QUE POR
LA FE TENGA VIDA
COMENTARIO
Un
pasaje bíblico que se compone de un relato en dos tiempos y de un epílogo o
comentario final del autor a todo el Evangelio. El relato arranca al atardecer
del mismo día en el que, de madrugada, Pedro y el discípulo amado habían
comprobado que el sepulcro de Jesús estaba vacío. El lugar es un espacio cerrado
a causa de un miedo al exterior humano. Jesús se hace presente en ese espacio y
su presencia comunica paz e infunde alegría a los encerrados. Y con la paz y la
alegría, el aliento de un envío a imagen y semejanza del envío de Jesús por el
Padre.
La segunda parte del texto nos lleva a una
problemática distinta, aunque ya insinuada el domingo pasado en Jn. 20, "¿Porque
me has visto has creído? Dichosos los que creen sin haber visto".
Tomás ha puesto condiciones para poder creer
que Jesús está vivo. De nuevo se hace Jesús presente comunicando paz, e inmediatamente
se dirige al hombre que había puesto condiciones. Jesús no le reprocha su
actitud, pero declara superior la exhibida por el discípulo amado en Jn. 20, 8:
sin haberle visto a él, ha creído, sin embargo, que él estaba vivo.
Juan
pone de manifiesto que la convivencia física con Jesús no es criterio
suficiente para entender a Jesús en profundidad. Así mismo, adelanta que esta
inteligencia de Jesús puede darse en los que no han convivido físicamente con
El. Juan no niega ni minusvalora el papel de los testigos oculares o, más en concreto,
de los Doce. Sencillamente, rompe una lanza en favor de los que no han
convivido con Jesús. Se trata de una problemática fundamental vivida
intensamente en las primeras comunidades cristianas. Exponentes de la misma son
el libro de los Hechos y las Cartas de Pablo. El texto de este domingo nos
proporciona la gran alegría de saber que hoy podemos entender a Jesús incluso
mejor que los que convivieron con El. Estamos realmente en el tiempo pascual
Los dos últimos versículos no se refieren
sólo al relato de hoy, sino que tienen en cuenta la totalidad de la obra. Los
interlocutores son el autor y sus lectores. El autor se dirige directa y
explícitamente a los lectores, nosotros, por ejemplo. Nos habla de su labor de
selección y del móvil que le ha llevado a escribir.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA 4Esd 2, 36-37.
Alégrense en su gloria, dando gracias a Dios,
que los ha llamado al Reino celestial. Aleluya.
ORACION
COLECTA
Dios de misericordia infinita, que reanimas, con el retorno anual de
las fiestas de Pascua, la fe del pueblo a ti consagrado, acrecienta en nosotros
los dones de tu gracia, para que todos comprendan mejor qué Bautismo nos ha
purificado, qué Espíritu nos ha hecho renacer y qué sangre nos ha redimido. Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los
Apóstoles 2, 42-47.
Los hermanos eran constantes en escuchar la
enseñanza de los apóstoles, en compartir lo que tenían, en la fracción del pan y
en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y
signos que los apóstoles hacían en Jerusalén.
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían
todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la
necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la
fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de
todo corazón; alababan a Dios y se ganaban el aprecio de todo el pueblo. Por su
parte, el Señor agregaba cada día al grupo de los creyentes aquellos que aceptaban
la salvación.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 117)
Den gracias al
Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R.
Empujaban y empujaban para
derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, Él es
mi salvación. Escuchen: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos. R.
La piedra que desecharon
los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha
sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra
alegría y nuestro gozo. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pedro 1, 3-9.
Bendito sea Dios, Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que, en su gran misericordia, por la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza
viva, para una herencia incorruptible, pura, perenne, reservada en el cielo
para ustedes, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la
salvación, dispuesta a ser revelada en el momento final. Alégrense por ello,
aunque de momento tengan que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la
autenticidad de su fe —más valiosa que el oro, el cual es perecedero a pesar de
haber sido purificado en el fuego— llegará a ser alabanza, gloria y honor,
cuando se manifieste Jesucristo. Ustedes no han visto a Jesucristo, y lo aman;
sin verlo, creen en Él y se alegran con un gozo indescriptible y radiante; así
recibirán la salvación que es la meta de su fe.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 20, 29
Aleluya. Porque has visto, Tomas, has creído
– dice el Señor -. Dichosos los que crean sin haber visto. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio
según san Juan 20, 19-31.
Al atardecer de aquel día, el primero de la
semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo
a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a
ustedes». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos
se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a ustedes. Como el
Padre me ha enviado, así también los envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre
ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los
pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino
Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto
al Señor». Pero Él les contestó: «Si no veo en
sus manos la señal de los clavos, si no meto mi dedo en el agujero de los
clavos y no meto mi mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban
los discípulos de nuevo reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Llegó
Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a ustedes».
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela
en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío
y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque has visto has creído? Dichosos los que
creen sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este
libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos.
Estos se han escrito para que crean que Jesús
es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Oremos a Cristo,
que con su resurrección ha vencido la muerte y el pecado, y pidámosle que tenga
piedad del mundo y lo bendiga. Digamos: R.- Tú que eres la vida, escúchanos.
1.- Por la Iglesia: que los cristianos seamos
constantes en la escucha de la Palabra de Dios y en nuestra creencia firme en
la resurrección de Jesús. Oremos al Señor. R.
2.- Por los pastores del pueblo de Dios: que
la fuerza de Cristo resucitado los proteja, los mantenga humildes y los anime
en su ministerio pastoral. Oremos al Señor. R.
3.- Por la paz en el mundo y en los
corazones: que la victoria de Cristo sobre la muerte nos ayude a ser constructores
de paz y justicia en el ambiente donde vivimos. Oremos al Señor. R.
4.- Por los que ven vacilar su fe, por los que
se resisten a creer, por los que rechazan a Dios; que, gradualmente, descubran
la presencia de Cristo en sus vidas. Oremos al Señor. R.
5.- Por los difuntos; que gocen eternamente
de la vida plena en Dios. Oremos al Señor. R.
6.- Por nosotros y por todos los cristianos;
que sepamos reconocer, amar y respetar a Cristo en los hermanos. Oremos al Señor. R.
Abre los ojos de nuestra
fe para que acojamos con alegría la salvación que nos trajo tu Hijo; danos tu sabiduría
para reconocerlo en la historia, y por tu misericordia, haznos participar de su
triunfo pascual. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo [y de
los recién bautizados], para que, renovados por la confesión de tu nombre y por
el Bautismo, consigamos la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 20, 27.
Trae
tu mano y métela en el agujero de los clavos: y no seas incrédulo, sino
creyente. Aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Concédenos, Dios
todopoderoso, que el sacramento pascual recibido permanezca siempre en nuestros
corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE
DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 17: Hch 4, 23-31; Sal
2; Jn 3, 1-8
Martes 18: Hch 4, 32-37; Sal
92; Jn 3, 5a.7b-15.
Miércoles
19: Hch 5, 17-26; Sal 33; Jn 3, 16-21.
Jueves 20: Hch 5, 27-33; Sal
33; Jn 3, 31-36.
Viernes 21: Hch 5, 34-42; Sal
26; Jn 6, 1-15.
Sábado 22: Hch 6, 1-7; Sal
32; Jn 6, 16-21.
Domingo 23: Hch 2, 14.22-33;
Sal 15; 1P 1, 17-21; Lc 24, 13-35.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Jn 20, 19-31
1.- Nos encontramos ante el segundo grupo de episodios narrados por el
cuarto Evangelio en el contexto de la resurrección de Jesús. En este conjunto
hay claramente tres perícopas diversas: la aparición de Jesús a los discípulos,
sin Tomás (vv 19-23); la aparición de Jesús estando presente Tomás (24-29), y,
finalmente, la conclusión del Evangelio (30-31). Notemos que, con estos dos
versículos (30-31) aparece la conclusión original de la obra, ampliada más
tarde con la inclusión del capítulo 21. De esta forma, el enlace entre la
escena de Tomás y la conclusión resulta todavía más directo e importante. La
estructuración de las apariciones está hecha en paralelo con los dos primeros
episodios de este capítulo 20: por una parte, los discípulos y la fe; por otra,
la aparición a Tomás forma un claro paralelo con la aparición de Jesús a María
de Magdala, y el énfasis en este segundo caso se centra en la dificultad de
reconocer a Jesús y en la correspondencia de Jesús a la fe de los creyentes.
FE/VISION: Entre las muchas cosas que aparecen en estas
escenas podríamos recoger una: el tema de la fe y la visión. Por una parte
parece que Jesús niega que la visión haya de ser considerada por los cristianos
como necesaria para la fe. Pero, en cambio, la fe -según este Evangelio-
comporta una visión («si tienes fe, verás el poder de Dios», dice Jesús a
Marta: /Jn/11/40). Hay, en este Evangelio, una clara dialéctica entre visión y
fe. Debemos destacar el carácter simbólico de la escena del ciego de nacimiento
para comprender la profundidad de lo que se nos quiere decir: «Yo he venido a
este mundo para abrir un proceso; así, los que no ven, verán, y los que ven,
quedarán ciegos» (/Jn/09/39). El que se imagina que ve, el que ya tiene un
conocimiento claro y definido de lo que ha de pasar («a nosotros nos
consta...»: 9,24.29.31), en realidad ni ve ni sabe nada, es ciego. En cambio,
el que todo lo ignora, el que no ve, éste llegará a contemplar el poder de Dios
en Jesús. La visión no lleva necesariamente a la fe; en cambio, la fe sí que
lleva a la visión.
Para aquellos que parecen conocerlo todo, para quienes no necesitan la
luz, pues piensan que ya la tienen, Jesús no actuará abriéndoles los ojos. En
cambio, el que se siente en la necesidad de la luz y de la claridad, que no se
fía de sí mismo, tal vez la fe en Jesús le puede llevar a contemplar la gloria
de Dios.
ORIOL TUÑI - LA BIBLIA DIA A DIA – Comentario exegético a las lecturas de
la Liturgia de las Horas - Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981. Pág. 889 s.
2.- Podríamos llamar «oficiales», apariciones colectivas, a las de Jesús
resucitado a todos los discípulos juntos. De entre ellas, aquellas cuyo día nos
es señalado claramente, tienen lugar en domingo. La tarde del mismo día de
Pascua los discípulos de Emaús, después de la aparición con que ellos han sido
agraciados, se reúnen con los otros discípulos en Jerusalén (Lc. XXIV, 33),
Jesús se aparece a todo el grupo en ausencia de Tomás. Una semana más tarde se
aparece de nuevo y confunde el escepticismo de Tomás que no creyó lo que le
refirieron sus compañeros. El evangelio de este domingo nos relata punto por
punto estas dos primeras apariciones generales, separadas por una semana. La
elección de este pasaje para el domingo posterior a la Pascua está inspirada en
la concreta indicación que figura en medio del texto y que es como el quicio
del evangelio de este domingo: «ocho días más tarde» (v. 26).
DO/ANIVERSARIO: Este domingo después de Pascua es,
verdaderamente, el primero de todos los domingos. En efecto, la Resurrección de
Jesús es un acontecimiento histórico, único en el transcurso de los siglos. La
reunión de los discípulos, justamente una semana después, y la visita de Jesús
que viene a solemnizar esta reunión como si le confiriese un carácter oficial,
hacen que el misterio de la Resurrección deje de tener, si así se puede decir,
carácter de acontecimiento para adquirir el de institución. Se trata de algo
que no basta recordar como un hecho histórico, sino que es preciso celebrarlo,
es decir, empaparse de su realidad y de su riqueza espiritual. La primera
celebración de la Pascua tuvo lugar el primer domingo siguiente a la misma. De
este modo, el domingo ha venido a ser el «hebdoversario» de la Resurrección, su
celebración hebdomadaria.
Los discípulos del Señor, judíos de origen, tenían la costumbre de
dedicar al Señor un día por semana; pero ya estaba el sábado. Les era necesario
conservar el ritmo religioso hebdomadario, pero también les era necesario
indicar que convenía cambiar de día para que el día del Señor fuese el día de
la Resurrección del Señor. Jesús, con su aparición del primer domingo después
de Pascua, contribuyó a este desplazamiento del día consagrado y de descanso.
Con ocasión de la Pascua todos los cristianos han cumplido su "deber
pascual". Los inconstantes, los negligentes y los indiferentes también han
hecho el cumplimiento pascual. Es necesario ayudarles a permanecer fieles, a no
retornar a su negligencia... hasta la próxima Pascua. Muchos pastores toman
voluntariamente la negligencia como tema para su predicación del domingo in albis.
La celebración hebdomadaria inaugurada por el Señor, el pasaje del
acontecimiento único convertido en institución habitual, todos estos
pensamientos enmarcados en la liturgia del día, ¿no constituyen un buen punto
de partida para una tal predicación dirigida a los que han hecho el
cumplimiento pascual? San Gregorio Nacianceno escribió en el siglo IV a
propósito del domingo octava de la Pascua: «Después de ocho días, que la octava
sea para ti una gran fiesta... El domingo aquel (la Pascua) era el de la salud,
éste es el del aniversario de la salud; aquél era la frontera entre el sepulcro
y la resurrección; éste es sencillamente el de la segunda creación, a fin de
que, igual que la primera creación comenz6 en domingo, así también la segunda
creación comience en el mismo día, que es, al mismo tiempo, el primero en
relación con los que le siguen y el octavo con relación a los que le preceden,
más sublime que el día sublime y más admirable que el día admirable: él se
refiere, en efecto, a la vida de arriba».
L. HEUSCHEN - LA BIBLIA CADA SEMANA - EDIC. MAROVA/MADRID 1965.Pág 175
s.
3. COR/PERSONA
No faltan comentaristas que establecen una relación entre
"credere" y "cor-dare", entendiendo el corazón como la
realidad que totaliza a la persona
4. DO/ORIGEN.
La liturgia invita a subrayar el sentido del domingo, manteniendo este
evangelio -que constituye un precioso tejido teológico- en cada uno de los tres
ciclos. El día del Señor es el día en que celebramos la fe pascual y la
irrupción de la eternidad de la Trinidad en nuestra historia, lo celebramos
alrededor de Jesús resucitado como centro de la vida de la comunidad de los
discípulos.
J. FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990, 9
...............
Se podría considerar el evangelio de este día como el "lugar
teológico del domingo cristiano". La narración de dos apariciones del
Resucitado en dos domingos consecutivos nos hace casi asistir al nacimiento del
domingo cristiano: la comunidad de creyentes se acostumbra a reunirse en domingo
en memoria y en la espera del Resucitado. Nos permite presentar el sentido
originario del domingo: como memoria y presencia del Resucitado en medio de los
suyos; como el día de la Resurrección, Pascua semanal.
I. OÑATIBIA - MISA DOMINICAL 1990, 9
5.- Son varios los temas que componen este Evangelio: las apariciones
del Señor ritman de ocho en ocho días la vida de las comunidades primitivas;
Cristo-Señor hace uso de su poder de Resucitado transmitiendo sus poderes a los
apóstoles; finalmente, los discípulos se ven llevados a descubrir, lo mismo que
Tomás, el desprendimiento de la fe. a) Las apariciones. Juan comienza por
resumir los datos que han llegado a su conocimiento seguramente a través de las
mismas fuentes que a San Lucas (24, 36-49): Cristo no es ya un hombre como los
demás, puesto que pasa a través de los muros; pero no es un espíritu, puesto
que se le puede ver y tocar sus manos y su costado (v. 20). Su resurrección ha
supuesto para El un nuevo modo de existencia corporal. Juan no insiste tanto
como Lucas en torno a la demostración: reemplaza la alusión a los pies por la
alusión al costado y no señala que Cristo tuvo que comer con los apóstoles para
que le reconocieran. Pero, mientras que en San Lucas el Señor está
completamente vuelto hacia el pasado con el fin de probar que su resurrección
estaba prevista, Juan le presenta más bien orientado hacia el futuro y
preocupado por "enviar" a sus apóstoles al mundo.
Este envío de los apóstoles al mundo es prolongación del envío que el
Padre ha hecho de su Hijo (Jn 17, 18). Los apóstoles están ya habilitados para
terminar la obra que Cristo ha iniciado durante su vida terrestre (Jn 17, 11).
La reunión de los discípulos en torno al Señor se hará en adelante en torno a
los mismos apóstoles.
Un tema importante de las apariciones es la preocupación de Cristo por
organizar los distintos elementos que prolongarán sobre la tierra su actividad
de Resucitado: la jerarquía, los sacramentos, el banquete, la asamblea
(adviértase la doble mención de la "reunión" de los apóstoles"
vv. 19 y 26, ya con su ritmo dominical: v. 26).
b) El don del Espíritu (PAS/PENT). ¿Cómo puede
Juan descubrir la venida del Espíritu sobre los apóstoles el domingo de Pascua,
mientras que Lucas la anuncia para Pentecontés? (Lc 24, 49). Realmente, Juan se
hace eco de una antigua idea de los medios judíos, en especial de los que se
movían en torno a Juan Bautista. En esos medios se esperaba a un
"Hombre" que "purgaría a los hombres de su espíritu de
impiedad" y les purificaría por medio de su "Espíritu Santo" de
toda acción impura, procediendo así a una nueva creación (Sal 50/51, 12-14; Ez
36, 25-27). Al "insuflar" su Espíritu, Cristo reproduce el gesto creador
de Gén 2, 7 (cf, 1 Cor 15, 42, 50, en donde Cristo debe su título de segundo
Adán al "Espíritu" que recibe de la resurrección; Rom 1, 4).
Mediante su resurrección, Cristo se ha convertido, pues, en el hombre
nuevo, animado por el soplo que presidirá los últimos tiempos y purificará la
humanidad. Al conferir a sus apóstoles el poder de remitir los pecados, el
Señor no instituye tan solo un sacramento de penitencia; comparte su triunfo
sobre el mal y el pecado.
Se comprende por qué San Juan ha querido asociar la transmisión del
poder de perdonar con el relato de la primera aparición del Resucitado. La
espiritualización que se ha producido en el Señor a través de la resurrección
se prolonga en la humanidad por medio de los sacramentos purificadores de la Iglesia.
c) De la visión a la fe (J/PRESENCIA). La
forma de vida del Resucitado es de tal especie que no se le reconoce: María
Magdalena le toma primero por el jardinero (Jn 20, 11-18). Cuando le
"reconoce" (v.16) ve cómo se le prohíbe las muestras de respeto con
que trataba al Cristo pre-pascual (v. 17). Aun cuando este tema figura también
en San Lucas (Lc 24, 16, 31), adquiere en San Juan el evangelista del
"conocimiento" (Jn 21, 4), un relieve particular.
Esta pedagogía del Señor resucitado nos permite comprender la lección
dada a Tomás. La nueva forma de vida del Señor no permite ya que se le conozca
según la carne, es decir, a base tan solo de los medios humanos. Ya no se le
reconocerá como hombre terrestre, sino en los sacramentos y la vida de la Iglesia,
que son la emanación de su vida de resucitado. La "fe" que se le pide
a Tomás permite "ver" la presencia del resucitado en esos elementos
de la Iglesia, por oposición a toda experiencia física o histórica. La fe está
ligada al "misterio", en el sentido antiguo de la palabra.
d) No hay que perder de vista que esta aparición asocia el don del Espíritu
y la fe a la revelación del costado de Jesús (v.20). Ahora bien: Juan ya había
dicho, en el momento en que fue herido el costado de Cristo en la cruz (Jn 19,
34-37), que la fe captaría a quienes vieran su costado herido. He aquí lo que
sucede: la contemplación de la muerte de Cristo provoca la fe en la acción del
Espíritu. Si Cristo muestra su costado no lo hace por simples razones
apologéticas: revela a los contemplativos la fuente de la nueva economía.
En este sentido, el género de visión (v. 25) que los apóstoles han
tenido de Cristo resucitado no ha sido ese tipo de visión material (vv. 26-31)
exigida por Tomás. Si no hay diferencia entre estas dos experiencias, no se ve
por qué Cristo habría de reprocharle lo que no reprocha a los demás y por qué
habría que exigir al primero una fe que no les ha exigido a los segundos. En
realidad, los diez apóstoles han tenido una experiencia real del Señor
resucitado, pero probablemente fue más mística que la experiencia a que
aspiraba Tomás. Para evitar a los hombres a "creer sin ver", ¿no
deben, los apóstoles, los primeros, aprender a pasar las pruebas materiales? La
resurrección no es, desde luego, una cuestión de apologética ni un
acontecimiento maravilloso: ella no es signo más que en la medida en que la fe
la ilumina, y es, al mismo tiempo, interior a la fe.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA IV - MAROVA
MADRID 1969.Pág. 36
6. CR/ELECCION
En los textos bíblicos, las denominaciones de elegido, ungido y enviado
son equivalentes. Cuando los primeros cristianos se llaman a sí mismos
elegidos, no están presumiendo por ningún privilegio, sino recordándose que han
sido enviados a cumplir una misión, en favor de los demás, que prolonga en
cierto sentido la del mismo Cristo: "Como el Padre me ha enviado, así os
envío yo".
Para la realización de esta tarea reciben también la fuerza del
Espíritu. El episodio de Tomás quiere animar la fe de todos aquellos que no
vieron directamente al Señor y para los que se han escrito todos los signos que
Juan narra en su evangelio. "Dichosos los que crean sin haber visto".
De cualquier modo, la simple contemplación de lo exterior de los
acontecimientos nos da su sentido profundo. Sólo la fe permite ver y entender
la trascendencia de lo que se está presentando.
En el resucitado reconocen los apóstoles al Jesús que anduvo con ellos
por los caminos de Palestina. Distinto, pero él mismo. El Jesús de la historia
es el Cristo de la fe, Jesús es el Cristo.
La más breve confesión cristiana quedará en esta palabra: Jesucristo.
EUCARISTÍA 1990, 20
7.- Texto. La mañana del domingo del descubrimiento del sepulcro vacío
tiene su culminación en el cuarto Evangelio en la tarde de ese mismo domingo.
Si por la mañana el sepulcro vacío dominaba el relato, por la tarde lo domina
la presencia de Jesús en medio de sus discípulos. Esta presencia explica aquel
vacío, pero, sobre todo, restablece una continuidad de relación
Jesús-discípulos. De aquí arranca la intencionalidad del texto. Al servicio del
final de la relación está el miedo de los discípulos; al servicio de la
reanudación de la relación están el saludo, enfáticamente repetido, y la
identificación del propio Jesús como la misma persona que antes habían conocido
los discípulos. La reanudación de la relación se sella con la alegría de los
discípulos, quienes, a partir de ahora, hablan de Jesús como el Señor,
enraizándolo por completo con Dios. La aceptación de la identificación de Jesús
por los discípulos se plasma en la fórmula de confesión de fe "ver al
Señor".
Pero la reanudación de la relación es sólo un primer paso. El siguiente
es el envío de los discípulos por Jesús, en continuidad con el envío de Jesús
por el Padre. Los discípulos deben hacer presente a Jesús y prolongar su obra,
como Jesús ha hecho presente al Padre y prolongado su obra. Este envío no debe
entenderse limitado a los doce. En el cuarto Evangelio la denominación
discípulos es sinónima de creyentes. La comunidad creyente en su totalidad es
la enviada.
El tercer paso es la donación del Espíritu, que capacita para el envío.
El símbolo de exhalar el aliento significa la transmisión de vida. Aquí se
trataría, por consiguiente, de una participación en la vida de Jesús
resucitado, que posee personalmente el Espíritu de Dios y que lo transmite a la
comunidad creyente.
El último paso es la potestad de perdonar los pecados. La potestad se da
en el seno de la comunidad creyente, más allá y por encima de las concreciones
históricas que esa potestad ha asumido con posterioridad.
A partir del v. 24 el relato avanza con la conocida historia de Tomás,
al que el autor presenta como "uno de los doce", una expresión que en
el cuarto Evangelio se reserva para Tomás y para Judas el traidor. Los
discípulos hacen ante Tomás confesión de su fe: "hemos visto al
Señor". Tomás les responde que él hará suya esta misma confesión, siempre
y cuando tenga razones tangibles para hacerlo. Jesús en persona le aporta esas
razones y Tomás hace suya la confesión de fe. Jesús la acepta, pero reprocha a
Tomás el modo de llegar a ella, declarando, en cambio, bienaventurados a los
que crean sin necesidad de basarse en la comprobación tangible.
A través de esta bienaventuranza el texto se abre al futuro, a las
personas no contemporáneas de Jesús, a los lectores del cuarto Evangelio. Así
se pone explícitamente de manifiesto en los dos versículos finales, en los que
el autor da cuenta de la doble finalidad de su escrito.
Con la mayor parte de los exégetas, la frase "para que creáis"
no va dirigida a no creyentes, a quienes se intenta ganar, sino a creyentes, a
quienes se intenta afianzar en la fe que ya tienen.
Esta finalidad cristológica se completa con otra soteriológica:
"para que tengáis vida". El cuarto Evangelio es esencialmente un
mensaje de salvación, poniendo explícitamente de manifiesto que no hay
cristología separada de la soteriología.
Comentario. Más allá y por encima de las legítimas concreciones
históricas que, sobre todo en lo relativo a la potestad de perdonar los
pecados, ha ido asumiendo el texto de hoy, en él se plasman los componentes fundamentales
del ser cristiano, a los que una y otra vez hay que remitir cuando de dar razón
de lo que como Iglesia somos se trata.
Es bien sabido que el cuarto Evangelio no renuncia a los Doce, pero debe
también saberse que en el cuarto Evangelio se formulan serios reparos a los
Doce, cuando de entender a Jesús se trata.
En el cuarto Evangelio no son precisamente los Doce -Tomás es un
ejemplo- quienes más se distinguen por la prontitud y facilidad en captar a
Jesús. Y, sin embargo, la captación de Jesús constituye el rasgo básico y
fundamental del ser cristiano. Captar a Jesús es llegar a descubrir en él al
Hijo de Dios.
Nosotros estamos en condiciones de hacerlo con más facilidad incluso que
los Doce. Este es probablemente el mensaje que quiere transmitirnos el autor de
la historia de Tomás.
Del reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios surge la alegría,
componente esencial del ser cristiano, no siempre suficientemente resaltado.
Actitud existencial sin los miedos y temores radicalmente humanos; estado de ánimo
distendido y grato; fuerza vital desbordante. Todo lo anterior pertenece al
ámbito de lo individual y privado.
Con el componente esencial del envío el ser cristiano se hace social y
público. El envío no es proselitismo, sino presencia. El cristiano es otro
Cristo; a través suyo toma cuerpo una forma de ser, de organizarse y de vivir.
Una forma distinta, porque está animada por el Espíritu de Dios y porque en
ella existe el perdón de los pecados.
A. BENITO - DABAR 1992, 26
8.- Texto.-Son fácilmente discernibles tres partes. La primera la forman
los vs. 19-23. Se desarrolla en un lugar cerrado. Dentro se encuentran los
discípulos, en quienes ha hecho presa el miedo a los judíos. Llega Jesús y,
tras saludarles, se identifica. El autor comenta lacónicamente: Los discípulos
se llenaron de alegría al ver al Señor. El saludo repetido abre después las
palabras de Jesús, constituyendo a los discípulos en enviados suyos. Un suave
soplo de aire de Jesús es el símbolo de ese envío, que el propio Jesús explica.
La segunda parte está formada por los vs. 24-29, con Tomás como protagonista.
No cree lo que los demás le cuentan sobre Jesús. Más aún, pone condiciones para
su aceptación. A los ocho días se repite el hecho en las mismas circunstancias
de lugar y miedo.
Tras el saludo a todos, Jesús se dirige directamente a Tomás, a quien
invita a dar crédito a la realidad de su persona. Tomás así lo hace, pero Jesús
le puntualiza que el camino que ha seguido para creer en él no es ni el único
ni el más dichoso.
La tercera parte del texto son los vs. 30-31. Se trata de una conclusión
del autor a toda su obra, indicando las dos motivaciones que ha tenido para
escribirla.
Comentario. -Cuando el cuarto Evangelio habla de judíos no emplea el
término en sentido nacional de pueblo judío, y cuando habla de discípulos no
está hablando de los doce. Judíos y discípulos representan una actitud y una
mentalidad religiosas que se ponen de manifiesto en el modo de entender el
sentido y el papel de Jesús. No parece tratarse de una cuestión tan simple como
la que presuponemos cuando denostamos a los judíos. El autor relaciona fe en
Jesús con signos realizados por él. Véase la tercera parte del texto de hoy.
Esta relación de fe y signo la encontramos desde Jn. 2, 11, es decir, desde el
comienzo de la obra. Ahora bien, la elección del término "signo" nos
está indicando que creer en Jesús no lo entiende el autor en un plano de
superficie o de solas evidencias empíricas. De ahí la crítica a Tomás por
querer aferrarse en exclusividad a este plano: ¿Porque me has visto has creído?
Dichosos los que crean sin haber visto. Estas palabras no pretenden quitar
importancia a los testigos oculares.
SIGNO/QUÉ-ES: Tratan sencillamente de situar la fe, la
nuestra, en su verdadera dimensión. Y esta dimensión no es la de la evidencia
empírica, sino la de la significación o representación. El Diccionario de la
Real Academia Española define la palabra signo de la siguiente manera:
"cosa que por su naturaleza o convencionalmente evoca en el entendimiento
la idea de otra". Para el autor del cuarto Evangelio, creer en Jesús es
descubrir lo que sus hechos y palabras evocan y quieren decir. Esto es, sitúa
la fe en el plano de lo hondo a buscar y descubrir, porque a primera vista no
aparece ni se ve. Es entonces cuando se es discípulo, es decir, creyente. ¡Y la
vida empieza a brotar con fuerza! En realidad, así es como el autor del cuarto
Evangelio ha presentado la fe en Jesús resucitado por parte de los discípulos.
Lo veíamos el domingo pasado. A ella han llegado a partir de la
profundización en un signo, el sepulcro vacío. Por consiguiente, la primera
parte del texto de hoy no quiere ser una demostración de que Jesús vive. En el
planteamiento de Juan no entra la fe como apologética. Lo que Juan quiere poner
de manifiesto en esa primera parte es el papel de los discípulos en cuanto
creyentes.
Son los enviados de Jesús, como él lo ha sido del Padre. Lo son, por
supuesto, desde la íntima paz y alegría nacidas de la efectiva y real presencia
de Jesús. Pero no es esa presencia lo que se quiere hacer resaltar, sino el
envío de los discípulos.
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Los creyentes son
una comunidad con un aire nuevo, el aire de Jesús, simbolizado en su suave
soplo sobre ellos. Los creyentes son la comunidad del perdón de los pecados.
¡Lástima del aire viejo y enrarecido que a veces se ha infiltrado en estas
palabras!
A. BENITO - DABAR 1986, 23
9.- Cuando se escribe este evangelio, el domingo, el día del Señor, es
ya el día de la reunión de los cristianos. Estamos en el mismo día de la
resurrección y es el mismo día de la efusión del Espíritu. Juan muestra que el
misterio pascual es una unidad. Miedo y cerrazón. Unas actitudes de los
discípulos que Jesús resucitado supera. A pesar del miedo y la cerrazón, él se
les pone en medio. (Vale la pena tenerlo siempre presente: como una advertencia
y como un motivo de esperanza). El evangelio subraya que la presencia de Jesús
es real, pero distinta de la de antes, y que este Jesús es el crucificado: la
resurrección no quita nada de la absurdidad y el sufrimiento de la muerte; en
todo caso, nos hace ir más allá, nos la hace mirar con otra esperanza.
Jesús puede dar aquella paz que proviene de dar la vida. Jesús
resucitado, dador de la paz, lleva la alegría. Quizá podríamos decir: al
principio de la comunidad hay ya alegría... Jesús, enviado del Padre, envía a
los discípulos. La misión de los discípulos es la misma de Jesús: ser
testimonios del Padre, del Dios que ama tanto al mundo que le da la propia
vida. Y el evangelista no habla de unos cuantos discípulos privilegiados, sino
de todos. Empieza una nueva creación. Así como Dios había alentado sobre
aquella figura de barro para darle la vida, Jesús da el Espíritu a los
discípulos para que tengan su misma vida, una vida que se caracteriza por la
reconciliación, por la capacidad de ser corderos de Dios que quitan el pecado
del mundo a base de dar la propia vida por amor y con plena libertad. Tomás
pide otros signos que no son el testimonio de la comunidad creyente que habla
en nombre del Señor. De hecho, le bastará con el "reproche" que le
dirige Jesús, y creerá como los demás, por su palabra. Y no sólo eso: hará la confesión
máxima de la fe. ¡Exclama que Jesús es Dios! La bienaventuranza final se dirige
a todos aquellos que creerán por la palabra y el testimonio.
J. M. GRANÉ - MISA DOMINICAL 1992, 6
10.- Sentido del texto. 1. Versículos 19-23. Como el antiguo Israel, los
discípulos, que habían comenzado su éxodo siguiendo a Jesús, se encuentran
desamparados en medio de un ambiente hostil. No tienen experiencia de Jesús
vivo. Pero están en la noche en que el Señor va a sacarlos de la opresión.
Jesús viene a liberar a los suyos. Su primer saludo de paz recuerda a los
discípulos su presencia anterior en medio de ellos y su victoria, eliminando el
miedo y la incertidumbre. Se les da a conocer como el que les demuestra su amor
hasta la muerte, con las señales que indican su poderío (manos) y la
permanencia de su amor (costado). El nuevo saludo en v. 21 sirve para
transmitir seguridad y valentía en la misión que comienza para ellos y que,
como la de Jesús, va a consistir en la actividad liberadora del hombre, hasta
la entrega total. La comunidad cristiana es la alternativa que Jesús ofrece
para dar testimonio ante el mundo de la realidad del amor del Padre. El
resultado de la misión de la comunidad viene formulado en términos positivo y
negativo en el v. 23. Ante el testimonio de amor que la comunidad tiene que
dar, sucederá lo mismo que sucedió con Jesús: habrá quienes lo acepten y den su
adhesión y quienes se endurezcan en su actitud hostil al hombre. Como Jesús, pues,
la comunidad es mediación de salvación o de condena, no porque ella enjuicie a
nadie, sino porque la actitud que se adopte ante ella refrendará lo que cada
uno es y decide de por sí.
2. Versículos 24-29. La fe en Jesús vivo y resucitado consiste en reconocer
su presencia en la comunidad de los creyentes, que es el lugar natural donde él
se manifiesta y de donde irradia su amor. Tomás representa la figura de aquél
que no hace caso del testimonio de la comunidad ni percibe los signos de la
nueva vida que en ella se manifiestan. En lugar de integrarse y participar de
la misma experiencia, pretende obtener una demostración particular. No quiere
aceptar que Jesús vive realmente y que la señal tangible de ello es la
comunidad transformada en la que ahora se encuentra. La comunidad transformada
es ahora lo importante: ella es el medio que las generaciones posteriores
tendrán para saber que Jesús vive realmente.
DABAR 1983, 23
11. PERDON/A.
Así como en la primera creación del hombre, Dios le infundió la vida,
así también el aliento de Jesús comunica la vida a la nueva creación
espiritual. Cristo, que murió para quitar el pecado del mundo, ya resucitado,
deja a los suyos el poder de perdonar. Así se realiza la esperanza del pueblo
de la Biblia. Dios lo había educado de modo que sintiera la presencia universal
del pueblo. En el templo se ofrecían animales en forma ininterrumpida para
aplacar a Dios. Pero ese río de sangre no lograba destruir el pecado, y los
mismos sacerdotes debían ofrecer sacrificios por sus propios pecados antes de
rogar a Dios por los demás. Las ceremonias y los ritos no limpiaban el corazón
ni daban el Espíritu Santo.
Pero ahora, en la persona de Jesús resucitado, ha llegado un mundo
nuevo. Aunque la humanidad siga pecando, ya el primero de sus hijos, el
"hermano mayor de todos ellos", ha ingresado en la vida santa de
Dios.
Los que se afanan por la vida espiritual, sufren sobre todo por la
presencia universal del pecado. Su tristeza profunda está en no hallarse aún
totalmente liberados de él. De ahí que el perdón de los pecados sea para ellos
la riqueza más grande de la iglesia. La capacidad de perdonar es la fuerza que
permite solucionar las grandes tensiones de la humanidad. Si bien penetra
difícilmente en los corazones, ella no deja de ser un gran secreto... Quien no
sabe perdonar, no sabe amar. En la reconciliación se muestra al prójimo el amor
más auténtico.
EUCARISTÍA 1992, 21
12.- Cristo es percibido como presente entre sus discípulos reunidos en
la tarde del primer día de la semana (tal vez convenga ver aquí una alusión a
las reuniones cristianas que se celebraban en domingo). Este dato, confirmado
por 1 Cor 15, 4 (uno de los más antiguos relatos sobre la resurrección), no
parece que se refiera solamente a la costumbre literaria de hacer resucitar a
los dioses a los tres días. Sino que, dado el número, la confluencia de
testigos y la simplicidad de los relatos, podemos admitir que así fue. Posteriormente
los creyentes tomaron este día como el más significativo para celebrar al
misterio cristiano. Obligación de amor, que no de ley.
La misión de los discípulos se deriva del suceso de Pascua (cf. Mt 28,
16-20; Mc 16, 15-20; Lc 24,44-49); pero Juan lo encuadra en el conjunto de la
misión de Jesús (17, 17-19). Además no subraya el carácter universal de la
misión; tal vez porque esta meta ya ha sido conseguida a la hora en que se
escribe el evangelio de Juan (cf. 4, 35-38). Los apóstoles y todos los discípulos
son portadores de la misión de Jesús. La Iglesia, si cree de verdad en la
resurrección, tiene que acercarse a los extremos de la miseria humana; allí
está su campo de misión, su labor de hacer ver que el mensaje pascual es
coherente y válido.
A pesar de que en las diferentes Iglesias hay controversia sobre el
punto de quién ejerce el don del perdón, lo que sí es cierto es que la fuerza
perdonadora del resucitado reside en los creyentes, en los discípulos de Jesús
(cf. Mt 16, 19). Después de la resurrección es posible creer en el perdón
porque el poder de las tinieblas ya no volverá a reinar en el mundo. Creer en
esto y trabajar en consecuencia es ser cristiano.
En adelante, la fe reposa no sobre el "ver", sino sobre el
testimonio de los que han visto. Por esta fe es por la que los cristianos
llegamos a Cristo (17, 20). Y recreamos en nuestras vidas el mismo hecho
salvador de la cruz y la misma alegría de la resurrección. Así entramos en
comunión con los Apóstoles, que "vivieron", y participamos de su experiencia
pascual.
EUCARISTÍA 1977, 20
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO II DE PASCUA CICLO A 2023
01.- SALMO 118 ESTE EL DIA QUE ACTUO EL SEÑOR (Miguel Manzano)
ESTE
ES EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR,
SEA
NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO.
DAD
GRACIAS AL SEÑOR, PORQUE ES BUENO,
PORQUE
ES ETERNA SU MISERICORDIA.
¡ALELUYA!
¡ALELUYA!.
1.
Que lo diga la Casa de Israel:
es
eterna su misericordia.
Que
lo diga la Casa de Aarón:
es
eterna su misericordia.
Que
lo digan los fieles del Señor:
es
eterna su misericordia.
2-
Escuchad, hay cantos de victoria
en
las tiendas de los justos:
¡La
diestra del Señor es poderosa,
es
excelsa la diestra del Señor!
¡La
diestra del Señor es poderosa,
es
excelsa la diestra del Señor!.
02.- UNIDOS EN LA FIESTA (Joaquin Madurga)
UNIDOS
EN LA FIESTA,
LA
ALEGRÍA SE HACE CANCIÓN.
UNIDOS
EN LA FE,
LA
ALEGRÍA SE HACE ORACIÓN.
Cantaremos
al Señor
aleluyas
con himnos y salmos,
porque
grande es el amor
que
en nosotros por siempre mostró.
Cantad,
cantad, cantad…
Cantaremos
la bondad
del
Señor que nos sienta a su mesa,
y
nos llama a comulgar
como
hermanos su vino y su pan.
Cantad,
cantad, cantad…
Nuestras
voces cantarán
el
amor de su misericordia,
porque
sabe perdonar
y
nos llena de eterna bondad.
Cantad,
cantad, cantad…
Cantaremos
al Señor
aleluyas
al son de instrumentos
y
será nuestra canción
la
alabanza que ensalza su amor.
Cantad,
cantad, cantad…
03.- AL ALTAR DEL SEÑOR
AL
ALTAR DEL SEÑOR, VAMOS CON AMOR
A
ENTREGAR AL SEÑOR, LO QUE EL NOS DIO.
Pan
le traemos, trigo de Dios
para
la mesa que Él nos preparó
Vino
traemos, viña de Dios
para
la fiesta de la comunión.
Luces
traemos, para alumbrar
la
mesa santa de nuestro altar
Flores
traemos para alegrar
esta
comida de la amistad.
Hoy
nuestro juego, nuestro dolor
nuestros
estudios, Canciones al Señor
Toda
la vida vamos a dar
para
la ofrenda de Cristo en el altar.
04.-TE CONOCIMOS AL PARTIR EL PAN (Joaquin Madurga).
Andando
por el camino te tropezamos, Señor,
te
hiciste el encontradizo, nos diste conversación.
Tenían
tus palabras fuerza de vida y amor,
ponían
esperanza y fuego en el corazón.
TE
CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN.
TÚ
NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. (2).
Llegando
a la encrucijada, Tú proseguías, Señor,
te
dimos nuestra posada, techo, comida y calor;
sentados
como amigos a compartir el cenar,
allí
te conocimos al repartirnos el pan.
Andando
por los caminos te tropezamos, Señor,
en
todos los peregrinos que necesitan amor;
esclavos
y oprimidos que buscan la libertad,
hambrientos,
desvalidos, a quienes damos el pan.
05.- LA MISERICORDIA DEL SEÑOR (Taize)
Rem La
Rem Do
La
misericordia del Señor,
Fa
Do Rem La Rem
cada
día cantaré.
Rem
La Rem Do
1.
Cantaré eternamente,
Fa
Do Rem La Rem
las
misericordias del Señor.
Rem La
Rem Do Fa
2.
Anunciaré tu fidelidad,
Do Rem La Rem
por
todas las edades.
Rem La
Rem Do Fa
3.
Porque dije: tu misericordia,
Do
Rem La Rem
es
un edificio eterno.
Rem La
Rem Do Fa
4.
Más que el cielo has afianzado,
Do Rem La Rem
Señor
tu fidelidad.
Rem La Rem Do
5.
El poder y la fidelidad te rodean,
Fa Do Rem LA Rem
misericordia
y fidelidad te preceden.
Rem La
Rem Do Fa
6.
Bendito el Señor por siempre,
Do Rem La
Rem
amén,
amén.
06.- MISERICORDIA, SEÑOR (Joaquin Madurga)
MISERICORDIA,
SEÑOR,
POR
TU BONDAD, MISERICORDIA (2V)
Piedad
de mí, Señor, por tu bondad,
por
tu inmensa ternura borra mis pecados,
lávame
de todos mis delitos y de mis culpas purifícame.
Crea
en mí un nuevo corazón,
un
espíritu nuevo pon dentro de mí;
no
me rechaces lejos de tu rostro,
y
no retires de mi tu Santo Espíritu.
Devuélveme
la alegría de tu amor,
y
devuélveme el gozo de ser un hombre bueno;
enseñaré
a todos tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
07.- MISERICORDIA QUIERO
MISERICORDIA
QUIERO Y NO SACRIFICIOS.
MISERICORDIA
QUIERO Y NO SACRIFICIOS.
Escucha,
pueblo mío, acoge mi palabra.
Este
tu oído atento: te mostrare la vida.
No
me gustan las ofrendas que se quedan en lo externo.
El
culto que yo quiero es la humilde y justicia.
No
olvides la denuncia que hicieron los profetas:
“Mi
pueblo me da honra tan solo con los labios,
pero
esta su corazón lejos de mi voluntad.
Su
doctrina son preceptos inventados por los hombres”.
Quitad
de vuestro culto las practicas vacías,
Buscadme
sin descanso con todo el corazón,
Vuestra
ofrenda habrá de ser un espíritu contrito,
Un
humilde corazón será vuestro sacrificio.
Levanta
al oprimido; al huérfano defiende;
Protege
a las viudas; lo recto buscaras.
Compasión
y bondad son los dones que me agrandan.
Holocausto
aceptable es hacer mi voluntad.
08.- REGINA CAELI
Regina
Caeli, laetáre Alleluia
Quia
quem meruisti portare Alleluia
Resurréxit,
sicut dixit Alleluia
Ora
pro nobis Deum Alleluia
09.- REINA DEL CIELO
Reina
del cielo, alégrate, ¡Aleluya!
porque
el Señor,
a
quien mereciste llevar, ¡Aleluya!
resucitó
según su Palabra, ¡Aleluya!
Ruega
al Señor por nosotros, ¡Aleluya!.
10.- MI DIOS ESTA VIVO
Mi
Dios está vivo, Él no está muerto.
Mi
Dios está vivo en mi corazón.
Mi
Dios está vivo, ha resucitado,
lo
siento en mis manos,
lo
siento en mis pies,
lo
siento en mi alma y en mi ser.
OH,
OH, OH, OH, HAY QUE NACER DEL AGUA.
OH,
OH, OH, OH, HAY QUE NACER
DEL
ESPÍRITU DE DIOS.
OH,
OH, OH, OH, HAY QUE NACER DEL AGUA
Y
DEL ESPÍRITU DE DIOS
HAY
QUE NACER DEL SEÑOR. (2)
PREPÁRATE
PARA QUE SIENTAS (3)
EL
ESPÍRITU DE DIOS.
DÉJALO
QUE SE MUEVA (3)
DENTRO
DE TU CORAZÓN.
Mi
Dios está vivo, Él no está muerto.
Mi
Dios está vivo en mi corazón.
Lo
veo a mi lado nunca me abandona,
lo
veo por el aire, lo veo junto al mar,
lo
veo por el monte caminar.
ESTRIBILLO.
11.- CRISTO RESUCITO ( Cesareo Garabin)
MI
SI/RE MI DO RE MI
CRISTO
RESUCITÓ, CRISTO RESUCITÓ
MI
SI/RE MI DO
RE MI
CRISTO
VENCIÓ A LA MUERTE, CRISTO RESUCITÓ
MI
SI/RE MI RE MI
CRISTO
VENCIÓ AL PECADO, CRISTO RESUCITÓ.
MI SI/RE MI
1º-
Mira el sepulcro vacío, la roca de gloria estalló
SOL MI DO LA SI7
Que
absurdo pensar que entre piedras, se entierra la fuerza de Dios
MI SI/RE MI
Mira
a los hombres corriendo, soldados que el miedo asustó
SOL MI DO LA
SI7
Llorando
sin fe las mujeres, a veces sin fe lloro yo.
MI SI/RE MI
2º-
Tiene sentido mi vida, también yo resucitaré
SOL MI DO
LA SI7
Sin
pascua que es vida y promesa, sería mentira mi fe
MI
SI/RE MI
¡Toca
y aprieta mi carne! - dice a Tomás que dudó
SOL MI DO
LA SI7
¡Soy
yo quien murió por salvarlos, tu amigo que resucitó!.
12.- SOMOS TESTIGOS (Kairoi)
El
Señor resucitó
venciendo
la muerte en la cruz,
nuestra
esperanza está en Él,
Él
es nuestro Salvador.
Atrás
quedó el temor,
la
duda y la poca fe,
hagamos
ya realidad
un
Reino nuevo de amor.
SOMOS
TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN,
ÉL
ESTÁ AQUÍ, ESTÁ PRESENTE,
ES
VIDA Y ES VERDAD.
SOMOS
TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN,
ÉL
ESTÁ AQUÍ,
SU
ESPÍRITU NOS MUEVE PARA AMAR.
Tú
nos reúnes, Señor,
en
torno al cáliz y al pan,
y
nos invitas a ser
la
luz del mundo y la sal.
Donde
haya odio y dolor
haremos
presente tu paz;
en
cada gesto de amor,
María,
Madre, estará.
ESTRIBILLO.
13.- CRISTO NUESTRO HERMANO (Cesareo Garabain)
ALELUYA,
ALELUYA, ALELUYA.
Porque
Cristo nuestro hermano, ha resucitado:
María,
alégrate. (2)
Porque
Cristo nuestro hermano, nos ha redimido:
María,
alégrate. (2)
Porque
en Cristo nuestro hermano, hemos renacido:
María,
alégrate. (2)
Porque
en Cristo nuestro hermano, todos somos hijos:
María,
alégrate. (2)
14.- ENVIADOS (Antonio Alcalde)
LO
QUE HEMOS VISTO Y OÍDO,
SOL
MIm LA
LO
VIVIDO ANTE EL ALTAR,
RE
SOL LA
A
TODOS NUESTROS HERMANOS
MIm
SOL LA
LO
TENEMOS QUE LLEVAR.
RE
SOL RE
LO
QUE HEMOS VISTO Y OÍDO,
SOL RE
LA RE
LO
VIVIDO ANTE EL ALTAR.
RE SOL RE
Es
Cristo quien no envía:
SOL
LA
testigos
de la verdad,
SOL
MIm RE
profetas
y misioneros,
SOL
MIm LA
constructores
de la paz.
RE SOL
RE
Peregrinos
sin fronteras
SOL
LA
de
una patria universal,
SOL
MIm RE
esperamos
la venida
SOL
MIm LA
del
Señor que volverá.
RE SOL
RE
Caminamos
por el mundo
SOL LA
con
la fuerza que él nos da,
SOL MIm RE
el
señor glorificado,
SOL
MIm LA
la
noche iluminará.