lunes, 16 de enero de 2012

5. INSPIRACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA


5. INSPIRACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA

"La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por   escrito  bajo  la inspiración del Espíritu  Santo. La Santa  Iglesia, fiel  a  la  fe de  los apóstoles, reconoce que todos los  libros  del  Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuando que escritos por inspiración del Espíritu Santo (Jn.  20,31; 2 Tim. 3,16; 2Pe. 1,19-21; 3,15-16), tienen a Dios como autor y como tales han sido Sagrados, Dios se valió de los hombres elegidos,  que usaban  de todas  sus  facultades y talentos; de este modo obrando Dios en ellos, como verdaderos autores pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería"    (D.V. lla).
    
Con estas palabras el Concilio Vaticano II, formula su doctrina acerca de la inspiración de la Sagrada Escritura. El dogma de la inspiración, que fue solemnemente definido por el Concilio Vaticano I, ha recibido una ratificación no menos solemne en el Concilio Vaticano II[1].. El texto viene a ser como una  síntesis de las enseñanzas precedentes que reciben el valor definitivo de una promulgación  conciliar.

Teniendo en cuenta que esto es una introducción, vamos a hacer   una  síntesis muy apretada  resaltando algunos  pasajes importantes de la S.E., la doctrina de los Santos Padres y el Magisterio de la Iglesia[2].

            5.1. Doctrina bíblica sobre la inspiración

                        5.1.1. Antiguo Testamento

Nos ha dejado claro testimonio de cómo la Palabra de Dios ha entrado en la Escritura (origen divino de la Escritura) de   los hombres. Veamos algunos testimonios:
        
                                   a) Escuela Deuteronómica.   

Dios en persona pone por escrito para Moisés y su pueblo los diez mandamientos (Dt. 4,13; 10,4). Hay  una convicción religiosa que el texto fundamental pertenece a Dios y al menos alcanza forma escrita por su mandato.

                                   b) Documento Yahvista y Elhoista

Moisés por mandato, cuida de poner por escrito los mismos  hechos, dando resultado el "Libro de la Alianza" (Ex. 34,10-28;  24,7; Dt. 31,25)

                                   c) Profetas

Ponen por  escrito  las revelaciones que Dios  les ha comunicado o hacen que otros escriban (cf. Jer. 36,1-32; 36,8;  Esd. 7,1-26; Is. 9,18-19). Del A.T. se deduce, pues, el origen divino de sus documentos, porque estos, al menos en lo principal, transmiten  los mandamientos de Dios y sus revelaciones para el pueblo de   la Alianza. Planteémonos una  pregunta : ¿ nos habla el A.T. sobre algunas intervención de Dios en los mismos escritos  en cuánto  tales?.          

La inspiración profética ha sido descrita con cierto detalle  en los escritos proféticos. La posesión del Espíritu es un don y testimonio decisivo   para aquél  que por encargo  de  Dios habla  a los  hombres (Zac. 7,12). Sólo  así  puede  hablar  como  "boca  de Yahvé" (Is. 30,2). El profeta percibe el influjo divino que en cierta medida le hace violentamente (Am. 3,8), aunque su libertad interna no es  tocada  (Jr. 20,7s). La palabra como el rollo de un libro que Dios le ofrece para comida en orden a que se alimente él y a su  vez  pueda  alimentar a los  otros  con  él ( Ez. 3,1-10;  Jer. ,9). El fortalecimiento necesario de la voluntad se describe  en  las  vocaciones  de  los  profetas  (Is. 6,6-9; Jer. 1,17ss; Ez. 3,8ss)

                        5.1.2. Nuevo Testamento

De los libros del N.T. hay que esperar datos más ricos y penetrantes sobre la inspiración divina.

a) Datos que testifican la inspiración de los escritos el Antiguo         Testamento

El  N.T.  para  designar  la  colección  de  escritos veterotestamentarios (A.T.) suele utilizar la  expresión "La Escritura" (ai graphai) reconociendo en ellas un contenido de   absoluta verdad, junto con una autoridad irrefutable (Jn. 10,35  y una transmisión de vida y salvación (cf. Mt. 21,42; 22,29; 26,54; Lc. 24,27.32.45; Jn. 5,39; Hch. 17,2.11; 18,24.28; Rm. 15,4;  16,26; 1Cor. 15,3; 2 Pe. 3,16). Así pues, queda atestiguado el uso de la Escritura del A.T. por Cristo, los Apóstoles y los Evangelistas. El texto de  Jn.  10,35 en boca de Cristo no vuelve a aparecer en toda la   literatura  del  N.T. : "La Escritura no  puede fallar". Mateo, es el que más  acentúa el cumplimiento de las predicciones proféticas (Mt. 1,22; 2,6; 6,17s; 3,3; 4,10.14...)         

Cristo mismo, invita a los judíos a  seguir investigando las Escrituras para descubrir y tener acceso a Aquel que tiene  la vida en sí misma: " Estudian la Escritura pensando encontrar  en ellas la vida eterna ( Jn. 5,39).
           
El último fundamento para que los libros del A.T. sean  mediadores de vida y salvación y tengan un  carácter absoluto de verdad, es el Espíritu de Dios o la divina inspiración.(cf. 2 Tim.3,16; 2Pe.1,18-21). 

                                   b) Datos que testifican la inspiración de los escritos del N.T.

Las  escrituras del N.T. sólo surgieron lentamente y todavía  más  lentamente  obtuvieron  el  reconocimiento  de  la  Iglesia  como  parte  integrante de  la  "única  Sagrada Escritura en 1Tim. 5,17-18, bajo la introducción común, "dice la Escritura", cita dos pasajes, uno del A.T. (Dt. 25,4) y otro del N.T.(Lc. 10,7). Y los dos textos parecen obtener la misma fuerza en cuanto Escritura. 2Pe. 3,15-16, compara las cartas paulinas con las Escrituras inspiradas del A.T.    
           
En definitiva, podemos decir que los autores del N.T. nunca manifiestan ser conscientes de su propia inspiración, más  bien subrayan cuando se les presenta la ocasión el trabajo y el esfuerzo personal que tuvieron en la redacción de su obra (cf. prólogos de Lc. y de Hch.), y con ello manifiestan una diferencia respecto  a los profetas en  sentido estricto del  A.T.

Concluyamos diciendo, que la  doctrina  bíblica de la inspiración,  queda  incompleta  en   varios  aspectos. La explicación  más  detallada  y también  su complemento queda    encomendado a la tradición y a la teología de la Iglesia. Pero  lo visto y dicho en  el A.T. y N.T. será siempre el fundamento  y  el  punto de partida, particularmente el dato que Dios ha  hablado a los hombres por las Escrituras.[3]
  
            5.2. El pensamiento de los Padres.

Ellos por lo general siguen citando al A.T. como fuente y norma de la predicación y de la argumentación teológica. La cita la hacen  con la fórmula: "Esta Escrito", o simplemente apelan a "Las Escrituras". Con el tiempo van extendiendo el uso  singular  de "la Escritura"  para  designar  el A.T.  como  palabra colectiva. Podemos  sintetizar así  su pensamiento: La Sagrada Escritura ha sido inspirada o dictada por el Espíritu Santo, tiene a Dios por autor. El escritor humano es su instrumento    (plectro, cítara, cálamo). Contiene en suma,  la Palabra de Dios.
      
Para todos ellos, la Biblia tiene una autoridad divina. Pretenden explicar racionalmente la inspiración. Al poner al hombre como un instrumento de Dios, se anula al hombre y no se  le tome en cuenta mucho.

            5.3. El Magisterio de la Iglesia.            

Diferente fueron las preocupaciones de la Iglesia a través de los siglos:

En los siglos II-IV, está la preocupación por definir y defender su canon: "¿Cuándo y cuáles son los libros?(E.B.8-27).

En los siglos VI-XIII, la Iglesia insiste que estos libros  son santos porque Dios es su autor. Y contra los que desprecian  el A.T. afirma: "Dios es el solo y mismo autor del A.T. y N.T."  (E.B. 28-40).

En los siglos XV-XVI ( Concilio Florentino 1331 y Concilio Tridentino 1546) se  subraya  un dato más que no es nuevo: "Dios es el mismo autor del Antiguo y del N.T. porque la bajo la inspiración del mismo Espíritu Santo hablaron los santos de los dos testamentos" (E.B. 45-37)[4].

            Una conclusión práctica a todo lo visto. 

Recorrido todo un largo trecho respecto a la inspiración,  notamos que  había una fe firme y tranquila sobre los libros santos. Son santos y sagrados porque son inspirados por Dios.
           
Visto de esta manera, la Biblia goza durante  muchos siglos de un prestigio de verdad absoluta y nadie pone en duda  nada de lo que está en ella.
           
Pero, en los tiempos modernos, el avance de la ciencia, los conocimientos históricos, la sicología religiosa...,  hacen  sentir la  necesidad de repensar ciertas  afirmaciones de la Biblia. vgr. los once primeros capítulos del Génesis ante los nuevos  conocimientos que  aportan las  ciencias,  llevan  a repensar que no podían sostenerse sin discusión alguna.
           
Surgía una gran interrogante. ¿Cómo intentar conciliar la verdad tradicional de que la Biblia es una obra escrita bajo  la inspiración divina y acepta al mismo tiempo las conclusiones  ciertas de las ciencias nuevas?.     
           
Este problema impulsa a  los teólogos  a estudiar  más profundamente la naturaleza del carisma de la inspiración, bajo lo cual fueron escritos los libros bíblicos.          

            5.4. Constitución "Dei Verbum".

El  texto  que  poseemos hoy sobre  la inspiración  es  bastante sobrio todo en lo que se refiere a las descripciones técnicas sobre la inspiración. Han desaparecido, las alusiones  a Dios como escritor (veluti scriptor) y a los hagiógrafos como instrumento vivos (viva instrumenta), dejando las cuestiones subyacentes a esta terminología a la investigación teológica.
           
Se han omitido las condenaciones(vgr. contra los que niegan el  carácter sobrenatural de  la inspiración, contra la reducción de la  extensión de la inspiración y contra la inspiración  comunitaria), limitándose  el presente  texto a  comentar y exponer una doctrina positiva.
           
Permanecen tres temas fundamentales: la inspiración y su hecho, la verdad  sobre la Sagrada Escritura y las normas de interpretación.
           
En el presente texto, no se habla de "inerrancia", pues ha  evolucionado  en términos  de  "verdad" de los libros sagrados.

5.4.1. El libro sagrado como parte del fenómeno general de "La Palabra de
          Dios".

            El hecho de que la constitución "Dei Verbum" aparezca encuadrada por el tema de la "Palabra de Dios" (D.V.1 Y 26), nos invita ante todo a considerar los libros sagrados como parte  del fenómeno general de la "Palabra de Dios"

                               a) Relación entre inspiración y revelación.

Lo que llama la atención en primer lugar, es haber puesto  la doctrina de la inspiración, en el tema de la revelación. La  novedad  principal, radica en haber explicado la relación que se da entre inspiración y revelación, llegando a precisar que la inspiración se ordena a poner por escrito la    revelación: "La  verdades revelantes por Dios, que se contiene  y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo" (D.V. 11.)  

La revelación, es la palabra divina, mediante  la cual Dios se automanifiesta. Para la transmisión de la palabra de revelación, Dios dispuso una doble vía; una vía consistente en la predicación oral y otra en la fijación y consignación por escrito. El objeto, pues de la inspiración en relación con la palabra de la revelación es precisamente esta fijación escrita, mediante la cual la palabra de la revelación se hace Escritura.

                                   b) Intervención divina en la inspiración.

La D.V. describe así la intervención de Dios en la consignación escrita: "En la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma, que obrando El en ellos y por ellos, escribieron como  verdaderos autores, todo  y sólo  El quería" (D.V. 11).   

En este texto, notamos varias cosas que resaltamos:
-          No se habla de iluminación del entendimiento ni de la noción sobre la voluntad.
-          Sólo se indica el impulso para la redacción. El texto mira la inspiración desde el punto de vista de la conservación y transmisión de la revelación por vía escrita. Este conocimiento de la verdad revelada se realiza por obra del Espíritu  Santo como perfeccionador de  la revelación de Cristo, mediante sus sugerencias internas, pero en el ámbito de la  revelación.           

                                   c) La acción propia de los escritores sagrados.

Esté también presente el aporte humano de los escritores sagrados:
-          su papel de transmisores cualificados de la revelación divina, mediante la providencial               elección de Dios.
-          La plenitud de sus cualidades humanas, que no quedan menoscabadas por la actuación superior de Dios.
-          Su carácter verdadero de escritores.

La D.V. suprime toda terminología filosófica como causa instrumental o instrumento, designando a los hagiógrafos como "verdaderos autores". Hay pues una recuperación de expresiones  bíblicas que recogen mejor aportación humana baja la acción inspiradores de Dios : "Obrando Dios en ellos y por ellos"            

                                   d) Dios, autor de la Escritura.

La D.V. sigue llamando a Dios autor, según la expresión multisecular: "La Santa Madre Iglesia, según la fe apostólica tiene por santos y canónicos los libros enteros del A.T. y N.T. con todas sus partes porque escritos  bajo la inspiración del Espíritu Santo tienen a Dios como autor y como tales se han entregado a la misma Iglesia"(D.V. 11).

El autor literario y escritor, en sentido estricto, de la Biblia lo es el hagiógrafo; Dios es en el sentido metafórico, en cuanto produce, mediante su acción en el hagiógrafo, la obra inspirada. En este sentido, la afirmación del texto conciliar de que los hagiógrafos son verdaderos autores es de gran valor para comprender, en el ámbito teológico de los nombres divinos, en que forma puede ser llamado Dios autor literario.

                                   e) Los efectos de la inspiración.

El efecto primario y propio de la inspiración consiste en constituir la Biblia en Palabra de Dios, de donde se sigue que la Biblia carece de error.

El efecto propio y formal de la inspiración, es constituir a la Palabra de Dios en palabra conservada por escrito; en otros términos, el efecto formal de la inspiración es la Escritura; la consignación por escrito la revelación.

                        5.4.2. Consecuencias

                                    a) La inspiración parte del proceso revelador.

La inspiración forma parte de este gran proceso revelador que se actúa y se cumple en la historia del pueblo de Dios.

La lectura cristiana de la Biblia tiene que ser encuadrada en el marco de una historia de salvación progresiva a lo largo de los siglos y en la cual el Señor se revela continuamente.

b) La plena comprensión de los libros sagrados a través de la estructura del pueblo de Dios.
           
Hay tres indicaciones fundamentales que debemos tener en cuenta:

-          El pueblo de Dios ha sido engendrado por la Palabra de Dios: "He sido yo quien por el Evangelio, les engendré en Cristo Jesús" (1Cor. 4,15).

-          El pueblo de Dios es convocado por la Palabra de Dios. La proclamación de la Palabra los hace conscientes de su elección y lo iluminan sobre el "sentido divino" de su historia. El libro, se va formando paulatinamente, como el tesoro del pueblo que lee en él su propia historia providencial y en donde encuentra las grandes palabras que han sellado su destino de elegido.

-          Los libros sagrados, son expresión permanente de esta conciencia de elección del Pueblo de Dios, conciencia que tiene su origen en la proclamación de la palabra por medio de los profetas, de Cristo y de los apóstoles.

La inspiración es fundamental para la comprensión de Israel como Pueblo de Dios y para nuestra propia comprensión como Iglesia, historias concretas del pueblo de Dios.

                                   c) Las raíces sociales de la inspiración.

La constitución no expresa claramente esta cuestión, pero dada la actualidad que posee, digamos a modo de resumen el tema de la sociología de la inspiración de modo siguiente: La comunidad de salvación, el Pueblo de Israel en el A.T. y la Iglesia en el N.T. recibe la revelación  de los enviados (los profetas y Cristo). Esta es la manifestación de Dios, no inminente al profeta, sino trascendental; por tanto no  asimilable a la operación inminente de la creación literaria. Sin embargo, la comunidad recibe la Palabra, la conserva, la asimila, la vive, la transmite y llegado el momento, procura que se fije en fórmula escrita. El aspecto social, lo mismo de la inspiración que de la revelación, se sitúa espacio-temporalmente en esa recepción-vivencia-transmisión de la palabra en la comunidad; literariamente la sociología de la inspiración abarcaría todo el conjunto de leyes y condicionamientos sociales que llevan a la comunidad a la objetivación literaria de su fe por medio de individuos privilegiados que llevan a cabo esta objetividad, como testigos de la fe de la comunidad, utilizando medios de naturaleza tan esencialmente sociales como las palabras y las formas.

            Conclusión.   

-          La doctrina de la inspiración se libera de la hipoteca que le tenía el problema de la inerrancia y vuelve a centrarse en torno  a la revelación como verdadero contexto.

-          La autoridad de los libros de la Biblia se conceptualiza y proclama que están inspirados por el Espíritu Santo. Los libros de la Biblia tienen autoridad divina porque Dios se asoma en ellos: están con la humanidad que allí expresa, la comunidad y las personas que tuvieron parte directa en el libro. Es estar de Dios, es por supuesto, misterioso e indomable.

-          Los libros son testimonios de la conciencia creyente en la que Dios se ha hecho presente; es versión fiel de los testigos que vivieron la historia como lugar de revelación y de presencia del Dios que viene a salvar.

-          La autoría humana del libro no queda afectada por su autoridad divina: transpira la grandeza y la flaqueza, la personalidad y los condicionamientos de esos hombres concretos.

-          Expresa la fe de un pueblo y de la comunidad que habla en ella. Dios es el principio de esa fe y su término de referencia, su fuente, su objetivo y su norma.

-          La inspiración como modo de presencia de Dios y como razón de la autoridad divina de la Biblia, no reside en la materialidad  de sus libros, ni en su contenido, ni en su forma; está en la vivencia de sus autores. Su objetivo es comunicar como Dios viene al mundo y como está con él para hacer un hombre nuevo.[5]

Preguntas para el diálogo.

1-      ¿ Por qué cree la Iglesia que los libros del A.T. y N.T. son inspirados?.
2-      ¿ Ha habido evolución en la doctrina teológica sobre la inspiración?.
3-      ¿ El Vaticano II, da pistas suficientes para el planteamiento fructífero del tema de la             inspiración?.
4-      ¿ Qué son las Escrituras para Jesús y los Apóstoles?.
5-      ¿ Cuál fue la preocupación del Magisterio Eclesiástico en los siglos II-IV?.
6-      ¿ Por qué en los siglos VI-XIII la Iglesia insiste en que estos libros son santos?.
7-      ¿ Debe admitirse la inspiración comunitaria en la redacción de algunos libros de la Biblia?.
8-      ¿ Los libros del N.T. son reconocidos tempranamente como "Escritura" en el sentido en que esta palabra era utilizada para el A.T.?.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez




[1] Antonio María Artola, “La Inspiración ede la Sagrada Escritura”, en ALONSO SCHOKEL, Luis – ARTOLA, Antonio María (Dir.), La Palabra de Dios en la Historia de los hombres. Comentario temático a la Constitución “Dei Verbum”, Ediciones Mensajero, Bilbao 1991,  págs. 337ss.
[2] Son muchas las obras que tratan sobre este tama, damos algunos; ALONSO SCHÖKEL, Luis, La Palabra inspirada, Herder, Barcelona 13-17; HARRINGTON, o.c. pags 48-59; CARRILLO ALDAY,S. o.c. pags 89-114, MANNUCI, V. o.c.119-127;   BAGOT-DUBS o.c. pag 27-36
[3] INSTITUTO INTERNACIONAL DE TEOLOGIA A DISTANCIA, Cuestiones complementarias de la Sagrada Escritura, Madrid 1986, pags 9-17
[4] CARRILLO ALDAY, S.; o.c. 91-92.
[5] INSTITUTO INTERNACIONAL... pag. 34-44. Gran parte de este capítulo está tomado casi al pie de la letra del presente libro.