viernes, 6 de julio de 2012

AL MAESTRO EN SU DIA


EL MAESTRO CREADOR [1]

0. Introducción.

Son muchos los conceptos que se le dan al maestro[2] pero entre ellos hay que destacar la que nos interesa: hombre que consagra su vida a la profesión educativa.  El maestro es una de las formas que hay de ser educador. El educador es el que realiza  una función pedagógica, cualquiera que ésta sea. El maestro es quien dedica toda su vida a esta profesión, es decir, el profesional y técnico de la educación[3]. Constituye el órgano decisivo de la educación. Esta consagración personal le llevará a tratar de conocer y buscar unos objetivos y a desplegar unos medios que son los que le ayudará en la sistematización del trabajo por parte del maestro, que es uno de los principales aspectos que diferencian esta función la del educador.

Son muchos los autores que opinan que la principal misión de los maestros es proporcionar instrucción a sus alumnos y otros creen que esta es la única misión, que tiene, es difícil poder separar tajantemente la gestión instructiva de la educativa. Ser maestro es una de las formas de ser educador. Si entendemos la educación como  perfeccionamiento de las facultades específicamente humanas, resulta simple la imagen de un maestro que sólo se preocupe de almacenar más y más conocimientos útiles, en la mente de sus alumnos (resultado de una función puramente instructiva).

1. Breve historia.

El origen de la profesión de maestro se pierde en los orígenes históricos.

Aquellos hombres que en los diferentes pueblos poseían cierta cultura general o profesional, procuraban reunirse con algunos discípulos a los que transmitían sus conocimientos, casi siempre aquellos que les serían útiles más tarde para poder vivir de un modo adecuado en su propia comunidad. Los contenidos formativos solían tener fundamentalmente una orientación social.

En Grecia durante el período denominado clásico, se le encomendaba a unos esclavos (pedagogos[4]). Luego venía el gramatista[5] , el citarista[6], el paidotriba[7]. El Roma, durante los primeros siglos, el padre de familia era en cada hogar un auténtico educador de los hijos, los cuales también recibían numerosos cuidados educativos por parte de la madre. En la época clásica la educación dependía exclusivamente de los maestros, cuyos nombres y funciones eran el ludi magister o litterator[8], el grammaticus[9]  y el rethor[10].

En la Edad Media tenemos noticias de magníficos maestros dedicados por entero a la profesión en las escuelas catedralicias y catequísticas y en los centros de cultura superior, como las universidades. En la baja Edad Media algunos municipios se preocuparon por abrir escuelas públicas para la enseñanza de las artes liberales. Sus maestros eran de ordinario bachilleres titulados que solían impartir sólo los primeros rudimentos culturales.

Pero los maestros tal como los concebimos hoy, aparecen en realidad durante la Edad Moderna. Surgen primero los “preceptores de príncipes” y, más tarde, cuando se va imponiendo la escuela común y popular y, sobre todo, cuando el estado paso a regir la instrucción publica, los maestros de oficio”

Últimamente, el papel del maestro es uno de los más necesarios para cualquier sociedad, aumentando cada vez más sus necesidades y el grado o nivel de la formación requerida para el ejercicio dela profesión.

2. Funciones del Maestro.

Debido a los adelantos científicos y técnicos muchos están tentados a considerar que la función del maestro tiene que perder su importancia en virtud de la efectividad de las máquinas de enseñar y demás ingenios mecánicos. Aparte, se repite hasta la saciedad  la máxima didáctica que recuerda que el principal agente de la educación es el alumno y no el maestro, que si aquél (el alumno) no quiere, la formación no puede realizarse, que la educación es, sobre todo, autoeducación, etc..

Que el alumno trabaje y que por este trabajo se vaya  completando su formación, constituye la base de la nueva sistemática educativa. Será efectivamente buen maestro aquél que sepa motivar a sus alumnos hacia la reflexión y la actividad, el que consiga desterrar de la clase la indiferencia ante el trabajo y cualquier sensación de rutina. Es indudable que el recuerdo de aquél tipo de maestro preocupado exclusivamente de su palabra, que se esmera en la explicación y que gusta de escuchar de su propia verborrea ha sido una de las causas principales de la crisis del concepto tradicional de maestro.

Los nuevos adelantos no pretenden quitarle la dignidad o categoría al maestro, pues su cometido sigue siendo necesario y muy interesante. El maestro continúa procurando el enriquecimiento cultural y formal de aquellas nuevas generaciones que se le encargan y, precisamente en una época en que el superdesarrollo técnico amenaza con suprimir la provechosa relación educativa, su presencia entre los niños y jóvenes puede incluso ser más necesaria que antes. Hoy, efectivamente, el diálogo maestro-alumno se hace de todo punto imprescindible.

Las funciones del maestro podrían establecerse de este modo:
-          Programación del trabajo diario en el que profesores y alumnos ejercitarán su autonomía y aceptarán sus responsabilidades tomando decisiones adecuadas para la realización concreta del trabajo.
-          Establecimiento de relaciones con los alumnos a fin de conocer sus necesidades, intereses, dificultades y aptitudes con el fin de organizar el trabajo de acuerdo con las condiciones personales de cada estudiante.
-          Enseñanza en sentido estricto en la que incluyen dos funciones principales : la motivación de los alumnos y la información. Igualmente la información se refiere a dos contenidos fundamentales, el contenido (ideas y problemas) y las técnicas de  trabajo.
-          Ayuda individual a los alumnos, es decir, orientación subsiguiente para la realización más eficaz en su trabajo.
-          Control del rendimiento de cada escolar y del grupo en conjunto del que tenga la responsabilidad el maestro.
-          Replanteamiento del trabajo, de tal manera que los alumnos más capaces  puedan seguir ampliando o profundizando su aprendizaje, mientras que los que no hayan alcanzado los objetivos puedan volver sobre los mismos, aunque con materiales diferentes que eviten el tedio y la rutina de la repetición.

3. Cualidades o condiciones del maestro.

A pesar de las dificultades que existen en el ámbito se pueden hablar de dos las cualidades que se le dan a los maestros:
-          El maestro convive con sus alumnos y los forma
-          El maestro instruye a sus alumnos.

3.1. El maestro convive con sus alumnos y los forma.

A esto cometido le corresponde la capacidad para conocer un método práctico (natural) y científico a sus alumnos. Conocer al alumno es una premisa primera y fundamental para una correcta formación de su personalidad; este conocimiento que formalizará la comprensión de indefinidas situaciones violentas que suelen presentarse en clase o el entendimiento de conductas inexplicables a primera vista.

Tenemos también la paciencia, amor y alegría. Son cualidades muy necesarias, pues su carencia causará múltiples incomodidades al maestro. La función del magisterio es dura: largas horas encerrados con niños o jóvenes con grados de vitalidad en cada uno de ellos; si no fuera por una fuerte dosis de paciencia será muy difícil hacerlos avanzar por la senda de la cultura. La autoridad del maestro se ejercita por el amor, o mejor dicho el amor es conditio sine qua nom del maestro. No es bueno para el maestro una excesiva seriedad, un exagerado afán por ser respetado, tampoco blando o indolente pues no podrá realizar nunca la actividad educativa[11]. Debe suscitar confianza, optimismo, alegría, tareas que no se pueden realizar si se hacen en un ambiente severo y triste.

La ecuanimidad es otro factor importante en el maestro, pues debe mostrar imparcialidad con los alumnos dentro y fuera de la clase. Es posible que haya simpatías y antipatías, pero no se debe dejar llevar públicamente por esos sentimientos, aunque para ello tenga que sostener una auténtica lucha interior.

3.2. El maestro instruye a sus alumnos.

Este segundo cometido tiene las siguientes  condiciones:

Cualidad intelectual. No es que precise de una inteligencia brillante, pero si de un mínimo de orden y claridad mental para poder dominar los contenidos científicos del nivel respectivo de enseñanza, así como de las diferentes relaciones que tiene  con las diferentes áreas del saber humano.

La capacidad para el planteamiento y programación del trabajo del curso, mensual, semanal, diario. Esto debe llevarlo a permanecer en constante formación en lo que se refiere a contenidos y técnicas de trabajo.

Capacidad pedagógica específica, por la que sepa llegar con su palabra o sugerencia a la mente infantil, adaptándose a los modos de comprender de los alumnos. Es uno de los factores más importante para el maestro. Debe tener facilidad de ponerse a la altura de aquellos que han de recibir la ilustración correspondiente y esto se logrará en la medida que sepa hacer buen uso de la capacidad didáctico-expresiva, privilegio del verdadero maestro.

4. Formación del maestro.

Desde el siglo XVIII hasta hoy hay un claro motivo de preocupación por parte de las autoridades de los diversos países. A partir de la Revolución Francesa los estados consideran necesario controlar el desenvolvimiento educativo de todos los ciudadanos desde los primeros años de escolaridad. Consideran que es necesario que el que va a impartir los conocimientos debe estar adecuadamente preparado y es así como aparece las escuelas para maestros primarios. Junto a esta necesidad, hay que decir que el desarrollo industrial impone un nuevo tipo de instrucción, lo que exige una preparación técnica que garantice la formación permanente de los obreros. De otro lado el desarrollo de las ciencias pedagógicas y el descubrimiento de diversos aspectos evidentemente atractivos en las mismas impusieron un estudio sistemático. Las grandes ventajas que ofrecían estos principios didácticos va a propiciar que la experimentación pedagógica se desarrolle a buen paso.

Hoy se consideran tres aspectos fundamentales:

Sólida cultura general  que va a permitirle la fácil comprensión y delimitación de innumerables problemas humanos.

Cultura profesional o pedagógica. La serie de conocimientos, ya teóricos, ya prácticos deben facilitar al educador la difícil tarea de transmitir nociones, experiencias, hábitos, actitudes, destrezas e ideales de vida en los educandos. Debe ser iniciado en todos los métodos experimentados de enseñanza. Deben ser puestos al tanto de todos los trabajos más recientes sobre la sicología infantil y juvenil y tener la posibilidad de observar ellos mismos a los niños y adolescentes.

Amplia experiencia práctica. Cuando se tienen contacto directo con los alumnos se presenta la oportunidad de conocer algunos aspectos de formación que deben ser mejorados.

El maestro creador hoy[12].

En los últimos años y con mayor énfasis en los últimos meses se habla con insistencia sobre el nuevo rol del docente, es decir del docente facilitador, rol que está más de acorde con  los nuevos enfoques pedagógicos y el proceso de modernización educativa que se vive en el país. El maestro si quiere perfeccionarse y conocer nuevas fuentes de inspiración, estudia, consulta, investiga y se ejercita pues nunca cree haber llegado a la cumbre del saber. Quien verdaderamente se siente maestro, experimenta la necesidad de excursionar constantemente por los campos de la pedagogía moderna y auscultar el pensar de otros maestros.

Según Carl Roger, coautor de la Teoría de la Realización Personal, facilitar el aprendizaje consiste en “liberar la curiosidad, permitir que las personas evolucionen según sus propios intereses, desarrollar el sentido de indagación, abrir el camino hacia la pregunta y a exploración, reconocer que todo está en proceso de cambio”

En la nueva visión de la educación, el maestro cumple un rol mucho más interactivo para facilitar el aprendizaje, orientando, preguntando, desafiando, cuestionando, incitando, provocando al alumno, pero siempre considerando en cualquier materia que enseñemos, en cualquier actividad que dirijamos, que debemos actuar como educadores y pensar que nuestra misiva no es sólo informativa sino también formativa.  La misión del maestro es educar por medio de la enseñanza y para ello debe tener mente adulta, para saber dirigir, orientar el corazón del niño o el adolescente y comprender mejor a sus educandos.

Como podemos apreciar, el maestro moderno, facilitador, constructivista, es un docente que tiene que trabajar mucho más antes de la clase y durante la clase se va a convertir en un “espectador simpático” que orienta, estimula, cuestiona, provoca, etc,... pero lo hace siempre con el mejor propósito. En la nueva visión de a educación, el maestro desempeña un rol mucho más activo e interactivo. Cuánta diferencia con el maestro tradicional que sólo trabaja durante la clase, porque en ese momento lo hace todo: pasa lista, toma pruebas, revisa cuadernos, dicta, explica, escribe en la pizarra, controla la disciplina, da órdenes, evalúa en forma oral o escrita, etc...

En conclusión, el maestro debe crear las condiciones para que los alumnos desarrollen sus capacidades y valores como personas dentro de un marco de relaciones más sociales, más humanas de afecto y de respeto preparándolos y ejercitándolo para que aprenda a tomar decisiones.

Frente a determinada problemática y vivir en armonía dentro de la sociedad, para la vida, para la paz y en solidaridad.                                                                                                                                   
                                                                                  Roland Castro Juárez, Pbro.


PERFIL DEL EDUCADOR.

Tradicional.

- Proporcionaba instrucción.
- Se evalúa a sí mismo.
- Preocupación por su palabra.
- Transmisión de conocimientos.
- Formaba bajo una orientación social.
- Esmerado por la explicación.
- Escucha su propia verborrea.

¿Cómo queremos que sea un maestro hoy?

- Agente de cambio.
- Capacidad para motivar la reflexión.
- Actividad.
- Rol activo e interactivo.
- Preocupado-dialogante.
- Mayor relación con los alumnos.
- Orientador.
- Seguimiento y control a sus alumnos.
- Capacidad didáctico-expresivo.
- Sólida cultura general.
- Cultura profesional pedagógica.
- Amplia experiencia práctica.
- Docente facilitador.
- Estudioso, investigador, consultor.
- Excursionador, auscultador.
- Formadores.
- Constructivista.

PROFESOR, EDUCADOR, MAESTRO


Normalmente se les toma como sinónimos, pero los profesores, educadores y maestros tienen grandes diferencias entre ellos. Un profesor da un curso y luego se va a casa. Un educador da un paso más allá y se preocupa por la formación personal de sus estudiantes. Un maestro ha sobrepasado ambas descripciones. No solo da su curso y se preocupa por sus alumnos, se compromete con ellos porque entiende que la mejor manera de asegurarnos un mundo mejor es teniendo mejores habitantes en las próximas generaciones.

Educar es una responsabilidad social muy importante y no puede ser tomada a la ligera.

EL PROFESOR

Un profesor (o charlista) es una persona que da un curso. Es decir, cumple con su responsabilidad primaria de impartir cierto conocimiento y de generar ciertas notas para los registros de cierta institución educativa. Los profesores, saben que ésta es la posición más cómoda, típica de un profesional que se encuentra a sí mismo al frente de un aula por cuestión de suerte o destino. En una sociedad en la que actualmente nos encontramos en una lucha por no abandonar los valores morales, rescatar la vocación de los profesores debería ser una meta muy importante para los próximos años. Los cursos de capacitación y actualización deben ser reestructurados para satisfacer esta necesidad creciente.

Recuerda que los jóvenes usualmente confían más en sus profesores que en sus padres y caerás en la cuenta de la importancia de asumir una mayor responsabilidad social para con los estudiantes.

EL EDUCADOR

Llamamos educadores a aquéllos que han dado un paso adelante y que no solo se preocupan por sus cursos sino también por quienes los reciben durante las clases. Mas un educador no está siempre preparado para algunas situaciones. Por eso, la consejería y la preparación apropiada y constante son las siguientes cosas en las que hay que pensar para mejorar la capacidad de los educadores para impartir sus propios cursos. Muchas veces los alumnos aparecen con casos muy difíciles (y estremecedores) cuando vienen en busca de consejo. Nuestra mayor recomendación es contactar algunos profesionales de otras áreas como apoyo.

Creemos que hoy un educador debe aprender acerca de liderazgo, motivación y sicología. Acercarse a alguna comunidad religiosa suele ayudar también mucho a aprender a dar consejos desde un ponto de vista más transcendental. Incluso si no eres una persona creyente, deberías tener muy presente la religión como una opción de respaldo moral.

Un educador se convierte pronto en una persona apreciada en la organización. Su capacidad y compromiso, más la relación personal que pronto desarrolla con sus estudiantes, indican que entiende que ninguna persona aprende apropiadamente de alguien en quien no confía. Un buen educador está preparado para detectar problemas de aprendizaje, desempeño, comunicación o conducta en sus estudiantes sin evadir su responsabilidad ante esto. Por el contrario, se le suele ver conversando con su alumno al final de la clase o en su tiempo libre y acerca de estas situaciones. Hemos incluso oído casos en los que la participación del profesor ayudó a detener el abuso o maltrato del que un estudiante estaba siendo víctima.

Así es, un educador debe estar listo para todo. Es parte del trabajo. Punto.

EL MAESTRO

Por último, debemos decir que un maestro es un educador graduado con honores. No solo tiene el respeto, cariño y confianza de sus estudiantes. Pronto notará gente viniendo a él para preguntarle si puede educar a sus hijos.

Tan romántico como pueda sonar, un maestro siempre deja una marca en cada salón de clases que pisa y en cada alma que toca. Tiene lo que se necesita: amor por la gente, amor por su trabajo y respeto por el curso que debe impartir.

PERFIL DEL EDUCADOR.

Tradicional.

- Proporcionaba instrucción.
- Se evalúa a sí mismo.
- Preocupación por su palabra.
- Transmisión de conocimientos.
- Formaba bajo una orientación social.
- Esmerado por la explicación.
- Escucha su propia verborrea.

¿Cómo queremos que sea un maestro hoy?

- Agente de cambio.
- Capacidad para motivar la reflexión.
- Actividad.
- Rol activo e interactivo.
- Preocupado-dialogante.
- Mayor relación con los alumnos.
- Orientador.
- Seguimiento y control a sus alumnos.
- Capacidad didáctico-expresiva.
- Sólida cultura general.
- Cultura profesional pedagógica.
- Amplia experiencia práctica.
- Docente facilitador.
- Estudioso, investigador, consultor.
- Excursionador, auscultador.
- Formadores.
- Constructivista.
- Discreto




[1]  BIBLIOGRAFIA GENERAL :  D.P. AUSUBEL - E.V. SULLIVAN  El desarollo infantil, Paidós, Ibérica 1983; G. GATTI , “Educación Moral” en F. COMPAGNONI - G. PIANA - S. PRIVITERA (Dir), Nuevo Diccionario de Teología Moral, Ediciones Paulinas, Madrid 1990, 512-527; B. HÄRING, Shalom. El sacramento paz de la reconciliación , Herder, barcelona 1981, 195-209;K. HÖRMANN, Diccionario de Moral Cristiana , Herder, Barcelona 1985, 329-334; L. KOHLBERG, Essays on moral development, Harper and Row, San Francisco 1981, 2 vols; ENCICLOPEDIA ILUSTRADA CUMBRE, Voz “Maestro” Editorial Cumbre, México 1959; tomo VII (M) 19-21; L. LUZURIAGA, Diccionario de pedagogía, Editorial Losada, Buenos Aires 1966, 3ª edición124-140;   A. POBLADOR DIÉGUEZ, Voz “Maestro” en GRAN ENCILOPEDIA RIALP GER, Rialp, Madrid 1989713-716; M. VIDAL, Diccionario de ética teológica, Verbo Divino, Estella 1991, 190-199.
[2]  Hombre que destaca en alguna faceta cultural; hombre que lleva la dirección de un taller o de una obra de tipo manual, u hombre que consagra su vida a la profesión educativa cf. A. POBLADOR DIÉGUEZ, “Maestro”... , o.c, págs 712-713.
[3]  Aún cuando dentro de la educación se ve a los sujetos responsables de la educación com son los padres, los poderes públicos, la comunidad escolar dentro de la cual se encuentran los maestros, padres y alumnos,  nos interesa la figura del maestro en sí. Por ello en virtud del objetivo del tema omotimos a los restantes y nos quedamos con el educador.
[4]  El encargado de velar por la conservación de las buenas costumbres en los pequeños y conducirlos hasta los maestros especializados.
[5]  Les enseñaba a leer, escribir y contar.
[6]  Les enseñaba la úsica y el ritmo.
[7]  Les enseñaba y dirigía los ejercicios gimnásticos.
[8]  Proporcionaba una instrucción que podría denominarse de primera enseñanza.
[9]  Atendía la primera fase de la enseñanza secundaria.
[10]  Se hacía cargo del joven cuando éste tenía 16 años, le preparaba para la correcta  pronucniación y escritura de discursos, es decir para la elocuencia.
[11] L. LUZURIAGA, Diccionario de pedagogía,  o.c. pág. 128-129
[12] Extractado de Prof. L. GUIJA N, “Acercca del nuevo rol del docente”en REVISTA EDUCATIVA LORESA, Editrorial LORESA, Santa Beatriz, Lima , Junio 1996, 17-18; Idem “El enfoque CONSTRUCTIVISTA, otro intento de explicación..”, o.c. págs. 3-5.