sábado, 21 de julio de 2012

COMENTARIO DOMINICAL DEL 22 DE JULIO DEL 2012


¿MIRO YO ASÍ A LA GENTE?

1º LECTURA Jer.  23, 1‑6: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores.

SALMO: Sal 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.

2º LECTURA  Ef. 2, 13‑18: Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.

EVANGELIO  Mc. 6, 30‑34: Andaban como ovejas sin pastor.


Marcos pone aquí dos fotos: Jesús con sus discípulos y Jesús con la gente. Jesús formador de hombres, escucha a sus elegidos que vuelven de su primera misión es la única vez que Marcos los llama apóstoles, sin duda para subrayar su nueva relación con Jesús. Ellos cuentan y cuentan; Jesús les escucha con una atención llena de amistad; se han convertido en sus colaboradores, que pronto atraerán a él a la gente.
Y esto nos orienta hacia la segunda foto, la más importante: Jesús está rodeado de gente y él la mira. Su mirada me remite a mis propias miradas: ¿es así como miro yo a la gente? Marcos dice: “Les dio lástima de ellos”. En el evangelio esta expresión nos revela siempre una verdadera conmoción llena de cariño. Y Marcos nos da la razón de esta actitud: Jesús los ve “como ovejas sin pastor”. Diríamos para la gente de hoy de la que formamos parte nosotros mismos: hombres desorientados que no saben por qué sufren y por qué viven. He aquí por qué a pesar de su enorme fatiga y de su necesidad de descanso en medio del pequeño grupo de los discípulos, Jesús se entrega a aquella gente y se pone a “enseñarla con calma”. Vendrá más tarde el milagro de la multiplicación de los panes, pero no es por el pan material por lo que ha venido Jesús. Sí, él les dará  de comer y más tarde incluso será su pan de vida en la eucaristía. Pero para que comprendan lo que él es y lo que les trae, en primer lugar es preciso que les hable. Ser Jesús para la gente es mirarla como él, con un corazón lleno de cariño y hablarle del  sentido de la vida. ¡Impulsando la vida!. El hecho de que haya en nuestra civilización tan avanzada tantos hombres que mueren de hambre o que se ven azotados por la guerra, demuestra que los jefes que dirigen actualmente el mundo no miran a la gente, sino que cuentan una y mil veces sus armamentos.
¿Entonces?. ¡No podemos nada! Meditar sobre “Jesús y la gente” no cambiará al mundo. Más  vale  que  mire  a  mí  alrededor  a las pocas personas que puedo ayudar y quizás instruir. Eso hay que hacerlo desde luego; mirar a lo lejos es a veces una evasión, pero cuando nos encerramos en la única preocupación por los que están cerca, dejamos que el  mundo  vaya  errando  sin pastores.  ¿Quién puede gritar el evangelio sobre los techos sino los cristianos?  ¿Quién sabrá que Jesús está ahí, entre nosotros, para salvar al mundo, si los cristianos se callan?  El bienestar de la gente se juega en las elecciones, en las asambleas, en las discusiones sobre las leyes y los presupuestos, en los combates  por los  indefensos,  en  los medios de  comunicación  que  crean la  opinión pública.
Mantenerse lejos de todo eso para ir a refugiarse junto a Cristo es engañarse sobre Cristo. Cuando él miraba a la gente, se sentía lleno de cariño, pero de un cariño que lo comprometía. Habló  con  calma  a  la  gente  y  murió  por  ella. Ser discípulos suyos es intentar hablar a la gente por todos los medios.  Y son muchos. Es entrar en las grandes acciones contra la ignorancia, el  hambre, la  injusticia.  Sólo  el  amor que se compromete habla de Cristo.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez