EL ESPÍRITU SANTO LES IRÁ RECORDANDO
TODO LO QUE LES HE DICHO.
Como el texto del domingo pasado, también el de hoy forma parte de la
conversación de Jesús con los suyos la víspera de su muerte. La situación
determina absolutamente el contenido de las palabras del Maestro, no así su
tono, lo más opuesto a la tristeza y la desesperanza. Su muerte va a ser un ir
al encuentro del Padre. Este modo de ver la situación debe constituir para los
discípulos motivos de alegría y no de desasosiego o de miedo. Jesús promete que
se manifestará a sus amigos, es decir, a quienes le amen y guarden sus palabras
(v. 21). Y Judas, el hermano de Santiago (Lc 6, 16; Hch. 1, 13), conocido
también como Tadeo (Mt 10, 3; Mc 3, 18), le dice: "Señor, ¿qué ha sucedido
para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?" (v. 22).
Enredado en los prejuicios de un mesianismo nacionalista, Judas manifiesta su
incomprensión y extrañeza al escuchar unas palabras que le parecen un cambio en
el programa. Jesús sale al paso diciendo que su anunciada venida o
manifestación presupone la fe activa de sus discípulos y que se trata, en
primer lugar, de una manifestación y venida en la fe y por la fe de cuantos
crean en él. Tal venida y presencia de Jesús en el corazón de los creyentes no
tiene que ver nada con los triunfalismos mesiánicos que se imaginaban los
judíos de aquel tiempo, pero no es tampoco la "parusía" (venida sobre
las nubes con poder y majestad).
Quien no ama a Cristo y guarda sus palabras, tampoco ama al Padre y
guarda la Palabra del Padre. Queda excluido de la íntima experiencia de Dios y
de su enviado Jesucristo. El mundo incrédulo no sabe nada de esa venida íntima
del Señor y de la visita de Dios. Por eso Jesús no se manifiesta a todo el
mundo hoy por hoy, sin que esto suponga que deje de hacerlo al fin de los
tiempos.
Jesús es el mensaje y el mensajero de Dios, el profeta y la Palabra de
Dios. En él y por él todo ha quedado dicho, todo lo que Dios tenía que
decirnos. Pero no todo ha quedado comprendido.
Cuando se vaya Jesús, el Padre enviará al Paráclito (el Consolador) y
éste enseñará a los discípulos y les introducirá en la plenitud de la verdad.
Jesús se despide con una fórmula usual, pero que en sus labios adquiere
plenitud de sentido. Jesús no da la paz como la gente, ni tan siquiera la paz
que la gente puede dar. Jesús da su paz, y él mismo es la verdadera paz. Se
entrega a sí mismo cuando da la paz, y consigo entrega al mismo Dios, porque él
y el Padre son uno (Jn 10,30).
La ausencia de Jesús es para inaugurar un nuevo modo de presencia en
los que crean en él. Por tanto, debemos ser animosos y no tener miedo: el Señor
está con nosotros, a nuestro lado. Por la fe habita en nuestros corazones, y si
le amamos y guardamos su palabra lo encontraremos también en el prójimo.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
Anúncienlo con gritos de júbilo, publíquenlo y
proclámenlo hasta el confín de la tierra. Digan: «El Señor ha rescatado a su
pueblo». Aleluya
ORACION COLECTA
Dios
todopoderoso, concédenos continuar celebrando con fervor sincero estos días de
alegría en honor del Señor resucitado, para que manifestemos siempre en las
obras lo que repasamos en el recuerdo. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los
Apóstoles 15, 1-2.22-29
En aquellos días, algunos que bajaron de
Judea a Antioquía se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se
circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto
provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió
que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los
apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros
con toda la Iglesia acordaron entonces elegir a algunos de ellos y mandarlos a
Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes
entre los hermanos, y les encomendaron llevar la siguiente carta: «Los apóstoles y los presbíteros saludamos
fraternalmente a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del
paganismo.
Nos hemos enterado de que algunos de los
nuestros, sin mandato de nuestra parte, los han alarmado e inquietado con sus
palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir a unos
delegados y enviárselos junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han
consagrado su vida a la causa de nuestro
Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, quienes les
transmitirán de viva voz lo siguiente: Hemos decidido, el Espíritu Santo y
nosotros, no imponerles más cargas que las indispensables: que se abstengan de
carne sacrificada a los ídolos, de sangre de animales estrangulados y de la
fornicación. Harán bien en apartarse de todo esto. Que les vaya bien». Palabra
de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 66 )
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los
pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te
alaben. Que Dios nos bendiga; que le
teman hasta los confines del orbe. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 10-14.22-23
El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la
ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la
gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe cristalino. Tenía
una muralla de gran altura que poseía doce puertas: sobre ellas había doce
ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. Tres
puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste. La
muralla de la ciudad se asentaba sobre doce cimientos que llevaban doce
nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. No vi ningún templo en la
ciudad, porque su templo es el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad
no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina, y
su lámpara es el Cordero.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
Aleluya. El que me ama guardará mi palabra
—dice el Señor—, y mi Padre lo amará, y
vendremos a él. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 23-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará
mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no
guardará mis palabras. Y la palabra que ustedes están oyendo no es mía, sino
del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes,
pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será
quien les enseñe todo y les recuerde todo lo que les he dicho. La paz les dejo,
mi paz les doy; no la doy yo
como la da el mundo. Que no tiemble su corazón ni se acobarde.
Me han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes”. Si me amaran, se
alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto, antes de que suceda, para que cuando suceda, entonces
crean».
PLEGARIA UNIVERSAL
Sabiendo que somos hermanos y que Dios vive en nosotros si guardamos su
palabra, oremos con confianza diciendo: R. Te rogamos, óyenos.
1.- Oremos por el Papa Francisco y por toda la Iglesia: para que
anunciemos que la resurrección de Cristo es nuestra propia resurrección. Oremos. R.
2.- Oremos para que el Espíritu Santo inspire, guíe y lleve a término
los proyectos pastorales de nuestra comunidad. Oremos.
3-. Oremos por todos los cristianos comprometidos: para que, por la
acción del Espíritu Santo, proclamemos la victoria de Cristo, en quien hemos
puesto nuestra esperanza. Oremos. R.
4.- Oremos para que no tiemble nuestro corazón ni se acobarde y con
valentía anunciemos la paz que procede de Dios. Oremos. R.
5.- Oremos por los pobres, los migrantes, los que viven solos, los enfermos:
para que, viendo el rostro de Dios en la solidaridad de
sus hermanos, sean confortados. Oremos. R.
6. Por todos nosotros: para que acojamos al Espíritu Santo prometido y
nos dejemos transformar por su acción. Oremos. R.
Danos tu paz, Señor, y que tu Espíritu Santo se derrame en nuestros
corazones, para que te alabemos en espíritu y verdad, y un día podamos gozar de
la resurrección de Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Suban
hasta ti, Señor, nuestras súplicas con la ofrenda del sacrificio, para que,
purificados por tu bondad, nos preparemos para el sacramento de tu inmenso
amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 14, 15-16
Si me aman, guardarán mis mandamientos, dice el Señor.
Y yo le pediré al Padre que les dé otro
Paráclito, que esté siempre con ustedes.
Aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Dios todopoderoso y eterno, que en la
resurrección de Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en
nosotros los frutos del misterio pascual e infunde en nuestros corazones la
fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA;
Lunes 23: Hc h 16,
11-15; Sal 149, 1-6.9; Jn 15, 26—16, 4ª.
Martes 24: Hch 16, 22-34; Sal 137, 1-3.7-8; Jn 16, 5-11.
Miércoles 25: Hch 17, 15.22—18, 1; Sal 148, 1-2.11-14; Jn
16, 12-15.
Jueves 26: Hch 21, 1-5ª; Sal 44, 11-12.14-17; Mt 11,
25-30.
Viernes 27: Hch 18, 9-18;
Sal 46, 2-7; Jn 16, 20-23a.
Sábado 28: Hch 18, 23-28;
Sal 46, 2-3.8-10; Jn 16, 23b-28.
Domingo 29: Hch 1, 1-11;
Sal 46, 2-3.6-9; Ef 1, 17-23; Lc 24, 46-53.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 14, 23-29
1.- Texto. Como el texto del domingo pasado, también el de hoy forma
parte de la conversación de Jesús con los suyos la víspera de su muerte. La
situación determina absolutamente el contenido de las palabras del Maestro, no
así su tono, lo más opuesto a la tristeza y la desesperanza. Su muerte va a ser
un ir al encuentro del Padre. Este modo de ver la situación debe constituir
para los discípulos motivos de alegría y no de desasosiego o de miedo. El que
Jesús esté con el Padre va a significar para los discípulos un mayor apoyo, ya
que podrán contar con el Maestro y con el Padre. La presencia de éstos será
real, debido a que en los discípulos anidará el mismo Espíritu del Padre que
anidó en Jesús mientras estuvo con ellos. Este Espíritu significará también
para los discípulos una mejor comprensión de las palabras del Maestro, una
mayor profundización en ellas.
Por todo ello deben los discípulos sentirse en paz, sentir la paz. No
hay ninguna razón para la intranquilidad o el miedo en quien opta por Jesús, es
decir, ama a Jesús más que a la Ley de Dios. Las palabras que hoy escuchamos a
Jesús arrancan, en efecto, de este presupuesto, sin el cual no es posible nada
de lo que Jesús afirma en ellas.
Comentario. El texto nos ofrece una de las dos dimensiones fundamentales
del modo de ser y de entenderse en cristiano, del modo de estar en la vida en
cristiano. Es la dimensión interior.
Este calificativo de interior lo sugiere el propio texto en sus
afirmaciones iniciales referidas al creyente: "vendremos a él y haremos
morada en él". Condición fundamental para la existencia de esta dimensión
interior es el amor a Jesús. Este amor constituye a una persona en discípulo de
Jesús. Retengamos bien el planteamiento del cuarto evangelista: amar a Dios
pasa necesariamente por amar a Jesús. El autor de este evangelio no confía
mucho en un amor a Dios que no pase por la mediación del amor a Jesús. Hasta
tal punto desconfía que en Jn 16, 2 podemos leer la siguiente afirmación:
"Llegará un momento en que os quitarán la vida, convencidos de que con
ello rinden culto a Dios".
Amar a Jesús, a su vez, funciona en el cuarto evangelio en oposición al
celo por la Ley de Dios. Esta oposición evita que el amor a Jesús sufra un
"enrarecimiento" similar al criticado por el evangelista a propósito
del amor a Dios. En esta oposición se trata de una sutil pero capital cuestión
de matiz. Algo que san Pablo ha dejado muy en claro.
Supuesta esta condición fundamental, los referentes interiores de un
modo de ser y de entenderse en cristiano son el Padre y el Espíritu. El Padre
como hontanar y abismo de amor; el Espíritu como fuerza impulsora, renovadora y
creativa.
El texto de hoy es una invitación a atender a la dimensión interior, a
ocuparnos en ella. No hacerlo sería cercenar uno de los dos apoyos del modo de
estar en la vida en cristiano.
ALBERTO
BENITO - DABAR 1989, 25
2.- Texto. Judas, no el Iscariote, acaba de preguntar a Jesús lo
siguiente: ¿A qué se debe que vayas a revelarte nada más que a nosotros y no al
mundo? Los dos primeros versículos de hoy son la respuesta, cuyo esquema de
fondo es éste: en el supuesto de que se verifique una condición, se seguirán
unos resultados. La revelación de Jesús depende de que antes se le ame. A
partir del v. 25 el centro de atención ya no es la anterior pregunta, sino la
totalidad de lo que Jesús ha dicho a sus discípulos a lo largo del tiempo de
convivencia. ¿Qué va a pasar con lo que les ha dicho, ahora que este tiempo
está tocando a su fin? El Espíritu se lo irá enseñando y recordando. Mientras
tanto les confiere el don de la paz y de la esperanza en el Padre.
RV/A: Comentario. ¿No es acaso verdad que las
personas se nos desvelan, es decir, se revelan, en la medida que las amamos? Lo
verdaderamente importante y significativo entre personas comienza con el amor y
se da donde hay amor. ¿Qué tiene pues de extraño que el texto de hoy arranque
de este presupuesto para responder a la pregunta sobre la revelación de Jesús?
Si uno me ama. Es entonces cuando Jesús puede revelarse. Muchas veces nos
quejamos de que a Dios no lo vemos ni lo sentimos. ¿Se nos ha ocurrido pensar que
a lo mejor es porque no lo amamos? Si uno me ama guardará mi palabra y mi Padre
lo amará y vendremos a él y viviremos con él. ¡Qué sencilla y a la vez
fascinante enumeración! se trata, ni más ni menos, que de la dinámica de la
existencia cristiana. Del amor a la ética, y de ésta a la experiencia y la
convivencia con Dios. Es importante señalar que en esta dinámica, ética no
quiere decir ley. Guardar la palabra de Jesús no es cumplir algo que está
mandado, sino expresar un amor que se tiene a Jesús.
Sólo cuando se ama tiene cabida una ética humana y liberadora. A mayor
abundamiento, la palabra de Jesús ni siquiera es una magnitud fijada o
establecida una vez por todas. El Espíritu será quien os vaya enseñando y
recordando todo lo que os he dicho. La existencia cristiana es continuamente
interpretativa, creativa y, a mí, personalmente, un texto como el de hoy me
haría dudar del sentido cristiano de un cristianismo que fuera reglamentado y
reglado. Un cristianismo así es el propio del mundo. No olvidemos nunca que la
palabra mundo tiene en el cuarto evangelio una connotación religiosa. Designa a
las personas que han hecho de la Ley de Dios su recinto fortificado, tan
fortificado que paradójicamente Dios ya no tiene cabida a El.
Se han quedado ellas solas, con su libro de registro del haber y del
debe. Este mundo también tiene su paz, pero es muy triste y atormentada.
Contrapuesta a ella está la paz de Jesús: Os dejo paz, os doy mi paz. Una
existencia dinámica, creativa, donde las personas tenemos un rostro, donde Dios
tiene un rostro. Un Dios con brazos fuertes y acogedores de Padre. Tan fuertes
que el tiempo jamás los debilita ni la muerte los paraliza. El Padre es más que
yo.
FEDERICO
PASTOR - DABAR 1986, 27
3.- Sentido del texto. Para que una persona se manifieste a otra se
requiere que ésta demuestre interés, apertura, disponibilidad por aquélla.
Estas actitudes se dan en grado sumo en quien ama. Por eso, sólo quien ama está
en condiciones de recibir y entender manifestaciones personales. Y, a su vez, sólo
quien ama es capaz de respuesta efectiva, respuesta que nunca será fruto de la
imposición, sino expresión del asombro y del agradecimiento a la persona amada.
Este es el esquema antropológico que subyace en los vs. 23-24. Por eso Jesús no
se manifiesta al mundo, porque el mundo en Juan es la noche, la cerrazón, todo
aquél que no ama, todo aquél que odia, todo aquél cerrado en sí mismo y en sus
intereses. Este tal no puede recibir en sí mismo todo el cúmulo de vida que
Jesús ha ido verbalizando y objetivando a lo largo de sus días; no puede hacer
la experiencia de Dios como Padre. Esta ha sido la exégesis de Jesús: cambiar
el concepto antiguo de Dios y la relación del hombre con él. Se concebía, de
hecho, a Dios como una realidad exterior al hombre y distante de él; la
relación con Dios se establecía a través de mediaciones, de las cuales la
primera era la Ley, de cuya observancia dependía su favor. Dios reclamaba al
hombre para sí; éste aparecía ante él como siervo. Según la exégesis de Jesús,
en cambio, el Padre no es ya un Dios lejano, sino el que se acerca al hombre y
vive con él, formando comunidad con los hombres. Buscar a Dios no exige ir a
encontrarlo fuera de uno mismo, sino dejarse encontrar por él, descubrir y
aceptar su presencia por una relación, que ya no es de siervo-señor, sino la de
Padre-hijo.
Esta presencia de Dios en el hombre no es estática; es la de su
Espíritu, su dinamismo de amor y vida, que hace al hombre "espíritu"
como él, haciéndolo participar de su propio amor.
¡Este es el Magisterio del Espíritu! Y el saludo de despedida de Jesús,
que llena al hombre de la alegría de vivir en libertad.
Cosa que el mundo (tal como Juan entiende el mundo) no puede hacer.
DABAR 1980, 29
4. VISION/A
Comentario. Como el del domingo anterior, el texto de hoy pertenece al
amplio diálogo entre Jesús y los suyos. Estos acaban de formular a Jesús la
siguiente pregunta: ¿Por qué te vas a dar a conocer sólo a nosotros y no a los
demás? Es decir: ver a Jesús, conocer a Jesús, ¿es una cuestión de selectividad?
¿Jesús sólo se deja ver por los que él quiere, excluyendo a todos los demás? En
la primera parte de la respuesta (vs. 23-24) se niega rotundamente que ver a
Jesús sea fruto de una selección hecha por Jesús. Verá a JESÚS todo aquel que
esté en condiciones de poder verlo. Y esto sólo se consigue amándole. Es una
experiencia antropológica: el amor nos abre al otro, nos permite descubrirlo.
Sólo quien ama a otro está en condiciones de verlo realmente, de
percibir quién es y lo que dice. (Palabra en cuanto expresión del ser; percibir
mejor que guardar). Toda percepción-comprensión requiere necesariamente una
pre-comprensión. Y en el ámbito interpersonal esta no es otra que el amor.
Este amor a Jesús nos abre a un mundo insospechado de relaciones. Nos
abre al fantástico mundo de Dios. Hace, a su vez, que Dios se nos abra, se nos
acerque, entre en nosotros. ¡Qué delirio! Y de su mano iremos descubriendo la
insondable persona de Jesús, sus palabras. Y sentiremos, al fin, paz, La paz.
Arrobadora, inebriante, sedante, sublime. Y con ella, por fin, la felicidad.
¡Vete, sí! Pero espera: ¡Gracias! Porque sabemos que Dios es también
amor.
DABAR 1983, 27
Según el versículo 27 Jesús deja a los suyos la paz como un regalo de
despedida. El hecho en sí indica ya que la palabra ha de entenderse en un
sentido pleno y singularmente importante, como don y como promesa que abarca
cuanto Jesús reserva a la fe. En el lenguaje bíblico el concepto de paz (hebr:
shalom; gr. eirene) comprende un campo tan amplio y vario, que no puede
reducirse a una fórmula unitaria. El significado básico de la palabra hebrea
shalom "es bienestar y, desde luego, con una clara preponderancia del lado
físico" (G. von Rad). Se trata de un estado de cosas positivo, que no sólo
incluye la ausencia de la guerra y de la enemistad personal -ésta es el
requisito previo, para la shalom-, sino que comprende además la prosperidad, la
alegría, el éxito en la vida, las circunstancias felices y la salud entendida
en sentido religioso. En su palabra de salud los hombres de Israel y del
próximo oriente siguen hasta el día de hoy deseándose la paz, shalom. En la
aclamación al rey se dice: "Que los montes mantengan la paz (shalom; otros
traducen: salud, bienestar) para el pueblo; las colinas, la justicia. Que él dé
a los humildes sus derechos, libere a los hijos de los pobres, reprima al
opresor. Viva tanto tiempo como duren el sol y la lluvia sobre el césped, como
los chubascos que riegan las tierras. Que en sus días florezca la justicia y la
plenitud de la paz (shalom) hasta que deje de brillar la luna"
(/Sal/071/072/02-07).
La paz aparece aquí, como en la conocida poesía mesiánica de Is 11,1-11,
casi como un estado cósmico de seguridad exterior, prosperidad, fecundidad y
bienestar general, como una gran reconciliación de la sociedad humana y la
naturaleza. No hay duda de que la era mesiánica, el tiempo futuro de salvación
será una época de paz universal. También dentro en este sentido ha de
entenderse el mensaje angélico al nacer el niño Mesías, según el evangelio de
Lucas: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los
hombres, objeto de su amor" (Lc 2,14).
Con la aparición del Mesías empieza el verdadero tiempo de paz
escatológica. La paz no se entiende, por tanto, sólo como una realidad interna,
como paz del corazón, si bien este aspecto es importante según aquello que dice
Pablo: "Y la paz de Dios, que está por encima de todo juicio, custodiará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Flp. 4,7). La
amplitud del concepto paz va, pues, desde el saludo cotidiano de "¡todo
bien!" hasta la paz y salvación del hombre y del mundo entero. En el fondo
late la idea de que en definitiva la paz es un don divino en todos los órdenes.
En el Nuevo Testamento, que también aquí recoge y desarrolla el
pensamiento veterotestamentario, la paz va vinculada al mensaje cristiano de
salvación, al evangelio. Sorprende, por los demás que Jesús personalmente haya
empleado raras veces el vocablo "paz". Más aún, a él se debe esta
palabra: "No creáis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz,
sino espada" (/Mt/10/34; /Lc/12/51); palabra que posiblemente se endereza
contra un lenguaje superficial y falso acerca de la paz (cf. /Jr/06/14);
"Curan a la ligera la herida de mi pueblo, diciendo: "¡Paz,
paz!", pero ¿dónde está la paz?). Así pues, no se puede tomar el concepto
de paz en una forma negligente o superficial. Sin embargo, los discípulos en su
trabajo misionero deben ir al encuentro de la gente con su saludo de paz (Mt
10,13). Cuanto más fuerte es la conciencia de la Iglesia primitiva de que con
Jesús de Nazaret ha irrumpido la salvación mesiánica, tanto más convencida se
muestra de que la paz escatológica ha sido ya otorgada con la fe (cf. Rom
5,1ss). En la carta a los Efesios (/Ef/02/14), que está ya muy próxima a la
concepción joánica, se encuentra la fórmula: "Pues él es nuestra paz"
(se refiere a Jesucristo).
Formalmente la afirmación joánica enlaza con el saludo de paz habitual y
cotidiano, pero va mucho más allá. Se piensa en la paz como don escatológico,
como promesa de salvación y de vida. "La paz os dejo" entra aquí en
un sentido definitivo; se trata del bien escatológico por excelencia, que Jesús
no puede dar más a los suyos; pero quien entiende lo que en ese don se oculta,
tampoco deseará nada más.
Si todavía se añade: "Mi paz os doy", se subraya, una vez más,
que esta paz, por su índole, adquiere contenido a través de Jesús. El don de la
paz pertenece también al donante y no cabe separarlo de la persona de Jesús. En
tal sentido, la paz es primariamente, y ante todo, un don del resucitado (cf.
20,19.21.26), donde claramente se indica que el perdón de los pecados queda
implicado en esta paz). En este mismo contexto habla el resucitado. Finalmente,
en la noción de paz se evoca la presencia del mundo nuevo, que es dado a la
comunidad con el propio Jesús.
Esa paz de Jesús está en oposición con la paz "como el mundo la
da". Descubrimos aquí de nuevo la distancia que separa a Jesús y sus
discípulos, de un lado, y el mundo del otro. Ciertamente que también el mundo
tiene su paz; tiene su propia manera de hacer la paz y de garantizarla, si es
necesario con la fuerza de las armas, y hasta le incumbe la tarea constante de
preocuparse por la paz y de implantarla. Mas esa paz es radicalmente distinta
de la paz de Jesús, pertenece a un campo diferente. Pero es gracias a Jesús que
la paz, que no es de este mundo, está presente en ese mundo. Y ciertamente que
el lugar de esa nueva paz es sobre todo la comunidad cristiana, por cuanto que
es el espacio de la presencia de Cristo; es decir, en la medida en que se deja
definir por la palabra de Jesús. Al respecto se siente en oposición a un mundo
que se le enfrenta hostilmente. Por lo mismo su paz nunca deja de ser
combatida. Su exhortación a no dejarse turbar y a no acobardarse, es siempre
necesaria, porque la paz, como Jesús la ha prometido, no conduce a la gran
vivencia triunfalista frente al mundo. Ni la fe ni la comunión de los creyentes
viven en una zona libre de tormentas; permanecen expuestas al conflicto con el
mundo; y no desde luego aunque crean, sino precisamente porque creen. Pese a lo
cual existe la posibilidad de que la promesa de paz de Jesús se realice y
verifique justo en medio de esa permanente agitación, en medio de todos los
asaltos y peligros. (...)
La partida de Jesús no era sólo su retirada del escenario del mundo y de
la historia, sino su regreso a Dios. Y ese su retorno ha empezado ya con la
pascua; tiene además como consecuencia la constante venida de Jesús a su comunidad.
Dicho en forma general: para la comunidad postpascual Jesús ocupa en cierto
modo un doble lugar: está presente en la comunidad por medio del Espíritu
Paráclito y por su palabra, y está también junto al Padre, junto a Dios. Ambas
cosas no se excluyen, sino que son elementos complementarios; más aún, la ida
de Jesús al Padre es justamente la condición para su presencia permanente en la
comunidad.
EL
NT Y SU MENSAJE - EL EVANG. SEGUN S. JUAN - HERDER BARCELONA 1979.Pág. 128s.
"Si alguien me ama...". Cuando los sondeos tratan de reflejar
la realidad de la Iglesia, emplean el lenguaje de las cifras, y las
estadísticas cuentan el número de "practicantes", de quienes creen en
la doctrina "tradicional", de quienes aceptan los comportamientos
auspiciados por la autoridad... Pero nosotros, los creyentes, sabemos que la
Iglesia es algo muy distinto. Y es que nadie podrá encerrar en fórmulas la
originalidad de nuestra fe. La fe no es una práctica, un comportamiento o una
doctrina.
"Si alguien me ama...". ¿Quién, sino el poeta, podrá expresar
el sentido de la fe? "Si alguien me ama...". Nadie conoce a Dios si
no experimenta, seducido y asombrado, el sofoco del enamoramiento. Todo es
cuestión de amor. ¿Cómo es, entonces, que hay tantos cristianos que tratan a
Dios a la manera del mundo: como un objeto útil cuando se tiene necesidad de
él, y que se rechaza cuando resulta inservible?" ¿Por qué razón vas a
manifestarte a nosotros y no al mundo?". ¿Cómo podemos pasarnos la vida
inventando contratos con Dios? ¿Cómo va a ser nuestra religión como la conciben
los hombres: como un asunto de deberes y obligaciones? "Si alguien me
ama...". ¡He aquí la originalidad de los cristianos! Ser discípulo
significa, ante todo, referirse a otro, sentir la fascinación producida por el
hecho de que Dios hace todo lo posible por hacernos compartir su vida, llegando
al extremo de dejarse clavar en un madero...
"Si alguien me ama, mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos
nuestra morada en él". Dios ha elegido, para siempre, vivir en el corazón
que ama. ¡Ahí es donde hay que buscar y encontrar a Dios!
DIOS
CADA DIA
SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL - CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL - SAL
TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 185
7.- Jesús está con sus discípulos. No hay ningún extraño. Judas ha
salido para llevar a cabo sus planes de muerte (13,31). Según Juan, la muerte
es símbolo del amor. ¿Qué amor es éste? El del Padre al Hijo y el del Hijo al
Padre (14,8-14). Esta mutua relación pertenece a la misma esencia y se llama
Espíritu. El Espíritu pertenece al orden del ser y no del pensar. Es la
realidad propia del Padre y del Hijo.
La mediación humana de esta realidad divina es Jesús. Quien se pone de
su parte, está dentro de esta realidad (v. 23), es decir, vive dentro del
Espíritu del Padre y del Hijo. Es un Espíritu vital, personal, santo. Es un
Espíritu crítico con el orden presente (16,8-11) y defensor del orden ausente,
el orden del amor. Este es el orden que Jesús ha ofrecido como alternativa a
nuestros órdenes (es decir: desórdenes). Es la paz. Un nuevo vocablo que
coincide fonéticamente (sólo fonéticamente; cf. v. 27) con nuestra paz.
La marcha de Jesús no puede ser motivo de tristeza, porque él va a
volver. Pero esto no significa aquí -como en los sinópticos- "al final de los
tiempos", sino que se habla del Espíritu, o sea, de la realidad propia del
Padre y del Hijo. Por eso, la marcha de Jesús (=su muerte) debe ser motivo de
alegría. Esa marcha significa volver conjuntamente con el Padre, teniendo este
retorno una potencialidad mayor: el señorío del Espíritu. Esto ya ha sucedido y
seguirá sucediendo. ¿Tenemos la predisposición (=fe) suficiente para
experimentarlo?
EUCARISTÍA 1995, 24
8.- Texto. Continuación del domingo pasado, en la sobremesa, pues, de la
cena de Pascua, con Jesús y sus discípulos como comensales.
Víspera consciente del paso de este mundo al Padre. Y, en efecto, Padre
y discípulos son las referencias personales de Jesús. El Padre como fuente de
su vida pasada, los discípulos como proyección en el futuro de esa su vida
pasada. El resultado es una terna: Padre-Hijo-Discípulos (en el cuarto
evangelio sinónimo de creyentes). A través de ella discurre una misma realidad
que se transmite: del Padre a Jesús: de Jesús a los discípulos; de los
discípulos entre sí. Esta realidad tiene un nombre: amor.
Cuatro veces aparece como sustantivo y seis como verbo. Constituye el
dato central del texto de hoy. Ella colma las expectativas de gozo de los
discípulos (v. 11); ella crea niveles nuevos de relación (vs. 13-15).
Comentario. El texto está presidido por el mismo tono de insistencia que
caracterizaba al del domingo pasado. Permaneced.
De nuevo, pues, se esconde entre líneas la preocupación de que, al
faltar Jesús, llegue a faltar también algo tan valioso como raro. ¿No son acaso
valiosas las cosas por ser raras, es decir, poco corrientes? Pues ni más ni
menos ésta es la encomienda de Jesús a sus discípulos: la moneda no corriente
del amor, hasta dar la vida por los demás.
¿Los demás? El término resulta incorrecto cuando la savia que corre es
la que corría por Jesús. "A vosotros os llamo amigos, porque todo lo que
he oído a mi Padre os lo he dado a conocer".
La afirmación es imponente. Haz la prueba de detenerte en ella. ¿Podemos
acaso conocer quién y cómo es el Padre? ¿Conocer no es acaso una forma de
apoderarse de lo conocido? ¿Podemos acaso apoderarnos de Dios? ¡La frase es
realmente imponente!. Pero, por lo visto, amar al estilo de Jesús hace posibles
unos niveles de relación que escapan a toda racionalización.
Termino con la misma recomendación de estos domingos últimos. Valdría la
pena que te tomases ahora unos minutos de tiempo para leer sin prisa Jn. 15,
9-17.
A. BENITO - DABAR 1988, 28
9.- Nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos
El texto de hoy es continuación del del domingo pasado. Ya no se refiere a la
comparación de la vid y los sarmientos, pero continúa la misma reflexión sobre
las relaciones del cristiano con Jesús, la comunión de vida que eso crea, y el
fruto que de ello se deriva.
El centro es el amor. Los discípulos han sido introducidos en el mismo
círculo de amor que hay entre el Padre y Jesús, y son llamados a vivir en este
mismo amor. Eso se notará en "guardar los mandamientos", es decir, en
seguir la palabra y el ejemplo de Jesús, que ha amado hasta la muerte.
Ciertamente este proyecto de vida no es fácil, pero el discípulo lo podrá vivir
precisamente porque vive del amor de Jesús y de Dios (y eso se traduce en ser
"amigo" y no "siervo": la llamada a amar hasta la muerte no
es una "obligación", sino una "convicción compartida"). Y
así el discípulo vive la misma alegría que Jesús, a la vez que se sabe escogido
personalmente por Jesús para continuar su obra, bajo la protección del Padre.
OSEP
LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1994, 7
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO VI
PASCUA CICLO C
01.- PUEBLO SANTO Y ELEGIDO (Entrada)
Caminamos hacia ti Oh ciudad de nuestro Dios
construyendo en este mundo la verdad y el amor.
PUEBLO SANTO Y ELEGIDO
CONGREGADO EN EL AMOR
VAS BUSCANDO PEREGRINO
LA CIUDAD DE NUESTRO DIOS.
Avanzamos peregrinos con Jesús nuestra esperanza.
Él nos salva, Él nos guía con la luz de tu palabra.
Quien tiene hambre de justicia, quien anhela la verdad
En la mesa del Señor su palabra encontrará
Reunidos en la iglesia proclamamos su verdad
Es Jesucristo es el que salva dando al mundo su
amistad
5.- Los caminos de este mundo son caminos sin final
Solo Cristo es el sendero que conduce a la verdad
02.- ALEGRIA DE VIVIR (M. de Terry) (Entrada)
CANTANDO
LA ALEGRÍA DE VIVIR
LLEGUEMOS
A LA CASA DEL SEÑOR;
MARCHANDO
TODOS JUNTOS COMO HERMANOS
ANDEMOS
LOS CAMINOS HACIA DIOS.
Venid,
entremos todos dando gracias; venid, cantemos todos al Señor,
gritemos
a la roca que nos salva cantemos la alabanza a nuestro Dios.
La paz
del Señor sea con vosotros, la paz que llena sola el corazón,
la paz de
estar unidos como hermanos, la paz que nos promete nuestro Dios.
Entremos
por las puertas dando gracias, pidamos al Señor también perdón,
perdón
por nuestra falta a los hermanos, perdón por nuestro pobre corazón
03.- ACLAMEMOS HOY AL SEÑOR (J. Pedro
Martins)
(Entrada)
ACLAMEMOS
HOY AL SEÑOR
CON
CANCIONES DE ALEGRÍA.
ACLAMEMOS
HOY AL SEÑOR
CELEBREMOS
SU BONDAD.
Cantad un
cántico nuevo,
cantad a
Dios tierra entera,
porque
hizo Dios maravillas
y nos dio
la salvación.
Hizo
alianza de amor,
en
Jesucristo su Hijo;
Él es el
Libertador,
es
nuestra Luz y Camino.
Cristo a
todos nos llama
y nos
invita a su Mesa.
Es Cristo
nuestro alimento,
es Cristo
nuestra promesa.
Cristo
nos dio la medida
de lo que
puede el amor.
Juntos
iremos cantando
a la casa
del Señor.
04.- EL SEÑOR NOS LLAMA Y NOS REÚNE
(Alberto Taulé)
(Entrada)
EL SEÑOR
NOS LLAMA Y NOS REÚNE,
SOMOS SU
PUEBLO, SIGNO DE UNIDAD.
ÉL ESTÁ,
EN MEDIO DE NOSOTROS:
SIRVE A
LA MESA, NOS REPARTE EL PAN.
Por todos
los caminos, nos sales al encuentro,
por todos
hemos visto, señales de tu amor.
Tu pueblo
se reúne, Señor, a bendecirte,
a
celebrar con gozo tu paso salvador.
Convocas
a tus fieles, nacidos de las aguas,
a
festejar unidos, la nueva creación.
La sala
del banquete, se llena de invitados,
estamos
reunidos y en medio está el Señor.
Revélanos
al Padre, oh Cristo, nuestra fiesta,
aumenta
la esperanza, de nuestro caminar.
Tu
Espíritu divino, nos dé la fortaleza,
los
bienes que esperamos, nos haga pregustar.
06.- PAN Y VINO DE AMOR (Dones)
En la tierra la sembró el sembrador,
la semilla de tu pan, Señor.
Y después el viñador trabajó en buena lid,
y las tierras ven crecer las espigas y la vid (2)
El trigo se molió en el molino
rompiendo su cuerpo como tú.
La uva la pisó el hombre en el lagar,
igual que tú te dejaste pisar.
Y ahora,
convertido en pan y vino,
tu pueblo lo ofrece en tu altar.
Conviértelos, oh, Dios, son frutos de tu amor,
en tu Cuerpo y Sangre, Señor (2 veces
07.- DONDE HAY CARIDAD (Dones)
DONDE HAY
CARIDAD Y AMOR
ALLÍ ESTÁ
EL SEÑOR
ALLÍ ESTÁ
EL SEÑOR
Una sala
y una mesa
Una copa,
vino y pan
Los
hermanos compartiendo
En amor y
en unidad
Nos reúne
la presencia
Y el
recuerdo del Señor
Celebramos
su memoria
Y la
entrega de su amor
08.- NO TENGO MIEDO (Comunión)
Cristo, tu Cruz es respuesta real
para este mundo, para este tiempo
que huye en temores.
Tú eres Camino, eres Verdad, eres la Vida.
NO TENGO MIEDO DE LA LIBERTAD,
NO TENGO MIEDO, SEÑOR DE LA
VIDA,
ME QUIERO ENTREGAR. TOMA MIS MANOS MI VOZ Y MI ANDAR
Y YO ALZARÉ ALTO LA CRUZ
DERRAMADA DE AMOR,
PARA QUE SEA BANDERA DE LA
JUVENTUD,
TU TRIUNFO SANTO QUE JUNTO A MI
CANTO
SE HARÁN FUERTE LUZ
PARA QUE VEAN TU ROSTRO, JESÚS,
HOMBRES CON SED, HOMBRES
VALIENTES
QUE QUIERAN SEGUIR TU CAMINAR.
Al verte herido reinando en la Cruz, dices mi nombre,
Suenan tambores al escucharte.
Oigo las voces de aquellos hombres
que tienen hambre.
Santa María, me acojo a tu amor,
pido tu fuego que arde de ruegos hoy por tus hijos.
Virgen María, Rosa del cielo, oye mi canto.
09.- VEN JESUS (Comunión)
Solista: Ven Jesús ven a mi vida, danos tu
fuerza para andar.
Caminar
a lo largo de esta vida. Pero agarrados de tu mano.
Y
saber que no hay nada en este mundo que pueda separarnos.
VEN JESÚS, VEN A
MI VIDA.
DANOS TU FUERZA
PARA ANDAR (BIS).
Recordar
siendo niños es momento cuando supe abrir mis labios.
Descubrir
mis secretos en tus manos y decirte que te quiero.
Compartir,
una fiesta con amigos, recordando tus palabras.
Y
comer, y beber de tu alimento queda vida en abundancia (Repetir 3v).
10.- HOY HE VUELTO
Cuantas veces, siendo niño te recé
con mis besos, te decía que te amaba,
poco a poco, con el tiempo alejándome de ti
por caminos que se alejan me perdí (2v).
HOY HE VUELTO MADRE A RECORDAR
CUÁNTAS COSAS DIJE ANTE TU ALTAR
Y AL REZARTE PUEDO COMPRENDER
QUE UNA MADRE, NO SE CANSA DE
ESPERAR (2V).
Al regreso me encendías una luz
sonriendo desde lejos me esperabas,
en la mesa la comida aún caliente
y el mantel y tu abrazo en mi alegría de volver (2v).
Aunque el
hijo se alejara del hogar,
una madre
siempre espera su regreso,
que el
regalo más hermoso que a los hijos da el Señor, /
es su
madre y el milagro de su amor. / (2)
11.- SIEMPRE ES NUEVO EL AMOR
AMAR ES DARSE A TODOS LOS HERMANOS
UNIENDO NUESTRAS MANOS AL GOZO Y EL
DOLOR
Y AL AMARNOS EL MUNDO SE RENUEVA
LA VIDA SIEMPRE ES NUEVA SIEMPRE ES
NUEVO EL AMOR.
Yo sé Señor, que, aunque hablara las lenguas del
mundo,
aunque todos me llamen Profeta,
si no puedo amar soy sólo un rumor.
Yo sé, que, sabiendo las ciencias extrañas,
conociendo secretos ocultos seré poca cosa si no tengo
amor.
Yo sé Señor, que, aunque tenga una fe tan intensa,
que traslade montañas y rocas,
de nada me sirve si no tengo amor.
Yo sé, que, aunque queme mi cuerpo en las llamas,
aunque todo lo entregue a los pobres,
si no puedo amar es todo ilusión.
Yo sé Señor, que la vida imperfecta del hombre,
las palabras y ciencias transcurren
como un ave errante que cruza veloz.
Yo sé, que, aunque el tiempo devore la tierra
y el olvido sepulte la historia,
en medio de todo perdura el amor.