MARIA MADRE
COMENTARIO
Cuarto
misterio gozoso del santo rosario: Jesús es presentado en el templo por sus
padres que obedecen a la ley. ¡Cinco veces evoca Lucas la ley!
Cuando
llegó el día fijado por la ley, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén. Lo
llevaron, y el anciano Simeón lo tomó en brazos. Con un niño de cuarenta días
se hace lo que se quiere: la encarnación llegó hasta eso. Lo inaudito de
navidad se diluye en lo más ordinario. A veces soñamos con salir de nuestra
vida modesta para vivir algo extraordinario, y esta escena nos presenta a una
joven pareja de obreros que obedecen vulgarmente a la ley.
Pero
estos tres corazones son tan extraordinarios que pueden vivir humildemente una
ventura extraordinaria: la salvación del mundo empieza a jugarse allí. Ante la
sagrada familia podemos pensar en nuestra propia existencia familiar con un
poco más de calor; depende menos de nuestra situación y de los que de nuestro
propio corazón.
Ellos
obedecen. La fiesta de hoy celebra la obediencia. María y José obedecen a la
ley para comulgar con Dios. Hoy nos cuesta obedecer. ¿Qué es lo que harán
mañana si no saben escuchar a Dios y escuchar a los jefes en cualquier trabajo
y en cualquier grupo? Desde luego, hay momentos en que hay que saber decir que
no, pero nuestra vida está tejida de ordinario por esos que pueden ser tan
sencillos y tan felices como los síes de María y de José. De pronto, el misterio gozoso se nubla de
tristeza: Una espada, le dice Simeón a María, te traspasará el corazón. ¿Qué
espada? Lo vemos en lo que precede: Tu hijo va a dividir.
No
es ésa la salvación que viene a traer Jesús; cada uno tendrá que decidirse,
será una salvación en contra: esto es lo que desgarrará el corazón de María.
Habrá otra espada: el horrible sufrimiento que la atormentará al pie de la
cruz. Sin embargo, ella estará en pie, fuerte. Todos los padres pueden decirle
a María, madre, que les ayude a vivir en los momentos terribles.
Una
sola frase lanza ahora el proyecto sobre la vida de Jesús hasta los doce años,
cuando volveremos a encontrarlo en el templo: El niño iba creciendo y
robusteciéndose y adelantaba en saber; y el favor de Dios lo acompañaba. En la
casita de Nazaret va creciendo entre la cocina de la madre y el taller del
padre. De nuevo el misterio de lo inaudito en la más total simplicidad oculta y
silenciosa. Pero si lo comparamos con los que dice Lucas sobre la infancia de
Juan bautista, vemos todo el abismo. También Juan crecía y la a mano de Dios
estaba sobre él. Jesús crecía en sabiduría: una expresión para señalar su
vínculo con el Espíritu: Jesús es sabiduría. Y más que la mano del Señor, sobre
él está toda la gracia, todo el favor del Padre. Que esto no nos mueva a
rechazar más o menos conscientemente el misterio y la ley de la encarnación:
como todas las madres, María tiene que enseñarle muchas cosas a su pequeño.
Seguramente más con su comportamiento que con sus palabras, porque María es una
madre silenciosa y eficaz. Más tarde, el hombre de treinta años que nos llenará
de admiración mostrará unos sentimientos y unos gestos que le vienen de su
madre. Pensando en ello es como los padres y las madres de hoy le pedirán a
María, madre, que les dé esa finura de amor por la que sepan despertar en sus
hijos todo lo que en ellos duerme de personal y de ilusión del mañana.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 47, 10-11
Oh, Dios,
meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu Nombre, oh, Dios, tu
alabanza llega al confín de la tierra. Tu diestra está llena de justicia.
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, rogamos humildemente a tu majestad que,
así como tu Hijo Unigénito ha sido presentado hoy en el templo en la realidad
de nuestra carne, nos concedas, de igual modo, ser presentados ante ti con el
alma limpia. Por nuestro Señor,
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Malaquías 3,1-4
Esto dice el Señor Dios: «Voy a enviar a mi
mensajero para que prepare el camino ante mí. De repente llegará a su santuario
el Señor a quien ustedes andan buscando; y el mensajero de la alianza en quien
los regocijan, miren que está llegando, dice el Señor del universo. ¿Quién
resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? Pues
es como fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor
que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata,
y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas. Entonces agradará al Señor la
ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados, como antaño».
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 23)
El Señor, Dios del universo, Él es el Rey de
la gloria.
¡Portones!, alcen los dinteles, que se alcen
las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la gloria. R.
¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor,
héroe valeroso; el Señor valeroso en la batalla. R.
¡Portones!, alcen los dinteles, que se alcen
las puertas eternales: va a entrar el Rey de la gloria. R.
¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor,
Dios del universo, Él es el Rey de la gloria. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 2, 14-18
Lo mismo que los hijos participan de
la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre,
para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y
liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos.
Noten que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso
tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote
misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del
pueblo. Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede
auxiliar a los que son tentados.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Lc 2, 32
Aleluya. Luz para alumbrar a las
naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 2, 22-40
{Cuando se cumplieron los días de la
purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a
Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del
Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la
oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso,
que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había
sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al
Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban
con el niño Jesús sus padres para cumplir con Él lo acostumbrado según la ley,
Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu
promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu
Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a
las naciones y gloria de tu pueblo Israel».}
Su padre y su madre estaban admirados por lo
que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha
sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un
signo de contradicción -y a ti misma una espada te traspasará el alma-, para
que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Había
también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy
avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta
los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y
oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y
hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y,
cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a
Galilea, a su Ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y
robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con El.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Que nuestra
oración, hermanos (as), se eleve a Dios Padre todopoderoso, por el bien de toda
la humanidad a la que Cristo ha venido a lluminar con su presencia y a salvar
por medio de la Iglesia.
1.- Por la Iglesia de Dios: para que, por la vida
de sus fieles y el ministerio de sus sacerdotes, haga brillar ante los hombres
la luz de Cristo, Salvador de las naciones. Roguemos al Señor.
2.- Por nuestros
gobernantes: para que su labor sea siempre de servicio, de justicia y de paz.
Roguemos al Señor.
3.- Por los enfermos y
todos los que sufren: para que perseveren de la llamada de atención a la
responsabilidad de todos. Roguemos al Señor.
4.- Por nosotros mismos,
los aquí reunidos, y por todos los miembros de nuestra parroquia: para que la
manifestación del Señor en la carne sea causa de edificación y vida, y no
ocasión de caída y escándalo. Roguemos al Señor
Dios todopoderoso
y eterno, que recibiste hoy en templo a tu Unigénito, que se ofrecía por
nosotros: pedimos humildemente que escuches nuestras oración Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que
te sean gratos los dones presentados por la Iglesia exultante de gozo, pues has
querido que tu Hijo Unigénito se ofreciera como Cordero inocente por la
salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Lc 2, 30-31
Mis ojos han visto a tu Salvador, a
quien has presentado ante todos los pueblos.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Por estos dones santos que hemos recibido,
llénanos de tu gracia, Señor, tú que has colmado plenamente el anhelo expectante
de Simeón y, así como él no vio la muerte sin haber merecido acoger antes a
Cristo, concédenos alcanzar la vida eterna a quienes caminamos al encuentro del
Señor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 03: Hb 11, 32-40; Sal 30, 20.21.22.23.24; Mc 5,
1-20
Martes 04: Hb 12, 1-4; Sal 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32;
Mc 5, 21-43
Miércoles 05: Hb 12, 4-7.11-15; Sal 102; 1-2.13-14.17-18ª;
Mc 6, 1-6.
Jueves 06: Hb 12, 18-19. 21-24; Sal 47, 2-3ab.3cd-4ª.
9.10-11; Mc 6, 7-13.
Viernes 07: Hb 13, 1-8; Sal 26, 1.3.5.8b-9abc; Mc 6,
14-29
Sábado 08: Hb 13, 15-17.20-21; Sal 22, 1-3ª.3b-4.5.6;
Mc 6, 30-34.
Domingo 09: Is 6, 1-2ª. 3-8; Sal 137, 1-2ª.
2bc-3.4-5.7c-8; 1Co 15, 1-11; Lc 5, 1-11
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Lc 2, 22-40
VV. 39-40:
La lección de estos vv. sobre la vida oculta
de Jesús es muy importante. Aun cuando sea Dios, Jesús sigue las leyes
naturales del crecimiento humano, tanto en el plano físico como en el de la
sabiduría y del conocimiento. Pasando por la infancia, la pubertad, la
adolescencia, vive su misión en una extraordinaria kenosis. Aun siendo Hijo de
Dios, como lo es, acepta el no conocer sino progresivamente la orientación de
su vida y el no descubrir la voluntad de su Padre sino a través del plano de relación
y de educación que le ofrece un medio familiar y pueblerino determinado, de
donde "no podía salir nada bueno" (Jn 1, 46). Ha juzgado de las cosas
y de las personas conforme a las formas habituales de una inteligencia en
formación; ha renunciado a conocer lo que un hombre medio no puede llegar a
conocer (Mt/24/36); ha realizado su fidelidad al Padre exclusivamente a través
de una fidelidad absoluta a su condición humana, frágil y limitada. Pero a
través de su conciencia de niño, todavía balbuciente, y hasta su conciencia de
mortal, absolutamente asustada, Jesús ha inscrito realmente en su vida de
hombre la Palabra del Padre, y, por primera vez, se ha establecido una
adecuación todo lo total que es posible entre una voluntad de hombre y la
voluntad de Dios.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA
CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 217
2.- Así como para la figura de Juan Lc hace
verdadero hincapié en la circuncisión e imposición del nombre (1, 57-56), para
Jesús se hace más fuerza en la pobreza del nacimiento y en el hecho de la
presentación según la ley. Nos encontramos en este relato con la figura de un
niño indefenso e inconsciente, abandonado en manos de sus padres, que lo traen
y lo llevan presentándolo a Dios (2, 22. 27) y sometiéndolo al cumplimiento de
la ley (2, 23. 24).
Este Jesús que tan pronto ha comenzado a
aceptar las instituciones familiares y sociales, será el mismo que relativizará
la familia y la sociedad en función del reino (cf Mc. 3, 35). Simeón da al niño
una caracterización basándose en títulos del II Isaías: "salvación de
Dios" (cf Is 40,5), "luz para alumbrar a las naciones" (cf Is
42, 6), "gloria de Israel" (cf Is 46,13).
Siguiendo el contexto isaiano diremos que
tenemos aquí el primer anuncio del universalismo de la misión de Jesús. A ese
ancho marco que es el mundo y la vida toda supeditará Jesús toda institución,
aun la más querida: la familia. Sin embargo, es en ella donde él fue
encontrando el camino de su encarnación concreta.
Jesús será un signo de contradicción (cf Is
65,2). Jesús es un salvador para todos. Pero por un desconocido misterio del
mal y del duro corazón del hombre, lo que estaba destinado a la salvación se ha
convertido para algunos en mensaje de muerte.
Este será el trasfondo de toda la tragedia de
Jesús. Esto es lo que a él mismo le costaba entender (Lc 4,16s). Cuando el
creyente vive su mensaje en una intensidad fuerte, puede hacer surgir la
contradicción hasta en el seno de su propia familia. En esos momentos de
incertidumbre es donde se calibra y mide la actitud que uno tiene ante el
reino. Es preciso optar con decisión.
Jesús comienza un proceso de acercamiento a
Dios que ya no se extinguirá hasta la consumación de la resurrección. Este
crecer de Jesús es la obra del Padre en el amor del Hijo. Nuestro esfuerzo,
cualquier trabajo pequeño o grande de nuestra vida, debe encaminarse a la
construcción en nosotros de esta vida de cara a Dios. Jesús fue haciendo este
camino, como primera etapa, en el seno de una sencilla familia de pueblo.
EUCARISTÍA 1978, 61
3.- Entre la inmensa muchedumbre que ha
acudido al templo, Jesús pasa inadvertido. Los sacerdotes, demasiado ocupados
con los ritos que deben realizar, no advierten nada especial. María y José se
confunden con la gente de tal manera que Dios puede acudir de incógnito a la
cita. Pero un anciano y una anciana esperan discretamente en oración: esperan
al Mesías, y esperan con la paciencia infinita de las personas ancianas, a las
que nada puede desanimar. Por eso sus ojos medio cerrados reconocieron al Señor.
Salieron a su encuentro.
Siempre que Cristo acude a un encuentro, a
una cita con nosotros, lo hace sin estruendo. Hoy acude pequeñín, como un
recién nacido. Mañana acudirá discreto, como un amigo que llama a la puerta. Al
atardecer, mendigará nuestra mirada, cuando lo expongan desnudo en una cruz. Y
una vez resucitado, viene de nuevo, se aparece, pero nuestras manos no pueden
retenerlo: apenas lo hemos reconocido, y ya ha desaparecido.
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO
FERIAL -ADVIENTO-NAVIDAD Y SANTORAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 90
Vida oculta de Cristo en Nazareth. La lección
de estos dos versículos es importante: por muy Dios que sea, Cristo sigue las
leyes naturales del crecimiento humano, tanto en el plano físico como en el
plano de la sabiduría. Con la aceptación de comenzar su vida de hombre por el
nacimiento, la infancia, la pubertad, la adolescencia, Cristo ha aceptado su
misión divina en una Kenosis extraordinaria. Aceptando ese género de crecimiento,
ha aceptado el no conocer sino progresivamente la orientación de su vida, las
circunstancias de que estará tejida. Ha aceptado el no conocer la voluntad de
su Padre, sino a través del medio familiar "de donde no podía salir nada
bueno" (Jn 1, 46), los mil y un acontecimientos de la vida (Mt 26, 42). Y
sobre las cosas y los hombres no ha aplicado más que los juicios habituales de
una inteligencia en desarrollo. Se ha negado a conocer lo que un hombre medio
no puede conocer (Mt 24, 36). Ha aceptado el no realizar su fidelidad al Padre,
sino a través de una fidelidad absoluta a la fragilidad y a las limitaciones de
la condición humana.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA
CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 247
5.- El evangelio de la infancia de san Lucas
(cap 1-2) comenzaba con la escena del anciano Zacarías en el templo (1, 5-22).
Desde el templo, lugar de la presencia de Dios en medio de los suyos, se ha
escuchado la palabra que dirige la historia hacia su meta (anunciación de
Juan). Hacia el templo, lugar de plenitud del pueblo de Israel, se ha dirigido
la historia de la infancia. De la infancia de Jesús en ese templo trata nuestro
texto (2, 22-38). Sus elementos fundamentales son los siguientes: a)
Presentación (2,22-24); b)revelación de Simeón (2, 25-35); c) testimonio de Ana
(2, 36-38) y d) vuelta a Nazaret (2, 39-40).
En el fondo de la escena de la presentación
(2, 22-24) está la vieja ley judía según la cual todo primogénito es sagrado y,
por lo tanto, ha de entregarse a Dios o ser sacrificado. Como el sacrificio
humano estaba prohibido, la ley obligaba a realizar un cambio de manera que, en
lugar del niño, se ofreciera un animal puro (cordero, palomas) (cfr. Ex 13 y
Lev 12). Parece probable que al redactar la escena Lucas esté pensando que Jesús,
primogénito de María, es primogénito de Dios. Por eso, junto a la sustitución
del sacrificio (se ofrecen dos palomas) se resalta el hecho de que Jesús ha
sido "presentado al Señor", es decir, ofrecido solemnemente al Padre.
El sentido de esta ofrenda se comprenderá solamente a la luz de la escena del
calvario, donde Jesús ya no podrá ser sustituido y morirá como el auténtico
primogénito que se entrega al Padre para salvación de los hombres. Unido a todo
esto Lucas ha citado sin entenderlo un dato de la vieja ley judía: la
purificación de la mujer que ha dado a luz (cfr Lev 12). Para Israel, la mujer
que daba a luz quedaba manchada y por eso tenía que realizar un rito de
purificación antes de incorporarse a la vida externa de su pueblo. De esta
concepción, de la que extrañamente han quedado vestigios en nuestro pueblo
hasta tiempos muy recientes, parece que Lucas no ha tenido ya una idea clara;
por eso en el texto original ha escrito "cuando llegó el tiempo de la
purificación de ellos", refiriéndose también a José y a Jesús. La
tradición litúrgica ha corregido el texto original de Lucas, refiriéndose sólo
a la purificación de María, ajustándose de esa manera a la vieja ley judía.
El centro de nuestro pasaje lo constituye la
revelación de Simeón (2, 25-35). Jesús ha sido ofrecido al Padre; el Padre
responde enviando la fuerza de su Espíritu al anciano Simeón, que profetiza (2,
29-32.34-35). En sus palabras se descubre que el antiguo israel de la esperanza
puede descansar tranquilo; su historia (representada en Simeón) no acaba en
vano: ha visto al salvador y sabe que su meta es ahora el triunfo de la vida.
En esa vida encuentran su sentido todos los que esperan porque Jesús no es sólo
gloria del pueblo israelita, es el principio de luz y salvación para las gentes.
Tomadas en sí mismas, las palabras del himno
del anciano (2. 29-32) son hermosas, sentimentalmente emotivas. Sin embargo,
miradas en su hondura, son reflejo de un dolor y de una lucha. Por eso culminan
en el destino de sufrimiento de María (2, 34-35).Desde el principio de su
actividad, María aparece como signo de la Iglesia, que llevando en sí toda la
gracia salvadora de Jesús se ha convertido en señal de división y
enfrentamiento. La subida de Jesús al templo ha comenzado con un signo de
sacrificio (2, 22-24); con signo de sacrificio continúan las palabras
reveladoras de Simeón. Desde este comienzo de Jesús como signo de contradicción
para Israel (u origen de dolor para María) se abre un arco de vida y
experiencia que culminará sobre el Calvario y se extenderá después hacia la
Iglesia.
Todo el que escucha las palabras de consuelo
en que Jesús se muestra como luz y como gloria (2, 29-32) tienen que seguir
hacia adelante y aceptarle en el camino de dureza, decisión y muerte; en ese
caminar no irá jamás en solitario, le acompaña la fe y el sufrimiento de María.
Con las palabras de alabanza de Ana, que
presenta a Jesús como redentor de Jerusalén (2, 36-38) y con la anotación de
que crecía en Nazaret lleno de gracia (2, 39-40) se ha cerrado nuestro texto.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC
MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1242 ss.
6.- En el fondo de la escena de la
presentación está la vieja ley judía según la cual todo primogénito es sagrado
-sea hombre o animal- es sagrado, pertenece a Dios, y por lo tanto ha de
entregarse a Dios o ser sacrificado. Como el sacrificio humano estaba
prohibido, la Ley obligaba a realizar un cambio de manera que en lugar del niño
se ofreciera un animal puro.
Se resalta el hecho de que Jesús ha sido
"presentado al Señor", es decir, ofrecido solemnemente al Padre. El
sentido de esta ofrenda se comprenderá solamente a la luz de la escena del
calvario, donde Jesús ya no podrá ser sustituido y morirá como el auténtico
primogénito que se entrega al Padre para salvación de los hombres.
Jesús ha sido ofrecido al Padre y el Padre
responde enviando la fuerza de su Espíritu al anciano Simeón, que profetiza. En
sus palabras se descubre que el antiguo Israel de la esperanza puede descansar
tranquillo; su historia -representada en Simeón- no acaba en vano, ha visto al
Salvador y sabe que su meta es ahora el triunfo de la vida. En esa vida
encuentran su sentido todos los que esperan, porque Jesús no es sólo gloria del
pueblo israelita, es luz y salvación para todos los hombres.
Estas palabras del himno del anciano Simeón
son hermosas, sentimentalmente emotivas. Sin embargo, miradas en su hondura,
son reflejo de un dolor y de una lucha. Por eso culminan en el destino de
sufrimiento de María.
Desde el principio de su actividad, María
aparece como signo de la iglesia, que llevando en sí toda la gracia salvadora
de Jesús se ha convertido en señal de división y enfrentamiento.
La sabida de Jesús al templo ha comenzado con
un signo de sacrificio (22-24), con signo de sacrificio continúan las palabras
reveladoras de Simeón.
Desde este comienzo de Jesús como signo de
contradicción para Israel (u origen de dolor para María) se abre un arco de
vida y experiencia que culminará sobre el calvario y se extendería después
hacia la Iglesia.
Todo el que escuche las palabras de consuelo
en que Jesús se muestra como luz y como gloria (29-32) tiene que seguir hacia
adelante y aceptarle en el camino de dureza, pasión y muerte.
En ese camino no irá jamás en solitario, le
acompaña la fe y el sufrimiento de María.
7.- El niño crecía. El evangelio de la
infancia pertenece al género midrásico, lectura en profundidad de la Escritura
para detectar su sentido pleno. Cualquier acontecimiento incorporado a la
historia de la salvación da a la revelación un aspecto nuevo, porque la biblia
no es un acontecimiento momificado.
Jesús es la esperanza de Israel, que se ve
colmada solemnemente en el episodio de la presentación en el templo. Simeón lo
entiende así y puede morir satisfecho. Otros lo verán de distinta manera: unos
para aceptar la piedra angular y otros para tropezar en ella. Semejante en todo
a nosotros, Jesús se somete a la ley. Moisés dejó ordenado consagrar al Señor
todo primogénito varón. La presentación en el templo era sólo una costumbre
tardía después de la vuelta del cautiverio. Y se prescribía una ofrenda,
cordero o paloma, que los padres de Jesús cumplen según las posibilidades de
los pobres. La purificación causa extrañeza tratándose de María, pero era un
rito más que quisieron cumplir según la costumbre. José y María saben bien que
el niño pertenece a Dios.
GUILLERMO GUTIERREZ - PALABRAS PARA EL CAMINO
- NUEVAS HOMILIAS/B
EDIT. VERBO DIVIN0 ESTELLA 1987.págs. 29 s.
8.- LA
PROFECÍA DE SIMEÓN.
J/SIGNO-DE-DIVISION: Cuando José y María presentaron al niño en
el templo de Jerusalén, Simeón les bendijo y luego, bajo el impulso del
espíritu profético, se dirigió a la Virgen con estas breves palabras: ''Este
niño está destinado para ser caída y resurgimiento de muchos en Israel, será
signo de contradicción, para que sean descubiertos los pensamientos de muchos
corazones. Y una espada traspasará tu alma" (Lc 2,34-35). La realidad es
que Jesús no fue un conformista dispuesto a darles la razón a todos, sus
palabras y sus gestos obligaban a opciones concretas. en favor o en contra de
él: "Quien no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo
desparrama" (LC 11,23).
a) Otras voces del NT sobre Jesús como signo
de división. Antes de entrar en un examen inmediato de la profecía de Simeón,
escuchemos algunos otros ecos de la tradición neotestamentaria acordes con LC
2,3435 a la hora de presentar a Jesús como uno que provoca la disensión que
suscita la adhesión o la repulsa.
Pedro advierte que a Cristo se le podía
aplicar lo que decía /Is/08/14: "Él (el Señor
de los ejércitos) será una piedra de tropiezo, una roca de escándalo para las
dos casas de Israel, un lazo y una trampa para los habitantes de
Jerusalén" (cf I Pe 2,6-8; cf también ICor 1,23-24).
Mateo pone estas palabras en labios de Jesús:
"No penséis que vine a traer paz sobre la tierra; no vine a traer paz,
sino espada. Porque vine a separar al hombre de su padre, a la hija de su
madre, a la nuera de su suegra. Enemigos del hombre, los de su casa"
( /Mt/10/34-36).
La predicación de Cristo —señala Juan en tres
ocasiones (Jn 7,43; 9,16; 10,19)— era motivo de cisma entre la gente, ya que
daba lugar a pareceres discordes sobre su persona. El mismo Jesús (según Jn
9,39) lo reconoce sin medias tintas, cuando afirma: "Yo vine a este mundo
para un juicio: para que los que no ven vean y los que ven se queden
ciegos". El elemento discriminante de este juicio es Cristo-luz, es su
palabra que revela al Padre (Jn 12,44-50). Esa palabra escudriña los corazones:
"En efecto, quien obra mal odia la luz y no va a la luz, para que no se
descubran sus obras. Pero el que obra la verdad va a la luz, para que se vean
sus obras, que están hechas en Dios" (Jn 3,20-21).
El autor de la carta a los Hebreos (12,3)
define la muerte de Jesús como una contradicción que los pecadores arrojaron contra
él. Israel —comenta Pablo citando a Is 65,2— fue "un pueblo desobediente y
rebelde" ( Rom 10,21: antilégonta).
Del conjunto de estas citas se deduce que la
tradición evangélica junto con la petrina y la paulina, aun con la diferencia
de los términos empleados, está sustancialmente de acuerdo. El evangelio de
Jesús, como soplo acariciador e impetuoso al mismo tiempo, sacude al hombre
desde dentro, lo provoca a una actitud. ¡Sí, la fe es una inquietud saludable!
Lc 2,34-35 recoge el tema que hemos esbozado en esta rápida panorámica sobre el
NT. Lo acoge, anticipándolo en la infancia de Jesús, como si se tratara de un
presagio que tendrá la contrapartida en su ministerio público y en el de la
iglesia apostólica.
El oráculo de Simeón, el santo anciano del templo,
tiene dos aspectos: uno se refiere al pueblo de Israel y el otro a María.
Veámoslo más en concreto.
b) Israel frente a Cristo. Respecto a todos
los miembros del pueblo elegido (tal es el sentido de muchos en el v. 34, según
las normas de la filología), Jesús está destinado a ser causa de "caída y
resurgimiento". Con este binomio antitético, Simeón profetiza cuál será el
éxito en conjunto de la misión de Jesús. Para quienes lo rechacen, es decir,
para los que crean que están en pie fiándose de sus propias seguridades (cf Lc
14,9), él será piedra de tropiezo; pensemos, por ejemplo, en los escribas y
fariseos, orgullosos de su ciencia (Lc 11,52-54); en el fariseo de la parábola
(Lc 14,9-13.14b), en los invitados a la boda que declinan la invitación por tener
otros intereses (Lc 14,16-21ab.24)... Por el contrario, Cristo será ocasión de
salvación para cuantos se encuentran en un estado de miseria, de pecado, pero
acogen su palabra; pensemos en el publicano (Lc 14,13-14), en Zaqueo (Lc
19,2-10), en los pobres, los cojos, los ciegos y los lisiados que sustituyen a
los que fueron invitados primero a la boda (Lc 14,21-23)... Así pues, además de
la acogida, Jesús conocerá la amargura y la tragedia del rechazo, será un
"signo de contradicción", dice el anciano profeta.
Signo, en primer lugar: en efecto, en su
persona Dios se hace manifiesto y cercano a su pueblo (cf Lc 1,68; 7,16),
especialmente en la gran revelación pascual: "Como Jonás fue un signo para
los ninivitas, así el Hijo del hombre lo será para esta generación" (Lc
11,30). Pero de contradicción; es decir, objeto de repulsa por parte de
Jerusalén y del judaísmo oficial, que no reconoció los tiempos de la visita de
Dios (cf Lc 19,44b-47; 29,9-18...). Se trata, por consiguiente, de un sendero
lleno de espinas el que se perfila para Jesús. "Para que sean descubiertos
los pensamientos de muchos corazones", añade Simeón (v. 35). La presencia
de Cristo tendrá este efecto: revelar cuáles son las esperanzas de todos
respecto a él: quién lo acoge y quién lo rechaza. El término pensamientos (gr.
dialoguismói) es todavía genérico, sin ninguna cualificación positiva ni
negativa. Se necesita un adjetivo, o bien el contexto, para determinar si se
trata de intenciones rectas o condenables (cf Lc 1,29 [dieloguízeto]; 5,22;
6,8; 9,46.47; 24,38; además, Mc 7,21, Mt 15,19; Sant 2,4...).
En Lc 2,35 el sustantivo mencionado parece
tener una función bivalente; es decir, designa las diversas actitudes,
favorables u hostiles, frente a Cristo. Nos relacionamos entonces con el v. 34,
en donde se dice que Jesús es motivo tanto de caída como de resurgimiento.
En versión eclesial, Lucas elabora además los
mismos enunciados en el libro de los Hechos, donde entra en escena una iglesia
que experimenta la contradicción que había padecido antes su Señor. En Iconio,
por ejemplo, después de la predicación de Pablo y de Bernabé apoyada en signos
y en prodigios (He 14,1-13), "la población de la ciudad se dividió: unos
estaban con los judíos y otros con los apóstoles" (v. 4). Y hacia el final
del libro
Lucas hace decir a los judíos convocados por
Pablo: "Sabemos que esta secta (= cristianismo) encuentra oposición en
todas partes (28,22: pantajou antiléguetai).
c) El alma de María traspasada por una
espada. La persona y el mensaje de Jesús lleva a cabo un discernimiento dentro
de Israel. Pero todo lo que ocurre en Israel como pueblo tiene una repercusión
en María como persona: "... También a ti una espada te atravesará el
alma" (Lc 2,35a).
Lo mismo que en el Magnificat, se observaba
un paso de lo individual (María: Lc 1,46-49) a lo colectivo (Israel: Lc 1,54),
así aquí se da una alternancia entre una comunidad (Israel) y una persona
individual (María). Esto basta para concluir que también en este paso Lucas
asocia a María a su pueblo; ella es hija de Sión.
ESPADA/SIMEON ESPADA/PD: Nos
queda por preguntarnos ahora cuál es el significado más pertinente del término
espada. Recorriendo la literatura judeo-bíblica, se ve que la espada es uno de
los símbolos más frecuentes para designar la palabra de Dios. En el AT tenemos
dos casos (Is 49,2 y Sab 18,15) Este mismo tipo de simbolismo aparece con
frecuencia en los comentarios judíos a los textos bíblicos. También el NT, en
siete ocasiones, recurre a este lenguaje: la palabra de Dios, que se identifica
ahora con la palabra de Jesús, es comparada con una espada cortante de doble
filo. Las referencias más abundantes nos las ofrece el Apocalipsis (1,16:
"De su boca salía una espada aguda de dos filos": 2,12.16 19,15.21).
Está asimismo la carta a los Efesios (/Ef/06/17: "Tomad también... Ia
espada del Espíritu, que es la palabra de Dios"). Hay que dedicar una
especial atención a la carta a los Hebreos (/Hb/04/12): "La palabra de
Dios es viva y eficaz; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu,
de las articulaciones y de la médula, y es capaz de distinguir los sentimientos
y pensamientos del corazón".
Se notará fácilmente la gran analogía que hay
entre Lc 2,35 y Heb 4,12. En ambos trozos se habla de espada que "penetra
en el alma" y "revela-escudriña los pensamientos del corazón".
Esta relación no se le escapó, por ejemplo, a san Ambrosio.
Una vez asentada esta ecuación simbólica
espada = palabra de Dios, se asoma la hipótesis de que la espada a la que alude
Simeón es figura de la palabra de Dios, tal como se expresa en la enseñanza de
Jesús.
Efectivamente, esta descodificación del
símbolo espada se armoniza muy bien con el contexto anterior. Poco antes,
Simeón había celebrado a Jesús como luz de las gentes y gloria de Israel (v.
32). Sus palabras hacen eco a los poemas del Siervo de Yavé (Is 42,6; 49,6).
Pues bien, precisamente uno de esos poemas (49,2) presenta al Siervo de Yavé
como un profeta de cuya boca Dios ha hecho una espada afilada. La imagen, como
hemos visto, fue recogida varias veces en relación con Cristo en el Apocalipsis
( I,16; 2,12.16; 19, 15.21). Pero también Simeón, al preconizar en Jesús al
Siervo de Yavé por excelencia, parece decir que su palabra es semejante a una
espada.
Escogiendo esta orientación exegética (que,
lejos de excluir a las demás, puede perfectamente integrarlas), la imagen de
María sería la de una creyente que, lo mismo que todo Israel, su pueblo, tendrá
que enfrentarse con la palabra del Hijo, simbolizada místicamente en la espada.
Su alma se verá profundamente penetrada por ella. Efectivamente, siempre en el
tercer evangelio vemos que ella acogía y guardaba los acontecimientos y las
palabras de Jesús (Lc 2,19.51b; cf 8,19-21 y 11.27-28). Con una actitud
sapiencial se esforzaba en sondear su alcance, incluso cuando le procuraban
sufrimientos y no llegaba a comprender todo su sentido (L.c 2,48-51b).
Así pues, María hizo que sus pensamientos se
aclarasen y se juzgasen a la luz de aquella palabra y se conformó a ella con un
crecimiento constante. Esto suponía para ella gozo y dolor. (gozo, al ver los
frutos copiosos que la semilla de la palabra evangélica producía en ella misma
y en cuantos la acogían con un corazón "bueno y perfecto" (cf Lc
8,15). Dolor, cuando buscaba angustiada a Jesús en Jerusalén y no comprendió su
respuesta: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que tengo que estar en la
casa de mi Padre? Y ellos no comprendieron sus palabras" (Lc 2,49-50).
Conservando en su corazón el enigma de esa frase, ella "avanzó en la
peregrinación de la fe" (LG 58), no sin pruebas ni oscuridades. Pero el
colmo de la aflicción inundó su espíritu cuando vio a su Hijo rechazado y
crucificado. Obedecer a la voluntad del Padre (¡ella, la madre del
ajusticiado!), permanecer fiel a las palabras del Hijo sobre todo en aquel
momento de tiniebla (cf Redemptoris Mater 18): he aquí el punto crucial de la
transfixión que esta palabra produjo en las fibras de María. Según esta
exégesis, no sería lógico restringir solamente a la compasión de la Virgen al
pie de la cruz la profecía de Simeón. Abarca más bien todo el arco de su misión
de madre del Redentor y especialmente el drama del Calvario. ¿No decía acaso
Jesús: "Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su
cruz de cada día y sigan" (Lc 9,23)?.
CONCLUSIÓN. M/ABRAHAN:
Abrahán, nuestro padre en la fe, "obedeciendo la llamada divina, partió
para un país que recibiría en posesión, y partió sin saber a dónde iba" (
/Hb/11/08). María, madre de los creyentes (cf Jn 19,26-27a), aceptó que su vida
se plantease según la palabra del Señor que le había sido revelada por el ángel
(Lc 1,38). Con su fiat se dispuso a salir de si misma para seguir los caminos
de Dios, que "es más grande que nuestra conciencia y lo sabe todo"
(1Jn 3,20). La Virgen llevaba a su Hijo en los brazos, pero no se negaba a
dejarse conducir por el Hijo por un camino incierto y difícil; también para
ella se hizo realmente ejemplar la frase de Jesús: "El que pierda su
propia vida por mi, la salvará" (Lc 9,24; cf Mc 8,35; Mt 16,25; Jn 12,25).
Contemplada en esta dimensión, MarÍa, además de madre, es hermana nuestra a la
hora de compartir la gozosa fatiga de creer.
A. SERRA - DICC-DE-MARIOLOGIA. Págs. 335-339
9.- La perícopa evangélica de hoy insiste, en
su inicio y en su final (vv. 22-24 y 3940), en que la familia de Nazaret se
esfuerza en cumplir la Ley. Jesús es hijo de la Ley (cf. Ga 4,4). La Ley en el
judaísmo contemporáneo de Jesús afectaba a diferentes realidades que en la
actualidad tendemos a separar y a fragmentar: el orden social, las leyes
civiles, las tradiciones populares, la historia de la nación, la revelación
divina... Jesús nace en el seno de una familia, en el seno de una sociedad, de
una tradición religiosa, en el seno de la historia de su pueblo, que no es sino
una muestra de la amplia historia humana. Jesús, en su nacimiento y en su
infancia, cumple la Ley.
Los vv. 25-38 están centrados en el
acontecimiento pascual de muerte-resurrección presentado narrativamente en el
encuentro de Jesús-niño con Simeón y Ana. Estos son dos ancianos, con el don de
la profecía, que viven en actitud de esperanza y de confianza. Llenos de fe,
ven que las promesas se cumplen en el recién nacido que llevan en brazos María
y José. Él es el Mesías del Señor.
El centro de la perícopa lo hallamos en el
breve himno que el autor del tercer evangelio pone en boca de Simeón. Un himno
inspirado en los cánticos del Siervo del Señor, del Deutero-Isaías. En él,
Jesús aparece como el Salvador destinado a todos los pueblos, luz para las
naciones paganas, gloria de Israel. Se puede captar inmediatamente el alcance
universalista de la misión de Jesús, ya desde su infancia.
El tema de la pasión queda ya insinuado en la
profecía de Simeón. La persona de Jesús será objeto de controversias y clave de
discernimiento de los corazones de las personas. La imagen de la espada que
traspasa el alma, también se utiliza en referencia a la Palabra de Dios, viva y
eficaz, penetrante como una espada de doble filo, que se clava hasta lo más
profundo para discernir los pensamientos y las intenciones de los creyentes (He
4,12). En este mismo sentido hemos de interpretarla aquí.
El misterio pascual de Cristo se revela ya
desde su infancia. Él será luz y gloria para los creyentes de cualquier nación,
pero también espada afilada que atravesará el corazón de María y del resto de
los discípulos para discernir la calidad de la fe. Abrahán y Sara, Simeón y
Ana, José y María son ejemplos de fe y de obediencia al Señor.
JORDI LATORRE - MISA DOMINICAL 1999, 16, 44
10.-
CLARETIANOS 2004
Queridos amigos y amigas: ¿Cómo se ve la
salvación del Señor? ¿Cómo la reconocemos? Entre todos los niños presentados al
templo, ¿cómo pudo Simeón reconocer al salvador? Es difícil poder contestar a
estas preguntas, pero el Evangelio nos da unas pistas interesantes...
1) Simeón era un hombre “justo y piadoso”.
2) Simeón “esperaba la consolación de Israel”
3) En Simeón “estaba el Espíritu Santo”
4) Simeón había recibido una “revelación” por
el Espíritu Santo
5) Simeón es un hombre “movido por el
Espíritu Santo”
Como podemos ver Simeón era un hombre que tenía una relación muy estrecha con
el Espíritu Santo: escuchaba, actuaba, vivía según el Espíritu y eso le
permitía sí ser buena persona, pero sobre todo le permitía no perder la
esperanza, le permitía vivir sabiendo que vería al salvador de Israel. Es fácil
de suponer que movido también por el Espíritu cogiera al pequeño Jesús en sus
brazos, le diera un achuchón y diera gracias a Dios como todos sabemos con su
precioso cántico.
Ana es otro ejemplo de espera paciente y además dentro de una situación
desesperante. El evangelista nos dice que era profetisa y posiblemente lo era
tan solo con su forma de vida, no hacían falta palabras, bastaba con verla
pegada y dedicada al único lugar desde donde sabía que le podía llegar la
salvación. Eso sí, al igual que Simeón, no puede quedarse callada al ver al
Salvador.
PROPUESTA DE CANTOS DE LA PRESENTACION DEL SEÑOR (CICLO C)
DOMINGO 2 FEBRERO 2025
01.- EL SEÑOR
ES MI LUZ Y MI SALVACION
EL
SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN
EL
SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA.
SI
EL SEÑOR ES MI LUZ, ¿A QUIÉN TEMERÉ?
¿QUIÉN
ME HARÁ TEMBLAR?
1.-
Una cosa pido al Señor;
habitar
por siempre en su casa
gozar
de la dulzura del Señor
contemplando
su templo santo.
2.-
No me escondas tu rostro, Señor,
buscaré
todo el día tu rostro.
Si
mi padre y mi madre me abandonan,
el
Señor me recogerá.
3.-
Oh, Señor, enséñame el camino,
guíame
por la senda verdadera.
Gozaré
de la dulzura del Señor
en
la tierra de la vida
02.- EL SEÑOR
ES MI LUZ (Alberto Taule)
EL
SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN
EL
SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA.
SI
EL SEÑOR ES MI LUZ, ¿A QUIÉN TEMERÉ?
¿QUIÉN
ME HARÁ TEMBLAR?
1.-
Una cosa pido al Señor;
habitar
por siempre en su casa
gozar
de la dulzura del Señor
contemplando
su templo santo.
2.-
No me escondas tu rostro, Señor,
buscaré
todo el día tu rostro.
Si
mi padre y mi madre me abandonan,
el
Señor me recogerá.
3.-
Oh, Señor, enséñame el camino,
guíame
por la senda verdadera.
Gozaré
de la dulzura del Señor
en
la tierra de la vida
03.- ESTA ES
LA LUZ DE CRISTO
Esta
es la luz de Cristo
yo
la haré brillar [3 veces]
Brillará,
brillará, sin cesar.
Amén,
amén, amén, amén, amén
Soy
cristiano y esta luz
yo
la haré brillar [3 veces]
Brillará,
brillará, sin cesar.
Amén,
amén, amén, amén, amén
Daré
luz a la ciudad
yo
la haré brillar [3 veces]
Brillará,
brillará, sin cesar.
Amén,
amén, amén, amén, amén
Nunca
la ocultaré
yo
la haré brillar [3 veces]
Brillará,
brillará, sin cesar.
Amén,
amén, amén, amén, amén
Este
amor que protegeré
y
la haré brillar [3 veces]
Brillará,
brillará, sin cesar.
Amén,
amén, amén, amén, amén
Toma
hermano esta luz
y
hazla tú brillar [3 veces]
Brillará,
brillará, sin cesar.
Amén,
amén, amén, amén, amén
04.- QUE
ALEGRIA CUANDO ME DIJERON (SALMO 121) (Miguel Manzano)
¡QUÉ
ALEGRÍA CUANDO ME DIJERON:
"VAMOS
A LA CASA DEL SEÑOR"!
YA
ESTÁN PISANDO NUESTROS PIES
TUS
UMBRALES, JERUSALÉN.
1.-
Jerusalén está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor.
2.-
Según la costumbre de Israel
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de Justicia,
en
el palacio de David.
3.-
Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
en
tus palacios de seguridad".
4.-
Por mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: "La paz contigo"
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
05.- ALELUYA
GLORIA AL SEÑOR (Carmelo Erdozain)
Aleluya,
Aleluya, Gloria al Señor
Aleluya
(bis)
Aleluya,
Aleluya, Gloria al Señor
Aleluya
(bis)
A
reclamar la verdad salió el sembrador
Hoy
con nosotros esta, escuchemos su voz
Aleluya,
Aleluya, Gloria al Señor
Aleluya
(bis)
Aleluya,
Aleluya, Gloria al Señor
Aleluya
(bis)
06.- COMO LO
HIZO MARIA
No
sólo el vino y el pan, te venimos a ofrecer,
queremos
darte algo más: Te entregarte nuestro ser.
Como
lo hizo María que tu mensaje escuchó,
y
dijo un sí generoso al aceptar su misión.
Como
lo hizo María que tu mensaje escuchó,
y
dijo un sí generoso al aceptar su misión.
Hoy
quedan sobre el altar nuestras vidas, oh Señor.
Haz
que sepamos luchar para conservar tu amor.
Como
lo hizo María que tu mensaje escuchó,
y
dijo un sí generoso al aceptar su misión.
Como
lo hizo María que tu mensaje escuchó,
y
dijo un sí generoso al aceptar su misión.
Como
lo hizo María que tu mensaje escuchó,
y
dijo un sí generoso al aceptar su misión.
Como
lo hizo María que tu mensaje escuchó,
y
dijo un sí generoso al aceptar su misión,
al
aceptar su misión,
al
aceptar su misión,
al
aceptar su misión
07.- LLEVEMOS
AL SEÑOR (Carmelo Erdozain)
1.-
Llevemos al Señor
el
vino y el pan.
Llevemos
al altar
la
viña, el trigal.
EL
SEÑOR NOS DARÁ
ÉL
NOS DARÁ SU AMISTAD [BIS]
2.-
Llevemos al Señor
pureza
y amor.
Llevemos
al altar
justicia,
hermandad.
3.-
Llevemos al Señor
trabajo
y dolor.
Llevemos
al altar
ofrendas
de paz.
08.- SI
VIENES CONMIGO (Cesáreo Garabain)
SI
VIENES CONMIGO Y ALIENTAS MI FE,
SI
ESTÁS A MI LADO ¿A QUIÉN TEMERÉ?. (BIS)
1.-
A nada tengo miedo, a nadie he de temer,
Señor,
si me protegen tu amor y tu poder.
Me
llevas de la mano, me ofreces todo bien.
Señor,
Tú me levantas si vuelvo a caer.
2.-
¡Qué largo mi camino! ¡qué hondo mi dolor!
Ni
un árbol me da sombra ni escucho una canción.
¿Será
que a nadie puedo mirar ni sonreír?
Señor,
Tú sólo quedas, Tú sólo junto a mí.
3.-
En cosas que se mueren yo puse el corazón.
Fue
tierra mi tesoro, fue vana mi ilusión.
En
cosas que se mueren me voy muriendo yo,
Tú
sólo vives siempre, Tú sólo, mi Señor.
09.- LA SAL Y
LA LUZ (Brotes de Olivo)
El
que me sigue en la vida
sal
de la tierra será
más
si la sal se adultera
los
hombres la pisarán
QUE
SEA MI VIDA LA SAL
QUE
SEA MI VIDA LA LUZ
SAL
QUE SALA, LUZ QUE BRILLA
SAL
Y FUEGO ES JESUS
Sois
como la luz del mundo
que
a la ciudad alumbra
esta
se pone en la cima
donde
el monte se encumbra
QUE
SEA MI VIDA....
Que
brille así vuestra vida
ante
los hombres del mundo
que
pasen las buenas obras
de
lo externo a lo profundo
QUE
SEA MI VIDA...
SAL
QUE SALA, LUZ QUE BRILLA
SAL
Y FUEGO ES JESUS
10.- YA NO
TEMO SEÑOR (J.A. Espinoza)
CRISTO
ESTA CONMIGO,
JUNTO
A MI VA EL SEÑOR
ME
ACOMPAÑA SIEMPRE,
EN
MI VIDA HASTA EL FIN.
Ya
no temo, Señor, la tristeza,
ya
no temo, Señor, la soledad
porque
eres, Señor, mi alegría;
tengo
siempre tu amistad.
ya
no temo, Señor, a la noche
ya
no temo, Señor, la oscuridad
porque
brilla tu luz en las sombras
ya
no hay noche, tú eres luz.
Ya
no temo, Señor, los fracasos
ya
no temo, Señor, la ingratitud
porque
el triunfo, Señor, en la vida
tú
lo tienes, tú lo das.
Ya
no temo, Señor, los abismos
ya
no temo, Señor, la inmensidad
porque
eres, Señor el camino
y
la vida, la verdad.
Ya
no temo, Señor, a la muerte
ya
no temo, Señor, la eternidad
porque
tu estas allá esperando
que
yo llegue hasta ti.
CRISTO
ESTA CONMIGO,
JUNTO
A MI VA EL SEÑOR
ME
ACOMPAÑA SIEMPRE,
EN
MI VIDA HASTA EL FIN.
11.- AMAOS
(Kairoi)
COMO
EL PADRE ME AMO, YO OS HE AMADO;
PERMANECED
EN MI AMOR, PERMANECED EN MI AMOR. (BIS)
1.-
Si guardáis mis palabras, y como hermanos os amáis,
compartiréis
con alegría el don de la fraternidad.
Si
os ponéis en camino, sirviendo siempre la verdad,
fruto
daréis en abundancia, mi amor se manifestará.
2.-
No veréis amor tan grande, como aquel que os mostré.
Yo
doy la vida por vosotros. Amaos como yo os amé.
Si
hacéis lo que os mando y os queréis de corazón,
compartiréis
mi pleno gozo, de amar como Él me amó.
12.- MORADA
DE LA LUZ
Celebremos
unidos a la Virgen María
porque
estábamos ciegos y nos dio a luz el día
porque
estábamos tristes y nos dio la alegría.
Mujer
tan silenciosa y encumbrada ahora más que el sol
tú
nutres con la leche de tu pecho al que es tu creador.
Lo
que Eva en una tarde misteriosa, buscando nos perdió.
Tu
madre, lo devuelves florecido en fruto salvador.
Tu
que eres blanca puerta del Rey sumo, morada de la luz
la
puerta nos abriste de los cielos al darnos a Jesús.
13.- SANTA
MARIA DEL CAMINO (J.A. Espinoza)
1.-
Mientras recorres la vida,
tú
nunca solo estás,
contigo
por el camino
Santa
María va.
Ven
con nosotros a caminar
Santa
María, ven.
Ven
con nosotros a caminar
Santa
María, ven.
2.-
Aunque te digan algunos
que
nada puede cambiar,
lucha
por un mundo nuevo,
lucha
por la verdad.
3.-
Si por el mundo los hombres
sin
conocerse van,
no
niegues nunca tu mano
al
que contigo está.
4.-
Aunque parezcan tus pasos
inútil
caminar,
tú
vas haciendo caminos,
otros
los seguirán.
14.- BENDITO,
BENDITO (Grupo Trigo y Vid)
BENDITO,
BENDITO, BENDITO SEA DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
Yo
creo, Jesús mío, que estás en el altar
Oculto
en la ostia te vengo a adorar
Oculto
en la ostia te vengo a adorar
Espero,
Jesús mío, que en tu suma bondad
Poder
recibirte con fe y caridad
Poder
recibirte con fe y caridad
BENDITO,
BENDITO, BENDITO SEA DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
Por
el amor al hombre moriste en una cruz
Y
al cáliz bajaste por nuestra salud
Y
al cáliz bajaste por nuestra salud
Jesús,
rey del cielo, que está en el altar
Su
cuerpo, su sangre nos da sin cesar
Su
cuerpo, su sangre nos da sin cesar.
BENDITO,
BENDITO, BENDITO SEA DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
Entre
sus ovejas está el Buen Pastor
En
vela continua lo tiene el amor
En
vela continua lo tiene el amor
Oh,
cielo, oh, tierra, canten a una sola voz
Bendito,
bendito, bendito sea Dios
Bendito,
bendito, bendito sea Dios
BENDITO,
BENDITO, BENDITO SEA DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
LOS
ÁNGELES CANTAN Y ALABAN A DIOS
15.- EN EL
TRABAJO (Cesáreo Garabain)
EN
EL TRABAJO DE CADA DÍA,
COMO
VIVÍAS Y AMABAS TÚ,
QUEREMOS,
MADRE, SERVIR AMANDO,
VIVIENDO
SIEMPRE JUNTO A JESÚS (2)
En
el silencio de aquella aldea,
la
casa humilde de Nazaret,
se
va empapando de tu ternura,
de
tu trabajo, de amor y fe.
Tú
te afanabas como mi madre
en
mil trabajos que da tu hogar,
Mujer
humilde de hermosas manos
encallecidas
de trabajar.
Dios
quiso honrarte como a ninguna,
con
mil encantos enriquecer;
te
hizo humilde, de gracia llena,
trabajadora
te quiso hacer.
16.- NO FUE
FACIL MARIA (Cesáreo Garabain)
NO
FUE FÁCIL MARÍA, TU LARGO CAMINO.
PEREGRINA
EN EL ALMA POR SENDAS OSCURAS.
NO
FUE FÁCIL MARÍA, VIVIR EL MISTERIO,
LA
FE Y EL ASOMBRO, LA CRUZ Y EL DOLOR.
Tu
vida, tu Hijo, aceptas y crees en horas felices,
y
al pie de la cruz.
El
Padre tan solo, conoce a tu Hijo
y
solo en la Pascua, nos llega la luz.
Te
anunciaron la espada,
que
hiere tu alma, y esa honda fatiga, de tu corazón.
Peregrina
cansada de pie en el Calvario,
que
triste y que lejos, de tu anunciación.
17.-
FELICIDAD DE VIVIR EN TU CASA
FELICIDAD
DE VIVIR EN TU CASA,
Y
DE ALABARTE POR TODA LA VIDA (2)
¡Qué
bueno es estar en tu casa! (Aleluya)
¡Padre
mío y Dios mío! (Aleluya)
¡Cuánto
anhela mi alma!, (Aleluya)
y
que ardiente desea, (Aleluya)
habitar
en tu templo (Aleluya)
Todo
me alegra en ti, Señor.
FELICIDAD
DE VIVIR EN TU CASA,
Y
DE ALABARTE POR TODA LA VIDA (2)