EL YUGO DE JESÚS
COMENTARIO
Después del discurso de
misión, el evangelio de Mateo nos habla de la embajada que Juan Bautista manda
a Jesús y de la queja de Jesús por las personas y las ciudades que no quieren
recibirlo ni escucharlo. Este fracaso ante "los sabios y entendidos"
y el rechazo en algunas poblaciones motiva estas palabras de Jesús. Pueden
relacionarse también con las palabras de la misión: "has escondido estas
cosas a los sabios y entendidos y las has revelado..."; "nada hay
escondido que no llegue a revelarse".
Estas palabras son una
plegaria al Padre en forma de bendición y al mismo tiempo de reconocimiento por
parte de Jesús -y de revelación para nosotros- de cuál es su voluntad. Se
bendice a Dios porque, de acuerdo con su voluntad, son los sencillos los que
están dispuestos a recibir y acoger la salvación y revelación de Dios de la que
Jesús es portador, mientras que los "sabios y entendidos" (los
expertos en materia religiosa, los que buscan un conocimiento intelectual por
encima de todo) la rechazan. Al mismo
tiempo, esta oración manifiesta la particular relación de Jesús con el Padre.
A esta voluntad del Padre
de dar a conocer el Reino a los más pequeños corresponde también la revelación
del Hijo según su voluntad. Esto es así por la relación y conocimiento únicos
que se dan entre el Padre y el Hijo. Llegar al conocimiento de Dios y de su
revelación es básicamente un don que se hace a aquellos que tienen la capacidad
de recibirlo: los "pequeños" o "la gente sencilla", los
"discípulos".
La segunda parte es una
llamada a la vinculación personal a Jesús. Jesús dirige esta llamada o
invitación a cuantos están "cansados y agobiados" por el peso de la
ley tal como era explicada por los "sabios y entendidos" (escribas y
fariseos) de su tiempo, que insistían mucho en el cumplimiento exacto y
legalista pero no hacían sentir la alegría de la salvación ofrecida por Dios. A
estos pequeños que se hallan agobiados les invita Jesús a que rompan la
relación con la escuela de los escribas y fariseos y se conviertan en
discípulos suyos: Él les ofrece alivio. Hacerse discípulo es descrito también
con la imagen de aceptar o cargar con el yugo, indicando la adhesión a Jesús de
la persona entera.
El discípulo hallará la
paz y el alivio no porque Jesús no sea exigente ("el que no toma su cruz y
me sigue no es digno de mi"; "bienaventurados..."), sino porque
es manso y humilde de corazón. Es decir, porque Jesús comunica a los que le
siguen la alegría de entrar en el Reino, de sentirse salvados y amados por El y
esta relación personal hace que el yugo sea suave y la carga, ligera.
R.P. Roland Vicente Castro
Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 47, 10-11
Oh, Dios, meditamos
tu misericordia en medio de tu templo; como tu nombre, oh, Dios tu alabanza
llega al confín de la tierra. Tu diestra eta llena de justicia.
ORACION
COLECTA
Oh, Dios, que en la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad
caída, concede a tus fieles una santa alegría, para que disfruten del gozo
eterno los que liberaste de la esclavitud del pecado. Por nuestro Señor
Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10
Así dice el Señor: “Alégrate, hija de Sion;
canta, hija de Jerusalén mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso;
humilde y cabalgando en un pollino, cría de una burra. Destruirá los carros de
guerra de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros,
dictara la paz a las naciones; dominara de mar a mar, del Gran Rio hasta los
extremos de la tierra”.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 68)
Bendeciré tu
nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Te ensalzare, Dios mío, mi
rey; tu nombre por siempre jamás. Día tras día, te bendeciré y alabare tu
nombre por siempre jamás. R.
El Señor es clemente y
misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad: el Señor es bueno con
todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te
den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu
reinado, que hablen de tus hazañas. R.
El Señor es fiel a sus
palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a
caer, endereza a los que ya se doblan. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo 8, 9.11-13
Hermanos: Ustedes no están sujetos a
la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El
que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que
resucito a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucito de
entre los muertos a Cristo Jesús dará nueva vida a sus cuerpos mortales, por el
mismo espíritu que habita en ustedes. Así, pues, hermanos estamos en deuda,
pero no con la carne para vivir carnalmente. Si ustedes viven según la carne,
morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la carne según el Espíritu,
entonces vivirán.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 25
Aleluya. Bendito seas, Padre, Señor de cielo
y tierra, porque has revelado los secretos del Reino a la gente sencilla. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, exclamo Jesús: “Te doy
gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, así
te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo
más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
se lo quiera revelar. Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados, y
yo los aliviare. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde
de corazón, y encontraran descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Al Señor, que es
clemente y misericordioso, elevemos nuestras oraciones por la Iglesia y por el
mundo entero. Digamos con fe: R.- Te rogamos, Óyenos.
1.- Para que el Espíritu de Dios que habita
en nosotros vigorice la presencia de Cristo en el mundo. Oremos al Señor. R.
2.- Para que el Espíritu de Cristo resucitado
vivifique el ministerio de los Obispos y sacerdotes. Oremos al Señor. R.
3.- Para que el Espíritu de justicia mueva el
corazón de nuestros gobernantes a la promoción de la paz y del bien común. Oremos al Señor. R.
4.- Para que con mansedumbre y humildad de
corazón los cristianos ayudemos a los que están cansados y agobiados. Oremos al Señor. R.
5.- Para que el Espíritu misericordioso de
Dios se manifieste a los que viven esclavos de sus pasiones y los libere. Oremos al Señor. R.
6.- Para que con gratitud aceptemos el don de
Dios que se nos manifiesta en Jesucristo. Oremos al Señor. R.
Señor, que el
pueblo que te suplica no se vea defraudado y que, movido por tu Espíritu, te
alabe como Señor del cielo y de la tierra. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Que la oblación consagrada a tu nombre nos purifique, Señor y nos
lleve, de día en día, a participar en la vida del cielo. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Mt 11,
28
Vengan a mi todos los que
están cansados y agobiados, y yo los aliviare, dice el Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Colmados de tan grandes bienes, concédenos, Señor, alcanzar los dones
de la salvación y no cesar nunca en tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 10: Gn 28, 10-22a; Sal 90; Mt 9, 18-26.
Martes 11: Gn 32, 22-32; Sal 16; Mt 9, 32-38.
Miércoles 12: Gn 41, 55-57; 42, 5-7.17-24ª; Sal 32; Mt 10,
1-7.
Jueves 13: Gn 44, 18-21.23b-29; 45, 1-5; Sal 104; Mt
10, 7-15.
Viernes 14: Is 52, 7-10 (o bien: 1Co 1, 18-25); Sal 95;
Mc 16, 15-20.
Sábado 15: Gn 49, 29-32; 50, 15-26ª; Sal 104; Mt 10,
24-33.
Domingo 16: Is 55, 10-11; Sal 64; Rm 8, 18-23; Mt 13,
1-23.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mt 11, 25-30
Par: Lc 10, 21-24
1. - Esta importante oración de Jesús contiene tres afirmaciones
fundamentales: sólo el Hijo es capaz de revelar el verdadero rostro del Padre;
la revelación del Padre se abre a los pequeños y se cierra a los sabios, todos
los que están cansados y oprimidos pueden encontrar en Cristo alivio. La
afirmación central es la primera; las otras dos le sirven de marco y expresan
su contenido.
Dios ha decidido gratuitamente ("así te ha agradado")
manifestar "estas cosas" a los "pequeñuelos". Es una
revelación que sigue esquemas inesperados: oculta estas cosas a los prudentes y
a los sabios y las revela a los pequeños. Para dar aún más relieve a la
paradoja, Jesús no dice simplemente "Padre", sino que añade
"Señor del cielo y de la tierra". Aquí está la maravilla: el Dios del
cielo y de la tierra tiene preferencias por los humildes y los pequeños.
Más en este punto las preguntas se hacen numerosas: ¿Quiénes son
concretamente los pequeños a los que se manifiestan los secretos de Dios?
¿Quiénes son los sabios y prudentes a los que, en cambio, se les ocultan? ¿Qué
se ha manifestado y se ha mantenido oculto? Jesús no dice exactamente qué ha
revelado el Padre a los sencillos. Se limita a decir "estas cosas".
Pero es fácil comprender que se trata del Evangelio en su totalidad, es decir,
de aquella nueva comprensión de Dios y de su voluntad que se contiene en las
palabras y en los hechos de Jesús.
Cuando Jesús hablaba y Mateo escribía, la expresión "los sabios y
los prudentes" designaba concretamente a las élites religiosas de Israel,
rabinos y fariseos, que permanecían ciegos ante la claridad de las palabras de
Jesús y se irritaban por su predicación en favor de los pobres (se
escandalizaban de ella).
Por consiguiente, "pequeño" no se opone a adulto (y, por
tanto, no designa a los niños), sino que se opone a sabio y prudente.
Pequeños son los hombres sin cultura (así se dice), sin competencia
religiosa, sin habilidad dialéctica, sin facilidad de palabra. Concretamente,
en tiempo de Jesús eran los llamados hombres de la tierra, los pobres aldeanos
de Galilea, a quienes los doctores de la Ley y los fariseos despreciaban.
Decían ellos: "Un ignorante no puede evitar el pecado y un hombre del
campo no puede ser de Dios". Y en el contexto histórico de la época de
Jesús, los cansados y los oprimidos eran los que penaban bajo las intolerables
y complicadas prescripciones de la ley farisaica y se sentían perdidos ante la
doctrina sutil y difícil de los rabinos. Jesús les invitaba a buscar en otra
parte, a saber, en el evangelio y en su ejemplo, la verdadera voluntad de Dios;
una voluntad sin duda exigente, pero rectilínea y simple y al alcance de todos.
Para motivar su invitación y ofrecer su ejemplo, se define Jesús "manso y
humilde de corazón". Humilde indica la actitud de Jesús, dócil en todo a
la voluntad del Padre; una docilidad interior, libre y querida ("de
corazón"). Manso indica la actitud de Jesús respecto a los hombres: una
actitud rectilínea, valiente, no violenta; misericordioso, tolerante, pronto al
perdón, pero también exigente.
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MATEO - EDIC. PAULINAS/MADRID 1982.Pág.
121
2.AUTOSUFICIENCIA PLAN-DEI/ORGULLO:
La acción de gracias tiene como punto de referencia el rechazo que los
escribas y fariseos habían hecho de la palabra de Jesús.
Eran los doctos de la época particularmente los escribas, los
profesionales de la Ley. El misterio del Reino no es accesible a esta clase de
sabiduría humana. La acción de gracias significa en este caso concreto la
aceptación del plan o designio de Dios. Y este plan no puede ser aceptado más
que por aquéllos que se presentan ante Dios conscientes de su vaciedad y
pequeñez, con la pobreza sustantiva que caracteriza al ser humano, con la
actitud humilde y "desesperada" búsqueda de algo o Alguien que sea
capaz de llenar la propia vida. Características que, por lo demás, pueden darse
en la gente docta, en los doctores de la Ley, como lo demuestra el caso de
Nicodemo (Jn 3. 1ss). Dios no admite que el hombre entre en petulante
competencia con Él. La autosuficiencia será el obstáculo mayor para que el
misterio de Dios se abra a ellos. El plan de Dios puede ser aceptado o
rechazado por el hombre, pero no puede ser discutido.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1006
3. J/PADRE. J/CONCIENCIA-HIJO.
Digamos, en primer lugar, que la oración de Jesús aquí citada no debe
quedar separada de los versículos que la preceden. Acostumbrados a cortar este
capítulo, dejamos de lado el estrecho lazo que une las palabras de Jesús al
fracaso de su predicación en Galilea. Este fracaso está aquí supuesto mediante
la condena de las ciudades incrédulas.
El interés de la oración de Jesús viene en primer término de que,
después de constatar el fracaso de su gira galilea, Jesús "bendice" a
su Padre. No faltan, en el A.T., textos que muestran la reacción agresiva, muy
humana, de los heraldos de la Palabra de Dios, heridos ante el fracaso con que
chocan, prontos a hacer responsable a Dios de su falta de éxito. Las
Confesiones de Jeremías refieren la desesperación, también muy humana -¿quién,
fuera de Jesús, podría condenar tal desesperación?-, del desgraciado profeta,
acosado por todas partes por los oyentes a los que su palabra ha condenado.
Esas frases de un profeta desesperado ante su fracaso, dispuesto a dudar de
Dios, que nos refiere Jeremías (15. 15-18 o 15. 19-21) podrían servir como
primera lectura: harían ver la debilidad del creyente, del profeta mismo,
inclinado a dudar de Dios; harían percibir mejor la sublime fuerza de Jesús
que, en lugar de lanzar invectivas de dudar, "bendice". "Sí,
Padre, dice, así te ha parecido mejor". Y de la misma manera, en lugar del
patético Jeremías, podrían tomarse las frases de Jonás (3. 7-4. 4), obstinado
en su incapacidad para entender a Dios, su designio, su misericordia. Jesús,
pues, bendice. La bendición viene al final de un movimiento de admiración. Se
bendice una obra porque se la admira, y lo mismo a un personaje en quien se
descubren los signos de la perfección, del pleno cumplimiento. Del mismo modo
Jesús mantiene que el resultado de la predicación galilea, tan decepcionante en
apariencia, tiene algo de satisfactorio. Para apreciar las cosas así, se
necesita superar los motivos naturales. Porque el grito admirativo que se
expresa en la bendición no procede precisamente sólo de la cosa contemplada,
vista, admirada. Viene de la referencia a Dios. El impulso maravilloso brota
porque Dios ha sido entrevisto; la situación se ha mostrado como fruto de un
acto de Dios, como obra divina; y en ese caso es a Dios, más que a su obra, a
quien se admira: y se "bendice".
Jesús bendice a Dios porque, sin olvidar nada de la responsabilidad que
a los incrédulos corresponde en su fracaso (la condena de las ciudades es un
testimonio), reconoce un misterio divino; sabe que Dios está presente en este
drama que ha reducido casi a la nada su esfuerzo de evangelización. Y admira
esa presencia, esa obra de Dios. Él es el que a unos, a los incrédulos, ha
"ocultado", y Él es quien ha "revelado" a los
"sencillos": por todo ello debe ser bendecido. Él se ha demostrado
como un Dios presente; más que presente: como un Dios "paterno".
"Yo te bendigo, Padre", dice Jesús. Estamos muy lejos de Jeremías y
de Jonás.
Y estamos más lejos todavía de lo que los hombres son cotidianamente
capaces, de eso a que nosotros mismos llegamos. Jesús da además el motivo de
esa superioridad. Si su oración alcanza el nivel de disponibilidad, de
confianza, de atención filiales a que Él llega y que nosotros no sabemos
alcanzar, es debido a los lazos especiales que le unen a Dios: "Nadie
conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar". (...) Lo mismo que Jeremías se sabía
"conocido" por Yahvé (Jr 1. 5), Jesús se sabe también
"conocido" con un conocimiento que penetra el más íntimo secreto de
sus disposiciones de confianza, de disponibilidad y afecto filiales. Al mismo
tiempo, y siempre a la manera de un Jeremías consciente de hablar en nombre de
Dios, de poseer sus secretos, Jesús sabe que él "conoce" a Dios, su
acción misteriosa, su oculto designio, y que lo conoce mejor que cualquier
otro, hasta el punto de saber identificar el carácter "paterno" de
esta obra, de este proyecto, como ningún otro hombre sabe hacerlo.
Tal es la fuente de la oración de Jesús y del carácter excepcional de
esta oración. En el fondo, estas frases breves dan testimonio de la conciencia
que tenía Jesús de los lazos especiales que le unían a Dios, lazos que
"experimentaba" en la predicación galilea. Entonces Jesús se
descubría a sí mismo "paternalmente" seguido, acompañado, ayudado por
Dios de una manera que sólo puede expresar el término tan humano de
"Padre"; y además percibía en lo más profundo de su ser la subida
hacia ese Dios paterno, con un movimiento que corresponde a lo que nosotros
designamos como actitud o amor "filial".
LOUIS MONLOUBOU - LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE MATEO - EDIT. SAL
TERRAE SANTANDER 1981.Pág. 179
¿Quiénes son los sencillos? Hay que distinguir dos niveles de
interpretación: el de la tradición y el del evangelista. En el primero, los
"sencillos" son los pobres, a los que es anunciado el Evangelio de
Reino. En la perspectiva de Mt, el texto adquiere un tono polémico
antifarisaico: los "sencillos" son los discípulos creyentes, opuestos
a los sabios y entendidos, es decir, a los escribas y fariseos. Esta doble interpretación
se insiere en la oración de Jesús, que reconoce la acción salvífica y gratuita
del Padre en la doble reacción ante su persona y su mensaje: gozosa acogida por
parte de los pobres, marginados, pecadores, pueblo sencillo; y obstinado
rechazo de los responsables cualificados por el "saber" y la práctica
religiosa.
YUGO/DESCANSO: Siguiendo a Jesús, el yugo (la alianza y la
ley del Señor; en la tradición judía, la Torah y los mandamientos) de la
voluntad de Dios ya no es un yugo opresor y duro, sino que genera ya ahora
aquella gozosa paz prometida a los humildes y pobres, garantía de la salvación
definitiva ("el reposo"). Así, el yugo ya no es un sistema legal para
interpretar y seguir, sino seguir a Jesús, el Hijo, que revela la voluntad de
Dios y la realiza plena y definitivamente.
J. FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990/14
5.- La cuestión de la autenticidad, de la unidad y de la doctrina de
este pasaje, plantea muchos problemas a los exegetas. La primera parte (vv.
25-27) se parece mucho a la versión de Lucas (/Lc/10/21-22), pero la segunda se
separa mucho de ella (/Lc/10/23-24 y /Mt/11/28-29). Parece, sin embargo, que
Mateo transmite una versión primitiva, si tenemos en cuenta el gran número de
aramismos en este relato.
Primero, Xto formula una acción de gracias a su Padre (vv. 25-27) porque
ambos son el uno para el otro y por la misión que Él ha recibido de revelarlo a
los pequeños (vv. 28-30) para invitarlos a entrar en comunión con Él.
a)El trasfondo bíblico de este himno es muy revelador: Xto se aplica el
himno de /Dn/02/23. Los tres "niños" (cf Lc 10. 21) se oponen a los
"sabios" babilónicos; gracias a sus plegarias (Dn 2. 18) se les ha
concedido la "revelación" del misterio del Reino (expresión
característica del libro de Daniel, que se vuelve a encontrar también en Lc 10.
21), que ha escapado a los sabios y doctores.
Xto compara la oposición entre sus discípulos y los sabios del judaísmo
a la que separa a los "niños y los sabios" en tiempos de
Nabucodonosor. También Él va a abrir su Reino y ofrecer la
"revelación" a una categoría bien determinada de "pobres",
los que lo son en el plano de la inteligencia. En esto se separa de algunos
doctores del judaísmo, que con frecuencia eran despiadados para con el pueblo
ignorante (cf. Is 29. 14; 1 Co 1. 19-26).
b)En otro pasaje del libro de Daniel (/Dn/07/14), el Hijo del hombre
"recibe todo" del Anciano en días..., y este misterio constituye el
objeto de la revelación hecha a Daniel. Partiendo de este texto, Cristo, que
reivindica para Sí el título de Hijo del hombre (Mt 24. 36), bendice al Anciano
en días, pero con un nuevo nombre, el de Padre, porque ha "puesto todo en
sus manos", es decir, porque le ha dado, como en Daniel 7. 14, un
"poder sobre todas las cosas" (Mt 28. 18; Jn 5. 22; 13. 3; 17. 2),
pero también un "conocimiento" pleno del Padre, que deberá revelar a
los hombres (v. 27). Cristo es, así, simultáneamente, el Rey y Revelador del
Reino a los pequeños. Agrupándose en torno a Él, éstos podrán conocer a Dios y
constituir una comunidad distinta de "los que no conocen a Dios";
primero, los paganos (Jr 10. 25), y después los sabios judíos (v. 21; cf Jn 12.
39-50).
c)Los "cansados y cargados" (v. 28) son los mismos que los
pequeños y los ignorantes de los versículos precedentes. En efecto, el peso o
el "yugo" designa con frecuencia en el judaísmo el cumplimiento de la
ley (Si 51. 26; Jr 2. 20; 5. 5; Ga 5. 1).
Los escribas les habían sobrecargado con un número incalculable de
prescripciones que los simples y los ignorantes se esforzaban por observar, sin
tener la capacidad suficiente para distinguir lo necesario de lo accidental (Mt
23. 4). Los que Jesús ha reclutado no son tanto los afligidos como los simples
e ignorantes, esclavos de las prescripciones del legalismo judío.
Cristo, que guardaba sus distancias frente al intelectualismo, hace otro
tanto frente al legalismo.
d)Jesús se presenta, sin embargo, como los rabinos y los sabios que
reclutaban discípulos para sus escuelas (v. 29; cf Si 51. 31; Is 55. 1; Pr 9.
5; Si 24. 19). Impone a su vez un yugo, pero fácil de llevar (1 Jn 5. 3-4; Jr
6. 6) porque Él también ha formado parte de la comunidad de los pobres
anunciada por So 3. 12-13, y porque reúne a los mansos y humildes de corazón.
El nuevo Maestro de sabiduría es, pues, un Pobre, y lo es de corazón, porque ha
adoptado libre y voluntariamente esta condición.
Esta pobreza de Xto da unidad a todo el pasaje. Frente al
intelectualismo de los sabios que creían saberlo todo, Xto se dirige a los
ignorantes, pero como uno de ellos, pues afirma que todo lo que Él sabe no
proviene de Él, sino que lo ha recibido del Padre (vv. 21-22). Frente al
legalismo de los rabinos, Jesús se vuelve hacia los que se encurvan bajo el
yugo de la ley, que sienten complejo de culpa frente a esa ley y se presenta
igualmente como uno de ellos: también a Él le han echado en cara faltas y
pecados (el contexto de Mt 12. 1-11 lo muestra claramente) y se ha liberado de
ese complejo de culpa, invitando a cuantos son víctimas de él a liberarse
también.
Una comparación entre Ben Sirá (Si) y Jesús puede ayudar a comprender la
originalidad del mensaje de Jesús. Ambos han vivido una relación especial con
Dios: para uno, era de orden sapiencial e intelectual; para el otro, de orden
filial. Con el primero, Dios comparte secretos; con el segundo, comparte su
vida.
Ben Sirá y Jesús se enfrentan con los problemas de la ley. A los ojos
del primero, la ley emana de la sabiduría y es un instrumento para encontrarse
con Dios; para el segundo, su yugo -al menos el yugo del legalismo- es una
pantalla que impide el encuentro con Dios, porque desvía a los ignorantes y
falsifica sus relaciones con Dios.
Ambos atienden especialmente a los pobres y a los humildes. Pero el
segundo amplía el círculo de los pobres a los ignorantes y a los que han sido
explotados por una falsa sabiduría y un legalismo estrecho. Ben Sirá y Jesús
quieren ser maestros de sabiduría, pero uno cree que su enseñanza sanará a los
pobres, mientras el otro se hace pobre entre los pobres y revela incluso sus
relaciones con el Padre en la forma de pobreza absoluta, pues Él no es nada por
Sí mismo y solo es lo que se le ha dado.
En Jesús, pues, la pobreza adquiere una desviación de su centro de
gravedad. La pobreza definía una situación
material o de ignorancia; representaba algunas veces una actitud espiritual y
moral; de ahora en adelante expresa una condición ontológica. Cristo es pobre
porque en Él el hombre se comprende en su relación con el Padre, y esta pobreza
es salvadora porque no está construida por fuerzas humanas.
Serán discípulos de Jesús los que acepten en lo más profundo de su ser
la renovación que los hace disponibles a la iniciativa divina y vivirán esta
renovación en la comunidad eclesial.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA V MAROVA MADRID
1969.Pág.136 ss
6.- Texto. En el contexto inmediato Mateo resalta la inmadurez y el
inmovilismo de los contemporáneos de Jesús. Contrarrestando esta situación
Mateo inserta este espléndido texto.
Comienza con un canto de acción de gracias de Jesús al Padre y al Señor
del universo. Este primer momento del texto abarca los versículos 25-26. El
motivo de la acción de gracias es la toma de postura del Padre en favor de la
gente sencilla. En este motivo es perfectamente reconocible la línea de
conducta de Dios, cuyos orígenes se encuentran en el texto fundacional de la
Biblia: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto... y he bajado a liberarlos
de los egipcios (Ex. 3, 7-8).
La expresión gente sencilla traduce adecuadamente el término figurado
griego "niños pequeños" y funciona en contraposición a "sabios y
entendidos". En el conjunto del evangelio de Mateo ambas categorías de
personas son trasponibles a maestros de la Ley y fariseos (sabios entendidos) y
a recaudadores y gente de mala reputación (niños pequeños). Un motivo similar
al de este texto lo desarrolla Pablo cuando contrapone los considerados sabios
por el mundo a los que en el mundo tiene por necios (I Cor. 1, 18-31). En su
acción de gracias Jesús maneja magistralmente el recurso del contraste: el que
es imponente y majestuoso manifiesta su "impotencia" y majestad
tomando postura por los que nada pueden.
El segundo momento del texto es el v. 27. El destinatario no es ya el
Padre sino los oyentes y lectores. Este segundo momento viene a dar razón y
fundamento a la acción de gracias precedente.
Si Jesús puede dar gracias al Padre por su toma de postura y por su
parecer, ello es debido al grado de conocimiento y de compenetración que tiene
con el Padre. Jesús lo sabe todo del Padre, porque el propio Padre se lo ha
enseñado. En el conjunto del texto este verbo enseñar es traducción más
ajustada que el genérico entregar. Mi Padre me lo ha enseñado todo.
El tercer momento del texto abarca los vs. 28-30. Se trata de una doble
invitación, cuya fuerza y valor residen en lo que conocemos de Jesús por el
versículo anterior. Los destinatarios de la invitación son los cansados y los
agobiados. Ambos términos están empleados en sentido figurado. En el conjunto
del evangelio de Mateo se trata del cansancio y agobio derivados de las cargas de
la Ley, tal como lo entienden y exponen los sabios y entendidos.
"Los maestros de la Ley y los fariseos echan cargas pesadas sobre
los hombros de los demás" (Mt. 23, 4). La actitud de Jesús, expresada en
la frase "yo os aliviaré", contrasta con la de los sabios y
entendidos, que "no están dispuestos a tocar ni siquiera con un dedo"
las cargas que echan (Mt. 23, 4). Ellos habla del yugo de la Ley; también Jesús
lo hace, pero unciéndose él mismo el yugo y caminando delante con él. La
invitación de Jesús a cargar con el yugo parte de su mismo ejemplo.
En el conjunto del texto el v. 27 ocupa el lugar central no sólo por
posición sino, sobre todo, por importancia. El, en efecto, irradia luz a los
anteriores y a los posteriores. Estos, a su vez, ayudan a ver la perspectiva de
las afirmaciones del versículo central. En él niega a la Ley toda pretensión de
mediación válida para el conocimiento del Padre y del Hijo. Comentario. La
Biblia tiene su origen en un acto de justicia social: la toma de postura de
Dios en favor de los oprimidos. En el texto de hoy Jesús confirma
autoritariamente esta imagen de Dios, la cual se convierte así en la única
imagen válida de Dios.
Jesús nos revela a un Dios que toma partido en favor de los oprimidos
por las cargas que les imponen los sabios y entendidos. No pretendamos ver en
este texto un planteamiento antiintelectual. Se trata pura y simplemente de un
acto de justicia social.
Un acto de justicia social no verbal ni teórico, sino real y práctico.
En este texto no hay fractura entre teoría y praxis ni un planteamiento
orientado al dominio técnico de las conciencias.
A diferencia de los maestros de la Ley, que son expertos, Jesús es un
guía que camina por delante del yugo que impone. Mientras que el experto
convierte el saber en un instrumento en favor de algo, el guía es ante todo una
posición vital que integra la teoría y la praxis. La imagen de Dios que Jesús
revela tiene su confirmación y constatación en Jesús. De ahí el papel esencial
e insustituible de Jesús como mediador de Dios por un lado y su valor de
ejemplaridad esencial e insustituible por otro.
Nos hallamos ante un texto de trascendencia incalculable; uno de los
textos indispensables, porque dan respiro y libertad a la vida tan
desafortunadamente atormentada por códigos y leyes.
Gracias a este texto la mirada del creyente deja de tener el aspecto
cansino y agobiado de un animal humano de carga. Si Jesús da gracias al Padre,
justo es que nosotros entonemos un canto de acción de gracias a Jesús por
habernos dicho lo que en este texto nos dice. Hoy es una de las ocasiones en
las que la exégesis no puede cerrarse al sentimiento.
A. BENITO - DABAR 1990/36
7.- Contexto. El nuevo Pueblo de Dios es ya una realidad literaria (9,
35-10). Hay que calificarlo de realidad literaria porque en el Evangelio de
Mateo este pueblo no comenzará su actuación sino después de 28, 16-20. De
momento, Mateo quiere que el nuevo Pueblo siga formándose en la escuela de su
líder y maestro. Un liderazgo que Mateo sigue concibiéndolo, en un contexto realístico
de incompresión por parte de los contemporáneos religiosos (11, 1-24).
Sentido del texto. Si en los caps. 8-9 Mateo había ido dando entrada
paulatina a la oposición religiosa, en 11, 1-24 esta oposición es una realidad
plena. El autor presenta, pues, claramente diferenciados al viejo y al nuevo
Pueblo de Dios. El v. 25 comienza reflejando el alborozo incontenido de Jesús
por la existencia del nuevo Pueblo. El viejo Pueblo es calificado como sabio y
entendido; el nuevo, como gente sencilla (textualmente; personas sin voz). Muy
probablemente, Jesús se refiere a los dirigentes del viejo Pueblo, ante los
cuales los que aceptan a Jesús se sienten impotentes para hablar. En efecto,
ésta era la realidad dentro del viejo Pueblo: sólo los dirigentes, los constituidos
en jerarquía, podían hablar; los demás sólo podían escuchar y aceptar. Los
dirigentes, sobre todo de corriente farisea (los letrados), eran los únicos
intérpretes de la Escritura y de la Tradición, movidos ciertamente por un noble
espíritu de actualización de las mismas. El resultado a nivel de pueblo era una
existencia dirigida y heterónoma. Un pueblo fatigado y angustiado por el fardo
pesado de una reglamentación de la conciencia (cfr. Mt. 23, 4). Un pueblo, en
definitiva, maltrecho y derrengado por culpa de sus pastores (cfr. Mt. 9, 36).
Estas son las gentes sin voz (la traducción litúrgica "gente
sencilla" no quiere decir gente inculta o sin recursos materiales) que
respiraron el aire fresco de Jesús. Un Jesús manso, es decir, sencillo, que no
atosiga ni abruma las conciencias. Un Jesús humilde, es decir, sin ese aire
arrogante y prepotente que inevitablemente exhalan sin darse cuenta los
religiosos del cumplimiento. Sí, Jesús fue aire fresco, alivio y descanso en
aquel mundo perfectamente religioso.
Frente a la tradición de los mayores, Jesús habla de la tradición del
Padre (v. 27a; el matiz de "tradición" aparece muy claro en el texto
original). Al fin, Dios deja de ser impositivo y atosigador de conciencias. La
tradición de los mayores convierte la existencia en un peso insoportable y
agobiante. La tradición del Padre devuelve a la existencia agilidad y frescura.
Desde Jesús tenemos, pues, un criterio de discernimiento para saber si una
tradición es cosa de los hombres o de Dios. Desde Jesús sabemos quién y cómo es
Dios. Desde Jesús sabemos cómo debe experimentarse el Pueblo de Dios. Un Pueblo
así es el que hace estallar de alegría a Jesús, quien en gesto de intimidad
insondable se la ofrece a su Padre. En Jesús es Dios quien palpita. ¡Fantásticos
versículos! El viejo soñador de Génesis 1, puede, al fin, ser el que es;
gracias a Jesús deja de ser el que los hombres religiosos le imponen ser. ¡Por
favor: no sigamos haciendo violencia a Dios! ¡Dejémosle ser el que Jesús revela
en estos versículos! ¡Dejemos que las gentes sin voz puedan sentir alivio y
descanso!
DABAR 1981/39
Conocer en la Biblia tiene un significado mucho más extenso. La imagen
del "árbol de la ciencia del bien y del mal" en el paraíso del Edén
designaba unos conocimientos amplios, una inteligencia inmediata de las razones
y causas de las cosas. Además el verbo conocer indica que se está familiarizado
con otra cosa, designa la aceptación juiciosa y la apropiación amante de una
cosa. Participan por igual en la acción de conocer la voluntad, los
sentimientos y la inteligencia. Por eso la Escritura puede designar con el
verbo "conocer" el encuentro más íntimo del hombre y de la mujer en
el matrimonio. Si Dios conoce al hombre, lo penetra por completo con su espíritu
y al mismo tiempo le abraza con amorosa propensión. Conocer y amar son entonces
una misma cosa.
EL NT Y SU MENSAJE 01-1 - EL EVANGELIO SEGUN SAN MATEO
HERDER BARCELONA 1970.Pág. 250
9.- Mateo reúne aquí tres palabras o dichos que Jesús pronunció seguramente
en diversas ocasiones, pero que en su conjunto nos ofrecen uno de los
testimonios más claros del Maestro sobre sí mismo, sobre su persona y su misión
en el mundo. Hallamos el texto dividido convenientemente en tres estrofas;
aunque, dada su coherencia temática, debemos interpretarlo como un todo.
Comienza Jesús dando gracias al Padre y alabándolo porque ha revelado
"estas cosas" a la gente sencilla y las ha escondido a los sabios y
prudentes. Como se desprende de la situación en la que está hablando según
informa Lucas (10, 21) los discípulos acaban de llegar de su primera misión),
Jesús, al decir "estas cosas", se refiere a toda su predicación del
reinado de Dios. Los "sabios y prudentes" son las personas cultas y
mejor formadas, de las que cabría esperar una mejor comprensión del evangelio,
pero que encuentran en su autosuficiencia el mayor obstáculo. Creen saberlo
todo de las ciencias humanas y divinas; por eso Dios confunde su sabiduría
(cfr. Is 29, 14; I Cor 1, 19). Sabios y prudentes eran en aquel tiempo los
escriba y fariseos que rechazaron a Jesús con toda su alma. Por el contrario,
la "gente sencilla" son los que llama Jesús "pobres" en sus
bienaventuranzas (Lc 6, 20; Mt 5, 3). Son hombres que no tienen ni bienes ni cultura;
son los "isidros" o gente ruda del campo; son todos aquellos que
entonces parecían los últimos, porque no sabían interpretar la Ley y no
conocían los preceptos, y por ello eran despreciados por los fariseos y los
escribas en Jerusalén.
Todos estos son "la gente sencilla" y "los pobres"
cuando buscan, preguntan y se abren a la gracia y a la verdad de Dios. En el
rechazo que padece el evangelio de parte de los "sabios y prudentes"
y en la acogida que recibe en la "gente sencilla", como sus discípulos,
ve Jesús los planes de Dios y los acepta con entusiasmo. Lucas nos dice que
"en aquel momento se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo..." La
exclamación gozosa de Jesús y su alabanza al Padre está animada por el mismo
Espíritu de Dios.
J/MEDIADOR:Sólo a Jesús se ha revelado el Padre en plenitud y
le ha entregado todo su poder. Jesús es el único Mediador, porque es el Hijo
amado del Padre y está lleno de verdad y de vida para que de él todos
participemos. Es aquí donde alcanza su culminación en el evangelio según san
Mateo la revelación que hace Jesús de sí mismo. Estas palabras suenan
evidentemente a san Juan (cfr. Jn 3, 35; 8, 19; 10, 15; 13, 3; 17, 25).
Los "cansados y agobiados" son todos los que se afanaban
inútilmente en el cumplimiento de la Ley y de las tradiciones de los judíos.
Los fariseos imponían a la gente sencilla un fárrago de leyes y obligaciones
que ellos mismos no podían soportar y no cumplían (23, 2-4). De esta manera, lo
único que conseguían era atormentar las conciencias y dominar sobre los que se
sentían culpables. Jesús quiere ser un alivio para todos estos. El había dicho
que la ley es para el hombre y no a la inversa ("No es el hombre para el
sábado, sino el sábado para el hombre"), y en muchas ocasiones contesta
con obras y palabras al legalismo de los fariseos. Sin embargo, este alivio es
a su vez un yugo, sólo que mucho más ligero, porque es el yugo único del amor.
Y es "suave" porque el mismo Jesús lleva ese yugo como ningún otro.
"Manso y humilde de corazón" significa precisamente esto, que
sabe comprender a los pobres y a los humildes, porque padece con ellos y es
pobre lo mismo que ellos. Precisamente se trata de dos palabras que en las
bienaventuranzas se refieren también a los "pobres".
EUCARISTÍA 1975/39
10. Esta exclamación gozosa, en la que Jesús celebra la voluntad del
Padre y le da gracias, y le bendice, porque se ha revelado a los humildes
parece situarse mejor en el contexto de San Lucas. En el tercer evangelio estas
palabras de Jesús se encuentran inmediatamente después del informe que hacen
los discípulos sobre el éxito de su primera misión evangélica (Lc 10, 21 ss).
Si muchos "sabios y entendidos" (principalmente, fariseos y doctores
de la Ley) no quieren ver y escuchar lo que Jesús hace y lo que Jesús dice,
otros ven y creen en él. La obcecación de los primeros, que se enorgullecen de
su propia sabiduría y de sus títulos, no es un impedimento para que no se
cumplan los planes de Dios. La sabiduría de los doctores que no puede salvarles
se muestra necedad, en cambio la sabiduría de la gente sencilla es una
sabiduría divina. Estos son los "pobres de espíritu" (5, 3), cuyo es
el Reino de los Cielos. Entre esta gente sencilla están los discípulos de
Jesús, pero también algún hombre docto como Nicodemo (Jn 3, 1-15), que no
presume de su propia ciencia y abre humildemente sus oídos al Evangelio.
También san Pablo, discípulo de fariseos, elegirá este camino de los
"necios" ante el mundo, que es el camino de los verdaderamente sabios
delante de Dios (cf. 1 Cor 1, 18-2, 16; 3, 18-20). Sólo a Jesús se ha revelado
el Padre plenamente, sólo a él le ha entregado todo su poder. Jesús está lleno
de la verdad y de la vida divina, es el Mediador, el Hijo de Dios. El HIjo es
el único que conoce al Padre y el Padre es el único que conoce al Hijo. El Hijo
y el Padre son un mismo Dios. En este lugar llega a su punto culminante la
revelación que hace Jesús de sí mismo en todo el evangelio de San Mateo. Estas
palabras suenan evidentemente a San Juan (cf.Jn 3, 35; 8, 19; 10, 15; 13, 3;
17, 25).
Porque es el Enviado de Dios, el Mediador, para salvar a los hombres,
Jesús llama a sí a todos los que necesitan de salvación; a los que gimen bajo
la carga de la vida, bajo el peso de sus pecados, bajo las exigencias de la ley
y de los mil preceptos que de ella se derivan, de aquellos preceptos que
escribas y fariseos tratan de explicar y que ni ellos mismos son capaces de
cumplir (cf. 23, 2-4). Y a todos éstos Jesús les llama para que le sigan,
prometiéndoles alivio para tantos males y liberación de tantos yugos intolerables.
El Evangelio de Jesús es un yugo que oprime; es, en primer lugar, el anuncio de
la salvación y, sólo en segundo lugar, la proclamación de las exigencias del
amor de Dios. Primero es evangelio y sólo después Ley. ¿Qué hemos hecho
nosotros del Evangelio?
EUCARISTÍA 1987/32
11. - Este pasaje es propio de Mt; viene inmediatamente después del
himno de júbilo en el que Cristo bendice al Padre por haber revelado su
misterio a los "pequeñitos" y no a los sabios (vv. 25-27).
En los vv. que preceden a nuestro pasaje, Cristo ha contrapuesto un
pueblo ignorante y simple a los sabios expertos de la ley, los
"pequeñitos" a los doctores, para explicar cómo los primeros, a falta
de ciencia y de conocimientos, se benefician de una "revelación" divina
que compensa su ignorancia.
Cristo introducía así a los ignorantes en la comunidad de los pobres de
Yahvé destinada a la participación en el reino. Es, pues, verosímil que quienes
sufren y están doblados bajo el peso (v. 28) son los mismos
"pequeños" e ignorantes de los vv. anteriores. Efectivamente, el peso
y el yugo designan, frecuentemente, en el judaísmo, las observancias de la Ley
(Si 51. 26; Jr 2. 20; 5. 5). Pero los escribas los habían sobrecargado con un
número incalculable de prescripciones que los simples trataban de cumplir, sin
tener siempre la perspectiva suficiente para diferenciar lo esencial de lo
accesorio (Mt 23. 4). El pueblo invitado por Cristo no son siempre los
afligidos en general, sino los simples esclavos de las prescripciones demasiado
pesadas del legalismo.
Siempre habrá en el mundo yugos pesados y cargas aplastantes: el hombre
está tan angustiado que acepta las prescripciones, los ritos y los dogmas
religiosos, a fin de encontrar en ellos un poco de garantía y de seguridad. ¡No
hay más que ver la confusión de muchas personas cuando la religión cambia o se
simplifica y les enfrenta con su angustia básica! Si sucede que el rechazar la
carga de la religión es, muchas veces, para cargarse con yugos más pesados aún,
que van desde el fanatismo político hasta la religión de la ciencia.
Cuando Jesús anuncia un yugo ligero, no anuncia en absoluto una religión
que vaya a ser menos legalista que las demás, menos ritualista o menos
dogmática. Jesús no predica una nueva religión, sino que propone al hombre la
posibilidad de incorporarse a una realidad nueva. Al revelarnos que somos
aceptados tal como somos, angustiados y desgarrados, nos tranquiliza y da un
sentido a nuestro valor. En adelante sabemos que estamos en Dios porque Él
mismo nos ha captado, sea cual fuere nuestra debilidad y nuestro pecado, a
pesar del carácter fragmentario y disforme de nuestra persona y del mundo. Así
es el Dios de JC: no podemos encontrarle por nosotros mismos, sino que es JC
quien nos acerca a Él.
La Iglesia, a su vez, repite la invitación de Cristo:
"Venid..." Pero no tiene derecho a apelar al cristianismo si éste se
ve obstaculizado por el particularismo y el legalismo, por cargas y yugos; es
enviada para llamar al hombre a esa realidad nueva que se ha manifestado en Jesús,
del que no es más que signo y testigo. Esto es importante, en especial para el
diálogo entre cristianos y ateos. Si la Iglesia propone el mensaje de Jesús, no
es para transformar a los ateos en adeptos de una religión, sino para anunciar
la persona de Jesús que está por encima de la religión y de la no-religión, y
para llamar al hombre a un nivel más profundo de su vida: allí donde se siente
aceptado por el Otro.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I - MAROVA MADRID
1969.Pág. 93
12. LEY/YUGO J/LIBERTAD:
¿Quién no sueña con una vida sencilla, libre de las mil y una molestias
que cada día le ensombrecen a uno la vida desde que se despierta? ¿Y qué decir
de esas obligaciones religiosas, imaginadas para quién sabe qué humanidad
perpetuamente al acecho de inauditas desviaciones?: Eso no se puede hacer...
Cuidado con aquello... Con harta frecuencia, las leyes elaboradas por las
gentes de Iglesia contienen ciertos resabios de sadismo, muy ajeno al
Evangelio.
No es que predique la facilidad y la indolencia. Él sabe mejor que nadie
que el corazón del hombre necesita ser continuamente encauzado. Pero sólo él
sabe también cuál es el camino para ello: su yugo es sencillo, fácil, esencial.
Sí, la vida cristiana conlleva una carga, pero ésta, comparada con las cargas
que los hombres imponen, es una auténtica liberación. ¡Esto lo entenderán los
que han aceptado el yugo del amor! Nada hay tan inverosímil como esa imagen de
un Dios creador siempre tramando nuevas leyes para los hombres o, mejor dicho,
¡contra los hombres! Pero ¿no es ya de por sí la existencia una carga bastante
pesada de llevar? Es verdad que el Dios infinito se interesa infinitamente por
ese microcosmos que es el hombre; pero la manera de actuar de Dios está en las
antípodas de los dioses inventados por los poderosos. Nuestro Dios es
"manso y humilde de corazón"... Entonces, cuando ya no funciona
ninguna otra cosa, cuando la religión te parece sobrecargada por el peso de la
ley, piensa en esto y cobra nueva vida: Dios es manso, Dios es humilde. ¡El
dueño de la vida es humilde.
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL - ADVIENTO-NAVIDAD Y
SANTORAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 34
13. /Mt/11/28-30
En este tiempo de Adviento recibimos esta invitación ¡venid a mí!
¿Acepto yo esta llamada? ¿Me dirijo hacia El? La voluntad de Dios se vuelve
ligera si se hace lo que dice Jesús; aprended de mí. Jesús lleva también las
dos cosas: su misión para él es yugo y peso; con todo, él los ha aceptado como
siervo humilde de Dios. Se ha hecho inferior y cumple con toda sumisión, lo que
Dios le ha encargado, se hace servidor de todos. Jesús promete el descanso para
el peso abrumador de la vida diaria, para el cumplimiento de la voluntad de
Dios en todas las cosas pequeñas. El que vive entregándose a Dios y ejercita
incesantemente el amor es levantado interiormente y se serena.
Nuestra fe nunca puede convertirse en carga agobiante. Entonces se
apreciaría la fe de una forma falsa. Siempre es una fuente de consuelo y de
apacible serenidad.
14. RV/DESTINATARIOS
Después de hacer el elogio de Juan Bautista, después de
"quejarse" de su generación porque no ha aceptado ni el mensaje de
Juan ni el suyo, Jesús hace esta plegaria de bendición que expresa quiénes son
los destinatarios de su predicación.
Es típico del judaísmo hacer plegarias de bendición al Señor, que suelen
constar de una exclamación de agradecimiento y del motivo por el cual se
expresa la bendición. En este caso, Jesús habla del "Señor de cielo y
tierra", es decir, del Dios creador de todas las cosas, como Padre. El
motivo de su bendición es que el Padre se da a conocer a la "gente
sencilla" y no a los "sabios y entendidos"
Los sencillos nos recuerdan a los pobres y humildes de las
bienaventuranzas, aquéllos que no ponen las seguridades en ellos mismos, sino
que confían plenamente en Dios; básicamente se refieren a los discípulos, a
quienes les han sido reveladas todas "estas cosas". Los sabios y
entendidos hacen referencia sobre todo a los doctores de la Ley y a todos los
que pretenden saber sin abrirse dócilmente a la revelación de Dios. En el
trasfondo, parece que está el texto de Daniel, aquel jovencito que muestra
tener más sabiduría que todos los sabios de Nabucodonosor.
El Padre, el Señor de cielo y tierra, lo ha puesto todo en manos de
Jesús: véanse las palabras finales del evangelio de Mateo, donde Jesús dice
esto mismo. El poder de Jesús es el poder de Dios y no ningún otro. El
conocimiento entre el Padre y el Hijo indica la unión íntima y afectiva de
ambos, y no un simple conocimiento racional.
La plegaria da paso a una llamada al seguimiento. El yugo significaba en
el Antiguo Testamento la Ley de Dios y era visto en términos de alegría. Jesús
propone un yugo totalmente liberador, que conduce al reposo. La Ley acabará
siendo una carga insoportable, sobre todo para los sencillos. Jesús les propone
su yugo, y se pone él mismo como ejemplo: él es manso y humilde de corazón.
Jesús es el que ha vivido plenamente las bienaventuranzas, es el que vive la
alegría de hacer siempre la voluntad del Padre. Los que hagan como él, serán
felices como él.
J. M. GRANE - MISA DOMINICAL 1993/09
15. El Evangelio no es privilegio de los que se creen sabios y
prudentes, sino que abre sus páginas a todos los hombres de buena voluntad,
sobre todo a los pequeñuelos, esto es, a los pobres en el espíritu y humildes
de corazón, porque "aquí tienen todos a Cristo, sumo y perfecto ejemplar
de justicia, caridad y misericordia, y están abiertas para el género humano,
herido y tembloroso, las fuentes de aquella divina gracia, postergada la cual y
dejada a un lado, ni los pueblos ni sus gobernantes pueden iniciar ni
consolidar la tranquilidad social y la concordia" (Pío XII en la Encíclica
"Divino Afflante Spiritu").
28. No sólo los muy agobiados; también todos los cargados, para que la
vida les sea llevadera.
29. Nótese que no dice que soy manso, sino porque soy manso. No se pone aquí
como modelo, sino como Maestro al cual debemos ir sin timidez, puesto que es
manso y no se irrita al vernos tan torpes.
30. El adjetivo griego "jrestós" que Jesús aplica a su yugo, es el
mismo que se usa en Luc. 5, 39 para calificar el vino añejo. De ahí que es más
exacto traducirlo por "excelente", pues "llevadero" sólo da
la idea de un mal menor, en tanto que Jesús nos ofrece un bien positivo, el bien
más grande para nuestra felicidad aun temporal, siempre que le creamos. El yugo
es para la carne mala, mas no para el espíritu, al cual, por el contrario, Él
le conquista la libertad (Juan 8, 31 s.; II Cor. 3, 17; Gál. 2, 4; Sant. 2,
12). Recordemos siempre esta divina fórmula, como una gran luz para nuestra
vida espiritual. El Evangelio donde el Hijo nos da a conocer las maravillas del
Eterno Padre, es un mensaje de amor, y no un simple código penal. El que lo
conozca lo amará, es decir, no lo mirará ya como una obligación sino como un
tesoro, y entonces sí que le será suave el yugo de Cristo, así como el avaro se
sacrifica gustosamente por su oro, o como la esposa lo deja todo por seguir a
aquel que ama. Jesús acentúa esta revelación en Juan 14, 23 s., al decir a San
Judas Tadeo que quien lo ama observará su doctrina y el que no lo ama no
guardará sus palabras. Tal es el sentido espiritual de las parábolas del tesoro
escondido y de la perla preciosa (13, 44 ss.). Del conocimiento viene el amor,
esto es, la fe obra por la caridad (Gál. 5 y 6). Y si no hay amor, aunque
hubiera obras, no valdrían nada (I Cor. 13, 1 ss.). Todo precepto es ligero
para el que ama, dice S. Agustín; amando, nada cuesta el trabajo: Ubi amatur,
non laboratur.
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO XIV CICLO A
TEMA: Soy manso y humilde de corazón
01.- EL SEÑOR ME HA INVITADO A SU CASA (J. A. Cubiela)
EL SEÑOR ME HA
INVITADO A SU CASA:
LA MESA ESTA
PUESTA,
DISPUESTO ESTA
EL PAN.
UN LUGAR EN LA
MESA YO TENGO;
HAY FIESTA EN MI
ALMA
Y QUIERO CANTAR.
1. Gracias, Señor,
porque llego
cansado y vencido
y me esperas
igual que un amigo
espera al amigo
que en todo triunfó.
Gracias, Señor,
porque mi alma
está triste y desierta
y me estás
esperando a la puerta
dispuesto a
llenarme de fuerza y valor.
2. Gracias,
Señor,
porque llego
como el peregrino
que ha perdido
la fe en el camino
y Tú me
devuelves la fe en el amor.
Gracias, Señor,
porque traigo en
mi rostro amargura
y tu imagen
derrama ternura
sembrando en mi
alma la luz del perdón.
02.- IGLESIA SOMOS
(Cesareo Garabain)
1. Iglesia soy y tú también,
en el bautismo renacimos
a una vida singular;
y al confirmar hoy nuestra fe,
lo proclamamos compartiendo el mismo pan.
No vayas triste en soledad,
ven con nosotros y verás,
a los hermanos caminando en el amor;
ven con nosotros y serás,
en la familia un hijo más,
iremos juntos caminando en el amor.
2. Yo la veré envejecer,
pero a mi madre aún con arrugas
y defectos la querré;
la quiero más pues sé muy bien,
que ha envejecido sin dejarme de querer.
3. La Iglesia es tan maternal,
que me ha engendrado y me alimenta
y me acompaña sin cesar;
la Iglesia es tan maternal,
que nunca duda en abrazarme y perdonar.
4. Tensiones hay y las habrá,
porque nosotros somos hombres
y no ángeles de luz;
pero al final, sólo al final,
la Iglesia humilde encontrará su plenitud.
03.- VAYAMOS JUNTOS (Alfonso Luna)
Vayamos juntos
al altar
alabando el
nombre del señor.
VENID LOS
HAMBRIENTOS
VENID LOS
CANSADOS
VENID A LA
FIESTA DE SU PAN (2V).
En su nombre
nos hemos reunido,
Su palabra es
fuente de verdad
Unamos nuestras
voces
Juntemos
nuestras manos
Venid a la
fiesta de su pan
El domingo nos
hemos reunido
Es la fiesta de
tu comunidad
Unid los
corazones
Unamos nuestras
manos
Venid a la
fiesta de su pan.
04.- CON AMOR TE PRESENTO SEÑOR (C. Erdozain)
Con amor te presento Señor
lo mejor de mi vida;
te presento Señor mi amistad;
con amor te presento Señor,
para ser mi manjar,
la viña, el racimo, el trigal, el pan de mi hogar
te presento con amor.
Con mis manos abiertas a ti,
contemplando tu lámpara,
te presento Señor mi esperanza;
hacia ti se dirige mi barca,
hacia el cielo se va;
es largo el camino, el remar, ruta pascual,
Dios me guía al caminar.
Con mi ofrenda también yo
te doy,
lo mejor de mis lágrimas;
te presento Señor mi
dolor;
te presento Señor mi
oración, ofertorio de amor;
el grano enterrado ya es
flor; la espiga oblación,
la semilla redención.
05.- EL SEÑOR NOS INVITA A SU MESA (C. Erdozain)
El Señor nos invita junto a su mesa.
Como hermanos venimos para la cena.
[Como hermanos venimos para la cena.
Haya paz y alegría que hoy es su fiesta. (bis)]
Con el pan, con el vino de las ofrendas
el Señor nos recibe en su presencia,
[el Señor nos recibe en su presencia.
La oración es ofrenda: sueño y promesa].
Con las manos vacías vengo a su mesa.
El Señor me las llena con su pureza,
[el Señor me las llena con su pureza,
Con el pan de la vida, la vida eterna]
Con mis manos abiertas abro fronteras
liberando a las gentes de su pobreza.
[liberando a las gentes de su pobreza.
Llevaré el evangelio, la Buena Nueva. (bis)]
06.- PAN SABROSO (C. Erdozain)
Pan sabroso del trigal,
vino nuevo de amistad,
hoy le llevamos, le presentamos,
ellos serán sacramento y manjar.
Presentemos al Señor
como ofrenda, nuestro amor,
nuestro trabajo, nuestro descanso:
ellos serán, nuestra humilde oblación.
Le llevamos al Señor
la pobreza y el dolor,
nuestras cosechas, nuestras ofrendas,
ellas serán, nuestra liberación.
07.- GUSTAD Y VED (Francisco Palazon)
GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR,
DICHOSO EL QUE SE ACOGE A ÉL;
GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR,
DICHOSO EL QUE SE ACOGE A ÉL.
1. La Palabra del Señor es sincera
y todas sus acciones son leales;
Él ama la justicia y el derecho
y de su amor está llena la tierra.
2. El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones;
cerca está de aquellos que lo invocan
y lo invocan de todo corazón.
08.- ACERQUEMONOS TODOS AL ALTAR (Palazón – Pascual)
ACERQUÉMONOS TODOS AL ALTAR
QUE ES LA MESA FRATERNA DEL AMOR,
PUES SIEMPRE QUE COMEMOS DE ESTE PAN
RECORDAMOS LA PASCUA DEL SEÑOR.
1. Los hebreos, en medio del desierto, comieron el
maná,
nosotros, peregrinos de la vida, comemos este pan;
Los primeros cristianos ofrecieron su cuerpo como
trigo;
nosotros, acosados por la muerte, bebemos este
vino.
2. Como Cristo hecho pan de cada día, se ofrece en
el altar
nosotros entregados al hermano comemos de este pan;
Como el cuerpo de Cristo es uno solo por todos
ofrecidos
nosotros olvidando divisiones bebemos este vino.
3. Como ciegos en busca de la aurora, dolientes
tras la paz
buscando tierra nueva y cielos nuevos, comamos este
pan.
Acerquémonos todos los cansados, porque Él es
nuestro alivio
y siempre que el desierto nos agobie, bebamos este
vino.
09.- VENID A MI (Noviciado Consolación)
VENID A MI LOS QUE ESTÁIS CANSADOS
Y YO SERÉ VUESTRO DESCANSO (2V).
Y
aprended de mí que soy manso y humilde de corazón
(2v).
Y hallaré descanso para vuestras
almas;
porque mi yugo es
suave y mi carga ligera (2v).
VENID
A MI LOS QUE ESTÁIS CANSADOS
Y
YO SERÉ VUESTRO DESCANSO
Venid a mí y encontrareis alivio
Y aprended de mí que soy
manso
y humilde de corazón, venid a mí.
VENID
A MI LOS QUE ESTÁIS CANSADOS
Y
YO SERÉ VUESTRO DESCANSO (2V).
10.- A COMER TU PAN (Carchenilla)
1. Tú, Jesús, eres mi amigo,
mi alegría y mi ansiedad.
Dame, Señor, la luz que busco;
quiero caminar sin dudar.
A COMER TU PAN NOS ACERCAMOS,
FUERZA NOS DARÁ PARA VIVIR.
ERES TU, SEÑOR, EL PAN DE VIDA,
QUE NOS DA CONSUELO
Y PAZ EN EL SUFRIR.
2. El que sufre y el cansado,
el que busca la verdad,
el que quiere el bien y no lo logra,
buscan el amor y la paz.
3. Tú, camino y esperanza
de quien ama al caminar,
si no se siembre, no habrá fruto;
el trigo, al morir, vida da.
4. Ahora que te encuentro
Jesús mi salvador,
hoy quiero entregarte
mi corazón a Ti, Señor.
11.- NO PODEMOS CAMINAR (J.A. Espinoza)
NO
PODEMOS CAMINAR
CON HAMBRE BAJO EL SOL.
DANOS SIEMPRE EL MISMO PAN,
TU CUERPO Y SANGRE, SEÑOR. (2V).
Comamos todos de este pan,
el pan de la unidad.
En un cuerpo nos unió el Señor
por medio del amor.
Señor, yo tengo sed de ti,
sediento estoy de Dios,
pero pronto llegaré a ver
el rostro del Señor.
Por el desierto el pueblo va
cantando su dolor;
en la noche brillará tu luz,
nos guía la verdad.
12.- HOY SEÑOR TE DAMOS GRACIAS (C. Gabarain)
HOY
SEÑOR TE DAMOS GRACIAS
POR
HOY
SEÑOR QUEREMOS CANTAR
LAS
GRANDEZAS DE TU AMOR.
Gracias padre mi vida es tu vida,
tus manos amasan mi barro,
mi alma es tu aliento divino
tu sonrisa en mis ojos está.
Gracias padre tu guía mis pasos
tú eres la luz y el camino,
conduces a ti mi destino
como llevas los ríos al mar.
Gracias padre me hiciste a tu imagen
y quieres que siga tu ejemplo
brindando tu amor al hermano
construyendo un mundo de paz.
13.- BUSCO TU ROSTRO (Noviciado Consolación)
Caminando por la vida
busco tu rostro, Señor.
¡Busco tu rostro!.
MUÉSTRAME
TU VIDA,
MUÉSTRAME TU ESPÍRITU,
TENGO SED DE TI,
TENGO SED DE TI. (BIS).
Con tu gracia y con mi nada
hoy me acerco a Ti.
¡Busco tu rostro!.
Con la fuerza de tu Espíritu
y el impulso de tu amor.