domingo, 1 de abril de 2012


SAMARIA: CIUDAD ISRAELITA Y GRECO-ROMANA.


            1.- La ciudad israelita

La ciudad de Samaría se halla situada en la montaña centro norte de Palestina, a 60 Km al norte de Jerusalén y a 30 de la costa, en una colina de unos 400 m sobre el nivel del mar, rodeada de un área fértil para la agricultura. La situaciòn es muy apropiada ya desde antiguo como cruce de comunicaciones, de modo que se pueda llegar por el oeste a la planicie costera, por el este hasta Siquem, y la rivera del Jordán y el sur Jerusalén, mientras por el norte se llega hasta Meggido y las ciudades fenicias. La posición estratégica es por tanto indudable.

En 1Re 16,23-24 se nos dice que Samaría fue fundada por Omrí en torno al 880 a.C después de que la capital del reino del Norte hubiera sido Tirsá (cf. Tell el Far'ah), y antes que ella fuera un poco vagante. Omrí compró a Sémer la colina de su propiedad por lo que llamó a la nueva capital con el nombre de su antiguo dueño. La intención de Omrí fue sin duda dominar en un lugar céntrico todo el reino de Israel así como acercarse comercial y políticamente a las culturas costeras. De ahí posiblemente que se perciba que anterior a los israelitas no se da otra ocupación (salvo vestigios quizá del IV mil.)

El asentamiento israelita tal como hoy se descubre consiste en una acrópolis ciudadela y una ciudad baja, cada uno de los cuales rodeados de un sistema distinto de fortificaciones. La cresta de la colina constituye la ciudadela, donde se encontraba la mansión real, tal como también se hizo en Meggido, Hatsor y probablemente Salomón en su Jerusalén. Se rodeó con un muro la punta de la colina, que serviría tanto de recinto como de muro-sostén de terraplén rellenado, para constituir una plataforma de 150 x 75 m, que posteriormente, en tiempos de Ajab pasó a ser muro de defensa con una construcción de muro en casamata, ensanchando el muro primitivo  al norte y el oeste. Dentro debió existir todo el conjunto real, con edificios de patios amplios. Parece que estas estructuras tienen un origen fenicio. Nótese las relaciones de la casa de Omrí con Tiro, con el casamiento de Ajab con Jezabel. Para la construcción de su ciudad seguramente tuvo constructores fenicios como también hizo Salomón. Existe además la ciudad baja, donde se han hallado parte de las murallas defensivas. Dos casas llamadas de "los marfiles" y de "los ostracon" llaman la atención.
           
Nótese así los elementos en marfil finamente trabajados que pudo tener su origen también en comercio fenicio y en el recinto real de Samaria. Los elementos de esfinges y querubines  son elementos decorativos atestiguados en las descripciones bíblicas del templo Salomónico, y pertenecen a un estilo siro-fenicio muy difundido. Aunque algunos marfiles son de tiempos de Ajab, la mayor parte de ellos datan de la época de Jeroboam II. De esta época datan motivos decorativos de origen egipcio como los dibujos de Horus y otros dioses, animales como el león, decoraciones florales, etc. Otro elemento importante de la época israelita es el hallazgo de los "óstraca" de época de Jeroboán II. Se trata de documentos administrativos, de tasas de varios productos o de contribuciones al dominio real. Escritos en un hebreo antiguo resultan importantes para conocer la evolución del idioma, y también para descubrir el sistema real centralizado de impuestos por distritos, algo análogo a lo que ocurría en tiempos salomónicos otro detalle de la prosperidad del reino del Norte.

Seis periodos según la cerámica se pueden distinguir descubriendo las construcciones:
1.- Omri: construcción del palacio y el muro interior de la acrópolis.
2.- Ajab: muro de casemata, piedra y posible puerta este.
3.- Jehú y sucesores: continuación del muro en casemata, ocupación de casas existentes y nuevas casas. Este periodo se distingue por el bajón en la calidad de las construcciones (Kenyon fecha aquí los ostraca= Joacaz hacia 800)
4.- Jeroboam II: reparación del muro en casemata, cambios en los edificios reales y otras casas construídas.
5 y 6: nuevos restos. Hasta la conquista asiria.

Los restos de cenizas se deben a diversas guerras a que se vio sometido reiteradamente el reino del Norte, especialmente con el reino arameo de Damasco, con los reinos nómadas de Moab y Edom. Sin embargo, tocará a su fin cuando la campaña asiria de Tiglatpileser, que asolará primero Hatsor Megido y toda la Galilea, para preparar la toma de Samaría por un sucesor el 722 a C. Todo el recinto real quedó destruído pero no así los muros, conservados para fortificaciones posteriores.

            2.- Los asentamientos posteriores: asirios, persas, griegos y romanos.

Después de la destrucción asiria, la ocupación parece pobre. Probablemente subsistió como centro administrativo para los asirios o caldeos. Las diversas construcciones que pudo haber en la plataforma tuvo que ser nivelado cuando en el siglo VI-V se asentó allí un jardín en relación al palacio del gobernador persa.

De la época helenística nos queda una ciudad como sede administrativa y colonia de macedonios veteranos. Típicamente helenístico son la construcción de hasta tres torres circulares, una de las cuales se halla sobre un antiguo muro israelita. La muralla en casamata fue rehecha en el periodo griego, y restos de un muro que data del siglo II. Posiblemente debido a la inestabilidad política existente en torno al 200-150 aC entre los tolomeos y los seleúcidas por una parte y el creciente nacionalismo judío por otra, fue por lo que los habitantes de la ciudadela helenística, de población heterogénea pensara defenderse construyendo un muro que abarca toda la planicie israelita pero con trazado distinto. Sin embargo estas defensas sirvieron de poco. El año 111-107 a.C Juan Hircano ataca Samaría y Siquem y destruye el templo samaritano de Garizim, después de un año de sitio Samaría se rinde. La secesión iniciada siglos antes se culmina aquí (Jn 4 por ejemplo).

Deshabitada durante varios decenios, fue reintegrada a los samaritanos por Pompeyo el 63 a.C cuando el general romano entra en Jerusalén. Hubo núcleos urbanos en torno al mandato de Gabinio, gobernador romano en torno al 57-55 aC. Se rehizo la muralla cuyas brechas habían provocado los deslizamientos de tierras con las lluvias, y la destrucción interior de la ciudad en tiempos de Juan Hircano.

            3.- El periodo herodiano y embellecimientos romanos

El año 30 a.C Octavio Augusto regaló Samaría a Herodes, y este en agradecimiento decidió dedicársela al emperador, subtitulandola "Sebaste", término griego de Augusto, como haría en Cesarea del Mar y en su puerto. El embellecimiento de Herodes parte sobretodo del templo dedicado a Augusto y a Roma, que construyó en el extremo oeste de la cima. Para ello fue necesario agrandar la explanada precedente hasta 28 m más allá del trazado helenístico, a través de macizos muros de contención. Sobre esta plataforma se construyó un podium y un gran patio. Por la magnificencia y la forma de construcción se puede hacer analogía con lo hecho en el templo de Jerusalén. En la construcción del foro ocurrió otro tanto. Puesto que nos encontrábamos en una colina era preciso quitarle terreno al cerro, por un lado y terraplenar el otro, con los subsiguientes soportes de contención. La plataforma era de 128 x72 m. En el lado oeste fue construida la basílica. Además tenemos el stadium, en la parte baja al norte: se excavó el valle, y se añadió en la parte media y norte; su peristilo era de columnas dóricas. Probablemente de la época herodiana sea también el teatro?, aunque reconstruído y sobre todo una nueva muralla que reflejaba lo grande y populosa que debió llegar a ser la Samaría de Herodes, porque esta descendía hasta la parte baja de la colina.

La reconstrucción más importante, en la época de Septimio Severo (201 d.C) dotó a la ciudad con el título de "colonia". Algunos edificios nuevos son: un teatro, en la esquina norte-oeste de la explanada de la cima, y de un templo a Koré-Perséfone. También de la época la construcción de un acueducto, con un puente que cruza el valle de 50 m de alto. De la época data unas gradas colocadas en el templo a Augusto. Sin embargo, lo más importante es la construcción de una nueva puerta occidental, rodeada de dos torres circulares, de donde arrancaba el cardo, o una calle rodeada de columnas donde además había tiendas. Para la calle hubo que hacer un corte en la roca que hiciera posible el ensanche de la calle.

A pesar de ser baluarte de paganismo, la ciudad tenía obispo cristiano el 325 d.C en Nicea. Pronto se tomó la tradición de que allí estaba sepultado el Bautista, lo cual produjo una pequeña capilla donde se conmemora el descubrimiento de la cabeza de Juan. Y por otro lado, la iglesia cruzada del s.XII, de la que sólo quedan restos de sus bóvedas, y que posteriormente sirvió de mezquita.



Pbro. Roland Castro Juárez
rolancaju@gmail.com