sábado, 28 de abril de 2012

COMENTARIO DOMINICAL DEL 29 DE ABRIL DEL 2012


EL BUEN PASTOR

1° LECTURA:  Hch. 4, 8-12: Ningún otro puede salvar.
SALMO:   Sal  117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
2° LECTURA:  Jn 3, 1-2 Veremos a Dios tal cual es.
EVANGELIO:  Jn 10, 11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas.

El pequeño rebaño de Jesús ha crecido y no dejará de crecer; podemos ya contemplar la formación de un pueblo inmenso. Profetizando sin saberlo, el sumo sacerdote Caifás dirá: “¡Que muera un solo hombre por todo el pueblo!”. Y Juan añadirá: “Sí, para reunir a todos los  a todos los hijos de Dios que  andaban dispersos”. A lo largo de los signos, converge hacia Jesús un pueblo que desafía la imaginación cuando se pone uno a pensar en la fantástica agrupación final.
Hay en esto algo que nos preocupa; nuestro lugar en medio de ese inmenso gentío. Sobre todo si estamos acostumbrados a pensar en Cristo en términos de intimismo, hemos de hacer un esfuerzo para ponernos en sintonía con el proyecto de  Dios: “Les quiero formando un pueblo, les amo siendo un solo pueblo”. Participamos de una aventura prodigiosa: toda la historia de los hombres y su agrupación en torno a Jesús.
Pero ¿qué hacer entonces de esa imagen tan hermosa de Jesús cargando sobre sus hombros una oveja perdida, una oveja  amada?  Esa imagen sigue siendo verdadera. Jesús posee un doble poder que nunca podrá tener ningún otro unificador: caudillo del gentío más inmenso, puede sin saberlo mantener con dada uno de nosotros la relación más personal y más íntima. Para confirmarlo, nos dice aquellas palabras cariñosas: “Conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí”.
Y  lo que sigue es tan fuerte que uno se pregunta si lo ha oído bien: yo me veo distinguido y amado por Jesús, él quiere entablar conmigo unas relaciones comparables (el como de Juan) al amor mismo que lo une con el Padre.  ¿Por qué no sabemos decir al mundo entero que no hay en la tierra ningún hijo perdido, ninguna soledad?  Se está reuniendo un pueblo para que agrupe a  todos los  que se excluya a nadie.
Todos los hombres son llamados: “Tengo otras ovejas”, dice Jesús.  No cerremos el redil, no digamos nunca: “Esos están lejos de Cristo”.  En la eternidad sabremos quién estaba más cerca de Jesús en lo más denso del gentío.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez