SOMOS PEREGRINOS DE EMAUS.
COMENTARIO
Cuando meditamos este texto bíblico nos
encontramos con la narración que parte de Jerusalén y termina en Jerusalén. Un
mismo itinerario inversamente recorrido: de Jerusalén a Emaús (vv.13-32) y de
Emaús a Jerusalén (vv. 33-35). Pero, para Lucas, Jerusalén es algo más que una
ciudad. Es el lugar donde están los once y los demás. Jerusalén es el grupo creyente.
Los dos de Emaús han abandonado el grupo y retornan a él y allá también ya tienen
la noticia del Resucitado.
Estos peregrinos han sido reprendidos por
Jesús: ¿No han comprendido? ¡Qué torpes son y lentos para creer lo que
anunciaron los profetas! ¿No tenía el Mesías que padecer todo eso para entrar
en su gloria? Hasta en el día de pascua, dejémonos reprender por el resucitado.
Quizás al decir eso, tenía la sonrisa de las reprensiones amables y muy pronto
acabaron también por sonreír los discípulos: ¡A veces es bueno recibir
reprimendas de Jesús, vivo ¡Viviente! Cambiemos con él esa misma sonrisa un
tanto pícara. Somos peregrinos de Emaús. Avanzamos por el camino de la vida con
muchas esperanzas, al principio muy puras, luego cada vez más mezcladas, unas
veces cristianas y otras paganas, unas veces claras y otras llenas de ignorancia:
“¡Habíamos esperando tanto!”. Dice, y decimos con ellos nosotros. Vinieron las
decepciones, cristianas y también paganas. Y llegaron hasta el fondo de su
desconfianza: ¡Jesús se había acabado para ellos! De pronto, el encuentro. Tan
increíble que al principio no ven nada: “Jesús se acercó y se puso a caminar
con ellos. También nosotros hemos tenido ese encuentro, pero hemos seguido tan
cerrados como ellos a lo increíble: ¡Dios ante nosotros, Dios con nosotros! Aun
sabiendo nuestra fe no se despertó lo bastante, nuestro corazón es demasiado
lento, seguimos avanzando por la vida como si él no estuviera allí. Pero a
veces el corazón arde. “¿No estábamos como sobresaltados mientras nos hablaba
explicándonos las Escrituras?”.
¡Las Escritura! No esperemos avanzar en la
fe sin las Escrituras. Toda la biblia, el gran tesoro de la revelación cuya
clave nos entrega hoy Jesús: “El Mesías tenía que padecer para entrar en su
gloria”. Muy duro de comprender, muy duro de aceptar, sin embargo, Jesús nos
tratará cortésmente de tontos o idiotas mientras no interioricemos de veras
este secreto de los secretos. La gran trayectoria desde la cruz a la gloria es
la historia de Cristo, es la historia del mundo, es la historia de cada una de
nuestras vidas. El que comprende este camino de sufrimiento, lo ha comprendido
todo.
Los discípulos recibieron el gran secreto;
su corazón arde (“Quédate con nosotros”), pero aún no le reconocen. Se necesita
la fracción del pan y esta vez comprenden. Aunque “desaparece a su vista”, en adelante
seguirá allí, se podrá avanzar con él de la cruz a la gloria.
Inmediatamente tienen un buen reflejo: ir a
anunciar la maravilla: “El Señor vive”. Y todos responden: Es verdad”. Ser
cristiano será vivir de esta certeza y comunicarla. Así es como nació nuestra
fe con sus tres grandes momentos; la palabra, la eucaristía y el testimonio.
Lucas bordó esta página para hacer de ella el esquema de la existencia
cristiana vivida como una misa y por tanto como una aceptación de la cruz. Una
aceptación paradójicamente dichosa: se camina hacia la gloria de Dios y se camina
con Jesús: “Quédate con nosotros” es una palabra de amor para decir: “Quiero
seguir contigo”.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 65, 1-2
Aclamen al Señor, tierra entra; toquen en
honor de su nombre, canten a su gloria. Aleluya.
ORACION
COLECTA
Que tu pueblo, oh, Dios, exulte siempre al verse renovado y
rejuvenecido en el espíritu, para que todo el que se alegra ahora de haber
recobrado la gloria de la adopción filial ansíe el día de la resurrección con
la esperanza cierta de la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los
Apóstoles 2, 14.22-33.
El día de Pentecostés, Pedro, de pie junto
con los otros once apóstoles, pidió atención y les dirigió la palabra: «judíos
y vecinos todos de Jerusalén, escuchen mis palabras y entérense bien de lo que
pasa. Escúchenme, israelitas. Les hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios
acreditó ante ustedes realizando por su medio los milagros, signos y prodigios
que ustedes conocen. Conforme al designio previsto y determinado por Dios, fue
entregado, y, por mano de paganos, ustedes lo mataron en una cruz. Pero Dios lo
resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo
retuviera bajo su dominio, pues David dice: “Tengo siempre presente al Señor,
con Él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi
lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia”. Hermanos, permítanme hablarles con
franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro
hasta el día de hoy.
Pero como era profeta y sabía que Dios le
había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo, vio anticipadamente
la resurrección de Cristo, y dijo que no lo entregaría a la muerte ni su carne
experimentaría la corrupción. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos
nosotros somos testigos.
Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha
recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado.
Esto es lo que ustedes están viendo y oyendo».
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 15)
Protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti.
Protégeme, Dios mío, que
me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». El Señor es la parte de
mi herencia y mi copa; mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor, que me
aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al
Señor, con Él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el
corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me
entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de
la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21
Queridos
hermanos: Si ustedes llaman Padre al que juzga imparcialmente las acciones de
cada uno, procedan con cautela durante su permanencia en la tierra. Ya saben
ustedes que los han rescatado de su vana conducta heredada de sus antepasados,
no con oro y plata corruptibles, sino con la sangre preciosa de Cristo, el
Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y
manifestado al final de los tiempos para bien de ustedes.
Por
Cristo ustedes creen en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio
gloria, y así han puesto en Dios su fe y su esperanza.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Lc 24, 32.
Aleluya. Señor Jesús, explícanos las
Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según
san Lucas 24, 13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando
aquel mismo día, el primero de la semana, a un pueblo llamado Emaús, distante unos
once kilómetros de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a
caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:
«¿Qué es lo que vienen conversando por el camino?». Ellos se detuvieron
preocupados.
Y uno de ellos, que se llamaba
Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo
que ha pasado allí
estos días?». Él les preguntó: «¿Qué
ha pasado?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un
profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo.
Los sumos sacerdotes y nuestros
jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que Él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace
dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos
han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su
cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles,
que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a Él no lo
vieron».
Entonces Jesús les dijo: «¡Qué
necios y torpes son ustedes para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era
necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?». Y,
comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería
a Él en toda la Escritura. Ya cerca del pueblo donde iban, Él hizo ademán de
seguir adelante; pero ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros,
porque ya atardece y está anocheciendo». Y entró para quedarse con ellos.
Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se
lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció.
Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino
y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a
Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que
estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a
Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Dios resucitó a
Jesús y Él nos ha rescatado del pecado y de la muerte; dirijámonos confiadamente
a Él. Digamos: R. Te lo pedimos, Señor.
1.- Por la Iglesia: que, alimentada por el
Pan y la Palabra, sea artífice de una nueva y renovada evangelización, haciendo
renacer la fe en quienes la han perdido, vigorizándola en los que dudan, y
abriendo paso a Cristo en los corazones que lo buscan con sincero corazón. Oremos. R.
2.- Por todos los cristianos: que, alcanzados
por el triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado, vivamos la certeza de
nuestra liberación definitiva, y nuestra vida sea para muchos la prueba de que
Dios camina en medio de su pueblo. Oremos. R.
3.- Por los excluidos, los explotados, los
que no cuentan en la sociedad: que descubran que Jesús está a su lado y que,
presente en sus vidas, hace arder en sus corazones la esperanza, la paz y el
amor a Dios. Oremos. R.
4.- Por el mundo entero: que el encuentro con
Cristo resucitado nos abra al diálogo en las familias, en las comunidades, en los
lugares de trabajo y nos ayude a crecer en la solidaridad y comunión. Oremos. R.
5.- Por los seminarios, noviciados y casas de
formación: que con fidelidad creciente cada uno de sus miembros responda a los
dones que Dios les concede en este tiempo de gracia, y para que sean muchos los
jóvenes que empeñen su vida en el seguimiento de Cristo. Oremos. R.
6.- Por todos nosotros: que llenos de la luz
de la Pascua seamos testigos del Reino, desde los distintos estados de vida, al
que Dios nos ha llamado. Oremos. R.
Manifiéstate,
Señor, en nuestras vidas, explícanos el sentido de las Escrituras, y ayúdanos a
reconocerte en la fracción del pan cada vez que compartimos nuestros bienes con
los más necesitados. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor,
las ofrendas de tu Iglesia exultante, y a quien diste motivo de tanto gozo
concédele disfrutar de la alegría eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Lc 24,
35
Los discípulos reconocieron
al Señor Jesús al partir el pan. Aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Mira, Señor, con bondad a
tu pueblo y, ya que has querido renovarlo con estos sacramentos de vida eterna,
concédele llegar a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser
glorificada. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 24: Hch 6, 8-15; Sal 118; Jn 6,
22-29.
Martes 25: 1P 5, 5b-14; Sal 88; Mc 16,
15-20.
Miércoles 26: Hch 8, 1b-8; Sal 65;
Jn 6, 35-40.
Jueves 27: Is 6. 1-8; (o bien: 1Co 4,
1-5); Sal 116; Mt 28, 16-20.
Viernes 28: Hch 9, 1-20; Sal 116; Jn 6,
52-59.
Sábado 29: Hch 9, 31-42; Sal 115; Jn
6, 60-69.
Domingo 30: Hch 2, 14a.36-41; Sal 22;
1P 2, 20b-25; Jn 10, 1-10.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Lc 24, 13-35
Par: /Mc/16/12-13
1.- El evangelio de Emaús es demasiado
conocido para que sea necesario describir toda su riqueza; su tono, tan humano,
hace resonar un eco tan profundo en nuestros corazones, en el corazón de todos
sus oyentes, que cualquier comentario corre el peligro de alterar su
excepcional transparencia. Arriesguemos, no obstante, algunas sugerencias.
Leído a continuación de las frases paulinas
de las segundas lecturas, el episodio de los peregrinos de Emaús aparece como
la celebración de la renovación que la resurrección de Jesús opera en aquellos
que aceptan tal mensaje. Al final de su larga marcha, los dos discípulos están
renovados por completo. Su comprensión de la vida ya es "otra". Hasta
entonces, veían en la muerte el fracaso último de la humanidad. A sus ojos, cualquiera,
por gran profeta que hubiera parecido, "por poderoso en obras y en
palabras" que hubiese podido ser "delante de Dios y todo el
pueblo", cualquiera que es "condenado a muerte y crucificado",
corona su vida con un fracaso radical que destruye todo su significado. Ahora
bien, esa teoría sobre la existencia, teoría que la experiencia corriente corrobora,
es la que es falsa desde ahora.
Debido, en primer término, al Antiguo
Testamento, que anunció por la voz de "Moisés y de los Profetas" que
un hombre, el Mesías, tras haber soportado tales sufrimientos y experimentado
el fracaso que significaban, "entraría", no obstante, "en la
gloria" y obtendría el éxito verdadero.
Y ese anuncio de un vuelco tan categórico de
las cosas, objeto por largo tiempo de una promesa, se ha hecho, a partir de ese
día, realidad. El compañero de camino de los dos discípulos es "Jesús, el
Nazareno", el mismo sobre el que se lamentaban los dos viajeros, a quien
"concernía" la enseñanza de Moisés y de los Profetas, el que vive el
destino inédito que aquellos héroes del pasado habían definido de antemano.
Tras haber "soportado los sufrimientos predichos", "entra ahora
en su gloria".
Se trata, pues, de una comprensión de la vida
totalmente renovada, que Jesús, con su recuerdo del Antiguo Testamento, con su
palabra, con su propia presencia, ofrece a los discípulos. Una teoría de las cosas
que empalma con sus íntimas aspiraciones: se lo dicen uno a otro, reconociendo
que la palabra de Jesús avivaba en ellos un deseo que el tema de la muerte había
como sumido en el olvido.
Señalemos dos aspectos de esta renovación
total que modifica la persona de los discípulos. En primer lugar, que esta
novedad es necesariamente objeto de un compartir, de una comunicación, de un
testimonio. No es posible guardar para sí tan "buena noticia". Una
vez que se les muestra la verdad, los discípulos se van precipitadamente a
Jerusalén para compartir su experiencia y proclamar su descubrimiento... El
autor, además, señala un rasgo sugestivo: Jesús termina su comunicación con la
fracción del pan.
En este gesto, en que san Lucas ve el acto
eucarístico, el evangelista percibe como el espejo en el que aparecen en claro
los rasgos de Jesucristo esbozados ya por "Moisés y los Profetas":
¿no es en ese momento cuando ambos compañeros reconocen a Jesús? La Eucaristía
no celebra a un muerto, sino que proclama que el que estaba muerto vive, y
corresponde a esta nueva representación de las cosas que sitúa la gloria más
allá de los sufrimientos. Participar en la Eucaristía es adherirse a una
comprensión de la vida que encuentra su realización en Jesucristo vivo,
resucitado.
Decididamente, para los cristianos que
celebran la Pascua, nada puede en absoluto ser como antes.
LOUIS MONLOUBOU - LEER Y PREDICAR EL
EVANGELIO DE LUCAS - EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág 315
2.- La narración parte de Jerusalén y termina
en Jerusalén. Un mismo itinerario inversamente recorrido: de Jerusalén a Emaús
(vv.13-32) y de Emaús a Jerusalén (vv. 33-35). Pero, para Lucas, Jerusalén es
algo más que una ciudad. Es el lugar donde están los once y los demás.
Jerusalén es el grupo creyente. Los dos de Emaús han abandonado el grupo y
retornan a él.
Cuando retornan se encuentran con un grupo
que ya cree en Jesús resucitado (v. 34). No son, pues, los dos de Emaús los que
hacen que el grupo sea creyente. Este dato es importante a la hora de
determinar el sentido del relato: éste no va en línea apologética (demostrar la
resurrección de Jesús), sino en línea catequética (mostrar las vías de acceso a
Jesús resucitado, cómo encontrarse con Jesús resucitado). Los destinatarios del
relato no son los que rechazan la resurrección de Jesús, sino los cristianos
que no han tenido el tipo de acceso que tuvieron los testigos presenciales. En
los dos de Emaús estamos tipificados todos los cristianos que no hemos tenido
el tipo de acceso a Jesús que tuvieron los testigos presenciales.
¿Cuáles son nuestras vías de acceso a Jesús?
En primer lugar, la lectura profundizada del A.T. (vv. 25-27). En segundo
lugar, y como culminación de la anterior, la celebración de la Eucaristía.
Es en esta celebración donde finalmente se
abren nuestros ojos para reconocer a Jesús (v. 31). El encuentro interpersonal,
dicen los psicólogos, sólo se da en la medida en que nos situamos en una
realidad que nos trasciende a todos, al mismo tiempo que nos constituye. Esta
realidad es la celebración eucarística en su doble vertiente de Palabra y de
Comida.
DABAR 1981/29
3.- Para la liturgia, la semana de Pascua
constituye una perfecta unidad con el mismo día de la resurrección (el prefacio
nos hace decir todos los días de la semana: "en este día". No es
fácil, ni incluso posible, establecer un determinado orden entre las diversas
apariciones relatadas por los evangelistas.
"Si bien es verdad que ellos están de acuerdo
al referir la aparición inicial del ángel (Mt 28. 5-7; Mc 16. 5-7; Lc 24. 4-7;
Jn 10. 12-13), los cuatro evangelistas divergen en lo que respecta a la
apariciones del mismo Jesús".
"La comparación con la detallada y tan
antigua enumeración de 1 Co 15. 5-7, demuestra, por lo demás, que cada evangelista
no quiso relatar todas las apariciones de Jesús resucitado".
En todo caso, resulta difícil señalar con
precisión la fecha de algunas apariciones. Sin embargo, es cierto que el primer
día de la resurrección fue un día repleto. Citemos las apariciones que entre
todos refieren y sitúan en esta jornada histórica: a María Magdalena en el
huerto (Jn 20. 11-18); a Pedro (alusión en Lc 24.34, consignada también en 1 Co
15. 5); siempre dentro de esta jornada, al caer de la tarde tiene lugar la
conversación con los discípulos de Emaús y después la aparición a los once. El
estupendo relato del reencuentro de Emaús nos recuerda a su modo la importancia
capital, esencial, única, de la resurrección para nuestra fe. Hay cristianos
que dan la impresión en ocasiones de conceder una importancia demasiado
exclusiva a la muerte redentora del Salvador. Los discípulos de Emaús
constituyen un ejemplo estupendo de los creyentes que detienen su creencia en
la muerte... Les falta lo principal, lo que da sentido a todo lo demás, incluso
a esa muerte que, sin la resurrección, es un fracaso: "Nosotros
esperábamos", en imperfecto.
Este pasaje tiene para nosotros un especial
interés. Es la primera vigilia bíblica del N.T., ¡y bajo la dirección de qué
celebrante! "Comenzando por Moisés y por todos los profetas, les fue
declarando cuanto a él se refería en todas las Escrituras".
Ahí tenemos el hilo conductor y el plan ideal
de una velada bíblica sobre un tema determinado: recorrer el A.T. bajo un punto
de vista concreto y desembocar en Cristo que es la realización del mismo.
Esta "velada bíblica" de Emaús no
es la única que en esta tarde dirige el celebrante extraordinario que es el
Señor. En efecto, el evangelio de Lc, en el relato que hace de la aparición a
los once de la misma tarde del día de la resurrección, nos dice: "Jesús les
dijo: era preciso que se cumpliera todo lo que está escrito en la Ley de Moisés
y en los Profetas y en los Salmos de mí. Entonces les abrió la inteligencia para
que entendiesen las Escrituras" (Lc 24. 44-45).
Es característico señalar la unión existente entre
estas meditaciones bíblicas y la comida. Cuando tiene lugar la aparición a los
once, Jesús come con ellos para disipar toda duda sobre la realidad de su presencia
(Lc 24. 43). Ya hemos leído que la conversación de Emaús desemboca en una
comida. Incluso muy bien puede suceder que se trate de la primera eucaristía
que fuese, a diferencia de la Cena, el Memorial de una realidad cumplida; en
este caso tendríamos ahí el modelo de todas nuestras misas: Palabra y después
Pan (Lc, al emplear aquí este término técnico -Fracción del Pan- que repetirá
en Hch 2. 42, piensa, sin duda, en la Eucaristía.-Biblia de Jerusalén. Nota
relativa a Lc 24. 35).
L. HEUSCHEN - LA BIBLIA CADA SEMANA - EDIC.
MAROVA/MADRID 1965.Pág 165
4. - Buscar todo "lo bueno"
que un hombre puede compartir con otro hombre, cualquiera que éste sea, es
hacer un camino que, según la fe cristiana, desemboca en la fraternidad
universal. Jesús caminaba junto a dos hombres que sólo iban a Emaús. Estos
andaban un camino muy corto; aquél, resucitado, acababa de comenzar con su vida
y con su entrega a la muerte un camino mucho más largo y ambicioso, el camino
del hombre, de todo hombre hacia el Reino de Dios. Unos y otros, al partir y al
compartir, se juntaron en una misma marcha hacia un mismo destino.
EUCARISTÍA 1990/21
5. EU/CAMINO-EMAUS.
Este evangelio es -precisamente porque refleja
nuestro propio camino de fe- un retrato de la Eucaristía que celebramos cada
domingo. Cuando nos juntamos para la celebración hemos estado haciendo camino,
durante la semana, con ilusiones y decepciones, con momentos de búsqueda y de
duda, con experiencias dolorosas y otras de alegría. Es el camino de Emaús. Y
aquí, en la asamblea, los compartimos con Jesús, en la Escritura. Los
"sucesos" de nuestra vida los ponemos ante los "sucesos"
vividos por Jesús. La Palabra viva del Señor "enciende nuestros corazones"
y da una nueva luz a todo aquello vivido. Después, en el gesto de compartir la
mesa, renovamos aquel gesto del Señor, la fracción del pan, y todos sus actos
de amor a hombres y mujeres concretos.
Jesús se nos hace presente y se nos hace
alimento. Finalmente nos levantamos y volvemos al lugar de donde hemos venido,
nos disponemos a rehacer el camino, a vivirlo con nueva ilusión, a anunciar a
los demás la alegría de haber visto al Señor.
J. ROMAGUERA - MISA DOMINICAL 1990/09
6. ADMIRACION/J
La fe en JC tiene además una historia
personal que acontece en cada individuo. Al comienzo de esa historia se
encuentra casi siempre la admiración. Y es que nos admiramos cuando topamos con
algo que, anteriormente, no nos habíamos encontrado, que sobrepasa nuestra
capacidad de imaginación y de lo que en adelante ya no nos podemos deshacer;
ésta es, precisamente, la experiencia del evangelio cuando en él se describe
que "ardía el corazón".
EUCARISTÍA 1987/22
7.- Texto: Este domingo no está tomado de
Juan, sino de Lucas. Muy en consonancia con los gustos de este autor, el texto
es un relato de viaje o de camino. Pero el sentido del camino que hacen los dos
discípulos es exactamente el contrario del que habían hecho antes siguiendo a
Jesús. Contrario en geografía, porque se marchan de Jerusalén; contrario sobre
todo en motivación, porque el camino que ahora hacen es el de la desesperanza.
"Nosotros teníamos la esperanza de que él fuera el libertador de
Israel". El término "libertador" y la expresión "libertador
de Israel" son característicos de Lucas. Remiten a la expresión
"liberación de Israel", usada en los comienzos de la obra para
expresar las esperanzas del pueblo, representadas por Simeón (Lc 2, 25) y por
Ana (Lc 2, 38). Esta liberación debía ser función del Mesías. Ya desde esos
comienzos ha dejado Lucas muy claro su punto de vista: Jesús es el Mesías y,
consiguientemente, el libertador de Israel.
Los dos discípulos, en cambio, han dejado de
compartir este punto de vista. La condena a muerte de Jesús por la autoridad
competente les cierra toda posibilidad de ver en Jesús al libertador de Israel.
La cruz no encajaba en sus esquemas de Mesías y por ello mismo era un escándalo
y un obstáculo insalvable. De ahí su camino de desesperanza. CZ/ESCANDALO: El desconocido caminante que se ha unido
a los dos discípulos les echa en cara su desconocimiento del Antiguo
Testamento. La frase "lo que anunciaron los profetas" es una
expresión que designa al Antiguo Testamento en su totalidad. La cruz del Mesías
no es un escándalo; es una misteriosa necesidad recogida en todo el Antiguo Testamento.
La hospitalidad de los dos discípulos hace
posible el reconocimiento definitivo del desconocido en la mesa al partir el
pan, en clara preferencia al gesto de la cena del Señor de Lc.22, 19. Los dos
discípulos pueden así rehacer el camino a Jerusalén y formar parte del grupo
cristiano, el cual lo es por vivir la certeza de la resurrección de Jesús.
Comentario: Es bastante perceptible que la finalidad de Lucas es didáctica:
hacer ver que al libertador o Mesías se le encuentra en la lectura de la Palabra
de Dios y en la celebración de la Eucaristía. El relato no responde al qué,
sino al dónde. No pretende hacer ver que Jesús ha resucitado, sino dónde
encontrar a Jesús resucitado.
Biblia y Eucaristía. Lectura y celebración.
Ambas le son necesarias al cristiano si ha de ser portador de esperanza.
A. BENITO - DABAR 1990/26
8. JERUSALEN/Lc.
La narración parte de Jerusalén (v. 13) y
termina en Jerusalén (v. 33). Un mismo itinerario inversamente recorrido: de
Jerusalén a Emaús, salida de (vs. 13-32), de Emaús a Jerusalén, vuelta a (vs.
33-35). Pero para Lucas Jerusalén es algo más que una ciudad; es el lugar donde
están "los once y los demás" (vs. 9 y 33). Jerusalén es algo más que
una referencia geográfica; es una referencia a un grupo de personas. A este
nivel hay que hablar de abandono del grupo y retorno al grupo.
La situación del grupo es distinta al
comienzo y al final del relato. Al comienzo es una situación de incredulidad
(cfr. 24, 11: "Ellos lo tomaron por un delirio y se negaron a
creerlas").
Al final es una situación de fe (cfr. 24, 34:
"Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón"). Nótese
que esta situación existe ya cuando los dos de Emaús se reencuentran con el
grupo; no son ellos los que la crean. Este dato literario es muy importante para
detectar el sentido del texto.
Fijémonos detenidamente en el v. 34. Es una exclamación
entusiasta. Pero en esta exclamación puede distinguirse un doble momento:
"El Señor ha resucitado", "se ha aparecido a Simón". Es
decir, el v. 34 reproduce en pequeño lo que el lector ha podido ver
desarrollado en los vs. 13-32. La creencia en Jesús resucitado descansa en unos
testigos presenciales en nada predispuestos a tal creencia. La fe en la
resurrección tiene una base pericial suficiente para generar una certeza histórica.
La estructuración global del relato y la particular del v. 34 están al servicio
de esta certeza. Lucas viene a decir lo siguiente: la fe en la resurrección de
Jesús está fundamentada en criterios de autenticidad histórica. Por
consiguiente, añadimos nosotros, la opción creyente es más fidedigna que la no
creyente. Pero esta última afirmación es sólo un añadido nuestro. El análisis
literario revela que la finalidad de Lucas al componer el relato no va por la
línea apologética (demostrar la resurrección de Jesús). La finalidad de Lucas
es catequética: mostrar las vías de acceso a Jesús resucitado, cómo encontrarse
con Jesús resucitado. Los destinatarios del relato no son los que rechazan la
resurrección de Jesús, sino los cristianos que no han tenido el tipo de acceso
que tuvieron los testigos presenciales.
El paradigma de estos cristianos son los dos
de Emaús. Ellos experimentan el desencanto y la duda. El símbolo de esta
experiencia es el camino de Emaús (cfr. vs. 13-14. 21-24). Es un camino de retirada,
de falta de visibilidad (v. 16). ¿Por qué asustarnos si hacemos esta misma
experiencia? Teniendo a la vista esta experiencia y en respuesta a la misma
compone Lucas el relato. Una primera vía de acceso a Jesús resucitado es la
lectura profundizada del Antiguo Testamento (vs.25-27). ¿No ardía nuestro
corazón mientras nos explicaba las Escrituras? (v. 32). Una segunda vía,
culminación de la anterior, es la fracción del pan (v. 30), término técnico
para designar la Eucaristía (cfr. Hech. 2, 42; 20, 7). Es aquí donde finalmente
"se les abrieron los ojos y lo reconocieron" (v. 31). En la Palabra y
la Cena (las dos partes de la Misa) es donde nos encontraremos también nosotros
con Jesús resucitado. Este encuentro del mismo tipo (tipo de encuentro, no tipo
de acceso; no hay, pues, contradicción con lo escrito anteriormente) al vivido
por los primeros testigos. Ellos garantizan un encuentro por el tipo de acceso
que tuvieron a él, pero no son los únicos en poder vivir el encuentro con el
resucitado; también nosotros podemos vivirlo si escuchamos la Palabra e
insistimos en hospedar al que viene tan desapercibidamente que puede
confundírsele con unas raciones de pan y vino.
DABAR 1978/25
9.- Jesús alcanza a estos dos discípulos que
marchan hacia Emaús que dista de Jerusalén unos treinta kilómetros. Ellos han
oído hablar a las mujeres sobre la tumba vacía, pero, al parecer, no hacen
mucho caso de esta noticia. Jesús les invita a conversar con él mediante su
pregunta y ellos se desahogan contándole los sucesos que han tenido lugar en
Jerusalén. Su situación de ánimo es significativa y debe considerarse que era
común entre todos los discípulos de Jesús. Vieron en el Maestro a un gran
profeta, acreditado por sus palabras y obras ante todo el pueblo; pero al fin
sucedió lo incomprensible: sus enemigos, los que ostentaban el poder temporal y
espiritual de Israel, lo han crucificado.
Estos discípulos no culpan de la muerte de
Jesús al pueblo, sino sólo a las autoridades. En el Profeta de Nazaret creyeron
haber encontrado al Mesías prometido que libraría a Israel de todas las
opresiones, y ahora resulta que, antes de iniciar su obra, ha sucumbido ante
sus enemigos sin que Dios haya intervenido ni antes ni después de su muerte.
Por eso no comprenden nada y marchan derrotados y sin esperanza, que ya han
pasado tres días y el "asunto" del Nazareno parece haber sido liquidado
para siempre.
Si hubieran contado con la resurrección,
estos discípulos hubieran recibido con gozo la noticia de las mujeres y no
hubieran dejado que su escepticismo les quitara la esperanza. Jesús no les
reprocha su falta de fe, sino su falta de entendimiento para comprender las
Escrituras. Ellos sólo habían tenido ojos y oídos para la gloria del Mesías,
pero no comprendieron una sola palabra de lo que habían anunciado los profetas
sobre el "Siervo de Yavé". No comprendieron que el camino hacia la
gloria pasaba por la cruz. No comprendieron que Jesús "tenía" que
padecer según el plan de Dios y según lo que él mismo les había dicho
repetidamente (9, 22; 13, 33; 17, 25; 22, 37; 24, 44) Y no comprendieron nada
de esto porque estaban llenos de prejuicios sobre un mesianismo a ras de tierra
y de los problemas meramente temporales de Israel. Jesús les muestra cuán
equivocados andaban y les interpreta el sentido de los textos mesiánicos del
A.T. Pero no les recuerda lo que él mismo ya había anunciado porque todavía no
quiere darse a conocer.
Jesús quiere hacerse invitar por los dos
discípulos, según el modo de hablar de los judíos, "el día va de
caída" a partir de mediodía. No hace falta pensar que fuera excesivamente
tarde.
Para honrar a su huésped le invitan a que
presida la mesa. Y según era costumbre entre los judíos, Jesús pronunció la
acción de gracias, bendiciendo a Dios por el pan, lo partió y les dio para que
comieran. En este momento le reconocieron. Jesús resucitado se les manifestó y
ellos se convirtieron en sus testigos. Naturalmente, corrieron a comunicar la
noticia.
EUCARISTÍA 1981/22
10.- El camino a Emaús es el camino de la fe
a partir de la vida y acción ("¿eres tú el único forastero en Jerusalén
que no sabes lo que ha pasado allí estos días?"), el camino del
reconocimiento, el camino de experimentar como se van abriendo los ojos (te son
abiertos y no sabes cómo), escuchando la Palabra de Dios y participando de la
fracción del pan, alrededor del Resucitado (un ausente presente).
Lucas, a partir de un "material
común", elabora una preciosa catequesis cristológica sobre la fracción del
pan y sobre cómo se lee la Escritura desde el acontecimiento pascual. La clave
interpretativa gira alrededor del hecho de reconocer a Jesús resucitado, que,
al mismo tiempo, implica la misión de anunciarlo vivo. Esta catequesis tiene
como marco "el primer día de la semana" (Día del Señor) y como
objetivo posibilitar que los ojos "te sean abiertos" después de
participar en la escuela de la Palabra y en la fracción del pan, aspectos de la
presencia del Resucitado (en un contexto de ausencia: "pero él
desapareció").
Es necesaria la iniciativa de Jesús: "se
acercó y se puso a caminar con ellos"; pero, sus ojos eran incapaces de
reconocerlo.
Al final del camino (que, a pie, notemos, es
largo, y que parte del lugar clave: Jerusalén), "a ellos se les abrieron
los ojos" (gratuitamente, no por iniciativa suya) "y lo reconocieron
" (cumbre del texto).
Una vez lo han reconocido, vuelven a
Jerusalén, donde con los Once hacen la profesión de fe (cf. 1C 15,4-5). Lucas
hace coincidir la reunión de todos los discípulos en Jerusalén porque es desde
allí, una vez recibido el Espíritu Santo, que el anuncio pascual se extenderá a
todos los rincones de la tierra (cf.continuación en el Libro de los Hechos). La
escena del camino de Emaús no tiene paralelos en los evangelios, excepto un eco
en el final canónico de Mc 16,9-20(vv. 12-13).
JAUME FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990/09
11.- Como otros relatos y secciones de la
obra lucana, este relato tiene una estructura concéntrica bien definida, al
servicio del interés teológico. El encuentro del eunuco con Felipe que hallamos
en el libro de los Hechos de los Ap6stoles sigue una estructura idéntica al
relato de los dos discípulos de Emaús.
Desde la salida de Jerusalén hasta la vuelta,
diversas correspondencias convergen en el centro: "¡El está vivo!" El
intento de Lucas es mostrar la presencia viva del crucificado-resucitado entre
sus discípulos. La tristeza inicial contrasta con la alegría del final que hay
que comunicar inmediatamente. Los dos discípulos hablan de Jesús de Nazaret, de
sus obras y palabras poderosas, de su crucifixión. Jesús les dará el sentido de
su vida a la luz de las Escrituras. Ellas hablan de Jesús. Jesús habla de
ellas. La fe en Jesús resucitado no nace del sepulcro vacío, sino del encuentro
con él. Lucas centra este encuentro en las Escrituras (que preparan el corazón)
y en la Eucaristía (lo reconocen al partir el pan). Ni que decir tiene que,
además del mensaje central de este relato, hay una infinidad de elementos
vitales que Lucas sabe describir o insinuar con una gran belleza y eficacia, y
que nos pueden ayudar a comprender el itinerario de la fe.
J. M. GRANÉ - MISA DOMINICAL 1993/06
12. Lc/24/13-35
El relato de la aparición a los discípulos de
Emaús nos presenta la experiencia de dos discípulos el día de Pascua. Son dos
seguidores de Jesús -uno de ellos se llamaba Cleofás (v 18) y no pertenecía al
grupo de los once.
El episodio transmite, con un arte difícil de
igualar, una experiencia humana única, en la que advertimos tanto el
abatimiento y la desolación por lo que había acontecido a Jesús de Nazaret como
el renacimiento de la esperanza gracias a una manifestación del resucitado. El
encuentro (13-16) y el diálogo (17-27) permiten ver los límites de la fe que
aquellos discípulos tenían puesta en Jesús. Veían en él a «un hombre y profeta
poderoso» (19) que hubiera podido redimir a Israel como un nuevo Moisés
-también llamado profeta poderoso en Hch 7,22-35-, pero no habían descubierto
todavía que Jesús redimiría a Israel precisamente a través de su muerte y
resurrección. Habían oído los rumores de las apariciones de los ángeles a las
mujeres, afirmando que «Jesús estaba vivo» (23; cf. v 5 y Hch 1,3- 25,19), pero
no las habían creído. Haciendo camino (25-27), Jesús les interpreta las
profecías del AT, que anunciaban el sufrimiento del Mesías (cf. Lc 18,31- Hch
26,23). Así les ayuda a aceptar que la pasión de Jesús era su camino hacia la
gloria (26; cf. Lc 9,22; 22,69).
La escena en la que culmina la narración es
-como en todas las apariciones del resucitado- la del reconocimiento: «se les
abrieron los ojos y lo reconocieron» (31) Eso ocurría cuando Jesús, al ser
convidado a casa de uno de ellos, tomó la iniciativa de bendecir, partir y
darles el pan. Jesús quiere que le reconozcan al principio de la cena, mientras
él, bendiciendo el pan, cumple la función de cabeza de familia. Al descubrirlo
los dos, se les hace invisible, porque su presencia gloriosa no es ya la misma
que la de su vida terrena.
El final de la narración nos presenta a los
discípulos corriendo a comunicar la noticia a los once y a sus compañeros (33).
Los encuentran comentando lo que le había pasado a Simón: «Verdaderamente el
Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón» (34). La narración incorpora así
otra aparición del resucitado, en este caso a uno de los once, aparición
referida también en la primera carta a los corintios (15,5).
D. ROURE - LA BIBLIA DIA A DIA - Comentario
exegético a las lecturas de la Liturgia de las Horas - Ediciones
CRISTIANDAD.MADRID-1981. Pág. 886 s.
PROPUESTA DE
CANTOS DOMINGO III DE PASCUA CICLO A 2023
01.-QUEDATE CON NOSOTROS (J.A. Espinoza)
QUÉDATE
CON NOSOTROS,
LA
TARDE ESTÁ CAYENDO. ¡QUÉDATE!
¿Cómo
te encontraremos, al declinar el día,
si
tu camino no es nuestro camino?
Detente
con nosotros, la mesa está servida,
caliente
el pan y envejecido el vino.
¿Cómo
sabremos que eres un hombre
entre
los hombres,
si
no compartes nuestra mesa humilde?
Repártenos
tu Cuerpo y el gozo irá alejando
la
obscuridad que pesa sobre el hombre.
Vimos
romper el día sobre tu hermoso rostro
y
al sol abrirse paso por tu frente,
que
el viento de la noche no apague el fuego vivo
que
nos dejó tu paso en la mañana.
Arroja
en nuestras manos, tendidas en tu busca,
las
ascuas encendidas del Espíritu,
y
limpia en lo más hondo del corazón del hombre,
tu
imagen empañada por la culpa.
02.- EN TORNO AL PAN
EN TORNO AL PAN LE CONOCEMOS,
EN TORNO AL PAN, EN TORNO A ÉL.
La entrega suprema
de su amor,
a manos llenas se reparte;
Comamos todos de este
pan,
a manos llenas se reparte.
Comamos todos de
este pan
en esta mesa
compartida,
Jesús invita con
su cuerpo,
Jesús invita a
esta comida.
La mesa siempre está
servida,
caliente siempre
está su pan,
Comamos todos de
su cuerpo,
comamos todos de
su pan.
Una vez más hoy le
recibes,
Jesús te llena de
su amor,
felices y contentos
hoy comamos,
vivamos
una Iglesia en comunión.
03.- PAN SABROSO (Carmelo Erdozain)
Pan
sabroso del trigal,
vino
nuevo de amistad,
hoy
le llevamos, le presentamos,
ellos
serán sacramento y manjar.
Presentemos
al Señor
como
ofrenda, nuestro amor,
nuestro
trabajo, nuestro descanso:
ellos
serán, nuestra humilde oblación.
Le
llevamos al Señor
la
pobreza y el dolor,
nuestras
cosechas, nuestras ofrendas,
ellas
serán, nuestra liberación.
04.- TRAEMOS A TU ALTAR
TRAEMOS A TU ALTAR CON EL VINO Y EL PAN
NUESTRAS OFRENDAS.
TRAEMOS A TU ALTAR CON LOS HOMBRES
SU AFÁN Y SUS PROBLEMAS.
Con
los hombres que trabajan el pan con sudor
ofrecemos
nuestro esfuerzo;
por
los hombres que no tienen trabajo ni pan,
te
pedimos el sustento.
Con
los hombres cuyas vidas son fruto de bien
ofrecemos
nuestra entrega;
por
los hombres cuyas vidas son pena y dolor,
que
sepamos estar cerca.
Con
los hombres que construyen un mundo de paz,
ofrecemos
nuestras manos;
por
los hombres que padecen la guerra y el mal,
que
seamos solidarios
05.- EL PEREGRINO DE EMAUS
¿Qué llevabais conversando?, Me dijiste,
buen amigo.
Y me detuve asombrado a la vera del
camino.
¿No sabes lo que ha pasado ayer en
Jerusalén,
de Jesús de Nazaret a quien clavaron en
cruz?
Por eso me vuelvo triste a mi aldea de
Emaús. (bis)
Van tres días que se ha muerto y se acaba
mi esperanza.
Dicen que algunas mujeres al sepulcro
fueron de alba.
Pedro, Juan y algunos otros hoy también
allá buscaron,
más se acaba mi esperanza no encontraron a
Jesús.
Por eso me vuelvo triste a mi aldea de
Emaús. (bis)
POR EL CAMINO DE
EMAÚS
UN PEREGRINO IBA
CONMIGO;
NO LE CONOCÍ AL
CAMINAR,
AHORA SÍ, EN LA
FRACCIÓN DEL PAN.
¡Oh tardíos corazones! ¡Qué ignoráis las
escrituras!
Los profetas, en la ley ya se anunció que
el Mesías padeciera.
Y por llegar a su gloria escogiera la
aflicción.
En la tarde de aquel día yo sentí que con
Jesús
nuestro corazón ardía, a la vista de
Emaús. (bis)
Hizo señas de seguir más allá de nuestra aldea,
y la luz del sol poniente pareció que se
muriera;
quédate forastero, ponte a la mesa y
bendice”.
Y al destello de su luz, en la bendición del
pan,
mis ojos conocerán al amigo de Emaús.
(bis).
Versión
Latinoamericana – cancionero “Soy Cristiano”
06.- CAMINO DE EMAUS (Cesareo Garabain)
1.
Un día caminaban dos amigos a Emaús (bis)
Lloraban
su tristeza por la muerte de Jesús (bis).
De
pronto en el camino una sombra se acercó
La
noche de su pena con su luz se iluminó. (bis)
2.
Morir tiene sentido como el grano que al caer (bis)
Se
muere la semilla para luego florecer (bis).
Jesús
murió clavado en el madero de la cruz
Su
muerte nos da vida y la noche se hace luz. (bis)
3.
El grano se hace espiga, la semilla se hace flor (bis)
La
muerte engendra vida en la victoria del señor (bis).
Ya
puedo hallar sentido a nuestra muerte y al dolor
Jesús
los ha asumido en el calvario redentor.
(bis)
4.
Nosotros caminando, caminando hacia Emaús (bis)
Debemos
invitar a nuestro amigo que es Jesús (bis).
Queremos
que te quedes, no te vayas por favor
Que
el mundo está muy triste y necesita de tu amor.
(bis)
07.- TE CONOCIMOS AL PARTIR EL PAN (Joaquín Madurga)
Andando
por el camino te tropezamos, Señor,
te
hiciste el encontradizo, nos diste conversación.
Tenían
tus palabras fuerza de vida y amor,
ponían
esperanza y fuego en el corazón.
TE
CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN.
TÚ
NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. (2)
Llegando
a la encrucijada, Tú proseguías, Señor,
te
dimos nuestra posada, techo, comida y calor;
sentados
como amigos a compartir el cenar,
allí
te conocimos al repartirnos el pan.
Andando
por los caminos te tropezamos, Señor,
en
todos los peregrinos que necesitan amor;
esclavos
y oprimidos que buscan la libertad,
hambrientos,
desvalidos, a quienes damos el pan.
08.- JESUS NUESTRA PASCUA (J. Pedro Martins)
JESÚS,
NUESTRA PASCUA,
POR
TODOS MURIÓ.
CANTEMOS
ALEGRES
QUE
RESUCITÓ.
CANTEMOS
ALEGRES
QUE
RESUCITÓ.
1.
Pascua sagrada,
oh
fuente de alegría.
Despierta
tú que duermes
que
el Señor resucitó.
Despierta
tú que duermes
que
el Señor resucitó.
Pascua
sagrada,
oh
pascua siempre nueva.
Dejad
al hombre viejo
revestíos
del Señor.
Dejad
al hombre viejo
revestíos
del Señor.
2.
Pascua sagrada,
Dios
se hizo igual al hombre.
Nos
habla por su Hijo
que
es Maestro y Salvador.
Nos
habla por su Hijo
que
es Maestro y Salvador.
Pascua
sagrada,
oh
fiesta del bautismo.
Renacidos
por el agua
somos
hijos del Señor.
Renacidos
por el agua
somos
hijos del Señor.
3.
Pascua sagrada,
oh
Pascua salvadora.
Al
pueblo prisionero,
el
Señor ya rescató.
Al
pueblo prisionero,
el
Señor ya rescató.
Pascua
sagrada,
oh
pascua redentora.
Jesús
es el Cordero
que
por todos se inmoló.
Jesús
es el Cordero
que
por todos se inmoló.
4.
Pascua sagrada,
oh
canto de Alabanza:
su
nombre alabemos
porque
eterno es Su Amor.
Su
nombre alabemos
porque
eterno es Su Amor.
09.- REGINA CAELI
Regina
Caeli, laetáre Alleluia
Quia
quem meruisti portare Alleluia
Resurréxit,
sicut dixit Alleluia
Ora
pro nobis Deum Alleluia
10.- REINA DEL CIELO
Reina
del cielo, alégrate, ¡Aleluya!
porque
el Señor,
a
quien mereciste llevar, ¡Aleluya!
resucitó
según su Palabra, ¡Aleluya!
Ruega
al Señor por nosotros, ¡Aleluya!.
11.- MADRE DE LOS CREYENTES (Francisco Palazón)
MADRE
DE LOS CREYENTES
QUE
SIEMPRE FUISTE FIEL,
DANOS
TU CONFIANZA,
DANOS
TU FE.
1.
Pasaste por el mundo
en
medio de tinieblas
sufriendo
a cada paso
la
noche de la fe
sintiendo
cada día
la
espada del silencio
a
oscuras padeciste
el
riesgo de creer.
2.
La fe por el desierto
a
lomos de un asnillo
la
fe cuando en las bodas
Jesús
se hizo esperar
la
fe cuando pensaron
que
el Hijo estaba loco
la
fe sobre el calvario
al
borde de acabar.
3.
Guardaste bajo llave
las
dudas y batallas
formándose
el misterio
al
pie del corazón
debajo
de tu pecho
de
amor inagotable
la
historia se escribía
de
nuestra redención.
12.- HOY SEÑOR TE DAMOS GRACIAS
HOY
SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS,
POR
LA VIDA, LA TIERRA Y EL SOL.
HOY
SEÑOR, QUEREMOS CANTAR,
LAS
GRANDEZAS DE TU AMOR.
Gracias
Padre, mi vida es tu vida,
tus
manos amasan mi barro,
mi
alma es tu aliento divino,
tu
sonrisa en mis ojos está.
Gracias,
Padre, Tú guías mis pasos,
Tú
eres la luz y el camino,
conduces
a Ti mi destino,
como
llevas los ríos al mar.
Gracias,
Padre, me hiciste a tu imagen
y
quieres que siga tu ejemplo
brindando
mi amor al hermano,
construyendo
un mundo de paz.
13.- AMOR ES VIDA
Amor
es vida, vida es alegría,
quien
nunca amó vivió sin ilusión.
Alegres
cantan sus melodías las ansiedades del corazón (2)
ALEGRE
ESTOY, CANTANDO VOY,
ESTE
ES EL DÍA QUE HIZO EL SEÑOR (2)
Cuando
recuerdo aquel amor divino que,
siendo
Dios, al suelo descendió,
Mi
alma canta, mi alma goza,
porque
la vida me dio el Señor (2)
Yo
soy feliz por cada día nuevo,
por
la ilusión de ver amanecer,
Por
las estrellas y por el cielo, p
or
la alegría de renacer (2)
Por
los caminos áridos del mundo,
busco
la huella de un amor feliz.
Soy
peregrino soy vagabundo,
un
cielo eterno brilla hoy en mí. (2)