sábado, 7 de abril de 2012

COMENTARIO DOMINICAL DEL 08 DE ABRIL DEL 2012


EL HABÍA DE RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS

1° LECTURA: Hch. 10, 34ª. 37-43: Hemos comido y bebido con él después de su  resurrección.
SALMO: Sal. 117: Este es el día en que actuó el Señor: Sea nuestra alegría y nuestro gozo.
2° LECTURA: Col. 3, 1-4: Busquen los bienes de allá, arriba donde está Cristo.
EVANGELIO: Jn 20, 1-9: El había de resucitar de entre los muertos

 María hace una constatación en el sepulcro y comunica su interpretación a dos discípulos (vs, 1-2). Los dos discípulos inspeccionan por separado el sepulcro, llegando a conclusiones distintas (vs, 3-8). Comentario del evangelista explicando el presupuesto desde el que se había llevado a cabo la inspección (v. 9). Isaías 26, 19-21 nos dice: "¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Porque tu rocío es rocío de luz y la tierra de las sombras parirá. Anda, pueblo mío, entra en los aposentos y cierra la puerta por dentro: escóndete un breve instante mientras pasa la cólera. Porque el Señor va a salir de su morada para castigar la culpa de los habitantes de la tierra: la tierra descubrirá la sangre derramada y no ocultará más a sus muertos".
Demos sentido del texto. María va al sepulcro poseída por la falsa concepción de la muerte; cree que la muerte ha triunfado; busca a Jesús como un cadáver. Su reacción, al llegar, es de alarma y va a avisar a Simón Pedro (símbolo de la autoridad) y al discípulo a quien quería Jesús (símbolo de la comunidad). Las dos veces que hasta ahora han aparecido juntos ambos (cfr. Jn. 13, 23-25; 18, 15-18), el autor ha establecido una oposición entre ellos dando la ventaja al segundo. Es lo mismo que vuelve a hacer en este relato y que volverá a hacer en 21, 7. El discípulo amado llega antes (v. 4) y cree (v. 8); Pedro, en cambio, llega más tarde (v. 6) y de él no dice que creyera. Correr más de prisa es imagen plástica para significar tener experiencia del amor de Jesús.
Pedro no concibe aún la muerte como muestra de amor y fuente de vida. En el atrio del sumo sacerdote había fracasado en su seguimiento de Jesús (cfr. Jn. 18, 17. 25-27); el otro discípulo, en cambio, siguió a Jesús (cfr. Jn. 19, 26). De esta manera, puede ahora marcar el camino a la autoridad en la tarea, común a ambas, de discernir a Jesús y encontrarse con él; corriendo tras la comunidad es como podrá la autoridad alcanzar su meta. Ambas, autoridad (Pedro) y la comunidad (discípulo amado) habían partido de la misma no-inteligencia, de la misma obscuridad, del mismo sepulcro. Ni Pedro ni el otro discípulo habían entendido, cuando partieron, el texto de Is. 26, 19-21. Pero el otro discípulo, al ver, creyó, captó el sentido del texto: la muerte física no podía interrumpir la vida de Jesús, cuyo amor hasta el final ha manifestado la fuerza de Dios.
Otros tantos presentimientos de lo posible, de un insospechado orden de las cosas. Un sepulcro abierto y unas vendas, una mujer y dos hombres para interpretar... Todo es ordinario y cotidiano, pero todo tiene valor de signo. "Vio y creyó"
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez