ap 21, 9b-14; Sal 144; Jn 1, 45-51

Domingo 25: Jos 24, 1-2ª.15-17; Sal 33; Ef 5, 21—32; Jn 6, 60-69

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Jn 6, 51-59

 

También Evangelio de la Fiesta del Corpus en el Ciclo A

 

1.-PAN/SENTIDO.

El pan eucarístico sigue las leyes de todo pan ofrecido por el padre de familia a los suyos. El pan, en efecto, no tiene significado especial en sí mismo; ha tenido que haber alguien que lo ganara y que lo fabricara, y no tiene sentido sino en cuanto que alguien lo va a comer. Al hacer entrega del pan, que representa su vida y su trabajo, el padre y la madre de familia pueden decir en cierto modo: "este pan es mi carne entregada para mis hijos" (v. 51), mientras que los comensales, al participar de ese pan, comparten en cierto modo la vida misma de quien se lo ha dado (v. 54). Si los padres y los hijos pueden cargar de un significado profundo al pan cada vez que lo comparten, ¿por qué Jesús, que es el hombre más perfecto que haya existido, no habría de poder dar al pan una significación completamente nueva, al nivel de la profundidad del ser del que vive, y hacer de él la participación de su vida con el Padre (v. 57) y el elemento constitutivo de un nuevo tipo de humanidad impregnado de vida eterna? (v. 54).

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA V - MAROVA MADRID 1969.Pág. 279


 

2.- Como en el cap. 5 tenemos aquí un duplicado del discurso del pan de vida que pretende lanzar aún más lejos la reflexión del tema anterior, es decir: Jesús como revelación y como eucaristía dentro del simbolismo del pan. Parece como si el autor quisiera terminar su discusión sobre la contraposición maná/Cristo, volviendo a sacar jugo de Dt 8, 3: el maná no era más que una profecía de la que ahora se saca la lectura y lección definitiva. Los judíos no han comprendido esta lectura y siguen aferrados a la perspectiva del alimento material. Esto va a dar pie a una nueva explicación, aún más en la línea dura de la presentación de la persona de Jesús. Se va yendo hacia posturas de aceptación o de no aceptación: de amor, en definitiva.

Esta palabra "carne" va a ser en adelante la palabra clave en torno a la cual se desarrollará la profundización sobre el misterio revelador. La palabra "carne" designa todo lo que constituye la realidad del hombre con sus posibilidades y debilidades (cf. 1, 14; 3, 16; 8, 15). Jn tal vez ha conservado una tradición litúrgica independiente, que traducía literalmente la palabra aramea bisra (carne) que Jesús había podido emplear en la Cena. Jn insiste sobre todo en el valor salvífico de la encarnación. No hay posibilidad de fe más que a partir de Jesús. De un modo u otro hay que llegar a "comprender", a amar a este Jesús que posibilita el acceso a Dios.

v. 54: Lit.: "el que mastica mi carne". Jn utiliza un vocabulario particularmente realista para caracterizar la participación en la eucaristía. Según la costumbre judía, los alimentos de la comida pascual tenían que ser cuidadosamente masticados. En el fondo el escándalo nace de la comprensión a dos niveles que se da en un diálogo de sordos ya que los puntos de partida son diferentes: Jesús habla del todo de su persona, mientras que los judíos lo están comprendiendo en sentido material. Sin embargo, Jn quiere decir que los judíos no están dispuestos a aceptar al todo Jesús, al Jesús de la historia como revelador del Hijo. Por eso se aferran a un diálogo ficticiamente paralelo. En el fondo y de nuevo, la figura del Jesús evangélico es la piedra de discernimiento.

Vivir es entrar en comunión con el Hijo y desde entonces con el Padre. Este intercambio hecho de conocimiento y de amor mutuos queda asegurado por el hecho "Jesús" de una forma estable y definitiva. Esto es lo que celebra el creyente cada domingo: la vida de Jesús y, por la aceptación de ese Jesús, la vida del creyente como lugar único del encuentro con Dios. Huir en la vida es no creer, mientras que amar la vida y defenderla es comenzar el camino de la comprensión última del amor de ese Dios que tiene por Hijo al Jesús de la historia.

EUCARISTÍA 1985, 39


 

4.LEY/CUALIDADES J/V.

Texto. Su comienzo recoge las afirmaciones finales del domingo pasado para cuestionarlas. El cuestionamiento lo hacen también los maestros responsables de la formación del pueblo. Seguimos pues en el debate iniciado el domingo pasado. Los maestros insisten en cómo una persona física puede tener capacidad de ser alimento para los demás.

En su respuesta reafirma Jesús que él es el alimento de vida eterna en su calidad de Hijo del Hombre enviado por el Padre. Entre el Padre y él hay una comunión de vida que le constituye a él en el alimento y bebida verdaderos. En esa misma comunión de vida entra todo el que se alimenta de Jesús.

Comentario. Puesto que la Ley procede y deriva de Dios, los maestros de Israel podían atribuirle las cualidades y virtualidades que se reflejan, por ejemplo, en el Salmo 19, 8-11: es perfecta, genera sosiego, instruye, ilumina, es más preciosa que el oro, más dulce que la miel. La consideraban fuente de libertad, bienestar y vida. Era sinónimo de sabiduría y amor.

El texto de hoy fundamenta la supremacía de Jesús sobre la Ley en algo que ésta no podía en absoluto poseer: la capacidad de comunión personal. Jesús es alguien, no algo. Alguien distinto del Padre y en comunión con El. Alguien que vive la misma vida del Padre y que por vivirla la puede transmitir a otros, haciéndoles capaces de ser hijos del Padre. A una persona no es una Ley, por divina que ésta sea, lo que de verdad puede saciar sus aspiraciones. Como personas creyentes vivimos la increíble sorpresa de poder comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre, entrenándonos para la vida de Dios.

ALBERTO BENITO - DABAR 1988, 43


 

5.- Texto. Comienza con las afirmaciones finales del domingo pasado, siendo la última de ellas la que va a concentrar la atención: "el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo".

El término "carne" designa aquí al ser humano, considerado bajo el aspecto de ser material, sensible y perceptible y, en consecuencia, perecedero y corruptible. En los vs. 51 y 52 se emplea sólo carne; en el resto de versículos se emplea en combinación-distinción con sangre. Son dos modalidades para expresar en definitiva lo mismo: Jesús como ser humano. De ahí que carne o carne-sangre puedan ser sustituidas por el pronombre personal en el v. 57.

Hay, sin embargo, una diferencia de matiz en el empleo de carne sólo o en combinación-distinción con sangre. Carne, sin más, designa al ser humano en estado o situación normales; carne-sangre designan al ser humano en estado o situación violentados.

La diferencia es significativa e importante y retoma lo que un lector del cuarto evangelio sabe desde Jn. 1, 29-36 y a lo que ya se hizo referencia hace tres domingos: Jesús es el cordero de pascua. La pregunta de los judíos tiene como finalidad introducir la reflexión sobre Jesús alimento en cuanto cordero sacrificado. No es una pregunta sobre el hecho de comer a Jesús, sino sobre la modalidad de comida ofrecida.

De esta manera, la dificultad formulada el domingo pasado de cómo un ser humano puede ser fuente de vida adquiere en el texto de hoy dimensiones mayores si cabe: Jesús es fuente universal de vida en cuanto carne (es decir, ser humano perecedero y corruptible) y, además, carne violentada, sacrificada.

En el fondo de la invitación a comer a Jesús (¡qué realismo de lenguaje!) empieza a vislumbrarse la presencia de la muerte violenta también en el discípulo. ¿Muerte? Resulta inevitable emplear este término, pero la realidad profunda nos dice que hay que hablar más bien de vida. De ahí que el texto siga insistiendo en la resurrección y en la vida.

Comentario. Quedar perplejos ante el texto, ante lo que dice y cómo lo dice, es probablemente la actitud inicial espontánea ante él. NI el fondo ni la forma son aquí convencionales. No lo es el fondo, porque choca con la razón; no lo es la forma, porque el lenguaje realista y crudo raya con la antropofagia. Todo es aquí provocativo y escandaloso.

Pero, superada la inicial perplejidad, descubrimos en este texto a un Jesús que vivió la historia, que quedó marcado por ella, pero que no fue vencido por ella. Es un Jesús con cicatrices, señal inequívoca de su paso por esta tierra nuestra; pero lleno de la vida cuyo hontanar está en el Padre. El alimento que se nos ofrece no es un ser etéreo e irreal, sino el hijo del hombre, no es alguien incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno probado en todo igual que nosotros excluido el pecado (Heb. 4, 15). Por eso es un alimento que satisface realmente.

ALBERTO BENITO - DABAR 1991, 41


 

6.- Continuamos con el discurso del pan de vida. El fragmento de este domingo entra de lleno en la clave eucarística, tal como era entendida y vivida por la comunidad joánica. "Mi carne para la vida del mundo", en el fondo de esta expresión hay una fórmula aramea en la que "carne" sustituye a "cuerpo" para designar la realidad creatural de la persona humana. "Para la vida" traduce la preposición griega "Hyper"., que en el cuarto Cántico del Siervo y en los relatos de la institución de la eucaristía denota el carácter sacrificial y expiatorio de la muerte de Cristo. "Mundo" acentúa el sentido universalista de la salvación. Las murmuraciones de los judíos del v. 42 nos recuerdan las de sus antepasados ante Moisés en la travesía del desierto del Sinaí.

La Eucaristía proporciona una comunión real de vida y de destino con la persona de Jesús. Lo acentúa nuestro texto de varias maneras: el cuerpo de Jesús nos hace participar en la resurrección, nos hace vivir "por Cristo", que es vida "para siempre". Ello hay que entenderlo no de una manera mágica, sino como una comunión auténticamente personal. La clave de comunión es, además, típica de la teología joánica: comunión de Cristo con el Padre (cf. 10, 38; 14, 10-11), del discípulo con Cristo (cf. 15, 4-10), y del creyente con el Padre y con Cristo (cf. 17, 21-23).

Cristo cumple las expectativas del Antiguo Testamento: es el verdadero Moisés que nos nutre con el maná de la Eucaristía, es la verdadera Sabiduría que nos ofrece el pan y el vino de su Palabra y de su Persona presente en el Sacramento. Esa vida de Cristo nos compromete a ponerla en obra en nuestra vida de cada día, como nos indicaba Pablo.

JORDI LATORRE - MISA DOMINICAL 1991, 12


 

7.- EU/ESCANDALO:

Es un verdadero escándalo: los judíos están indignados ante lo que escuchan. "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Nosotros ya no nos extrañamos apenas: ¡estamos tan habituados a estas palabras...! Sin embargo, el realismo de las palabras de Jesús tiene motivos para desconcertar. Se trata de pan, de carne dada como comida, de sangre vertida para apagar la sed. Se trata de comer e incluso, en el texto original, de "masticar". Nos hallamos muy lejos de ese alimento espiritual que no se podía tocar con los dientes, so pena de sacrilegio. Para nosotros ya no existe el escándalo, porque hemos des-encarnado la Eucaristía: una hostia inmaculada muy distinta del grosero pan de cada día.

Pero nuestras asambleas eucarísticas deberían constituir verdaderos escándalos públicos. "¿Cómo puede ser eso?". Sí: los hombres deberían extrañarse al vernos tomar el grosero pan de nuestras vidas, la vida de todos los hombres, con sus miserias y sus esperanzas, y atrevernos a pronunciar sobre esas humildes realidades las palabras del Señor: "Esto es mi cuerpo". Porque ahí está el escándalo: Dios toma sobre sí la vida del mundo y, si nosotros hemos hecho del "símbolo" del pan el símbolo del símbolo, es porque ¡hemos deshumanizado a Dios! "¿Cómo puede ser eso?". No tenemos más testimonio que dar que el desconcertante anuncio de un Dios que ha dejado su casa para habitar el mundo de los hombres...

Comer es incorporarse, fusionar. "¡Te comería a besos!", dice la madre mientras estrecha en sus brazos a su hijo. Tomar el cuerpo y la sangre de Cristo es entrar en comunión de amor y de destino.

Tomar el cuerpo y la sangre es, además, reconocer la vida del Espíritu en la carne y en la sangre de la humanidad de hoy. La humanidad que sufre, que busca, que da a luz al mundo con dolor; la humanidad que se regocija, que canta y que baila. Humanidad de ricos y de pobres, humanidad de pecadores y de santos.

Tenían razón para escandalizarse, porque en lo sucesivo, cuando unos hombres y mujeres, reunidos en el nombre del Señor, compartan el pan dando gracias, se producirá una y otra vez el advenimiento de la sorprendente novedad de Dios que toma carne viva, la carne de la existencia entera de los hombres.

DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 164


 

8.-/Jn/06/53-60

La palabra de Jesús es tajante en tres afirmaciones fundamentales: mi carne es verdadera comida, yo doy mi carne para vida del mundo, el que no come este pan no tendrá vida, mientras que quien lo come vivirá eternamente.

Para desempeñar un oficio, para pertenecer a ciertas sociedades, para poder tener acceso a ciertas profesiones, para poder realizar ciertos planes... se requieren ciertas condiciones de edad, preparación, títulos académicos, etc.

La condición que Jesús pone para permanecer en él y para tener vida eterna es la de comer su pan y beber su sangre, comer de este pan que Jesús ofrece es una condición decisiva, comerlo es vivir eternamente, no comerlo es aceptar no tener vida. Desde nuestra experiencia vital esto es clarísimo. El que no come muere de hambre, y el que come poco está desnutrido, débil, sin fuerzas para el trabajo que otros bien nutridos, cumplen con relativa facilidad.

La vida del Espíritu, la vida de Dios, necesita su adecuado alimento que es el cuerpo de Cristo. No comerlo es resignarse o morir. Hacerlo con poca frecuencia o de manera inadecuada es condenarse a estar débil, desnutrido, sin fuerzas para las dificultades morales de la vida y los compromisos cristianos. No hay cristianos de distinta naturaleza. Aquí radica la diferente fortaleza o debilidad entre los cristianos. En la distinta manera de alimentarse de Cristo.

El alimento es el cuerpo de Cristo, a condición de que se reciba de manera adecuada: con reflexión y no por rutina, con debidas disposiciones y preparación, con voluntad de aceptar los compromisos que de ello se derivan.

"¿Esto os escandaliza?" Les dice Jesús "pues si vierais subir al Hijo del hombre donde estaba antes", esto sí que os terminaría de escandalizar.

Habla del Hijo del hombre que volverá a subir donde estaba antes. Dicho en otras palabras. Jesús no es un hombre cualquiera. No se trata de que se escandalicen más sino de dar la razón del mismo; el escándalo se produce sencillamente porque no se reconoce quién es Jesús. Los que lo reconocen como el Hijo del hombre saben que puede hacer lo que dice y aceptan su palabra.

"¿Y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu Santo es quien da vida; la carne no sirve de nada". El discurso sobre el pan de vida y el pan de la eucaristía alcanza su lugar exacto hablando de la "ascensión" y del Espíritu Santo. La carne en cuanto carne pertenece al ámbito del pan "perecedero". El Espíritu es el que da vida. Ahora bien, Jesús, en cuanto Hijo del hombre, pertenece a esa esfera de arriba, del Espíritu. Y solamente cuando esté dominado por el Espíritu, que lo resucitó de entre los muertos, podrá entregar la carne y la sangre, animadas del mismo Espíritu como principio de vida eterna.

El evangelista ha querido precisar al final del relato, algunos datos importantes relacionados con la eucaristía. Da importancia fundamentalmente a dos cosas: una relacionada a la ascensión del Hijo del hombre y otra relacionada con el Espíritu con mayúscula.

Sólo después de la ascensión del Hijo del hombre será posible recibir el pan vivo de la eucaristía. La mención del Espíritu alude, sobre todo, a la fe como medio absolutamente necesario para ver la eucaristía como la carne y la sangre del Hijo del hombre. O, dicho de otro modo, que sólo puede recibirse fructuosamente la Eucaristía cuando se está en posesión del Espíritu. Se trata por tanto de rechazar una interpretación mecánica o mágica de la eucaristía. Tal vez está en la mente del evangelista afirmar que no es el cuerpo terreno o muerto de Jesús, sino el cuerpo resucitado, lleno, penetrado por el Espíritu de vida, el que aprovecha en la eucaristía.

La fe es, por tanto, indispensable para comer el nuevo pan. Los discípulos que ese día abandonan al Maestro han renunciado a su fe: han preferido juzgar por su cuenta, han intentado comprender lo incomprensible. Pedro, por el contrario, en nombre de los doce, a la pregunta de Jesús sobre si ellos también quieren marcharse, contesta arrebatado. "Señor ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios".

Al hablar así, Pedro no demuestra haber comprendido -¿cómo iba a comprender nadie el misterio eucarístico?- lo que hace es una acto de inmensa fe, una protesta de adhesión incondicional, a pesar de la gran oscuridad que envolvía aquellas declaraciones de su Maestro.

Emplea S. Juan la misma palabra "carne" cuando habla de la encarnación: "el Verbo se hizo carne". Viene a decir que la realidad del cuerpo de Jesús en la comunión eucarística es la misma realidad que la del cuerpo de Jesús. Niega, por tanto, que exista solamente una unión espiritual por la fe con la persona de Jesús, y por eso repite machaconamente intentado poner de relieve que la carne y la sangre de Jesús son verdadera comida y verdadera bebida. Que no se trata simplemente de una comida y bebida simbólicas, sino de una comida real en la cual se participa realmente de la carne y de la sangre de Cristo.

Tres efectos de la recepción sacramental del cuerpo de Cristo: -vida eterna y resurrección.
-inmanencia recíproca de Cristo y del cristiano. -consagración del cristiano a Cristo.


 

9.- El cuarto evangelio no relata la institución de la eucaristía. Al describir la última cena no se menciona la eucaristía para nada. Es algo realmente sorprendente. Probablemente la razón de esa ausencia está en que Juan traspasa la narración de la última cena, por lo que a la eucaristía se refiere, a este momento. Hay comentaristas que dicen que los vv. 51-59 no fueron pronunciados en Cafarnaún sino en el cenáculo.

A veces se oye hablar de la Eucaristía como si fuese sólo una cena de hermandad donde los cristianos hacen memoria de Jesús y de su muerte, casi de la misma manera como se podría recordar a cualquier otra persona querida. Es evidente que esta manera de hablar resulta totalmente insuficiente y ajena a la gran tradición de la Iglesia, que desde sus comienzos celebró la Eucaristía como el misterio absolutamente singular de la presencia viva y real de Jesús.

Cumpliendo este encargo de Cristo, en las celebraciones eucarísticas de la Iglesia primitiva recibían siempre todos los participantes el cuerpo del Señor, todos recibían la comunión. Después, frente al arrianismo se hizo especial hincapié en la divinidad de Cristo, mientras que su humanidad pasó a segundo plano en la conciencia de los fieles. Y esa actitud de amor y confianza para con la eucaristía fue sustituida por la de reverencia y temor.

Hasta el v. 51 todo el discurso del pan de vida se viene refiriendo a la persona de Jesús, recibida por la fe. Medio por el cual es dada la vida eterna. Ahora afirma Jesús, y pudiéramos decir de una manera descarada, que es su misma carne la que es el pan de vida. Se nos dice que la vida eterna es el efecto, no de "creer" en Jesús, sino de "comer" su carne. El protagonista ya no es el Padre, que da el verdadero pan del cielo, sino Jesús, que da su carne y su sangre.

Hay un crudo realismo -probablemente intentado por el evangelista- en estas expresiones: comer la carne y beber la sangre. Cuando Juan escribe estas palabras lleva más de 60 años celebrando la Eucaristía y han surgido -como aparecen en todos los tiempos- esos hombres tan espirituales que niegan la materialidad del cuerpo.


 

10.- Juan 6,51-59. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida

Continuamos con el discurso del pan de vida. El fragmento de este domingo entra de lleno en la clave eucarística, tal como era entendida y vivida por la comunidad de Juan.

"Mi carne para la vida del mundo": en el fondo de esta expresión hay una fórmula aramea en la cual "carne" sustituye a "cuerpo" para designar la realidad criatural de la persona humana. "Para la vida" traduce la preposición griega "hyper", que en cuarto Cántico del Siervo y en los relatos de la institución de la eucaristía denota el carácter sacrificial y expiatorio de la muerte de Cristo. "Mundo" acentúa el sentido universalista de la salvación.

Las murmuraciones de los judíos del v. 52 nos recuerdan las de sus antepasados ante Moisés al atravesar el desierto del Sinaí.

La Eucaristía proporciona una comunión real de vida y de destino con la persona de jesús. Nuestro texto lo acentúa de diversas maneras: el cuerpo de Jesús nos hace participar en la resurrección, nos hace vivir "por Cristo", que es vida "para siempre". Lo cual se ha de entender no de forma mágica,-fino como una comunión auténticamente personal. La clave de comunión es, demás, típica de la teología juánica: comunión de Cristo con el Padre (c£10,38;14,10-11), del discípulo con Cristo (cf. 15,4-10), y del creyente con el Padre y con Cristo (cf. 17,21-23).

Cristo cumple las expectativas del Antiguo Testamento: es el verdadero Moisés que nos alimenta con el maná de la Eucaristía, es la verdadera Sabiduría que nos ofrece el pan y el vino de su Palabra y de su Persona presente en el Sacramento. Esta vida de Cristo nos compromete a ponerla en práctica en nuestra vida de cada día, como nos indicaba san Pablo.

JORDI LATORRE - MISA DOMINICAL 2000, 11, 8

 

PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B - (18 DE AGOSTO 2024)

 

TEMA: “MI CARNE ES VERDADERA COMIDA Y MI SANGRE ES VERDADERA BEBIDA”

 

 

01.- POR UNA HUMANIDAD NUEVA

Busco un hombre sin doctrina, ni dinero, ni poder,

cuya fuerza sea sólo el respeto y el amor.

Busco un hombre sin violencia, que sonría al pasar,

sin más norma que pobreza; sin más ley que libertad.

 

CRISTO, NECESITAMOS DE TI,

CRISTO, CAMINAS CON NOSOTROS,

CRISTO, NECESITAMOS DE TI, SÓLO DE TI....

QUIERO ANDAR POR TUS SENDEROS.

QUIERO PISAR TUS MISMAS HUELLAS.

QUIERO SEMBRAR UN HOMBRE NUEVO,

CRISTO, HOY ESPERAMOS EN TI.

 

Yo te canto Jesucristo, hombre bueno mi Señor.

En Ti crece mi esperanza de ser hombre de verdad.

YO TE CANTO Jesucristo, tierno brote de amor.

Todo es nuevo y Evangelio; si nos mueves tu Señor.

 

02.- CON ALEGRÍA EN EL CORAZÓN. Autor: Joaquín Madurga

Autor: Joaquín Madurga

Con alegría en el corazón

queremos cantarte, Señor.

Con esperanza, con fe y con amor

queremos llegar a tu mesa, Señor.

 

1. Con alegría de amistad

compartida en una comida;

con esperanza de escuchar

tu Palabra, que da la vida.

 

2. Con alegría de fiesta

de hermanos en la Eucaristía;

con la fe y el amor que exige

juntarnos en tu comida.

 

3. Con alegría los primeros cristianos

sus amores compartían;

con esperanza seguiremos

sus huellas y ejemplo de vida.

 

03.- BENDITO SEAS SEÑOR (F. Palazón)

BENDITO SEAS SEÑOR

POR ESTE PAN Y ESTE VINO

QUE GENEROSO NOS DISTE PARA CAMINAR CONTIGO

Y SERÁN PARA NOSOTROS, ALIMENTO EN EL CAMINO.

 

Te ofrecemos, el trabajo las penas y alegrías

Pan que nos alimenta y el afán de cada día.

 

Te ofrecemos nuestro barro que oscurece nuestras vidas

Y el vino que no empleamos para curar las heridas.

 

04.- HOY TE OFRECEMOS SEÑOR

Hoy te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan

Para que conviertas tú nuestros dones en manjar

-También te damos señor la alegría de cantar (2)

 

Hoy te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan

Para que conviertas tú nuestros dones en manjar

-También te damos señor la alegría de soñar (2)

 

Hoy te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan

Para que conviertas tú nuestros dones en manjar

-También te damos señor la alegría de jugar (2)

 

Hoy te ofrecemos nuestro vino y nuestro pan

Para que conviertas tú nuestros dones en maná

 

05.- EUCARISTIA, MISTERIO DE AMOR

Eucaristía, misterio de amor,

eucaristía, comida de pan.

Hoy le comemos en esta mesa,

hoy nos unimos al comulgar.

 

CRISTO ESTA AQUÍ, CRISTO AL ALTAR

DIOS ES COMIDA QUE EL NOS DA (2v)

 

Eucaristía, es su regalo,

eucaristía es su gran don;

en esta mesa lo celebramos

todos unidos en comunión.

 

CRISTO ESTA AQUÍ, CRISTO AL ALTAR

DIOS ES COMIDA QUE EL NOS DA (2v).

 

Tu vida toda, tiene sentido

cuando te acercas a comulgar;

en esta fiesta Cristo te invita;

Dios es comida, comparte tu pan.

 

06.- VIVE DIOS (Leonardo Caro)

Cuando sientas que se queman, tus entrañas por amor,

y te entregas al llamado sin temor,

cuando están en armonía voluntad y corazón

te iluminas y en tu cuerpo vive Dios.

 

VIVE DIOS, POR SIEMPRE VIVE DIOS,

EN TU VIDA Y EN TU HISTORIA VIVE DIOS.

VIVE DIOS POR SIEMPRE VIVE DIOS,

POR TU MUERTE Y POR TU GLORIA VIVE DIOS.

 

Cuando estás en la penumbra aguardando lo peor

y desprecias la existencia y su valor,

si no encuentras un sentido, anda y busca en tu interior

y verás que aún en tu cuerpo vive Dios.

 

En la pena y la alegría, en el llanto y la canción,

en lo malo y en lo bueno del dolor,

en la duda o la confianza, con la lluvia o con el sol,

en el centro de tu cuerpo vive Dios.

 

07.- YO LO RESUCITARÉ

SOL            MIm      SIm

Yo soy el Pan de vida

      DO                  RE    RE7

El que viene a mi no tendrá hambre

      SOL         SIm                  DO

El que viene a mi no tendrá sed

SOL       SIm        DO           LAm      RE   RE7

Nadie viene a mi, si mi Padre no lo llama.

 

SOL            SIm                     DO     RE7

YO LO RESUCITARE, YO LO RESUCITARE

SOL       DO           RE7       SOL

YO LO RESUCITARE, EN EL DÍA FINAL.

 

El Pan que yo le daré

es mi Cuerpo, vida del mundo.

El que coma de mi carne

tendrá vida eterna, tendrá vida eterna.

 

Mientras Tu no coma

el Cuerpo del hijo del hombre

y bebas de su sangre

y bebas de su sangre, no tendrá él en Ti.

 

Yo soy la resurrección.

Yo soy la vida.

El que crea en mi,

aunque muriera, tendrá vida eterna.

 

Si Señor yo creo

que Tu eres el Cristo

el hijo de Dios

que vino al mundo para salvarnos.

 

08.- FIESTA DEL BANQUETE

FIESTA DEL BANQUETE, MESA DEL SEÑOR,

PAN DE EUCARISTÍA, SANGRE DE REDENCIÓN.

 

1. Este Pan que nos das por manjar

es el Pan de unidad y de fraternidad.

 

2. Hacia Ti vamos hoy, a tu altar

Tú nos das la ilusión en nuestro caminar.

 

3. Escuché su voz en mi caminar,

conocí al Señor en la fracción del Pan.

 

4. Pan de vida eterna, Cuerpo del Señor

Cáliz de la Alianza, fuente de Salvación.

 

09.- TÚ ERES, SEÑOR, EL PAN DE VIDA (Brotes de Olivo)

TÚ ERES, SEÑOR, EL PAN DE VIDA.

MI VIDA SIN TI NO SERÁ VIDA.

 

El pan que yo os daré

ha de ser mi propia carne.

Contigo viviré

cuando coma de tu pan.

 

Aquel que cree en Ti,

tiene ya la vida eterna.

Si como de tu pan,

de tu vida gozaré.

 

Mi Padre es quien os da

verdadero pan del cielo.

Y a la tierra bajó

para el mundo alimentar.

 

Quien come de tu pan

no padecerá más hambre.

Quien bebe de tu sangre

ya no tendrá sed jamás.

 

010.- MARIA MÚSICA DE DIOS

Me quede sin voz, con que cantar

y mi alma vacía dormida se quedaba

Y pensé para mi me pondré en sus manos,

manos de madre

Me dejare en su amor

 

Y TU MARÍA HAZME MÚSICA DE DIOS

Y TU MARÍA ANIMA TÚ LAS CUERDAS DE MI ALMA

ALELUYA… AMEN… (BIS)

 

 

Maria acompaña tu mi caminar

yo solo no puedo ayúdame andar

Y pensé para mi me pondré en sus manos,

manos de madre me dejare en su amor

 

Y TU MARÍA HAZME MÚSICA DE DIOS

Y TU MARÍA ANIMA TÚ LAS CUERDAS DE MI ALMA

ALELUYA… AMEN… (BIS)

 

011.- AMÉMONOS DE CORAZÓN

AMÉMONOS DE CORAZÓN

NO DE LABIOS, NI DE OÍDOS

AMÉMONOS DE CORAZÓN

NO DE LABIOS, NI DE OÍDOS

 

PARA CUANDO CRISTO VENGA

PARA CUANDO CRISTO VENGA

NOS ENCUENTRE PREPARADOS

NOS ENCUENTRE PREPARADOS

 

¿Cómo puedes tu orar

Enojado con tu hermano?

¿Cómo puedes tu orar

Enojado con tu hermano?

Dios no oye la oración

Dios no oye la oración

Si no estás reconciliado

Si no estás reconciliado (2)

 

Un mandamiento nuevo soy

Os améis unos a otros

Un mandamiento nuevo soy

Os améis unos a otros

Como yo os he amado, como yo os he amado

Os améis también vosotros

Como yo os he amado, como yo os he amado

Os améis también vosotros

 

¿Qué recompensa tendrá?

Cristo te lo ha preguntado

¿Qué recompensa tendrá?

Cristo te lo ha preguntado

Si te decides amar, si te decides amar

Solo para ser amado

Si te decides amar, si te decides amar

Solo para ser amado