sábado, 29 de noviembre de 2014

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO I ADVIENTO CICLO B - 30 DICIEMBRE 2014

QUE NO LOS ENCUENTREN DORMIDOS



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 63,16b-17.19b;64,2b-7

Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es «Nuestro redentor». Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obras de tu mano.

SALMO RESPONSORIAL (Sal  79)

Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.  
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo,
fíjate, ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;  danos vida,
para que invoquemos tu nombre. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,3-9

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con ustedes. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él han sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en ustedes se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecen de ningún don, ustedes que aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él los mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusarlos en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios les llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 13,33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Miren, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes lo digo a todos: ¡Velen!».

PLEGARIA UNIVERSAL.

Señor, sabemos que nada podemos si nos ocultas tu rostro, que somos arcilla y tienes que estar continuamente rehaciendo nuestro Señor. Repetimos: Señor, no abandones a obra de tus manos.

1.- Señor, te pedimos por tu Iglesia verdadera obra de tus manos, cuerpo de Cristo que es su cabeza, para que entre tantos avatares, permanezca fiel a ti y crezca el número de los que la integran. Roguemos al Señor.

2.- Por las personas del mundo entero, que hiciste a tu imagen y semejanza, para que volviendo su rostro a Aquel que viene de lo alto de un futuro mejor. Roguemos al Señor.

3.- Señor, te pedimos especialmente por aquellos que se han alejado de tu presencia, haz que en este tiempo de espera encuentren un nuevo amanecer, en su vida a la única luz que salva. Roguemos al Señor.

4.- Señor, te pedimos por los pobres, los enfermos, los necesitados, todos aquellos a los que viniste a atender de forma más especial, para que encuentren en ti fuerzas para continuar con su cruz y haz que pronto llegue para ellos el fin de estos malos momentos. Roguemos al Señor.

Padre, Eterno, sin ti el hombre no es más que paja para echar en el fuego, te pedimos que tu Espíritu nos vivifique en estos días de preparación al nacimiento de tu Hijo. Te lo pedimos por El que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

COMENTARIO

Comenzamos un  nuevo tiempo litúrgico y es el tiempo de Adviento. Jesús insiste mucho en la necesidad de estar en vela. ¡Que no los encuentre dormidos! ¿Qué es exactamente lo que nos pide? ¿Estar siempre en estado de alerta? ¿Ser porteros que no tienen nunca derecho a dormir?. El portero de esta parábola tiene que estar efectivamente en estado de alerta al anochecer, a medianoche, al canto del gallo y al amanecer. En tiempos de Jesús, esta enumeración de las cuatro vigilias romanas de la noches? De día podríamos vivir tranquilos, pero ¿Habrá que estar aguardando desde el atardecer hasta el amanecer?  ¿Aguardar que? ¿Nuestra muerte? ¿El final del mundo? ¿Su vuelta  final? (Jesús hablaba a sus discípulos de su venida). Realmente es todo esto lo que hay que aguardar, según el sentido del período litúrgico en que entramos: el adviento es la celebración de las venidas de Cristo, a nuestra vida y al mundo, desde su primera venida en navidad hasta la última, la parusía, su venida triunfal al final de los tiempos.
El adviento es una letanía de los tiempos: ha venido, va a venir, viene. Viene en este momento, donde estoy, en lo que hago, si mi corazón está dispuesto a acoger su manera de venir. El cristiano está al acecho de una visita personal de Jesús, pero atento también a los signos de los tiempos, al avance del mundo hacia el gran día; es un hombre en estado de alerta.
¿Incluso de noche? -Bien, volvamos a la noche. En la Biblia, la noche simbólica a este mundo en contraste con el mundo venidero que será un mundo de luz. Decir que hemos de velar de noche significa que toda nuestra existencia en la tierra se va desarrollando en una especie de noche.
Pero en navidad oiremos este bello texto de Isaías: El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz. Es verdad, Jesús es nuestra luz, ha venido para hacernos vivir en la luz. El que me sigue, afirmó, no camina en tinieblas. Esta frase es de las más hermosas y de las más fuertes del evangelio.
Jesús nos libera de la noche. ¡Pero si le seguimos! Y por eso precisamente es por lo que no hay que dormir. Dormidos, en sentido espiritual, cuando perdemos poco a poco nuestros reflejos de cristianos.
Vemos muy bien que tendríamos que comprometernos en eso, negarnos a que nos arrastran hasta allí, pero nos dejamos llevar, cedemos a las ideas superficiales, a los rumores, al que dirán. Decimos: Cada vez reza menos; yo tampoco rezo mucho. Pero no reaccionamos. Pensamos: Debería participar mucho más en la vida parroquial. O: me voy haciendo egoísta, huraño. Pero no tengo muchas ganas de cambiar.
Poco a poco se apaga la luz del evangelio y empezamos a vivir como todo el mundo, en la noche, como si no hubiera venido Cristo. ¡Como si él no viniera continuamente a amar, a luchar por la justicia, es él. Esta invitación a reavivar nuestra fe para vivirla mejor y transmitirla, es él.
Esta fuerza para soportar la enfermedad sólo la puede dar él. Sólo él puede hacer de nuestra ancianidad una vida ascendente. Todas sus venidas son ofrecimientos de vida. Por eso insiste tanto: velen. No se duerman. No tendrán dos vidas.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 01: Is 2,1-5; Sal 121; Mt 8, 5-11.
Martes 02: Is 11, 1-10; Sal 71; Lc 10, 21-24.
Miércoles 03: San Francisco Javier, presbítero (MO) Is 25, 6-10ª; Sal 22; Mt 15, 29-37.
Jueves 04:Is 26, 1-6; Sal 117; Mt 7, 21.24-27. Se puede celebrar la memoria de san Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia (blanco)
Viernes 05: Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31.
Sábado 06: Is 30, 19-21.23-26; Sal 146; Mt 9, 35—10, 1.6-8.
Domingo 07: Domingo II de Adviento Is 40, 1-5. 9-11; Sal 84; 2P 3, 8-14; Mc 1, 1-8.