ES POSIBLE CONVERTIRSE
COMENTARIO
Marcos cuenta de forma muy concreta la tentación presentándonos cuatro
personajes (el Espíritu, Jesús, Satanás, los ángeles) y tres acciones: el
Espíritu empuja a Jesús al desierto,
Satanás lo tienta, los ángeles le sirven en medio de los animales
salvajes que han vuelto a amansarse. Entre
el Espíritu y los ángeles, Satanás, se ve casi acorralado: el Espíritu
no impulsa más que hacia una victoria que convierte a la tierra en lo que era
al comienzo: un paraíso en el que todo es armonía y bondad: “Habitará el lobo
con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el ovillo y el león pacerán
juntos: un muchacho pequeño los pastorea”.
Pero la idea de la tentación recobra su fuerza desde
la primera predicación de Jesús: “¡Conviértanse!”. La vida del hombre sobre la
tierra será siempre un combate en contra de la tentación, esfuerzo continuo por
convertirse. Jesús ha venido a librarnos de este combate; pedir que lo hiciera
no sería una buena oración. Ha venido “para que vivamos” y esto supone luchas
continuas contra el orgullo, contra las preocupaciones paganas y contra la
sexualidad anárquica. Estas luchas sólo se acabarán cuando exhalemos el último
suspiro. ¡No habría gustado tanto que las cosas fueran diferentes!. Una hermosa
conversión aplastante que hiciera de nosotros seres maravillosamente
transformados, avanzando desde entonces con la cabeza bien alta por un camino
de amor fraternal y de obediencia a Dios. Si soñamos con eso, no nos convertiremos
nunca la conversión, en sentido evangélico es más modesta más
realista y continua. Tiene ciertamente, ante todo el aspecto de una franca
transformación. Al salir de una predicación, de una meditación, de un retiro,
cuando nos ha golpeado una enfermedad, la muerte de una persona querida, cuando
nos ha entusiasmado un amor, descubrimos que vivíamos mal y nos decidimos
realmente a cambiar. Será posible señalar la fecha de ese viraje, de ese cambio de dirección. La vida
de algunos convertidos simbolizan por la enormidad del cambio, lo que nos
ocurre a nosotros en un nivel más pequeño: finalmente, se le dice sí a Dios.
Pero lo que viene a continuación es desalentador. En los verdaderos convertidos
el camino sigue en pie, ellos van subiendo cada vez más. Nosotros sin embargo
caemos de nuevo en la mediocridad e incluso en el mal. Nuestra conversión no
era en el fondo más que una pequeña fiebre de santidad. ¿Dónde está el fallo?. ¿Es que somos incurablemente gente
mediocre y cobarde?. Somos más bien personas que escuchan mal el evangelio,
sobre todo cuando el texto es corto, como el de hoy, y corre el peligro de
quedar mutilado. Jesús dice: “Conviértanse.. y crean en la buena nueva”. Tomar
solamente la mitad es estropearlo todo; seguiremos viviendo soñando con la
conversión y nada más. Quizás fuera necesario cambiar una palabra para marcar
con energía la relación necesaria entre
las dos ideas: “Conviértanse CREYENDO en la buena nueva”.
RP. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal
90, 15-16.
Me invocara y lo escuchare, lo
defenderé, lo glorificare, lo saciare de largos días.
ORACION COLECTA
Dios
todopoderoso, por medio de las practicas anuales del sacramento cuaresmal,
concédenos progresar en el conocimiento del misterio
de Cristo y conseguir sus frutos con una conducta digna. Por nuestro Señor
Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura
del Libro del Génesis 9, 8-15.
Dios dijo
a Noé y a sus hijos: Yo hago un pacto
con ustedes y con sus descendientes, con todos los animales que los
acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora
viven en la tierra. Hago un pacto con ustedes: El diluvio no volverá a destruir
la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.
Y Dios
añadió: Esta es la señal del pacto que hago con ustedes y con todo lo que vive
con ustedes, para todas las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de
mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las
nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el
diluvio no volverá a destruir los vivientes.
SALMO RESPONSORIAL (24)
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que
camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas. Acuérdate
de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.
El Señor es bueno, es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace
caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 3,
18-22.
Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el
inocente por los culpables, para conducirnos a Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a
la vida.
Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados
que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en
tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho
personas- se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente los salva: que no
consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una
conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a
la derecha de Dios.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 4b.
No solo de pan vive el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1, 12-15.
En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús
al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días,
dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó
a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está
cerca el Reino de Dios. Conviértanse y crean la Buena Noticia.
PLEGARIA UNIVERSAL
Recordémosle, llenos de confianza, a nuestro Dios la
alianza que ha hecho con nosotros e invoquemos su misericordia en este tiempo
de gracia y conversión. Digamos. R.- Te rogamos, Óyenos.
1.- Por la Iglesia: para que sea siempre
señal de la presencia, cercanía y amor fiel de Dios a todos los hombres. Oremos
al Señor. R.
2.-
Por el Papa Francisco, nuestro Obispo y cuantos sirven al evangelio
desde el gobierno pastoral: que manifiesten la misericordia que triunfa sobre
el juicio y hagan creíble el mensaje del Evangelio en nuestra sociedad. Oremos al Señor. R.
3.- Por nuestros gobernantes: que el
Espíritu del que resucito a Cristo de la muerte y lo fortalecido en la hora de
la prueba les ayude a implantar la paz, la justicia, una economía solidaria y a
defender los derechos fundamentales de todos. Oremos al Señor. R.
4.- Por los jóvenes: para que el Señor
suscite en ellos el deseo de seguirlo con radicalidad, sin egoísmo ni
mediocridad, donando sus vidas con generosidad en bien de los que más sufren y
de los excluidos de la sociedad de hoy. Oremos al Señor. R.
5.- Por todos lo que sufren, por los que
no tienen pan, techo, abrigo, trabajo, por los enfermos, para que ellos
encuentren en nuestro amor solidario el testimonio del amor de Dios que no los
abandona. Oremos al Señor. R.
Oh Dios, ya que has
mostrado tu poder y tu fidelidad liberando a Noé de las aguas, compadécete de
tu pueblo y escucha las oraciones que con fe te ha dirigido. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Haz, Señor, que nuestra
vida responda a estos dones que van a ser ofrecidos y en los que celebramos el
comienzo de un mismo sacramento
admirable. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Mt 4, 4.
No solo de pan
vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Después
de recibir el pan del cielo que alimenta la fe, consolida la esperanza y
fortalece el amor, te rogamos, Señor, que nos hagas sentir hambre de Cristo,
pan vivo y verdadero, y nos enseñes a vivir constantemente de toda palabra que
sale de tu boca. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 22: 1P
5, 1-4; Sal 22; Mt 16, 13-19.
Martes 23: Is 55,
10-11; Sal 33; Mt 6, 7-15.
Miércoles 24:
Jon 3, 1-10; Sal 50; Lc 11, 29-32.
Jueves 25: Est. 14,
1.3-5.12-14; Sal 137; Mt 7, 7-12.
Viernes 26: Ez
18, 21-28; Sal 129; Mt 5, 20-26.
Sábado 27: Dt 26,
16-19; Sal 118; Mt 5, 43-48.
Domingo 28: Gn
22, 1—2.9-13.15-18; Sal 115; Rm 8, 31b-34; Mt 9, 2-10.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 1, 12-15
Par.: Mt 4, 1-11 Lc 4, 1-13.
77774
1.- La escena
inicial en los vv. 12-13 está en estrecha relación con la anterior en la que
Jesús ve rasgarse el cielo y al Espíritu descender sobre Él. Es este Espíritu
el que ahora toma la iniciativa impulsando a Jesús al desierto. Aquí y durante
cuarenta días Jesús es tentado, convive con animales salvajes y es servido por
ángeles. En el escueto relato de Mc la tentación no se produce al final de la
estancia en el desierto, sino que se extiende a lo largo de toda ella.
Cediendo a
escrúpulos teológicos, la traducción litúrgica presenta la tentación desde la
óptica permisiva de Jesús. "Dejándose tentar por Satanás" es
incorrecto. El original está escrito desde la óptica del narrador, quien habla
de una permanencia de Jesús en el desierto durante cuarenta días, "tentado
por Satanás". De igual manera que la tentación, el servicio que prestan
los ángeles no se sitúa al final de los cuarenta días, sino que tiene lugar
durante todo ese tiempo, durante el cual los ángeles suministran alimentos a
Jesús. En el relato de Mc no hay, pues, ayuno de Jesús, sino, al contrario,
alimento milagroso continuado.
La escena
siguiente en los vv. 14-15 se desarrolla en Galilea después del arresto de
Juan. Aquí el sujeto de la acción es Jesús lanzando a los cuatro vientos
"la Buena Noticia de Dios". La primera parte del v. 15 especifica en
qué consiste esa buena noticia: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el
Reino de Dios" La segunda parte del c. 15 formula las actitudes a adoptar
de cara a la Buena Noticia: cambiar la mentalidad-comportamiento y dar crédito
a la Buena Noticia.
Comentario.
Con la primera escena del texto de hoy concluye Mc el primer bloque de su
Evangelio. Es un final fascinante, situado en un espacio (el desierto) y en un
tiempo (cuarenta días) con resonancias de recuerdos y de experiencias ideales
para el hombre de la Biblia. Se trata del mismo espacio y del mismo tiempo de
los comienzos, cuando, en medio de la dificultad y de la prueba, todo era, sin
embargo, esperanza.
Era la opinión
generalizada entre los contemporáneos de Jesús que el final de los tiempos se
correspondería con el comienzo, con el de la esperanza de la Humanidad
(paraíso) y con el de la esperanza del Pueblo de Dios (desierto). Comienzos
sujetos siempre a la prueba, a la tentación (serpiente, becerro de oro). Pero
comienzos armónicos y prodigiosos, cuando las fieras no hacían daño y el
alimento no faltaba. Todo esto se da cita en la construcción de Mc. Para
decirnos qué, para significar qué. Es muy sencillo. Basta tener un poco de
sensibilidad. En la llegada de Jesús ve Mc la llegada del tiempo final. No es
un tiempo irreal, no es una quimera. Es un tiempo de prueba y de tentación.
Pero es también un tiempo armónico y prodigioso, el tiempo de la esperanza de
una tierra por estrenar, el tiempo del Reino de Dios que llega. Eso sí,
deberemos cambiar de mentalidad y de comportamientos, deberemos dar crédito a
la Buena Noticia, creer en ella.
No me cabe la
menor duda de que nos hallamos ante uno de los textos más sugerentes y
grandiosos de todo el Nuevo Testamento y, a la vez, uno de los más
comprometedores. Marcos es un autor muy parco en palabras; por ello las que
emplea son de las que hacen mella. De nuestro cambio y de nuestro asentimiento
a la buena noticia depende el que el lobo habite con el cordero, el león coma
paja con el buey y el niño juegue en el escondrijo de la serpiente. A buen
seguro, querido lector, que has caído en la cuenta de que estoy citando con
Isaías. Lee, en efecto, el capítulo 11, 1-9 de este profeta. Los dos primeros
versículos del texto de Marcos tienen mucho de este texto de Isaías.
ALBERTO BENITO
- DABAR 1988, nº 16
El mismo
Espíritu que descendió sobre Jesús en el bautismo, es el que lo conduce al desierto
para que sea tentado (Mt 4. 1).
Marcos no se
entretiene en darnos a conocer un número preciso de tentaciones y de victorias
de Jesús en el desierto, pues entiende que se trata del comienzo de una lucha,
de lo que se ocupará a lo largo de todo su evangelio. En efecto, la expulsión
de los demonios, tan frecuente en su relato, no es otra cosa que la constante
demostración de que Jesús es, frente a satanás, "el más fuerte" (3.
27). Por lo demás, las tentaciones en el desierto, tal como las relatan los otros
sinópticos, no son otra cosa que una composición literaria para expresar de una
vez la lucha decisiva de Jesús contra los poderes del mal.
En este pasaje
de Mc hay un contraste muy marcado: Jesús durante estos cuarenta días es
tentado por satanás; pero vive pacíficamente entre alimañas y servido por los
ángeles. Es posible que se refleje aquí, antes de comenzar la vida pública,
aquella situación originaria del éxodo, en el que, durante cuarenta años,
Israel fue sometido a todas las tentaciones y a la vez fue objeto de los
beneficios de Dios.
Por otra parte,
la pacificación de las fieras viene a ser el restablecimiento de un orden
paradisíaco (Gn 2. 19s) que Isaías había anunciado como una señal mesiánica (Is
11. 6-9; 65. 25). Además, el servicio de los ángeles significa el trato
familiar que mantiene con el Padre el que ha sido llamado y es en verdad su
"Hijo amado". Todo ello indica que va a comenzar una nueva creación y
que en Jesús va a ponerse en marcha el nuevo pueblo de Dios.
Unos meses más
tarde, al comenzar el verano del año 28 y después de ser apresado Juan Bta,
comienza la predicación de Jesús en Galilea. Y así, reducido al silencio el
último de los profetas, Jesús, que es la misma Palabra, se alza en medio del
pueblo anunciando la Buena Noticia. También ahora, en el principio, está la
Palabra.
El contenido
del mensaje de Jesús se expresa programáticamente en estas palabras: Pasó el
tiempo de la espera, se acerca el reinado de Dios; los que deseen participar de
los bienes del reino, han de convertirse y creer la Buena Noticia.
El advenimiento
del reinado de Dios pone al hombre ante la decisión, pues ha de cambiar de
mente y de corazón; que esto es hacer penitencia. Sin embargo se trata de un
anuncio gozoso, de una buena noticia. La respuesta del hombre ha de ser un
cambio gozoso, una salida al encuentro de Dios, que viene en JC, a liberarnos.
EUCARISTÍA
1985/09
3. J/ADAN/PARAISO TENTACION/ADAN/J.
EL MISMO PARAÍSO: ADÁN CAE Y JESÚS TRIUNFA. EL HOMBRE DEL PRINCIPIO Y EL HOMBRE
DEFINITIVO.
Marcos no
presenta a Jesús en el desierto en una situación de peligro y de ayuno, sino
todo lo contrario: vive en paz con los animales del desierto pues con él ha
empezado el tiempo mesiánico, y recibe el alimento providencialmente de los
ángeles. Existe un cierto paralelismo con Adán: en una misma situación
paradisíaca, Adán cae en la tentación, mientras Jesús triunfa. El hombre del
principio y el hombre definitivo.
J. NASPLEDA -
MISA DOMINICAL 1988/05
4. J/EV/MC.
Marcos es el
único evangelista que ha titulado "evangelio" su libro sobre Jesús.
Pero es Pablo quien utiliza con más frecuencia este término: evangelio de
Jesucristo. La obra de Marcos hay que colocarla en el ámbito de la predicación
interna de la comunidad. Es ante todo el anuncio de Jesús. La idea clave es el
misterio de Jesús-Mesías.
Los
contemporáneos de Jesús no podían comprender lo que era ya claro para los
lectores del evangelio: la persona de Jesús es el evangelio, pero también el
escrito de Marcos es evangelio.
De la lucha
contra las fuerzas demoníacas se deduce que Jesús constituye el momento de la
transformación del mundo. Las continuas disputas con los adversarios manifiesta
que el reino de Dios está presente y que se desarrolla a través de obstáculos.
La etapa entre la resurrección y el retorno comporta para los discípulos
sufrimientos y servicio.
El Mesías es
una persona que debe sufrir la tentación, superar peligros y correr riesgos. El
sujeto y el objeto de la predicación es Jesús. La palabra es la presencia
escondida que pronto se manifestará. El desierto y la presencia de las fieras
es la tierra de Satanás pero es también el lugar donde se encuentra a Dios.
Galilea y no
Jerusalén es el lugar del evangelio. El inciso "cuando arrestaron a
Juan" es una indicación teológica más que temporal. Juan debía preparar el
camino. Jesús lleva a término el reino de Dios. Este reino es una realidad que
trasciende el mundo de los hombres. De ahí la invitación a convertirse y a
creer en la Buena Noticia.
La fuerza del
Espíritu, el bautismo y la tentación constituyen una realidad única. Vocación y
prueba coinciden. El inicio del reino de Dios exige que se pase a través del
desierto. En momentos de pesimismo el texto de Marcos es una invitación a la fe
y a la penitencia que proviene del gozo de haber sido llamados al evangelio.
P. FRANQUESA -
MISA DOMINICAL 1985/05
5. J/BAU/MISION.
Marcos relata
de forma muy sumaria la estancia de Cristo en el desierto (vv. 12-13), pero no
carece de interés el ver que hace de este episodio el eje sobre el que giran el
bautismo (vv. 9-11) y la inauguración del ministerio de Jesús (vv. 14-15).
Marcos es, en
efecto, el único evangelista que ha conservado el bautismo de Jesús como el
hecho inaugural del Evangelio, fiel en esto a la predicación apostólica
primitiva (Act. 10, 37). El rito se desarrolla en una serie de acontecimientos
que hay que analizar en sí mismos: la abertura de los cielos (v.10), la bajada
del Espíritu (v. 10) y la voz celestial (v.11).
CIELO-ABIERTO. a) Los profetas relatan
muchas veces sus visiones presentando, como circunstancia previa, los cielos
que se desgarran para dejar paso a sus miradas (Ez. 1, 1; Ap. 4, 1). Se trata,
pues, de una imagen poética perteneciente a un género literario apocalíptico.
La apertura de los cielos, por lo demás, no está hecha tan solo para dar acceso
a los secretos de Dios, sino también, como en Is. 63, 19 y Jn. 1, 51, para dar
paso a Dios: en adelante ya no habrá más oclusión entre el cielo y la tierra
(en el mismo sentido: el desgarramiento del velo del Templo: Mc. 15, 38), y el
predicador del Reino (vv. 14-15) se verá realmente habilitado, como el profeta
antiguo, para hablar de Dios a los hombres.
J/MOISES. b) La oración de Is. 63-64 que ha inspirado
el tema de los cielos que se desgarran (/Is/63/19) suscita igualmente otra idea:
el recuerdo del gesto de Yahvé retirando de las aguas del mar al pastor de su
pueblo (Is. 63, 11) y desparramando el Espíritu sobre ese rebaño (Is. 63, 14).
¿No es esa la fuente de inspiración inevitable de la bajada del Espíritu sobre
el nuevo Moisés justamente en el momento en que sale del agua? (v. 10). El
nuevo Éxodo anunciado por el Segundo Isaías va a producirse y Jesús aparece
como el instaurador y el pastor del nuevo pueblo.
J/EX: c) Si el bautismo de Jesús es presentado
ante todo como una respuesta a la oración de /Is/63/11-12 en la que pedía al
Padre que sacara del agua un nuevo pastor que conduciría a su pueblo en el
nuevo Éxodo, la estancia de Jesús en el desierto adquiere una significación
particular: el Éxodo es realmente una realidad en marcha: Jesús pasa cuarenta
días en el desierto, lo mismo que el pueblo anduvo por él cuarenta años; es
conducido a él por el Espíritu, lo mismo que el pueblo era conducido por la
nube; es tentado en el desierto, lo mismo que lo fue el pueblo (Dt. 8, 1-4; Sal.
94/95). Pero, como es el Mesías, Jesús es igualmente servido en él por los
ángeles (Sal. 90/91, 10-12) y victorioso de las bestias salvajes (Dt.8, 15;
Sal. 90/91, 13), tal como una interpretación mesiánica del Sal. 90/91 lo
requería.
Estar bautizado
significa fundamentalmente dejarse sumergir en el agua y, sobre todo, en la
condición humana (con la muerte) representada en el agua. Cuando Cristo se hace
bautizar, acepta su condición humana con sus ambigüedades y sus sufrimientos,
con la muerte como final. Si se le ha elegido como predicador del Reino, ha
sido precisamente a costa de la aceptación de esa condición. Mas la tentación
vino inmediatamente a atacar a Cristo con el fin de ayudarle a comprobar si su
decisión era firme y profundamente incorporada a su vida. Significaba también
que estaba capacitado para predicar el Reino de Dios; un reino que no se
instaura sino justamente en la fidelidad del hombre a sí mismo hasta la muerte.
MAERTENS-FRISQUE
- NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III - MAROVA MADRID 1969.Pág. 24-25
6.- Texto. El
espíritu que empuja ahora a Jesús al desierto es el mismo que en la escena
anterior de Mc. 1, 9-11 se ha posado sobre él. Hay, pues, una insistencia
deliberada por parte de Marcos en presentar a Jesús invadido por el Espíritu de
Dios.
La frase
inicial es, por lo demás, urgente y lacónica. El sentido que tiene el desierto
en ella es objeto de discusión.
El tenor
escatológico tanto de la escena precedente (Mc. 1, 9-11) como la de la de hoy,
aconsejan ver en el desierto el lugar de procedencia del profeta del tiempo
final. Según la tradición judía, en efecto, este profeta hace su aparición en
el desierto. Por la escena anterior sabemos que este Jesús no es sólo el
profeta del tiempo final; es, además, el hijo de Dios.
El v. 13 no nos
ofrece una sucesión temporal de escenas sino una simultaneidad de tres cuadros.
Todo acontece a la vez y prolongado durante cuarenta días: tentación-animales
salvajes-ángeles. Una única gran escena, fantástica y paradójica. Toda ella nos
introduce de nuevo en el imaginativo mundo de la tradición judía sobre el final
de los tiempos. Una escena paradisíaca del tiempo final. Un recurso expresivo
de la fe en Jesús y de que con él se ha inaugurado el Reino de Dios.
De hecho, éste
es el tenor de los dos versículos finales, ya comentados más en detalle el
tercer domingo ordinario. Jesús trae la buena noticia (el evangelio de la
traducción litúrgica) de que ya ha llegado el reino de Dios y que, por
consiguiente, el tiempo de espera del mismo ha concluido.
Jesús pone dos
condiciones para que este reino de Dios sea efectivo en nuestro mundo: cambio
de estructuras en las personas y asentimiento a la buena noticia.
Comentario. El
texto de hoy es un ejemplo perfecto de lo importante que es no mezclar unos
evangelios con otros. Marcos no es un evangelista didáctico, como lo son en
este texto Mateo y Lucas; Marcos es un evangelista de impacto. Con el texto de
Marcos en la mano hay que hablar hoy de la buena noticia de la llegada a
nuestro mundo del reino de Dios, de la necesidad de un cambio de estructuras en
nosotros y de lo importante que es el que de verdad nos creamos la buena
noticia que Jesús nos ha traído.
Marcos no nos
confronta con un Jesús tentado, sino con un Jesús profeta y Mesías; no nos
propone un modelo a imitar, sino una realidad (la del reino de Dios) que pide
de nosotros una conversión radical.
No me cabe la
menor duda de que nos hallamos ante uno de los textos más sugerentes y
grandiosos de todo el Nuevo Testamento y, a la vez, uno de los más comprometedores.
Marcos es un autor muy parco en palabras; por ello las que emplea son de las
que hacen mella. De nuestro cambio y de nuestro asentimiento a la buena noticia
depende el que el lobo habite con el cordero, el león coma paja con el buey y
el niño juegue en el escondrijo de la serpiente. A buen seguro, querido lector,
que has caído en la cuenta de que estoy citando con Isaías. Lee, en efecto, el
capítulo 11, 1-9 de este profeta. Los dos primeros versículos del texto de
Marcos tienen mucho de este texto de Isaías.
BENITO - DABAR/91/14
7. /Mc/01/12-13.
Marcos
construye el relato de las tentaciones de Jesús en torno a tres elementos, que
sitúa uno al lado del otro sin una vinculación aparente: el Espíritu
"empuja" a Jesús al desierto; Jesús permanece cuarenta días en el
desierto tentado por Satanás; vivía entre los animales salvajes y los ángeles
le servían. Antes de señalar con claridad las líneas de fondo convendrá
analizar, aunque sea brevemente cada uno de estos elementos. "Enseguida el
Espíritu lo empujó al desierto": el Espíritu empuja a Jesús al lugar de la
tentación, pero no se dice que tentase él a Jesús (en el A. T. era Dios el que
sometía al hombre a la prueba) ni que ayudase a Jesús a superar la tentación
(como ocurrirá luego con la experiencia de la comunidad postpascual).
DESIERTO/SENTIDO: Se recuerda por dos veces
con énfasis al desierto: Jesús vive allí durante cuarenta días, recorriéndolo.
El desierto puede significar soledad y encuentro con Dios, pero también el
sitio donde reside el mal (este segundo sentido forma parte de la mentalidad
judía en tiempos de Jesús); en el evangelio de Marcos el desierto es el lugar
de la oración solitaria (1, 35), del refugio que aísla de la gente (1, 45), del
descanso (6, 31-32), de la multiplicación de los panes (6, 35).
También la
expresión "cuarenta días" está llena de
evocaciones bíblicas: "cuarenta" es un número simbólico para indicar
el tiempo de la opresión y el tiempo del camino hacia la salvación: los
cuarenta días del diluvio (Gén 7, 12), los cuarenta años de Israel por el
desierto (Sal 95, 10), los cuarenta días de Moisés en el Sinaí (Ex 34, 28; Mt
9, 18), los cuarenta años de dominio de los filisteos sobre Israel (Jdt 13, 1),
los cuarenta días de la marcha de Elías por el desierto (1 Re 19, 8).
"Tentado
por Satanás": según Marcos la tentación no tiene lugar al final de los
cuarenta días (como resulta en Mateo y en Lucas), sino que parece acompañar a
Jesús a lo largo de todos ellos.
El verbo
"tentar" (peirazein) indica, en sentido religioso, la forma con que
el hombre pone a prueba al hombre, para medir su valor: el ejemplo que acude
enseguida a la memoria es el de Abraham (Gén 22). Hay otras tres ocasiones en
que se usa el verbo "tentar" en el evangelio de Marcos (8, 11; 10, 2;
12, 15): en todos estos casos se trata de los fariseos que ponen a prueba a
Jesús en alguno de los temas de su predicación, o le piden un signo mesiánico.
La discusión es siempre la misma: ¿es bueno el camino mesiánico que ha
emprendido Jesús? "Vivía entre los animales salvajes y los ángeles le
servían": para algunos la presencia de los animales subraya la soledad y
las molestias del desierto, mientras que para otros (quizás más acertadamente)
evoca un tema paradisíaco, la vuelta a la paz entre el hombre y los animales,
tal como soñaba Isaías (11, 6-9) y como se pensaba de Adán en el Edén (Gén 2,
9). También el servicio de los ángeles es probablemente un símbolo de la
comunión que se ha restaurado entre el hombre y Dios.
Pero el
análisis de cada uno de los elementos del relato no basta para poner de
manifiesto el sentido profundo del episodio.
Hemos de acudir
a dos observaciones más globales.
Primero:
observemos que a Marcos le interesa que fue tentado Jesús, pero no le interesa
en qué consistía concretamente la tentación. Es una perspectiva muy distinta de
la de Mateo y Lucas. Marcos no pretende ofrecer a la Iglesia una catequesis
sobre la tentación (advirtiendo a la comunidad sobre las posibles tentaciones
con que puede encontrarse), ni tampoco intenta describir aquí las dificultades
mesiánicas a las que se vio sometido Jesús. Considera más importante subrayar
que Jesús, después del bautismo, fue tentado por Satanás. El vínculo entre el
bautismo y la tentación (ese "enseguida") es estrecho e intencional,
rico en sugerencias. El Espíritu, que se da en el bautismo, no separa a Jesús
de la historia y de la ambigüedad; al contrario, coloca a Jesús dentro de la
historia y en el interior de la lucha que en ella se desarrolla.
BAUTISMO/LUCHA. Como respuesta al
bautismo, Jesús comienza la vuelta al desierto, o sea, una existencia en la que
se experimenta el enfrentamiento con Satanás y al mismo tiempo la ayuda de Dios
(los ángeles); se vive en la lucha y al mismo tiempo en la paz. En definitiva,
se trata del acostumbrado misterio de Cristo: Hijo de Dios, pero tentado. Y es
también el misterio del bautizado: la vida en la que lo introduce el bautismo
está hecha de luchas pero está bajo el signo de la victoria y de la paz.
Segundo: a
pesar del análisis de cada uno de los elementos, la narración, como hemos
dicho, sigue siendo oscura. No sólo no nos dice mucho sobre la naturaleza de la
tentación, sino tampoco de su desarrollo y de su resultado. El relato queda
como incompleto, casi como un interrogante. La respuesta nos la dará todo el
evangelio; la historia sucesiva es la que indicará la naturaleza de la
tentación, sus peripecias y su resultado. Toda la vida de Jesús es un
enfrentamiento entre el "fuerte" (Satanás) y el "más
fuerte" (Jesús: cf. la discusión de /Mc/03/21-30) un rechazo de las ideas
mesiánicas ambiguas y finalmente una victoria de la fidelidad de Dios sobre la
lógica de Satanás.
BRUNO MAGGIONI
- EL RELATO DE MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 24 s.
8. ACI DIGITAL 2003
13. Entre las
fieras del desierto de Judea: chacales, lobos, zorras, etc. Detalle exclusivo
de Marcos.
15. Arrepentíos y creed: Esta expresión sintetiza todo el mensaje de
Jesucristo. Todo hombre debe confesarse pecador y creer en la buena nueva de
que Dios es un Padre que perdona (I Juan 1, 8 ss.; Luc. 13, 1 ss. y nota). El
rechazo de este mensaje por parte del pueblo llevó a Jesús a la Cruz.