EL BAUTISMO DE JESÚS
COMENTARIO
Celebra la Iglesia universal el
bautismo del Señor y una de las cosas que llama la atención es que cuando los
evangelistas describen este hecho, su atención no se centra tanto en el rito
purificador del agua como en la acción del Espíritu Santo que desciende sobre
él. Sin duda, quieren dejar bien claro desde el comienzo que Jesús, el
protagonista de las páginas que van a seguir, es un hombre lleno del Espíritu
de Dios que le hace invocar a Dios como Padre y le urge al servicio de los
hermanos necesitados.
Nuestra sociedad actual no parece demasiado
abierta al Espíritu de Dios. Pero, sorprendentemente, cuando los hombres se
cierran al Espíritu, caen esclavos de una multitud de "pequeños espíritus".
Estamos asistiendo entre nosotros a un renovado interés por la parasicología,
la astrología, el tarot, el ocultismo y los horóscopos. Y no siempre es
curiosidad científica o puro pasatiempo. Con frecuencia, la fe es sustituida
por las más curiosas supersticiones y, a falta de verdadera espiritualidad, se
nos infiltra, de mil maneras, toda clase de "espiritismos".
Incluso estamos observando el renacimiento
de recetas, métodos, fórmulas y caminos de salvación donde se intenta, de
manera mágica, poner al Espíritu Santo al servicio de nuestros deseos. Más de
un sacerdote ha tenido que catequizar actitudes paganas de creyentes que van a
la iglesia en pos del agua de cáliz, aceite bendito, agua bendita para ritos
mágicos, etc...
Cuando la religión es utilizada desde una
actitud no religiosa y la invocación al Espíritu Santo se reduce a asegurar la
"obtención de favores", la fe queda vacía de su verdadero contenido.
Abrirse al Espíritu es otra cosa. Se trata de acoger humildemente la presencia
creadora de Dios en nosotros. Dejarse purificar y modelar por el Espíritu que
animó toda la actuación de Jesús. Vivir desde la fe la experiencia de un Amor
que nos envuelve y nos hace invocar a Dios como Padre y acercarnos a los otros
como hermanos.
Los verdaderos "favores" del
Espíritu Santo son los frutos que suscita en nosotros: "amor, alegría,
paz, tolerancia, agrado, generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí"
(1Cor 12, 06-11).
Terminemos
este comentario evangélico subrayando el "hoy" característico de
Lucas, que aparece en la cita sálmica -"Hoy te he engendrado"- y que
vuelve a aparecer un poco más adelante en el sermón de Nazaret. Tomando sus
distancias frente a una fe evangélica demasiado exclusivamente orientada hacia
la salvación futura, Lucas subraya la prioridad del presente. Es
"hoy" cuando Jesús es Mesías-Salvador de su pueblo; "hoy"
cuando entabla el combate contra los "enemigos"; "hoy"
cuando se entrega a Dios... "Hoy" es también cuando las palabras de
la Escritura se cumplen para todos aquellos que participan en la unción regia
de Jesús, reciben la efusión del Espíritu y entablan en torno a él el
"gran combate". El tema del hoy de la acción divina toca fácilmente
el corazón de los cristianos contemporáneos; Lucas nos ofrece la ocasión de
subrayar este tema, de impulsar a los cristianos a vivirlo más.
R.P. Roland Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Mt 3, 16-17
Apenas se bautizó el Señor, se abrieron los
cielos y el espíritu se posó sobre el como una paloma, y se oyó la voz del
Padre que decía: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que, en el bautismo de Cristo, en el
Jordán, al enviar sobre El tu Espíritu Santo, quisiste revelar solemnemente a
tu Hijo amado, concede a tus hijos de adopción, renacer del agua y del Espíritu
Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Por Jesucristo nuestro Señor.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7
Esto dice el Señor: “Miren a mi siervo, a
quien sostengo, mi elegido en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre
él, manifestara la justicia a las naciones. No gritara, no clamara, no voceara
por las calles. La caña cascada no la quebrara, la mecha vacilante no la
apagara. Manifestara la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta
implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas. Yo, el Señor, te
he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de
un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques
a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan las tinieblas”.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 28)
El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamen al Señor, aclamen la
gloria del nombre del Señor, póstrense ante el Señor en el atrio sagrado. R.
La voz del Señor sobre las aguas, el Señor
sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente, la voz del Señor es
magnífica. R.
El Dios de la gloria ha tronado. En su templo
un grito unánime: “¡Gloria!”. El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34-38
En aquellos días, Pedro tomo la
palabra y dijo: “Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de
personas, sino que acepta al que lo tome y practica la justicia, sea de la
nación que sea. Envio su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena
Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Ustedes conocen lo
que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que
predico Juan. Me refiero a Jesús de Nazareth, ungido por Dios con fuerza del
Espíritu Santo, que paso haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por
el diablo, porque Dios estaba con él”.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Mc 9, 7
Aleluya. Se abrieron los cielos y
se oyó la voz del Padre: “Este es mi Hijo, el amado, escúchenlo”. Aleluya
EVANGELIO
Lectura del santo
evangelio según san Lucas 3, 15-16.21-22
En aquel tiempo, como el pueblo estaba
expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el
Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: “Yo los bautizo con agua; pero
viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de
sus sandalias. El los bautizara con Espíritu santo y fuego”. Y sucedió que,
cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado, y mientras
oraba, se abrieron los cielos, bajo el Espíritu Santo sobre El con apariencia
corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo: “Tu eres mi Hijo, el
amado; en ti me complazco”.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Oremos a Dios Padre, que en el bautismo nos
reconoció como hijos amados suyos.
1.- Para que en nuestras parroquias se
cuide cada vez más la iniciación cristiana en todas sus dimensiones de modo que
de verdad conduzca a una vivencia de la fe en la comunidad de la Iglesia. Roguemos
al Señor.
2.- Para que los padres cristianos, al
presentar a sus hijos para el bautismo, sean conscientes de su responsabilidad
de educarlos en la fe de la Iglesia. Roguemos al Señor.
3.- Para que cuantos se sienten oprimidos y
habitan en las tinieblas abran las puertas a Cristo, luz de las naciones. Roguemos
al Señor.
4.- Para que todos los bautizados en
Cristo, amados y elegidos de Dios, ungidos por el Espíritu Santo, pasemos, como
Cristo, haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. Roguemos
al Señor.
Dios, Padre nuestro, en la persona de tu
Hijo amado nos has revelado a tu servidor, enviado tuyo al mundo para
liberarnos e iluminarnos; escucha las súplicas de tus hijos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor los dones
en este día en que manifestaste a tu Hijo predilecto y haz que esta ofrenda de
tu pueblo se convierta en el sacrificio de aquel que quiso borrar los pecados
del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 1, 32-34
Este
es de quien decía Juan: “Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el
Hijo de Dios”.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Señor, alimentados con estos dones sagrados,
imploramos de tu bondad, que, escuchando fielmente a tu Unigénito de verdad nos
llamemos y seamos hijos tuyos. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 13: Hb 1, 1-6; Sal 96, 1 y
2b.6 y 7c.9; Mc 1, 14-20
Martes 14: Hb 2, 5-12; Sal 8, 2 a
y 5.6-7.8-9; Mc 1, 21b-39
Miércoles 15: Hb 2, 14-18; Sal 104;
1-2.3-4.6-76.8-9; Mc 1, 29-39
Jueves 16: Hb 3, 7-14; Sal 94;
6-7.8-9.10-11; Mc 1, 40-45.
Viernes 17: Hb 4, 1-5.11; Sal 77, 3
y 4bc.6c-7.8; Mc 2, 1-12
Sábado 18: Hb 4, 12-16; Sal 18,
8-9-10-15; Mc 2, 13-17
Domingo 19: Is 62, 1-5; Sal: 95,
1-2ª-2b-3. 7-8ª. 9-10ª y c; 1Co 12, 4-11; Jn2, 1-11
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 3, 15-16.21-22
1. J/ORACION Jesús es bautizado exactamente lo mismo que lo
ha sido el pueblo anteriormente. Jesús participa del gesto del pueblo, aceptando
un "bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (v.3).El
gesto de Jesús es sorprendente: le sitúa entre los pecadores.
Semejante
gesto, difícil de entender para algunos cristianos, no pudo ser inventado por
unos cristianos más propensos a subrayar el carácter único de Jesús que su
participación en el común destino de los hombres. Los escritos del Nuevo
Testamento se ocuparán de atestiguar la verdad de dos afirmaciones que una
mirada demasiado rápida juzgaría contradictorias: Jesús participó totalmente en
el destino de la humanidad pecadora, pero Jesús no participó en modo alguno en
el pecado humano. Es bien conocida la frase de la carta a los hebreos, que
expresa categóricamente: "pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros,
excepto en el pecado" (Hb/04/15). En nuestro evangelio, Lucas presenta a
Jesús como miembro, por completo, de la humanidad pecadora, inmediatamente
antes de hacer oír la "voz del cielo" que afirma el carácter
particular de Jesús,"Hijo engendrado hoy".
Lucas es el
único en decir que Jesús durante su bautismo está "en oración". Jesús
ora antes de que el Espíritu Santo "descienda sobre él" y antes de
que le sea claramente dicha la frase que define su misión y, más que su misión,
su misterio personal. La intención de Lucas al relacionar oración y don del
Espíritu, por una parte, y oración y una mejor comprensión de la vocación
cristiana y apostólica, por otra, aparece muy claramente en el libro de los
Hechos. Citemos sólo dos pasajes: en el momento en que la comunidad apostólica
se encuentra en oración recibe el don del Espíritu: "Mientras oraban...
todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (4,31); y es durante una
celebración cuando la comunidad de Antioquía comprende su deber de enviar en
misión a Bernabé y a Saulo: "Mientras celebraban el culto del Señor...
dijo el Espíritu Santo: Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que
los he llamado" (13,2).
De hecho, lo
divino se comunica a Jesús; primeramente, a través del don del Espíritu. La
insistencia de Lucas en el carácter visible -"en forma corporal"- , y
sin embargo indefinible -"como una palabra" (ver los tímidos
"como" de Ezequiel, cap. 1, queriendo describir una experiencia
indescriptible con la ayuda de palabras aproximadas)-, tiende probablemente a
afirmar que la presencia del Espíritu de Dios no podía escapar a quienquiera
que mirase a Jesús con una mirada libre (ver en 11,14-20 la crítica a quienes
no saben ver en Jesús más que el espíritu del mal y explicar sus gestos por tal
espíritu).
Así, desde el
Bautismo, Jesús recibe el Espíritu con vistas a su entronización real. Los
Hechos prefieren reservar la recepción del Espíritu para el momento de la
exaltación, el momento en que Jesús fue "constituido Cristo"
(2,33.36). Nuestro evangelio hace que esta efusión (que, por otra parte, no es
enteramente la misma) y esta entronización mesiánica se remonten al momento del
bautismo. A partir de ese momento se realiza la promesa hecha por el ángel a
María: "Será llamado Hijo... El Señor le dará el trono". A partir de
ese momento es eficaz el Espíritu en Jesús: inmediatamente le penetra, le
"llena" y le "conduce" a través del desierto. Jesús, por su
parte, no dejará de proclamar muy pronto la presencia eficaz del Espíritu de
Dios: "El Espíritu del Señor está sobre mí... Esta Escritura que acabáis
de oír, se ha cumplido hoy" (4,18.21).
Otra señal de
una relación nueva establecida entre Dios y los hombres en tanto "se
abre" el cielo, es la frase dirigida a Jesús: "Tú eres...". El
solo hecho de que se le diga a un hombre una palabra celeste traduce las buenas
relaciones que se instauran entre los dos mundos. Tales palabras son debidas a
la mediación de aquel que es llamado "hijo" mesiánico. En el Antiguo
Testamento, el Ungido del Señor conversa con Dios de forma privilegiada. Dios
habla a Salomón en el Templo (1 Re 3,4-15) y Salomón se dirige a él en un lugar
semejante (1 Re 8,22-53), "El me llama y yo le respondo", dice el
Señor en un salmo (91,15) en el que algunos encuentran la expresión de la
realidad mesiánica.
La palabra
divina dirigida a este miembro del pueblo, que ha venido para hacerse bautizar,
es tanto más significativa de las buenas disposiciones de Dios para con los
hombres cuanto que deja oír, por una parte, que en Jesús los hombres van a
conducirse de manera filial con respecto a Dios, y , por otra, que a causa de
Jesús, Dios adoptará una actitud paterna con respecto a los hombres. "Yo
seré para él un padre y él será para mí un hijo", dice Dios del
descendiente de David, prototipo de todos los "ungidos del Señor",
prototipo de todos los miembros del pueblo de Dios unidos al Señor por su
Mesías.
LOUIS MONLOUBOU
- LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE LUCAS -EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág
122
2.- UTOPIA/ORACION:
Texto. Empieza
recogiendo el impacto producido en la gente por el profeta Juan. Lucas habla de
impacto mesiánico, es decir, la posibilidad de hablarnos ante el Mesías, el
enviado por Dios para llevar a cabo la restauración de Israel y manifestar el
triunfo del poder y de la soberanía de Dios.
El profeta
disipa dudas hablando de uno más poderoso que él, ante quien él no tendrá
ningún derecho. La imagen empleada para expresar esto, desatar la correa de las
sandalias, no está tomada del mundo de los esclavos, sino de la tradición
jurídica judía. Desatar a uno la correa del calzado significaba privarle de sus
derechos. El poderío del que viene lo formula Juan con las imágenes del
Espíritu y del fuego, en clara alusión al capítulo 3 del profeta Joel, fantasía
de liberación y de final de desgracias.
Asociado a la
gran reacción popular provocada por el profeta Juan, aparece Jesús. Sin
embargo, Lucas no carga el acento sobre el bautismo. Este parece ser sólo la
ocasión que propicia lo que para Lucas es verdaderamente importante: apertura
del cielo, descenso del Espíritu Santo y voz del Padre. Todo esto tienen lugar
mientras Jesús oraba, sin especificar el contenido de la oración.
En esta oración
se halla probablemente la clave para comprender el significado del texto. Todo
judío oraba diariamente a Dios pidiéndole la venida del Mesías. Esta es la
petición que parece presuponer también Lucas en la oración de Jesús. No se
trata, pues, de una oración particular en beneficio propio, sino de la oración
pidiendo a Dios la venida del mesías que lleve a cabo la restauración de Israel
y manifieste el triunfo del poder y de la soberanía de Dios en beneficio de
todo el Pueblo.
Pues bien, nos
dice Lucas, el Mesías está ahí: es Jesús. ¿Cómo nos lo dice? Sirviéndose de la
apertura del cielo, la bajada del Espíritu en forma de paloma y la voz del
Padre: imágenes que en la literatura profética y apocalíptica guardan relación
con el día del Señor y la venida del Mesías. Lo que el profeta Juan decía que
él no era, eso es Jesús. Estamos, pues, ante el Mesías, ante quien va a llevar
a cabo la restauración del pueblo de Dios y va a manifestar el triunfo del
poder y de la soberanía de Dios.
Las palabras
finales del Padre, sin embargo, quitan a esta restauración y a este triunfo
cualquier resabio triunfalista. En las palabras "mi predilecto" hay
que ver probablemente una alusión a Isaías 42, 1, la frase inicial del primer
canto del Siervo, con toda su carga evocadora de dificultades y sufrimientos
(ver primera lectura).
En resumen: el
texto disipa toda posible duda sobre quién es el Mesías, identificando a éste
con Jesús, pues entramos en los nuevos tiempos, que paradójicamente se anuncian
arriesgados.
Comentario.
Poco tiene que ver el texto con una temática bautismal. Si, no obstante, se
considera oportuno hablar del bautismo, hágase saber que ello no obedece a
razones textuales.
Más en
consonancia con estas razones es la línea litúrgica oriental que habla de
Epifanía de Jesús.
Decir que Jesús
es el Mesías significa relacionar a Jesús con la utopía. Parece que no corren
buenos tiempos para esta temática y para esta realidad. Tendremos, pues, que
hacer un sobreesfuerzo para recuperarlas. De lo contrario renunciamos a algo
esencial, pues renunciamos a lo que el Padre quiere enviando a su Hijo.
Rasgo
característico de Lucas es su insistencia en la oración. La comunicación con
Dios como clima en el que desarrollar la vida.
La búsqueda de
la utopía contando con Dios. El texto de hoy es una primera invitación a
cambiar una práctica de la comunicación con Dios basada en la búsqueda del
beneficio propio, sea éste espiritual o material. Lucas nos invita a concebir y
practicar la oración como búsqueda de la utopía, es decir, del beneficio y de
la prosperidad de todos.
ALBERTO BENITO
- DABAR 1989, 8
3.- ES/JUICIO
Lucas, a
diferencia de Mateo y Marcos, toca el tema del bautismo sólo de paso y para
poner de relieve la teofanía. Los rasgos peculiares de Lucas son: -la oración
de Jesús, un tema característico de Lucas (cfr. 5,16; 6,12; 9,18.28-29; 11,1);
-la forma corpórea de la paloma. El evangelista quiere, con esta forma de
representar la manifestación de Dios, dar una respuesta perceptible a la
oración de Jesús.
El Bautista
rechaza toda dignidad mesiánica, pero deja muy clara su relación personal con
el Mesías. Su persona, actividad, su vida, sólo se comprenden a la luz de
Jesús. ¿Cuál es la relación entre el bautismo de agua y bautizar con Espíritu?
Bautizar con Espíritu es una forma figurada de proclamar que la efusión del
Espíritu Santo por medio del Mesías es el primer don de la época de la
salvación y del reino. El Espíritu es el don por excelencia del Mesías.
Pero la
presencia del Espíritu, como don de salvación, opera siempre un juicio. Aquí el
fuego no es símbolo de la acción purificadora del Espíritu, sino del juicio,
como muestra claramente el versículo siguiente. La actitud con que cada uno se
prepara para recibir al que viene y la actitud que toma frente a él, hace que
el bautismo sea con Espíritu o con fuego.
Lucas se esfuerza
por clarificar el mensaje de Jesús. El descenso, el aletear, del Espíritu en
forma de paloma parece aludir al inicio del mundo (Gn/01/02). Allí el espíritu
aleteaba sobre las aguas para iniciar el orden cósmico. Con su descenso sobre
Jesús el Espíritu inicia una nueva creación.
PERE FRANQUESA
- MISA DOMINICAL 1986, 2
4.-"El os
bautizará con el Espíritu Santo y con fuego". Los sacramentos de la
Iglesia (el sacramento del bautismo, la eucaristía), no son sólo unos ritos
externos, con su simbolismo más o menos rico, acompañados de nuestra plegaria
personal y comunitaria, de nuestros deseos, propósitos o compromisos. Con el
agua, el celebrante, la comunidad reunida y nosotros mismos, hay siempre -¡y
sobre todo!- "el que puede más que yo". Aquel sobre el cual bajó el
Espíritu Santo nos bautiza a nosotros "con el Espíritu Santo y con
fuego". La acción de los sacramentos penetra hasta el fondo de nuestro ser
como un fuego purificador, transforma íntimamente como sólo el Espíritu de Dios
puede hacerlo. También nosotros, pues, según nuestra capacidad, tenemos el
cielo abierto, también sobre nosotros desciende el Espíritu Santo, también
escuchamos la voz del Padre que nos dice: "Tú eres mi Hijo, el amado, el
predilecto".
JOSEP M.
TOTOSAUS - MISA DOMINICAL 1986, 2
5.- Según una
interpretación moralizante y legalista, el bautismo de Jesús sería sólo un
ejemplo de humildad, o de sumisión a los ritos eclesiales. La importancia que
los cuatro evangelios le atribuyen (el bautismo en sí, o a lo que tuvo lugar en
aquella ocasión) significa que es bastante más. Los episodios evangélicos que
ofrecen alguna dificultad teológica son precisamente los que mayores garantías
tienen de autenticidad: éste es el caso del bautismo de Jesús por Juan. Mateo
obvia la dificultad que este hecho implicaba para la dignidad mesiánica
mediante un diálogo entre el Mesías y su precursor, en el que este último
reconoce su inferioridad. Lucas pasa rápidamente por encima del hecho concreto
del bautismo de Jesús, sin mencionar quien lo bautizó y, por lo que dice en los
dos versículos anteriores (19-20), el lector desprevenido pensaría que el
Bautista ya está en prisión.
Como nuestro
leccionario se salta estos versículos, pasamos del anuncio que hace el Bautista
del que ha de venir a bautizar con Espíritu Santo y fuego (vv. 15-16) a la
teofanía del Jordán.
Es
característico de Lc, que siempre insiste en la oración, indicar que la
manifestación divina tiene lugar mientras Jesús oraba (v. 21): hay que pedir
insistentemente el Espíritu (cf. 11. 13: "...cuanto más vuestro Padre del
cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan"). La oración de Jesús
en el Jordán es una epíclesis, como la que los apóstoles deberán pronunciar
para pedir que el Espíritu descienda sobre los creyentes, los cuales, también,
será necesario que lo pidan y crean que el Padre se lo concederá por medio de
Jesucristo. Es la antigua plegaria del final del libro de Isaías: "¿Donde
está el que hizo salir del agua al pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso
en medio de ellos a su Espíritu Santo? ... ¡Ojalá rompieras los cielos y
bajases!" (Is 63, 9-12).
La voz del
Padre y una visión sensible del Espíritu dan testimonio de que Jesús de Nazaret
es el Hijo amado, objeto de la predilección del Padre (cf. la 1. lectura).
Lucas lo subraya con una adición propia: la cita del salmo 2, 7, "tú eres
mi Hijo, yo te he engendrado hoy". La traducción oficial castellana sigue
un texto ligeramente distinto, en el que, a pesar de que la referencia al salmo
2 es evidente, no es tan literal: no aparece el hoy del salmo, que algunos
autores, siguiendo otros manuscritos, creen que debe retenerse en el texto de
Lucas. Este evangelista insiste repetidas veces en el hoy (2, 11; 3, 22; 4, 21;
19, 5.9; 23, 43) como un modo de actualizar el acontecimiento salvífico para el
lector u oyente de su evangelio.
En este pasaje,
queda fuera de dudas que Lucas piensa en el bautismo de los cristianos, el hoy
en el que cada uno de ellos, tras haber creído y haber orado, se ha sumergido o
bautizado en el agua, ha salido de ella y ha recibido la unción sacramental,
para, incorporado al Hijo único, tener también a Dios como Padre.
El, el Padre,
tiene, en el bautismo de Jesús y en el nuestro, el principal papel.
HILARI RAGUER -
MISA DOMINICAL 1977
6.- JBTA/BAUTISMO:
El texto que
comentamos está formado por dos relatos diferentes: a) el primero (3, 15-16)
precisa la diferencia que existe entre el bautismo de Juan (con agua) y el de
Cristo ( en el espíritu). b) El segundo (3, 21-22) desvela toda la profundidad
del bautismo de Jesús tal como se vive dentro de la iglesia.
El bautismo de
Juan se mueve en la línea de los ritos de purificación del judaísmo de aquel
tiempo: invita a los hombres a la renovación total de su existencia y les
mantiene en la esperanza del juicio, representado en la irrupción recreadora
del Espíritu. La iglesia sabe que la verdad de esa esperanza se ha cumplido ya
en Jesús: por eso bautiza a los hombres con Espíritu Santo y con fuego, es
decir, les introduce en ámbito del juicio destructor (fuego) y transformante
(Espíritu).
Toda la
realidad del bautismo que Jesús ofrece a los hombres se encuentra contenida de
un modo ejemplar y supremo en su propio bautismo. La antigua tradición refiere
que Jesús recibió el bautismo que impartía Juan (cfr Mc 1,9) y añade que en
este momento se vino a desvelar su cometido de enviado apocalíptico de Dios: el
cielo se abrió, vino el Espíritu y Dios le proclamó su siervo, hijo o enviado (
cfr Mc 1, 10-11). El evangelio de Lucas (3, 21-22) remodela el sentido de esos
datos. Ya no le importa Juan y puede prescindir de su figura. La abertura del
cielo no es signo del final del tiempo, sino un medio necesario para que el
Espíritu descienda. Todo se ha centrado en ese Espíritu y en la voz del cielo
(Padre) que proclama a Jesús como su hijo. Aquí se centra la base y el sentido
del bautismo de la iglesia.
El bautismo
constituye antes que nada una revelación o epifanía de Dios en Jesucristo.
Jesús se manifiesta desde entonces como el "Hijo". Esto no quiere
decir que antes no lo fuera; simplemente afirma que en el fondo de la vida de
Jesús hay un misterio que sólo se comprende a través de Dios y de su Espíritu.
Dios es desde
ahora aquel que se ha venido a manifestar en Jesús como su "hijo".
Dios adopta a Jesús, como adoptaba a los reyes de Israel en el momento de su
coronación, constituyéndoles representantes suyos ante el mundo. Los reyes
recibían su función al ser ungidos con aceite. Jesús, al recibir toda la fuerza
de Dios, que es el Espíritu; por eso se le llama ungido (mesías).
Pero Jesús no
es un ungido más entre los otros. Jesús ha recibido toda la presencia del
Espíritu y, por eso, es de verdad "el Hijo", es decir, aquél a quien
Dios escoge de una forma definitiva, aquél a quien Dios escoge de una forma
definitiva, aquél en quien Dios se ha hecho presente de manera insuperable. Por
eso, Jesús no es simplemente un hijo de los hombres al que Dios por su bondad
acoge y ama. Jesús proviene desde el fondo del misterio de Dios como su
"Hijo": su expresión y su presencia, su enviado.
El misterio de
Jesús implica según eso dos vertientes: a)por un lado es el Mesías (el ungido),
porque tiene la fuerza del Espíritu y realiza su obra entre los hombres (les
introduce en la urgencia escatológica del juicio); b) por otro es Hijo, porque
se halla cerca de su Padre, ha recibido su palabra creadora (tú eres mi Hijo) y
le hace presente sobre el mundo.
De todo esto
debemos sacar dos conclusiones: a)la primera pertenece al campo de la fe: somos
cristianos los que en el fondo de Jesús descubrimos el amor del Padre que le
envía y la fuerza del Espíritu que actúa por medio de su obra; b)la segunda nos
introduce en la práctica: aceptar el bautismo de Jesús (3,16) significa recibir
su "Espíritu" (de gracia y exigencia) como la verdad definitiva, el
juicio de Dios sobre la historia. Y no olvidemos que a esto se llega a través
del bautismo de conversión que Juan ha proclamado un día en medio de su pueblo.
COMENTARIOS A
LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1251 ss.
7.- Jesús se
bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo
Después de la
preparación que Juan ha llevado a cabo (cf. domingos 2 y 3 de Adviento), Jesús
aparece en público y tiene lugar la manifestación divina que marca el inicio de
su misión.
La primera
parte del evangelio de hoy presenta el contraste entre Juan y Jesús, que Lucas
quiere resaltar especialmente por las confusiones que seguramente se daban en
su ambiente.
Juan, con su
bautismo de agua, hace solamente un acto simbólico de voluntad de purificación.
Jesús, en cambio, aparece con las características del enviado de Dios para los
últimos tiempos: es "poderoso" y realizará la transformación
definitiva esperada, la irrupción de Dios "con Espíritu Santo y
fuego".
La segunda
parte presenta a Jesús en el Jordán, el lugar adonde se dirige el pueblo
deseoso de purificación. Lucas dice casi de pasada que Jesús es bautizado, y se
centra en la teofanía que tiene lugar a continuación. La escena ocurre en la
oración, es una experiencia de relación intensa con Dios, como a Lucas le gusta
subrayar a menudo. Y la experiencia es explicada recurriendo a referencias del
AT: el cielo se abre para que Dios baje y dé cumplimiento al anhelo manifestado
en Is 45,8 y 63,19; el Espíritu baja sobre Jesús evocando a Is 61,1 y también
las promesas del fin de los tiempos; y lo hace en forma de paloma, revoloteando
sobre las aguas del mismo modo que en la creación, para señalar que se inicia
una nueva creación. Finalmente, las palabras que se oyen son el inicio del
primer cántico del siervo de Yahvé (Is 42,1-7): Jesús es este siervo, y a él se
aplica con propiedad el nombre de Hijo amado; él, como dice el cántico, será
alianza del pueblo, luz de las naciones, para devolver la vista a los ojos que
han quedado ciegos...
Lucas empezará
su segundo libro, los Hechos de los apóstoles, con otra escena como ésta, pero
que tiene como destinatarios a todos los creyentes: Pentecostés.
JOSEP LLIGADAS
- MISA DOMINICAL 1995, 1
8.- Un padre
debe decir a su hijo que le quiere, sugiere el predicador del Papa Comenta el
Evangelio de la fiesta del Bautismo del Señor-
ROMA, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del
padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, al Evangelio de
la liturgia del próximo domingo, 9 de enero (Mt 3,13-17), fiesta del Bautismo
del Señor.
Cuando se
escribe la vida de los grandes artistas y poetas, siempre se intenta descubrir
la persona (en general la mujer) que ha sido, para el genio, la fuente de
inspiración, la musa frecuentemente escondida. También en la vida de Cristo
hallamos un amor secreto que ha sido el motivo inspirador de todo lo que hizo:
su amor por el Padre celestial. Ahora, con ocasión del Bautismo en el Jordán,
descubrimos que este amor es recíproco. El Padre proclama a Jesús su «Hijo
predilecto» y le manifiesta toda su complacencia enviando sobre él el Espíritu
Santo, que es su mismo amor personificado.
Según la Escritura, como la relación hombre-mujer tiene su modelo en la
relación Cristo-Iglesia, así la relación padre-hijo tiene su modelo en la
relación entre Dios Padre y su Hijo Jesús. De Dios padre «toda paternidad en
los cielos y en la tierra toma nombre» (Ef 3,15), esto es, saca existencia,
sentido y valor. Es una ocasión para reflexionar sobre este delicado tema.
Quién sabe por qué la literatura, el arte, el espectáculo, la publicidad
explotan una sola relación humana: la de fondo sexual entre el hombre y la
mujer, entre el marido y la esposa. Dejamos en cambio casi del todo inexplorada
otra relación humana igualmente universal y vital, otra de las grandes fuentes
de gozo de la vida: la relación padres-hijos, la alegría de la paternidad.
Igual que el
cáncer ataca habitualmente los órganos más delicados en el hombre y en la
mujer, así el poder destructor del pecado y del mal ataca los ganglios más
vitales de la existencia humana. No hay nada que sea sometido al abuso, a la
explotación y a la violencia como la relación hombre-mujer, y no hay nada que
esté tan expuesto a la deformación como la relación padre-hijo: autoritarismo,
paternalismo, rebelión, rechazo, incomunicación... El sufrimiento es recíproco.
Hay padres cuyo sufrimiento más profundo en la vida es ser rechazados o
directamente despreciados por los hijos, por los cuales han hecho cuanto han
podido. Y hay hijos cuyo más profundo y no confesado sufrimiento es sentirse
incomprendidos o rechazados por el padre, y que en un momento de irritación,
tal vez han oído decir del propio padre: «¡Tú no eres mi hijo!». ¿Qué hacer?
Ante todo creer. Reencontrar la confianza en la paternidad. Pedir a Dios el don
de saber ser padre. Después esforzarse también en imitar al Padre celeste.
San Pablo traza
así la relación padres-hijos: «Hijos, obedeced en todo a vuestros padres,
porque esto es grato a Dios en el Señor. Padres, no exasperéis a vuestros
hijos, no sea que se desanimen» (Col 3,20-21). A los hijos recomienda la
obediencia, pero una obediencia filial, no de esclavos o de militares; a los
padres que «no exasperen» a los hijos; esto es, en sentido positivo, tener
paciencia, comprensión, no exigir todo inmediatamente, saber esperar a que los
hijos maduren, saber disculpar sus errores. Se trata de no desalentar con
continuos reproches y observaciones negativas, sino más bien animar cada
pequeño esfuerzo. Comunicar sentido de libertad, de protección, de confianza en
sí mismos, de seguridad.
Como hace Dios,
que dice querer ser siempre para nosotros una «roca de defensa» y una «ayuda
siempre cercada en las angustias» (Sal 46). No tengáis miedo de imitar alguna
vez, a la letra, a Dios Padre y de decir al propio hijo o hija: «¡Tú eres mi
hijo amado! ¡Tú eres mi hija amada! ¡Estoy orgulloso de ti, de ser tu padre!».
Si sale del corazón en el momento adecuado, esta palabra hace milagros, da alas
al corazón del chaval o de la joven. Y para el padre es como generar una segunda
vez, más conscientemente, al propio hijo.
PROPUESTA DE CANTOS DEL BAUTISMO DEL SEÑOR (CICLO C)
12 ENERO 2025
01.- IGLESIA
PEREGRINA
Todos unidos formando un solo cuerpo,
un pueblo que en la Pascua nació.
Miembros de Cristo, en sangre redimidos,
Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu,
que el Hijo desde el Padre envió.
Él nos empuja, nos guía y alimenta,
Iglesia peregrina de Dios.
SOMOS EN LA TIERRA SEMILLA DE OTRO REINO,
SOMOS TESTIMONIO DE AMOR.
PAZ PARA LAS GUERRAS Y LUZ ENTRE LAS SOMBRAS,
IGLESIA PEREGRINA DE DIOS (2).
Rugen tormentas y a veces nuestra barca,
parece que ha perdido el timón.
Miras con miedo, no tienes confianza,
Iglesia Peregrina de Dios.
Una esperanza nos llena de alegría,
presencia que el Señor prometió.
Vamos cantando, él viene con nosotros,
Iglesia peregrina de Dios.
Todos nacidos en un solo
bautismo,
unidos en la misma comunión.
Todos viviendo en una misma
casa,
Iglesia peregrina de Dios.
Todos prendidos en una misma
suerte,
ligados a la misma salvación
somos un cuerpo y Cristo es la
Cabeza
Iglesia peregrina de Dios.
02.- EL SEÑOR NOS LLAMA (Alberto Taule)
EL SEÑOR NOS LLAMA Y NOS REÚNE,
SOMOS SU PUEBLO, SIGNO DE UNIDAD.
ÉL ESTÁ EN MEDIO DE NOSOTROS,
SIRVE A LA MESA, NOS REPARTE EL PAN.
1.- Por
todos los caminos nos sales al encuentro,
por todos hemos visto señales de tu amor.
Tu pueblo se reúne Señor a bendecirte,
a celebrar con gozo tu paso salvador.
2.- Convocas a tus fieles, nacidos de las aguas,
a festejar unidos la nueva creación.
La sala del banquete se llena de invitados;
estamos reunidos y en medio está el Señor.
3.- Revélanos al Padre oh Cristo, nuestra fiesta,
aumenta la esperanza de nuestro caminar.
Tu Espíritu divino nos dé la fortaleza,
los bienes que esperamos nos haga pregustar.
03.- LLEVEMOS
AL SEÑOR (Carmelo Erdozain)
levemos
al Señor el vino y el pan,
Llevemos
al altar la viña, el trigal
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad.
Llevemos
al Señor pureza y amor,
Llevemos
al altar justicia, hermandad
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad.
Llevemos
al Señor trabajo y dolor,
Llevemos
al altar ofrendas de paz
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad
El
Señor nos dará, él nos dará su amistad
04.- EN SU MESA HAY AMOR (Kairoi)
EL SEÑOR NOS HA REUNIDO JUNTO A ÉL,
EL SEÑOR NOS HA INVITADO A ESTAR CON ÉL,
EN SU MESA HAY AMOR, LA PROMESA DEL PERDÓN,
Y EN EL VINO Y PAN, SU CORAZÓN. (2)
Cuando Señor, tu voz, llega en silencio a mí,
y mis hermanos me hablan de Ti, sé que a mi lado
estás,
te sientas junto a mí, acoges mi vida y oración.
e
presentamos el vino y el pan
Música
Católica
Al
final de la letra 'Te presentamos el vino y el pan' podrás comentar sobre ella
y acceder a más canciones de Música Católica.
05.- TE
PRESENTAMOS EL VINO Y EL PAN
TE
PRESENTAMOS EL VINO Y EL PAN
BENDITO
SEAS POR SIEMPRE SEÑOR
Bendito
seas señor
Por
este pan que nos diste
Fruto
de la tierra y del trabajo de los hombres
Bendito
seas señor
El
vino tú nos lo diste
Fruto
de la tierra y del trabajo de los hombres
06.- FUENTE
BAUTISMAL
FUENTE
BAUTISMAL DE DONDE BROTA LA FE
RUTA
DE LA LUZ, CAMINO DE SALVACIÓN.
1.-
Hijos de Dios por la gracia,
miembros
de Cristo en su Iglesia.
2.-
Todos unidos en Cristo,
todos
formamos su Cuerpo.
3.
Hoy te recibe la Iglesia
en
su familia cristiana.
07.- EL
ESPÍRITU DE DIOS ESTA SOBRE MI (C. Erdozain)
El
Espíritu de Dios está sobre mí,
El
Espíritu de Dios está sobre mí.
Por
qué Él me ha ungido,
Él
me ha enviado,
para
dar la buena noticia a los pobres,
y
anunciar a los cautivos la libertad,
y
anunciar a los cautivos la libertad.
Y
a los ciegos la vista,
la
libertad al oprimido,
y
a anunciar la salvación, del Señor,
y
a anunciar la salvación, del Señor.
08.- EL BAUTISMO (ANTONIO ALCALDE)
EL
BAUTISMO NOS DIO LA NUEVA VIDA.
EL
BAUTISMO NOS HACE RENACER;
Y
NOS UNE CON CRISTO Y CON SU IGLESIA
HASTA
MORIR Y RESUCITAR CON ÉL.
EL
BAUTISMO NOS DIO LA NUEVA VIDA.
1.-
Como ciervos sedientos a la fuente,
venimos
a beber;
Cristo
es la fuente de agua viva
que
sacia para siempre nuestra sed.
2.-
Como ciegos al borde del camino,
gritamos
a Jesús;
Cristo
es la luz del mundo nuevo,
enciende
nuestra antorcha con su luz.
3.-
El bautismo es el paso del Mar Rojo,
el
paso del Señor;
Cristo
se injerta en nuestra vida,
su
Pascua es nuestra pascua y salvación.
4.-
El desierto convoca a la Alianza,
la
ley fiel del Amor;
Cristo
congrega en una Iglesia
los
pueblos que el pecado dispersó.
5.-
El maná en el desierto descendía
del
cielo como pan;
Cristo
es el pan que da la vida,
quien
coma de Él por siempre vivirá.
6.-
Como Lázaro, amigo de Betania,
Jesús
resucitó;
Cristo
nos da la nueva vida,
la
muerte acabará en resurrección.
09.- CRISTO
NOS DA LA LIBERTAD,
CRISTO
NOS DA LA LIBERTAD,
CRISTO
NOS DA LA SALVACIÓN,
CRISTO
NOS DA LA ESPERANZA,
CRISTO
NOS DA EL AMOR.
Cuando
luche por la paz y la verdad,
la
encontraré.
Cuando
cargue con la cruz de los demás,
me
salvaré.
Dame,
Señor, tu Palabra,
oye,
Señor, mi oración.
Cuando
sepa perdonar a los demás,
tendré
perdón.
Cuando
siga los caminos del amor,
iré
al Señor.
Dame,
Señor, tu Palabra,
oye,
Señor, mi oración.
Cuando
siembre la alegría y la amistad,
vendrá
el amor.
Cuando
vaya en comunión con los demás,
seré
de Dios.
Dame,
Señor, tu Palabra,
oye,
Señor, mi oración.
10.- ID Y
ENSEÑAD
Sois
la semilla que ha de crecer
Sois
la estrella que ha de brillar
Sois
levadura, sois grano de sal
Antorcha
que debe alumbrar
Sois
la mañana que vuelve a nacer
Sois
espiga que empieza a granar
Sois
aguijón y cariño a la vez
Testigos
que voy a enviar
ID,
AMIGOS, POR EL MUNDO
ANUNCIANDO
EL AMOR
MENSAJEROS
DE LA VIDA
DE
LA PAZ Y EL PERDÓN
SED,
AMIGOS
LOS
TESTIGOS DE MI RESURRECCIÓN
ID
LLEVANDO MI PRESENCIA
CON
VOSOTROS ESTOY
Sois
una llama que ha de encender
Resplandores
de fe y caridad
Sois
los pastores que han de guiar
Al
mundo por sendas de paz
Sois
los amigos que quise escoger
Sois
palabra que intento gritar
Sois
reino nuevo que empieza a engendrar
Justicia,
amor y verdad
Sois
fuego y savia que viene a traer
Sois
la ola que agita la mar
La
levadura pequeña de ayer
Fermenta
la masa del pan
Una
ciudad no se puede esconder
Ni
los montes se han de ocultar
En
vuestras obras que buscan el bien
Los
hombres, al Padre verán
11.- JUNTO A
TI MARÍA
Junto
a ti María.
como
un niño quiero estar,
tómame
en tus brazos
guíame
en mi caminar.
Quiero
que me eduques,
que
me enseñes a rezar,
hazme
transparente,
lléname
de paz.
MADRE,
MADRE
MADRE,
MADRE,
(BIS)
Gracias
Madre mía
por
llevarnos a Jesús,
haznos
más humildes
tan
sencillos como Tú.
Gracias
Madre mía
por
abrir tu corazón,
porque
nos congregas
y
nos das tu amor.
12.- AMOR ES
VIDA
Amar es vida, vida es alegría
quién nunca amó, vivió sin ilusión
alegres cantan sus melodías
las ansiedades del corazón (bis).
ALEGRE ESTOY CANTANDO VOY
ESTE ES EL DÍA QUE HIZO
EL SEÑOR (BIS).
Por los caminos áridos del mundo
busco la huella de un amor feliz
soy peregrino, soy vagabundo
un cielo eterno brilla hoy en mí (bis).
Yo soy feliz por cada día nuevo
por la ilusión de ver amanecer
por las estrellas y por el cielo
por la alegría de renacer (bis).