EL NACIMIENTO DE NUESTRA FE
COMENTARIO
Más intuitivo que Pedro, Juan da el inmenso paso de la fe:
“Vio y creyó”. El evangelista insiste en este fantástico “creyó” que en
adelante va a separar dos mundos, el de antes y el de después de la
resurrección: “Hasta entonces no habían entendido lo que dice la Escritura: que
tenía que resucitar de la muerte”. Ver, comprender, creer son las palabras-clave
del nacimiento de nuestra fe. el evangelista dice de sí mismo: “Vio y creyó”. Y
contará que María dijo: “¡He visto!”. Luego los discípulos “ven” y finalmente
Tomás vio y creyó. Pero el resucitado proclama entonces la gran
bienaventuranza: “Dichosos los que creen sin haber visto”. Esa es la
oportunidad que se nos ofrece; un largo río de fe nos vincula a aquella mañana
de la resurrección. La fe no es una meditación sobre Dios, sino un don de Dios
que nos abre a lo que los primeros creyentes vieron y comprendieron: el
sepulcro vacío, las apariciones de Jesús resucitado, el testimonio de la
Escritura. Un don de Dios, pero una batalla de hombre. Desde el principio, la
fe tuvo que desprenderse de la sombra, de las vacilaciones y de la torpeza en
comprender. “No sé”, dice María de Magdala: esa es la primera palabra de la
mañana de la fe. “No habían comprendido”, suspirará Juan; y Jesús se quejará
también de los peregrinos de Emaús: “¿No comprenden? ¡Qué lento son para
creer!”.
La
mayor parte de nosotros hemos recibido fácilmente la fe y nos hemos quedado en
la facilidad pasiva. “Desde luego yo soy cristiano y hasta practicante”. Pero
el aire que respiramos es mortal para nuestras creencias y nuestra práctica.
Creer en la resurrección exige un cultivo de la fe. Muchos padres se
desalientan por el abandono de sus hijos y preguntan cómo pueden transmitirles
mejor la fe. La primera respuesta es una cuestión: ¿Qué fuerza de fe, que
inteligencia de la fe tenemos nosotros para transmitírsela a ellos?. Una
reflexión sobre este punto nos infundirá quizás el deseo de conocer mejor la
Biblia y de seguir la puesta al día de la fe en las enseñanzas de la iglesia.
Esa fe sigue siendo ciertamente la fe de la mañana de pascua, pero no cesa de
enriquecerse con las formas de vivirla en culturas diferentes. No basta con
cantar (“¡Cristo ha resucitado!”, es preciso advertir todas las consecuencias
que esto lleva consigo en el mundo entero y en nuestra propia vida.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA c 24, 34; Ap 1, 6
Verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.
A Él la gloria y el poder por toda la eternidad, aleluya, aleluya.
ORACION COLECTA
Oh, Dios, que, en este día, vencida la muerte, nos has abierto las
puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede, a quienes
celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, que, renovados por tu
Espíritu, resucitemos a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los
Apóstoles 10, 34a.37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y
dijo: «Ustedes conocen lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea,
después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido
por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando
a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos
testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este
lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le
concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos
designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de su
resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando
solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De Él
dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en Él reciben, por
su nombre, el perdón de los pecados».
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 117)
Este es el día en
que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Den gracias al Señor
porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R.
La diestra del Señor es
poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar
las hazañas del Señor. R.
La piedra que desecharon
los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha
sido un milagro patente. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
Hermanos:
Si han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde Cristo
está sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de
la tierra. Porque han muerto; y su vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando
aparezca Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes aparecerán
gloriosos, juntamente con Él.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO 1 Co 5, 7b-8a
Aleluya. Ha sido inmolada nuestra
víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua en el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena
fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada
del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro
discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al
Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo
camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más
que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los
lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró
en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían
cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura:
que él había de resucitar de entre los muertos.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Hermanos, llenos de santo regocijo por la gran
noticia de la Resurrección de Cristo, oremos por la Iglesia, por nosotros y por
todo el mundo.
1.- Por la Iglesia de Cristo; que la renueve el orden nuevo y
universal inaugurado por la Resurrección de Cristo, para que, en el mundo, sea
siempre signo de esta nueva vida. Roguemos al Señor.
2.- Por quienes han recibido, o recibirán, el bautismo durante
este año; que permanezcan siempre fieles a la fe que proclaman y a la vida que
prometen, al renacer con la da de Cristo Roguemos al Señor.
3. Por los pecadores impedidos por el respeto humano, o
endurecidos en su rebelión contra Dios para que Dios les conceda y robustezca
en ellos la voluntad firme de renacer a la grada Roguemos al Señor
4. Por nuestra asamblea; que nuestra fe tenga nueva firmeza, y
transforme nuestro vivir cotidiano en una entrega total. Roguemos al Señor.
¡Dios todopoderoso y eterno, por estos misterios
de la Pascua de Cristo restableciste tu alianza con los hombres, concédenos que
expresemos con nuestras propias vidas la fe que proclamamos en estas sagradas
celebraciones, por Cristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Rebosantes de gozo
pascual, ofrecemos, Señor, este sacrificio en el que tan maravillosamente
renace y se alimenta tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION 1 Co 5, 7-8
Ha
sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Aleluya. Así, pues, celebremos
con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya, aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Protege, oh, Dios, a tu Iglesia con misericordia
perpetua, para que, renovada por los sacramentos pascuales, llegue a la gloria
de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS
Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 21: Hch 2, 14.22-33;
>Sal 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10; Mt 28, 8-15
Martes 22: Hch 2, 36-41; Sal 32,
4-5. 18-19. 20 y 22; Jn 20, 11-18
Miércoles 23: Hch 3, 1-10; Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9; Lc 24,
13-55
Jueves 24: Hch 3, 11-26; Sal 8, 2ª
y 5. 6-7. 8-9; Lc 24, 35-48
Viernes 25: Hch 4, 1-12; Sal 117,
1-2 y 4. 22-24. 25-27ª; Jn 21, 1-14
Sábado 26:
Hch 4, 13-21; Sal 117. 1 y 14-15. 16-18. 19-21; Mc 16, 9-15
Domingo 27: Hch 5, 12-16; Sal 117,
2-4. 22-24. 25-27ª; Ap 1, 9-11ª.12-13. 17-19; Jn 20, 19-31
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 20. 1-9
1.- "Él había de resucitar de entre los muertos"
También en los relatos pascuales el evangelio de Juan presenta notables
diferencias respecto a los evangelios sinópticos, si bien es probable que parta
de tradiciones comunes, que, no obstante, han pasado por la criba de la
teología propia del círculo joánico.
En las palabras de María Magdalena resuena probablemente la controversia
con la sinagoga judía, que acusaban a los discípulos de haber robado el cuerpo
de Jesús para así poder afirmar su resurrección. Los discípulos no se han
llevado el cuerpo de Jesús. Más aún, al encontrar doblados y en su sitio la
sábana y el sudario, queda claro que no ha habido robo.
La carrera de los dos discípulos puede hacer pensar en un cierto
enfrentamiento, en un problema de competencia entre ambos. De hecho, se nota un
cierto tira y afloja: "El otro discípulo" llega antes que Pedro al
sepulcro, pero le cede la prioridad de entrar. Pedro entra y ve la situación,
pero es el otro discípulo quien "ve y cree".
Seguramente que "el otro discípulo" es "aquel que Jesús
amaba", que el evangelio de Juan presenta como modelo del verdadero
creyente. De hecho, este discípulo, contrariamente a lo que hará Tomás, cree
sin haber visto a Jesús. Sólo lo poco que ha visto en el sepulcro le permite
entender lo que anunciaban las Escrituras: que Jesús no sería vencido por la
muerte.
JOSEP Mª GRANÉ MISA DOMINICAL 1993, nº 6
2.- TUMBA-VACIA:
Ninguno de los discípulos se esperaba la resurrección de Jesús. Puede
notarse el simbolismo de la escena del sepulcro vacío: Jesús se ha
"desatado" de los lazos del reino de la muerte; en cambio, Lázaro
tiene que ser "desatado" para poder caminar (para seguir a Jesús).
Esto es lo que "ve", desde la fe, el Discípulo amado, y con él, la
comunidad. Es el hoy del resucitado.
JAUME FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990, 8
3.- DISCIPULO-ANONIMO:
Algo, sin embargo, me parece importante destacar a propósito del
discípulo a quien Jesús quiere y que nunca tiene nombre propio.
Esta falta de nombre no parece obedecer a un recuerdo de modestia del
autor para evitar referirse a sí mismo (interpretación anecdótica), sino a la
intención del autor de englobar a todos y cada uno de los creyentes en Jesús,
incluidos los que no han conocido a Jesús según la carne, como diría Pablo. Por
eso este discípulo no puede tener un único nombre propio. Su nombre es el tuyo
y el mío, que este día de Pascua creemos en Jesús resucitado y experimentamos
en nosotros el amor de Jesús resucitado.
A. BENITO - DABAR 1988, 23
4.- Texto. María hace una constatación en el sepulcro y comunica su
interpretación a dos discípulos (vs, 1-2). Los dos discípulos inspeccionan por
separado el sepulcro, llegando a conclusiones distintas (vs, 3-8). Comentario
editorial explicando el presupuesto desde el que se había llevado a cabo la
inspección (v. 9).
Pre-texto. Isaías 26, 19-21: "¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres
se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Porque tu rocío
es rocío de luz y la tierra de las sombras parirá. Anda, pueblo mío, entra en
los aposentos y cierra la puerta por dentro: escóndete un breve instante
mientras pasa la cólera. Porque el Señor va a salir de su morada para castigar
la culpa de los habitantes de la tierra: la tierra descubrirá la sangre
derramada y no ocultará más a sus muertos".
Sentido del texto. María va al sepulcro poseída por la falsa concepción
de la muerte; cree que la muerte ha triunfado; busca a Jesús como un cadáver.
Su reacción, al llegar, es de alarma y va a avisar a Simón Pedro (símbolo de la
autoridad) y al discípulo a quien quería Jesús (símbolo de la comunidad). Las
dos veces que hasta ahora han aparecido juntos ambos (cfr. Jn. 13, 23-25; 18,
15-18), el autor ha establecido una oposición entre ellos dando la ventaja al
segundo. Es lo mismo que vuelve a hacer en este relato y que volverá a hacer en
21, 7. El discípulo amado llega antes (v. 4) y cree (v. 8); Pedro, en cambio,
llega más tarde (v. 6) y de él no dice que creyera. Correr (CORRER/SIMBOLO) más de prisa es imagen plástica para
significar tener experiencia del amor de Jesús.
Pedro no concibe aún la muerte como muestra de amor y fuente de vida. En
el atrio del sumo sacerdote había fracasado en su seguimiento de Jesús (cfr.
Jn. 18, 17. 25-27); el otro discípulo, en cambio, siguió a Jesús (cfr. Jn. 19,
26). De esta manera, puede ahora marcar el camino a la autoridad en la tarea,
común a ambas, de discernir a Jesús y encontrarse con él; corriendo tras la
comunidad es como podrá la autoridad alcanzar su meta. Ambas, autoridad (Pedro)
y la comunidad (discípulo amado) habían partido de la misma no-inteligencia, de
la misma obscuridad, del mismo sepulcro. Ni Pedro ni el otro discípulo habían
entendido, cuando partieron, el texto de Is. 26, 19-21. Pero el otro discípulo,
al ver, creyó, captó el sentido del texto: la muerte física no podía
interrumpir la vida de Jesús, cuyo amor hasta el final ha manifestado la fuerza
de Dios.
DABAR 1983 23
5.- CZ/TRONO.
Contexto. Jesús ya ha transmitido el espíritu (cfr. Jn. 19, 30). De ahí
que el que no nazca de arriba no puede ser del Reino (cfr. Jn. 3, 3). Arriba es
la cruz. El espíritu es el amor capaz de dejarse matar por los demás. En el
cuarto evangelio la cruz es trono y gloria: es la hora del triunfo de Jesús,
pues pone de manifiesto quién es Jesús. La cruz expresa un estilo, un talante
de vivir y de ser.
Sentido del texto. Este estilo, este talante, son una tarea ardua y
difícil, pues pasa inevitablemente por la experiencia aniquiladora del que vive
ese espíritu. En el relato de Juan, María Magdalena adquiere la función de
recordar y hacer viva esta experiencia: "Se han llevado del sepulcro al
Señor y no sabemos dónde lo han puesto". En el relato de Juan no hay
ángeles ni mensajes pascuales. Para Juan, el mensaje pascual y el triunfo de
Jesús están en la cruz. La resurrección de Jesús es su amor a prueba de la propia
vida. Es este amor el que ha roto la muerte, porque, al amar al máximo, Jesús
se ha encontrado con la potencia viva del Padre, que es sólo amor. Esto
requiere un gran esfuerzo de credibilidad (fe), porque es un desafío a las
reglas elementales de lo empírico.
De los dos personajes que corren al sepulcro en el relato, sólo uno
rompe el reto de lo empírico. El discípulo amado "vio y creyó" (v.
9). Una vez más, Pedro no capta la situación. De él sólo se dice que vio, pero
no que creyó. Pedro todavía no ha entendido que vivir es amar. Pedro todavía no
posee el espíritu que Jesús transmite. No lo poseerá hasta más adelante (cap.
21) y entonces sólo gracias a este discípulo amado que le ayudará en la ardua y
difícil tarea de creer (cfr. Jn. 21, 7). De ser cierto lo que fundadamente
dicen algunos exégetas de que el discípulo amado simboliza en el cuarto
evangelio a la comunidad cristiana, habrá que restituir hoy para la comunidad
cristiana el protagonismo que el autor del cuarto evangelio quiso darle.
DABAR 1981, 23
6.- María ha visto que el sepulcro está abierto y corre adonde están los
discípulos, pero sólo puede hacer una banal constatación: "Se han llevado
del sepulcro al Señor". María piensa en ladrones de cadáveres. Es verdad
que aún no ha despertado del todo y no es un modelo de creyente: a pesar de lo
cual, para los tiempos venideros será la iniciadora, la que presintió las
secretas promesas del cuerpo sin vida que ella tanto amó.
Pero aún le queda camino por recorrer. Primero necesita escuchar el
testimonio oficial de la Iglesia, el que da Pedro y para el que el príncipe de
los apóstoles reunió todas las pruebas: las vendas por el suelo, y en un lugar
aparte, el sudario cuidadosamente doblado. Son unas pruebas silenciosas, pero
¿acaso no es el tiempo de recogimiento, en que cada objeto adquiere el valor de
signo visible que remite a lo invisible? La ausencia del cuerpo no es,
ciertamente, la prueba de la resurrección; es el indicio de que el poder
glorificador del Espíritu no ha olvidado el cuerpo.
Juan es el último en llegar al final del camino. Ve las vendas, pero no
las hace caso. En efecto, su mirada se ha vuelto ya hacia el interior; si
revuelve algo, es en sus recuerdos y en su corazón. El vino de las bodas, el
templo purificado, Lázaro...
Otros tantos presentimientos de lo posible, de un insospechado orden de
las cosas. Un sepulcro abierto y unas vendas, una mujer y dos hombres para
interpretar... Todo es ordinario y cotidiano, pero todo tiene valor de signo.
"Vio y creyó"
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL - ADVIENTO-NAVIDAD Y
SANTORAL
SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 83 s.
PROPUESTA DE CANTOS DE VIGILIA Y DOMINGOS DE RESURRECCION
(CICLO C) - (19 DE ABRIL)
TEMA: “¿PORQUE BUSCAN ENTRE LOS MUERTOS AL QUE VIVE?”
01.- EN LA
MAÑANA DE RESURRECCION (Carmelo Erdozain)
En
la mañana de Resurrección
caminan
al sepulcro donde está el Redentor.
Se
preguntan al marchar: ¿Quién moverá,
quién
abrirá la tumba donde está el Señor?
EL
SEÑOR NUESTRO DIOS RESUCITÓ,
ALELUIA,
ALELUIA, ALELUIA.
En
la mañana de Resurrección
vivimos
la esperanza de un futuro mejor.
Ser
testigos del Señor exige cambiar, exige luchar,
luchar
por un mundo de justicia y paz.
02.- GLORIA
(Palazon – Pascual)
GLORIA
A DIOS EN EL CIELO,
Y
EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES,
QUE
AMA EL SEÑOR.
Por
Tu inmensa gloria
Te
alabamos, Te bendecimos,
Te
adoramos, Te glorificamos,
Te
damos gracias.
Señor
Dios Rey celestial,
Dios
Padre Todopoderoso,
Señor
Hijo único, Jesucristo,
Señor
Dios, Cordero de Dios,
Hijo
del Padre.
Tú
que quitas el pecado del mundo,
¡Ten
piedad de nosotros!
Tú
que quitas el pecado del mundo,
¡Atiende
nuestra súplica!
Tú
que estás sentado
a
la derecha del Padre,
¡Ten
piedad de nosotros!
Porque
sólo Tú eres Santo,
sólo
Tú Señor,
sólo
Tú, Altísimo Jesucristo,
con
el Espíritu Santo,
en
la Gloria de Dios Padre.
03.- ALELUYA,
EL SEÑOR RESUCITO (Brotes de Olivo)
ALELUYA,
ALELUYA (BIS 3V). EL SEÑOR RESUCITÓ.
El
Señor resucitó. (Aleluya).
Cantad
con alegría. (Aleluya).
Demos
gracias al Señor. Aleluya (bis).
Mi
pecado redimió. (Aleluya).
Cristo
Dios subiendo al Cielo. (Aleluya).
Nueva
vida ahora tengo. Aleluya (bis).
Ahora
tengo la esperanza... (Aleluya),
de
que Dios siempre perdona. (Aleluya),
que
Cristo no me abandona. Aleluya (bis).
04.- ALELUYA
POR ESA GENTE (Palito Ortega)
Los
que tienen y nunca se olvidan que a otros les falta,
que
nunca usaron la fuerza sino la razón.
Los
que dan una mano y ayudan a los que han caído,
esa
gente es feliz porque vive muy cerca de Dios.
ALELUYA,
ALELUYA, POR ESA GENTE QUE VIVE
Y
QUE SIENTE, EN SU VIDA EL AMOR. (BIS).
Los
que son generosos y dan de su pan un pedazo,
los
que siempre trabajan pensando en mundo mejor.
Los
que están liberados de todas sus ambiciones,
esa
gente es feliz porque vive muy cerca de Dios.
05.- ESTE S
EL MOMENTO (Marco Lopez)
Este
es el momento de alegrar la mesa
con
el vino y con el pan,
que
consagraremos
y
que ofreceremos
y
que hemos de comulgar.
Este
es el momento de llegar confiados
a
la mesa del altar,
porque
tu palabra vivificadora
nos
acaba de llamar.
PADRE
DE JESÚS BENDICE
LO
QUE PRESENTAMOS HOY,
Y
QUE AL PREPARAR TÚ MESA
SE
RENUEVE EL GOZO DE SABER TU AMOR. (BIS).
Pan
de nuestras vidas, pan de nuestras manos,
pan
de nuestra juventud.
pan
que hoy entregamos
juntos
como hermanos
en
señal de gratitud.
06.- TOMA MI
MANO HERMANO
Toma
mi mano hermano, Cristo resucitó.
Ven
conmigo a la mesa que nos ofrece Dios.
Toma
mi mano, hermano, Cristo resucitó.
VEN,
HERMANO VEN, TOMA MI MANO Y VEN,
VEN
A LA MESA, DE NUESTRO REDENTOR,
UNIDOS
EN LA IGLESIA, POR LA FE Y EL AMOR. (BIS)
Al
ver nuestra tristeza, Cristo al mundo llegó.
Y
en la Eucaristía, nos da él todo su amor.
Toma
mi mano hermano, Cristo en la Cruz
murió.
El
vino de su sangre, nuestro dolor borró.
Y el pan de Eucaristía, nueva vida nos
dio.
Toma
mi mano hermano, Cristo nos redimió.
07.- REGINA
CAELI
Regina
caeli, laetare, ALLELUIA,
quia
quem meruisti portare, ALLELUIA,
resurrexit
sicut dixit, ALLELUIA.
Ora
pro nobis Deum, ALLELUIA.
08.- REINA DEL CIELO (Francisco Palazon)
Reino
del cielo alégrate, Aleluya,
porque
el Señor a quien mereciste llevar,
Aleluya
Resucitó
según su palabra Aleluya,
ruega al Señor por nosotros, Aleluya....
09.- EL
PEREGRINO DE EMAUS
1.-
¿Que llevabas conversando?
Me
dijiste, buen amigo.
Y
me detuve asombrado
a
la vera del camino.
¿No
sabes lo que ha pasado
ayer
en Jerusalén,
de
Jesús, el Nazaret
a
quien clavaron en cruz?
Por
eso me vuelvo triste
a
mi aldea de Emaús.
POR
LA CALZADA EMAÚS
UN
PEREGRINO IBA CONMIGO.
NO
LE CONOCÍ AL CAMINAR;
AHORA
SÍ, EN LA FRACCIÓN DEL PAN.
2.- Van tres días que se ha muerto
y
se acaba mi esperanza.
Dicen
que algunas mujeres
al
sepulcro fueron de alba.
Me
dijeron que algunos otros
hoy
también allá buscaron,
más
se acaba mi confianza:
no
encontraron a Jesús.
Por
eso me vuelvo triste
a
mi aldea de Emaús.
3.- ¡Qué tardíos corazones!
¡Que
ignorancia a los profetas!
En
la ley ya se anunció
que
al Mesías padeciera,
y
por llegar a su gloria
escogiera
la aflicción.
En
la tarde de aquel día
yo
sentí que con Jesús
nuestro
corazón ardía
a
la vista de Emaús.
4.-
Hizo señas de seguir
más
allá de nuestra aldea,
y
la luz del sol poniente
pareció
que se muriera.
Quédate,
forastero;
Ponte
a la mesa y bendice.
Y
al destello de tu luz,
en
la bendición del pan,
mis
ojos conocerán
al
amigo de Emaús.