COMENTARIO
María ve la losa
quitada, corre a avisar a Pedro y a Juan y les dice algo tan terrible a
propósito de Jesús que la idea de muerte se hace aún más pesada: “No sé dónde
lo han puesto”. No piensa más que en un cadáver, en un objeto. Tan cerca de lo
que va a ser nuestra fe, todavía nos encontramos ante un abismo infranqueable.
Pero Pedro y Juan van corriendo y descubren los primeros signos de “otra cosa”:
el sepulcro vacío, el sudario y las vendas cuidadosamente enrolladas. Pedro
sigue todavía perplejo, no entiende.
Mas intuitivo que
Pedro, Juan da el inmenso paso de la fe: “Vio y creyó”. El evangelista insiste
en este fantástico “creyó” que en adelante va a separar dos mundos, el de antes
y el de después de la resurrección: “Hasta entonces no habían entendido lo que
dice la Escritura que tenía que rescatar de la muerte”. El evangelista dice de
sí mismo: “Vio y creyó”, y contará que María dijo: “He visto”. Luego los
discípulos “ven” y finalmente Tomás vio y creyó. Pero el resucitado proclama
entonces la gran bienaventuranza: “Dichosos los que creen sin haber visto”. La
fe no es una meditación sobre Dios, sino un don de Dios que nos abre a los
primeros creyentes; vieron y comprendieron; el sepulcro vacío, las apariciones
de Jesús resucitado, el testimonio de la escritura.
La mayor parte de
nosotros hemos recibido fácilmente la fe y nos hemos quedado en la facilidad
pasiva. “Desde luego yo soy cristiano y hasta practicante”. Pero el aire que
respiramos es mortal para nuestra creencia y nuestras prácticas. En un clima de
lucro y de consumo, en la agresión permanente de los científicos, de los
psicólogos y de los medios de comunicación social, creer en la resurrección
exige un cultivo de la fe. Muchos padres se desalientan por el abandono de sus
hijos y preguntan cómo pueden transmitirles mejor la fe. La primera respuesta
es una cuestión ¿qué fuerza de fe, que inteligencia de la fe tenemos nosotros
para transmitírsela a ellos?
Una reflexión
sobre este punto nos infundirá quizás el deseo de conocer mejor la biblia y de
seguir la puesta al día de la fe en las enseñanzas de la iglesia. Esa fe sigue
siendo ciertamente la fe de la mañana de pascua, pero no cesa de enriquecerse
con las formas de vivirla en cultura diferentes. No basta con cantar: “¡Cristo
ha resucitado!”, es preciso advertir todas las consecuencias que esto lleva
consigo en el mundo entero y en nuestra propia vida.
R.P.
Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Lc 24, 34; Ap 1, 6
Verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya. A el la gloria y el poder
por toda la eternidad, aleluya, aleluya.
ORACION COLECTA
Oh, Dios, que, en
este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por
medio de tu Unigénito, concede, a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección
del Señor, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida. Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA
LECTURA
Lectura
de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a. 37-43
En aquellos días,
Pedro tomo la palabra y dijo: “Ustedes bien saben lo que sucedió en el país d ellos
judíos, comenzando en Galilea, después que Juan predico el Bautismo. Me refiero
a Jesús de Nazareth, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que paso
haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con El. Nosotros somos testigos de lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron
colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucito al tercer día y nos lo hizo ver,
no a todo el pueblo, sino a los testigos que Él había designado: a nosotros,
que hemos comido y bebido con El después de su resurrección. Nos encargo
predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de
vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que lo que creen en
El reciben, por su nombre, el perdón de los pecados”.
SALMO RESPONSORIAL (117)
Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra
alegría y nuestro gozo.
Den
gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la
casa de Israel: eterna es su misericordia. R.
La
diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir,
viviré para contar las hazañas del Señor. R.
La
piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular. Es el Señor
quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de
la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 3, 1-4.
Hermanos: Ya
que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde
esta Cristo, sentado a la derecha de Dios: aspiren a los bienes de arriba, no a
los de la tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida esta escondida con
Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes aparecerán
gloriosos con El.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO 1Co 5, 7b-8ª.
R.- Aleluya, aleluya, aleluya.
V.- Ha sido inmolada nuestra victima pascual: Cristo. Así,
pues, celebremos la Pascua en el Señor. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Juan 20,
1-9.
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy
temprano, cuando aun estaba oscuro, y vio la piedra quitada del sepulcro. Echo a
correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería
Jesús y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han
puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron rápidamente al sepulcro. Los
dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría mas que Pedro; se adelanto y
llego primero al sepulcro; y asomándose, vio las vendas en el suelo, pero no
entro.
Llego también Simón Pedro detrás de el y entro en el sepulcro: vio las
vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el
suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entro también
el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta
entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre
los muertos.
PLEGARIA UNIVERSAL
Cristo ha resucitado y vive para interceder por nosotros; por eso digámosle:
R.- Manifiesta en nosotros tu gloria, Señor.
1.- Por la Iglesia extendida por toda la tierra; para que, sostenida por Jesús
resucitado, sea signo gozoso y de esperanza. Oremos. R.
2.- Por todos los pueblos de la tierra; para que la celebración de la Resurrección
del Señor abra posibilidades de acercamiento y fraternidad en todas las
personas. Oremos. R.
3.- Por los que sufren pobreza, enfermedad, soledad, y peligros de muerte:
para que la resurrección de Cristo mantenga sus corazones en la esperanza y en
la paz. Oremos. R.
4.- Por los que nos alegramos por el triunfo de Jesús sobre la muerte:
para que tengamos la certeza de que con El podamos vencer todos nuestros males.
Oremos. R.
5.- Por los niños y los jóvenes: para que nuestro testimonio de fe viva y
gozosa les haga sentir la cercanía de Jesús. Oremos. R.
Padre de bondad, acoge las oraciones que, en nombre de tu Hijo, vencedor
de la muerte, te hemos dirigido; y haz que resplandezca en nosotros la gloria
de su resurrección. Por el mismo Jesucristo, que vive y reina contigo por los
siglos de los siglos.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Rebosantes de tu gozo pascual, ofrecemos,
Señor, este sacrificio en el que tan maravillosamente renace y se alimenta tu Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE
COMUNION 1Co 5, 7-8.
Ha sido inmolada nuestra
victima pascual: Cristo, Aleluya. Así, pues celebremos con los panes ázimos de
la sinceridad y la verdad. Aleluya. Aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Protege, Oh, Dios, a tu
Iglesia con misericordia perpetua, para que, renovada por los sacramentos pascuales,
llegue a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA
DÍA
Lunes 10:
Hch 2, 14.22-23-33; Sal 15; Mt 28, 8-15.
Martes 11:
Hch 2, 36-41; Sal 32; Jn 20, 11-18.
Miércoles 12:
Hch 3, 1-10; Sal 104; Lc 24, 13-55.
Jueves 13:
Hch 3, 11-26; Sal 8; Lc 24, 35-48.
Viernes 14:
Hch 4, 1-12; Sal 117; Jn 21, 1-14.
Sábado 15:
Hch 4, 13-21; Sal 117; Mc 16, 9-15.
Domingo 16:
Hch 2, 42-47; Sal 117; 1P 1, 3-9; Jn 20, 19-31.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Jn 20. 1-9.
1.- "Él había de resucitar de entre los
muertos"
También en los relatos pascuales el evangelio
de Juan presenta notables diferencias respecto a los evangelios sinópticos, si
bien es probable que parta de tradiciones comunes, que, no obstante, han pasado
por la criba de la teología propia del círculo juánico.
En las palabras de María Magdalena resuena
probablemente la controversia con la sinagoga judía, que acusaban a los
discípulos de haber robado el cuerpo de Jesús para así poder afirmar su
resurrección. Los discípulos no se han llevado el cuerpo de Jesús. Más aún, al
encontrar doblados y en su sitio la sábana y el sudario, queda claro que no ha
habido robo.
La carrera de los dos discípulos puede hacer
pensar en un cierto enfrentamiento, en un problema de competencia entre ambos.
De hecho, se nota un cierto tira y afloja: "El otro discípulo" llega
antes que Pedro al sepulcro, pero le cede la prioridad de entrar. Pedro entra y
ve la situación, pero es el otro discípulo quien "ve y cree".
Seguramente que "el otro discípulo"
es "aquel que Jesús amaba", que el evangelio de Juan presenta como
modelo del verdadero creyente. De hecho, este discípulo, contrariamente a lo
que hará Tomás, cree sin haber visto a Jesús. Sólo lo poco que ha visto en el
sepulcro le permite entender lo que anunciaban las Escrituras: que Jesús no
sería vencido por la muerte.
JOSEP Mª GRANÉ MISA DOMINICAL 1993, Nº 6
2. TUMBA-VACIA:
Ninguno de los discípulos se esperaba la
resurrección de Jesús. Puede notarse el simbolismo de la escena del sepulcro
vacío: Jesús se ha "desatado" de los lazos del reino de la muerte; en
cambio, Lázaro tiene que ser "desatado" para poder caminar (para
seguir a Jesús). Esto es lo que "ve", desde la fe, el Discípulo
amado, y con él, la comunidad. Es el hoy del resucitado.
JAUME FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990, 8
Algo, sin embargo, me parece importante
destacar a propósito del discípulo a quien Jesús quiere y que nunca tiene
nombre propio.
Esta falta de nombre no parece obedecer a un
recuerdo de modestia del autor para evitar referirse a sí mismo (interpretación
anecdótica), sino a la intención del autor de englobar a todos y cada uno de
los creyentes en Jesús, incluidos los que no han conocido a Jesús según la
carne, como diría Pablo. Por eso este discípulo no puede tener un único nombre
propio. Su nombre es el tuyo y el mío, que este día de Pascua creemos en Jesús
resucitado y experimentamos en nosotros el amor de Jesús resucitado.
A. BENITO - DABAR 1988, 23
4.- Texto. María hace una constatación en el
sepulcro y comunica su interpretación a dos discípulos (vs, 1-2). Los dos
discípulos inspeccionan por separado el sepulcro, llegando a conclusiones
distintas (vs, 3-8). Comentario editorial explicando el presupuesto desde el
que se había llevado a cabo la inspección (v. 9).
Pre-texto. Isaías 26, 19-21: "¡Vivirán
tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en
el polvo! Porque tu rocío es rocío de luz y la tierra de las sombras parirá.
Anda, pueblo mío, entra en los aposentos y cierra la puerta por dentro:
escóndete un breve instante mientras pasa la cólera. Porque el Señor va a salir
de su morada para castigar la culpa de los habitantes de la tierra: la tierra
descubrirá la sangre derramada y no ocultará más a sus muertos".
Sentido del texto. María va al sepulcro
poseída por la falsa concepción de la muerte; cree que la muerte ha triunfado;
busca a Jesús como un cadáver. Su reacción, al llegar, es de alarma y va a
avisar a Simón Pedro (símbolo de la autoridad) y al discípulo a quien quería
Jesús (símbolo de la comunidad). Las dos veces que hasta ahora han aparecido
juntos ambos (cfr. Jn. 13, 23-25; 18, 15-18), el autor ha establecido una
oposición entre ellos dando la ventaja al segundo. Es lo mismo que vuelve a
hacer en este relato y que volverá a hacer en 21, 7. El discípulo amado llega
antes (v. 4) y cree (v. 8); Pedro, en cambio, llega más tarde (v. 6) y de él no
dice que creyera. Correr (CORRER/SIMBOLO) más de
prisa es imagen plástica para significar tener experiencia del amor de Jesús.
Pedro no concibe aún la muerte como muestra
de amor y fuente de vida. En el atrio del sumo sacerdote había fracasado en su
seguimiento de Jesús (cfr. Jn. 18, 17. 25-27); el otro discípulo, en cambio,
siguió a Jesús (cfr. Jn. 19, 26). De esta manera, puede ahora marcar el camino
a la autoridad en la tarea, común a ambas, de discernir a Jesús y encontrarse
con él; corriendo tras la comunidad es como podrá la autoridad alcanzar su
meta. Ambas, autoridad (Pedro) y la comunidad (discípulo amado) habían partido
de la misma no-inteligencia, de la misma obscuridad, del mismo sepulcro. Ni
Pedro ni el otro discípulo habían entendido, cuando partieron, el texto de Is.
26, 19-21. Pero el otro discípulo, al ver, creyó, captó el sentido del texto:
la muerte física no podía interrumpir la vida de Jesús, cuyo amor hasta el
final ha manifestado la fuerza de Dios.
DABAR 1983 23
5. CZ/TRONO.
Contexto. Jesús ya ha transmitido el espíritu
(cfr. Jn. 19, 30). De ahí que el que no nazca de arriba no puede ser del Reino
(cfr. Jn. 3, 3). Arriba es la cruz. El espíritu es el amor capaz de dejarse
matar por los demás. En el cuarto evangelio la cruz es trono y gloria: es la
hora del triunfo de Jesús, pues pone de manifiesto quién es Jesús. La cruz
expresa un estilo, un talante de vivir y de ser.
Sentido del texto. Este estilo, este talante,
son una tarea ardua y difícil, pues pasa inevitablemente por la experiencia
aniquiladora del que vive ese espíritu. En el relato de Juan, María Magdalena
adquiere la función de recordar y hacer viva esta experiencia: "Se han
llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo han puesto". En el
relato de Juan no hay ángeles ni mensajes pascuales. Para Juan, el mensaje
pascual y el triunfo de Jesús están en la cruz. La resurrección de Jesús es su
amor a prueba de la propia vida. Es este amor el que ha roto la muerte, porque,
al amar al máximo, Jesús se ha encontrado con la potencia viva del Padre, que
es sólo amor. Esto requiere un gran esfuerzo de credibilidad (fe), porque es un
desafío a las reglas elementales de lo empírico.
De los dos personajes que corren al sepulcro
en el relato, sólo uno rompe el reto de lo empírico. El discípulo amado
"vio y creyó" (v. 9). Una vez más, Pedro no capta la situación. De él
sólo se dice que vio, pero no que creyó. Pedro todavía no ha entendido que
vivir es amar. Pedro todavía no posee el espíritu que Jesús transmite. No lo
poseerá hasta más adelante (cap. 21) y entonces sólo gracias a este discípulo
amado que le ayudará en la ardua y difícil tarea de creer (cfr. Jn. 21, 7). De
ser cierto lo que fundadamente dicen algunos exégetas de que el discípulo amado
simboliza en el cuarto evangelio a la comunidad cristiana, habrá que restituir
hoy para la comunidad cristiana el protagonismo que el autor del cuarto
evangelio quiso darle.
DABAR 1981, 23
6.- María ha visto que el sepulcro está abierto
y corre adonde están los discípulos, pero sólo puede hacer una banal
constatación: "Se han llevado del sepulcro al Señor". María piensa en
ladrones de cadáveres. Es verdad que aún no ha despertado del todo y no es un
modelo de creyente: a pesar de lo cual, para los tiempos venideros será la
iniciadora, la que presintió las secretas promesas del cuerpo sin vida que ella
tanto amó.
Pero aún le queda camino por recorrer.
Primero necesita escuchar el testimonio oficial de la Iglesia, el que da Pedro
y para el que el príncipe de los apóstoles reunió todas las pruebas: las vendas
por el suelo, y en un lugar aparte, el sudario cuidadosamente doblado. Son unas
pruebas silenciosas, pero ¿acaso no es el tiempo de recogimiento, en que cada
objeto adquiere el valor de signo visible que remite a lo invisible? La
ausencia del cuerpo no es, ciertamente, la prueba de la resurrección; es el
indicio de que el poder glorificador del Espíritu no ha olvidado el cuerpo.
Juan es el último en llegar al final del
camino. Ve las vendas, pero no las hace caso. En efecto, su mirada se ha vuelto
ya hacia el interior; si revuelve algo, es en sus recuerdos y en su corazón. El
vino de las bodas, el templo purificado, Lázaro...
Otros tantos presentimientos de lo posible,
de un insospechado orden de las cosas. Un sepulcro abierto y unas vendas, una
mujer y dos hombres para interpretar... Todo es ordinario y cotidiano, pero
todo tiene valor de signo. "Vio y creyó"
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO
FERIAL - ADVIENTO-NAVIDAD Y SANTORAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 83 s.
PROPUESTA DE
CANTOS DOMINGO I DE PASCUA CICLO A 2023
01.- EN LA MAÑANA DE RESURRECCION (Autor: Camelo Erdozain)
caminan
al sepulcro donde está el Redentor.
Se
preguntan al marchar: ¿quién moverá,
quién abrirá
la tumba donde está el Señor?.
EL SEÑOR NUESTRO DIOS RESUCITÓ,
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA.
En la
mañana de Resurrección
vivimos
la esperanza de un futuro mejor.
Ser
testigos del Señor exige cambiar, exige luchar,
luchar
por un mundo de justicia y paz.
02.- ALELUYA, EL RESUCITO
ALELUYA,
ALELUYA (BIS 3V). EL SEÑOR RESUCITÓ.
El Señor resucitó.
(Aleluya)
Cantad con alegría.
(Aleluya)
Demos gracias al Señor.
Aleluya (bis).
Mi pecado redimió.
(Aleluya)
Cristo Dios subiendo al
Cielo. (Aleluya)
Nueva vida ahora tengo.
Aleluya (bis).
Ahora tengo la
esperanza... (Aleluya),
de que Dios siempre
perdona. (Aleluya)
que Cristo no me abandona.
Aleluya (bis).
Jesucristo que sube al
cielo... (Aleluya)
Nos manda que le
queramos... (Aleluya)
en todos nuestros hermanos.
Aleluya (bis).
03.- ALELUYA POR ESA GENTE (Autor: Palito Ortega)
Los
que tienen y nunca se olvidan
que
a otros les falta
los
que nunca usaron la fuerza
sino
la razón.
Los
que dan una mano y ayudan
a
los que han caído
esa
gente es feliz porque vive
muy
cerca de Dios.
Los
que ponen en todas las cosas
amor
y justicia
los
que nunca sembraron el odio
tampoco
el dolor.
Los
que dan y no piensan jamás
en
su recompensa
esa
gente es feliz porque vive
muy
cerca de Dios.
ALELU
ALELUYA ALELÚ ALELUYA
POR
ESA GENTE QUE VIVE Y QUE SIENTE
EN
SU VIDA EL AMOR.
ALELU
ALELUYA ALELÚ ALELUYA
POR
ESA GENTE QUE VIVE Y QUE SIENTE
EN
SU VIDA EL AMOR.
Los
que son generosos y dan
de
su pan un pedazo
los
que siempre trabajan pensando
en
un mundo mejor.
Los
que están liberados de todas
sus
ambiciones
esa
gente es feliz porque vive
muy
cerca de Dios.
04.- ESTE ES EL MOMENTO (Autor: Marco Lopez)
Este es el momento de alegrar la mesa
Con el vino y con el pan
Que consagraremos y que
ofreceremos
Y que hemos de comulgar.
Este es el momento de
llegar confiados
A la mesa del altar
Porque tu palabra dignifícadora
Nos acaba de llamar.
PADRE DE JESÚS BENDICE LO
QUE TE OFRECEMOS HOY
Y QUE AL PREPARAR TU MESA
SE RENUEVE EL GOZO DE
SABER TU AMOR (BIS).
Pan de nuestras vidas pan
de nuestras manos,
Pan de nuestra Juventud,
Pan que te entregamos
juntos como hermanos,
En señal de gratitud.
Vino de la tierra bueno y
generoso Vino que ofrecemos hoy
Lleva nuestras luchas
lleva nuestras penas Lleva nuestra sed de
Amor.
05.- TOMA MI MANO HERMANO
Cristo resucitó.
Ven conmigo a la mesa
que nos ofrece Dios.
Toma mi mano, hermano,
Cristo resucitó.
VEN HERMANO, VEN,
TOMA MI MANO Y VEN,
VEN A LA MESA
DE NUESTRO REDENTOR,
UNIDOS EN LA IGLESIA,
POR LA FE Y EL AMOR.
Al ver nuestra tristeza,
Cristo al mundo llegó
y en la cruz de sus
brazos,
la vida derramó.
Toma mi mano, hermano,
Cristo nos redimió.
El vino de su Sangre
nuestro dolor borró
y en pan de harina y vida,
nueva vida nos dio.
Toma mi mano, hermano,
Cristo nos redimió.
06.- RESUCITO (Autor: Kike Arguello)
RESUCITÓ, (3) ALELUYA.
ALELUYA, (3) RESUCITÓ.
La muerte, ¿dónde está la
muerte?,
¿dónde está mi muerte?,
¿dónde su victoria?.
ESTRIBILLO.
Gracias sean dadas al
Padre,
que nos pasó a su Reino
donde se vive de amor.
ESTRIBILLO.
Alegría, alegría hermanos,
que si hoy nos queremos
es porque resucitó.
ESTRIBILLO.
Si con Él morimos, con Él
vivimos,
con Él cantamos:
«¡Aleluya!».
ALELUYA, (3) RESUCITÓ.
RESUCITÓ, (3) ALELUYA.
07.- REGINA CAELI
Regina
Caeli, laetáre
Alleluia
Quia
quem meruisti portare
Alleluia
Resurréxit,
sicut dixit
Alleluia
Ora
pro nobis Deum
Alleluia
Regina
Caeli, laetáre
Alleluia
Quia
quem meruísti portáre
Alleluia
Resurréxit,
sicut dixit
Alleluia
Ora
pro nóbis Deum
Alleluia
Regina
Caeli, laetáre
Alleluia
Quia
quem meruísti portáre
Alleluia
Resurréxit,
sicut dixit
Alleluia
Ora
pro nóbis Deum
Alleluia.
08.- REINA DEL CIELO
Reina
del cielo, alégrate, ¡Aleluya!
porque
el Señor,
a
quien mereciste llevar, ¡Aleluya!
resucitó
según su Palabra, ¡Aleluya!
Ruega
al Señor por nosotros, ¡Aleluya!.