EL ESPÍRITU SANTO LES IRÁ RECORDANDO TODO LO QUE LES HE DICHO
COMENTARIO
El texto de hoy forma parte de la conversación de Jesús con los suyos la víspera de su muerte. Su muerte va a ser un ir al encuentro del Padre. Este modo de ver la situación debe constituir para los discípulos motivos de alegría y no de desasosiego o de miedo. Jesús promete que se manifestará a sus amigos, es decir, a quienes le amen y guarden sus palabras (v. 21). Y Judas, el hermano de Santiago (Lc 6, 16; Hch. 1, 13), conocido también como Tadeo (Mt 10, 3; Mc 3, 18), le dice: "Señor, ¿qué ha sucedido para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?" (v. 22). Enredado en los prejuicios de un mesianismo nacionalista, Judas manifiesta su incomprensión y extrañeza al escuchar unas palabras que le parecen un cambio en el programa. Jesús sale al paso diciendo que su anunciada venida o manifestación presupone la fe activa de sus discípulos y que se trata, en primer lugar, de una manifestación y venida en la fe y por la fe de cuantos crean en él. Tal venida y presencia de Jesús en el corazón de los creyentes no tiene que ver nada con los triunfalismos mesiánicos que se imaginaban los judíos de aquel tiempo, pero no es tampoco la "parusía" (venida sobre las nubes con poder y majestad).Quien no ama a Cristo y guarda sus palabras, tampoco ama al Padre y guarda la Palabra del Padre. Queda excluido de la íntima experiencia de Dios y de su enviado Jesucristo. El mundo incrédulo no sabe nada de esa venida íntima del Señor y de la visita de Dios. Por eso Jesús no se manifiesta a todo el mundo hoy por hoy, sin que esto suponga que deje de hacerlo al fin de los tiempos.
Jesús
es el mensaje y el mensajero de Dios, el profeta y la Palabra de Dios. En él y
por él todo ha quedado dicho, todo lo que Dios tenía que decirnos. Pero no todo
ha quedado comprendido.
Cuando se vaya Jesús, el Padre enviará al Paráclito (el
Consolador) y éste enseñará a los discípulos y les introducirá en la plenitud
de la verdad. Jesús se despide con una fórmula usual, pero que en sus labios
adquiere plenitud de sentido. Jesús no da la paz como la gente, ni tan siquiera
la paz que la gente puede dar. Jesús da su paz, y él mismo es la verdadera paz.
Se entrega a sí mismo cuando da la paz, y consigo entrega al mismo Dios, porque
él y el Padre son uno (Jn 10,30).
La ausencia de Jesús es para inaugurar un nuevo modo de
presencia en los que crean en él. Por tanto, debemos ser animosos y no tener
miedo: el Señor está con nosotros, a nuestro lado. Por la fe habita en nuestros
corazones, y si le amamos y guardamos su palabra lo encontraremos también en el
prójimo.
R.P. Roland V. Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Is 48, 20
Anúncienlo con gritos de júbilo, publíquenlo y
proclámenlo hasta el confín de la tierra. Digan: «El Señor ha rescatado a su
pueblo». Aleluya.
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos continuar celebrando con fervor sincero
estos días de alegría en honor del Señor resucitado, para que manifestemos
siempre en las obras lo que repasamos en el recuerdo. Por nuestro Señor
Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 15, 1-2.22-29
En aquellos días, unos que bajaron de Judea
se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al
uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta
discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de
entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros
sobre esta controversia.
Entonces los apóstoles y los presbíteros con
toda la Iglesia acordaron elegir a algunos de ellos para mandarlos a Antioquía
con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas llamado Barsabás y a Silas, miembros
eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta: «Los
apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria
y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de
aquí, sin encargo nuestro, los han alborotado con sus palabras, desconcertando
sus ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviárselos con
nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre
de nuestro Señor Jesucristo. Les mandamos, pues, a Silas y a Judas, que les
referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y
nosotros, no imponerles más cargas que las indispensables: que se abstengan de
carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de
uniones ilegítimas. Harán bien en apartarse de todo esto. Saludos».
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 66)
Oh, Dios, que te
alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que Dios tenga piedad y
nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las
naciones, porque riges el mundo con justicia, y gobiernas las naciones de la
tierra. R.
Oh, Dios, que te alaben
los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le
teman todos los confines de la tierra. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del Libro del
Apocalipsis 21, 10-14.22-23
El
ángel me llevó en espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa
de Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, y tenía la gloria de
Dios; su resplandor era semejante a una piedra muy preciosa, como piedra de
jaspe cristalino. Tenía una muralla grande y elevada, tenía doce puertas y
sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados que son las doce tribus de
Israel. Al oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, al
poniente tres puertas, y la muralla de la ciudad tenía doce cimientos y sobre
ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero. Y en ella no vi santuario,
pues el Señor, Dios todopoderoso, es su santuario, y también el Cordero. Y la
ciudad no necesita del sol ni de la luna que la alumbre, pues la gloria del
Señor la ilumina, y su lámpara es el Cordero.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
Aleluya. El que me ama guardará mi
Palabra —dice el Señor—, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según San Juan 14, 23-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que me ama guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y
haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis Palabras. Y la Palabra que
están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto
ahora que estoy a su lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el
Padre en mi nombre, será quien se lo enseñe todo y les vaya recordando todo lo
que les he dicho. La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy yo como la da
el mundo. Que no se turbe su corazón ni se acobarde. Me han oído decir: “Me voy
y vuelvo al lado de ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre,
porque el Padre es mayor que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda,
para que cuando suceda crean».
PLEGARIA
UNIVERSAL
Oremos hermanos a Dios Padre, por Jesucristo
-nuestro Señor resucitado.
1.- Por la Iglesia, morada de Dios en medio del mundo, para
que persevere en la escucha de las mociones del Espíritu Santo y responda a las
necesidades del mundo. Roguemos al Señor.
2.- Por los pastores de la Iglesia, para que nos quien en la
misión de iluminar la sociedad con la luz del Evangelio. Roguemos al Señor.
3.- Por los hombres de buena voluntad, para que no
desfallezcan en la construcción de un mundo más justo, por la constante
búsqueda de la paz. Roguemos al Señor.
4.- Por todos nosotros, quienes profesamos la fe católica en
Cristo Resucitado, para que sepamos abrir el oído de nuestros corazones a la
voluntad de Dios. Roguemos al Señor.
Escucha señor nuestras oraciones, que te dirigimos
con la confianza de los creyentes en la resurrección de Jesucristo. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Suban hasta ti, Señor,
nuestras súplicas con la ofrenda del sacrificio, para que, purificados por tu
bondad, nos preparemos para el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 14, 15-16
Si
me aman, guardarán mis mandamientos, dice el Señor. Y yo le pediré al Padre que
les dé otro Paráclito, que esté siempre con ustedes. Aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección
de Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en nosotros los
frutos del Misterio pascual e infunde en nuestros corazones la fortaleza del
alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS
Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 26: Ap 21, 1-5; Sal 44; Mt 11, 25-30
Martes 27: Hch 16, 22-34;
Sal 137, 1-2ª. 2bc y 3. 7c-8; Jn 16, 5-11
Miércoles 28: Hch 17,
15.22-18, 1; Sal 148, 1-2. 11-12. 13. 14; Jn 16. 12-15
Jueves 29: Hch 18, 1-8; Sal 97, 1-2ab. 3ab. 3cd-4; Jn
16, 16-20
Viernes 30: Hch 18, 9-18; Sal
46, 2-3. 4-5. 6-7; Jn 16, 20-23a
Sábado 31: So 3, 14-18; Sal
Is 12, 2-6; Lc 1, 39-56.
Domingo 01: Hch 1, 1-11; Sal
46; Ef 1, 17-23; Lc 24, 46-53.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 14, 23-29
1.- Texto. Como el texto del domingo pasado,
también el de hoy forma parte de la conversación de Jesús con los suyos la
víspera de su muerte. La situación determina absolutamente el contenido de las
palabras del Maestro, no así su tono, lo más opuesto a la tristeza y la
desesperanza. Su muerte va a ser un ir al encuentro del Padre. Este modo de ver
la situación debe constituir para los discípulos motivos de alegría y no de
desasosiego o de miedo. El que Jesús esté con el Padre va a significar para los
discípulos un mayor apoyo, ya que podrán contar con el Maestro y con el Padre.
La presencia de éstos será real, debido a que en los discípulos anidará el
mismo Espíritu del Padre que anidó en Jesús mientras estuvo con ellos. Este Espíritu
significará también para los discípulos una mejor comprensión de las palabras
del Maestro, una mayor profundización en ellas.
Por todo ello deben los discípulos sentirse
en paz, sentir la paz. No hay ninguna razón para la intranquilidad o el miedo
en quien opta por Jesús, es decir, ama a Jesús más que a la Ley de Dios. Las
palabras que hoy escuchamos a Jesús arrancan, en efecto, de este presupuesto,
sin el cual no es posible nada de lo que Jesús afirma en ellas.
Comentario. El texto nos ofrece una de las
dos dimensiones fundamentales del modo de ser y de entenderse en cristiano, del
modo de estar en la vida en cristiano. Es la dimensión interior.
Este calificativo de interior lo sugiere el
propio texto en sus afirmaciones iniciales referidas al creyente:
"vendremos a él y haremos morada en él". Condición fundamental para
la existencia de esta dimensión interior es el amor a Jesús. Este amor
constituye a una persona en discípulo de Jesús. Retengamos bien el
planteamiento del cuarto evangelista: amar a Dios pasa necesariamente por amar
a Jesús. El autor de este evangelio no confía mucho en un amor a Dios que no
pase por la mediación del amor a Jesús. Hasta tal punto desconfía que en Jn 16,
2 podemos leer la siguiente afirmación: "Llegará un momento en que os
quitarán la vida, convencidos de que con ello rinden culto a Dios".
Amar a Jesús, a su vez, funciona en el cuarto
evangelio en oposición al celo por la Ley de Dios. Esta oposición evita que el
amor a Jesús sufra un "enrarecimiento" similar al criticado por el
evangelista a propósito del amor a Dios. En esta oposición se trata de una
sutil pero capital cuestión de matiz. Algo que san Pablo ha dejado muy en
claro.
Supuesta esta condición fundamental, los
referentes interiores de un modo de ser y de entenderse en cristiano son el
Padre y el Espíritu. El Padre como hontanar y abismo de amor; el Espíritu como
fuerza impulsora, renovadora y creativa.
El texto de hoy es una invitación a atender a
la dimensión interior, a ocuparnos en ella. No hacerlo sería cercenar uno de
los dos apoyos del modo de estar en la vida en cristiano.
ALBERTO BENITO - DABAR 1989, 25
2.- Texto. Judas, no el Iscariote, acaba de
preguntar a Jesús lo siguiente: ¿A qué se debe que vayas a revelarte nada más
que a nosotros y no al mundo? Los dos primeros versículos de hoy son la
respuesta, cuyo esquema de fondo es éste: en el supuesto de que se verifique
una condición, se seguirán unos resultados. La revelación de Jesús depende de
que antes se le ame. A partir del v. 25 el centro de atención ya no es la
anterior pregunta, sino la totalidad de lo que Jesús ha dicho a sus discípulos
a lo largo del tiempo de convivencia. ¿Qué va a pasar con lo que les ha dicho,
ahora que este tiempo está tocando a su fin? El Espíritu se lo irá enseñando y
recordando. Mientras tanto les confiere el don de la paz y de la esperanza en
el Padre.
RV/A: Comentario. ¿No es acaso verdad que las personas se nos desvelan, es
decir, se revelan, en la medida que las amamos? Lo verdaderamente importante y
significativo entre personas comienza con el amor y se da donde hay amor. ¿Qué
tiene pues de extraño que el texto de hoy arranque de este presupuesto para
responder a la pregunta sobre la revelación de Jesús? Si uno me ama. Es
entonces cuando Jesús puede revelarse. Muchas veces nos quejamos de que a Dios
no lo vemos ni lo sentimos. ¿Se nos ha ocurrido pensar que a lo mejor es porque
no lo amamos? Si uno me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos
a él y viviremos con él. ¡Qué sencilla y a la vez fascinante enumeración! se
trata, ni más ni menos, que de la dinámica de la existencia cristiana. Del amor
a la ética, y de ésta a la experiencia y la convivencia con Dios. Es importante
señalar que en esta dinámica, ética no quiere decir ley. Guardar la palabra de
Jesús no es cumplir algo que está mandado, sino expresar un amor que se tiene a
Jesús.
Sólo cuando se ama tiene cabida una ética
humana y liberadora. A mayor abundamiento, la palabra de Jesús ni siquiera es
una magnitud fijada o establecida una vez por todas. El Espíritu será quien os
vaya enseñando y recordando todo lo que os he dicho. La existencia cristiana es
continuamente interpretativa, creativa y, a mí, personalmente, un texto como el
de hoy me haría dudar del sentido cristiano de un cristianismo que fuera
reglamentado y reglado. Un cristianismo así es el propio del mundo. No
olvidemos nunca que la palabra mundo tiene en el cuarto evangelio una
connotación religiosa. Designa a las personas que han hecho de la Ley de Dios
su recinto fortificado, tan fortificado que paradójicamente Dios ya no tiene
cabida a El.
Se han quedado ellas solas, con su libro de
registro del haber y del debe. Este mundo también tiene su paz, pero es muy
triste y atormentada. Contrapuesta a ella está la paz de Jesús: Os dejo paz, os
doy mi paz. Una existencia dinámica, creativa, donde las personas tenemos un
rostro, donde Dios tiene un rostro. Un Dios con brazos fuertes y acogedores de
Padre. Tan fuertes que el tiempo jamás los debilita ni la muerte los paraliza.
El Padre es más que yo.
FEDERICO PASTOR - DABAR 1986, 27
3.- Sentido del texto. Para que una persona
se manifieste a otra se requiere que ésta demuestre interés, apertura,
disponibilidad por aquélla. Estas actitudes se dan en grado sumo en quien ama.
Por eso, sólo quien ama está en condiciones de recibir y entender
manifestaciones personales. Y, a su vez, sólo quien ama es capaz de respuesta
efectiva, respuesta que nunca será fruto de la imposición, sino expresión del
asombro y del agradecimiento a la persona amada. Este es el esquema
antropológico que subyace en los vs. 23-24. Por eso Jesús no se manifiesta al
mundo, porque el mundo en Juan es la noche, la cerrazón, todo aquél que no ama,
todo aquél que odia, todo aquél cerrado en sí mismo y en sus intereses. Este
tal no puede recibir en sí mismo todo el cúmulo de vida que Jesús ha ido
verbalizando y objetivando a lo largo de sus días; no puede hacer la
experiencia de Dios como Padre. Esta ha sido la exégesis de Jesús: cambiar el
concepto antiguo de Dios y la relación del hombre con él. Se concebía, de
hecho, a Dios como una realidad exterior al hombre y distante de él; la
relación con Dios se establecía a través de mediaciones, de las cuales la
primera era la Ley, de cuya observancia dependía su favor. Dios reclamaba al
hombre para sí; éste aparecía ante él como siervo. Según la exégesis de Jesús,
en cambio, el Padre no es ya un Dios lejano, sino el que se acerca al hombre y
vive con él, formando comunidad con los hombres. Buscar a Dios no exige ir a
encontrarlo fuera de uno mismo, sino dejarse encontrar por él, descubrir y
aceptar su presencia por una relación, que ya no es de siervo-señor, sino la de
Padre-hijo.
Esta presencia de Dios en el hombre no es
estática; es la de su Espíritu, su dinamismo de amor y vida, que hace al hombre
"espíritu" como él, haciéndolo participar de su propio amor.
¡Este es el Magisterio del Espíritu! Y el
saludo de despedida de Jesús, que llena al hombre de la alegría de vivir en
libertad.
Cosa que el mundo (tal como Juan entiende el
mundo) no puede hacer.
DABAR 1980, 29
4.- Nadie tiene un amor más grande que el que
da la vida por sus amigos El texto de hoy es continuación del del domingo
pasado. Ya no se refiere a la comparación de la vid y los sarmientos, pero
continúa la misma reflexión sobre las relaciones del cristiano con Jesús, la
comunión de vida que eso crea, y el fruto que de ello se deriva.
El centro es el amor. Los discípulos han sido
introducidos en el mismo círculo de amor que hay entre el Padre y Jesús, y son
llamados a vivir en este mismo amor. Eso se notará en "guardar los
mandamientos", es decir, en seguir la palabra y el ejemplo de Jesús, que
ha amado hasta la muerte. Ciertamente este proyecto de vida no es fácil, pero
el discípulo lo podrá vivir precisamente porque vive del amor de Jesús y de
Dios (y eso se traduce en ser "amigo" y no "siervo": la
llamada a amar hasta la muerte no es una "obligación", sino una
"convicción compartida"). Y así el discípulo vive la misma alegría
que Jesús, a la vez que se sabe escogido personalmente por Jesús para continuar
su obra, bajo la protección del Padre.
JOSEP LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1994, 7
5.- VISION/A
Comentario. Como el del domingo anterior, el
texto de hoy pertenece al amplio diálogo entre Jesús y los suyos. Estos acaban
de formular a Jesús la siguiente pregunta: ¿Por qué te vas a dar a conocer sólo
a nosotros y no a los demás? Es decir: ver a Jesús, conocer a Jesús, ¿es una
cuestión de selectividad? ¿Jesús sólo se deja ver por los que él quiere,
excluyendo a todos los demás? En la primera parte de la respuesta (vs. 23-24)
se niega rotundamente que ver a Jesús sea fruto de una selección hecha por
Jesús. Verá a JESÚS todo aquel que esté en condiciones de poder verlo. Y esto
sólo se consigue amándole. Es una experiencia antropológica: el amor nos abre
al otro, nos permite descubrirlo.
Sólo quien ama a otro está en condiciones de
verlo realmente, de percibir quién es y lo que dice. (Palabra en cuanto
expresión del ser; percibir mejor que guardar). Toda percepción-comprensión
requiere necesariamente una pre-comprensión. Y en el ámbito interpersonal esta
no es otra que el amor.
Este amor a Jesús nos abre a un mundo
insospechado de relaciones. Nos abre al fantástico mundo de Dios. Hace, a su
vez, que Dios se nos abra, se nos acerque, entre en nosotros. ¡Qué delirio! Y
de su mano iremos descubriendo la insondable persona de Jesús, sus palabras. Y
sentiremos, al fin, paz, La paz. Arrobadora, inebriante, sedante, sublime. Y
con ella, por fin, la felicidad.
¡Vete, sí! Pero espera: ¡Gracias! Porque sabemos
que Dios es también amor.
DABAR 1983, 27
6.- /Jn/14/27-28: PAZ/SHALOM
Según el versículo 27 Jesús deja a los suyos
la paz como un regalo de despedida. El hecho en sí indica ya que la palabra ha
de entenderse en un sentido pleno y singularmente importante, como don y como
promesa que abarca cuanto Jesús reserva a la fe. En el lenguaje bíblico el
concepto de paz (hebr: shalom; gr. eirene) comprende un campo tan amplio y
vario, que no puede reducirse a una fórmula unitaria. El significado básico de la
palabra hebrea shalom "es bienestar y, desde luego, con una clara
preponderancia del lado físico" (G. von Rad). Se trata de un estado de
cosas positivo, que no sólo incluye la ausencia de la guerra y de la enemistad
personal -ésta es el requisito previo, para la shalom-, sino que comprende
además la prosperidad, la alegría, el éxito en la vida, las circunstancias
felices y la salud entendida en sentido religioso. En su palabra de salud los
hombres de Israel y del próximo oriente siguen hasta el día de hoy deseándose
la paz, shalom. En la aclamación al rey se dice: "Que los montes mantengan
la paz (shalom; otros traducen: salud, bienestar) para el pueblo; las colinas,
la justicia. Que él dé a los humildes sus derechos, libere a los hijos de los
pobres, reprima al opresor. Viva tanto tiempo como duren el sol y la lluvia
sobre el césped, como los chubascos que riegan las tierras. Que en sus días
florezca la justicia y la plenitud de la paz (shalom) hasta que deje de brillar
la luna" (/Sal/071/072/02-07).
La paz aparece aquí, como en la conocida
poesía mesiánica de Is 11,1-11, casi como un estado cósmico de seguridad
exterior, prosperidad, fecundidad y bienestar general, como una gran
reconciliación de la sociedad humana y la naturaleza. No hay duda de que la era
mesiánica, el tiempo futuro de salvación será una época de paz universal.
También dentro en este sentido ha de entenderse el mensaje angélico al nacer el
niño Mesías, según el evangelio de Lucas: "Gloria a Dios en las alturas, y
en la tierra paz entre los hombres, objeto de su amor" (Lc 2,14).
Con la aparición del Mesías empieza el
verdadero tiempo de paz escatológica. La paz no se entiende, por tanto, sólo
como una realidad interna, como paz del corazón, si bien este aspecto es
importante según aquello que dice Pablo: "Y la paz de Dios, que está por
encima de todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús" (Flp. 4,7). La amplitud del concepto paz va, pues, desde el
saludo cotidiano de "¡todo bien!" hasta la paz y salvación del hombre
y del mundo entero. En el fondo late la idea de que en definitiva la paz es un
don divino en todos los órdenes.
En el Nuevo Testamento, que también aquí
recoge y desarrolla el pensamiento veterotestamentario, la paz va vinculada al
mensaje cristiano de salvación, al evangelio. Sorprende, por los demás que
Jesús personalmente haya empleado raras veces el vocablo "paz". Más
aún, a él se debe esta palabra: "No creáis que vine a traer paz a la
tierra; no vine a traer paz, sino espada" (/Mt/10/34; /Lc/12/51); palabra
que posiblemente se endereza contra un lenguaje superficial y falso acerca de
la paz (cf. /Jr/06/14); "Curan a la ligera la herida de mi pueblo,
diciendo: "¡Paz, paz!", pero ¿dónde está la paz?). Así pues, no se
puede tomar el concepto de paz en una forma negligente o superficial. Sin
embargo, los discípulos en su trabajo misionero deben ir al encuentro de la
gente con su saludo de paz (Mt 10,13). Cuanto más fuerte es la conciencia de la
Iglesia primitiva de que con Jesús de Nazaret ha irrumpido la salvación
mesiánica, tanto más convencida se muestra de que la paz escatológica ha sido
ya otorgada con la fe (cf. Rom 5,1ss). En la carta a los Efesios (/Ef/02/14),
que está ya muy próxima a la concepción joánica, se encuentra la fórmula: "Pues
él es nuestra paz" (se refiere a Jesucristo).
Formalmente la afirmación joánica enlaza con
el saludo de paz habitual y cotidiano, pero va mucho más allá. Se piensa en la
paz como don escatológico, como promesa de salvación y de vida. "La paz os
dejo" entra aquí en un sentido definitivo; se trata del bien escatológico
por excelencia, que Jesús no puede dar más a los suyos; pero quien entiende lo
que en ese don se oculta, tampoco deseará nada más.
Si todavía se añade: "Mi paz os
doy", se subraya, una vez más, que esta paz, por su índole, adquiere
contenido a través de Jesús. El don de la paz pertenece también al donante y no
cabe separarlo de la persona de Jesús. En tal sentido, la paz es primariamente,
y ante todo, un don del resucitado (cf. 20,19.21.26), donde claramente se
indica que el perdón de los pecados queda implicado en esta paz). En este mismo
contexto habla el resucitado. Finalmente, en la noción de paz se evoca la
presencia del mundo nuevo, que es dado a la comunidad con el propio Jesús.
Esa paz de Jesús está en oposición con la paz
"como el mundo la da". Descubrimos aquí de nuevo la distancia que
separa a Jesús y sus discípulos, de un lado, y el mundo del otro. Ciertamente
que también el mundo tiene su paz; tiene su propia manera de hacer la paz y de
garantizarla, si es necesario con la fuerza de las armas, y hasta le incumbe la
tarea constante de preocuparse por la paz y de implantarla. Mas esa paz es
radicalmente distinta de la paz de Jesús, pertenece a un campo diferente. Pero
es gracias a Jesús que la paz, que no es de este mundo, está presente en ese
mundo. Y ciertamente que el lugar de esa nueva paz es sobre todo la comunidad
cristiana, por cuanto que es el espacio de la presencia de Cristo; es decir, en
la medida en que se deja definir por la palabra de Jesús. Al respecto se siente
en oposición a un mundo que se le enfrenta hostilmente. Por lo mismo su paz
nunca deja de ser combatida. Su exhortación a no dejarse turbar y a no
acobardarse, es siempre necesaria, porque la paz, como Jesús la ha prometido,
no conduce a la gran vivencia triunfalista frente al mundo. Ni la fe ni la
comunión de los creyentes viven en una zona libre de tormentas; permanecen
expuestas al conflicto con el mundo; y no desde luego aunque crean, sino
precisamente porque creen. Pese a lo cual existe la posibilidad de que la
promesa de paz de Jesús se realice y verifique justo en medio de esa permanente
agitación, en medio de todos los asaltos y peligros. (...)
La partida de Jesús no era sólo su retirada
del escenario del mundo y de la historia, sino su regreso a Dios. Y ese su
retorno ha empezado ya con la pascua; tiene además como consecuencia la
constante venida de Jesús a su comunidad. Dicho en forma general: para la
comunidad postpascual Jesús ocupa en cierto modo un doble lugar: está presente
en la comunidad por medio del Espíritu Paráclito y por su palabra, y está
también junto al Padre, junto a Dios. Ambas cosas no se excluyen, sino que son
elementos complementarios; más aún, la ida de Jesús al Padre es justamente la condición
para su presencia permanente en la comunidad.
EL NT Y SU MENSAJE - EL EVANG. SEGUN S. JUAN HERDER
BARCELONA 1979.Pág. 128s.
7.- A-DEO/CON-D /Jn/14/23
"Si alguien me ama...". Cuando los
sondeos tratan de reflejar la realidad de la Iglesia, emplean el lenguaje de
las cifras, y las estadísticas cuentan el número de "practicantes",
de quienes creen en la doctrina "tradicional", de quienes aceptan los
comportamientos auspiciados por la autoridad... Pero nosotros, los creyentes,
sabemos que la Iglesia es algo muy distinto. Y es que nadie podrá encerrar en
fórmulas la originalidad de nuestra fe. La fe no es una práctica, un
comportamiento o una doctrina.
"Si alguien me ama...". ¿Quién,
sino el poeta, podrá expresar el sentido de la fe? "Si alguien me ama...".
Nadie conoce a Dios si no experimenta, seducido y asombrado, el sofoco del
enamoramiento. Todo es cuestión de amor. ¿Cómo es, entonces, que hay tantos
cristianos que tratan a Dios a la manera del mundo: como un objeto útil cuando
se tiene necesidad de él, y que se rechaza cuando resulta inservible?"
¿Por qué razón vas a manifestarte a nosotros y no al mundo?". ¿Cómo
podemos pasarnos la vida inventando contratos con Dios? ¿Cómo va a ser nuestra
religión como la conciben los hombres: como un asunto de deberes y
obligaciones? "Si alguien me ama...". ¡He aquí la originalidad de los
cristianos! Ser discípulo significa, ante todo, referirse a otro, sentir la
fascinación producida por el hecho de que Dios hace todo lo posible por
hacernos compartir su vida, llegando al extremo de dejarse clavar en un
madero...
"Si alguien me ama, mi Padre lo amará, y
vendremos a él, y haremos nuestra morada en él". Dios ha elegido, para
siempre, vivir en el corazón que ama. ¡Ahí es donde hay que buscar y encontrar
a Dios!
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO
FERIAL - CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL
SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 185
8.- Jesús está con sus discípulos. No hay
ningún extraño. Judas ha salido para llevar a cabo sus planes de muerte
(13,31). Según Juan, la muerte es símbolo del amor. ¿Qué amor es éste? El del
Padre al Hijo y el del Hijo al Padre (14,8-14). Esta mutua relación pertenece a
la misma esencia y se llama Espíritu. El Espíritu pertenece al orden del ser y
no del pensar. Es la realidad propia del Padre y del Hijo.
La mediación humana de esta realidad divina
es Jesús. Quien se pone de su parte, está dentro de esta realidad (v. 23), es
decir, vive dentro del Espíritu del Padre y del Hijo. Es un Espíritu vital,
personal, santo. Es un Espíritu crítico con el orden presente (16,8-11) y
defensor del orden ausente, el orden del amor. Este es el orden que Jesús ha
ofrecido como alternativa a nuestros órdenes (es decir: desórdenes). Es la paz.
Un nuevo vocablo que coincide fonéticamente (sólo fonéticamente; cf. v. 27) con
nuestra paz.
La marcha de Jesús no puede ser motivo de
tristeza, porque él va a volver. Pero esto no significa aquí -como en los
sinópticos- "al final de los tiempos", sino que se habla del
Espíritu, o sea, de la realidad propia del Padre y del Hijo. Por eso, la marcha
de Jesús (=su muerte) debe ser motivo de alegría. Esa marcha significa volver
conjuntamente con el Padre, teniendo este retorno una potencialidad mayor: el
señorío del Espíritu. Esto ya ha sucedido y seguirá sucediendo. ¿Tenemos la predisposición
(=fe) suficiente para experimentarlo?
EUCARISTÍA 1995, 24
9.- Texto. Continuación del domingo pasado,
en la sobremesa, pues, de la cena de Pascua, con Jesús y sus discípulos como
comensales.
Víspera consciente del paso de este mundo al
Padre. Y, en efecto, Padre y discípulos son las referencias personales de
Jesús. El Padre como fuente de su vida pasada, los discípulos como proyección
en el futuro de esa su vida pasada. El resultado es una terna:
Padre-Hijo-Discípulos (en el cuarto evangelio sinónimo de creyentes). A través
de ella discurre una misma realidad que se transmite: del Padre a Jesús: de
Jesús a los discípulos; de los discípulos entre sí. Esta realidad tiene un
nombre: amor.
Cuatro veces aparece como sustantivo y seis
como verbo. Constituye el dato central del texto de hoy. Ella colma las
expectativas de gozo de los discípulos (v. 11); ella crea niveles nuevos de
relación (vs. 13-15).
Comentario. El texto está presidido por el
mismo tono de insistencia que caracterizaba al del domingo pasado. Permaneced.
De nuevo, pues, se esconde entre líneas la
preocupación de que, al faltar Jesús, llegue a faltar también algo tan valioso
como raro. ¿No son acaso valiosas las cosas por ser raras, es decir, poco
corrientes? Pues ni más ni menos ésta es la encomienda de Jesús a sus
discípulos: la moneda no corriente del amor, hasta dar la vida por los demás.
¿Los demás? El término resulta incorrecto
cuando la savia que corre es la que corría por Jesús. "A vosotros os llamo
amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer".
La afirmación es imponente. Haz la prueba de
detenerte en ella. ¿Podemos acaso conocer quién y cómo es el Padre? ¿Conocer no
es acaso una forma de apoderarse de lo conocido? ¿Podemos acaso apoderarnos de
Dios? ¡La frase es realmente imponente! Pero, por lo visto, amar al estilo de
Jesús hace posibles unos niveles de relación que escapan a toda
racionalización.
Termino con la misma recomendación de estos
domingos últimos. Valdría la pena que te tomases ahora unos minutos de tiempo
para leer sin prisa Jn. 15, 9-17.
A. BENITO -DABAR 1988, 28
PROPUESTA DE CANTOS DEL V DOMINGO DE PASCUA (CICLO C)
(25 DE MAYO)
TEMA: “EL ESPIRITU SANTO LES IRA RECORDANDO TODO LO QUE LES HE DICHO”
01.- ALEGRIA DE VIVIR (Manuel Terry)
CANTANDO
LA ALEGRÍA DE VIVIR,
LLEGUEMOS
A LA CASA DEL SEÑOR;
MARCHANDO
TODOS JUNTOS COMO HERMANOS,
ANDEMOS
LOS CAMINOS HACIA DIOS.
Venid
entremos todos dando gracias;
venid,
cantemos todos al Señor,
gritemos
a la Roca que nos salva,
cantemos
la alabanza a nuestro Dios.
La
paz del Señor sea con vosotros:
la
paz que llena sola el corazón,
la
paz de estar unidos como hermanos,
la
paz que nos promete nuestro Dios.
Entremos
por las puertas dando gracias,
podamos
al Señor también perdón,
perdón
por nuestra falta a los hermanos,
perdón
por nuestro pobre corazón.
Sabed
que Dios nos hizo y somos suyos;
sabed
que el Señor es nuestro Dios.
Nosotros
somos pueblo y las ovejas,
ovejas
del rebaño del Señor
02.- VAMOS A
LA CASA DEL SEÑOR, (Alberto Taule)
Tierra,
aclama a tu Señor,
dale
culto con fidelidad.
Ven
y ponte en presencia de tu Dios.
Canta
alegre por su bondad.
Vamos
a la casa del Señor
en
este día de fiesta.
Celebremos
su presencia
en
medio de su pueblo.
Nos
ha creado para él;
suyos
queremos siempre ser.
Con
su mano nos conduce por doquier,
Él
nos guía como un pastor.
Es
conocida su bondad:
cuida
a sus hijos con amor.
Nunca
falla su fidelidad:
por
los siglos subsistirá.
03.-
ACLAMEMOS HOY AL SEÑOR (Pedro Martins)
ACLAMEMOS
HOY AL SEÑOR
CON
CANCIONES DE ALEGRÍA.
ACLAMEMOS
HOY AL SEÑOR
CELEBREMOS
SU BONDAD.
Cantad
un cántico nuevo,
cantad
a Dios tierra entera,
porque
hizo Dios maravillas
y
nos dio la salvación.
Hizo
alianza de amor,
en
Jesucristo su Hijo;
Él
es el Libertador,
es
nuestra Luz y Camino.
Cristo
a todos nos llama
y
nos invita a su Mesa.
Es
Cristo nuestro alimento,
es
Cristo nuestra promesa.
Cristo
nos dio la medida
de
lo que puede el amor.
Juntos
iremos cantando
a
la casa del Señor.
04.- PUEBLO
SANTO Y ELEGIDO (J.P. Martins)
1.
Caminamos hacia ti,
oh
ciudad de nuestro Dios,
construyendo
en este mundo
la
verdad y el amor.
PUEBLO
SANTO Y ELEGIDO
CONGREGADO
EN EL AMOR,
VAS
BUSCANDO, PEREGRINO,
LA
CIUDAD DE NUESTRO DIOS.
2.
Avanzamos, peregrinos,
con
Jesús, nuestra esperanza.
Él
nos salva, Él nos guía,
con
la luz de su palabra.
3.
Quien tiene hambre de justicia,
quien
anhela la verdad,
en
la mesa del Señor
su
Palabra encontrará.
4.
Reunidos en la Iglesia
proclamamos
su verdad:
Jesucristo
es el que salva
dando
al mundo su amistad.
5.
Los caminos de este mundo
son
caminos sin final:
sólo
Cristo es el sendero
que
conduce a la verdad.
6.
Cuando llegue el momento
de
nuestra hora final,
Jesucristo,
nuestro hermano,
nos
dará su eternidad.
05.- EN TORNO
A TU MESA (Agustín Sánchez)
1.-
En torno a tu mesa Señor te ofrecemos
toda
nuestra vida, el vino y el pan;
son
para nosotros tu Cuerpo y tu Sangre
promesas
de vida, luz y libertad.
SEÑOR
EL PAN QUE NOS DAS BORRA
NUESTRAS
MISERIAS,
SEÑOR
TU COPA SERÁ
SANGRE
DE VIDA ETERNA
SEÑOR
SABEMOS QUE
TÚ
TE DAS SIN CONDICIONES,
DANOS
TU ESPÍRITU Y HAZ
DE
CARNE LOS CORAZONES, SEÑOR.
2.-
Tu Espíritu inflama de amor nuestras vidas,
nos
sigues llamando, Señor, ¿dónde estás?;
más
Tú nos respondes: “me encuentras amando,”
queremos
sentirte, nuestro Salvador.
06.- PAN Y
VINO de AMOR (Brotes de Olivo)
En
la tierra la sembró el sembrador,
la
semilla de tu pan, Señor.
Y
después el viñador trabajó en buena lid,
y
las tierras ven crecer las espigas y la vid.
El
trigo se molió en el moli-ino
rompiendo
su cuerpo como tú.
La
uva la pisó el hombre en el lagar,
igual
que tú te dejaste pisar.
Y
ahora, convertido en pan y vino,
tu
pueblo lo ofrece en tu altar.
Conviértelos,
oh, Dios, son frutos de tu amor,
en
tu Cuerpo y Sangre, Señor.
El
trigo se molió en el moli-ino
rompiendo
su cuerpo como tú.
La
uva la pisó el hombre en el lagar,
igual
que tú te dejaste pisar.
Y
ahora, convertido en pan y vino,
tu
pueblo lo ofrece en tu altar.
Conviértelos,
oh, Dios, son frutos de tu amor,
en
tu Cuerpo y Sangre, Señor.
07.- DONDE
HAY CARIDAD (Joaquín Madurga)
DONDE HAY CARIDAD Y AMOR,
ALLÍ, ESTÁ
EL SEÑOR. (2)
Una sala y una mesa, una copa, vino y pan,
los hermanos compartiendo en amor y en unidad.
Nos reúne la presencia y el recuerdo del Señor,
celebramos su memoria y la entrega de su amor.
Invitados a la mesa del banquete del Señor,
recordamos su mandato de vivir en el amor.
Comulgamos en el Cuerpo y en la Sangre que Él nos
da,
y también en el hermano, si lo amamos de verdad.
Este pan que da la vida y este cáliz de salud
nos reúne a los hermanos, en el nombre de Jesús.
Anunciamos su memoria, celebramos su pasión,
el misterio de su muerte y de su resurrección.
08.- SIEMPRE
ES NUEVO EL AMOR (Emilio V. Mateu)
Amar
es darse a todos los hermanos
uniendo
entre las manos el gozo y el dolor.
Y
al amarnos el mundo se renueva,
la
vida siempre es nueva, siempre es nuevo el amor.
Yo
sé, Señor, que, aunque hablara
las
lenguas del mundo,
aunque
todos me llamen profeta,
si
no puedo amar soy sólo un rumor.
Yo
sé que sabiendo las ciencias extrañas
conociendo
secretos ocultos
seré
poca cosa si no tengo amor.
Yo
sé, Señor,
que
aunque tenga una fe tan intensa
que
traslade montañas y rocas,
de
nada me sirve si no tengo amor.
Yo
sé que aunque queme mi cuerpo en las llamas;
aunque
todo lo entregue a los pobres,
si
no puedo amar es todo ilusión
No
tengo amor.
09.- AMAOS
(Kairoi)
COMO
EL PADRE ME AMÓ,
YO
OS HE AMADO
PERMANECED
EN MI AMOR,
PERMANECED
EN MI AMOR.
Si
guardáis mis palabras
y
como hermanos os amáis
compartiréis
con alegría
el
don de la fraternidad.
Si
os ponéis en camino
sirviendo
siempre la verdad
fruto
daréis en abundancia,
mi
amor se manifestará.
No
veréis amor tan grande
como
aquel que os mostré
Yo
doy la vida por vosotros,
¡amad
como Yo os amé!
Si
hacéis lo que os mando
y
os queréis de corazón
compartiréis
mi pleno gozo
de
amar como Él me amó.
10.- VEN JESUS (Faustino Diez Iglesia).
Ven,
Jesús, ven a mi vida,
dame
tu fuerza para andar (Bis)
Caminar,
a lo largo de esta vida
pero
agarrados de tu mano.
Y
saber que no hay nada en este mundo
que
pueda separarnos.
Recordar,
siendo niño ese momento
cuando
supe abrir mis labios.
Descubrir
mis secretos en tus manos
y
decirte que te quiero.
Compartir,
una fiesta como amigos
recordando
tus palabras.
Y
comer, y beber de tu alimento
que
da vida en abundancia.
11.- NO TENGO MIEDO
Cristo,
tu cruz es respuesta real
Para
este mundo, para este tiempo
Que
huye en temores
Tú
eres camino, eres verdad, eres la vida.
No
tengo miedo de la libertad
No
tengo miedo, señor de la vida
Me
quiero entregar
Toma
mis manos, mi voz y mi andar
Y
yo alzaré alto la cruz derramada de amor
Para
que sea bandera de la juventud.
Tu
triunfo santo que junto a mi canto
Se
harán fuerte luz
Para
que vean tu rostro Jesús
Hombres
con sed
Hombres
valientes que quieran seguir tu caminar.
Al
verte herido reinando en la cruz
Dices
mi nombre
Suenan
tambores al escucharte
Oigo
las voces de aquellos hombres
Que
tienen hambre.
No
tengo miedo de la libertad
No
tengo miedo, señor de la vida
Me
quiero entregar
Toma
mis manos, mi voz y mi andar
Y
yo alzaré alto la cruz derramada de amor
Para
que sea bandera de la juventud
Tu
triunfo santo que junto a mi canto
Se
harán fuerte luz
Para
que vean tu rostro Jesús
Hombres
con sed
Hombres
valientes que quieran seguir tu caminar.
Santa
María, me acojo a tu amor
Pido
tu fuego que arde de ruegos hoy por tus hijos
Virgen
María, Rosa del cielo, oye mi canto.
No
tengo miedo de la libertad
No
tengo miedo, señor de la vida
Me
quiero entregar
Toma
mis manos, mi voz y mi andar
Y
yo alzaré alto la cruz derramada de amor
Para
que sea bandera de la juventud.
Tu
triunfo santo que junto a mi canto
Se
harán fuerte luz
Para
que vean tu rostro Jesús
Hombres
con sed
Hombres
valientes que quieran seguir tu caminar
12.- HOY HE VUELTO (Cesareo Garabain)
Cuántas
veces siendo niño te recé,
con
mis besos te decía que te amaba,
poco
a poco con el tiempo olvidándome de ti,
por
caminos que se alejan me perdí,
por
caminos que se alejan me perdí.
HOY
HE VUELTO MADRE A RECORDAR,
CUÁNTAS
COSAS DIJE ANTE TU ALTAR
Y
AL REZARTE PUEDO COMPRENDER
QUE
UNA MADRE NO SE CANSA DE ESPERAR
QUE
UNA MADRE NO SE CANSA DE ESPERAR.
Al
regreso me encendías una luz,
sonriendo
desde lejos me esperabas,
en
la mesa la comida aún caliente y el mantel,
y
tu abrazo en mi alegría de volver,
y
tu abrazo en mi alegría de volver.
Aunque
el hijo se alejara del hogar,
una
madre siempre espera su regreso,
que
el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor
es
su madre y el milagro de su amor,
es
su madre y el milagro de su amor.
13.- TE DEN
GRACIAS
TE
DEN GRACIAS TODOS LOS PUEBLOS,
QUE
TODOS LOS PUEBLOS TE DEN GRACIAS.
1.- Señor, Señor, Señor, gracias te damos,
por
esta Misa que hemos celebrado.
Tu
Cuerpo y Sangre ya hemos recibido,
volvemos
a la vida entusiasmados.
2.-
Señor, qué bien se vive aquí en tu casa,
en
Cristo siempre unidos como hermanos.
Señor,
que sea esto un anticipo del cielo
que
ya estamos comenzando.