DOMINGO XXIX T.O. - CICLO A – 18 OCTUBRE 2020
DEN AL CÉSAR LO QUE ES DEL
CÉSAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS
COMENTARIO
Si estas en
contra del impuesto, estás contra los romanos; si estás a favor del impuesto,
estás contra Dios. Para comprometer a Jesús, le tienden una trampa en la que no
tiene más remedio que caer. El país vive bajo la ocupación romana y los judíos
hacen de ello un asunto religioso. Sobre esto quiere reflexionar el evangelio:
la religión y la política.
Los partidarios
de Herodes son colaboracionistas y andan al acecho de cualquier palabra
imprudente que les permita denunciar a Jesús como agitador. Pero los fariseos,
y prácticamente todo el pueblo judío, detestan a los romanos como opresores y
como paganos. Pagar el impuesto es reconocerse sometido aun emperador pagano.
¿Y no es eso obrar contra Dios? Tú, que te dices Mesías, no puedes aceptar
esto: ¿no estás en contra del impuesto?. Jesús deshace el equívoco: se sirven
de la moneda del César, aceptan esta situación del país ocupado: entonces lo
que es del César devuélvanselo al César.
Así, Jesús distingue la religión de la política. No hay
como se hace a veces cortando la vida en dos: por un lado, el terreno del
César, la política; y por otro, el terreno de Dios, la religión. No, la
religión y la política son distintas, pero trabadas entre sí.
Hay ciertamente dos terrenos, o mejor dicho múltiples
terrenos. Y en primer lugar, el de Dios que lo engloba todo. Den a Dios lo que
es de Dios, quiere decir: vean de qué manera todo en tu vida guarda relación
con Dios en política lo mismo que en todo cuanto hacemos. Una luz muy clara
sobre los problemas de fe y política y sobre muchos problemas.
Porque en el interior de la soberanía total de Dios hay
muchos terrenos en donde tenemos que ejercer nuestra libertad: la vida
personal, la familia, la empresa, la sociedad. No cuestión de cuestión de vivir
todo a nuestro capricho, declarando por ejemplo que tal comportamiento político
es el único cristiano. Hay la
tentación de poner a Dios en los argumentos electorales o en las pasiones
políticas. No, se trata del César, no de Dios. Dios está lo mismo a la derecha
que a la izquierda. Pero la tentación contraria es igualmente mala: intentar
evadirse junto a Dios, lejos de todo compromiso colectivo. Entonces huimos del
amor a nuestros hermanos, porque es en gran parte mediante la acción política
como es posible hacer que progrese la justicia social y la calidad de vida.
Permanecer bien guarecido, decir muchas oraciones y dejar que en el país las
cosas vayan de cualquier manera no es ser piadoso, sino egoísta. Se ha
utilizado la respuesta de Jesús de muchas maneras. Creo que el principio que se
deduce de ella permite rechazar la separación completa entre la fe y la
política, aunque evitando cuidadosamente la amalgama: ninguna política puede
ligar a Dios, pero todas las políticas tienen que rendirle cuentas.
R.P. Roland Vicente Castro Juarez
ANTIFONA DE ENTRADA
Yo te invoco porque tú me repones, Dios mío,
inclina el oído y escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
ORACION COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, haz que te presentemos una voluntad solicita y estable y
sirvamos a tu grandeza con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura
del Profeta Isaías 45, 1. 4-6
Así dice
el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano: Doblegaré ante él las
naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los
batientes no se le cerrarán.
Por mi
siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título,
aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios.
Te pongo
la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no
hay otro fuera de mí.
Yo soy el
Señor y no hay otro.
SALMO RESPONSORIAL (95)
Aclamen
la gloria y el poder del Señor.
Canten
al Señor un cántico nuevo, canten al Señor, toda la tierra. Cuenten a los
pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R.
Porque
es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho
el cielo. R.
Familias
de los pueblos, aclamen al Señor, aclamen la gloria y el poder del Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole
ofrendas. R.
Postraos
ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda.
Digan a los pueblos: «el Señor es rey, él gobierna a los pueblos rectamente». R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera
carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 1, 1-5b
Pablo, Silvano y Timoteo
a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A
ustedes, gracia y paz.
Siempre damos gracias a
Dios por todos ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones.
Ante Dios, nuestro
Padre, recordamos sin cesar la actividad de su fe, el esfuerzo de su amor y el
aguante de su esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos
amados de Dios, que él los ha elegido y que cuando se proclamó el Evangelio
entre ustedes no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y
convicción profunda, como muy bien saben.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya. Ustedes brillan como lumbrera en el
mundo, mostrando una razón para vivir. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22, 15-21
En aquel tiempo, los fariseos se retiraron
y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron
unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: Maestro,
sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad;
sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues,
qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?.
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo
Jesús: ¡Hipócritas!, ¿por qué me tientan?. Enseñadme la moneda del impuesto.
Le presentaron un denario. Él les
preguntó: ¿De quién son esta cara y esta inscripción?.
Le respondieron: Del César.
Entonces les replicó: Pues pagadle al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos, seguros de que Dios no ama como hijos y nos
acompaña con ternura en medio de las tribulaciones, presentémosle con confianza
nuestras necesidades. Respondamos. Padre Bueno escuchamos.
1.- Por el Papa Francisco, los Obispos,
los sacerdotes y las personas consagradas a Dios: para que con su testimonio,
su palabra y su cercanía fraterna sostengan y animen nuestra esperanza en este
tiempo difícil. Oremos.
2.- Por nuestros gobernantes: para que
sigan teniendo como prioridad de sus proyectos la alud, la vida y el bienestar
de todos, con especial atención a los más necesitaos. Oremos.
3.- Por las familias que estas sufriendo
la pérdida de un ser querido: para que con nuestra cercanía solidaria se
sientan consoladas y fortalecidas en la fe. Oremos.
4.- Por todos nosotros que no tenemos en
este tiempo la gracia y el consuelo de los sacramentos: que sintamos la
cercanía y la fuerza del Señor en la meditación diaria de la Palabra de Dios y
en nuestros gestos de fraternidad. Oremos.
5.- Por todos nuestros hermanos fallecidos
durante este tiempo: para que el Padre Dios en su bondad los tenga disfrutando
de la felicidad eterna prometida a los que han puesto su confianza en él.
Oremos.
6.- En un momento de silencio, cada uno
presente al Señor las intenciones y necesidades que guarda en su corazón. Oremos.
Padre bueno, que no amas como hijos y sufres con nosotros,
escucha nuestras oraciones y haz que la incertidumbre que vivimos en este
tiempo de pandemia nos acerques más a ti y entre nosotros. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, estar al servicio de tus dones con un corazón
libre, para que, con la purificación de tu gracia, nos sintamos limpios por los
mismos misterios que celebramos. Por Jesucristo nuestro Señor
ANTIFONA DE COMUNION
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que
esperan su misericordia, para librar
sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Señor, haz que nos sea provechosa
la celebración de las realidades del cielo, para que nos auxilien los bienes
temporales y seamos instruidos por los
eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 19: Ef 2, 1- 10; Sal 99; Lc 12,
13-21.
Martes 20: Ef. 2, 12-22; Sal 84; Lc 12,
35-38.
Miércoles 21: Ef 3, 2-12; Is 12; Lc 12, 39-48.
Jueves 22: Ef 3, 14-21; Sal 32; Lc 12, 49-53.
Viernes 23: Ef 4, 1-6; Sal 23; Lc 12, 54-59.
Sábado 24: Ef 4, 7-16; Sal 121; Lc 13, 1-9.
Domingo 25: Ex 22, 20-26; Sal 17; Tes 1,
5c-10; Mt 22, 34-40.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 22, 15-21
Par: Mc 12, 13-17 Lc 20, 20-26
1. D/ALGUIEN
Los fariseos
presentan a Jesús un problema o, mejor, un dilema aparentemente insoluble.
Jesús relativiza el insoluble problema introduciendo a Dios en el horizonte del
problema. Pero lo sorprendente de Jesús es que cuando introduce a Dios no lo
hace para hablar de Él o porque quiera discurrir sobre Él. Es curioso lo poco
que habla de Dios Jesús sea cual sea el evangelio que tomemos. Es como si se
hubiera adelantado al problema hermenéutico actual de las mediaciones del
lenguaje. Jesús no hace discursos sobre Dios, ni siquiera lo erige en objeto de
reflexión. Jesús, sencilla- mente, vive desde Dios, habla con Él, lo presiente
y lo siente. Para Jesús, Dios es Alguien y no algo.
Alguien con el
que cuenta en cualquiera de los momentos y de los enredos. Alguien con el que
se convive.
Nacionalismo,
colaboracionismo. ¿Se paga el impuesto al César o no se paga? Un enredo humano,
tan real y cruel que causó muchas disensiones y se cobró muchas vidas. Pero,
¿qué pasaría si Dios fuera para nosotros Alguien tan entrañable como lo fue
para Jesús? ¿Qué sería de nuestros enredos? Ya sé que en nombre de Dios se
mata. Pero también sé que ese dios debe ir con la minúscula de nuestros dioses,
hijos del integrismo y de la mentalidad cerrada. Desde el NT sólo sé que Dios
va con mayúscula. Imaginemos no que existe Dios sino que Él es Alguien junto a
nosotros. A lo mejor resulta que nuestros enredos se relativizan de tal manera
que se volatilizan. Y entonces nos topamos con lo que empieza a valer la pena.
A. BENITO - DABAR 1987/51
2. D/ABSOLUTO. PORQUE CREEMOS EN UN SOLO DIOS, CREEMOS QUE
NADA NI NADIE MÁS ES DIOS.
-Dad al César
lo que es del César.
Una
interpretación apresurada y sesgada del evangelio ha simplificado la cuestión,
reduciéndola al ámbito de la Iglesia y del Estado, el poder temporal y el
espiritual, como si el hombre tuviera que ser el botín de uno de esos dos
poderes. Y no es así. La cuestión que los judíos plantean a Jesús es una
cuestión política: ¿se puede y se debe pagar el tributo impuesto por los
romanos? ¿se puede aceptar el dominio imperialista de Roma? ¿Hay que resignarse
en una situación de colonialismo? Jesús no entra en la cuestión teórica, puesto
que en la práctica los judíos ya han aceptado el hecho imperialista al aceptar
la moneda romana. Por eso Jesús les pide que enseñen una moneda, para que
reconozcan que la pregunta está respondida en la praxis.
Si viven
sometidos, ese es su problema. Pero no hay ninguna razón para que el hombre se
someta a ningún poder. Y así Jesús, respondiendo a lo que no habían preguntado,
les ayuda a recobrar la conciencia de la dignidad humana. Si la organización
humana necesita la existencia y concentración de poderes, todos los poderes
están limitados y no pueden ser absolutos. Y así Jesús sentencia: dad al César
lo que es del César. Pero sólo lo que sea del César, no todo lo que el poder
pretende con todo su aparato coercitivo.
-Dad a Dios lo
que es de Dios.
Esto significa,
por de pronto, que no todo es del César, o sea, que el poder del Estado no es
absoluto. En el lenguaje político los límites del poder radican en la soberanía
popular, en el reconocimiento y declaración de los derechos humanos. En un
lenguaje religioso se dice que los poderes del Estado y en general cualquier
poder está limitado por la soberanía de Dios, que es quien ha creado al hombre
a su imagen y semejanza. Así lo expresa el profeta Isaías en el texto que hemos
escuchado: "Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios".
La existencia de Dios, el Absoluto, es la negación de cualquiera otro que pueda
presentarse como absoluto. Sólo hay un Dios, todo lo demás no es Dios. Ni es
Dios la idea que los hombres podamos fabricarnos de Dios, ni siquiera la idea
que la Iglesia tiene de Dios. La existencia de Dios aparece, pues, como la
condición de posibilidad de la libertad y autonomía de la persona frente a los
poderosos y poderes de este mundo, políticos o religiosos. La fe en Dios es la
legitimación de toda desobediencia civil y religiosa, de la objeción de
conciencia frente a toda imposición. Porque creemos en un solo Dios, creemos
que nada ni nadie más es dios.
EUCARISTÍA
1987/49
3.- El impuesto
al César recordaba a los judíos que eran un pueblo dominado por los
extranjeros, por los paganos. Y esto era una afrenta al Pueblo de Dios. Frente
a la cuestión del impuesto se adoptaron en Israel diversas actitudes: Mientras
los saduceos (los colaboracionistas de aquellos tiempos) no tenían
inconveniente en pagar y someterse a un poder que los privilegiaba, los
fariseos lo hacían de mala gana y los zelotes se negaban en absoluto. Estos
últimos, nacionalistas exaltados, habían hecho de ello una cuestión de
conciencia. Creían que pagar al César era tanto como negar que Dios es el único
Señor de Israel.
La pregunta era
comprometedora en extremo y estaba formulada con la peor intención. Ponía a
Jesús entre la espada y la pared, entre los saduceos y los zelotes, entre el
César y el pueblo, entre la autoridad de Dios y el poder temporal.
Evidentemente
no hay que suponer que Jesús no llevaba consigo ni siquiera un denario (una
moneda de plata equivalente a unos diez duros), menos aún que no lo hubiera
visto nunca. Si les pide que le enseñen un denario es sólo para poner en evidencia
su hipocresía y su mala intención. Pues si llevan dinero del César, si lo
utilizan corrientemente en la vida, es claro que reconocen de hecho su
autoridad. Y si es así, ¿por qué han de negarse a pagar sus impuestos? Era un
principio generalmente admitido por todos que el poder político se extendía
tanto como el curso de la moneda. Según este principio, diríamos hoy que no es
posible aceptar los dólares americanos sin reconocer de hecho su autoridad.
Aunque Jesús no dice expresamente qué es del César y qué es de Dios, es claro
que no todo es del César. Y en este sentido Jesús pone coto a cualquier
absolutismo y recorta la autoridad del estado. Por otra parte Jesús critica
también cualquier concepción teocrática que identifique los intereses y los
derechos de una nación con la misma voluntad de Dios. Pone también límites a
cualquier clericalismo. Digamos que la respuesta de Jesús condena por igual la
deificación del estado y la suplantación de Dios por los que dicen
representarlo.
EUCA 1987/49
4.- Los evangelios
de hoy y del próximo domingo son dos escenas de controversia, en las que los
fariseos buscan el modo de comprometer a Jesús en sus palabras, con el fin de
hallar un motivo para acusarlo. El episodio de hoy gira en torno al tributo al
César, el del próximo domingo sobre el mandamiento más importante de la Ley, y
entre ambos se encuentra la pregunta de los saduceos sobre la resurrección de
los muertos.
El censo de la
población y el impuesto personal -que todos, excepto los niños y ancianos,
estaban obligados a pagar- eran los signos más claros de la dominación romana
sobre Palestina. Los partidarios de Herodes aceptaban esta situación. En el
extremo contrario, los zelotas, por motivos religiosos, se negaban a pagar el
impuesto y practicaban una resistencia activa: su único rey era Yahvé, y el
dominio del emperador era para ellos intolerable. Los fariseos, por su parte,
estaban especialmente preocupados por la observancia de la Ley y, mientras el
poder romano no se enfrentase directamente con ella, solían aceptarlo.
La pregunta,
por tanto, estaba puesta para que -tanto si respondía de modo afirmativo como
negativo- Jesús quedase malparado ante las masas populares simpatizantes de los
zelotas o ante el poder romano.
Las primeras
palabras que se le dirigen serían un magnífico elogio de Jesús si hubiesen sido
dichas con sinceridad. La mayor alabanza que podía hacerse de un maestro
consistía en decir que era veraz y fiel en la interpretación de la Ley y que se
comportaba libremente en su trato con las personas. Jesús se da cuenta
inmediatamente de que, aparentando interés por una cuestión actual, lo que
pretenden es hacerle caer en una trampa. Así, después de ponerlos en evidencia
-"¡Hipócritas!, ¿por qué me tentáis?"-, hace que los mismos que han formulado
la pregunta queden implicados en la respuesta.
Efectivamente,
los que en la vida cotidiana admiten la moneda acuñada por el César, reconocen
de este modo su soberanía sobre ellos y legitiman así los impuestos que pagan.
La respuesta de
Jesús concentra su fuerza en la segunda parte: "a Dios lo que es de
Dios", recordando en primer lugar que el centro de su misión es la
predicación del Reino. Conceder a Dios lo que es de Dios supone darle la
primacía y colocar al César en su justo lugar. Con esta respuesta, Jesús se
distancia tanto de los zelotas, que querían una sociedad teocrática, como del
emperador romano, que divinizaba su poder y su persona, excediéndose en sus
atribuciones.
J. ROCA - MISA DOMINICAL 1981/19
5.- JC no se
mete en si el César tiene derecho a gobernar, sino que reconoce que, como
demuestra la moneda, en realidad gobierna, y por tanto exige tributos. Pero
añade a este reconocimiento la afirmación de que hay que pagar a Dios lo que es
de Dios: y ningún israelita se atrevería nunca a afirmar (y a lo largo del
evangelio la cosa queda clara) que haya algún dominio humano que quede fuera
del poder de Dios. La respuesta, pues, no es ninguna teoría política, ni
establece una división de competencias entre el César y Dios, ni responde lo
que hay que hacer en caso de contraposición entre las exigencias del César y
las de Dios. Si se mira el conjunto del evangelio, se ve como JC presta una
atención muy limitada a dar respuestas a las concretas cuestiones de la
realidad temporal, anunciando, siempre que se plantea una cuestión de este
tipo, que lo que cuenta es la fidelidad a Dios, y que todo el interés debe
estar centrado en el Reino de Dios que viene y que es superior a cualquier
poder humano. En este sentido, aquí se podría recordar la afirmación -Mt 6. 24-
de que nadie puede servir a dos señores (Cf. "Comentario Bíblico San
Jerónimo, vol III, pág. 259).
J. LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1978/19
6. - Algún
historiador ha dicho de etapas recientes de nuestra Iglesia que estaba más
interesada en conquistar el Estado que la sociedad. Imponerse desde poderes
similares a los del César o usar su brazo secular no es el estilo de Jesús. Si
los modos de los poderes de este mundo nos cautivan, esa seducción es peor que
una persecución. No se puede convertir al Dios de Jesús en César de este mundo.
Él se negó a ello.
No falta
quienes deducen de este pasaje que es preciso que cada uno ocupe su sitio, que
la Iglesia vuelva al puro campo religioso: al culto litúrgico. A Dios lo que es
de Dios y al poder político todo lo demás. Pero la acción de Jesús no fue ésta.
Además de no ser ni siquiera sacerdote judío, cambió el vocabulario dándoles a
las palabras culto, sacrificio, templo, etc., un sentido nuevo. No se trata de
la religión, se trata de Jesús.
Usar a Dios
como elemento integrador de una comunidad o como bandera de lucha parece tan
viejo como la religión misma. La frase: "Dios está de nuestra parte"
viene a significar: "nosotros tenemos la razón". También en nuestros
días, a pesar de la secularización, se sigue repitiendo, ya sea con motivo de
una guerra o de un partido de fútbol. Defender a Dios ha sido el eslogan de
todas las inquisiciones y cruzadas de todos los tiempos. En realidad, eran y
son muy otros los intereses defendidos. LA CAUSA DE JESÚS NO ES LA DE LA RELIGIÓN
SINO LA DE LOS POBRES.
EUCARISTÍA
1990/48
7.- Este pasaje
pertenece al relato de las "tentaciones" a las que escribas, fariseos
y saduceos someten a Cristo. Los partidarios de Herodes formulan el primer
ataque con la esperanza de que Jesús pronunciará alguna palabra que pueda ser
atentatoria contra el César.
a) A la
pregunta de los herodianos: "¿está permitido pagar el impuesto al
César?", que no posee ningún derecho divino a reinar sobre el pueblo
porque no es de la raza de David, Cristo responde con un argumento "ad
hominem": puesto que los fariseos y sus discípulos aceptan la autoridad y
los beneficios del imperio romano, que soporten también las prescripciones y
las exigencias.
Lejos de
pronunciarse sobre la legitimidad del poder, Jesús se limita a precisar que ha
sido aceptado y, por consiguiente, merece obediencia.
Como los
inquisidores se encuentran de esta forma no sólo reducidos al silencio, sino
confirmados además en su celo pro-romano, Cristo añade: "y dad a Dios lo
que es de Dios". La obediencia cívica no constituye un obstáculo para los
deberes para con Dios. La enseñanza es doble: la autoridad civil tiene derecho
a la obediencia, sobre todo de parte de quienes se aprovechan de las ventajas
que lleva consigo (Rm 13. 1-8; Tt 3. 1-3; 1 P 2. 13-14).
Pero esta
obediencia no puede ser un obstáculo a la obediencia que se debe a Dios. b)
Intercalando este episodio a continuación de la parábola del festín, Mateo
introduce una interpretación suplementaria (Mt 22. 1-14). La parábola del
festín subraya la negativa con que muchos responden al llamamiento de Dios; al
relatar a continuación el triple enfrentamiento de los herodianos, de los
saduceos y de los fariseos, el evangelista caracteriza las tres actitudes de
rechazo que la Iglesia-asamblea puede encontrar. Algunos están de tal forma
ligados a un "César" que les es imposible reconocer al Señor; otros
no pueden admitir un más allá para la vida presente; otros, finalmente, se
envuelven, al igual que los fariseos, en una intransigencia de tal calibre y en
una pureza tal que no pueden significar a la Iglesia de "todo el que
llega". Mateo prepara así el capítulo 23 de su evangelio, en el que Cristo
maldice a esos oponentes, y el cap. 24, en el que Jesús anuncia la nueva
asamblea y la "bendición" de los nuevos congregados (Mt 23. 34),
opuesta a la "maldición" de quienes han rechazado la invitación (Mt
23.), y la nomenclatura de los congregados (Mt 25.).
No existe,
pues, una verdadera oposición, basada en el Evangelio, entre lo que es del
César y lo que es de Dios. En efecto, el Reino de Dios no se sitúa fuera de los
reinos terrestres, puesto que éstos son asumidos por Dios en JC. Querer dar a
Dios lo que le es debido implica, pues, que se dé al César lo que le pertenece.
El Reino de Dios no es de este mundo en el sentido de que no es uno más de los
reinos de acá abajo; pero sí está en el mundo en el sentido de que es
extensible a todas las realezas terrestres. Por tanto, no se puede ser
cristiano auténtico al margen de las realidades.
La Iglesia no
tiene, pues, por qué disputar a las realezas terrestres un espacio que tiene
reservado para ella: ocupa ya todo el espacio del mundo, puesto que significa
de manera visible la humanidad reconciliada con Dios. Por otra parte, tampoco
tiene por qué ejercer su dominio sobre el mundo profano y secularizado.
Y no será
transformando a este último en cristiandad, sino enviándole sus miembros, como
se hará extensible a él y significará para él su salvación final en JC.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA
CRISTIANA VII - MAROVA MADRID 1969.Pág.186 s.
8.- La
respuesta de Jesús es del todo inesperada y coge de sorpresa a sus
interlocutores. Es una respuesta que se sustrae a la lógica de tomar partido.
No es una respuesta evasiva. Evita el dilema, mas no por miedo a comprometerse.
Lleva el razonamiento a mayor profundidad, al centro inspirador, a saber, la
justa concepción de la dependencia de Dios y, por tanto, la justa libertad
frente al estado.
Evidentemente,
con su respuesta Jesús no coloca a Dios y al César en el mismo plano. En las
palabras "Dad al César lo que es del César, pero a Dios lo que es de
Dios", el acento me parece que cae en la segunda parte. La preocupación de
Cristo es ante todo salvaguardar en toda situación política los derechos de
Dios.
También están
los derechos del estado; pero cuando el estado permanece en su sitio, estos
derechos se truecan en deberes de conciencia. Sin embargo, hay que apresurarse
a añadir que el estado no puede erigirse en valor absoluto; ningún poder
político: romano o no, cristiano o no, puede arrogarse derechos que competen
sólo a Dios, ni puede absorber el corazón entero del hombre, ni reemplazar su
conciencia ("pero a Dios lo que es de Dios"). - EDIC. PAULINAS/MADRID
1982.Pág. 231
9.- Censo o
contribución por cabeza que, como súbditos del imperio romano, tenían que pagar
todos los judíos una vez entrados en la adolescencia y hasta los sesenta o
sesenta y cinco años. Para la conciencia nacional judía, fogueada por el
movimiento zelota, este censo era absolutamente intolerable. De ahí el carácter
de trampa en que se quiere atrapar a Jesús: o afirma en público el derecho del
César y pierde el afecto de un pueblo resignado a los hechos pero simpatizante
con los zelotas, o lo niega, lo que en aquellas circunstancias significa una
incitación a la resistencia, que era inmediatamente sofocada por constituir un
delito de rebeldía contra Roma.
Partidarios de
Herodes (herodianos): su táctica política habitual era el servilismo sin
condiciones a las órdenes de Roma. Sin llegar a este servilismo, los fariseos
no extremistas eran también partidarios del poder constituido, siempre que éste
no se enfrentase con la Ley de Dios. Tanto unos como otros tienen ya hecha su
propia opción y no pretenden cuestionarla: son partidarios del statu quo,
impuestos al César incluidos.
DABAR 1978/56