viernes, 9 de diciembre de 2022

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO III ADVIENTO - CICLO A - 11 DICIEMBRE 2022

 

¿ERES TÚ EL QUE HA DE VENIR O TENEMOS QUE ESPERAR A OTRO?


COMENTARIO

 

En este domingo la Liturgia nos vuelvas a presentar la imagen de Juan el Bautista, pero en relación con Jesús.

Un visionario judío llamado Isaías dijo una vez lo siguiente: En aquel día oirán los sordos las palabras del libro y, libres de las tinieblas y la oscuridad, los ojos de los ciegos verán. Así imaginaba él lo que nosotros denominamos utopía y que él denominaba día de Yahvé. Siglos más tarde, un judío llamado Mateo cayó en la cuenta de que esto era precisamente lo que había sucedido en torno a Jesús. Es entonces cuando tiene la osadía de escribir lo que hoy hemos leído y escuchado.

Así pues, Juan, el gran profeta, estando en la cárcel, entró en crisis, como si también se pusiera nervioso. ¿Qué pasa con el Mesías? ¿Será el que yo bauticé en el Jordán? Pero no parece dar señales. Todo sigue igual. No hay manifestaciones gloriosas, ni castigos ejemplares. Ni siquiera mueve un dedo para sacarme de la cárcel.

La respuesta de Jesús es convincente. Le explica las señales del Reino, como anunciaron los profetas. Ya han empezado a cumplirse. Pero de otra manera a como espera Juan: el Reino es una semilla pequeña, un fermento escondido. El Mesías actúa desde dentro.

Esta respuesta fue un rayo de luz en la noche de Juan. Él estaba acostumbrado a interpretar los signos desde el seno de su madre o en el Jordán. Sentía enseguida la presencia de lo divino. Jesús hará de él cumplido elogio. Y lo mejor que hizo fue callar a tiempo, para que hablara la Palabra.

Y no extrañarse que también nosotros podamos dudar sobre la presencia de Dios en nuestra vida o de Cristo en la Iglesia. Habrá que orar, dialogar y estar atentos a los signos.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA  Flp 4, 4-5

Alégrense siempre en el Señor, se lo repito, alégrense. El Señor está cerca.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios, que contemplas como tu pueblo espera con fidelidad la fiesta del nacimiento del Señor, concédenos llegar a la alegría de tan gran acontecimiento de salvación y celebrarlo siempre con solemnidad y jubilo desbordante. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 35, 1-6a. 10

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los cobardes de corazón: «Sean fuertes, no teman.

Miren a su Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y los salvará.». Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará, y volverán los rescatados del Señor. Vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría.  Pena y aflicción se alejarán.

 

SALMO RESPONSORIAL (145)

 

Ven, Señor, a salvarnos

 

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R.

 

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R.

 

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente; tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10

Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía.

Tengan paciencia también ustedes, manténganse firmes, porque la venida del Señor está cerca.

No se quejen, hermanos, unos de otros para no ser condenados. Miren que el juez está ya a la puerta. Tomen, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Lc 4, 18

Aleluya. El Espíritu del Señor esta sobre mi: me ha enviando para anunciar el evangelio a los pobres. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió: «Vayan a anunciar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.

¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!». Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salieron a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento?, ¿O qué fueron a ver, un hombre vestido con lujo?. Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salieron?, ¿a ver a un profeta?.

Sí, les digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.”.

Les aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos esa mas grande que él”.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Demos gracias a Dios que nos augura un porvenir de esperanza y prosperidad, recojamos la voz de todos los que en su angustia, dolor o necesidad le reclaman y digámosle: R.- Ven, Señor, y sálvanos.

 

1.- Para que la Iglesia prepare el camino de Jesús, cuestionando la mediocridad, desafiando las estructuras injustas, animando a los cansados y anunciando un ya cercano porvenir de esperanza y paz. Oremos al Señor que viene. R.

 

2.- Para que la voz de los pastores y agentes de pastoral de la Iglesia se alce para anunciar, desde el compromiso con los mas pobres, la llegada del reino y su justicia. Oremos a nuestro libertador. R.

 

3.- Para que el clamor de la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que carecen de lo necesario para vivir con dignidad un día sea acogido por os organismos internacionales y por la caridad de los cristianos. Oremos al Príncipe de la paz. R.

 

4.- Para que con nuestra solidaridad y servicio fraterno anunciemos la buena noticia de la salvación y no defraudemos el nombre que llevamos de seguidores de Cristo. Oremos al que viene de parte de Dios. R.

 

Gracias, Padre, poque nos escuchas y porque nos das tu Espíritu para aguardar con paciencia la venida de nuestro Salvador, danos tú fuerza para mantenernos firmes en la verdad y abre nuestros ojos para reconocerte presente en nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que se realice el santo sacramento que tu instituiste y se lleve a cabo en nosotros eficazmente la obra de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION  Is 35, 4

Digan a los cobardes de corazón: sean fuertes, no teman. He aquí nuestro Dios que viene y nos salvara.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Imploramos tu misericordia, Señor, para que este divino alimento que hemos recibido, nos purifique del pecado, y nos prepare a las fiestas que se acercan. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 12: Eclo 24, 17-22 (o bien: Rm 8, 28-30) Sal: Lc 1, 46-55; Lc 1, 39-48.

Martes 13: So 3, 1-2.9-13; Sal 33; Mt 21, 28-32.

Miércoles 14: Is 45, 6-25; Sal 84; Lc 7, 19-23.

Jueves 15: Is 543, 1-10; Sal 29; Lc 7, 24-30.

Viernes 16: Is 56, 1-3ª. 6-8; Sal 66; Jn 5, 33-36.

Sábado 17: Gn 49, 1-2. 8-10; Sal 71; Mt 1, 1-17.

Domingo 18: Is 7, 10-14; Sal 23; Rm 1, 1-7; Mt 1, 18-24.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 11, 2-11

Paralelo: Lc 7, 18-28

 

1. JBTA/DUDAS FE/ESCANDALO

Juan el Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando un "bautismo de penitencia para la remisión de los pecados". Fue un predicador penitencial. Esto ya lo sabe el lector del evangelio. Pero la razón última de su misión estaba en anunciar "al que había de venir", el que era más fuerte que él y a quien él no era digno de desatar la correa de su sandalia. Juan había tenido ya algún contacto con Jesús. Más aún, según el cuarto evangelio, le había presentado oficialmente como "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo". No obstante, en la misma mentalidad de Juan, ¿hasta qué punto realizaba Jesús aquello que los judíos esperaban del Mesías? La actividad de Jesús ¿se identificaba con la figura del Mesías tal como el Bautista se lo imaginaba? Hay razones serias para dudarlo y una de ellas la tenemos en la embajada que, desde la prisión, hace llegar a Jesús a través de sus discípulos.

¿Eres el que había de venir? Para nosotros, la expresión indica evidentemente la culminación de todas las esperanzas en la persona del Mesías. Se había convertido en frase técnica para describir el tiempo mesiánico y designaría o bien "el profeta" que había de venir (Deut 18, 15) o al Mesías en persona. Los judíos no habían vinculado a esta expresión un significado tan denso, aunque la idea de su venida "en el nombre del Señor" era una convicción generalizada.

Jesús, en su respuesta, se limita a citar la Escritura (Is 35, 5-6; 61, 1). Una respuesta excesivamente concentrada y que nosotros explicitaríamos así: todas estas cosas estaban anunciadas en el Antiguo Testamento para los días del Mesías; todas estas cosas están siendo realizadas por Jesús; luego, han llegado los días mesiánicos en la persona de Jesús.

Efectivamente, él es el que había de venir. Es la conclusión lógica que debía deducir el Bautista.

Por si el texto no tuviese la suficiente claridad Jesús añade: dichoso aquél que no se escandalice de mí. ¿Por qué? Probablemente por el contraste entre lo que se esperaba -mucho más en la línea del sensacionalismo- y lo que veían realizándose en su persona. La advertencia de Jesús está en la línea de la identificación entre su persona y su palabra. La palabra de Jesús no puede separarse de su persona ni la persona de su palabra. Por algo es la Palabra (Jn 1, 1). Sólo quien comprende su palabra comprenderá su persona y viceversa. Quien no lo entiende así, permanecerá a oscuras ante el misterio de la persona de Jesús. La razón de escandalizarse de él está en su humildad. ¿Es éste el camino hacia Dios?, ¿un camino de sufrimiento y de cruz? El mismo Pedro se escandalizó y, con su escándalo, escandalizó a Jesús (/Mc/08/31ss). El mismo escándalo ante el que sucumbieron sus paisanos de Nazaret (Mc 6,3) y sus mismos discípulos ante la pasión (Mc 14, 27); el escándalo de la cruz del que nos habla San Pablo (1 Cor 1, 23; Gál 5,1). Terminada su respuesta, Jesús hace la presentación del Bautista.

Cuantos salieron al desierto atraídos por su predicación no vieron en él una caña agitada por el viento, es decir, Juan no era de esas personas que se doblegan fácilmente ante amenazas o promesas. Era un hombre íntegro e inflexible ante el mal. El caso de Herodes Antipas lo pone bien de manifiesto (14, 1ss). Tampoco se presentó Juan como una figura celeste con atuendo regio al estilo de lo que esperaban los judíos para cuando llegasen los días mesiánicos. Juan era un profeta. Pero un profeta singular.

Era el mensajero, el heraldo que había de venir a anunciar la presencia del Mesías y a preparar sus caminos (Mal 3, 1). Era el precursor del Mesías. Todo esto quería decir que, efectivamente, había llegado el que tenía que venir. Que había sido inaugurada la era mesiánica, el mundo nuevo creado por Dios por su última y definitiva intervención en la historia.

Juan era el precursor del que había de venir. En ser precursor estaba su grandeza y su pequeñez. ¿Cómo explicar que el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que Juan? Por supuesto, que no desde la categoría personal de cada uno. Aquí se nos está diciendo que el reino de Dios pertenece a un nivel distinto al nuestro. Para pertenecer a él, a ese mundo nuevo, el nuevo eón, es necesaria una nueva intervención de Dios en el hombre, un nuevo nacimiento (Jn 3. 3ss). Esto nadie, ni el más grande de los hombres -como nos es descrito Juan-, puede lograrlo por sí mismo. Sin embargo, el más pequeño e insignificante a los ojos humanos, en quien se haya realizado este nuevo nacimiento, esta nueva existencia, es mayor que la personalidad más destacada -como era la de Juan.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 998


 

2.- Este Evangelio se compone de dos partes muy distintas: el relato de la embajada de los discípulos de Juan Bautista (vv. 2-6) y el elogio de este último por el mismo Cristo (vv.7-10).

a) La embajada de los discípulos del Bautista lleva el encargo de investigar si Cristo es realmente "el que tiene que venir". Hay que comprender esta última expresión en el sentido que le da Juan Bautista. Está tomada de Is 40, 10 (pasaje que el Precursor conoce bien, puesto que cita ya el v. 3 en Mt 3, 3), en donde la venida del Mesías va acompañada de fuerza y de violencia. Ahora bien, para Juan Bautista no hay lugar a duda de que el Mesías que él anuncia será particularmente violento (Mt 3, 11). El Mesías, en efecto, debe hacer su aparición dentro del aparato terrible de un día de Yahvé.

Pues bien, Cristo desmiente esa espera poniendo de relieve que sus obras mesiánicas están todas ellas hechas de dulzura y de salvación: en lugar de juzgar y de condenar, cura y libera.

Aunque, por otro lado, en todo eso no hay nada que no esté previsto por la Escrituras y esté en conformidad igualmente con la esperanza mesiánica (cf. Is 61, 1; 35, 5-8). Pero hay dos conceptos opuestos del mesianismo que en aquella época se repartían al pueblo elegido: los unos esperaban los últimos tiempos como tiempos de poder y de violencia; los otros, como tiempos de liberación y de felicidad. Oponiéndose a los discípulos de Juan, Cristo revela un estilo de vida que constituye un problema para ellos y que no dejará de producir escándalo hasta tanto no se penetre en el misterio del Hombre-Dios sobre la cruz. Eso es precisamente el alcance del v. 6 (cf. Mt 13, 54-57; 16, 20-23; 26, 31-33, y , sobre todo, 1 Cor 1, 17; 2, 5). Si se produce el escándalo a causa de Cristo, aun comprendiendo que da cumplimiento a tal o cual profecía, es porque en Él se ha producido algo inesperado, algo que ninguna profecía podía prever: el misterio del Hombre-Dios.

b) Ni el mismo Juan Bautista ha podido prever este aspecto inesperado de la personalidad de Cristo. Y precisamente Jesús consagra su elogio del Precursor a demostrarlo.

Para preparar a su auditorio a la idea de que el Bautista es un profeta, Jesús utiliza una serie de imágenes: el contraste entre gentes bien vestidas y el hombre vestido de pelos de camello (Mt 3, 4; 2 Re 1-8), entre el profeta que no tiembla y la caña frágil (Jer 1, 17-19). Juan es incluso más que un profeta: es el mayor de los profetas: citando Mal 3,1 y Ex 23, 20, Jesús define, en efecto, la misión del precursor como la de un servidor que conduce al pueblo de Dios hacia la tierra tanto tiempo prometida. Y, sin embargo (v. 11), Juan es el personaje más pequeño del reino. Esta observación es capital para la comprensión del verdadero alcance del Evangelio. Juan es el mayor del Antiguo Testamento, pero, en cuanto tal, se mueve aún dentro de una interpretación demasiado humana y demasiado específicamente judía de las profecías. Por eso es el más pequeño en el reino: le falta, en efecto, la inteligencia del estilo absolutamente inesperado que Cristo introduce con su existencia de Hombre-Dios.

Las dos partes del Evangelio, por tanto, se complementan: no basta con comprender que Cristo y su Precursor dan cumplimiento a las Escrituras, ni con definirlas partiendo de las profecías antiguas. Y se es el más pequeño en el Reino cuando uno se detiene ahí, sin llegar a penetrar en el misterio de la personalidad de Cristo. Este no es tan solo el final de una cadena de pobres espirituales, de la que Juan sería el penúltimo eslabón (vv. 8-9); Jesús es "ontológicamente" pobre por su obediencia humana y divina al Padre, y su pobreza hasta la cruz no es más que la repercusión terrestre de su situación eterna de absoluta dependencia de Hijo respecto al Padre.

Después de Cristo, los hombres pueden alcanzar esa pobreza de los hijos de Dios merced a su dependencia del Padre, y la Eucaristía que celebran, proponiéndoles que se dejen guiar por la iniciativa del Padre, les capacita para esa aventura.

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 111.


 

3.- Texto. El domingo pasado escuchábamos a Juan hablar del que viene detrás de él con el poder y el derecho. En el texto de hoy, Mateo igual que Lucas, recoge una tradición sobre la perplejidad de ese mismo Juan ante la actuación del Mesías. El término Cristo, empleado en la traducción litúrgica deriva del griego y es traducción del hebreo Mesías. En este texto Cristo no es nombre propio sino título. Jesús reivindica su condición de Mesías, entendiendo ésta no en la línea de los apocalípticos, sino en la de diversos profetas agrupados bajo el nombre de Isaías. El v. 5 del texto es una refundición de Is. 29, 18-19; 35, 5-6 y 61, 1. en línea con estos profetas la actuación de Jesús no es destructora, sino reparadora de los desajustes existentes.

La reivindicación de Jesús se cierra con una bienaventuranza. Sería incorrecta interpretarla como advertencia o llamada de atención a Juan. Es más bien una declaración a favor de los que no ven en Jesús un motivo de escándalo.

La segunda parte del texto se centra en Juan y en su papel dentro de la historia de la salvación. La interpelación y la pregunta retórica dan a esta parte viveza y fuerza. El desierto del que se habla es la misma falla geológica del domingo pasado, paisaje árido y tórrido, salpicado en algunos lugares por matorrales, arbustos y cañaverales. Siguiendo la margen occidental del Mar Muerto, se llega a la altiplinicie rocosa, rodeada de barrancos. Su nombre actual es Masada, que significa fortaleza. Se trata, en efecto, de una fantástica fortaleza inexpugnable, donde, entre los años 37 a 31 a. de C., Herodes había construido un palacio dotado de todos los lujos y comodidades. Un palacio proverbial, del que todo el mundo contaba mil maravillas.

Jesús rinde a Juan tributo de admiración por su entereza y austeridad. Sus referencias a las cañas y a los palacios se explican y comprenden a la luz de lo mencionado en el párrafo anterior.

Pero la verdadera grandeza de Juan reside en su función de mensajero inmediato del Mesías. Esta grandeza, sin embargo, palidece ante la realidad del reino de los cielos traída por el Mesías. La llegada del reino de los cielos hace realmente grandes a las personas. Comentario. Dos son las ideas matrices del texto. Primera: El reino de los cielos es ya una realidad en nuestro mundo. Segunda: este reino no destruye el mundo, sino repara lo desajustado en él existente.

Síntomas de este desajuste son la enfermedad y la marginación de los pobres. La primera es un misterio; la segunda, una injusticia intolerable. La enfermedad debe ser combatida como desajuste y aceptada como misterio; la marginación de los pobres debe sólo ser combatida, nunca aceptada.

A pesar de todo hay que seguir afirmando la realidad del reino de los cielos en nuestro mundo. Mucho, sin embargo, nos queda aún por aprender del mensajero, Juan. Existente entre nosotros demasiado arribismo y búsqueda del sol que más calienta; existe demasiado despilfarro. Entereza y austeridad: dos grandes olvidadas.

ALBERTO BENITO - DABAR 1992/03


 

4.- -"Juan, que había oído en la cárcel las obras de Cristo!..": Juan aparece encarcelado por Herodes, pero como era habitual en las personas del mundo antiguo no pierde el contacto con el exterior. Conoce la actividad de Jesús y le envía a sus discípulos. Los discípulos de Juan subsistirán después de su muerte y algunos mantendrán polémica con la comunidad cristiana primitiva sobre la mesianidad de Jesús. Por eso el texto evangélico pone sobre la mesa las dudas del Bautista a fin de darles respuesta.

-"¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?": La acción y la predicación de Jesús no han encontrado acogida en Galilea. Mateo subrayará en los textos que vienen a continuación de esta perícopa el carácter escondido del Reino. No es extraño que Juan manifieste también su desconcierto: él esperaba al Mesías juez poderoso de la apocalíptica judía de su tiempo y, en cambio, ve en Jesús otro tipo de actuación bien diferente y él mismo está encarcelado. ¡El Mesías no actúa como liberador!.

-"Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo...": La respuesta de Jesús a las dudas de Juan remite de nuevo a las obras que hace y que ilustra con el texto de Isaías leído en la primera lectura y que recibe el complemento de una referencia a los leprosos y a los muertos. Los signos que realiza Jesús no se imponen por su evidencia abrumadora ante la gente, sino que piden siempre la fe.

-"¿Qué salisteis a contemplar en el desierto...?": Seguidamente Jesús expresa su pensamiento sobre la figura de Juan, y lo hace interrogando a los oyentes con tres cuestiones que tiene una progresión impresionante: ¿una caña? ¿un hombre bien vestido? (¿notemos la ironía al contrastar el vestido de Juan con la corte de Herodes?, ¿un profeta? La figura de Juan sólo se puede entender con relación a Jesús, por eso es más que un profeta: "él es de quien está escrito: Yo envío mi mensajero delante de ti...".

-"El más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que él...": La relación de Juan con Jesús es lo que le da su grandeza, aunque ésta se mide sobre todo por la participación en el Reino de Dios. Juan está a las puertas del Reino; en cambio, los discípulos de Jesús ya participan plenamente de la realidad del Reino.

JOAN NASPLEDA - MISA DOMINICAL 1989/24

  

PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO III  - ADVIENTO - CICLO C

 

01.- ALÉGRATE Y GOZA, JERUSALÉN (Salmo 97) (F. Palazón)

ALÉGRATE Y GOZA, JERUSALÉN,

MIRA QUE VIENE TU REY;

NO TEMAS SIÓN

QUE ESTÁ CERCA TU SALVACIÓN.

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas,

su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo.

 

El Señor da a conocer su victoria,

revela a las naciones su justicia,

se acordó de su misericordia y fidelidad

a favor de la casa de Israel.

 

Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios,

con clarines y al son de trompetas

aclamad a rey y Señor.

 

02.- VEN SEÑOR NO TARDES

VEN SEÑOR, NO TARDES MÁS,

VEN SEÑOR EL MUNDO TE ESPERA,

VEN SEÑOR NO TARDES MÁS,

QUE SIN TÍ NO HAY SALVACIÓN.

 

1.- Sobre la tierra se oyó una voz de promesa,

un nuevo tallo dará la raíz de Jesé.

Sobre la tierra se oyó una voz de esperanza,

el hágase de la Virgen milagro de fe.

 

2.- Hacia tu encuentro vendrán los humildes y pobres,

hacia tu encuentro vendrán los que anhelan la paz,

hacia tu encuentro vendrán los que buscan tu reino,

los que han sabido sufrir por lograr libertad.

 

3.- Hoy más que nunca Señor necesito consuelo,

hoy más que nunca Señor necesito perdón,

hoy más que nunca Señor necesito alegría,

hoy más que nunca Señor necesito tu amor.

 

03.- ACEPTA SEÑOR EL VINO Y EL PAN

ACEPTA, SEÑOR, EL VINO Y EL PAN,

CON ELLOS TRAEMOS LA OFRENDA A TU ALTAR.

 

Sobre el Altar, Señor, va nuestra ofrenda:

el abrazo sincero al hermano

perdonándonos nuestras ofensas.

 

Sobre el Altar, Señor, va nuestra ofrenda:

trabajar por un mundo más justo

de igualdad y concordia fraterna.

 

Sobre el Altar, Señor, va nuestra ofrenda:

convertir nuestra vida pasada

al mensaje de tu Buena Nueva.


04.- NO PODEMOS CAMINAR (J.A. Espinoza)

NO PODEMOS CAMINAR,

CON HAMBRE BAJO EL SOL

DANOS SIEMPRE EL MISMO PAN,

TU CUERPO Y SANGRE, SEÑOR.

                  

1.- Comamos todos de este pan,

el pan de la unidad,

en un Cuerpo nos unió el Señor

por medio del amor.

 

2.- Señor, yo tengo sed de Ti,

sediento estoy de Dios.

Pero pronto llegaré a ver,

el rostro del Señor.

 

3.- Por el desierto el pueblo va,

cantando su dolor,

en la noche brillará tu luz,

 nos guía la verdad.


05.- TU ERES EL DIOS QUE NOS SALVA (J.A. Espinoza)

1.- Tú eres el Dios que nos salva,

la luz que nos ilumina,

la mano que nos sostiene

y el techo que nos cobija. (2v.)

 

TE DAMOS GRACIAS SEÑOR,

TE DAMOS GRACIAS SEÑOR. (BIS)

 

2.- Te damos gracias Señor,

porque has depuesto la ira,

y has detenido ante el pueblo,

la mano que lo castiga. (2V.)

 

3.- Y sacaremos con gozo

del manantial de la vida,

las aguas que dan al hombre

la fuerza que resucita. (2V.)

 

4.- Entonces proclamaremos,

cantadle con alegría,

el nombre de Dios es grande,

su caridad infinita. (2V.)

 

5.- Que alabe al Señor la tierra,

contadle sus maravillas,

que grande en medio del pueblo, 

el Dios que nos justifica. (2V.).

 

06.- TU ERES LA PARTE DE NUESTRO HERENCIA (J. A Espinoza)

TÚ ERES LA PARTE DE NUESTRA HERENCIA,

DE TI NOS VIENE LA LIBERTAD.

 

1.- Refugio en los momentos de peligro,

buscamos en Ti nuestra alegría, 

y en todos los que entregan por el pueblo sus fuerzas,

ilusiones y la vida.

 

2.- Que fácil adorar a dioses falsos,

poniendo la ilusión en el dinero,

siguiendo sin pensar en los de arriba,

aceptando sus bodas y su credo.

 

3.- No envidio al esplendor de sus banquetes

y el oro que ostentan en sus fiestas,

prefiero cantar con los sencillos

canciones de un pueblo que despierta.

 

4.- Tu siempre vas delante de nosotros,

sin dejar que la muerte nos oprima,

por eso al caminar vamos alegres,

nos muestras el sendero de la vida.